*Fuertes y constantes pasos aventuran la llegada de dos sujetos a una de las habitaciones del Valhalla, vestidos enteramente por ropajes vikingos y envueltos en la formalidad misma de aquellos que custodian cada rincón de Asgard - ¡Señor Siegfried! - Es el inminente grito de estos personajes, que rápidamente acuden al Comandante de la Nación*
*Es por eso que ante las constantes llamadas, aquel héroe de la Leyenda accede, saliendo del cuarto en donde se encontraba - ¿Qué es lo que sucede, guardias? - Indaga, dirigiendo su mirada hacia los personajes que le buscan - ¿Por qué tanta prisa? -*
*Fatigados y cansados por la enorme prisa que llevaban, ambos muchachos se toman un descanso, reclinándose y sujetándose las rodillas - Es... ¡El Bosque de los Espíritus! - Alcanza a decir uno de ellos, mientras que el otro... - Señor... -*
*Así es como la atención regresa al Comandante, quién por un segundo es recorrido por la extraña sensación de un hecho que percibía "El Bosque de los Espíritus... Aquel que es resguardado por Alberich" Entonces, su disposición se muestra con mayor rectitud dando tiempo a los soldados para que se recuperen del agotamiento, en tanto que cuestiona: - ¿Qué es lo que sucede en el Bosque de los Espíritus? -*
*Y con la necesidad de no demorar mucho para no quitarle demasiado tiempo a la máxima figura del Valhalla, uno de los guardias antecede al otro - ¡Es Alberich Señor...! - Advierte, a medida que su compañero toma compostura - ¡Así es! Alberich no se encuentra resguardando el Bosque de los Espíritus -*
*- ¿Qué? - Algo exaltado por la noticia, el puño derecho del Dragón del Norte se oprime con fuerza hasta la altura del pecho "Sabía que algo extraño haría luego de ser nombrado como Dios Guerrero, ¡maldito Alberich!" Con molestia, enfocándose en los dos hombres de servicio - ¿Y no hay ninguna persona que sepa algo de él? - pregunta*
*- Ninguna, Señor - Responden con el mayor respeto posible, inclinándose ante el Líder de los Escoltas Imperiales del Valhalla - Sin embargo, entre los aldeanos, circunda el rumor de que un extraño suceso dió lugar hace unos días. Un extraño carruaje negro, aterrizó desde los cielos, justo en el Bosque de los Espíritus - Explica uno de ellos, mientras que el otro, frunce su entrecejo mostrando clara molestia - ¡Tonto!, ¡¿cómo te atreves a decirle al Comandante una blasfemia como esa?! Es obvio... que ese anciano loco lo inventó -*
*- ¡¿Qué dijiste?! - Rápidamente, Siegfried se detiene en el relato del primer guardia - ¿Un carruaje negro? - agrega a su cuestión*
*- E... ¡es lo que se rumorea Señor Siegfried! - Contesta el joven que otorgó la noticia, mientras que el otro cierra su puño con bastante fuerza e impotencia - ¡Bah, no seas estúpido! Eso es imposible - desviados del tema por aquella cuestión, ambos guardias comienzan a murmurar en lo bajo, simulando una discución clásica*
*- ¡Guarden la calma! - Ordena Siegfried al ver el pequeño disturbio que ambos personajes cometen en el interior del Palacio "Un carruaje negro... y Alberich desaparecido. Esto es bastante extraño" lleva acabo en su mente, un veloz análisis de todo lo dicho por aquellos personajes - Está bien, por el momento pueden retirarse. Mantenganme alerta de cualquier suceso, ahora que Poseidon nos ha dado la Independencia absoluta, tenemos que estar más atentos que nunca -*
*- ¡Sí, señor! - A la par, responden ambos, dando media vuelta y desapareciendo de la escena en tanto que los murmullos de pelea entre ellos, continúan oyéndose por unos cuantos segundos más*
Este es mi máximo orgullo, ¡defender Asgard con mi puño!