*El relámpago rojizo de la patada del Espectro parece refrenar en su ímpetu, “Insensato, acaso piensas que con tu poder podrás destruirme?... Me sorprende sin embargo que hayas podido realizar esa técnica tan rápido, pero desconoces algo Atheniense” cierto cariz de sorna cambia por un instante la expresión facial del Bennu, luego de esto los ojos vuelven a expresar esa furia acostumbrada. – Eres muy lento para mí! – Con ahínco se expresa con estas palabras, mientras que un dolor fluye desde el muslo y pantorrillas de la pierna derecha en el punto en que las contracciones musculares contradicen la primera intención, y en este espacio y tiempo tan justos, apenas la punta del pie alcanza a adelantarse un tanto, de modo que no sea el talón sino la superficie del pie la que reciba el impacto, especialmente desde el extremo, generando una superficie oblicua al puño del Bronceado, conjunto a ello, con gracia y dominio, la patada se articula con la velocidad del puño, de forma que ahora pretende que este sea un punto de impulso para el pie derecho, de forma que amortigua así su propia velocidad y acompasa la contracción acorde a la potencia del brazo del joven de cabellos largos. De esta manera el impacto no se configura como dos fuerzas unidireccionales y contrarias, pese a ello el impacto se sucede e inmediatamente el cuerpo del Espectro se ve siendo impulsado con potencia, y en último instante, la izquierda que era el punto de apoyo se despega del piso y con gran precisión, gira el torso lo mínimo para que en nuevo despliegue la zurda recree un movimiento casi horizontal en una patada que aprovecha el impulso a que es sometido el Espectro. En el aire el Espectro ubica su mano derecha sobre el sustrato justo antes de caer y así amortigua el impacto, hasta detenerse entre una polvareda espesa, con la rodilla izquierda en el sustrato y las manos tocando el botín diestro destruido hasta la sección del tobillo. – Tsk… Atheniense, tu poder no se puede comparar al del Guardián personal de Alone! Lo único que ha cambiado es que ahora pondré toda mi fuerza en esta batalla. – Desde aquella polvareda la voz resonante del Espectro viaja pro el escenario en busca de quien es interpelado. “Maldito insolente”.*

*Un reflejo de violencia se ve en la expresión del Espectro. – Acaso crees que puedes dominar tu débil cuerpo en ese estado lamentable, para contrarrestar mi suprema velocidad e incluso creer que puedes destruirme con tu poder tan básico!? – Portentoso y furibundo el alado oscuro, se yergue, dejando que el polvo no toque el sustrato, puesto que apenas las piernas y el torso se han erguido, un nuevo pulso energético ocurre en al coraza de este guerrero del Averno, pulso que se multiplica insondable, por toda su silueta alcanzando el espacio que le rodea, reflejándose como una gran presión de energía que se debate con furia en forma de un fuego que se acrecienta a cada instante, calcinando aquellas motas de polvo que iban cayendo, causando además un impulso sobre el sustrato cercano, dejando que nuevos flujos de viento eleven y desplacen sin control formaciones de polvo y algunos pedruscos cercanos. – Aun si quisieras quitarme la vida no lo lograrías! Tu energía no será suficiente para detener el fuego de mi cosmos. No puedo perder el tiempo contigo y no serás capaz de defenderte Santo de Bronce!! – El estallido vocal se recrea en una nueva expansión cósmica, como un avivar de aire a una hoguera, misma que se eleva sobre su cuerpo contrastando notablemente la tranquilidad de ese sitio solitario antes de la llegada de este Espectro. “Tú por el contrario, no tienes otro camino que caer muerto en este sitio, no te dejaré huir… Pagarás por tu arrogancia y por haber dañado mi botín.” Lo rojizo del aura, no supera sin embargo, la fiereza vermella de la mirada bélica que se abate como una profecía de muerte sobre la fisionomía del oponente, en tanto que la envergadura de las alas se despliega a tensión, ocupando espacio considerable y siendo la perfecta compañía de aquella actitud destructiva del Fénix Oscuro.*

