Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo Dios".
Jn 6, 60-69
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Con el fragmento del Evangelio de Hoy, completamos el Capitulo 6 de san Juan, el que no ha acompañado durante ocho días. Las enseñanzas de Jesús, del mismo modo como a nosotros nos causa un efecto impactante, en aquel tiempo a los discípulos y los apóstoles, también les causo un efecto especial. San Juan siempre nos dice el efecto que le causaba el discurso de Jesús a la muchedumbre, pero ahora lo hace con estos casos concretos.
Después de escuchar la enseñanza de Jesús, muchos de sus discípulos decían: ¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo? Esta doble enseñanza de Jesús produce escándalo en los discípulos. Estos están contrapuestos a los apóstoles, y por este pasaje se sabe que eran muchos. En diversas ocasiones, los evangelios hablan de discípulos de Jesús. Para ellos era esta enseñanza dura, no de comprender, sino de admitir; pues por comprenderla es por lo que no quisieron admitirla. Era doble: que él bajó del cielo — su preexistencia divina — y que daba a comer su carne.
Jesús les responde con algo que es diversamente interpretado. Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: ¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? Si esto es escándalo para ellos, ¿qué sería si lo vieran subir a donde estaba antes? Por la forma como lo dice, hace ver su origen divino: donde estaba antes era en el cielo (San Juan 17:5.24), de donde bajó por la encarnación. Esta respuesta de Jesús, para unos vendría a aumentarles el escándalo, al ver subir al cielo al que, por lo que decía y exigía, venían a considerar por blasfemo. Para otros, estas palabras que se refieren a la ascensión, serían un principio de solución: verían un cuerpo no sometido a ley de la gravedad; por lo que a un tiempo demostraba, subiendo a donde estaba antes, que era Dios, y que podía dar a comer su carne de modo prodigioso — eucarístico — sin tener que ser carne partida y sangrante.
Jesús dice: El Espíritu es el que da vida, la carne de nada sirve. En la perspectiva literaria de San Juan, probablemente se refiere a ambas cosas. Para precisar más el pensamiento, les dice que el espíritu es el que da vida, mientras que la carne no aprovecha para nada. De esta frase se pueden dar dos interpretaciones:
Pudiera, a primera vista, parecer esta frase un proverbio, ya que Jesús no dice mi carne. Sin embargo, en la psicología judía, el principio vivificador de la carne, de la vida sensitivo-vegetativa — aunque no muy precisa —, no era el espíritusino el alma. Por eso, si la expresión procediese de un proverbio, éste estaría modificado aquí por Jesús, con objeto de que sobre él se aplicase esta sentencia.
Así como la carne sin vida no aprovecha, de nada sirve dice Jesús, pues el alma, el espíritu vital, es el que la vitaliza, así aquí, en esta recepción de la carne eucarística de Jesús, que no es carne sangrante ni partida, ella sola nada aprovecharía; pero es carne vitalizada por una realidad espiritual, divina, que es el principio vitalizador de esa carne eucarística, y, en consecuencia, de la nutrición espiritual que causa en los que la reciben. Sería una interpretación en función de lo que se lee en el mismo San Juan: Lo que nace de la carne, es carne; pero lo que nace del Espíritu, es espíritu (San Juan 3:6).
Jesús, contrapone el espíritu a la carne, que es materia, por eso dice que la carne no sirve para nada, mientras que es el espíritu el que da la vida, y las palabras que dice el espíritu también son palabras de vida.
La Eucaristía es la carne de Dios, que, por lo mismo, vivifica. Por eso, el concilio de Efeso condenó al que negase que la carne del Señor no sea vivificadora, pues fue hecha propia del Verbo poderoso para vivificar todas las cosas.
Otra interpretación está basada en que sólo se afirma con ello la imposibilidad humana de penetrar el misterio encerrado en estas palabras de Jesús. Carne o carne y sangre son expresiones usuales para expresar el hombre en su sentido de debilidad e impotencia (San Juan 1:14; Mt 16:17, etc.). Aquí la carne, el hombre que entiende esto al modo carnal, no logra alcanzar el misterio que encierra; sólo se lo da la revelación del Espíritu.
En función de la interpretación que se adopte está igualmente la valoración del versículo siguiente: Las palabras que les dije son Espíritu y Vida.
En el segundo caso, el sentido de éstas es: aunque el hombre por sus solas fuerzas no puede penetrar el misterio de esta enseñanza de Jesús si no es por revelación del Espíritu, éste, por Jesús, dice que estas palabras son espíritu y vida, porque son portadoras o causadoras para el ser humano de una vida espiritual y divina.
En el primer caso, el sentido es que las enseñanzas eucarísticas de Jesús — Las palabras que les dije — son vida espiritual, porque esa carne está vitalizada por una realidad espiritual y divina, que es el Verbo hecho carne (San Juan 1:14).
Pero estas enseñanzas de Jesús no encontraron en muchos de sus discípulos la actitud de fe y sumisión que requerían. Y las palabras que ellos llamaron duras, les endurecieron la vida, y no creyeron en El; Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. En un momento rompieron con El, retrocedieron, y ya no le seguían en sus misiones giradas por Galilea. Pero san Juan, conforme a su costumbre, destaca que esto no fue sorpresa para Jesús, pues El sabía desde el principio quiénes eran los no creyentes, lo mismo que quién le había de entregar. Es, pues, la ciencia sobrenatural de Jesús la que aquí destaca de una manera terminante. Este desde ese momento, hace ver que se trata del momento en que cada uno de ellos fue llamado por Jesús al apostolado.
Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. Jesús preguntó entonces a los Doce: ¿También ustedes quieren irse? Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo Dios.
San Juan, nos pone ahora la cuestión de fidelidad que Jesús plantea a los apóstoles. Jesús plantea abiertamente el problema de su fidelidad ante El, a causa de esto, a sus apóstoles. La partícula interrogativa con que se lo pregunta supone una respuesta negativa. No dudaba Jesús de ellos, pero habían de hacer esta confesión en uno de esos momentos trascendentales de la vida.
Y le confiesa que no pueden ir a otro, pues sólo El tiene palabras de vida eterna, porque la enseñan y la confieren, como relatan los evangelios. Y le confiesa por el Santo de Dios, que es equivalente al Mesías (Jn 10:36; Mc 1:24). No deja de ser un buen índice de fidelidad histórica, y del entronque de san Juan con los sinópticos, el que aquí, en este evangelio del Hijo de Dios (Jn 20:31), se conserve esta expresión. Y ante el Santo de Dios, el Mesías, no cabe más que oírle y obedecerle. Ya no bastan Moisés ni los profetas.
Aquí se contrapone acusadamente su fe en El por los apóstoles —Nosotros hemos creído y sabemos —, frente a la incredulidad ligera de los discípulos que le abandonaron (Jn 17:8).
La confesión de Pedro en nombre de todos era maravillosa, es modelo para cualquier creyente. Esta confesión, nace de una discusión entre Jesús y sus oyentes. Jesús expone sus enseñanzas sobre el Pan de Vida y sobre la necesidad de comer su carne y beber su sangre para tener vida, los oyentes se mostraron escépticos, entonces Jesús les repitió el mensaje con más fuerza y ellos encontraron duro el mensaje y se alejaron de El. Hoy sucede lo mismo, hay quienes se apartan del seguimiento de Jesús por lo exigente del mensaje, porque les compromete toda la vida y en todos los ámbitos. Entonces Jesús, sin ceder nos interroga ¿También ustedes quieren irse?, respondámosle igual que Pedro, resueltos a seguirle siempre, pues El, y solo El tiene palabras de Vida Eterna; Apartarse de Jesús, es ir a la muerte.
Juan Pablo II, escribió en laCARTA APOSTÓLICA MANE NOBISCUM DOMINE : La “fracción del pan” —como al principio se llamaba a la Eucaristía— ha estado siempre en el centro de la vida de la Iglesia. Por ella, Cristo hace presente a lo largo de los siglos el misterio de su muerte y resurrección. En ella se le recibe a Él en persona, como “pan vivo que ha bajado del cielo” (Jn 6,51), y con Él se nos da la prenda de la vida eterna, merced a la cual se pregusta el banquete eterno en la Jerusalén celeste.
“conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí”
Jn 10, 11-18
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.JESÚS ES LA PUERTA DEL REDIL
En el Capitulo anterior de este Evangelio, (Jn 10,1-10), Jesús es la Puerta del redil, en una parábola que es una alegoría, es decir algo figurativo en una vida pastoril. Puerta para ir, en la hora mesiánica, al pueblo, y el único Pastor al que han de seguir todos, como rebaño, para salvarse. Jesús comienza identificándose, alegóricamente, con la puerta del redil. Este es Israel, El es la puerta de las ovejas. Pero el contexto exige que se refiera no a las ovejas, Israel, que entren o salgan por él, sino a los pastores que se acercan o quieren regir, religiosamente, a Israel y que boicotean el ingreso del pueblo en la fe de Jesús Mesías — en el redil cristiano de Israel — Mientras que el ladrón del rebaño (los fariseos), no entra por la puerta del redil, porque entra clandestinamente para perjudicar, así aquí, en cambio, siendo El la puerta, el que entra en el rebaño de Israel por medio de Jesús, que es con su fe y autoridad, ése será salvo, irá y vendrá, y encontrará pasto, el buen pasto espiritual, para su rebaño.
2.“YO SOY EL BUEN PASTOR”
En segunda parte, el Evangelio de hoy, Jesús nos presenta, alegorizando la parábola base, el anunciarse El como el Buen Pastor. El se presenta como el Pastor, el bueno. Con ello quiere decir que en El se encuentran las condiciones eminentes de un pastor; es decir, de un pastor espiritual digno de este nombre.
Jesús, es el buen pastor que da su vida por sus ovejas. Si en absoluta exigencia moral no se exigiese tanto, con ello se expresa la solicitud del Buen Pastor, Jesús, apuntándose con ello elementos alegóricos. Acaso esté inspirado en lo que David, tipo del Mesías, cuenta de sí mismo cuando era pastor: que perseguía al león o al oso que le había robado una oveja, hasta quitársela de sus fauces (1 Sam 17:34-36; cf. Ez 34:23; Is 31:4).
3.EL ASALARIADO, EN CAMBIO, QUE NO ES EL PASTOR.
Dice Jesús: El asalariado, en cambio, que no es el pastor. Pero frente al buen pastor está el pastor asalariado, que no puede tener, naturalmente, esta estima por el rebaño. Y así, al ver venir al lobo, que es el enemigo tradicional de las ovejas, (Vayan, pero sepan que los envío como corderos en medio de lobos, san Lucas 10,3), abandona el rebaño, poniéndose a salvo, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Leyendo a san Agustín, me doy cuenta que pensaba que en el pastor asalariado se representaba a los fariseos, y en el lobo que arrebata dispersa las ovejas, se significaba al diablo. Tratándose fundamentalmente de una parábola alegorizante, se ve ya que no todos los elementos exigen una interpretación alegórica. Aunque en el νuevo Testamento, se usa la imagen de lobos rapaces para indicar las infiltraciones heréticas (Act 20:28 ss), aquí parece ser un elemento más para la descripción del tipo, como no pasan, probablemente, de serlo los osos y los leones que David mataba (1 Sam 17:34-36). No lo es, en cambio, el ver en la pintura del pastor asalariado, no un simple recurso literario, sino una alusión intencionada a los malos pastores de entonces en Israel, los fariseos, ya que instintivamente se piensa en ellos por la estructura del relato.
4.CONOZCO A MIS OVEJAS, Y MIS OVEJAS ME CONOCEN A MÍ
Frente a estos malos pastores, que huyen ante los peligros de su rebaño, Jesús es para su rebaño de Israel el buen pastor, que de tal manera lo vigila, lo apacienta y que hasta llega a dar su vida en provecho de sus ovejas. Lo que aquí dice, sapiencialmente, como condición de todo buen pastor, con el que se identifica, como los indica en este evangelio. Es la enseñanza y profecía de la muerte redentora de Jesús.
Dice Jesús; Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí. También Jesús, nos enseña un segundo aspecto de su obra de buen pastor, es el conocimiento que El tiene de sus ovejas, lo mismo que el que ellas tienen de El. Y esto en su doble aspecto, es decir las ovejas de Israel y las de los gentiles.
