*"Han mejorado mucho, seguramente sus entrenamientos han sido muy duros” Con este pensamiento y similares, una figura al costado del cuadrilátero, dispersaba su atención alternándola con el análisis de cada enfrentamiento, observando uno a uno a sus viejos compañeros de juego, ahora convertidos en gladiadores, pues es esta la atracción en aquel lugar, atracción que ha congregado a tantas personas, simplemente el enfrentamiento de personajes, para obtener un premio. “Viejo Maestro, con esto espero demostrarle lo mucho que he aprendido y lo fuerte que soy… No lo decepcionaré!” Apretando con fuerza su puño, que se encuentra disimulado entre las sombras proyectadas por una de las bombillas eléctricas de aquel sitio. Y en ese preciso instante, algo llama la atención del joven que meditaba, así como la de espectadores y demás participantes. – Quién es?... Pero! – Instintivamente algunos saltos arrojan a este joven sobre unas escalinatas más abajo y a la izquierda de la ubicación de la Caja Dorada. – Suéltala! No eres un participante del Torneo… Esa Armadura no te pertenece! – En franco además la mirada se muestra ruda, y los gestos fuertes, mientras que las luces dejan ver la vestimenta de este joven, resaltando el color verde y los relieves alusivos a la tradición oriental, especialmente a una bestia mítica, la dueña de los cielos y de las caídas de agua, el Dios Dragón de Oriente. El extremo de la diestra termina en el índice de este, apuntando directamente a la figura encapuchada, en señal de advertencia e incluso amenaza flagrante. “Despide una energía horrible, debe ser un foragido que sólo busca tesoros y adueñarse de esta oportunidad, pero no le será tan fácil, ha cometido un gran error al internarse en medio de grandes luchadores. No dejaré que se marche con la Armadura… Aunque en realidad no entiendo todo lo que envuelve a el misterio de esa Armadura…”. Pese a esta cavilaciones el joven de oscuros y largos cabellos, vigila atento al extraño, sin menoscabar su atención sobre este.*

*Calmadamente el Santo de Bronce avanza en retroceso algunos pasos, dejando un espacio preciso para la ubicación de la invasora a esa altura del escenario. “Así que su misión era robar la Armadura Dorada. Acaso actuará sola?” pensando en esto la postura de combate del Dragón deja ver el hemisferio diestro ligeramente adelantado, mientras que los largos cabellos oscuros descienden sobre su espalda, completamente inmóviles así como parte del auditorio.  “Espero que todo se mantenga así, de lo contrario al gente puede entrar en pánico y sería una situación muy difícil de controlar” La calma se hace preponderante en la silueta de este guerrero, mientras pausa suavemente su respiración y la unifica con la tensión anticipada de piernas, tórax y brazos. De repente la mirada de este Caballero capta un movimiento cerca de donde había quedado al Armadura. – Rápido! Llévense la Armadura Dorada de aqui! – Grita con esta voz a sus compañeros combatientes de ese torneo. Y aprovechando ese mismo instante un revolotear de corpúsculos se fusiona en su puño derecho, ese que se dice es el más agudo y resistente, como la punta de una lanza irrompible. Todo el cuerpo se encuentra en estado de alerta, desplegando grácilmente aquella aura esmeralda, rodeando no sólo el puño, sino toda la silueta de este oriental. De repente con un impulso inusitado y casi pegado a la pared del recinto, avanza en lo alto de aquel escalón. “Rayos, creí que podría alejarla aun más, pero era el momento de que se lleven la Armadura, no permitiré que ella se la lleve de este lugar”. Con este pensamiento alcanza en línea ascendente la misma ubicación de la dama, y desde este punto más alto, flexiona sus piernas casi sobre la pared, impulsándose cuál si fuese un cometa esmeralda, que desciende con gran velocidad, rasgando el aire con aquel puño lleno de esa energía verdosa, mientras que todo su cuerpo tensionado hace las veces de una flecha, cuya punta es aquel puño, cual letal, se desata hacia el plexo solar de aquella dama, compilando con este puño, la presión e inercia de todo el cuerpo. - Argghhh!!! - *

*Con atención observa el ascenso de la dama, observando en tal momento las vestiduras metálicas de ella. “Acaso esa es al Armadura del Fénix?” Sigue con la mirada los movimientos de ella, y con gran dificultad extiende su pierna derecha causando un torque en aquellas graderías, causando una raya en el mármol al paso del botín, y de esta forma gradualmente el avance del dragón se detiene, mientras que todo su cuerpo inestable sobre la punta del botín, se enciende de aquellas tonalidades esmeraldas. – Tsk – se escucha de la garganta de este ante el esfuerzo, mientras que a cada instante gana más dominio sobre su equilibrio, y de esta forma, el puño que lideraba su ataque, desciende durante un instante, rasgando toda la conformación de aura, pareciendo que aúna en ese momento la energía que roza a su paso, y en ese preciso instante, lo eleva con celeridad y potencia, desprendiendo aquella carga energética de forma ascendente, justo en la línea de la carga de fuego que se desata sobre el Bronceado, intentado con esta proyección de su universo interior, filtrar todo el poder de aquella técnica flamígera. “Es muy poderosa, pudo expulsar tanto cosmos casi de un momento a otro, en realidad es el fénix volador” y este último pensamiento permanece en su mente, cuando su brazo izquierdo en gran tensión se eleva, y recogiendo torso y piernas, se abandona a la protección de ese adminículo que se dice es el más resistente en al defensa, mientras que el público observa como es casi bañado por aquel fuego el joven de largos cabellos, rodando voces que mencionan la realidad y violencia de este combate, creciendo el pánico, que gradualmente da lugar a una inicial desbandada de los espectadores.*

