Prueba de Roll, Eta - Saint Seiya Victories

PRESENTACIÓN:

*El tiempo transcurre con lentitud más el viento lleva consigo un aire de incertidumbre que inunda cada una de las planicies que conforman aquel lejano y olvidado reino del norte de Europa, aquel reino que desde tiempo mitológicos se ha visto inundado en la desdicha y la soledad todo por el bienestar de otros pueblos, sentencia que hasta hace poco todos los habitantes parecían aceptar, más ahora la sangre de aquel pueblo guerrero es levantada una vez más después de tantos años con el único objetivo de tomar el control de todo el mundo y así buscar su libertad… -¿Que es la libertad? La facultad de abandonar un encierro o la de decidir si seguir en el…- dichas palabras rompen el silencio de aquel sombrío lugar conocido como las Ruinas de citadel donde las pálidas luces nocturnas se centrar en la altiva imagen de un hombre envestido por una roja armadura de la cual sobresale el intenso brillo de la gema que se localiza en medio de su cinturón lo cual lo cataloga como uno de los Guerreros legendarios siendo su profunda mirada la cual se centra en la blanca nieve que conforma el reino de Asgard … -La libertad es vida… y la vida se centra en la muerte ese es el fin, pero ¿Qué pasa cuando la ni la muerte ni la vida tienen significado?...- ante ello la diestra del nórdico se eleva atrapando uno de los copos que nieve dejando que sus carmesí pupilas revelen por un momento un tono de tristeza profunda que parece provenir desde el centro de su alma –Ilusos…- al instante una sonrisa irónica hace acto de presencia en el pálido rostro mientras las heladas ráfagas rodean el cuerpo de aquel Dios Guerrero revelando de tal manera una energía platinada que cubre su cuerpo y aviva las ráfagas desapareciendo con ello el copo de nieve que hasta ese entonces yacía pasible sobre la palma de aquel nórdico el cual ahora eleva el rostro en dirección del cielo nocturno donde la última estrella que conforma la carroza celeste muestra un brillo tan sobresaliente e intenso como el de la gema que yace en su cinturón –es hora de averiguar cual es el verdadero motivo de la vida… o de la muerte... si es que existe alguno…- irónicamente sentencia el instante que su rostro se declina observando ahora el instrumento musical que ostenta firmemente en la siniestra revelando ahora un brillo cargado de resentimiento -Es el momento…*

ELEVACIÓN:

*Una ligera sonrisa adorna el rostro del bargo nórdico luego de escuchar la sentencia exclamada por aquel conocido como el caballero más fiel a la deidad Athenea -pero que ironico.. exclamas que darias la vida por tu diosa si es indispensable, sin embargo tu orgullo a nublado la visión prioritaria que se te ha delegado, es tu egocentrismo excesivo el cual ha hecho que las cabezas de tus compañeros de armas caigan con facilidad ante mi serenata y aun así quieres venir y hablarme de leltad y sacrificio, el sacrificio no solo requiere cuerpo tambien alma y espiritu algo que tu no lograste comprender y contrajo consigo la muerte de tus amigos.... pero no te apures caballero, mi misericordia es infinita asi que sere yo quien te guie ante la muerte, solo de esa manera podrás expirar las faltas cometidas- al finalizar las orbes escarlatas se ciernen ante la oscuridad producida por sus parpados dejando que las rafagas congeladas que circulan citadel se unifiquen con la platinada cosmoenergia que comienza a emanar del custidio de la septima estrella que conforma la carroza celeste el cual coloca sus dedos en las finas cuerdad de su instrumento evocando una dulce melodía que no tarda en tomar el foco de atención llenando todo aquel sitio con su esplendor -demuestrame caballero de Athenea que eres capaz de reconocer tus faltas y expirar tales pecados con el único objetivo de dejar que otros vivan ¿O prefieres vanagloriarte ante tu Diosa como el único y verdadero salvador?...- sin dejar de ejecutar su magistral serenata sus carmesis vuvelven a centrarce en el capricornio denotando la determinacion de sus actos con el claro incremento de su energía congelante para que en un instante de las finas puntas del instrumento las cuerdas se alargen en dirección el santo atheniense con gran velocidad esperando atraparle*