*”Es el momento” razona el Guerrero observando con atención a la dama, y en ese momento cierta sorpresa se presenta en la expresión del joven, “Tiene alas… Eso sólo hace más difícil esta pelea, pero no son inexpugnables” finaliza de esta forma su pensamiento, mientras en todo su ser un ligero temblor hace presa de toda su aura, en expresión del crecimiento y poderío de su cosmos creciente, detrás de él, la Cascada que ahora retoma su flujo normal, se ve alterada, en un corre inestable, como si las aguas quisieran desprenderse de las rocas que lamen desde milenios, de igual forma piedras cercanas al Atheniense se ven temblando suavemente, mientras levitan durante un instante y empiezan a ser arrastradas, en medio de la presión que ejerce sobre el entorno la energía esmeralda, misma que baña por completo aquel sector del risco, de forma que al joven se lo observa sin mucha claridad detrás de tal manto de energía. – Veo que tu poder te ha permitido tu exagerada seguridad, probablemente sea normal en los Espectros, y tenga que ver con la energía odiosa y destructiva de Hades – Exclama, mientras las manos se aprietan en puños potentes, causando la contracción de cada fascículo muscular, a la vez que nuevas ondas de energía presionan el entorno, añadiendo mayor matiz esmeralda al mismo que incrementa en inestabilidad. – Sin embargo, no tenemos otro camino que derrotarlos, y no por su egocentrismo, sino por la Promesa de Athena y el riesgo inhumano que planea Hades y sus hordas – Agrega nuevamente, con un tono de voz  plenamente controlado, aunque en el mismo el contenido bélico es altísimo, al igual que la determinación de este. De un momento a otro, el joven desaparece, mientras avanza hacia la Dama, un instante después la figura de este a mitad del espacio que los separa, transmuta con la de un Dragón, específicamente las fauces inmensas y cargadas de poder. Este avance eleva paredes de polvo y de energía, como si fuese un cometa verdoso, mismo que produce un zumbido en todo el escenario, cuando ya la figura está próxima a su objetivo, con un último impulso con el pie izquierdo, el Caballero se lanza con su diestra contraída contra su torso, y entonces cada partícula de energía parece implosionar, al momento que se oye la detonación – ROZAN SHO RYU HAA!! – Y de este puño todo un debacle energético, como un caos esmeralda con fulgores dorados que nacen del epicentro de esta energía, y entre este fulgor y un estruendo insoportable que se eleva en Rozán, un Dragón, representante del misticismo y de la energía de aquél lugar, surge con gran poder y gallardía, creando rugidos que atraviesan toda la localidad, extendiendo sus fauces de dientes destructivos y brazos con garras indestructibles, avanzando entre movimientos serpenteantes, fijando su rumbo en la Dama de oscuros metales, aumentando a cada instante la potencia de su rugido y la energía de su desbordamiento, sumiendo aquel lugar a su presencia impetuosa y terrorífica*

*Surgido el astro solar sobre el horizonte, desplegando su luz sobre aquel territorio oriental, el Santo de Oro cambia ligeramente su expresión, “Ese ataque… Así que ese es el sapuri de Gryphon!” exclama observando con detenimiento cada detalle de aquel manto oscuro. “Debí darme cuenta desde antes por esas alas especialmente… Esas alas, tan efectivas para defenderse y ahora para desarrollar esta técnica…” razona finalmente, mientras que delante suyo la bestia esmeralda continua en su rugido potente, bramando y restallando en todo el escenario su furia. – Así que eres la Amazona de la Estrella Celestial del Valor… Una kyoto… Eso explica todo tu poder… Sin embargo necesitas algo más para vencer a un Santo de Oro… Y más aun para salir indemne de este lugar – Con gran seguridad el eco de su voz se difunde, como si sobrepasara el estruendo que se acomete, mismo que causa una alteración profunda de la Catarata y un destrozo poderoso del risco donde se sostenían, mientras tanto el Santo imprimiendo toda su concentración se agazapa sin temor y gran resolución tras la inerme figura caótica del Dios Dragón, avanzando tras de este en carrera directa a su objetivo. – Olvidas que el Dios Dragón es también Dios del viento y de la lluvia, de ahí que sea el protector de China y se haya asignado su reino en los cielos de Oriente – con una mirada un tanto satisfecha, el Guardián de Libra finalmente arremete con toda su presteza y fuerza, como si fuera un ariete destructivo entre las paredes de aire – Has olvidado además que un ataque tan grande y amplio como el tuyo, tiene desventaja sobre uno más específico como el mío, ya que distribuyes toda tu fuerza en un margen amplio, contrario a detonar toda tu fuerza en un solo punto… - . Su mirada fija y analítica es absorbida por el resplandor generado en la confluencia de las dos técnicas, a la vez que su expresión de confianza se oscurece por completo tras un gran fulgor esmeralda, mientras que todo el escenario produce un debacle profundo de gran inestabilidad, aunque al fondo de la catarata un brillo dorado crece con rapidez, entre tanto destrozo*

