Luego de las batallas contra los caballeros de Athena en la catedral del mal en Italia, Wimber, el aspirante a Espectro de Vampiro ha decidido salir de la protección del Kekkai que brinda el señor Thanatos a este lugar.
- mis victorias no han sido divertidas, esas escorias de Grecia no representan una verdadera misión, es hora de probarles que el gran asesino del inframundo, Wimber, puede hacerlos pedazos en cualquier lugar y que no necesita de la protección del señor Thanatos -
Entonces, un viaje largo lo lleva directamente al pie de una montaña donde se pueden apreciar decenas y decenas de casas humildes y con un diseño característico de los pueblos antiguos de Grecia, más arriba sin embargo, el gran santuario se alza de forma imponente.
- Ahí está el santuario de Grecia, ahí mismo enterrare a todos aquellos caballeros que encuentre en mi camino -
Dice este guerrero delgado y de ropas negras muy ceñidas al cuerpo
- pero, ya que estoy en este lugar aprovechare para alimentarme, mis niños y yo debemos de llegar completamente fuertes -
Adjunta cuando atrás de él aparece una gran nube negra de la que provienen escandalosos chillidos y golpes de alas. Sonidos que se acrecientan y se hacen más pesados a medida que pasan sobre el asesino
- vayan mis niños, la mesa está servida -
Dice con un grito enorme y gutural que retumba en todos lados, acto seguido toda aquella masa negra se descubre como una incontable mana de vampiros que se adentra con largas filas sobre el pueblo, atacando a la gente y mordiéndola
- jajajaja coman, maten, secuestren, reúnan fuerzas porque nuestro plato fuerte esta allá arriba -
Adjunta mientras cruza por la calle principal del pueblo hasta llegar a la salida de este
- el asesino del infierno y sus amados niños han llegado malditos caballeros, ustedes serán los siguiente en morir -
Y tras estas palabras los murciélagos empiezan a despegarse de los cuerpos muertos y desangrados de la gente para empezar un vuelo hacia el santuario de Grecia.