*”Perfecto… Ya casi no queda gente, y tampoco está aquí la Armadura Dorada… Ahora puedo atacarte con toda mi fuerza” La llamarada fluye hacia las escalinatas y de estas hacia el aire y desde este se difumina gradualmente, dejando un halo de hollín. – Nunca creí que volvieras… Pero ahora que te veo, me doy cuenta que la Isla de la Reina Muerte acabó con tu corazón – Y con estas palabras la escena deja ver al Santo del Dragón irguiéndose suavemente, con marcas de humo en el rostro y sectores chamuscados de su cabello. – Lastimosamente acabas de llegar y por eso tal vez no sepas que mi Escudo es el más fuerte de todos, y que aquí eres una invasora y no permitiré que robes la Armadura y con ella la esperanza de tantos niños que aguantaron años de difícil entrenamiento, sólo por tu codicia! – Con la mano izquierda barre algunas partículas de su rostro, aclarando la visión en la cual fija a la Amazona de Fénix. “Es muy fuerte, no sé que pudo haberle pasado, pero tal vez pueda entenderla más adelante”.  Con expresión de incomodidad y cierto dolor, el Dragón erguido adelanta su diestra adoptando nuevamente su postura de combate y en este punto, una onda de corpúsculos esmeraldas recorre toda su silueta, como si se fusionaran con aquellos corpúsculos recreados en los instantes anteriores. – Prepárate a conocer la furia del Dragón. – Menciona esto con calma, pero un tono que no deja lugar a dudas, en tanto que otros nuevos flujos de energía acaparan todo su entorno, reflejando así su aura, misma que parece proyectar una ligera forma, algo difusa, de un animal reptil a las espaldas del Santo de Bronce, en tanto que sus cabellos parecen responder a esta configuración en una dote sin control de flujos cuasi eólicos desde la figura exultante y cual flama verdosa del Santo del Dragón.*

*El fulgor esmeraldino que rodea al Caballero de Dragón, continúa increpando su entorno, iluminando los recovecos cercanos a su figura, a la par que a espaldas de este una silueta va cobrando mayor nitidez, alzándose pro encima de quien es la fuente de dicha energía, así como de aquella bestia mitológica. – Se dice que el Dios Dragón, domina los cielos de Oriente, desde las estrellas hasta los ríos y que habita en Rozán, donde mi Maestro me enseñó a revertir el curso de la Gran Cascada, a través dela fuerza del Dragón, formando así el puño que es el más letal y resistente, como una punta de lanza irrompible. – Acompañando estas palabras el puño diestro se eleva un tanto, llamando la atención, mientras brilla con más notoriedad que el resto de su armadura. “Eres egocéntrica y prepotente, pero sólo es reflejo de tu entrenamiento y tu niñez, así como un Caballero puede surgir con gran nobleza de un Maestro noble, un guerrero puede ser ambicioso, si aprende a pelear en un medio hostil, bajo la supervisión de un villano” La mirada refleja no sólo esa seguridad propia de sus conocimientos sobre el Universo dentro de cada persona, sino también una ligera ansiedad, producto de atacar a una vieja compañera de juegos. “Pero tal vez sea esta la única forma en que puedas dejar atrás todo ese infierno”. Y este pensamiento enciende aun más su energía, dándole premura a sus pasos, en un avance casi lineal, cual cuyas alboradas verdosas hacen pensar en el cuerpo sinuoso de un Dragón, y justamente su puño diestro se antepone alternadamente con la figura de unas fauces enormes y poderosas, mismas que se ven rugiendo, en un bramido grave que recorre todo el escenario, en un murmullo tétrico y potente. – ROZAN… - El Caballero realiza su último avance saltatorial en una lanzada semi horizontal con su puño diestro recogido, asemejando toda su figura la de un Dragón. – RYU HI SHO!! – Y en este punto una especie de torbellino esmeralda recubre la figura del joven peli negro, aunando la energía y potencia de su cosmos en aquel puño, que imponente avanza completamente transfigurado en la dantesca figura de un Dragón abalanzándose con un rugido largo y profundo, en dirección e su presa tan cercana, causando en su avance gran presión eólica, recreando durante un instante un momento de caos esmeralda, lleno de un bramido y de la figura feroz del Dios Dragón y detrás de esta el puño irrompible del que habla la leyenda.*