Un avión Intercontinental de dimensiones jumbo aterriza en el aeropuerto de Washington D.C. proveniente de Austria marcando con sus rechinidos de llantas todo lo largo de la pista central de este transitado sitio hasta detener sus turbinas y motores en un hangar particular al fondo del aeropuerto – Bienvenido – dice un chofer de lentes negros y traje oscuro al pie de la escalera del avión por donde desciende un joven de cabello purpura y tipo fino, piel blanca y facciones refinadas – Gracias Federico… llévame hacia la avenida 15 y la 21, en central park – y tras decir esto, el joven vestido con un traje sastre notoriamente caro sube a una lujosa limusina tan larga y flamante que su sola presencia llama la atención - ¿Qué ha sucedido con  la empresa de minería que tenias que investigar? – y sin dejar de manejar, solo bajando un cristal opaco que separa al piloto del pasajero, el conductor le pasa al hombre un sobre color  azul cielo cerrado por un sello dorado con la forma de un tridente – todo está ahí señor Sorrento – responde descubriéndose como uno de los tritones del mundo del mar enviado por Sorrento para recaudar información de la industria que ha estado contaminando el planeta por su ambición – Muy bien – dice después de abrir el sobre y leer su contenido – así que Clark Davis es el encargado de dirigir esa empresa…  - mientras el camino es recorrido por el lujoso auto, los ojos violeta de Sorrento parecen no parpadear nunca, solo se ven tranquilos, serenos y fijo, como observando hacia la nada – Isaac… eres un fiel guardián de Poseidón y me resulta difícil de comprender que no hayas cumplido una misión que se te confió, es muy raro en verdad, ahora yo haré que la voluntad de Poseidón se cumpla – sus pensamientos terminan cuando el auto se detiene en la dirección señalada, un gran rascacielos de cristal que presume en la parte más notoria de su estructura las siglas de la institución IMM (industrias mundiales de minera )

– Hemos llegado señor Sorrento – dice el falso chofer abriendo la puerta trasera por donde baja el enviado del mar - no tardare mucho… esto debió haberse realizado desde hace mucho y no podemos esperar más tiempo – al final, su figura de elegante caminar sube una larga escalera de mármol y penetra hacia el edificio – Clark Davis… - Piensa mientras el ascensor lo lleva al último piso, un penhouse de lujo estilo modernista en alto nivel – aquí es… - la campanita del ascensor así lo indica y las puertas del elevador se abren mostrando cuatro custodios perfectamente vestidos, como los clásicos guarda espaldas de los magnates mas opulentos del mundo – Lo sentimos… este piso esta prohíbo, continua al mirador o baja un piso más, pero no puedes estar en este lugar – con una voz muy varonil y profunda habla el que parece el líder, uno que lleva, al igual que los demás lentes negros pero también un aparato de intercomunicación en el oído derecho – Esta es la oficina del señor Clark Davis, ¿no es verdad?… - es lo que responde el recién llegado haciendo caso omiso de la advertencia – eso no te incumbe niño, debes irte o tendremos que sacarte de aquí – responde otro con una voz mucho mas chillona que el primero pero no menos imponente – Bien, supongo entonces que estoy en el lugar indicado por lo que voy a pasar a hablar con él – y exactamente cuando uno de sus pies sale del elevador, dos de los guardaespaldas corren en su dirección para sujetarlo de ambos brazos – ¡no entiendes verdad estúpido! – y sin mucho esfuerzo logran su objetivo deteniendo al extraño y dejándolo a merced del líder – escucha bien niño bonito, este no es un lugar que puedas pisar y como no entendiste, el ascensor ya no lo vas a poder usar, tendrás que salir por la puerta donde mandamos la basura ¡jhm jhm jhm! – y la advertencia se hace más intensa cuando su rostro se acerca demasiado al del joven, casi hasta tocarse – Ya ha pasado demasiado tiempo desde que se dio la orden en el mundo del fondo del mar… un minuto más de espera es una desobediencia imperdonable que no pienso cometer – y sin explicación o aviso previo  los bellos ojos del recién llegado y sus cabellos purpura sufren una metamorfosis y se hacen blancos para inmediatamente después cambiar su apariencia por la de una demoniaca bestia del mar, una sirena mortal de cara macabra y bestial – aaaaahggg ¿qué demonios? – esta situación ante la sorpresa de los que lo tenían sujeto conlleva a que por instinto lo suelten mientras el líder queda completamente paralizado, como petrificado ante la presencia ahora normal del joven – Todos morirán por la codicia de unos cuantos… - habla mientas su dedo índice se coloca en el mentón del hombro inmóvil comenzándolo a levantar con gran facilidad hasta que su bazo queda bien estirado y el sujeto en los aires sostenido solo por el índice – y eso es una pena porque el mundo debería de ser un lugar muy bello y no un sitio corrompido por la avaricia y el poder – acto seguido arroja al guardián contra el que está más al fondo poniendo fuera de combate a ambos mientras los otros se vuelven a abalanzar sobre él con un golpe cada uno que pretende golpear el rosto y el abdomen al mismo tiempo siguiendo su duro entrenamiento de combate más un soplido de aire pasa en medio de ambos y la figura del muchacho se da a notar a espaldas de ellos dos con un parado solvente pero elegante, como si nunca su hubiera movido y cuando por fin lo hace y empieza a caminar, ambos guardias terminan su carrera pero con los ojos en blanco y una extraña marca de golpe en su estomago, igual a que si hubieran sido golpeados por un palo o un arma relativamente delgada – ahg… – es lo último que mencionan mientras caen de bruces y el individuo penetra las puertas de cristal que llevan a la oficina principal…