5.COMO EL PADRE ME CONOCE A MÍ Y YO CONOZCO AL PADRE
Luego Jesús agrega: -como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- Entre Jesús y sus ovejas hay un conocimiento recíproco. Pero el conocimiento universal y sobrenatural de Jesús a las ovejas de su rebaño está muy acusado. No es por alguna señal externa, sino por algo más íntimo, más profundo y auténtico, basado en una semejanza de como el Padre y el Hijo se conocen, que no es solamente por un conocimiento intelectual, sino por un conocimiento a la vez intelectual y amoroso.
No se trata aquí de las relaciones metafísicas del Padre y el Verbo, sino de las relaciones mutuas del Padre y el Hijo encarnado — conocimiento y amor recíproco de ambos (Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, Mt 11:27) —, que es el tema del evangelio de San Juan, y cómo podrá el Hijo dar su vida por las ovejas. San Juan dice en otro pasaje, suponiendo este conocimiento amoroso: Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor (1 Jn 4, 7.8;). Calcado este conocimiento y amor en el conocimiento amoroso del Padre y del Hijo encarnado, se sigue que, en sus ovejas, este conocimiento es sobrenatural, y este amor es de caridad. Estas ovejas aman a Jesús como al Hijo de Dios encarnado.
6.LA TERNURA CON QUE JESÚS CONOCE Y AMA.
Si en el fondo de todo este conocimiento amoroso hay una predestinación (Jn 6:44.65), lo que resalta inmediatamente es la ternura con que Jesús conoce y ama. Y son las ovejas que conocen su voz, y El va delante de ellas en su vida y las llama por su nombre. Así llamó a sus apóstoles e incluso materialmente a Pedro, cambiándole el nombre y preguntándole un día por su amor, Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? (Jn 21:15), lo mismo que llamó por su nombre a María Magdalena (Jn 20:16).
Pero, diciendo aquí que conoce a sus ovejas, y que éstas, y no habla de otras, le conocen, al modo amoroso que indica, hace ver que se refiere a sus discípulos. Es ya un conocimiento amoroso actual. Por tanto, saben quién es El — el Hijo de Dios — ; y así le aman. Y amándole como a tal, le siguen: son sus discípulos.
7.EL PADRE ME AMA PORQUE YO DOY MI VIDA PARA RECOBRARLA
Dice Jesús: Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Un aspecto de gran importancia, de este Buen Pastor, es que tiene que extender su solicitud a la universalidad del rebaño, Por eso lo proclama con el ansia del verdadero Buen Pastor. Las otras ovejas, contrapuestas a las que ya tiene en el redil del cristiano Israel, el redil que estaba bajo la conducción del Pastor divino, son los gentiles.
Dice Jesús: El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre. Para esta obra, Jesús tiene un mandato del Padre. Jesús en toda su obra no hace más que obedecer el plan del Padre. El mismo dirá, valorando este mandato recibido: Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor, (Jn 15,10). Es la doctrina que el νuevo Testamento enseña sobre Jesús: su obediencia a los mandatos del Padre. Y así, por esta obediencia y sumisión total a los planes del Padre, por todo esto, Jesús está siendo también siempre amado por el Padre (Jn 5:20).
8.NO HABRÁ MÁS QUE UN PASTOR, EL ÚNICO, EL BUEN PASTOR
Muriendo por todos, pero en el sentido de ser necesario, como es tan frecuente en San Juan, por ser los planes de Dios, que a todos los tenga en su rebaño; que oigan, eficazmente, su voz, que le conozcan amorosamente, como las ovejas cristianas del otro redil, a fin de que El las conduzca como rebaño único, que El guía a la vida eterna, que abundantemente les da. Y así no habrá más que un Pastor, el único, el Buen Pastor, que conduce al cielo, a la vida, a un único rebaño, compuesto de los fieles de Israel y de todo el mundo. Es a un tiempo la enseñanza de la vocación universal de las gentes y la profecía de su incorporación al rebaño de Jesús. Es el tema que Juan se complace en destacar.
La Iglesia es el rebaño a que se refiere Jesús, nosotros podemos pensar en verdad que somos las ovejas del rebaño de Jesús, el Buen Pastor, por tanto, podemos tener confianza y esperanza, estas, fundadas en la palabras y promesas del Buen Jesús, el nos cuida y nos cuidará, nos dará en las verdes praderas, buenos pastos espirituales, nos defenderá de nuestro enemigos, nos ayudará en nuestros cansancios y nos permitirá descansar junto a El.
Cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré”
Jn 14, 6-14
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.YO SOY EL CAMINO, Y LA VERDAD Y LA VIDA.
En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: "Yo soy el Camino, y la Verdad y la Vida. Verdad y vida aparecen como dos expresiones sapienciales correlativas. Ya en el Antiguo Testamento la sabiduría es la que conducía por y a las vías de la vida. Jesús aquí se identifica con la sabiduría, que en algunos pasajes del Antiguo Testamento parecen revestir, preparar, la trascendencia divina de la misma.
Jesús, es el camino en cuanto revela al Padre, nos da a conocer el camino que nos conduce a Padre: El mismo es el único acceso al Padre. Jesús es el camino, porque el nos mereció la gracia que nos hace hijos de Dios y herederos del cielo y de El. Todo esto con su ejemplo que nos enseña el camino que hemos de seguir para llegar al cielo.
Jesús, es la Verdad; en medio de tanta mentira y falsedad. Para nosotros es una gran paz saber que esta verdad no cambia. Jesús es la vida, el es el centro de nuestros corazones, de todos los que desean vivir la bondad y el amor.
Jesucristo es Dios, una misma cosa con el Padre. Conocer a Jesucristo, es conocer a Dios, amar a Jesucristo es amar a Dios, servir a Jesucristo es servir a Dios.
Al comienzo del capitulo catorce, en versículo Jesús dice: Crean en Dios y crean también en mi Puesto que ya creen en Dios, que crean también en El; que esa fe en El se mantenga y aumente en su ausencia, a pesar de que van a presenciar su muerte de cruz; que crean en El como en el Hijo de Dios, tema del evangelio de san Juan.
2.NADIE VA AL PADRE, SINO POR MÍ
En este fragmento, esta sección se enlaza con este versículo, en el que les habla de la fe en el Padre y en El. Si va al Padre, lógicamente surge el hablar de quién sea: que conozcan el término adonde va. A lo que se une la frase del versículo, Nadie va al Padre, sino por mí, ya que nadie puede venir al Padre sino por Jesús.
Dice Jesús: Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Es decir nos promete para el futuro que sabremos de un conocimiento especial del Padre. ¿Es para cuando estén en las moradas que va a prepararles? Pero - Ya desde ahora lo conocen--- es decir, desde el tiempo en que Él, durante su ministerio público, les hizo la gran revelación de Dios Padre, que envió a los seres humanos a su Hijo verdadero. Por eso, al conocer al Hijo, se conoce al Padre, en el sentido de que lo engendra, comunicándole su misma naturaleza divina, lo mismo que por comunicarle las obras que hace.
3.SEÑOR, MUÉSTRANOS AL PADRE
La insistencia de Jesús en tratar el tema del Padre, ha suscitado en algunos de ellos el deseo de un conocimiento más profundo y mas experimental, es así como Felipe le dijo: - Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta - La pregunta de Felipe que pide les muestre al Padre, pensando que Jesús, que hizo tantos milagros, se lo manifestase ahora con una maravillosa teofanía, al estilo de lo que se pensaba de Moisés o Isaías, que habían visto a Dios, hace ver, una vez más, la rudeza e incomprensión de los apóstoles hasta la gran iluminación de Pentecostés.
De ese conocer al Padre y al Hijo se sigue que también han de saber que están el uno en el otro. ¿Cómo? Podría pensarse que por la unión vital e inmanencia del uno en el otro, por razón de la persona divina de Jesús; Pero seguramente se refiere al Verbo encarnado, como San Juan lo considera en el evangelio. Y así el Padre está presente en El, aparte de otras presencias, por las obras que le da a hacer. Dice en un texto, que es la mejor interpretación de éste: Si no creen a mí, crean a las obras (milagros), para que sepan y conozcan que el Padre está en mi y Yo en el Padre – (Jn 10:38; cf. Jn 14:20) -. El Padre está por la comunicación que le hace, y El está en el Padre por la dependencia que su humanidad tiene de El para realizar los milagros y el mensaje.
Por último, para la garantía de esta mutua presencia y de la verdad de que quien lo ve a El ve al Padre, remite a las obras que el Padre hace en El.
4.EL QUE CREE EN MÍ HARÁ TAMBIÉN LAS OBRAS QUE YO HAGO
Luego Jesús nos hace una promesa, dice: Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. La primera promesa que nos hace es que no sólo harán las obras que Yo hago sino que aún las hará mayores. Y la razón es porque El va al Padre.
La palabra obras, a las que Jesús se remite, es la garantía de su verdad. Ya el anuncio que Jesús hace a los suyos es de optimismo: su ausencia no los dejará en el fracaso, porque harán aún obras mayores que las que El hizo. ¿Qué obras son éstas?
5.LAS OBRAS QUE EL PADRE ME DIO A HACER
Cristo dice en otro pasaje: Las obras que el Padre me dio a hacer, esas obran dan testimonio en favor mío de que el Padre me ha enviado (Jn 5:36). Es toda su obra mesiánica: su actividad, su enseñanza de las cuales los milagros son signos.
En esta misma línea mesiánica están estas obras que les promete hacer. Son la obra mayor de la expansión mesiánica, que Jesús tenía circunscrita a Palestina y que ellos llevarán hasta los confines de la tierra (Act. 1:8). Harán las obras que El hizo, enseñar el mensaje y confirmarlo con milagros, y las harán mayores, por la extensión de ese mensaje y milagros por todo el mundo.
Es la interpretación que ya daba San Agustín: Con la predicación de los discípulos creyeron no unos pocos, como eran ellos, sino pueblos enteros. Y éstas son, sin duda, obras mayores. Y esta obra que van a hacer se debe a que El va al Padre. Es El quien, por ellos, va a realizar y confirmar su obra de expansión mesiánica.
6.SI USTEDES ME PIDEN ALGO EN MI NOMBRE, YO LO HARÉ.
Lo que pidan al Padre en nombre de Cristo, eso lo hará Cristo. Podría pensarse que Jesús lo haría como un instrumento del Padre. Pero parece acusarse deliberadamente la divinidad del Verbo encarnado al ponerse en una misma línea. Así dijo: Yo y el Padre somos una misma cosa – (Jn 10:30) - los judíos consideran que con ello se hacía Dios (Jn 10:33).
A esto mismo lleva el que lo que le pidan a él en su nombre, por él mismo: Yo lo haré. Se pone en una esfera trascendente, en paralelismo con el Padre. Se acusa en ello la divinidad del Verbo encarnado
7.¿QUÉ SIGNIFICA PEDIR EN MI NOMBRE?
Puede tener varios sentidos, ya que, conforme al uso semita, nombre está por la misma persona. Así podría significar: alegar al Padre que es su Hijo (Jn 16:23-24); ponerlo por intercesor (Jn 11:12); alegar su poder o autoridad (Act 3:6-12); pedir unidos vitalmente a El (Jn 15:5); o como representantes suyos y encargados de continuar su obra (Jn 15:16).
El contexto inmediato se refiere a las obras mayores, que es su obra de enviados de Jesús a continuarla. Por eso, el sentido preferente aquí de en mi nombre se refiere a los apóstoles, que unidos a El – (Jn 14:12; 15:5 ) -, le piden a El todo lo que necesitan, como continuadores de su obra.
Dijo Jesús: Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Siempre es Jesucristo continuando su obra, a través de sus apóstoles, para cumplir su misión: glorificar al Padre.
Jesús nos prometió: Si ustedes me piden algo en mi nombre, yo lo haré. Esta fue una forma de quedarse con nosotros, y que sintiéramos su presencia, ya que rezar, es ponerse en contacto íntimo con Jesús. Nada se resiste a la fuerza de la oración, pero hay que hacerla como El nos dijo, en su nombre, es decir en su espíritu, en sus meritos y sus promesas, y aceptando su voluntad.
En mucha ocasiones, Jesús les había dicho a los judíos que El era Hijo de Dios, se lo había manifestado de diversas formas, lo había probado con sus milagros a la vista de ellos, les había demostrado como las profecías del Antiguo Testamento se cumplían en El. Sin embargo los judíos se resistían en creerle, no aceptaban sus palabras, pero no podían contradecirlo. Entonces, van donde Jesús, a presionarlo, para forzarle una respuesta, la pregunta de los judíos es: Si eres el Mesías, dilo abiertamente.
