**El ataque del fiero león se ve interrumpido por una poderosa corriente de aire que lo envuelve e intenta arrastrarlo hacia los cielos. La cabellera de Aioria se agita, y su cuerpo se ve inmovilizado, sin embargo su puño aún brilla incandescente con el poder de Leo. Los dientes del santo se aprietan, intentando resistir un poco más la técnica del General que sin duda lo golpeará. -¡Te derrotaré, aunque sea lo último que haga!- dice de entre dientes, mientras logra dirigir con tensión su chispeante puño en dirección del enemigo. -¡Lightning Bolt! exclama, al instante que la imagen del león a su espalda lanza un fiero rugido. Todo el poder concentrado en su diestro golpe sale disparado en forma de un sola cápsula de poder en dirección de Bian a la velocidad de la luz, quién seguramente no podrá defenderse debido a la realización de su técnica. Apenas Aioria desató su técnica, la corriente de aire y su tremenda presión logran elevarlo por los cielos en forma espiral, mientras un ligero sonido de dolor escapa de entre dientes del caballero. A una altura considerable, el cuerpo del santo se impacta con el agua salada que corona los cielos de aquel imperio marino para quedar suspendido por un instante, y emprender la caída. Tras algunos segundos de caída, el cuerpo del quinto guerrero de oro se impacta de manera brutal contra los suelos de aquel lugar, dejando su silueta marcada en la roca y creando un ligero temblor. La situación queda en incógnita, esperando el resultado de ambos ataques: el relámpago de voltaje y las olas ascendentes.**

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**El relámpago de voltaje avanza con una increíble velocidad en dirección de Bian mientras Aioria es expulsado a los cielos de la Atlántida. Y justo un instante después, la luz dorada de la ofensiva del santo envuelve de pies a cabeza al General, y genera una tremenda explosión de energía dorada que intenta tragar al caballo marino en su núcleo destructor. Tras el impacto de Aioria contra el suelo,  y por un par de segundos el santo se queda inmóvil, pero poco a poco comienza a levantarse. Su armadura muestra algunas resquebrajaduras y su hombrera izquierda ha desaparecido. Un hilo de sangre escurre por su barbilla, y un raspón en su frente hace que aquel rojizo líquido escurra desde sobre sus cejas por ambos lados de su nariz. °°El poder de los generales Marinos es tan grande como el de los santos dorados…°° piensa para sí °°Que fuerza tan temible…°°. Aioria muestra su agitada, y desconoce el resultado de su relámpago de voltaje. Es claro que el fiero ataque de Aioria ha impactado a Bian, pero ¿habrá sido suficiente para derrotarlo?**

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**Poco a poco, la vitalidad del león regresa a su cuerpo. Su respiración se tranquiliza y la fuerza a sus músculos abraza. Lentamente, la luz de oro vuelve a rodear a Aioria de una manera tenue. Puede que su cuerpo esté herido, pero su cosmos arde con fuerza aún. -¿Eso es todo?- comenta con orgullo, a pesar de saber que ambos guerreros están heridos y el combate relativamente parejo. La energía cósmica se hace presente en toda su anatomía, inundando cada célula de su cuerpo.  El final de la batalla se acerca, y el león de oro no perderá por nada.**

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**Con cada segundo que transcurre, la energía que rodea al santo de Leo se hace más y más fuerte. La luz dorada que acaricia su cuerpo adquiere mayor fulgor, y sus ojos esmeraldas se clavan en los de su enemigo. El cansancio se hace ya presente en la batalla, y la respiración de Leo se agita ligeramente, mientras jala su puño a su cintura. La figura del imponente león de Nemea regresa a espaldas de Aioria, proyectándose de manera feroz. -¡Escucha el rugido del león dorado!- exclama el valiente caballero, mientras toda su energía nuevamente se concentra en su puño derecho. La luz comienza a irradiar de forma cegadora desde este punto, mientras Aioria lanza su legendario golpe a una impresionante velocidad en dirección de Bian. -¡¡¡LIGHTNING PLASMA!!!- exclama el quinto guerrero de oro, mientras el león a sus espaldas suelta un tremendo rugido que resuena por todo el lugar. Toda la luz que se concentraba con anterioridad en el puño de Leo sale despedida en forma de millones de haces de luz eléctrica  viajando a una impresionante velocidad que se entrecruzan entre ellos, buscando encerrar a Bian en una red de golpes con la intención de acabarlo de una vez por todas. La técnica insignia del santo de Leo busca acabar con la batalla de una vez por todas. Tal vez el plasma relámpago carecía de la fuerza original de su ejecución, pues el desgaste cósmico era ya a considerarse; sin embargo Aioria piensa que es suficiente para destronar al ya herido General Marino. ¡El rugido del león decidirá la batalla por el pacífico norte!**

