*Aquella sigilosa fuerza sigue su paso veloz entre las escarpadas rocas de la montaña, su ambiciosa vista se mantiene al frente y su sonrisa se dibuja de manera amplia al notar su llegada a otro más de esos lugares extraños existentes en aquel hostil terreno ahora base de los caballeros negros. “Aquí es” señala en su mente deteniendo su andar y dando un paso que lo ubica justo frente aquella división de caminos, su mirada escudriña uno y otro de los existentes y finalmente se detiene a sabiendas de que un sitio como ese es perfecto para una emboscada, su figura se mantiene firme pero su cosmos negro se eleva haciéndose notar por instantes más solo para saltar entre algunas rocas tomando altura y observando los caminos, “esperare un poco mas aquí, cualquiera que desee subir, desde cualquier camino debe pasar por este sitio antes y si lo hace… yo lo estaré esperando” reflexiona para sí cerrando sus puños y manteniéndose oculto tras ello cual cazador en espera de su presa*

**Sin mayor problema el joven santo rebelde logra sobrepasar a sus compañeros en lo que respecta a terreno recorrido, llegando finalmente al lugar donde el camino antes separado ahora se vuelve a unir. El santo de bronce más próximo a la cima da con calma cortos y veloces pasos a medida que llega al siguiente escenario a atravesar si es que desea llegar a la cima de tan escarpado e inconsistente sistema montañoso, con la misma fría confianza sus pies se detienen en seco al ver como quien se cubre con una negra aura comparte con él aquel camino, pero en dirección opuesta, atentando con su posición a oponerse al joven y valiente fénix. Aquella figura que comparte con el santo de pegaso la forma de su armadura no logra causar en el caballero de colorida armadura más que la simple duda sobre su posición en esta batalla -¿tienes una parte de la armadura o no? Si no solo apártate- al momento de expresar sus despiadadas palabras una leve capa de energía comienza a formarse alrededor del joven, poco a poco mas notoria y agresiva**

*Una soberbia sonrisa se forma en los labios del caballero mercenario cuyos ojos se clavan en la figura conocida de aquel hombre delante de si, su comos reacciona de inmediato encendiéndose para generar un aura oscura como una mancha a su alrededor que se complementa por una postura de batalla avivada de inmediato por el deseo ferviente de venganza y de igual forma el deseo de obtener las piezas faltantes de la armadura de oro. –Tu- exclama con desdén a uno de los sobrevivientes de la Isla de la Reina Muerte y su sonrisa se tiñe de ambición conforme sus puños se aprietan y su cuerpo se tensa perdiendo la postura erguida y encorvándose apenas un poco para adquirir una postura de batalla delante de un guerrero que por serle algo conocido no considera un rival sencillo para nada. – ¿Crees entonces que tengo alguna de las piezas de la armadura?- cuestiona en un tono retador sin contestar a ciencia cierta si es así clavando su mirada en su futura presa y esperando cualquier clase de reacción por parte de aquel enemigo conforme su cuerpo y energía se preparan para el momento que él había deseado desde que todo comenzó, un enfrentamiento y la oportunidad de conseguir una parte más de la armadura de oro arrebatando la vida de alguno de los caballeros de bronce en el proceso.

**Simple y seca respuesta es emitida por el resoplar del viento en torno al paisaje, meciendo la melena azul que puede verse salir tras el casco del fénix a la par que muestra concordar con el aborrecedor silencio que guarda el ave mística para con el negro soldado rechazado. –Olvídalo…- pronuncia en voz baja con su acostumbrada frialdad al momento de acabar con el silencio del entorno y desviar su vacía mirada del hombre de oscura aura, retomando ésta la orientación hacia el desconocido paisaje que se avecina en proximidad a la cima. A su vez sus pies antes detenidos comienzan a avanzar dirigiéndose adelante y justo a un lado del desagradable hombre con quien ya se había encontrado anteriormente, disimulando por completo sus intenciones, casi dando la impresión de que aquel joven muchacho ha dejado a un lado su interés por la armadura dorada, por la batalla y por ver en la misma como sus enemigos sufren hasta caer inválidos al suelo. Pese a todo el avance del caballero continúa cada vez mas cerca a dar la espalda al que viste la armadura del negro corcel alado, conforme se aproxima a pasarle un brillo rojizo y vivaz, tal como la esencia explosiva de la llama, se concentra en su índice, ahora disparándose en dirección a la frente del agresivo guerrero oscuro –tus palabras ya no valen nada. Lo veré yo mismo- exclama con arrogancia al momento de detenerse nuevamente, en espera de ver a través de la mente de su enemigo y poder dejarlo incapacitado para poder tomar su parte de la armadura si es que posee alguna en su poder**