San Juan comienza diciendo que: Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. El relato que trae San Juan a continuación responde a un tiempo donde va a tener lugar la fiesta de la Dedicación o de las Encenias. Investigado sobre esta fiesta, encontramos que se celebraba en el mes de Kasleu, que es noviembre-diciembre. La escena ocurre en Jerusalén. Esta fiesta tenía por objeto conmemorar anualmente la purificación del templo por Judas Macabeo, en el año 148 de los Seléucidas, que corresponde al 165 a.C., después de la gran profanación que de él había hecho Antíoco IV Epífanes - 1 Mac 4:36-59; 2 Mac 1:2-19; 10:1-8 -.
Comenzaba esta festividad el día 25 del mes de Kasleu, La fiesta duraba ocho días - 2 Mac 10:6 -. Tenía un ceremonial calcado en el de la fiesta de los Tabernáculos -2 Mac 1:9; 10:6 -. Más tarde vino a caracterizarse por las luminarias -2 Mac 1:19-22 -, tanto que se la llamó, por antonomasia, la fiesta de las Luminarias. Pero no tanto por las luminarias cuanto por la luz de la libertad, según Josefo, historiador judío.
Para la fiesta de la Dedicación no era obligatoria la peregrinación a Jerusalén, como en las otras tres grandes fiestas de Pascua, Pentecostés y Tabernáculos.
La escena tiene lugar cuando Jesús se paseaba en el templo, por el llamado Pórtico de Salomón. Así se llamaba a una sección del pórtico oriental. Estaba situado este pórtico en la parte exterior oriental del templo y dominaba un profundo valle, el Cedrón; sus muros medían 400 codos - sobre 200 metros -, y estaba construido con blanquísimas piedras de sillería, cada una de las cuales medía 20 codos de largo -sobre 10 metros - y seis de alto -unos tres metros; era la obra del rey Salomón, y el pórtico más antiguo de los conservados.
El Evangelio dice que era invierno, probablemente, al referir que se estaba en invierno y que se paseaba Jesús por este pórtico, es que sería lugar acogedor en esta estación del año. Es además una indicación que hace San Juan para los lectores de la gentilidad, para precisarles la época de esta fiesta.
San Juan dice; Los judíos lo rodearon y le preguntaron. En este escenario, un día de la fiesta de la Dedicación, los judíos, que son indudablemente, por su argumentación, los fariseos, lo rodean, lo estrechan así en un círculo para forzarle a una respuesta. ¿ Hasta cuándo nos tendrás en suspenso ?; como tratando de decir hasta cuando tendrás levantada nuestra alma, o hasta cuándo nos va a tener en incertidumbre sobre algo que nos interesa grandemente. Por eso concluyen: Si eres el Mesías, dilo abiertamente es decir claramente y con plena libertad.
Jesús les respondió: Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. La respuesta de Jesús es que ya se lo dijo repetidas veces, no tomando la misma palabra de Mesías, pero sí con las obras, que, hechas en nombre de mi Padre, dan, por lo mismo, testimonio de El. Pero, a pesar de todo, ellos no creen, así es como Jesús les dice; Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, Además Jesús les da una profunda razón, porque no son de mis ovejas. Al mismo tiempo, Jesús les va a hacer una declaración terminante de su divinidad. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa.
San Juan, nos presenta en este fragmento del Evangelio, algunos puntos doctrinales interesantes. En la fe en Jesús, y, por tanto, en sus obras, que son signos. Si inmediatamente hay causas diversas, es por malas disposiciones, temor de la luz - Jn 3:19-21 -, espíritu terreno - Jn 8:23 -, en el fondo de ello existe una predestinación, porque ya se dijo, a propósito de la incredulidad en Jesús, que nadie puede venir a mí si el Padre no le trae - Jn 6:44 -. Jesús se presenta con un conocimiento sobrenatural y universal de sus ovejas. Con un oficio de Pastor que llama a sus ovejas de modo real, aunque misterioso, porque aquéllas oyen su voz; con un poder vitalizador, pues les da la vida eterna, así es como dice: Yo les doy Vida eterna, entonces se presenta dotado de un poder trascendente, pues nadie puede arrebatar de su mano estas ovejas, por eso dice Jesús: nadie las arrebatará de mis manos.
Todo este rebaño espiritual es un don del Padre a El. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos. Es decir Dios es lo más grande, lo más precioso. Jesús dice me las ha dado, le ha dado la naturaleza divina, el poder divino, que el Padre le había comunicado, tanto para hacer milagros como para conducir las ovejas y darles la vida eterna. Las ovejas que oyen su voz y la garantía de que las ovejas que oyen su voz no perecerán, es porque nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. Porque es un don que le dio el Padre, el cual don es más precioso que todas las cosas. Nada es comparable a la vida eterna, que Jesús dispensa - Jn 17:1-4 -. El mismo lo dijo en otra ocasión en tono de pregunta: - ¿ Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma ? - Mt 16:26; Lc 9:25- .
Finalmente Jesús afirma: El Padre y yo somos una sola cosa. Entonces, de la misma manera que nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre, que aquí son las ovejas, así tampoco se las puede arrebatar de las suyas. Porque, en definitiva, Yo y el Padre somos una sola cosa. Directamente se expresa esta unidad entre el Padre y el Hijo en el poder. El Padre y el Verbo encarnado son una sola cosa. Pero lo son no sólo como un profeta, en el plan, conocimiento y actividad de Jesús para su obra salvadora. Sino también, por razón de la persona divina, tiene una unión ontológica divina con el Padre. Esta expresión encuentra su clarificación en la oración sacerdotal, en la que Jesús pide al Padre que le glorifique con la gloria que tuve cerca de ti antes de que el mundo existiese - Jn 17:5.24 -, lo mismo que en el prólogo, en el que se enseña abiertamente que el Verbo, que se va a encarnar, era Dios.
Jesús nos habla de su misma e idéntica naturaleza con el Padre, Hay una naturaleza divina, un solo Dios, naturaleza única en tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Las palabras de Jesús, prueban la consustancialidad con el Padre y por lo tanto, su divinidad.
San Agustín, escribe en el Libro I de la Confesiones: Dios es el más grande. Dios es el más íntimo. Dios es el más presente. Dios es el más trascendente. Hacia el debe orientarse el hombre. En el se debe vivir
Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas"
Jn 12, 44-50
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Nuevamente Jesús, nos da testimonio de que El no habla por sí, sino porque “el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar” así como también nos dice que: “El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió”, de este modo es como Jesús quiere tengamos una profunda conciencia que el responde al Padre, así es como no deja de repetirnos la intima y estrecha unión que El tiene con el Padre. Jesús quiere hacernos ver que el vino hacer la misión que el Padre le ha encomendado.
Jesús nos dice el que cree en mi, como también el que me ve, cree en el que le ha enviado, ya que El se presenta como Enviado del Padre (Jn 1:18; 13:20). De este modoademás, porque Jesús está en el Padre (Jn 10:38; 14:10; 17:21). Por eso, el que ve a Jesús ve en El al Padre (Jn 14:7.9), ya que, donde está el Hijo, está el Padre, que le comunica su divinidad y le envía al mundo. Ver a Jesús con fe es ver al Padre en el Hijo.
Dice Jesús Yo soy la luz, porquevino al mundo como luz para que se pueda ver la verdad y no perezca el que crea en El (Jn 1:4; 3:19; 8:12; 9:5; 12:34); es la luz que llena y da la vida moral. A Los hombres no nos gusta vivir en las tinieblas, entonces buscamos con desesperación la luz, porque vivir en las tinieblas es vivir en el error y no divisar ningún resplandor, entonces el buen Jesús ha venido al mundo para que todo el que crea en El no permanezca en las tinieblas. Como cristianos, queremos ser hijos y hermanos de la luz, caminar juntos y en la luz, recibir y dar la luz, es decir recibir con alegría la afirmación que nos hace Jesús para no permanecer en las tinieblas y aplicarla a nosotros mismos.
Dice Jesús: El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día. Entonces el nos expone cómo la palabra de El, en otras palabras el Evangelio, va a juzgar, y condenar al que no la reciba, pues hay que hacer la verdad, esto es,su verdad, (Jn 3:21). En el último día, escatología final, al que rechazó el mensaje de Jesús, su palabra, que es su verdad, la Buena Nueva será la que le juzgue y condene. La razón por que lo hará la palabra y no El, es porque no vino a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.En contraposición a lo que decían algunos judíos, que no veían en el Mesías más que un juez que, tomando al mundo tal como lo encontraba, sin hacerle intervenir en su salvación, lo juzgaba y condenaba, San Juan destaca en Jesús Mesías su misión salvadora.
Esta enseñanza judicial de la palabra no va contra otras enseñanzas en el evangelio de San Juan, en donde se dice que el que juzga es Jesús, puesto que el Padre le entregó a El todo el poder judicial sobre los seres humanos (Jn 5:22). Jesús no condena sin más, pues vino a salvar. Pero es verdadero Juez del mundo. Si aquí se destaca la condenación por hacerse el juicio ante la palabra, es porque se quiere destacar el valor de ésta y lo que ésta significa para Jesús. Entonces es lo que expone el evangelista en el último grupo de ideas. La razón última de todo esto es como Jesús nos dice;Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó. Así, El no condena por sí mismo, sino por la palabra y ante su código, que es la voluntad del Padre. De aquí le viene este gran poder a la palabra (Jn 7:17; 14:10).
Se destaca, por último, el valor del testimonio del Padre: El sabe, presciencia de Jesús,que su precepto,es decir la palabra, es vida eterna, como ya lo había dicho anteriormente en Jn 3:15.16.36; 5:24.40; 10:10.28. Así, este discurso de Jesús parece ser una síntesis de sus enseñanzas fundamentales. Este discurso es un programa esquemático, por qué se será condenado. Es la lucha entre la Luz y la ceguera voluntaria de los dirigentes de Israel.
Nosotros, desde muy pequeño hemos aprendido de donde venimos, y que somos de Dios, es decir venimos de Dios y vamos a Dios, en nuestro corazón de cristianos hemos atesorado esta verdad que nos ha hecho vivir con tranquilidad y paz, eso nos ha venido de la luz que nos ha traído Jesucristo, eso es obra del amor.
San Juan de la Cruz, nos ha enseñado que quien ha llegado a saborear la presencia de Dios en su interior y vive habitualmente en oración o atención amorosa, percibe en su vida los efectos de la obra que Dios va realizando en nosotros, porque muchas cosas suele Dios decir, enseñar y prometer, no para que entonces se entiendan ni se posean, sino, que cuando se consiga el efecto de ellas, porque es Dios el que va realizando la obra en el Alma.
“Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.”
Jn 14, 1-6
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
En este fragmento del evangelio, Jesús continúa su discurso de despedida, pero ahora, a las palabras de tristeza por la despedida, añade ahora palabras de consuelo y optimismo, al saber lo que significa su ausencia de ellos, que va a ser ventaja y misteriosa presencia en los mismos.
Se notan tres grupos de ideas, el significado de la ausencia de Jesús, el conocimiento recíproco del Padre y del Hijo, y manifestación de los mismos diversos frutos de la fe en Jesús ausente.
Jesús les levanta, ante su partida, el optimismo: que no haya inquietud y turbación. Jesús dice: Crean en Dios y crean también en mi Puesto que ya creen en Dios, que crean también en El; que esa fe en El se mantenga y aumente en su ausencia, a pesar de que van a presenciar su muerte de cruz; que crean en El como en el Hijo de Dios, tema del evangelio de san Juan.
Con esa fe vendrán a saber lo que es optimismo. Por otra parte, el mandato simultáneo de la creencia en Dios y en Jesús, bajo igual condición, implica la divinidad de Jesús.
Asentado este tema, les hace ver que su partida, que va a ser por la muerte de cruz, no es una catástrofe. El se va a la casa de su Padre, el cielo, donde hay muchas moradas. Jesús dice En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones Desde San Ireneo se quiso ver en estas muchas moradas los diversos grados de gloria. Pero no es esto lo que dice el texto. La enseñanza no es que el cielo sea para unos pocos; tiene una inmensa capacidad; allí caben todos. La imagen probablemente tiene por base el plano del templo, con sus múltiples estancias y compartimentos, y al que, Jesús un día llamó también la casa de mi Padre (Jn 2:16). Precisamente El va al cielo como Hijo a la casa de su Padre.
