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**Una hermosa tarde cae con elegancia sobre el cielo japonés. El astro poeta, enrojecido  y decadente, cae en el horizonte bañando la tierra con sus últimos rayos de luz.  Un enorme prado de flores multicolores se extiende, inundando el lugar con un embriagante aroma. A los pies de una elegante mansión en el centro de aquel prado, un joven de piel tostada y sedosa cabellera castaña se postra orgulloso. Su adónico cuerpo es recubierto por una armadura dorada, chispeando al roce del sol; mientras que a su espalda cae una blanca capa de la más exquisita tela. Arrodillado se encuentra aquel joven, con los párpados cubriendo sus ojos esmeralda a manera de sumisión. En su brazo derecho lleva cargando un yelmo dorado que imita las melenas de la más poderosa de las fieras: el león de Nemea. El nombre de aquel joven es Aioria, y es uno de los doce santos de oro al servicio de Athena. Pero pronto, una extraña presencia irrumpe la calma de aquella tarde. Sin pensarlo dos veces, el joven león se pone de pie y clava sus ojos sobre el recién llegado. –Mi señora Athena- dice con una serena voz, mientras coloca su yelmo sobre su cabeza – Le pido que vaya dentro de la mansión Kiddo-. Y, sin más explicaciones, avanza con paso heroico en dirección del recién llegado a través del campo de flores.  Y ya, estando a una distancia pertinente de aquel extraño joven de cabellos purpuras, menta el león, clavando una fiera mirada. -¿Quién eres tú y cuáles son tus asuntos aquí?-. Sus palabras son acompañadas por una inexplicable fuerza que rodea al muchacho, materializándose en forma de luz dorada alrededor de su escultural cuerpo. Primero, de manera tenue, pero con cada segundo la fuerza y el fulgor de aquella luz van ganando intensidad. La tarea de Aioria es proteger a Athena, y lo hará con su vida.**

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**Sin dejar de emanar su inmenso poder, en el rostro del santo dorado una ligera sonrisa se dibuja. Y, con una voz confiada y valiente, el león contesta ante las amenazas del ángel -¿Es que acaso eres tonto?- dice el santo, cegado por su poder sin antes medir a su rival -¡Yo soy un santo de oro al servicio de Athena! ¡Aioria de Leo! ¿Crees que te dejaría pasar y tomar la vida de Athena así nada más? ¡Te derrotare en su nombre!-. Pero apenas termina de hablar, varias lanzas de energía salen disparadas en contra de su humanidad. Sin embargo, Aioria es un santo de oro; la élite de los guerreros de Athena y es un maestro de la velocidad luz. Con ágiles y felinos movimientos, el de Leo esquiva las punzantes lanzas, dejándolas pasar de largo. Inclinándose un poco, poniéndose de perfil e incluso moviendo su cabeza de lado lugar evadir la ofensiva del asesino celeste. El león sonríe con sutileza al saber que ha logrado esquivar el ataque, sin embargo pronto una sensación cálida se apodera de su brazo. Colocando la mirada en aquella dirección, nota que una de las lanzas logró rozarlo y que su bíceps izquierdo está herido, y ahora la sangre carmesí resbala por ahí. No es una herida grave, pues apenas tiene algunos milímetros de profundidad, pero era una advertencia a la soberbia y orgullo del santo de oro. °°Debo de ser más cauteloso°° piensa para sí Aioria mientras regresa su mirada esmeralda al enemigo de los cielos °°De lo contrario este sujeto me asesinara y tomará la vida de Athena°°. Es entonces que el cerrado puño derecho del león, cargado con energía dorada antes convocada, sale disparado en dirección del ángel. -¡Toma esto!- exclama Aioria mientras una ráfaga de cien golpes a una tremenda velocidad, salen disparados en busca del cuerpo de Odysseus. No es la legendaria técnica de los santos de Leo, pues carece de la fuerza y el numero de ataques es infinitamente menor, sin embargo contiene su esencia. ¿Logrará el asesino de los Dioses evitar la lluvia de golpes que Aioria le lanza?**

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**Con ágiles y veloces movimientos, el león flexiona sus piernas para después dar un salto más largo que alto hacia su retaguardia. Con esto, evita el golpe de su propia energía, la cual se impacta contra el suelo, desintegrando al instante las flores y pastos de aquella zona; y produciendo una explosión que hacía que el mismo suelo temblase. °°¿Qué clase de habilidades tiene este individio?°° se cuestiona Aioria, sin despegar sus ojos esmeraldas del enemigo, al recordar como su ataque era regresado como un juguete.  Entonces se queda ahí, quieto y en guardia, esperando algún movimiento del asesino celeste. La luz dorada sigue irradiando de su ser, mientras el poder se hace a cada segundo más presente. El verdadero poder de un santo de oro, resonando por todo el lugar. ¡La batalla entre el león y el ángel se torna interesante!**

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**Con un felino y sagaz movimiento, el león da un poderoso salto de altura buscando al ángel. Y al estar a una corta distancia, Aioria suelta un poderoso golpe ascendente, conocido comúnmente como uppercut; a la barbilla del asesino celeste.¡ Aquel poderoso golpe da en el blanco! El león de Nemea cae sobre el césped de pie, con una ligera sonrisa en el rostro y regresa rápidamente su mirada esmeralda a donde estaba su enemigo, en busca del resultado de su poderoso zarpazo**

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