*Con gran estupor el Dorado observa la huida de la Jueza en ese instante precario, dando lugar a una explosión sin igual, causando gran destrucción, no sólo por el avance de la onda creada por la enviada de Hades, sino también por el impacto de energía del joven oriental sobre la superficie rocosa del risco, elevando así gran cantidad de polvo y rocas minúsculas, preciso instante que es aprovechado pro el joven, para ejercer un rechazo de último momento, cuando aquel risco se deshacía y caía en trozos de varios tamaños, mientras que la figura del Atheniense se pierde dentro de la frondosidad acuífera de la Catarata. “Es en realidad muy fuerte… No puedo creer que haya evitado de esa forma tan fácil mi Dragón Naciente… Tal vez sea necesario entonces que conozca a 100 Dragones” razona, perdido entre el manto de agua, mismo que parece adoptar suavemente un color similar al de su cosmos, a la par que este mismo matiz se alterna en intensidad, como si la catarata siguiera un aparente ciclo de luminiscencia esmeralda. “No puedo perder… Y menos aun, que ella escape con vida de este sitio”*

Dohko de Libra

*El sol radiante sobre aquel escenario, no puedo, empero, atravesar la propia luminiscencia de la Catarata de Rozán, manto acuífero que imbuido de fulgor verdoso, resuena con estrépito en aquel escenario de antaño pacífico, únicamente alterado cuando ocurrían cruentas sesiones de entrenamiento para el actual Guardián del Manto de la Balanza. Y alternándose con tal acreedor de la región mística, un suave murmullo recorre los riscos, matorrales y valles aun más lejanos, transmitiéndose con suavidad pero sin obstáculo suficiente, con un candor único, que reaviva cada estructura en aquel lugar. – Este fue el último lugar donde mi Maestro decidió habitar, desde aquí partió a los cielos completamente convertido en un Dragón, y fue en esta Catarata y en su rio y lago, donde muchas veces meditó acerca de la perseverancia y la determinación… Aquí, ya hace varios años, que obtuve el Manto de Libra, y desde antes de eso, prometí con mi vida y mi honor, defender esta región y especialmente defender a Athena y a través de ella a toda al humanidad. Por eso, todo este lugar vibra con mi cosmos. A pesar de todo el esfuerzo que realices, no existe probabilidad de que contrario al deseo y al misticismo de este territorio, puedas triunfar en sembrar la obscuridad sobre la luz!! – Y esta voz potente se difumina con increíble rapidez y profundidad a todos los ángulos, y como si la Catarata palpitase con sus vocablos, un conjunto de 12 luces doradas finalmente transmutan su posición desde lo profundo de la caída de agua, avivando el torrente cada vez más inestable de la mencionada Catarata, mientras que transcurren unos segundos y dichas luces permanecen reminiscentes en cercanías al punto donde mayor fuerza de irradiación esmeralda sucede, como si gravitasen en torno a dicha fuerza de gran contenido energético. “En este próximo ataque, están todas mis esperanzas y mis deseos… No importa tu fuerza Espectro, ni siquiera tu posición… No podrás continuar con la muerte en tu camino en ninguna otra parte”. Suavemente un cúmulo, cual si fuese agua vaporizada con fulgor dorado, recorre desde la base hasta el tope de la cascada, dispersándose en lo que se manifiesta una neblina densa de gran afectación energética.*

