*Entre rápidos y audaces movimientos, los únicos sonidos que se distinguen son los del metal raspándose entre sí y el del viento cortado por la velocidad muscular de aquellos valientes contrincantes cuando, en un funesto instante, una colisión hace imperar su sonoro estruendo sobre el desolado terreno elevado para dar lugar así a la imagen de aquel primer encuentro físico entre el Caballero Negro y el Caballero Dragón pues, con el mítico y fiel escudo de la Armadura de Bronce, Shiryu ha interceptado el puño zurdo de Andrómeda más, lacerado y aturdido por el estrépito cósmico al reventar sus ataduras, el Santo de la esperanza no es capaz de evadir el segundo embate que se clava justo a un costado de su rostro, hundiéndose en su mejilla y haciéndolo retroceder mientras su yelmo sale desprendido y empuja la gravilla hacia el acantilado, recordando la vertiginosa altura de aquellas tierras de combate -No hay duda que los Caballeros Negros comparten un poder similar al de los Caballeros de Bronce- Acepta con una delgada línea de sangre brotando de entre sus labios -Pero aun así, ustedes quienes siguen a un líder egoísta y malvado...- Asevera alzando sus brazos y posicionando su diestra con los dedos engarronados como si de las fauces del Dragón se tratasen -...No serán capaces de vencer en esta batalla- Culmina, presumiendo aquella estoica postura de combate marcial*

*Asciende hacia los cielos una aureola verdusca que recorre cada centímetro en la piel esmeralda del Dragón, aquel quien argumenta sin vacilo ni temor la mística procedencia de su coraza impenetrable -El Escudo de la Armadura del Dragón es y ah sido el más fuerte de los Escudos a lo largo de la historia- Exclama cuando sus brazos se incorporan a un costado de su cintura, apretujando sus músculos y creando una esencia cósmica impresionante -Sin embargo, no es por mi armadura que triunfaré en esta Batalla- Anexa al momento en que un estrépito se cierne en la escena pues, de un tajo, todas las partes de la Armadura: yelmo, peto, hombreras y antebrazos se desprenden al instante -Si no por el Cosmos que arde en mi interior- Finaliza con la cólera plasmada en su mirada sofocante, el Dragón de Oriente se levanta tras su espalda así como su larga cabellera ondea hacia lo alto, haciendo denotar cada cavidad muscular que se va preparando para el golpe final*

**En medio de la acumulación cósmica el santo negro escucha con atención las palabras del Dragón y responde inmediatamente: --¡Cállate maldito!, tu no sabes lo que es ser expulsado del santuario, vivir en la isla de la Reina Muerte y luchar por sobrevivir día a día-- expresa con el odio marcado en sus palabras mientras prosigue, --El no tener una identidad, solo ser sombras ocultas en la noche, eso no es vida y ahora conocerás la fuente del odio-- finaliza al tiempo que con un movimiento de ambos  brazos, las cadenas de la mano derecha que antes danzaban son enviadas directamente hacia el sitio donde se encuentra el rival atheniense. La velocidad es la de un caballero de bronce, pero van cargadas con el odio y el rencor de Andromeda; escasos metros antes de llegar a Shiryu las cadenas se transforman nuevamente en serpientes hambrientas en busca de su victima, sin embargo gracias a una orden mental, se separan tomando tres direcciones diferentes: una parte da un semicírculo hacia la derecha, otra a la izquierda y el resto continua en linea recta, el objetivo atacar desde tres direcciones diferentes aprovechando el agotamiento del rival y dificultar su escape,las cadenas viajan veloces, ¿Acertaran?**