Kagaho de Bennu - Estrella Celeste de la Violencia

*Nuevamente una ráfaga de energía rojiza fluye desde cada parte de la silueta del Espectro, incluso las alas oscuras demuestran aquel brillo flamígero. – Que absurdo! Sólo has gastado tu energía y me has dejado ver una de tus técnicas! A eso le llamas contrarrestar mi velocidad?... Te demostraré la furia del Fénix Egipcio!! – En ese punto eleva su rostro dejando que el sol bañe su figura, pareciendo que se hace uno con el brillo del sol. – El Bennu es una bestia mitológica, asociada al tiempo, que además tiene la facultad de renovarse de sus cenizas… Lo que has logrado hasta ahora será renovado sin importar tu insolencia… Santo de Bronce, tu destino es perecer aquí! – Pronunciado esto flamas convergentes suceden las palmas de las manos que ahora se extienden como una amenaza evidente. Al instante la figura desaparece en cuanto se abalanza con férreos pasos, a cada cual se apoya con la coordinación de sus alas magnas, aumentando así al velocidad, mientras que el recorrido de su figura es zigzagueante, y a cierta distancia en dirección del costado diestro del Bronceado se desata una especie de torbellino de fuego que calcina el sustrato y cada partícula de aire o humedad ascienden entre una vorágine. La silueta del Bennu se ve en tal torbellino, como un ave ganzuda, cuyo pico ovoide y letal se desata con un alarido estruendoso, como un resplandor aun más fuerte de fuego y destrucción, en tanto que detrás de todo este escenario el Espectro se ve flotando con sus palmas dirigiendo aquella eyección, en tanto que las alas apenas se mueven facultando el flujo de aire justo para la flotabilidad de este arcano caótico.*

*Con un suave devenir el Espectro aterriza sus pies entre le suelo requemado, entre tanto toda su figura continua bajo aquella aura de fuego, aunque esta da ilusión de cambiar suavemente de color. En tanto la mirada parece orientarse hacia un lugar lejano, un tanto baja. – Mis sentimientos… - Durante ese momento, las llamas del Espectro se oscurecen, como si en realidad retomaran a ese color, como si ese fuese el color verdadero del Bennu. – Los he enterrado! – Los ojos rojizos apuntan ahora directamente hacia el Santo de Bronce. – Ustedes son débiles porque luchas en grupo, en cambio yo decido quien es mi enemigo, contra quien pelear y a quien proteger!! – La furia in crescendo actúa sobre las llamas que ahora van degradando todo en su entorno, en un matiz oscuro completamente. – Y ahora tú perderás esa esperanza! Tu cosmos tan vivo, se escurrirá de tu cuerpo! – La mano diestra pareciera envolver mayor densidad de esa oscuridad abrasiva, que hace colisionar cada partícula de humedad en el aire. – Raijingu Däkunesu!! – Toda la extensión del brazo derecho se eleva, proyectando de la palma una flama oscura, que se eleva y posiciona sobre la altura de ese viejo coliseo, y desde esa altura proyecta una fuerza calórica impresionante, entre tanto la negrura de su circunferencia arrecia y en tanto la presión de temperatura absorbe cada rastro de humedad en el lugar, carcomiendo los gránulos de polvo, así como las piedras de las paredes y algunas que han quedado regadas. – Aquí es donde termina tu camino Santo de Athena. Muere deshidratado -. Con estas palabras la silueta del Espectro se confunde entre el efecto de ebullición del lugar.*

*Aquel fulgor de fuego oscuro pierde su avance, hasta terminar con cierta torpeza sobre la altura de una gradería. Este vaho de flamas se disipa, dejando ver a un maltrecho Espectro, con las alas segmentadas en algunas partes, el casco perdido y sectores de los brazos con ausencia de surplice, además que las hombreras demuestran aquel impacto, en conjunto con el peto, en forma de fisuras profundas. “Lastimosamente pretendiste terminar muy rápido y aunque querías contraponer mi velocidad, dejaste de lado mi poder… Eres un buen discípulo de Dohko, sin embargo aun tengo cuentas pendientes con él” La mirada rojiza al posarse sobre la figura del caído, transmuta su fiereza y venganza. – Has sido un Caballero entregado Dragón. – Con dificultad se yergue sobre esa altura, observando el destrozo en aquel coliseo. – Señor Alone, debo encontrarlo cuanto antes… - Dejando en suspenso aquella frase el espectro eleva su mirada, como si tratase de acoplar ese odio interno y esa violencia de su energía, con aquella energía inmensa del sol, pero más allá de eso, como si pretendiese aunar su propio espíritu en aquel brillo. “No importa nada, mis sentimientos como humano los deseché hace mucho tiempo… Debo continuar”*