**…el tiempo continua avanzando al igual que la fisonomía de aquella dama quien finalmente logra ver las ultimas escaleras antes de llegar a la imponente estatua de Athenea “falta poco” piensa apresurando mas su andar, es en ese instante en el que a lo lejos logra ver la azulada cabellera de un ser a quien pretende pasar por alto “¿será enemigo o amigo?” en sus adentros se formula esa pregunta más al acercarse se percata del rango del mismo siendo de esa forma que se detiene por completo a escasos metros de la misma –Necesito pasar por aquí, así que espero ese no sea un inconveniente para vos- indica con sutileza mientras que alza su vista al cielo para ver pasar nuevamente otras estrellas fugaces “¿por qué tengo esta angustia? ¿Qué estará sucediendo?” son preguntas que se formulan en su pensamiento mientras regresa su vista al frente para observar fijamente al ser frente a ella el cual es iluminado por uno de los platinados rayos lunares dejándole ver los ropajes que porta “esa armadura es de…” su cuerpo se arquea ligeramente hacia atrás mientras que en sus adentros dice “no puede ser… piscis…” su cuerpo se vuelve a erguir tensando todos sus músculos mientras espera la respuesta de aquel guerrero…**

**…la tensión se hace inminente al escuchar las palabras de la guerrera de la doceava casa zodiacal “no puede ser…” contrae con fuerza su diestra a la par de que su mandíbula ejerce presión dentro de su boca “no creo que ella sea quien cause esta sensación tan particular, tampoco quiero creer que sea ella quien está detrás de todo esto” mantiene su vista al frente respirando ahora con mayor tranquilidad bajo su dorada mascara –he venido a investigar extraños sucesos que han ocurrido en el pasado en donde algunas de las amazonas en entrenamiento…- fija su vista en aquella mujer mientras realiza una ligera pausa en sus palabras -…ellas han sufrido extrañas anomalías, al parecer han sido “envenenadas” con una sustancia que aun no se sabe de dónde proviene- dictamina con cierta fuerza acercándose cada vez más a la dama de las rosas –¿de casualidad no sabes que podrá ser dicha sustancia?- cuestiona tras detenerse a escasos metros de su antágona a quien no le despega la vista mientras que una fuerte ráfaga de aire golpea con cierta fuerza la fisonomía de la líbrense misma que espera la respuesta a sus cuestionamientos, a la par de que su energía comienza a manifestarse sutilmente previendo cualquier reacción de dicha guardiana…**