- Grecia... -
Pronto, un tono extranjero resuena en una tierra árida, compuesta por algunos montes en algún lugar de Grecia y acompañada por una serie de pasos de una figura incógnita aún, que se desvela al pié del amanecer.
- Este viaje no habrá sido en vano -
Con una sonrisa impecable, simplemente llena de sentimientos puros y arraigados a un suceso no muy lejano, se declaran los rasgos de un español cuya mirada filosa, tan hostil como el borde de un sable, se clava en el Sol.
- Hoy empieza algo nuevo para mí... un desafío distinto, una encomienda Sagrada -
Pesados sus párpados, caen encandilados por los primeros brillos del Astro, pero ese gesto decidido se mantiene a rajatabla, y una serie de recuerdos marcan el principio de una vida que cambió para siempre.
- ¡Shura! -
Entonces, en un sitio completamente distinto, algo difícil de describir por el resplandor del recuerdo, se vuelve foco en el que la escena muestra a un niño que descansa bajo el manto de una Espada Sagrada.
- Shura... ¡despierta! -
Y la calidez de un tono femenino, provoca una sensación de resurrección en un joven que aparentemente se encontraba moribundo, el cual ahora es envuelto en un amplio resplandor dorado que irradía su sangre y se fusiona con la imagen de la imponente Excalibur.
- Q... ¡¿quién es?! -
Con algo de dificultad, el infante intenta ponerse de pie apoyando sus manos sobre el frío suelo, reanimándose después de lo que parece haber sido una noche fría y dura.
- Shura... Todos los hombres nacen con un propósito, pero el tuyo es completamente distinto. Esa espada que ahí ves, se fundirá en tu sangre. Y tú, serás algún día el orgulloso portador de esa arma que solo hace entrega la Diosa Athena a su guardián más fiel... -
Pero todo se vuelve difuso otra vez, con lentitud el entorno cambia y una brisa leve, acaricia con suavidad una melena corta y verdosa.
- Todo ha sido muy claro... ese no fue un sueño. Yo nací para esto. -
Convencido y entuciasmado, éste vuelve a abrir sus ojos y en ellos, un brillo distinto se percibe.
- He llegado al Monte Pirineos, y este... este es el principio de mi conversión. ¡Yo seré un Caballero de Athena!, ¡yo seré el guerrero más fiel y devoto a su Santidad! -
- Shura -