**Dulce es la noche plutónica que engalana con sus escarlatinos rayos los parajes de Palas, ahí donde su deidad reposa a la guarda de su ejército compuesto por las representaciones de las ochenta y ocho estrellas bajo su mano, es pues en este sacro lugar que un nuevo y particular acontecimiento está a punto de manifestarse… El foco de atención se centra entonces en la cuarta casa zodiacal, aquella protegida por el cangrejo dorado, siendo en ese lugar que a lo largo y ancho de lo que el ojo humano puede percibir, de la aparente nada una mística sonata se logra apreciar, clásicos arpegios que invitan a un estado de tranquilidad, tan profunda que pudiese despertar los temores de los simples mortales; metálicos pasos acompañan a dicha melodía, suaves y delicados que hacen notar la naturaleza de aquel ser que les da vida, mismo que se deja apreciar lentamente emergiendo de entre las tinieblas; platinadas hebras capilares que danzan al compas de la dulce corriente nocturna es lo primero que se lograse apreciar de aquella figura que con el pasar de los segundos siendo bañada por los rayos de la sangrienta luna hacen notar la particularidad de sus ropajes que ajustan perfectamente distinguiéndola como de fémina silueta; es pues que la portadora de la protección del Búho se abre paso sin reparo hasta el umbral de la casa del verdugo de almas -Descansa, disfruta de tu tranquilidad, pues el tiempo ya no se encuentra a tu favor- delicados vocablos seductores deja escapar para sí, sin temor alguno a que alguien más pudiese escucharla, mismos que cual susurro recorren la escena dejando paso al suspenso de lo que está por venir al tiempo que la dama se adentra a las entrañas del cuarto templo del santuario griego**