*Los tintes claros del día se ven opacados por una presencia extraña que con suma habilidad se desplaza entre las rocas existentes en las costas italianas. De negra y ambiciosa mirada un guerrero de armadura mas negra incluso que la noche hace acto de presencia resaltando su imagen ante los tintes rojizos del cielo del atardecer. “He llegado” medita al tomar una neutra postura erguida en la que sus puños se cierran y su diestra se adelanta un poco hasta alzar la extremidad a la altura de su hombro. –Así que este es el lugar- exclama meditando conforme su andar se reanuda de forma pausada, sus ojos examinan con detenimiento el lugar y conforme a ello un aura del tono de su armadura comienza a hacerse visible entorno a aquella armadura que porta cuya constelación guardiana es el Pegaso mas es completamente oscura, teñida del deseo de poder de los santos renegados. Un solo paso mas es dado por el solitario mercenario cuya figura queda inmóvil en medio de aquel soleado lugar, mas el desistir de su movimiento no significa bajo ninguna circunstancia que este desista de aquel objetivo que le ha llevado hasta ahí, una rara armadura cuyo valor sería suficiente para satisfacer sus egoístas motivaciones o bien cuyo poder seria el adecuado para cumplir los deseos que lo alejaron del camino de un verdadero Santo de Athena*

*Firme y fiera mirada es dirigida al joven caballero de extraña armadura por parte del mercenario cuya energía cósmica aumenta tenuemente en un inicio alentada por el deseo de poder que se ve reflejado en el preciado trofeo que lo ha llevado hasta las cálidas costas de Italia, su rostro baja ensombreciendo su mirada mas en su faz es perfectamente reconocible una macabra sonrisa que parece hacerse mas grande conforme sus pasos se dirigen cautelosos a donde aquel chico se encuentra. “Esa debe ser la famosa armadura, su brillo es negro y perfecto digno de mi” reflexiona conforme su cuerpo se tensa y su energía se hace más intensa entregando un aura sombría como el manto que le cubre al instante que sus pasos le colocan a escasos metros tras aquel caballero. –Así que esa armadura es de la que tanto se habla- exclama a manera de hacerle notar su presencia y demostrar de forma abierta su interés en la coraza que cubre el cuerpo del joven de cabellos blancos. “Aun y cuando su color y su brillo son negros no se trata de una de las armaduras como las de nosotros, no importa, ahora que he alcanzado ha llegar hasta aquí lo único que se interpone en mi camino es ese mocoso, pero no lo será por mucho tiempo” reflexiona cerrando sus puños y adquiriendo una amenazante postura de combate que termina por distribuir el negro cosmos de su ser alrededor de su figura de forma equitativa mostrando el conocimiento de aquella universal energía que los caballeros dominan y que el pese a ser un renegado conoce y usa para su bien propio, -¿Qué te parece si la entregas de forma pacífica?- pregunta burlón y sabiendo la respuesta a esa provocación que intenta, -Al menos así será menos doloroso- concluye tomando una postura de batalla como muestra de seguridad en sí y de convicción en sus palabras*