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sSSaludos amigos de SSV el motivo de este post es para lanzar un reto abierto en parejas.. para todo aquel q se anime a enfrentarse contra el santo dorado de leo y el santo dorado de virgo...
espero respuestas positivas....
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**El astro poeta brillaba orgulloso sobre un azulado cielo, tiñendo el atardecer con sus últimos rayos rojizos. Ni una sola nube surcaba aquella hermosa tarde ensangrentada, dando paso al sol que ardía y moría en el horizonte. Abajo, en la tierra de los mortales, un bello santuario de piedra blanca se extendía imponente. Era el santuario de Athena, hogar de los caballeros al servicio de la paz. Se decía que sus manos desgarraban el cielo y sus piernas destruían la tierra, y que sus corazones solo latían por Athena. Sobre una escarpada montaña, 13 grandes templos se alzaban. Los primeros 12 eran custodiados por campeones de oro con corazón indomable, mientras que el último era el hogar de la principal figura de entre los 88 caballeros; el gran maestro. Y tras aquel templo siguiendo algunas escaleras de mármol, una enorme estatua de la princesa Athena coronaba la montaña. No era simplemente una estatua, pues era el símbolo de la paz y la justicia sobre la tierra. El sol bañaba su cuerpo de piedra, dándole aires divinos y creando un espectacular juego de luces y sombras. Pronto, un muchacho de cabellos rubios y blanca armadura apareció en aquella platea. Un caballero de bronce sin duda. Pero, ¿qué hacía un santo de bronce en aquellos lares? Tenían prohibido adentrarse tanto en el santuario, pues aquel lugar estaba designado solo para Athena y sus santos de oros. De entre las sombras con las que jugaba el astro rey, una galante figura se dio a notar, delatado por el resonar de unos botines metálicos. Cuando el sol por fin iluminó a aquel gallardo joven, este se acercaba con pasos marciales en dirección del niño rubio. Era un hombre de mirar fiero, y corazón indomable. Su adónico cuerpo era recubierto por una legendaria armadura del color del oro que chispeaba al roce del sol. Su piel era bronceada, besada por Apolo. Una alborotada melena castaña, unos centellantes ojos verdes, una ondeante capa de seda blanca y un casco dorado que imitaba con galantería las crines de un león completaban a aquel hombre. No había duda. Era Aioria, el santo dorado del signo de Leo. Y entonces, con una imponente voz cual rugido de fiera bestia, el guerrero de oro exclamó al de bronce en forma de orden, pues era su superior -¡Santo de bronce! ¡Retírate de aquí! Este lugar es exclusivo para Athena, y nosotros los caballeros de oro. Vete de aquí o tomare tu osadía como una traición a nuestra diosa. ¡Es una orden!- Y tras estas palabras, clavó sus verdes ojos cual dagas sobre el rubio muchacho. Con el ceño fruncido, el caballero de oro esperó la retirada del niño de bronce pues él era su superior, y debía obedecer sin chistar.**
Atte.
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De: krishna |
Enviado: 14/01/2011 23:12 |
**El Santuario, refugio y hogar de la orden de la caballería de Athena, vive tiempos de paz posteriores a la rebelión de Saga, terminada eficazmente por los santos de bronce, los cuales habían logrado eliminar al mal que amenazaba la tierra. Sin embargo no todo era miel sobre hojuelas, varios de los caballeros dorados, los mas poderosos de la casta habían caído, engañados por Saga, lucharon ferozmente pero increíblemente fueron derrotados, solo seis sobrevivieron a la ardua y cruenta batalla, entre ellos uno caracterizado por su gran velocidad y poder, este santo conocido por ser el mas venenoso y cruel de entre los doce había librado una mortal batalla contra un santo de bronce, el cual le abrió los ojos y le hizo ver la verdad del teatro de el traidor. Ya recuperado de sus heridas y con el perdón de Athena, el caballero conocido como Kardia, guardián de la constelación del Escorpión, recibiendo el