*….Las postremas frases de la espectro haría vacilar al magistrado, como si algo dentro de él se esclareciera y mostrara una forma de que aquella fémina consiguiese redimirse ante los ojos de las tropas infernales y sobre todo, a la vistas del ave hindú -…Bien…- indica al momento que su derecha forja un etéreo ademan que esgrime como una muda ordenanza a los esqueletos allí formados, para sin perder instante alguno, la cuantiosa tropa de Antenora desatiendan el escenario dejando absolutamente solos a ambos personajes -… Levántate Viólate…-  decreta postrando sus afiladas orbes en la subyugada viólate -… Levántate y mírame directamente a los ojos...- enuncia una vez más, imponiendo la totalidad de su garbo en dicha situación a pesar que por dentro una disputa sin cuartel se libra en su pecho…*

**Tras aquellas palabras por unos instantes el cuerpo de Behemoth se encuentra inerte, como si desde su interior buscara la fuerza para poder alzar su mirada y observar a los ojos al juez de Antenora, mirarle a los ojos con aquella vergüenza y deshonra que ahora carga sumada a el propio orgullo mancillado por haber causado tal disgusto al hombre dueño de su devoción y tal vez muy en lo profundo de su corazón algo más que solo eso… La espera se agota y sin mencionar palabra alguna lentamente el cuerpo de la espectro se alza erguida frente al ave hindú, con esfuerzo a eso se suma el alzar de su rostro que lentamente se dirige hacia la estrella celeste de la victoria llegando un punto en el que sus violáceos ojos hacen contacto con los amarillos de éste, pero manteniéndose tras el resguardo del cabello que sutilmente cae por su frente, manteniéndose así frente a él tras aquella orden, buscando demostrar con aquello que su fidelidad y convicción le sigue perteneciendo por entero, la disposición que manifiesta para limpiar aquella mancha**

**Fuerte es el sonido que emite el choque de la palma del Garuda al encontrarse con la mejilla izquierda de Behemoth quien solamente gira su rostro en dirección contraria por el impulso de aquel golpe, la impresión se dibuja en su rostro al momento que sus ojos se abren de par en par –Aiacos-sama…- profiere tras escuchar aquellas palabras del juez de Antenora conociendo y aceptando en su totalidad las razones por las que aquel golpe fue ejecutado -…Enfrentarme a usted- repite a baja voz intentando comprender de todo aquella situación, mientras su siniestro puño ejerce presión tensando sus músculos ante una aparente impotencia “¿Es esa la única solución?” cuestiona en sus adentros tratando de buscar alguna otra salida, pero verdaderamente, al conocer la esencia del Garuda sus opciones de compensación se encuentran casi nulas, solamente lo que profiere directamente el juez del segundo circulo inframundal podría realmente jugar a su favor; los segundos pasan y éstos parecieran siglos en tal momento, es pues que su convicción de nuevo aflora y aquel orgullo que le denota pareciera recordarle e impulsarle de nueva cuenta, pues solamente esa es la manera de volver a ver a los ojos al dueño de su fidelidad, la única forma de compensar su falta ante el ser que más admira y que tal vez, haga nacer en ella lo que ningún otro ser haya podido o podrá -Si ese es su deseo, Aiacos-sama…- deja salir entonces de sus labios aquellas palabras mientras su diestra mano es ahora la que figura un puño que se tensa por completo alzándose lentamente -… ¡le demostrare que no hizo una mala elección!- sentencia al tiempo que perfila su cuerpo lanzando su poderosa diestra hacia la fisionomía del ave hindú, pretendiendo impactar en el costado abdominal del mismo, mientras de sus ojos se desprenden figuradas gotas, lo que parecieran ser lagrimas que se pierden en el movimiento de la estrella de la soledad, que se disipan entre la neblina que adorna la escena, lagrimas que representarían otra campal batalla que se lleva a cabo en tal momento, el encuentro entre todos y cada uno de los sentimientos que por el ave hindú profiere y que ahora han de corromperse para su propia preservación**