Dice Jesús: ¿les habría dicho a ustedes que voy a prepararles un lugar? Esto les hace ver ya la solicitud por ellos, pues va a prepararles el lugar. San Agustín pensaba que esto lo hacía preparando aquí a los futuros moradores. Pero esta interpretación modifica sustancialmente la metáfora. La razón de esta preparación es que nadie podía ingresar en el cielo hasta que lo hiciese la humanidad de Jesús resucitado, ya que él es la primicia de toda la humanidad.
Pero Jesús no sólo va a prepararles el lugar , aunque directamente se dirige a ellos, la doctrina es universal, sino que, después de dejar preparado el cielo a los hombres con su ingreso en el mismo, anuncia su retorno para venir a llevarlos con El a su morada. Es así como Jesús dice: Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, Es lo que pedía al Padre en su oración sacerdotal ¿A qué momento se refiere esta venida? Se ha propuesto al momento de la muerte, a la parusía, o, sin precisar el momento, se afirmaría sólo el hecho.
No parece referirse al momento de la muerte. Es un tema no relatado con esta exclusiva y específica precisión en los evangelios.
Generalmente se admite la parusía (1 Jn 2:28). Es el tema frecuente y esperanzado de la primera generación cristiana. Son muchas las alusiones que a ello hacen los escritos neotestamentarios. Especialmente San Pablo habla de la parusía de Jesús, en la que los justos salen al encuentro del Señor, que viene a buscarles, y así estaremos siempre en el Señor. Consolados con estas palabras (1 Tes 4:17.18).
No parece, hablando de la parusía, que se incluya aquí la mutua estancia y presencia mutua eclesial de ahora.
Como Jesús, para consolar en su partida a sus apóstoles, les dice adonde va, por contigüidad lógica, les dice cuál es el camino para ir a donde El se dirige.
Los apóstoles aparecen con una rusticidad grande, no comprendiendo, como en otras ocasiones, las enseñanzas de Jesús. Anunciándoles que va al Padre, al cielo, debían comprender lo que ya les había dicho, en otras formas, tantas veces. Casi están tan ciegos como los judíos (cf.Jn 7:35ss; 8:22).
Pero Tomás, en nombre de todos, dice que ignoran el camino. San Juan gusta recoger las escenas dialogadas. Y Jesús le hace una gran declaración: - Yo soy el camino, la verdad y la vida -
Verdad y vida no tanto en cuanto El las tiene en sí mismo (Jn 1:4), sino en el sentido que tienen en el evangelio otras frases sapienciales semejantes: en cuanto El comunica la verdad y la vida (Jn 6:48-58; 8:12; 11:23ss).
Dice el Señor Jesús: - Nadie va al Padre, sino por mí -. Es camino para el Padre, porque nadie puede venir al Padre sino por mí, es decir, recibiendo su mensaje, que en San Juan es fe y obras (Jn 3:21, etc.). y en cuanto se depende vitalmente de El, como el sarmiento de la vid (Jn 15:1ss).
Verdad y vida aparecen como dos expresiones sapienciales correlativas. Ya en el Antiguo Testamento la sabiduría es la que conducía por y a las vías de la vida. Jesús aquí se identifica con la sabiduría, que en algunos pasajes del Antiguo Testamento parecen revestir, preparar, la trascendencia divina de la misma.
Jesús, es el camino en cuanto revela al Padre, nos da a conocer el camino que nos conduce a Padre: El mismo es el único acceso al Padre. Jesús es el camino, porque el nos mereció la gracia que nos hace hijos de Dios y herederos del cielo y de El. Todo esto con su ejemplo que nos enseña el camino que hemos de seguir para llegar al cielo.
Jesús, es la Verdad; en medio de tanta mentira y falsedad. Para nosotros es una gran paz saber que esta verdad no cambia. Jesús es la vida, el es el centro de nuestros corazones, de todos los que desean vivir la bondad y el amor.
Jesucristo es Dios, una misma cosa con el Padre. Conocer a Jesucristo, es conocer a Dios, amar a Jesucristo es amar a Dios, servir a Jesucristo es servir a Dios y el sueño de Dios en nosotros, es que seamos hombre buenos como su hijo Jesús.
“Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto"
Jn 14, 7-14
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Al comienzo del capitulo catorce, en versículo Jesús dice: Crean en Dios y crean también en mi Puesto que ya creen en Dios, que crean también en El; que esa fe en El se mantenga y aumente en su ausencia, a pesar de que van a presenciar su muerte de cruz; que crean en El como en el Hijo de Dios, tema del evangelio de san Juan.
En este fragmento de hoy, esta sección se enlaza con este versículo, en el que les habla de la fe en el Padre y en El. Si va al Padre, lógicamente surge el hablar de quién sea: que conozcan el término adonde va. A lo que se une la frase del último versículo, Nadie va al Padre, sino por mí, ya que nadie puede venir al Padre sino por Jesús.
Dice Jesús: "Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Es decir nos promete para el futuro que sabremos de un conocimiento especial del Padre. ¿Es para cuando estén en las moradas que va a prepararles? Pero, dice el Señor: “Ya desde ahora lo conocen”, es decir, desde el tiempo en que Él, durante su ministerio público, les hizo la gran revelación de Dios Padre, que envió a los seres humanos a su Hijo verdadero. Por eso, al conocer al Hijo, se conoce al Padre, en el sentido de que lo engendra, comunicándole su misma naturaleza divina, lo mismo que por comunicarle las obras que hace.
La insistencia de Jesús en tratar el tema del Padre, ha suscitado en algunos de ellos el deseo de un conocimiento más profundo y mas experimental, es así como Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta” La pregunta de Felipe que pide les muestre al Padre, pensando que Jesús, que hizo tantos milagros, se lo manifestase ahora con una maravillosa teofanía, al estilo de lo que se pensaba de Moisés o Isaías, que habían visto a Dios, hace ver, una vez más, la rudeza e incomprensión de los apóstoles hasta la gran iluminación de Pentecostés.
De ese conocer al Padre y al Hijo se sigue que también han de saber que están el uno en el otro. ¿Cómo? Podría pensarse que por la unión vital e inmanencia del uno en el otro, por razón de la persona divina de Jesús; Pero seguramente se refiere al Verbo encarnado, como San Juan lo considera en el evangelio. Y así el Padre está presente en El, aparte de otras presencias, por las obras que le da a hacer. Dice en un texto, que es la mejor interpretación de éste: Si no me creéis a mí, creed a las obras (milagros), para que sepáis y conozcáis que el Padre está en mi y Yo en el Padre (Jn 10:38; cf.Jn 14:20). El Padre está por la comunicación que le hace, y El está en el Padre por la dependencia que su humanidad tiene de El para realizar los milagros y el mensaje.
Por último, para la garantía de esta mutua presencia y de la verdad de que quien lo ve a El ve al Padre, remite a las obras que el Padre hace en El.
Luego Jesús nos hace una promesa, dice: Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre La primera promesa que nos hace es que no sólo harán las obras que Yo hago sino que aún las hará mayores. Y la razón es porque El va al Padre.
La palabra obras, a las que Jesús se remite, es la garantía de su verdad. Ya el anuncio que Jesús hace a los suyos es de optimismo: su ausencia no los dejará en el fracaso, porque harán aún obras mayores que las que El hizo. ¿Qué obras son éstas?
Cristo dice en otro pasaje: Las obras que el Padre me dio a hacer, esas obran dan testimonio en favor mío de que el Padre me ha enviado (Jn 5:36). Es toda su obra mesiánica: su actividad, su enseñanza de las cuales los milagros son signos.
En esta misma línea mesiánica están estas obras que les promete hacer. Son la obra mayor de la expansión mesiánica, que Jesús tenía circunscrita a Palestina y que ellos llevarán hasta los confines de la tierra (Act. 1:8). Harán las obras que El hizo, enseñar el mensaje y confirmarlo con milagros, y las harán mayores, por la extensión de ese mensaje y milagros por todo el mundo.
Es la interpretación que ya daba San Agustín: Con la predicación de los discípulos creyeron no unos pocos, como eran ellos, sino pueblos enteros. Y éstas son, sin duda, obras mayores. Y esta obra que van a hacer se debe a que El va al Padre. Es El quien, por ellos, va a realizar y confirmar su obra de expansión mesiánica.
Si ustedes me piden algo en mi nombre, yo lo haré". Lo que pidan al Padre en nombre de Cristo, eso lo hará Cristo. Podría pensarse que Jesús lo haría como un instrumento del Padre. Pero parece acusarse deliberadamente la divinidad del Verbo encarnado al ponerse en una misma línea. Así dijo: Yo y el Padre somos una misma cosa ---san Juan 10:30 --- los judíos consideran que con ello se hacía Dios (Jn 10:33).
A esto mismo lleva el que lo que le pidan a él en su nombre, por él mismo: Yo lo haré. Se pone en una esfera trascendente, en paralelismo con el Padre. Se acusa en ello la divinidad del Verbo encarnado
¿Qué significa pedir en mi nombre? Puede tener varios sentidos, ya que, conforme al uso semita, nombre está por la misma persona. Así podría significar: alegar al Padre que es su Hijo (Jn 16:23-24); ponerlo por intercesor (Jn 11:12); alegar su poder o autoridad (Act 3:6-12); pedir unidos vitalmente a El (Jn 15:5); o como representantes suyos y encargados de continuar su obra (Jn 15:16).
El contexto inmediato se refiere a las obras mayores, que es su obra de enviados de Jesús a continuarla. Por eso, el sentido preferente aquí de en mi nombre se refiere a los apóstoles, que unidos a El (Jn 14:12; 15:5), le piden a El todo lo que necesitan, como continuadores de su obra.
Dijo Jesús: Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Siempre es Jesucristo continuando su obra, a través de sus apóstoles, para cumplir su misión: glorificar al Padre.
Jesús nos prometió: Si ustedes me piden algo en mi nombre, yo lo haré. Esta fue una forma de quedarse con nosotros, y que sintiéramos su presencia, ya que rezar, es ponerse en contacto íntimo con Jesús. Nada se resiste a la fuerza de la oración, pero hay que hacerla como El nos dijo, en su nombre, es decir en su espíritu, en sus meritos y sus promesas, y aceptando su voluntad.
“El Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñara todas las cosas”
Jn 14, 21:26
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Estudio y comentario
1.EL QUE RECIBE MIS MANDAMIENTOS Y LOS CUMPLE, ESE ES EL QUE ME AMA
Nuestro Señor Jesucristo nos entregó muchas pruebas de todo su amor por nosotros, así es como también El espera que le amemos con fuerza, con perseverancia y por sobre todas las cosas. El que ama a Cristo, es amado por el Padre, del mismo modo como tuvo sus complacencias en su Hijo, las tendrá a los que aman a su Hijo Jesucristo.
Dice Jesús: El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; el que me ama a mi será amado de mi Padre y Yo le amare y me manifestare a el.
Cristo promete también su venida a los apóstoles y a todo aquel que recibe sus mandamientos y los cumple. Observamos que esta promesa no es solo para los apóstoles, va a todo aquel que recibe los mandamientos de El. Mis mandamientos; otra vez se legislan los mismos preceptos de Dios como suyos y los guarda. La fe con obras es tema repetido en el evangelio de San Juan --Jn 3:8-- lo mismo que en su primera carta.
2.YO TAMBIÉN LO AMARE Y ME MANIFESTARE A EL.
Dice Jesús a sus discípulos: “me manifestare”, es decir me mostrare, Se refiere esta venida de Cristo después de resucitado? la parusia?, no es así, ya que todos lo verán y será el momento de la definitiva reunión con el. Parece haber relación entre el momento de amarle y la presencia en el creyente. Se debe, pues, de referir, si no exclusiva, al menos si preferentemente, a una venida espiritual y permanente.
Los efectos o frutos de esta venida se los presenta en dos aspectos. Uno es que me verán porque Yo vivo y ustedes vivirán. Siendo Jesucristo la Vida y no pudiendo hacerse nada sin El, no obstante, después de la resurrección será el momento de la plenitud caudalosa de todo tipo de gracias. --toda vida espiritual y divina--,que se inaugurara cuando El envíe el Espíritu Santo. El vive después de la tragedia de la muerte, y porque El derrama, normal y totalmente, esa vida es por lo que ellos vivirán colmadamente su vida.