llamado de su diosa se dirige desde su templo hasta el templo donde descansa aquella capaz de mantener el orden y la paz sobre la tierra. Envestido con una armadura áurea, destellando bellos tonos dorados a causa de los rayos del sol moribundo, llega a su destino, aquel santo de cabellos de tonalidades moradas, puntiagudos adornos al nivel de sus hombros y su cráneo protegido por un casco terminado en una filosa punta, simulando la cola del escorpión, se percata de otras presencias que ya han llegado. --Vaya,vaya, que tenemos aquí, visitantes-- exclama el atheniense dirigiéndose a los recién llegados. --Que hacen aquí???-- pregunta, sin embargo guarda silencio al escuchar las ordenes que lanza su camarada dorado al joven de cabellos rubios. --Aioria, cállate, no eres quien para dar ordenes en este lugar, aun siendo de mayor rango-- recrimina el santo dirigiéndose a su compañero áureo, --tu bien sabes que cualquier santo es permitido aquí, si necesita el amor de Athena y una entrevista con ella, así que ahora yo te ordeno a ti, cállate y pide disculpas por haber perturbado la paz de este recinto, o si no seras tu el que tenga que irse y te juro que nada me impedirá ser el que te saque a ti-- termina su frase el joven, sin embargo mientras espera la respuesta de su rival algo le perturba. Volviendo su mirada al santo de bronce le dirige unas palabras: --Hyoga, tanto tiempo sin vernos, me sorprende verte aquí, siento que algo te perturba y yo también lo he sentido, algo sucederá, siento una alteración en el cosmos, algo inquietante, pero.......-- aquella reflexión permanece inconclusa en la mente de Kardia, el cual permanece quieto con la mirada fija en Leo y la mente concentrada en cualquier otra eventualidad.**
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** El firmamento teñido de sangre, brindaba una despedida elegante al astro rey q poco a poco moría en el horizonte, cansado ya de una ardua jornada.
Allí en la tierra de los hombres se alza un santuario, lugar q sirve de refugio para muchos santos, se dice q los santos aparecen cuando la tierra se ve amenazada por el mal y luchan por proteger a la diosa griega Athena de las fuerzas del mal. Para luchar, los Santos sólo utilizan su energía interior (denominada cosmos). Este santuario esta formado por 13 templos, doce de ellos resguardado por los caballeros dorados, a los q se les conoce como al guardia personal de la diosa atena y los santos mas fuertes dentro de las 88 constelaciones, ya q no cualquiera es digno de vestir un ropaje dorado. Este lugar había sido testigo de una feroz batalla, cuando uno de estos santos dorados intento revelarse en contra de la diosa athena y atento contra su vida, generando desconfianza y dudas entre todos sus camaradas, haciéndoles dudar de la existencia de la verdadera athena en la tierra, solo 5 jóvenes santos de bronce se mantuvieron firmes y arriesgaron todo por sus ideales y por salvar a athena.
Con la ausencia del sol la noche caía lentamente y se erguía soberana ante este lugar, mas allá de los trece templos se encontraba la gran estatua de athena decorando una inmensa explanada construida con el mas fino mármol, este lugar era visitado por los santos q venían oraban por la paz de su diosa y del planeta entero. Bajo aquella noche plateada que nacía lentamente una persona de especto masculino y de larga cabellera rubia caminaba por las escalinatas q conducían a dicho lugar, sus pasos metálicos, lentos pero firmes resonaban al compás de su elegante andar, este individuo de porte casi divino bestia una de los doce ropajes dorados, su mirada oculta y una serenidad inigualable en su rostro, generaba misterios y dudas para los no comprendidos.- q es este alboroto frente a la estatua de Athena.- expresa mientras asciende dejándose ver.
- Aioria, karida, que hacen en este lugar?-
cuestiona el dorado a sus camaradas,
- tu también estas aquí joven santo de bronce?-
. Agrega dirigiendo sus pasos hacia el joven de cabello dorado.