**Siendo así que el puño del Behemoth pasa de largo el abdomen del Juez de Antenora y escuchando atentamente las palabras proferidas por el mismo sus sentidos se avivan abriendo sus violáceos ojos de par en par más al ser tan corta la distancia aquel rodillazo golpea de lleno la boca su estomago lo que provoca que su respiración se pierda por unos instantes; más aquello no detendría a la bestia terrena “No le defraudaré… ¡No una vez más!”menta en sus adentros como si aquello mismo le diera las fuerzas de seguir en aquella contienda  aunque en plenitud la presente situación le cause la total descompensación de sus emociones y sentimientos, los profundos sentimientos que tan arraigadamente le profesa  se entre mezclan con aquellos  que se destacan por su orgullo y convicción  hacia aquel mismo ser, es pues el momento en que tras aquel impacto, rápidamente  al ser tan corta la distancia sus manos se lanzan hacia la pierna del ave hindú, la misma que le profirió tal golpe teniendo  toda la intensión de sostenerle  firmemente de la misma entre sus manos y de lograrlo, girar su torso para lanzarlo horizontalmente hacia una concentración rocosa, característica de aquel escenario** 

**Con gallardía el cuerpo de Garuda se encuentra ahora levitando ante sus ojos, mismos que se enfocan totalmente en la efigie del ave hindú desde su terrena perspectiva  permitiéndole a la joven tomar mayor consciencia de lo que se suscita en tal momento, la situación que ha iniciado todo este tumulto, es pues que  sus ojos parecieran perderse por segundos y aquellas imágenes vuelan rápidamente por su mente, visiones de un cercano pasado en el que falló tremendamente  a todo aquello en lo que cree y le brinda ostentoso orgullo y por sobre todo ello, la decepción por parte de aquel que le inspira tan arraigados sentimientos en distintos variantes; lo que provoca nuevamente en ella el deseo de continuar en la presente contienda, volver a ganarse la confianza del juez de Antenora aún tras la vergonzosa retirada que emprendió ante una batalla perdida, salvar su propia esencia, un acto tan bajo y cobarde que para ella solamente habría una justificación y es la misma con la que ahora se enfrenta, ese sentimiento de querer volver a verle, de volver a estar a su lado y ser atrapada entre sus amarillentos ojos aunque fuese para acabar con su vida terrena, si es por su mano no importa perder la vida, pues a él ha sido encomendada desde que sus primeros recuerdos existen, aquellos mortíferos entrenamientos que marcaron su camino y su cuerpo, creadores de las cicatrices que con orgullo ostenta, no le importaría hacerlo una vez más, recorrer nuevamente todo ese camino, si él se encuentra ahí… Su consciente regresa entonces al tiempo y espacio de la batalla trayendo consigo nuevamente la fija mirada de la bestia terrena  “Enmendaré mi falta, Aiacos-sama…” expone en sus adentros al tiempo que aquella joven lanza un puñetazo contra el rocoso terreno con la intención de crear una lluvia de rocas  que  inversamente a la fuerza de gravedad salgan disparadas por los aires,  acompañada por una densa cortina de polvo que impida la total visibilidad  cubriendo la escena acompañada por la niebla propia del lugar  “…es una promesa” **

*…Los sentimientos en el pecho de Garuda se vuelven más y más pesados hasta un punto de no poder ampararse tras aquel inflexible garbo propio en el más cauto y infausto entre los Jueces, Aiacos lo sabe muy bien y cada instante es un martirio que parecerse durar una infinidad. Con dolor los ojos del magistrado se postran sobre su subordinada, sintiendo plenamente la impotencia que se le atribuye al tener que concretar y sobreponer su propia supervivencia por sobre sus anhelos, y más aún, el secreto amor que ambos se profesan en silencio “… Violate, estas sufriendo tanto como yo esta situación, más debes entender que esto es necesario… aunque mi alma arda en cada movimiento…” Son los dichos que circundan el silencio de sus pensamientos mientras que en el plano real, su postura se mantiene impoluta aun levitando sobre los pétreos suelos y mostrándose hierático y cediendo una forzada sonrisa que no demuestra en lo absoluto lo que asiente su corazón -… Enfocas erróneamente tu frustración…- sentencia ante el brusco desplegar de la bestial potencia física de la bestia hebrea sobre Jamir y la continua espesa cortina de material que se alza -… ¡Alza la mirada Violate! ¡Imprime toda esa ira en demostrarme una vez más, por qué mi mirada  permaneció sobre ti!...- Finaliza mientras una espesa capa aurea abraza el cuerpo de Garuda suprime cada segmento de roca que ose acercarse a su postura, mostrando así, una forma de animar a su ahora rival presentando una actitud más acorde a la naturaleza de garuda, a sabiendas que tras ese iluminado y astado casco que se baña bajo los tenues rayos de Diana, se esconde una punzante impotencia..." Disculpame..." *