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**El fiero rugir del león dorado termina, pero la brillante luz que rodea su fisionomía no deja de existir. –Estas acabado.- comenta con sobriedad Aioria, recuperando lentamente su aliento. Por un momento despega la mirada del enemigo para contemplar el enorme pilar frente a él. °°Debo darme prisa y derribar este pilar. El cosmos de Shura, Dohko y Camus ha desaparecido… No puedo perder más tiempo.°°. Entonces su mirar regresa al maltrecho cuerpo de Bian, quien a pesar de haber recibido tres de las más poderosas técnicas de Leo, aún no muere. Su cosmos, aun latente, lo envuelve como una llama en el final de la batalla del pacífico norte.**

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**- No nos subestimes- contesta el fiero león a su derrotado oponente, mientras da un par de pasos hacia atrás; como si se alejara del encuentro de combate. Entonces toma entre sus manos aquella lanza de oro que, momentos antes de la batalla, había dejado clavada sobre el rocoso suelo. Con fuerza la desentierra del piso, y el dorado cosmos de Aioria envuelve aquella arma también. –Desde los tiempos mitológicos, nosotros los santos de Athena tenemos prohibido utilizar armas. ¡Solo en tiempos desesperados; y cuando Athena y el santo de Libra lo aprueban podemos utilizar estas sagradas armas!- Con cada segundo que pasa, el cosmos de Aioria se funde con aquella afilada lanza. –El poder de las armas de Libra es tan grande que puede llegar a destruir estrellas. Ni siquiera los grandes pilares de la Atlántida podrán soportar su fuerza. – Lentamente Aioria abre el compás de sus piernas, y toma el arma solo con su brazo derecho, en posición de lanzamiento. Acompañado de un rugido de batalla, el santo de Leo lanza con fuerza aquella arma en dirección del enorme pilar frente a él.  Con tremenda velocidad, el tridente de Libra se convierte en una saeta de luz dorada que avanza peligrosamente; amenazando derribar el pilar del Pacífico Norte. La batalla estaba terminada, y ahora aquella inmensa columna debía caer en nombre de Athena.**

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**Un poderoso estruendo se escucha por toda la Atlántida justo en el momento en que el arma de Libra se impacta contra el mítico pilar del Pacífico Norte. Centellando con luces doradas por un instante, el pilar lentamente comienza a cuartearse y a presentar crecientes grietas. En menos de un parpadeo, lo que parecía un pilar inquebrantable se derrumba frente a los ojos del león dorado, con un rugir que se hace sentir en todo el reino de Poseidón. El Pilar del Pacífico Norte ha caído. En el aire pronto aparece aquella mítica lanza de oro, rodando y girando tras su impacto contra la ahora despedazada columna. Con un sutil movimiento, el caballero de Leo atrapa con firmeza el arma en el aire. Regalándose un instante, Aioria contempla el horizonte pensativo mientras la brisa acaricia sus cabellos y la lluvia marina que cae del cielo besa su piel °° Camus, Dohko y Shura han caído en batalla… El cosmos de Mu está muy débil…°°Entonces su esmeralda mirar regresa al cuerpo de su enemigo. –Bian- comenta con cierto orgullo el león –fuiste un oponente formidable. Descansa para siempre junto con los restos de tu pilar.- retomando el aliento, el santo de Leo comienza una veloz carrera para salir de aquella plaza. Su misión es derribar los 7 pilares de la Atlántida, y nada lo detendrá hasta conseguirlo.**

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