- he venido a rezar por el alma de los camaradas caídos, para guiarlos en el sendero q los lleve hacia la luz, aioria, kardia ustedes bien saben q estos jovenes santos de bronce se han ganado nuestro respeto y son reconocidos como verdaderos caballeros de Atena.-
menciona mientras se dirige hacia los pies de la majestuosa representación de la diosa de la guerra justa.**
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**observando la llegada de los 4 santos dorados, el caballero de los hielos
voltea hacia el león dorado y viéndolo con una mirada retadora –creo que todos somos dignos de estar aquí Aioria
nadie es menos ni nadie es mas ante los ojos de athena….o ¿acaso no recuerdas
como los derrotamos? Creo que como dice todos somos dignos de estar aquí—decía
aquel santo de bronce, posteriormente volteando a ver a su amigo Kardia –si algo me perturba y no se que es este
sentimiento que me angustia—musitaba el rubio y poniéndose al lado de
Kardia solamente mueve la vista hacia shaka sin decir nada ante aquella aclaración
y observando ya como el gran astro rey se ocultaba detrás de las montañas el
joven cisne seguía con aquella espina en su ser que le daba preocupación,
presintiendo que una batalla colosal se acercaba comenzaba a juntar su energía vital,
la cual surcaba por su cuerpo manifestándose en un ligero brillo blanco y
bajando levemente la temperatura ambiente creando una pequeña brisa fría a su
alrededor**
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**Ante las insultantes palabras de su igual de oro, el arrivo de la reencarnación de Buda y los aires de grandeza de un simple caballero de bronce, el joven león sonrió con desencanto. Mientras cerraba sus ojos y daba un par de pasos en dirección de Kardia, decía para el cisne -Tus instintos no te engañan, Hyoga. Algo terrible ha sucedido, y las batallas libradas por ustedes hasta ahora fueron solo el comienzo. Desde las lejanas tierras de China, el gran maestro de Libra ha informado el despertar de algunas estrellas malignas de Hades, el dios del infierno que ha jurado asesinar a Athena. Sin embargo, esta guerra venidera no les corresponde a ustedes, los santos de bronce. Athena ha ordenado explicitamente que ustedes no deben acercarse al santuario, de lo contrario se les castigara con la muerte. Esa es la orden de nuestra diosa.- Y tras esto miró al desafiante escorpión que había insultado a Aioria, y con una sonrisa burlona en su rostro, preguntó -¿Acaso has olvidado las palabras de Athena, Kardia? ¿O esque osas desafiar la voluntad de nuestra diosa?- Y con esto calló, mientras el viento acariciaba sus castaños cabellos y su capa de seda. Aioria conocía las ordenes del santuario, y si algo le había enseñado su vida en el santuario bajo la sombra de su hermano, un supuesto traidor que antes se conocía, era a acatar las normas. Los caballeros dorados debían seguir la voluntad de Athena, por más que creyeran que era una orden absurda y fuera contra sus principios. Aioria sospechaba el porqué de la desición de Athena, sin embargo callaba. Solo cumplia ordenes. Entonces, de nuevo miró al cisne de los hielos, y volvió a mentar -Retirate Hyoga, o tendremos que tomar tu vida.- Y con esto calló, esperando que cumpliera el mandato de Athena.**
Atte.
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De: krishna |
Enviado: 18/01/2011 18:32 |
**La discusión había subido de tono aun con la llegada del santo de Virgo, el cual en vano ha tratado de poner algún tipo de orden, Aioria se mostraba enfurecido y tal vez tenia razón, pero algo quedaba claro, la ayuda del santo de bronce seria muy útil en los acontecimientos venideros. --Hyoga, recuerdo muy bien nuestra batalla en la casa del escorpión, ese día me demostraste que el poder que yace en tu corazón es capaz de todo si realmente crees en ello, fuiste capaz de despertar el séptimo sentido, igualaste mi velocidad y venciste.--, el santo dorado hace una pausa en su sermón y volteando su cabeza se dirige al santo greco de Leo: --Tu también deberías saberlo Aioria, estos santos son poderosos y por tal motivo, si insistes en que se vayan, tendré que desafiarte a ti y a cualquiera que diga lo contrario, ya después me disculpare ante Athena, ahora ya lo sabes-- termina de hablar Kardia en tono algo enojado pero firme; -- y también va para ti Shaka, si tu también insistes, me enfrentare a los dos sin dudar, conocerán mi poder si siguen en esa absurda mentalidad-- finaliza el dorado al tiempo que un aura dorada comienza a cubrir su cuerpo, preparándose para cualquier eventualidad**
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**Las palabras del escorpión dorado resonaban por todo el lugar, amenazando a sus dos camaradas dorados, el santo de la virgen continuaba con su frente hacia la estatua, preocupado por algo más q esta simple discusión.