3.YO ESTOY EN MI PADRE, Y USTEDES EN MI, Y YO EN USTEDES.
Otro fruto es que en aquel día, frase usada en los profetas, conque se expresan las grandes intervenciones de Dios, y que, como aquí, puede indicar todo un periodo, ustedes conocerán que Yo estoy en mi Padre, y ustedes en mi, y yo en ustedes. (Jn 14, 20).
Por efecto de estas gracias que van a recibirse en abundancia después de Pentecostés, --bien lo experimentaron en su plena transformación ese día los apóstoles--, van a comprender por efecto de gracias de todo tipo, iluminaciones intelectuales y experimentaciones sobrenaturales, aunque en grados diversos, lo que tanto les costaba comprender en la vida de Cristo: que El esta con el Padre; que es el verdadero Hijo de Dios; que El esta con ellos como Dios y como Vid, que les dispensa toda gracia, sin cuya unión a El nada pueden sobre naturalmente; y que ellos están en El, por la necesidad de su unión vital de sarmientos, y como miembros del Cuerpo místico. Y todo, aunque en grados diversos, sabido con certeza y experimentando de un modo intimo y maravilloso.
4.SI ALGUNO ME AMA, GUARDARA MI PALABRA, Y MI PADRE LE AMARA
Le dijo, Judas, -no el Iscariote-: Señor, ¿que ha sucedido para que hayas de manifestarte a nosotros, y no al mundo? La enseñanza de Cristo sobre su manifestación a ellos y no al mundo, interpretada de un modo erróneo por el apóstol Judas, no Iscariote, posiblemente pensando en una teofanía, de un modo sensible y maravilloso, es lo que hace a Cristo exponer la doctrina de la epifanías trinitarias. Respondió Jesús y le dijo: Si alguno me ama, guardara mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a el y en el haremos morada. También vendrá el Padre. Porque el amor a Cristo Jesús, garantizado con obras, trae como premio el ser amado por el Padre. Lo que tiene como efecto el que vendremos a el y haremos en el nuestra morada
Esta venida, pues, del Padre y de Cristo no es transitoria, sino permanente, pues en el que le ama establece su morada; y es presencia distinta de la que tiene Dios como Creador, pues es solo para los que le aman en este orden sobrenatural: de amor al Padre y al Hijo; ni es presencia carismática, pues es condición normal para todo el que así los ame. Esta venida del Padre es también espiritual e intima. Va entrañando en su mismo concepto de morar Dios en el alma.
Aunque aquí explícitamente no se dice que también venga con ellos el Espíritu Santo, es lo que esta suponiendo el capitulo, ya que se dice que en el que ama a Cristo el Espíritu Santo esta y permanece en el (Jn 14, 17). Es lo que la teología llamo inhabitacion de la Trinidad en el alma.
5.EL ESPÍRITU SANTO QUE MI PADRE LES ENVIARÁ EN MI NOMBRE
Dice Jesús: Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Espíritu Santo, (el Paráclito) que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.
Después de la partida de Cristo, el Espíritu es quien los sustituye entre sus fieles seguidores, es decir es el Paráclito, el Abogado que intercede ante el Padre y aboga por fieles a Cristo.
Nuestro Señor Jesucristo promete que derramará su Espíritu sobre todos los que lo aman, así con la recepción del Espíritu Santo nuestros cuerpos se han convertidos en verdaderos templos. (1Cor 3,16)
6.EL ESPÍRITU SANTO…LES ENSEÑARA TODO
Jesús rogará al Padre por los que le aman, amor garantizado con cumplir mis mandamientos, que son los mandamientos de Dios.Cristo se pone en la línea de Dios encarnado, para que les de otro Paráclito. El sentido de esta última palabra puede ser múltiple, conforme a su etimología. En el Nuevo Testamento solo sale en san Juan, y en su primera carta tiene el sentido específico de abogado, que es el sentido más ordinario, junto con el de intercesor, con cuyos sentidos aparece en la literatura rabínica. Pero puede tener otros significados distintos. Para valorar su sentido en este contexto hay dos elementos. Uno es que Cristo pide al Padre que les de otro Paráclito en su ausencia. Cristo es, pues, un Paráclito. De aquí se deduce una enseñanza dogmática de gran importancia; al ser el Paráclito otro ser al modo de Cristo, se sigue que es una persona y divina y, además, va a sustituir a Cristo en su oficio: continuar, en forma misteriosa, la misión de Cristo en los hombres.
Entonces dijo Jesús: El Espíritu Santo, que el Padre enviara en mi Nombre, les enseñara todo. Según el, esta misión es educativa. Luego añade: les enseñara todo y les recordara lo que les he dicho. Se trata, pues, de una acción del Paráclito en ellos por una sugerencia interna, preferentemente al menos, si no exclusiva (Jn 16:13.14), de la enseñanza de Cristo. Por esta obra educativa es por lo que el Paráclito es llamado aquí Espíritu de verdad; lo mismo que por ser el Espíritu de Cristo(Jn 16:13.14), que es la Verdad (Jn 16:4).
Es el tema de la donación del Espíritu Santo, tan marcado en el Evangelio de San Juan, hasta decir que el Espíritu Santo aun no había sido dado porque Jesús no había sido glorificado (Jn 7:39); lo mismo que por la misión doctrinal con que aquí aparece, y por su paralelo con otros pasajes de este mismo discurso de la cena (Jn 15:26;16:5, 15); esta promesa futura se refiere a la donación oficial del Espíritu Santo en Pentecostés, pero prolongada indefinidamente en la Iglesia y en las almas de los que lo reciben Esta acción del Paráclito entre ellos: les enseñara todas las cosas y ese os lo enseñara todo y os traerá a la memoria todo lo que les he dicho.
7.¿A QUE SE REFIERE ESTA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SOBRE TODAS LAS COSAS QUE LES HE DICHO?
Cabrían dos precisiones: O referirse a la enseñanza que Cristo hizo a los apóstoles en su periodo terreno (Jn 15:15; 4:25), incluso con las complementarias revelaciones que les hizo después de resucitado hasta la ascensión (Act 1:3), o admitir nuevas revelaciones hechas directamente por el Espíritu a los apóstoles para completar el tesoro objetivo de la revelación. Pero el primer sentido, en su aspecto que tiene dos partes, es el que directamente esta mas en situación y encuentra su complemento en el lugar paralelo del capitulo 16, en el que se dice que, al venir el Espíritu en Pentecostés, comenzara su obra de llevarles, conducirles, encaminarles, hacia la verdad completa, porque no hablara de si mismo, sino que, tomara de lo mió y les dará a conocer (Jn 16:13.14). Es la función del Espíritu haciendo comprender a los apóstolesa la Iglesiael sentido pleno de la enseñanza y obra de Cristo. (cf. Jn 16:13).
Aunque literalmente estas palabras se dirigían a los apóstoles, hay datos que hacen ver que, como promesa doctrinal, se refieren a la Iglesia. En primer lugar, no se probaría esto por el solo hecho de decirles que permanecería con ellos --apóstoles-- para siempre, pues este es un término muy relativo. Así se lee frecuentemente: siervo eterno, y cuya eternidad solo se refiere al periodo de su vida de siervo.
La primera razón es que, en varios de estos pasajes del Evangelio de san Juan, las promesas aparecen entremezcladas literariamente, pues unas veces se dirigen a los apóstoles (v.15 17.26) y otras están en forma impersonal: Si alguno me ama (v.21.23.24). Y a este sujeto indefinido es al que se le promete el amor suyo y el del Padre, lo mismo que el manifestarse a El, y el que en El moren.
Encuadradas, pues, estas promesas, en las que antes y después se habla del Paráclito, parece que, aunque literalmente se dirijan a los apóstoles, la promesa doctrinal tiene la perspectiva universal de la Iglesia. Al menos en la comprensión e intención del evangelista al situarlas aquí, en esta perspectiva literaria, si es que ellas pudieran pertenecer a otro contexto histórico.
Esto encuentra una confirmación en las palabras que cita el Evangelio de san Lucas después de la consagración eucarística: Haced esto en memoria mía (Lc 22:19; 1 Cor 11:24 25). Directamente se refieren a los apóstoles, y, sin embargo, el concilio de Trento definió de fe que con esas palabras de Cristo no solo ordeno sacerdotes a los apóstoles, sino que con ellas preceptuó que ellos y sus sucesores ofreciesen el sacrificio eucarístico.
Dios Uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, esta en el interior del cristiano que vive en gracia.
Quiero ser una morada de Dios buscando que mi corazón viva en la Trinidad... Un alma en estado de gracia es una casa de Dios, en donde habita Dios mismo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Beata Isabel de la Trinidad)
Cristo Resucitado, viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Fuentes: Algunos comentários y referencias están tomados de la Bíblia de Nácar-Colunga
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”
Jn 15, 9-17:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.LOS LLAMO AMIGOS
Nuestro Señor Jesucristo resucitado, vivo y presente, que ha dado la vida por los amigos, nos llama y nos atrae a su amistad. Ante todo, busca una confianza mayor con cada uno de nosotros. Jesús se ha permitido contarnos todos sus secretos, El nos ha introducido en la intimidad del Padre. Jesús nos ofrece una amistad que va en serio, El, la ha demostrado dando la vida por los que eran enemigos (Col 1,21-22) y convirtiéndolos en amigos. A la luz de la Pascua hemos de examinar si nuestra vida camina por los cauces de la verdadera amistad e intimidad con Jesucristo. ¿O talvez todavía le vemos alejado?. Nuestro Señor Jesucristo, nos demanda a corresponder a esta amistad con la fidelidad a sus mandamientos, ¿estamos dispuestos?
2.“COMO EL PADRE ME AMÓ, TAMBIÉN YO LOS HE AMADO A USTEDES. PERMANEZCAN EN MI AMOR”
Jesús, les habla a sus apóstoles del ansia de su amor hacia ellos para que fructifiquen unidos a El, pues los ama al modo sobrenatural, como el Padre le ama a El. Unidos a El y amados por El no necesitan, para dar “mucho fruto,” más que “permanecer en El.”
Y la prueba de esta permanencia son las obras: mis mandamientos, mis preceptos. Porque no todo el que diga Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad del Padre (Mt 7:21). Ha de ser copiado su ejemplo: como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Y les dice esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto Porque cumplen el mensaje del Padre, que El trajo como el Enviado. Y para nuestro gozo sea cumplido. Pues al saber que estamos unidos a Cristo-Vid, permaneceremos unidos a El y que al guardar sus mandatos, sabemos entonces la meta suprema de sus aspiraciones: ser amados por el Padre.
3.COMO TAMBIÉN YO LOS HE AMADO A USTEDES
Jesús nos dice: como también yo los he amado a ustedes. Jesús nos ama con el mismo amor que ama al padre. Hoy por logeneral definimos el amor como aquel sentimiento de afecto, cariño, solidaridad que una persona siente hacia otra y que se manifiesta generalmente en desear su compañía, alegrarse con lo que se considera bueno para ella y sufrir con lo que se considera malo.
Le decimos amor, a nuestra persona amada, decimos que se hace con amor, cuando se hace algo con esmero, con mucho cuidado, cuando deseamos hacer algo con mucho gusto, decimos que lo hacemos de mil amores, cuando somos generoso en hacer algo y lo hacemos de forma gratuita, decimos que lo hacemos por amor al arte, y cuando pedimos algo con humildad y caridad decimos por amor a Dios.