**La promesa ha sido lanzada y aún si esta quebranta sus anhelos, la misma los remarcará con mayor brío una vez se haya cumplido el cometido, por lo que para llegar a este no importaría lo que tuviera que hacer, habría de demostrarle a aquel ser que aquello que le hizo bajar su mirada hacia ella aún sigue latente a pesar de los fracasos;  escuchando pues aquellas palabras proferidas por el ave hindú sus violáceos ojos se alzan para contemplar aquella figura que levita frente a ella, lo que pareciera provocar en sus ojos un brillo particular, misteriosa luminiscencia que se manifiesta en el iris de aquella fémina; es así que tras el quiebre terreno que habría de provocar su puño al caer sobre su superficie y desprender aquellas particular en variadas presentaciones, su siniestra mano se anexa a aquel punto de encuentro para desprender del mismo un gran cúmulo roca, mismo que con sus fuerzas es alzado y lanzado hacia donde se encuentra el ave hindú; pero aquello no sería todo, tras su proyectil las rodillas de la bestia hebrea se flexionan para saltas tras aquella roca, lanzando pues con su siniestra un poderoso puñetazo que rompería aquella roca desprendiendo hacia el juez sus guijarros, más su golpe no se detendría en ese punto, si no que pretende igualmente alcanzar el abdomen del juez de Antenora, un golpe directo hacia su estomago aprovechando aquella polvacera y niebla que obstruyen la clara visión de lo que acontece sumado a que la principal atención posiblemente se centre solamente en aquella roca**

**El cuerpo de Garuda al ser impactado por aquel golpe sale disparado hacia el rocoso terreno, tras lo cual el cuerpo de la joven regresa a tierra apoyándose sobre las plantas de sus pies con firmeza para después abrirse camino en dirección a donde se encuentra ahora el cuerpo del juez de Antenora; el paso de aquella joven se ve entonces detenido y sus violáceas orbes de nueva cuenta se abren sorpresivamente de modo que su pupila se contrae hasta más no poder ante lo que los mismo logran captar, trayendo consigo aquella sensación que mezcla totalmente todos y cada uno de sus sentimientos entre sí, al tiempo que un prolongado escalofríos hace estremecer su cuerpo, mismo que pareciera imposibilitar su movimiento “Esto es…” infiere en sus adentros mientras observa con asombro y perplejidad como aquellos subordinados del ave hindú que se mantenían expectantes desde los cielos caen sin remedio ahora carentes de alma, esencia reclamada por el juez del segundo juzgado inframundal, y ella como su ala derecha sabe completamente lo que está por suceder “¿Es acaso? Que…” cuestiona para sí mientras observa el accionar del juez al tiempo que su mirada parece perderse nuevamente en la nada, bajando su rostro para que aquellos violáceos cabellos que caen sobre su frente cubran los mismos; el tiempo desde el inicio de este encuentro pareciera correr terriblemente despacio ante todo aquello que esto representa para ella, cada minuto, cada palabra, cada golpe representa una daga clavada en lo más profundo de su corazón, pero, aquella esperanza de ver redimida su falta aún acosta de su pena compensarían sin duda alguna todo ese sufrimiento, pero ahora, su mente y corazón se niegan a creer lo que sus ojos acaban de presenciar, su psique intenta justificar de maneras alternas lo que está por ocurrir pero ella muy dentro de sí sabe que no hay equivocación alguna, y que lo que se gesta es nada menos que su seguro final “Disculpeme, Aiacos-sama, no pude redimir mi falla hacía usted…” mentaliza aquella joven mientras su diestro puño se contrae con aparente furia reprimida ante la impotencia “…Realmente no pude demostrarle mi valía…” afirma en sus adentros como si en ese lugar él pudiera escucharle con mayor claridad de que podría hacerlo si de sus labios profiriera aquellas palabras, siendo de nueva cuenta que manteniendo su rostro inclinado hacia el suelo un par de gotas caen al suelo, lagrimas que nacen en sus ojos para caer sin reparo robre el rocoso y desértico paraje “…Quizás en otras vidas pueda enmendarme mi falta, y mayor aún, quizás en otras muertes pueda conseguir el valor para aceptar y hacerle saber esto que siento dentro de mi corazón” anexa para entonces volver a alzar la mirada sin importar que las lagrimas inunden por completo sus ojos y recorran sus mejillas, sus labios se abren entonces para exponer ante aquel lo siguiente -Si es por su mano recibiré la muerte gustosa, sólo si es por su mano seré feliz de despedirme de este mundo, pues… ¡Mi alma le pertenece, Aiacos-sama!-**