- El cielo pronto se teñirá de sangre-
comento repentinamente mientras volteaba su cuerpo hacia el octavo santo,.
- Kardia si athena ordeno q por ningún motivo dejemos q los santos de bronce entren al santuario, no tenemos mas remedio q obedecerla, Athena quiere q estos jóvenes vivan sus vidas como chicos normales , cree q ya derramaron demasiada sangre y no quiere involucrarlos en esta lucha, deberías de entender sus intenciones.-
agrego mientras caminaba unos pasos hasta donde se encuentra el león dorado,
- Aioria yo mismo me encargare de sacar a este joven caballero del santuario y tu Kardia, te atreves a incendiar tu cosmos delante de tus iguales, y sobretodo en este sagrado lugar, acaso quieres luchar y desafiar la voluntad de athena?.-
le pregunta directamente al escorpión con un tono siempre calmo y sereno,
-Muy bien Hyoga por favor acompáñame fuera del santuario ustedes ya nada tiene q hacer aquí, deja q esta vez sea nuestra sangre la que corra por estos sagrados suelos.
- menciona dirigiéndose al santo de bajo rango,
- si no obedeces...
el dorado detiene su habla por unos segundos y camina hacia el bronceado,
- tendré que matarte en el nombre de athena.-
agrega firmemente deteniéndose a unos metros de hyoga.-**
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**observando
aquel desplante del portador de la armadura de la virgen, el santo denlos
hielos se pone a lado de Kardia secundándolo en el reto hacia Aioria, --por ningún motivo me iré hasta estar
completamente seguro de que Athena está a salvo, dime Shaka, Aioria por que se
molestan tanto ante mi presencia será acaso que ya han olvidado que somos
iguales….que no porque ustedes tengan una armadura de oro y yo una de bronce seré
inferior,…y si Shaka el cielo se teñirá de sangre….si es que tu y Aioria no
detienen esta locura y peleare a lado de Kardia, si es que esto no se detiene—decía
aquel gallardo, el ultimo santo denominado glaciar, aprendiz de Camus, y siendo
así, su fisionomía empieza a iluminarse juntando en el la energía vital de su
cuerpo, iluminándolo ligeramente su aura de un tono blanco y haciendo notar su
casta al momento que la temperatura alrededor de los cuatro santos comenzaba a descender
a pesar de lo cálido que estaba el clima, aguardando así la respuesta de Aioria
y de Shaka**
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**El santo de leo, siendo más colerico e iracundo que el calmado santo de la virgen exclamó ante el rubio cisne -Hyoga, ¿Acaso has olvidado las palabras de Shaka? Nosotros protegeremos a Athena. Ya no hay necesidad de que ustedes, valerosos caballeros de bronce, luchen por nuestra Diosa. Tranquilizate, Hyoga, esto significa que Athena ya no los necesita más. Pero si insistes en pelear entenderemos que ustedes son rebeldes y estan en contra de Athena- Y entonces calló, dando la oportunidad de retirarse al confundido santo de los hielos. Era verdad de lo que hablaba Kardia sobre la batalla en las 12 casas, sin embargo aquellos chicos apenas habían logrado rozar el septimo sentido mientras que los caballeros de oro lo dominaban a la perfección. Además, ante la guerra santa venidera y las ordenes de Athena Hyoga tenía que marcharse. Sin embargo, con Kardia era otra historia. Un santo de oro que elevaba su cosmos a luchar contra sus iguales. Su cosmos no estava a la altura de su boca. Con los ojos encendidos y fieros como los de una bestia clavados en los de Kardia, Aioria comenzó a ser envuelto en una luz dorada con fuerza y orgullo. El octavo guerrero de oro había desobedecido a Athena. Una traición.- Kardia, has desobedecido las ordenes directas de nuestra diosa. Rebelarte en contra de Athena es una traición. Un crimen para nosotros los santos... Y conoces su castigo.- Aioria no se sentía ni un poco intimidado por el escorpión de oro, y su cosmos tomaba la fuerza necesaria para enfrentar al guardián del octavo templo. **
Atte.