¿Pero cómo fue el amor de Jesús?, En los Evangelios encontramos la fuerza del amor de Jesús, es un libro abierto para descubrir como fue el amor de Jesús, “En esto Conocerán todos que sois mis Discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” (Jn, 13-35), “Como el Padre me Amó, también yo os he amado; permaneced en mi amor” (Jn 14-9), “Si Guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”, (Jn 14-10) “Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado” (Jn 14-12), “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Jn 14-13) “Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo daré a conocer Todavía, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo en ellos." (Jn 17-26)
4.DEJAD QUE LOS NIÑOS VENGAN A MÍ
Podemos encontrar muchas manifestaciones de sensibilidad, por la cual conocemos como es el afecto de Jesús, podemos descubrir al hombre con la inclinación natural a hacer el bien, podemos hallar dulzura, suavidad, amabilidad de carácter, no solo tiene la facultad de ser el perfecto amigo bueno, además en todo lo parece, se manifiesta claramente su sentimiento de pena y lastima por la desgracia o el sufrimiento ajeno, para todo se inclina con afecto, su carácter es templado, apacible, en otras palabras es el puro amor, que nos maravilla por su aptitud del conocimiento perfecto de la comprensión, con un dominio absoluto para el entendimiento y la capacidad para respetar y ser tolerante con los demás, El posee el mayor grado posible de la cualidad
Amor puro por los niños;"Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos" (Mt 19, 14), ese amor natural por el bien de los demás;”Entonces Jesús, levantándose, le dijo: "Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te condenó?" "Ninguno, Señor", respondió ella. Y Jesús le dijo: "Yo no te condeno tampoco. Vete, desde ahora no peques más” (Jn 8, 10-11), así podríamos llenar muchas páginas de ejemplo sobre como amo Jesús.
5.A QUIEN MIRÓ JESÚS, LOS HIZO CON AMOR
A quien miró Jesús, los hizo con amor, así nos mira a nosotros hoy, con afecto, y cuando nos habla lo hace al corazón, su suave voz es además una insistencia permanente en nuestra conciencia, voz que nos invita a seguirlo, aceptarlo y a la cual debemos guardar fidelidad, y a amarlo como el lo hizo y lo sigue haciendo.
Así es el amor de Jesús, ese que no condena, ese que nos da misericordia, ese que transforma nuestras vidas, ese que nos da paz absoluta, por tanto podemos definir que Jesús es perfecto e inigualable sinónimo de amor.
6.“ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS, COMO YO LOS HE AMADO”
La situación histórica de esta sección queda sugerida por el lugar paralelo del amor al prójimo, evangelio según san Juan 13:34.35, donde Cristo nos dice: “Les doy un mandamiento nuevo, ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros”.
El amor mutuo que han de tenerse no es filantropía, ha de estar calcado en el ejemplo de Él: que se amen como El los ha amado. Precisamente por este modo es por lo que antes llamo también a este precepto “un mandamiento nuevo”.
7.NO HAY AMOR MÁS GRANDE QUE DAR LA VIDA POR LOS AMIGOS
Como ejemplo que clarifique este amor suyo, pone lo que es prueba humana, esto es dar la vida por los amigos. No es que Cristo restrinja la universalidad de su muerte, sino que utiliza la comparación usual humana.
Al hablar de amigos, le lleva a llamar a sus apóstoles amigos. Ya que los servidores ignoran lo que hace su señor. El Antiguo Testamento tenía más aspecto de servidumbre. Sin embargo los amigos conocen sus intimidades. Y El les revelo el gran secreto y mensaje del Padre, es decir el Evangelio, las intimidades de Dios. Pero la verdadera amistad exige obras. Así como nos dice: Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Como amigos de Cristo son predilectos. Y esto evoca la elección que hizo de ellos para el apostolado, como lo indica el término lingüístico según san Juan 13:18, donde les dice: “no hablo de todos ustedes, yo se a quién he escogido”.
8.YO EL QUE LOS ELEGÍ A USTEDES.
Directamente se refiere no a la predestinación, sino a la elección, vocación, al apostolado, que les hizo al llamarlos a cada uno en su día, san Juan 6, 70: ¿No les elegí yo a los doce?, y de este modo no piensen que este privilegio fue algo que salio de ellos.
La finalidad de esta elección es para que vayáis. El sentido es: a seguir su camino, (Mt 9:6; 19:21) es la misión de apóstoles; y no se pone término geográfico a su misión, “Id pues y hagan discípulos a todas las gentes”, (Mt 28-19): es decir que den mucho fruto de apostolado. Es la vocación a la santidad antes dicha. Y es a lo que lleva la sección siguiente, en que habla de las persecuciones que tendrán por causa de él.
Y cuando nos dice Jesús: “No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes.”, tenemos que comprender, que no le hacemos un favor a Jesús acatando su llamada, El nos esta haciendo a nosotros una ayuda, por tanto debemos estar agradecido del Señor, El nos llama a la santidad en nuestras vidas, entonces no es suficiente alborozarse por este llamado, es necesario comprender cual es la razón y el fin de esta elección, así como nos lo dice Jesús: “Y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero”, es decir, el fruto de su apostolado que sea de una eficacia permanente allá donde ellos arrojen la simiente.
9.“ASÍ TODO LO QUE PIDAN AL PADRE EN MI NOMBRE, ÉL SE LO CONCEDERÁ”.
Y otra vez se pone la oración como medio eficaz de apostolado. “Así todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se lo concederá”. El apóstol tiene en la oración un recurso de éxito, pero tiene la obligación de usarla como medio normal del fruto de su apostolado. La forma rotunda con que está expresada la concesión de todo lo que pidan tiene una explicación semejante a lo anteriormente expuesto.
La sección termina con una exposición impactante: Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros. Pero solo hay un precepto: el amor.
Toda la voluntad de Cristo se resume en esta palabra, amor, amar, de este modo y solo así se cumple la voluntad de Dios y la misma voluntad del Hijo, que no es otra que la voluntad del Padre.
10.LO QUE YO LES MANDO ES QUE SE AMEN LOS UNOS A LOS OTROS
Amar es entregarse, es darse, es saber que podemos hacer nosotros por nuestro amado Jesucristo que vive en nuestro prójimo, y entregarnos a nuestro prójimo como Cristo se entrego por todos nosotros. Pero finalmente Jesús nos da un mandato: “Yo les mando” y hay un solo precepto, el amor. “Porque sólo el amor es el que une y junta el alma con Dios” (San Juan de la Cruz 2N 18,5). Ante este mandato, nos hacemos una pregunta: ¿Cuanto estamos dispuesto a acoger este mandato de Cristo?, no es un favor el que nos pide, es un precepto, ciertamente no es fácil cumplir este pedido como lo hace nuestro Señor Jesucristo, porque El que tiene una inclinación natural de amor hacia los hombres, pero como dice San Juan de la Cruz, (EP 26), “Y adonde no hay amor, ponga amor y sacará amor”, ¿es muy difícil esto?
El Señor Jesús les Bendiga, les regale su amistad y su amor a todos
Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre"
Jn 15, 26 - 16, 1-4
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.“CUANDO VENGA EL PARÁCLITO”
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando venga el Paráclito”, se esta a refiriendo a quien conocemos como el Consolador. Dice Jesús que este el Espíritu de la verdad que yo les enviaré y que procede del Padre. No es aquí una simple fuerza o acción divina, es así como de la confrontación de textos en san Juan, se ve que lo está presentando como una persona divina; “Yo rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes” (Jn 14:17). Además, Jesús dice que él lo enviará; “la verdad que yo les enviaré”. Pero esto, por el método de alusión o insinuación, tiene un valor especial, porque en el Antiguo Testamento sólo Yahvé podía enviar este Espíritu, entonces Jesús se está poniendo, al enviarlo, en la misma esfera divina.
Al Paráclito, por la función que va a desempeñar de testimoniar a Jesús, se lo llama, como en el capítulo anterior, el Espíritu de la verdad
2.“ÉL DARÁ TESTIMONIO DE MÍ”
Dice Jesús: “él dará testimonio de mí”, es decir va a testificar el mensaje que Jesús traía del Padre. El Evangelio, esta centrado en la temática de san Juan, en que Jesús es el verdadero Hijo de Dios. Y lo va a testimoniar con las maravillas que realizará a favor de Jesús y su obra. Fundamentalmente en Pentecostés, con el cumplimiento de la promesa que hizo Jesús de enviarlo desde el cielo (Jn16:7ss), acusando así al mundo del gran pecado contra Jesús (Jn 16:9ss), (ss = siguientes). También los carismas en la primitiva Iglesia (Act 10:44ss; 19:5-6; 1 Cor c.12; Gal 3:5), y, en general, los milagros de todo tipo, que, hechos por el Espíritu Santo, testifican la verdad del mensaje de Jesús.
3.“LES HE DICHO TODO ESTO PARA QUE NO SE ESCANDALICEN”
Jesús además les anuncia la persecución por causa suya; “Les he dicho todo esto para que no se escandalicen”, es decir para que no pierdan la fe en la prueba. “Porque los expulsarán de la sinagoga”; más aún, llegará un momento en el que les quiten la vida pensando que así dan culto a Dios. El horizonte de estas persecuciones es judío: los expulsarán de la sinagoga, no en sentido local, sino de la congregación de Israel. Y como la hora de Dios para la expansión mesiánica llega, llegará también la persecución al máximum: la muerte.
4.“Y LOS TRATARÁN ASÍ PORQUE NO HAN CONOCIDO NI AL PADRE NI A MÍ”.
Directamente las palabras son dirigidas a los apóstoles para la hora de su ausencia, sin embargo el contenido doctrinal tiene mayor amplitud. Sucede que la excomunión de la comunidad judía era practicada desde la vuelta de la cautividad (Esd 10:8), esta tenía diversos grados; el último llevaba agregado la prohibición de todo para el excomulgado. Esta son las persecuciones que por falso celo hizo Saulo de Tarso, es el motivo por el que se mata a San Esteban (Act 6:8ss) y sobre el 44 a Santiago el Mayor (Act 12:1ss).Y con este falso celo creerán prestar un servicio a Dios. El término usado significa ofrecer un acto de culto litúrgico. En la literatura rabínica se lee: “Al que derrama la sangre de los impíos se le ha de considerar como si hubiese ofrecido un sacrificio”. Tal es la paradoja del fanatismo de Israel contra los seguidores del Hijo de Dios.
El motivo de hacer esto es la ceguera culpable, tantas veces expuesta o aludida en san Juan, por no haber conocido ni al Hijo ni al Padre, que le envió. Así es como lo dice Jesús: “Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí”.
5.“LES DIGO ESTO DE ANTEMANO”
Para que no pierdan la fe en la prueba. La advertencia –profética- que les hace, tiene para ellos un sentido apologético: que no se escandalicen a la hora de su cumplimiento. -Les digo esto de antemano, para que, cuando llegue la hora, recuerden que ya estaba anunciado- Cuando los poderes de la tierra los persigan, que sepan que Jesús se lo anunció; no es fracaso en su doctrina, es la permisión del plan del Padre. Así les anuncia la persecución y el triunfo, o mejor, el triunfo por la persecución.
6.NO LES DIJE ESTAS COSAS DESDE EL PRINCIPIO, PORQUE YO ESTABA CON USTEDES.
Antes, desde el principio, no les anunció esto porque estaba Él con ellos, y este vaticinio es sobre la suerte de ellos en la hora de su ausencia. Si aparecen vaticinios de persecuciones en el Sermón de la Montaña (Mt 5:11; Lc 6:22) , en la instrucción a los Doce (Mt 10:16-19) y a los discípulos (Lc 12:4) y en el Apocalipsis sinóptico (Mt 24:9 par).- , no son obstáculo a esta afirmación de ahora; porque varios de estos anuncios están agrupados artificiosamente y otros no están lejanos, en su anuncio, de los días de la pasión. De ahí que el término desde el principio no tenga una interpretación estricta desde su vocación al apostolado; ni el momento de decirse esto en este discurso excluye el que no se les hubiese dicho, más o menos claramente, en otras ocasiones. Pero su presencia no exigía decírselo o recordárselo con el apremio apologético de su inminente partida.
7.SER APÓSTOL DE JESÚS, ES UNA OBRA ESPECIAL
Después de este análisis, vemos que ser apóstol de Jesús, es una obra especial, que solo puede realizar el Espíritu Santo, en efecto es el que va a descubrir al discípulo de Jesús el sentido de sus palabras y del mismo modo todo su mensaje evangélico. Es el Espíritu Santo, el que también descubre en nosotros la nobleza de nuestros ideales, la dimensión de nuestro apostolado y lo que nosotros nos proponemos como apóstol del Señor.
El verdadero apóstol del Señor, es absolutamente incondicional, y busca conocerlo con profundidad, es decir se empapa de Jesús, lo ama y hace de el sus vida, y a toda hora y por siempre la ocupa en extender su Reino. Nuestro ideal es vivir el gozo pascual y con especial interés en las dificultades.
