Presentación
*Con el tronido de cascos azotar el cielo oscuro una luz espectral surge en medio de la noche energiendo de su interior un cuarteto de atroces corceles decapitados jalando una elegante pero no menos temible carrosa que vuela y curza el éter hasta el prado frontal de la catedrál que se erige en medio del bosque. Al redor del oscuro recinto se encuentran reunidos decenas de espectros cubiertos de armaduras negras que brillan como la noche, arrodillados frente a la carrosa que abre sus puertas. Del carruaje asoman las sensuales piernas de la dama más poderosa del Inframundo, con su vestido negro que finalmente cae sobre los escalones, la mujer anda a fachada de la catedral tambaleando su negro cabello para voltear con mirada severa sobre el ejercito de la muerte. Sus ojos se vuelven exaltados al dirigir sus palabras a su armada -El momento ha llegado espectros, nuestro Rey Hades, ha reencarnado en esta era en el cuerpo del ser de corazón más puro y esta catedrál se transformará en su fortaleza terrena. Pronto nuestro señor iniciará la depuración de este mundo, desaparescan en las sobras y esparsan el mensaje de salvación hasta que YO los llame ante nuestro Rey- Pandora la mujer más temible y hermana mayor de hades alza el brazo con fuerza mientras los espectros comienzan a desaparecer en las oscuras tinieblas de la noche.*
Ataque
*La fúrica Pandora aprieta con fuerza la barra negra de su terrible tridente, gruñe entre dientes y su oscura belleza ahora luce más imponente que nunca frente a aquellos que se atreven a transgredir su autoridad por obedecer a un perro callejero -¿Cómo se atreven ustedes los espectro? les enseñaré a mover la cola y a salibar cuando les ordene. Su ingenua lealtad a Radamanthys no es más que una ilusión... Lo que no saben es el lider de su absurda camada tiene un amo y ese es Hades, y yo Pandora soy la mismisima representante del señor del Inframundo, por lo que mis órdenes deben ser acatadas. ¡Ahora arrodíllense perros vagabundos!- La magna Pandora eleva la punta de su tridente, su cosmos relampaguea con furia y sed de castigo, y al apuntar con determinación a sus enemigos la mujer desata la furia de su enojo. Una lluvia de relámpagos atraviezan el techo deshaciendo el plafón e impactando el suelo con fuerza eléctrica que busca golpear a los transgresores para atravezar sus cuerpos con los rayos y quemar sus entrañas, obligarlos a arrodillarse frente a quien deben respetar y obedecer sin cuestionamientos.*