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De: krishna |
Enviado: 20/01/2011 15:28 |
**Ya todo estaba dicho, una batalla se vislumbraba en el horizonte del cosmos, Kardia, santo dorado del Escorpion, continua elevando su cosmoenergia sin hacer caso de las furicas palabras de Aioria, --Te lo he dicho Aioria, ya le pédire disculpas a Athena y te remarco que defendere a Hyoga, el cual tiene todo el derecho de estar con nosotros, pues también es un santo atheniense-- remarca el joven greco, ya en un tono retador y con el brazo derecho flexionado hacia el frente y el puño cerrado mientras separa ambas piernas para tener mejor posición y equilibrio, un leve viento que recorre todo el templo mece sus cabellos purpura y la alba capa que cubre su espalda, tambien es motivada a moverse por aquel fenómeno natural. --Leo, Shaka, se los advierto, no quiero luchar con ustedes, son mis camaradas, pero si no le permiten a Hyoga permanecer aquí, llegaremos al extremo-- Terminando de decir estas palabras se da la vuelta para hablar con el santo bronceado: --Hyoga, te defendere y apoyare, pero también quiero que me demuestres tu valia como santo, luchemos juntos por el derecho de ser como iguales, que dices???-- finaliza el santo mientras espera las respuestas de los involucrados**
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** Escuchando las plabras de su igual el santo virginiano, se da cuenta de las intenciones de amobos guerreros.
- Muy bien Hyoga, si asi lo deseas pelearemos, si logra vencernos te reconocere como un verdadero caballero de athena y dejare q permanescas en este lugar, pero si el resultado nos favorece dejaras este lugar y jamas regresaras.-
, -seguramente esta sea la ultima vez q nos veamos joven santo.-
mensiona estas ultimas palabras en sus pensamientos. La noche ya abrazaba el firmamento las estrellas estaban reunidas como espectadoras, como curiosas por los acontecimientos recientes.
-Aioria, ya nos disculparemos con athena nosotros tmb, dejemos que este joven demuestre una vez mas sus valores. - Recuerda q en la batalla pasada solo lograron vencer porque rozaron el septimo sentido y por momentos igualaron e incluso superaron nuestros cosmos, veremos si puedes hacerlo nuevamente joven amigo-
menciona dirigiendose una vez mas al santo de menor rango.
.-Muy bien, dejemos las estrellas sean tesitgo de esta batalla y rogemos al cielo q perdonen tal ofensa hacia athena.-
finaliza fuertemente adviritendo q se encontraba ya preparado para pelear.-**
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**siendo
así el joven santo al finalizar las palabras de Shaka comienza a iluminar su
ser intensificando aquel brillo blanco que lo caracterizaba como un santo de
los hielos que de igual manera comenzaba una precipitación de nevisca por
encima de las cabezas de los cuatro santos y un viento iniciaba su soplo ártico
siendo manejado por aquel joven bronceado, el cual seguía con su elevación de
su universo interior manejando las moléculas del ambiente haciendo que se comiencen
a detener ayudando esto al descenso rápido de la temperatura. –Acepto tu propuesta Shaka, les demostrare
de que estoy hecho—decía aquel santo lleno de vitalidad secundando a su
hermano dorado, ambos en esta pelea ponían más que su vida, ponían su honor, y
sobre todo el amor hacia su diosa Athena**
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****La tensión crecía segundo a segundo. Incluso entre ellos, que eran santos de Athena, la batalla iniciaría. No había otra manera de solucionar aquel conflicto más que en la batalla, pues ninguno de ambos bandos escuchaba las razones de los otros. Incluso Kardia, Aioria y Hyoga ya elevaban sus cosmos al cielo con orgullo. Dos de ellos, pertenecientes a los caballeros de mayor rango, eran dorados como el sol mientras que el del santo de bronce era tan blanco como la nieve de Asgard. El león de oro, irritado por la falta de respeto por parte de Kardia hacía Athena y a sus ordenes, exclamó -Las palabras aquí ya no tienen sentido. Serán sometidos ante la voluntad de Athena.- Al compás de estas palabras, su cosmos crecía más y más, envolviéndolo en matices dorados y destellos bramantes, mientras su blanca capa a sus espaldas bailaba con violencia. Con elegancia y fuerza el león de Nemea levantó su diestro brazo en dirección de Kardia, con la palma extendida y los dedos abiertos. Con ojos sus parpados cubriendo sus encendidos ojos esmeralda, y el ceño fruncido, el quinto guerrero del sol concentró una mínima cantidad de su fuerza cósmica en aquella palma abierta, sin embargo no era un ken de luz lo que se formaba. Pronto, al mismo tiempo que con cólera abría sus ojos, de aquella palma un empujón de fuerza salió disparado velozmente en busca del pecho de Kardia. Era como si el mismo aire, bajo la influencia de Aioria, se hubiese concentrado en su mano para después salir disparada cual bólido en busca del centro de aquilibrio del escorpión. Aquel ataque era claramente una ofensiva sin ánimos de herir al santo, sino más bien como una advertencia. Apesar de que llevaba la fuerza para derribar al octavo caballero, era simplemente una manera de recordarle que según las leyendas, una batalla entre santos dorados duraría mil días y que aquel no era el momento para entablar combate. Sin embargo, testarudo como siempre y orgulloso santo de oro, el león jamás retrocedería. **
Atte.