*Ya la vaporización cual si fuese una neblina de gran diferencia, puesto su matiz dorado, así como los componentes de polvo y algunos como inmensas gotas de agua, todo este conjunto en caos, difuminado entre el risco, los otros y las paredes de rocas, que delineaban el conjunto del escenario de Rozán. – Si eres tan valiente Espectro, porque difundes la muerte sobre la vida! – Los ojos furibundos del guerrero, similares a los del feroz reptil dueño de la orbe en aquella región. – En lugar de esperar tranquila, bien pudiste venir por mí, pero decides parapetarte tras tus palabras, pero nada de eso importa ya… Ha llegado el momento – Nuevas chispas retumban en la mirada marrón de este, que se pronuncia férreo e inamovible, mientras que en un último fragor de caos, toda estabilidad pierde su campo, iniciando en la transformación corpórea de la gran masa de agua, dicha que se convierte a cien fauces, cuellos y cuerpos escamosos, cuyos rugidos aumentados al céntuplo, difuminan el terror y la destrucción en su eco poderoso. Así como la Catarata pierde su naturaleza, de igual forma los pisos y rocas de ese lugar se desbaratan, perdiéndose así cualquier apoyo en el risco donde en inicio habían estado los contendientes. En tal algarabía, el polvo y los rastros de agua en la neblina dorada, parecen acaecer dentro de sí mismos, produciendo una onda de finísimas partículas que borran toda silueta en ese espacio y desde la orbe un movimiento veloz, como uno de aquellos cuerpos estelares, así desciende con ímpetu una figura que más bien es una centella verdosa, más sin embargo la misma parece un pequeño punto entre un albor inconmensurable, de tonalidad esmeralda, con formas y relieves de Dragones, conducidos además por otras formas igualmente feroces y reptilianas, del cuerpo acuífero de ese lugar. Los brazos en gran contracción, como todo el cuerpo, van por delante, rodeados por gran energía, como si calcinara los rastros de aire y agua en su paso beligerante, y sin embargo en un breve instante el mundo parece trastocarse al tiempo del origen del mismo, cuando ninguna estructura poseía en sí misma estabilidad y cuando todos los materiales fusionados formaban el manto de la Tierra, al son de un grito vindicante. – ROZAN HYAKU RYUU HAA!!! – Entonces cada forma de Dragón, que en suma hacen cien, descienden con la monstruosidad plasmada con gran terror en sus fauces, formando así una tromba cuyo estrepito hace resonar toda estructura a gran distancia desde el epicentro de tal explosión, inundando en un solo momento aquel espacio con la tonalidad esmeralda, propia de estos Dragones, así como de su regente peleador. “Athena… Dirige a estos Dragones y haz que el mal que representa esa Espectro, desaparezca para no volver a causar temor alguno” con esta oración, en una sola embestida, el Guerrero de la Balanza, en quien se ha depositado la directriz de las Doce Armas del Zodiaco, avanza en un tiempo apoteósico. – No hay nada más veloz, ni más destructivo que estos Dragones… Después de ellos, sólo queda la desolación -*

Dohko de Libra

*Con total flagrancia, la figura atlética del Dorado Santo, arrecia en aquella hora, poniente con sus cien dragones, entre el cumulo físico y energético de implosiones y ruidos. “Parece… “ en un momento la mirada se dilata y con sorpresa y zozobra observa a quien ha venido a retarlo, - Ha sobrevivido… No puede creerlo… - interpone, con palabras entercortadas por la respiración alterada y como reacción ante la respuesta de ella. “Al menos he conseguido que pierda sus Alas… Pero que es esto..?” confusión y duda se fijan en su semblante al sentir aquellos hilares cuando se posan en su cuerpo sujetando con fuerza sus miembros. “Son muy resistentes… Acaso este es el gran poder de la Estrella del Valor? Este es el poder de una Kyoto?” sus ojos recorren cada parte de su cuerpo, cuando inicia cierto tironeo como primeros intentos de liberarse de esas finísimas ataduras, más sintiendo así su piel cortarse en su superficie ante cada nueva fricción. “No puede ser, puedo incluso romperme los huesos si intento liberarme… Me ha sorprendido, confié toda mi atención en los Cien Dragones… Ahora debo concentrarme para liberarme y poder terminar con ella” razona de esta forma, dejando que el resuello en su garganta pase y la respiración gradualmente se acompase normalmente. – Ha sido un buen Movimiento, sin embargo aun olvidas cual es mi Constelación… Sabes por qué se dice que el Caballero de Libre es quien tiene mayor responsabilidad y se confía en su juicio entre el bien y el mal?, por que él es quien detenta las 12 Armas del Zodiaco, cada una forjada del mismo material irrompible de nuestra Armaduras. – Esta mención parece producir un ligero destello en esos puntos donde anteriormente brillaban doce luces doradas sobre la Catarata. – Aun si me quiebras todos los hueso con tus hilares, no lograrás huir de aquí con vida, menos aun que has perdido tu defensa… Haz lo que quieras con mi cuerpo – Con fría determinación, y profundísima convicción este Guerrero representa lo ostentoso y sacro de la élite de los Caballeros de Athena, aun cuando amarrado cual tigre apresado, sus garras y colmillos, junto a su letal mirada, no pierden atención. “Amigos… No creí a lo largo de la Batalla que en realidad pudiera morir, pero… Usar las Armas del Zodiaco es una libertad que gozo por mi estirpe y constelación, sin embargo, llegar a este punto, significa que tal vez, alguno de Ustedes deberán usarlas en esta Guerra que ha iniciado” Lo ojos se elevan, mientras que el destello irrumpe desde la Catarata, como haces de luz dorada, que se dispersan en todas direcciones, en tanto que el Caballero erguido pero sin postura aparente de combate, se ve reflexionando, concentrado en sus pensamientos, dejando que la fresca brisa mueva sus cabellos y la humedad del aire, resarza y reavive su espíritu y su fatigado cuerpo. Y en ese momento un nuevo resplandor dorado parece nacer con ímpetu desde la parte más bajas del lago milenario, donde las guas caen y se han juntado en ese fresco remante durante milenios.*