**El imponente santuario griego hogar de los más poderosos guerreros sobre la tierra y escenario de un sinfín de batallas épicas cuyos estragos aún son recordados por el tiempo, los derruidos pilares que muestran las crueles batallas que se han librado son iluminados por los tiernos rayos solares provistos por el monarca de los cielos quien orgulloso resplandece sobre las antiguas casas zodiacales, una suave brisa cuya fuerza apenas es capaz de elevar una fina capa de polvo reconforta ante el calor que paulatinamente se ve en aumento conforme transcurre el día. El magnífico escenario se ve perturbado entonces por la presencia de un joven guerrero, sus cabellos castaños danzan con el viento mientras a la vez que en sus espaldas carga con orgullo una urna sagrada conteniendo en ella la legendaria armadura de pegaso. Su andar confiado y continuo le encaminan con rapidez a la primera casa zodiacal, una mirada serena se hace presente de su parte al divisar la mítica casa del cabrero en las lejanías –Athena, estoy de vuelta…Shun,Hyoga,Ikki, Shiryu…como lo prometí he regresado después de mi búsqueda- sus labios se cierran por un breve instante haciendo con ello una pequeña pausa –Me pregunto si algo habrá cambiado durante el tiempo que estuve fuera- adjunta al momento que emprende nuevamente su marcha logrando con ello subir rápidamente las escalinatas entrando de una vez al templo de aries –Mu, oye Mu ¿estás aquí?- clama con serenidad más sus palabras se pierden en la inmensidad del templo sin ser contestadas por nadie momento en el cual la urna de su espalda se abre con lentitud emanando de ella la armadura de bronce de pegaso elevándolo en los aires por el mismo cosmos que irradia y cubriendo de igual manera su cuerpo para caer al suelo con sutileza observando a sus alrededores –Algo no anda bien aquí, quizás estén reunidos con athena- corta al momento que su cosmos comienza a encenderse haciendo con esto que una tenue capa destellante rodee por entero su cuerpo logrando con ello dar más porte a su figura; una vez su cosmos llega a un nivel considerable emprende carrera rumbo al último de los templos haciendo que sus pasos retumben continuamente en la bastedad de aquella casa zodiacal.**
~Elevacion del Cosmos, Defensa y Contraataque~
Escenario: Pilar del Océano Pacifico Norte
Seiya de Pegaso vs Baian de Hipocampo. Clímax
**Tras recibir la mejor técnica del general marino, el santo de bronce es enviado desde las profundidades del mar hasta la superficie con una velocidad que parece superar todos los limites conocidos, al salir a la superficie el cuerpo del caballero da un giro para de nuevo arremeter contra el bravo mar que en esos momentos se estremecía por una tormenta que denotaba la ira del señor de los mares. Los ojos del guerrero al servicio de athena admiran la distancia que ha tenido que recorrer para llegar a la superficie con lo cual se ven despojados de la esperanza que poseía “No puede ser, él me ha enviado desde el fondo del mar hasta la superficie con un solo ataque, es imposible no le puedo derrotar, ¿y ahora que voy a hacer?” su cuerpo flota sobre el mar embravecido siendo azotado por algunas pequeñas olas al momento que sus ojos son cerrados aceptando finalmente su derrota es en dicho momento que una extraña sensación invade su ser comenzando a escuchar una voz tierna y cálida [Athena: Seiya, Seiya ¿acaso te has rendido?, ¿acaso has olvidado la promesa que hiciste a tus compañeros?, no pierdas la esperanza Seiya, tu puedes hacerlo] en ese instante su cuerpo comienza a emanar un intenso cosmos que se eleva rápidamente hasta el infinito desbordando un poder casi irreal haciendo que el cuerpo del caballero se viese rodeado por un destello blanquecino de gran intensidad siendo acompañados del súbito despertar del pegaso “Saori, no me rendiré, no puedo rendirme yo se lo prometí a mis amigos, todos ellos están arriesgando sus vidas para salvarte mientras yo estoy aquí lamentándome…no perderé la esperanza…amigos espérenme!” en esos momentos el destello se hace más intenso al tiempo que el cuerpo del caballero se sumerge en el agua comenzando como un rayo a regresar a las profundidades del océano hasta finalmente regresar al lugar de la batalla cayendo elegantemente de las alturas al pilar del pacifico norte visualizando de nueva cuenta a su adversario quien confiado de su victoria comenzaba a alejarse de la zona de batalla –Esta batalla aún no termina Baian de Hipocampo, te derrotare porque hice una promesa que no puedo romper- clama el valiente guerrero mientras su cosmos sigue creciendo sin restricción hasta llegar a las puertas del séptimo sentido siendo igualmente recibido por su oponente con la técnica más poderosa que este poseía mas esta vez se ve detenida por el pegaso sin más dificultad quien cruzando ambos brazos frente a si logra gracias a su cosmos dispersar el ataque –El mismo ataque no funciona dos veces en mi contra, ahora te voy a mostrar de lo que es capaz un caballero al servicio de Athena- sus manos comienzan a danzar elegantemente alrededor de su punto medio comenzando a concentrar su cosmos y por algunos instantes logrando que su manto destelle de un color dorado como el mismo sol recreando tras de sí la mítica figura del pegaso –Dame tu fuerza pegaso!- exclama con fortaleza al momento que su cosmoenergía se concentra en sus manos logrando con esto que el suelo a su alrededor se resquebraje en pequeña medida para posteriormente lanzar con fuerza su puño derecho al frente tensando sus músculos –Meteoros de pegaso!- grita con fuerza al momento que cientos de meteoros son lanzados a la velocidad de la luz desde su puño en dirección al general marino destruyendo algunos obstáculos que se interponían en su paso con clara intención de acabar con la vida de su antagono.**