Dicho lugar es muy amplio, refinadamente adornado y repleto de obras de arte en pinturas y esculturas, una gran alfombra roja de terciopelo que cubre el total del piso y al fondo, un escritorio de roble fino en el que se encuentra un hombre madura, de cabello cano y bigote recortado… impecablemente vestido – Reinaldo, te he dicho que no me molestes cuando estoy trabajando – dice sin levantar la cara, pensando que se trata del jefe de su guardia el que entra – Está equivocado… no soy Reinaldo – y cuando levanta la cabeza, la sombra esbelta del hombre lo cubre y todo queda en un misterio inmenso, increíble

Ahora la óptica se posiciona en la bahía cercana, en la zona industrial donde entran y sales barco, donde suben y bajan pesadas cajas movidas por poderosas grúas pero en especial donde la se encuentra una gran área industrial propiedad de está mega industria minera a donde llega la limusina – Este es el lugar señor Sorrento – dice el chofer al tiempo que el extraño y Davis bajan del auto – ¿A que me has traído aquí? La fabrica de la empresa ya la conozco ¿Quién eres tú, que buscas? ¿Quieres dinero, te daré lo que quieras miserable?-  pero el hombre no responde, con un gusto de decepción disimulado avanza un poco hasta dejar atrás al gerente de la minería – Dinero, corrupción y avaricia, en eso piensas y como tú, la humanidad gasta sus esfuerzo en recaudar riquezas sin medir las consecuencias de sus actos en todo el mundo…. Mi nombre es Sorrento y soy un embajador del gran emperador Poseidón, dios de todos los océanos del mundo… él me ha enviado para castigar a cuanta corrupción haya en la tierra, mira a tu rededor y observa fijamente lo que ha creado en el ambiente la riqueza que han acumulado – ante las palabras la mirada del empresario observa una infinidad de empresas industriales de diferentes y muy diversas productos pero todas emanando sus gases contaminantes por medio de inmensas chimeneas distribuidas por todos lados, observa también un caos de movimiento que crea estruendosos sonidos y distorsionantes escándalos de metales, automóviles, trailes  y maquinas que destrozan los odios de cualquiera, pero lo que más llama su atención es la nula existencia de aves, perros, gatos o cualquier otro animal incluso, su asombro se acresenta cuando sus ojos captan un derrame de líquidos tóxicos, petróleo quemado, y otros que se escurren por tuberías de desagüe directo al mar eliminando cualquier rastro de vida marina en todas las cercanías – pe, pero no es posible, eso no debería de pasar – entonces Sorrento interrumpe – Así es, nunca debió haber paso y Poseidón no permitirá que siga pasando – entonces levanta su brazo mientras Davis pregunta – ¿qué quieres decir, que está pasando? – y por respuesta, el brazo del enviado del mar baja y de la extremidad sale un haz de luz bicolor, entre purpura y rosa claro que se mueve de forma zigzagueante por entre los autos, maquinas y las fabricas hasta entrar en la de la empresa y desaparecer justo cuando parece imparta, luego y tras unos segundo, todo el camino que recorrió la luz empieza a explotar y a destrozar todo culminando con una destructiva explosión de la planta principal de la minería, primera en una secuencia de explosiones y destrucción inimaginable que arrasa con todo, maquinas, traíles, bodegas, personas, trabajadores, tuberías…  todo cuanto ocasiona un daño a la naturaleza - ¿Qué haces maldito infeliz?  todo eso cuesta millones de pesos – y con rabia arremete contra el músico para golpearlo pero es interceptado por el tritón que lo derriba de un fuerte puñetazo en el vientre – Iras con los empresarios de todo el mundo y hablaras de lo que has visto, deberás decirles que no pueden seguir destruyendo el planeta ni a los seres vivos que hay en él, pues la justicia de Poseidón nunca más lo permitirá – tras esto, sube al auto junto con su chofer Federico y se aleja perdiéndose entre el humo de las explosiones, mientras arrodillado y con un temor indescriptible en su rostro el gerente de la minería observa los escombros de lo que fue una vez, la zona industrial más importante de Washington