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De: krishna |
Enviado: 24/01/2011 19:24 |
**Ya no hay marcha atras, una batalla epica entre tres dorados y un bronceado estaba a punto de comenzar, si, un bronceado lucharia, pero eso no era importante, ya que anteriormente había logrado despertar el septimo sentido, que los otros tres domianaban a la perfección, Aioria dio el primer paso, una esfera poderosa de energia ha sido lanzada directamente hacia Kardia, que junto con Hyoga harían pareja para demostrar la valia del mismo. Aquel ken viaja a una velocidad impresionante pero no era suficiente para el dorado, acostumbrado a retos mas duros. Kardia, el cual ya desde antes se encontraba preparado, con un solo movimiento extiende el brazo izquierdo con la palma bien abierta buscando interceptar el poder lanzado por el Leon de Nemea, la defensa es efectiva, el ken es atrapado por el escorpión, el ken permanece estatico unos instantes en la mano del greco. En un subsiguiente movimiento Kardia echa el brazo derecho hacia atrás buscando impulsar nuevamente aquella energía, pero ahora tendria otro destinatario: el virguense. --Vaya Aioria, crei que esto era en serio, pero con este poder no serias rival para mi-- termina de recitar el escorpión griego mientras echa el brazo hacia adelante impulsando aquel ken, el cual viaja a una velocidad impresionanate pero ahora con direccion al otro dorado, el cual hasta ahora ha permanecido impávido y pasivo. --Shaka, aunque no quieras entraras a esta batalla asi que ahi tienes-- exclama el atheniense. El ken tiene el mismo objetivo que cuando fue lanzado por Leo,intimidar y advertir a su rival de armas, pero, ¿funcionara?, mientras tanto kardia mantiene su posición con las piernas abiertas y su cosmoenergia creciendo minuto a minuto, observándose tal hecho mediante el aura dorada que cubre su cuerpo y adquiere un brillo intenso con cada instante que pasa, preludio de lo que vendra**
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** Observando las acciones del escorpión y a aquella energía ahora con un nuevo objetivo, el virginiano el cual mostraba un porte sereno y calmo extiende su brazo derecho y dejando ver solo su dedo índice lanza un fino pero potente haz de luz dorada el cual intersecta dicha energía, haciendo q esta pierda solidez y desaparezca, mientras que el fino rayo impacta a pocos centímetros de los pies del joven santo de bronce, destruyendo parte del fino mármol q adornaba el suelo.
- amigo Kardia haces mal en subestimar a Aioria.-
menciono suavemente a la vez q la pequeña grieta en el suelo generada recientemente comienza a agrandarse para darle paso a unos brazos putrefactos que con todo desden intentaban salir, rápidamente el olor a muerte invadió lugar, una fuerte brisa hedionda y los gritos moribundo de los muertos revelaron q este lugar ya no era el mismo de antes, el monte Yomotsu se encontraba delante de ellos, el fino mármol ahora era remplazado por rocas desniveladas y restos de cadáveres , mientras que los muertos intentaban salir rápidamente justo debajo del cisne y del escorpión con la intención de atacarlos ; almas en pena sedientas de venganza harían cualquier cosa por saciar su dolor y sufrimiento. El virginiano había desaparecido dejando el sufrimiento de estos muertos que intentaban abalanzarse contra los dos rivales sin piedad ninguna.**
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