Dejemos que el Espíritu Santo, se encargue de moldear nuestra realidad interior, que nos haga unos buenos y verdaderos hijos de Dios, amándolo intensamente. Dejemos que el Espíritu Santo, nos entregue la ayuda del los dones de la sabiduría, la inteligencia, el consejo, la fortaleza, la ciencia, la piedad y el temor de Dios. Dejemos también que moldee nuestra actividad externa, siendo dóciles a sus inspiraciones, para que nuestra tarea de apóstol y evangelizadora, que de alguna forma todos tenemos que hacer, se bien acompañada.
“Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad”
Jn 16, 12-15
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
La acción del Espíritu Santo sobre los apóstoles continúa explicitándose ahora en una función reveladora.
Cristo quería completar su enseñanza sobre sus apóstoles, pero no puede ahora, porque no podrían comprender ni recibir útilmente estas enseñanzas sublimes. A pesar de tener el mejor Maestro, su rudeza, su estado de gentes sencillas e imbuidas en el ambiente judío, y, sobre todo, la sublimidad de las enseñanzas, no les permitía recibirlas entonces. Necesitaban una transformación radical, que estaba reservada, en el plan del Padre, a Pentecostés, como momento inicial de la acción del Espíritu en ellos.
Por eso, cuando venga el Paráclito, los conducirá a la verdad toda entera.
El término usado aquí para llevarlos o hacerles comprender es guiar en el camino: los llevará a la verdad toda entera.
La razón de esto es que les hacía falta la acción del Espíritu para comprender la plenitud de la enseñanza de Cristo; pues el Espíritu Santo no hablará de sí mismo, sino que hablará lo que oyere, porque tomará de lo mío y os lo dará a conocer.
El Paráclito les recordará todo lo que Yo os he dicho (Jn 14:26), es decir, tomará las enseñanzas de Cristo y se las hará comprender en la plenitud conveniente, llevándoles así a la verdad completa de su enseñanza.
Como una garantía trinitaria, final, dirá Cristo que toda su doctrina es del Padre. Todo cuanto tiene el Padre es mío, parece restringirse aquí al orden doctrinal; es toda la doctrina que el Padre le entregó para comunicarla en su mensaje. Por eso es una posesión mutua. Y, siendo su doctrina del Padre y llevándola a plenitud el Espíritu, la doctrina de Cristo es, en realidad, esa verdad toda entera.
El contexto del evangelio de san Juan sugiere que, mejor que a una revelación absolutamente nueva de verdades hecha por el Espíritu, se refiere a una mayor penetración de las verdades reveladas por Cristo a los apóstoles (Jn 15:15; 17:8.14; cf.Mt 28:19.20).
En esta acción iluminadora del Espíritu se destaca concretamente que les anunciará las cosas venideras. Encuadrado esto en las enseñanzas de Cristo, probablemente se refiere este sentido profético a que el Espíritu Santo les revelará el nuevo orden de cosas, que tiene su origen en la muerte y resurrección de Cristo.
Una última cuestión es saber si este llevar a la verdad toda entera se refiere sólo a los apóstoles o es promesa hecha aquí, en este pasaje, a la Iglesia. El paralelo con Jn 14:26 hace ver que esta frase forma parte de un contexto más amplio, que conduce, allí como aquí, a la valoración de un contenido más universal.
Es así, como el Espíritu, conducirá a los discípulos de Cristo por nuevos caminos, por ignorados horizontes, por situacionesdiversas, no exentas de dificultades, a muchos santos los llevo por cárceles, a otros por martirios, sin embargo en la historia del cristianismo el Espíritu Santo siempre se ha hecho presente.
Muchos corazones que siempre mostraron su docilidad al Espíritu Santo, recibieron de EL inspiraciones donde les fue revelado los secretos del amor del Padre. Aejemplo de ellos, dejémoslo que sea nuestro guía, es decir, no le impidamos en nosotros sus impulsos, prestemos atención a su voz, seamos receptivos con El,nos hablara a través de la Palabra, en la oración, en la contemplación y en muchas ocasiones para nosotros insospechadas.
Invocar al Espíritu Santo es de las más perfectas y bellas entre todas las solicitudes que se pueden realizar. Él es Dios, es el Santificador. Él ha de alumbrarnos, confortarnos, guiarnos, vigorizarnos, abrasarnos con el fuego del amor divino, el nos convertirá en santos apóstoles
Que Cristo Jesús, María y José, vivan es sus corazones
A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Esta expresión de Jesús, es una alegoría dentro de un fragmento evangélico de tendencia a ser parábola. Jesús se presenta como la verdadera vid. Es vid verdadera en cuanto se trasladan a él, en el orden espiritual, las propiedades de la vid. Al Padre se lo representa como el que trabaja esta viña: el viñador. Lo que aquí se quiere expresar es que Jesús, Dios-hombre, influye directamente, por la gracia, en los sarmientos. El Padre, en cambio, es el que tiene el gobierno y providencia exterior de la viña.
El tema central es la necesidad de estar unidos a Jesús -- Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes --. Pero hay dos modos de estar unidos a Jesús. Se habla de los fieles en general, tal como está redactado, aunque aquí apunta, originariamente a los apóstoles porque dice: La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.
Un modo es por la fe, bautismo, pero sin obras. -- Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía --. Al que así se comporta, el Padre lo cortará de la Vid-Jesús. El Padre, que ejerce el gobierno y providencia exterior, consumará la separación que, culpablemente, tenga ese sarmiento. Es efecto de la fe sin obras, que es fe muerta (Sant 2:17). La fe que no opera por la caridad (Gal 5:6). Así se anuncia el peligro trascendental en que están estos sarmientos. ¿Cuándo serán separados de Jesús? No se dice. En la muerte, por la pérdida de la fe.
Dice Jesús: Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Los sarmientos cortados y echados al fuego acaso se refiera especialmente al juicio final, como se ve en los sinópticos (Mt 13:40.42; 25.41). También se hace ver la libertad del hombre y la culpabilidad de su no cooperación a la gracia -- El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer --. La forma sapiencial en que es anunciado y el hablarse según la naturaleza de las cosas, no considera el caso en que el sarmiento desgajado pueda ser nuevamente injertado; lo que sería aquí el arrepentimiento y penitencia.
Pero hay otra forma de estar unido a Jesús: por la fe, el bautismo y la fructificación en obras. Al que así está, el Padre lo poda para que dé más todavía. Cuando en las vides los sarmientos son excesivos, hay que podarlos para que la demasiada proliferación no reste vigor a la savia. A su semejanza se hará con el fiel sarmiento esta poda: se le quitarán los obstáculos que le impiden a la savia de la gracia fructificar y expansionarse. Pero aquí esta comparación es parabólica, pues la savia de la gracia no se agota en Jesús ni la proliferación de los cristianos es obstáculo al vigor de la savia. Se enseña aquí la gran doctrina de las purificaciones, en general, será el negar se a sí mismo o todo lo que es apego egoísta e impedimento a la fructificación de la gracia. Esta enseñanza de Jesús es el mejor comentario al libro de Job: por qué sufre el justo.
La doctrina general — sapiencial — encuentra en al decir Ustedes ya están limpios una aplicación directa a los apóstoles. La obra de purificación a que aludió evoca la limpieza en que ellos estaban a la hora del lavatorio de los pies (Jn 13:10). Tienen fundamentalmente esa pureza a causa de la palabra que Yo les anuncié, la palabra que les he hablado, es decir, el Evangelio: toda la enseñanza que Jesús les hizo, ya que sus palabras son espíritu y vida.
Estando ya unidos a la Vid, sólo necesitan, pues, tener toda esa vitalidad, permanecer en ella, en Él. Es permanencia mutua: Él en ellos y ellos en Él.
El verbo que se usa, permanecer, es el término propio y técnico de san Juan. Lo usa 40 veces en su evangelio y 23 en su primera epístola. Y formula aquí con él la íntima, permanente y vital unión de los fieles con Jesús. Es la palabra que usa para expresar el efecto eucarístico de unión (Jn 6:56.57). La dicción puede tener sentido preceptivo o condicional: permanece o permanecer para. Fundamentalmente el sentido no cambia. Lo esencial es estar unidos a Jesús, así es como dice, porque separados de mí, nada pueden hacer, siendo esta es la sentencia fundamental de todo el pasaje.
Es uno de los textos que enseña la absoluta necesidad de la dependencia sobrenatural de Jesús. -- El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto -- El pensamiento progresa. No solamente sin la unión a Jesús no se puede nada — aspecto negativo —, sino que, permaneciendo en El — aspecto positivo —, se da mucho fruto. La acción de la savia-gracia tiende a expansionarse. Cuando el cristiano responde a las mociones de la misma, da fruto y el Padre le poda para que se expansione más la gracia, dé mucho fruto.
Dice Jesús: Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán, en esta promesa, Jesús nos da la clave para permanecer unidos a El, esta unión es con el recurso de la oración. La formulación que hace es universal: se nos dará cualquier cosa que pidamos, si le pedimos algo conforme a su voluntad, El nos oye. Pues es oración que se hace permaneciendo unidos a Jesús, y, movidos por su savia, nada se pediría que no convenga (cf.Jn 14:13).
Dice Jesús: La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, Es decir, en esto será glorificado mi Padre: en que ustedes den fruto. La misión de Jesús es glorificar al Padre. La glorificación, pues, del Padre está justamente en esto, que demos muchos frutos. Es la valoración a la santidad, sea general, sea, en concreto, a la del apostolado. Por eso dice: y así sean mis discípulos.
El fruto que Dios espera de nosotros, es la santidad de una vida fiel a los mandamientos, especialmente en el amor. Nosotros, principalmente por el bautismo, estamos injertados a Jesús, somos sus sarmientos, de El Tomamos la savia, que es la vida divina, la gracia santificante. Pero tal como crece el sarmiento, ese crecimiento lo debemos hacer en Jesús, por medio de la santidad. Crecer en Jesús, es permanecer en El, es tener vida intima con El, cobrando conciencia de que El Vive en nosotros y nosotros en El. Permanecer y estar unidos a Jesús, es pensar y amar con El, hacer una vida agradable a Dios. El discípulo de Jesús, cuando es verdadero, Glorifica al Padre.
Cristo Jesús, viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Fuentes: Algunos comentários y referencias están tomados de la Bíblia de Nácar-Colunga
“Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”
Jn 15, 9-17 “
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.“COMO EL PADRE ME AMÓ, TAMBIÉN YO LOS HE AMADO A USTEDES. PERMANEZCAN EN MI AMOR”
Jesús, les habla a sus apóstoles del ansia de su amor hacia ellos para que fructifiquen unidos a El, pues los ama al modo sobrenatural, como el Padre le ama a El. Unidos a El y amados por El no necesitan, para dar “mucho fruto,” más que “permanecer en El.”
Y la prueba de esta permanencia son las obras: mis mandamientos, mis preceptos. Porque no todo el que diga Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad del Padre (Mt 7:21). Ha de ser copiado su ejemplo: como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Y les dice esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto Porque cumplen el mensaje del Padre, que El trajo como el Enviado. Y para nuestro gozo sea cumplido. Pues al saber que estamos unidos a Cristo-Vid, permaneceremos unidos a El y que al guardar sus mandatos, sabemos entonces la meta suprema de sus aspiraciones: ser amados por el Padre.
2.COMO TAMBIÉN YO LOS HE AMADO A USTEDES
Jesús nos dice: como también yo los he amado a ustedes. Jesús nos ama con el mismo amor que ama al padre. Hoy por logeneral definimos el amor como aquel sentimiento de afecto, cariño, solidaridad que una persona siente hacia otra y que se manifiesta generalmente en desear su compañía, alegrarse con lo que se considera bueno para ella y sufrir con lo que se considera malo.
Le decimos amor, a nuestra persona amada, decimos que se hace con amor, cuando se hace algo con esmero, con mucho cuidado, cuando deseamos hacer algo con mucho gusto, decimos que lo hacemos de mil amores, cuando somos generoso en hacer algo y lo hacemos de forma gratuita, decimos que lo hacemos por amor al arte, y cuando pedimos algo con humildad y caridad decimos por amor a Dios.
¿Pero cómo fue el amor de Jesús?, En los Evangelios encontramos la fuerza del amor de Jesús, es un libro abierto para descubrir como fue el amor de Jesús, “En esto Conocerán todos que sois mis Discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” (Jn, 13-35), “Como el Padre me Amó, también yo os he amado; permaneced en mi amor” (Jn 14-9), “Si Guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”, (Jn 14-10) “Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado” (Jn 14-12), “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Jn 14-13) “Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo daré a conocer Todavía, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo en ellos." (Jn 17-26)
3.DEJAD QUE LOS NIÑOS VENGAN A MÍ
Podemos encontrar muchas manifestaciones de sensibilidad, por la cual conocemos como es el afecto de Jesús, podemos descubrir al hombre con la inclinación natural a hacer el bien, podemos hallar dulzura, suavidad, amabilidad de carácter, no solo tiene la facultad de ser el perfecto amigo bueno, además en todo lo parece, se manifiesta claramente su sentimiento de pena y lastima por la desgracia o el sufrimiento ajeno, para todo se inclina con afecto, su carácter es templado, apacible, en otras palabras es el puro amor, que nos maravilla por su aptitud del conocimiento perfecto de la comprensión, con un dominio absoluto para el entendimiento y la capacidad para respetar y ser tolerante con los demás, El posee el mayor grado posible de la cualidad
Amor puro por los niños;"Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos" (Mt 19, 14), ese amor natural por el bien de los demás;”Entonces Jesús, levantándose, le dijo: "Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te condenó?" "Ninguno, Señor", respondió ella. Y Jesús le dijo: "Yo no te condeno tampoco. Vete, desde ahora no peques más” (Jn 8, 10-11), así podríamos llenar muchas páginas de ejemplo sobre como amo Jesús.
4.A QUIEN MIRÓ JESÚS, LOS HIZO CON AMOR
A quien miró Jesús, los hizo con amor, así nos mira a nosotros hoy, con afecto, y cuando nos habla lo hace al corazón, su suave voz es además una insistencia permanente en nuestra conciencia, voz que nos invita a seguirlo, aceptarlo y a la cual debemos guardar fidelidad, y a amarlo como el lo hizo y lo sigue haciendo.
Así es el amor de Jesús, ese que no condena, ese que nos da misericordia, ese que transforma nuestras vidas, ese que nos da paz absoluta, por tanto podemos definir que Jesús es perfecto e inigualable sinónimo de amor.
5.“ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS, COMO YO LOS HE AMADO”
La situación histórica de esta sección queda sugerida por el lugar paralelo del amor al prójimo, evangelio según san Juan 13:34.35, donde Cristo nos dice: “Les doy un mandamiento nuevo, ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros”.
El amor mutuo que han de tenerse no es filantropía, ha de estar calcado en el ejemplo de Él: que se amen como El los ha amado. Precisamente por este modo es por lo que antes llamo también a este precepto “un mandamiento nuevo”.
6.NO HAY AMOR MÁS GRANDE QUE DAR LA VIDA POR LOS AMIGOS
Como ejemplo que clarifique este amor suyo, pone lo que es prueba humana, esto es dar la vida por los amigos. No es que Cristo restrinja la universalidad de su muerte, sino que utiliza la comparación usual humana.
Al hablar de amigos, le lleva a llamar a sus apóstoles amigos. Ya que los servidores ignoran lo que hace su señor. El Antiguo Testamento tenía más aspecto de servidumbre. Sin embargo los amigos conocen sus intimidades. Y El les revelo el gran secreto y mensaje del Padre, es decir el Evangelio, las intimidades de Dios. Pero la verdadera amistad exige obras. Así como nos dice: Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Como amigos de Cristo son predilectos. Y esto evoca la elección que hizo de ellos para el apostolado, como lo indica el término lingüístico según san Juan 13:18, donde les dice: “no hablo de todos ustedes, yo se a quién he escogido”.
7.YO EL QUE LOS ELEGÍ A USTEDES, Y LOS DESTINÉ PARA QUE VAYAN Y DEN FRUTO, Y ESE FRUTO SEA DURADERO.
Directamente se refiere no a la predestinación, sino a la elección, vocación, al apostolado, que les hizo al llamarlos a cada uno en su día, san Juan 6, 70: ¿No les elegí yo a los doce?, y de este modo no piensen que este privilegio fue algo que salio de ellos.
La finalidad de esta elección es para que vayáis. El sentido es: a seguir su camino, san Mateo 9:6; 19:21; es la misión de apóstoles; y no se pone término geográfico a su misión, “Id pues y hagan discípulos a todas las gentes”, (Mt 28-19): es decir que den mucho fruto de apostolado. Es la vocación a la santidad antes dicha. Y es a lo que lleva la sección siguiente, en que habla de las persecuciones que tendrán por causa de él.
Para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero, es decir, el fruto de su apostolado que sea de una eficacia permanente allá donde ellos arrojen la simiente.
8.“ASÍ TODO LO QUE PIDAN AL PADRE EN MI NOMBRE, ÉL SE LO CONCEDERÁ”.
Y otra vez se pone la oración como medio eficaz de apostolado. “Así todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se lo concederá”. El apóstol tiene en la oración un recurso de éxito, pero tiene la obligación de usarla como medio normal del fruto de su apostolado. La forma rotunda con que está expresada la concesión de todo lo que pidan tiene una explicación semejante a lo anteriormente expuesto.
La sección termina con una exposición impactante: Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros. Pero solo hay un precepto: el amor.
Toda la voluntad de Cristo se resume en esta palabra, amor, amar, de este modo y solo así se cumple la voluntad de Dios y la misma voluntad del Hijo, que no es otra que la voluntad del Padre.
9.Y LOS DESTINÉ PARA QUE VAYAN Y DEN FRUTO, Y ESE FRUTO SEA DURADERO
Amar es entregarse, es darse, es saber que podemos hacer nosotros por nuestro amado Jesucristo que vive en nuestro prójimo, y entregarnos a nuestro prójimo como Cristo se entrego por todos nosotros. Así como nos pide Jesús, ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado.
Nos dice Jesús: No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes. Tenemos que comprender, que no le hacemos un favor a Jesús acatando su llamada, El nos esta haciendo a nosotros una ayuda, por tanto debemos estar agradecido del Señor, El nos llama a la santidad en nuestras vidas, entonces no es suficiente alborozarse por este llamado, es necesario comprender cual es la razón y el fin de esta elección, así como nos lo dice Jesús: Y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero
Que Cristo Jesús, María y José, vivan es sus corazones
No conocemos a San Matías más que por el relato de su elección en los días que mediaron entre la Ascensión y Pentecostés. Por lo demás esa circunstancia es la razón de que se celebre su fiesta al final del tiempo pascual. Pero la alocución de Pedro antes de la elección de Matías es de la mayor importancia, en primer lugar que los Apóstoles eran conscientes de pertenecer a un grupo aparte, el colegio de los Doce, explícitamente establecido por Jesús para continuar su propia misión. Al haber fallado uno de los Doce, era menester remplazarlo, puesto que el número era sagrado: el nuevo pueblo de Dios se edifica sobre los Doce Apóstoles lo mismo que el antiguo Israel procede de los doce hijos de Jacob. Además, para ser elegido como Apóstol, es necesario haber seguido a Jesús desde su bautismo hasta la ascensión, a fin de «hacerse testigo de su resurrección». El haber vivido junto a Cristo, escuchando sus enseñanzas, compartido su vida, y más tarde haber comido y bebido con él tras su resurrección de entre los muertos, es la experiencia irremplazable que permitirá a los Apóstoles hablar con seguridad y les otorgará la fuerza para sellar su testimonio con su propia sangre.
Retomar algo donde otro lo dejó es delicado. Cuando se filmó la continuación de Lo que el viento se llevó, considera la presión -a la que estarían sometidos los actores que tenían que recrear los papeles interpretados por Vivían Leigh y Clark Gable. No sólo tenían que conseguir interpretaciones creíbles por sí mismas, sino que eran constantemente comparados con la Escarlata y el Rhett originales.
Ya es bastante difícil tener que vivir a la altura de la reputación gloriosa de tu predecesor, pero más difícil aún es tener que vivir una mala reputación. San Matías tenía ese problema. Lo único que sabemos acerca de él es que fue escogido para coger el puesto de Judas Iscariote entre los doce apóstoles. Imagina lo que tiene que ser atravesar la historia conocido como el que reemplazó a Judas. Hiciera lo que hiciera Matías, lo primero que la gente iba a recordar sería que sustituyó a la persona que traicionó a Jesús.
Nosotros podemos tener dificultades similares. Si reemplazamos una persona bien querida y que tuvo que partir bajo condiciones favorables, podemos acabar siendo recordados constantemente que nuestro predecesor hizo las cosas de modo diferente. Y a la inversa, si la persona fue expulsada, somos conocidos como el que la sustituyó en tal y cual trabajo. En cualquiera de ambos casos, es difícil establecer nuestra propia identidad a la sombra de nuestro predecesor.
La mejor - y única - cosa que podemos hacer cuando nos enfrentamos a una situación así es la de centrar nuestra atención en la tarea que tenemos a mano. No podemos cambiar lo que hizo o dejó de hacer la persona que tuvo el trabajo antes que nosotros. Lo único que podemos controlar son nuestras propias acciones.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”
Jn 15, 12-17
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
La situación histórica de esta sección queda sugerida por el lugar paralelo del amor al prójimo, evangelio según Jn 13:34.35, donde Cristo nos dice: “Les doy un mandamiento nuevo, ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros”.
El amor mutuo que han de tenerse no es filantropía, ha de estar calcado en el ejemplo de Él: que se amen como El los ha amado. Precisamente por este modo es por lo que antes llamo también a este precepto “un mandamiento nuevo”.
Como ejemplo que clarifique este amor suyo, pone lo que es prueba humana, esto es dar la vida por los amigos. No es que Cristo restrinja la universalidad de su muerte, sino que utiliza la comparación usual humana.
Al hablar de amigos, le lleva a llamar a sus apóstoles amigos. Ya que los servidores ignoran lo que hace su señor. El Antiguo Testamento tenía más aspecto de servidumbre. Sin embargo los amigos conocen sus intimidades. Y El les revelo el gran secreto y mensaje del Padre, es decir el Evangelio, las intimidades de Dios. Pero la verdadera amistad exige obras. Así como nos dice: Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Como amigos de Cristo son predilectos. Y esto evoca la elección que hizo de ellos para el apostolado, como lo indica el término lingüístico según san Juan (Jn 13:18), donde les dice: “no hablo de todos ustedes, yo se a quién he escogido”.
Directamente se refiere no a la predestinación, sino a la elección, vocación, al apostolado, que les hizo al llamarlos a cada uno en su día, san Juan 6, 70: ¿No les elegí yo a los doce?, y de este modo no piensen que este privilegio fue algo que salio de ellos.
La finalidad de esta elección es para que vayáis. El sentido es: a seguir su camino, Mt 9:6; 19:21; es la misión de apóstoles; y no se pone término geográfico a su misión, “Id pues y hagan discípulos a todas las gentes”, (Mt 28-19): es decir que den mucho fruto de apostolado. Es la vocación a la santidad antes dicha. Y es a lo que lleva la sección siguiente, en que habla de las persecuciones que tendrán por causa de él.
Para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero, es decir, el fruto de su apostolado que sea de una eficacia permanente allá donde ellos arrojen la simiente.
Y otra vez se pone la oración como medio eficaz de apostolado. “Así todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se lo concederá”. El apóstol tiene en la oración un recurso de éxito, pero tiene la obligación de usarla como medio normal del fruto de su apostolado. La forma rotunda con que está expresada la concesión de todo lo que pidan tiene una explicación semejante a lo anteriormente expuesto.
La sección termina con una exposición impactante: Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros. Pero solo hay un precepto: el amor.
Toda la voluntad de Cristo se resume en esta palabra, amor, amar, de este modo y solo así se cumple la voluntad de Dios y la misma voluntad del Hijo, que no es otra que la voluntad del Padre.
Amar es entregarse, es darse, es saber que podemos hacer nosotros por nuestro amado Jesucristo que vive en nuestro prójimo, y entregarnos a nuestro prójimo como Cristo se entrego por todos nosotros. Así como nos pide Jesús, ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado.
Nos dice Jesús: No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes. Tenemos que comprender, que no le hacemos un favor a Jesús acatando su llamada, El nos esta haciendo a nosotros una ayuda, por tanto debemos estar agradecido del Señor, El nos llama a la santidad en nuestras vidas, entonces no es suficiente alborozarse por este llamado, es necesario comprender cual es la razón y el fin de esta elección, así como nos lo dice Jesús: Y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero