|
- Nuestra Señora de Chiquinquirá (Patrona de Colombia)
- San Zenón, Mártir
- Santos Mártires de Gorkum
- San Nicolás Pieck, Mártir
- San Leonardo Vechei, Mártir
- San Nicolás Janssen, Mártir
- San Adrián Van Hivarenbeek, Mártir
- San Godofredo Van Fuynen, Mártir
- San Jerónimo Weerden
- San Juan Von Oosterwyk, Mártir
- San Antonio Van Willehad, Mártir
- San Nicasio Van Heeze, Mártir
- San Jacobo Lacops, Mártir
- San Andrés Wouters, Mártir
- Santa Verónica de Julianis, Virgen
- Santas Floriana de Roma, Mártires
- San Juan Fisher, Mártir
- Santa Everilda, Virgen
- Beato Godofredo Duneo, Mártir
- Beato Jaime, Mártir
- Beato Cornelio, Mártir
- Mártires de China II
- Beato Gregorio Grassi, Mártir
- Beato Francisco Fogolla, Mártir
- Beato Elías Facchini, Mártir
- Beato Teodorico Balat, Mártir
- Beato Andrés Bauer, Mártir
- Beato Juan Wang, Mártir
- Beato Patricio Tong, Mártir
- Beato Felipe Chang, Mártir
- Beato Juan Chang, Mártir
- Beato Tomás Sen-Ki-Kuo, Mártir
- Beato Simón Chen, Mártir
- Beato Francisco Tchang Yun, Mártir
- Beato Santiago Tchao, Mártir
- Beato Matías Fun Te, Mártir
- Beato Santiago Yen Kutun, Mártir
- Beato Pedro U-ngan-pan, Mártir
- Beato León Ignacio Mangin, Mártir
- Beato Modesto Andlauer, Mártir
- Beato Pedro Chang Panien, Mártir
- Beato Pedro Wang, Mártir
- Beato Antonio Fantosati, Mártir
- Beato José Gámbaro, Mártir
- Beato Cesidio Giacomantonio, Mártir
- Beato Agustín Zhao Rong, Mártir
- Beato Elia Facchini, Mártir
- Beata María Herminia Grivot, Mártir
- Beata María Giuliani, Mártir
- Beata Clara Nanetti, Mártir
- Beata Natalia Kerguin, Mártir
- Beata María Saint-Just Moreau, Mártir
- Beata Amandina Jeuris, Mártir
- Beata Adolfina Dieck, Mártir
- Beata Juana Scopelli, Virgen
- Las Mártires de Orange
- Beata María Rosa Doyle, Mártir
- Beata Marta Cluse, Mártir
- Beata Teoctista Pélissier, Mártir
- Beata Pelagia Bés. Mártir
- Beata Melania de Guilhermier, Mártir
- Beata Ifigenia de Gaillard, Mártir
- Beata Ángela de Rochet, Mártir
- Beata Juana de Reggio, Virgen
|
|
|
|
9 de julio BEATO CESIDIO GIACOMANTONIO Mártir (1900)
Beato Cesidio Giacomantonio (1873-1900). Sacerdote. Nació en Fossa, provincia de L'Aquila en los Abruzos (Italia), el 30 de agosto de 1873. Desde muy joven visitaba a menudo el convento de Ocre, que dista algo más de un kilómetro de su pueblo y donde reposan los restos de los beatos Bernardino de Fossa y Timoteo de Monticchio. La oración de aquel lugar recogido hizo germinar en su corazón la vocación religiosa franciscana. El 21 de noviembre de 1891 vistió allí mismo el hábito de los Hermanos Menores. Después de la profesión, completó los estudios en varios conventos y finalmente recibió la ordenación sacerdotal. La afabilidad con todos, la cortesía en el trato, la sonrisa siempre en la boca fueron dotes suyas naturales sobre las que la gracia sembró a manos llenos virtudes sobrenaturales como el gran amor a Dios y a la Virgen, el espíritu de oración, la sumisión filial a la divina voluntad, el deseo de la conversión de las almas hasta desear con ardor el martirio.
Durante algún tiempo ejerció el ministerio de la predicación, pero pronto fue enviado a Roma como candidato a las misiones. Completada su formación, partió hacia China junto con otros dos frailes. A él le cabe el honor de ser el protomártir del Colegio Internacional de San Antonio de Roma. Al llegar, fue acogido con inmensa alegría por el Vicario Apostólico, el obispo Antonino Fantosati. A pesar del ambiente de persecución que ya se respiraba, Cesidio puso todo su afán y empeño en predicar, convertir y bautizar en el nombre del Señor al mayor número posible de nativos. Para esto aprendió bien la lengua china, y su apostolado se vio colmado de satisfacciones.
En una carta dirigida a sus padres poco antes del martirio, describe su alegría de encontrarse en China y pide oraciones por la conversión de muchos infieles. Luego añade: «Procuremos hacernos santos, si alcanzamos esta gracia podremos cantar en el cielo el eterno aleluya». La persecución lo sorprendió en Heng-tchen-fu el 4 de julio de 1900, cuando llevaba un año de apostolado en China. La residencia principal de la misión, donde él se encontraba, fue invadida por los boxers y por la multitud. En medio del tumulto que se produjo, el P. Cesidio, olvidando el peligro que corría y temiendo que las Sagradas Formas fueran profanadas, corrió a la capilla a consumir el Santísimo Sacramento. Los exaltados perseguidores desahogaron contra él su furia hiriéndolo con palos y lanzas. Semivivo, cuando todavía respiraba, lo envolvieron en una manta empapada de petroleo y le prendieron fuego. Así fue martirizado el 4 de julio de 1900 cuando sólo tenía 26 años de edad
| |
|
|
|
9 de julio BEATO AGUSTÍN ZHAO RONG Mártir (1900)
Beato Agustín Zhao Rong, Sacerdote diocesano chino que, siendo antes uno de los soldados que escoltaron a Mons. Dufresse desde Chengdu hasta Beijin, había quedado impresionado por la paciencia de éste y había pedido ser contado entre los neófitos: una vez bautizado, se le mandó al Seminario y después se ordenó sacerdote. Arrestado, sufrió crueles suplicios y después murióen 1815. | |
|
|
|
9 de julio BEATO ELÍAS FACCHINI Mártir (1900)
a |
Elías nació el 2 de julio de 1839 en Reno Centese, provincia de Ferrara, entonces perteneciente a la diócesis de bologna; sus progenitores, Francisco Facchini y Mariana Guiaraldi, que ya tenían dos hijas, lo bautizaron con el nombre de José Pedro. Muy impulsivo e inquieto, por contraste era de alma cándida, dispuesta al bien sin hipocresía. Una de sus hermanas tomó los hábitos en Ferrara, convirtiéndose en Sor Ursulina; a los cinco años recibió la Confirmación y a los siete años empezó a frecuentar la escuela de la parroquia. Tiemp después, José Pedro fue admitido a estudiar como externo en el seminario de Finale, adquiriendo una discreta cultura literaria. A los 11 años hizo la Primera Comunión preparado devotamentepor su madre. A los 18 años tomó la decisión de hacerse fraile, y en julio de 1854 dejó Reno Centese, dirigiéndose a Bologna, en donde se encontraba la Casa Provincial de losFranciscanos, en donde fue acogido favorablemente. Después, fue enviado al Convento de la Gracia cerca de Rimini, en donde el 1° de noviembre de 1854 vistió el hábito franciscano, cambiando su nombre por el de fray Elias. entabló una santa amistad con otro joven fraile, entrado casi al mismo tiempo que él: fray Francisco Fogolla. Esta amistad duró toda la vida, hasta que murieron juntos en China . Fue ordenado sacerdote a los 25 años, el 18 de dicembre de 1864. Un paar de años más tarde, debió afrontar y sufrir junto con todo su convento, la ley de disolución de la Orden, y se vio obligado a retirarse por algún tiempo con su familia. Allí maduró su intensión de ir a las misión de China y, con el permiso de sus superiores, fue a Roma al Colegio de las Misiones en San Bartolomé de Isola. Después de algunos meses de preparación y estudio de la lengua, se lo incluyó en una expedición misionera guiada por Monseñor Eustaquio Zanolo o.f.m. provisoriamente en Italia, y de retorno a su Vicariato chino de Hu-pè. Después de un largo viaje arrivaron a Shanghai el 6 de dicembre de 1867, desde allí, otros tres días en un acorazado francés, hasta Tce-fu. Después, el padre Elias Facchini y el padre Anastasio de Ferentino, prosiguieron a pie, o en mula, guiados por algunos chinos paganos. En marzo de 1869 los dos misioneros llegaron a Tci-nan-fu capitale de la provincia del Scian-tong, pero para el padre Elias no había terminado el camino, encontró una carta del Vicario Apostolico Monseñor Moccagatta que lo destinaba a Tai-yuen-fu, a donde llegó el 29 de abril de 1868; allí se encontró con sus compañeros de la misma provincia franciscana, Gregorio Grassi, Francisco Fogolla y Pablo de Fresonara. Después de una necesaria ambientación, le fue asignado el importante distrito de Ta-tong-fu, en donde con ardor y entusiasmo el giovane missionario, emprendió una incansable obra apostólica, fornido de una larga barba, que inspiraba un temor reverenzial. Permaneció en el distrito solamente un año, recibiendo la orden de volver a Tai-yuen-fu, como rector del seminario chino, por haber muerto el rector prededente. Prácticamente era el único profesor de una veintena de estudiantes , repartidos en diferentes grados del estudio de la teología. Condujo ell Seminario por unos veinte años con disciplina y comprensión, amado por los estudiantes, no concediéndose reposo y llevando una vida muy severa: se levantaba a las tres de la mañana durmiendo en total cuatro horas. El 11 de septiembre de 1893 se le dio el encargo de guiar la primera familia monástica franciscana en China, con el convento costruido en Tong-eul-kou, con tres sacerdotes y tres novicios chinos. Su primer pensamiento fue el de repetar el hábito franciscano, aunque negro, porque en China no se usaba el marrón. Por lo general, la mayoría de los misioneros vestían como los chinos. Sin embargo, después de cuatro años tuvo que dejar ese amado retiro claustral, que le recordaba la vida consagrada de su juventud y volver a dirigir el Seminario indígena en Tai-yuen-fu. Su virtud más grande fue la obediencia, siempre pronto a cumplir las órdenes de los superiores, sin reclamar ningún privilegio. en los últimos años, el padre Elias Facchini sufrió molestias cutáneas muy dolorosas y atormentadoras, especialmente cuando hacía mucho calor. Su cuerpo se convertía en una llaga, viéndose obligado a dormir semivestido a causa del dolor que experimentaba cada vez que se vestía, especialmente cuando se calzaba. Cuando empezó la persecución, el venerado padre Elias fue llevado portando cadenas ante el tribunal de Tai-Yuen-fu el 9 de julio de 1900, interrogado por el sanguinario virrey Yü-sien, que le preguntó: "¿quién eres?" – “soy un hombre de Italia” respondió; después fue conducido al lugar en donde ya estaban los otros 25 mártires. Fue decapitado y su cabeza, junto con la del obispo, fue expuesta en el ingreso a la ciudad, en la Puerta Meridional.
| |
|
|
|
9 de julio BEATA MARÍA HERMINIA DE JESÚS Mártir (1900)
a |
María Herminia de Jesús (Irma Grivot), alias Ermelina, fue una de las siete religiosas que en 1898 fueron enviadas a China, a pedido de monseñor Francisco Fogolla, obispo coadjutor en Chan-Sí.
María Herminia nació el 28 de abril de 1866 en Beaume (Dijon), Francia. Hogar humilde, su padre construía toneles y su madre se dedicaba al hogar. Irma, de salud delicada, se manifestaba como una niña sencilla, recta, vivaz, afectuosa, sensible hacia la naturaleza y las cosas de Dios. Inteligente y estudiosa, terminó la escuela primaria en 1883.
La vocación religiosa de Irma no fue aceptada ni comprendida por sus padres, y creó, poco a poco, una situación, si no cruel, en todo caso muy dura para la joven, que trató de independizarse dando clases particulares. En 1894 se presenta en Vanves y allí inicia su prenoviciado. Al verla tan delicada de salud, la dejan allí un tiempo para comprobar si podrá resistir la vocación misionera. Su exterior frágil oculta una voluntad de hierro que supera todas las dificultades.
Comienza su noviciado en Los Chtelets (Francia) en julio del mismo año, y recibe el nombre de Marie-Hermine de Jésus. Dicen que el armiño (hermine en francés) es un animal que prefiere la muerte a ensuciarse, y éste será uno de los propósitos de Herminia: «Llevar la fe lejos, siempre intacta, prefiriendo la muerte a la mancha de la deserción». Y así fue su vida y su muerte.
Mujer llena de ternura y firmeza, mujer humilde. Por su paciencia y su caridad supo crear fraternidad por donde iba pasando: en el noviciado, luego en Vanves donde tuvo a su cargo la contabilidad de la casa; más adelante, en Marsella, cuando se preparaba para el cuidado de los enfermos en la misión y, por fin, responsable del grupo en Taiyuanfu, supo conquistar a todos: obispos, sacerdotes, laicas consagradas, niñas, enfermos..., y para sus propias hermanas fue madre, apoyo, animadora... hasta el final.
¿De dónde sacaba esa fortaleza? Una frase suya descubre, en parte, su secreto: «La adoración del Santísimo Sacramento es la mitad de mi vida, la otra mitad consiste en hacer amar a Jesús y ganarle almas».
Misionera ardiente, adoratriz, mujer de un solo amor. Herminia no huyó ante el peligro de una muerte atroz. Supo vivir las palabras del Maestro: «No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos» (Jn 15,13).
Fue martirizada junto con sus seis compañeras, el 9 de julio de 1900, en Taiyuanfu (China) y beatificada el 24 de noviembre de 1946, en Roma, por el papa Pío XII.
| |
|
|
|
9 de julio BEATA MARÍA DE LA PAZ Mártir (1900)
a |
María de la Paz (Marianna Giuliani), fue una de las siete religiosas que en 1898 fueron enviadas a China, a pedido de monseñor Francisco Fogolla, obispo coadjutor en Chan-Sí. Nació en L'Aquila (Italia) el 13 de diciembre de 1875. Hogar pobre y, además, con el sufrimiento de un padre de mal carácter que castigaba fácilmente a sus hijos; no permitía la práctica de la religión, y tenían que ir a la Iglesia a escondidas. La madre trabaja, sufre y enseña a sus hijas a amar a María. Pronto la enfermedad hace mella en ella y, a los diez años, Marianna conoce el dolor irreparable de la muerte de su madre.
El padre abandona a sus hijos y los parientes recogen a los huerfanitos. Marianna, inteligente y muy piadosa, es orientada por un tío suyo, religioso franciscano, hacia las Franciscanas Misioneras de María. María de la Pasión la recibe como probanista, es decir, entre las jovencitas que aspiran a ser misioneras. En Francia completa sus estudios y fortalece su vocación.
En 1892 comienza su noviciado. Diversas experiencias en París, donde se encarga de un grupo de jovencitas muy rebeldes, que María de la Paz consigue calmar con su bondad serena, le dan la oportunidad de seguir su proceso de maduración. Luego va a Vanves para hacer sus primeros votos. Más tarde, participa en la fundación de una comunidad en Austria: otra lengua, otras costumbres... Todo esto la va preparando para la partida a la lejana misión china. Allí tendrá a su cargo la organización del orfanato, la parte material de la comunidad y, con su hermosa voz italiana, se encargará también de la música y del coro.
María de la Paz, silenciosa, encontró la fuerza en la unión con Dios, en una oración constante y fiel. La más joven de las siete mártires, tuvo ante la muerte su hora de angustia, de agonía, como Jesús, pero también, como Él, supo decir ¡Sí! Y entregó su vida totalmente. Tenía sólo 24 años.
Fue martirizada junto con sus seis compañeras, el 9 de julio de 1900, en Taiyuanfu (China) y beatificada el 24 de noviembre de 1946, en Roma, por el papa Pío XII.
| |
|
|
|
9 de julio BEATA MARÍA CLARA Mártir (1900)
a |
María Clara (Clelia Nanetti), fue una de las siete religiosas que en 1898 fueron enviadas a China, a pedido de monseñor Francisco Fogolla, obispo coadjutor en Chan-Sí. Nació el 9 de enero de 1872 en Santa María Magdalena, provincia de Rovigo (Italia). Sus padres la reciben con alegría; en esta hija todo será rápido, precoz, ardiente. Querida, amada por todos en su casa y en su pueblo, de naturaleza impulsiva, exuberante, rica; inteligente y alegre, asimila todo muy rápidamente: en la escuela, sus maestras tratan de disciplinarla. Al terminar la escuela elemental, se dedica a las tareas del hogar. Es encantadora y el mundo la espera, pero Clelia se siente atraída hacia lo religioso. ¿Será el primer indicio de su vocación religiosa? Sus padres la obligan a ir a un baile, pero en su corazón la elección está hecha. Bernabé, su hermano franciscano, le ayuda en el camino de su entrega a Dios. A los 18 años pide a sus padres ser religiosa, pero éstos piensan que es el idealismo de tantas jóvenes de esa edad. Clelia sabe lo que quiere, y comienza la lucha. Toma conciencia de los sufrimientos, la amargura, los odios, la desesperación... toda la miseria del mundo, y se despierta en ella el deseo de entregarse, de servir, de vivir y anunciar el Evangelio.
A través de su hermano conoce el Instituto de las Franciscanas Misioneras de María, y el horizonte de las misiones se abre ante ella. Su fuerte personalidad la impulsa a una firme decisión, y el 24 de enero de 1892 entra al prenoviciado; en abril del mismo año comienza el noviciado y recibe el nombre de María Clara. Así será su vida, su entrega: naturaleza franca, transparente, ardiente, Clara personifica la misionera alegre, generosa, olvidada de sí, tal vez muchas veces demasiado rápida, pero siempre pronta al sacrificio por los demás.
En China, a la propuesta del obispo de alejarse del lugar del peligro, Clara, exclama: «¿Huir, monseñor? ¡Oh, no! Vinimos para dar nuestra vida por Dios, si fuese necesario».
Sin embargo, como el peligro amenaza también a las huérfanas, monseñor hace preparar dos carros que las llevarán a un pueblo cristiano, y Clara debe acompañar al grupo. Pero, la puerta ya está bloqueada y deben volver... Su deber cumplido, la misionera regresa contenta...
En el combate final, dicen que fue Clara la primera en recibir el golpe mortal... tal vez su elevada estatura llamaba la atención... tal vez porque lo que veía como voluntad de Dios lo hacía siempre rápidamente... Su última palabra fue, sin duda, la que constantemente repetía: «¡Siempre adelante!»
Fue martirizada junto con sus seis compañeras, el 9 de julio de 1900, en Taiyuanfu (China) y beatificada el 24 de noviembre de 1946, en Roma, por el papa Pío XII.
| |
|
|
|
9 de julio BEATA MARÍA DE SANTA NATALIA Mártir (1900)
a |
María de Santa Natalia (Jeanne-Marie Kerguin), fue una de las siete religiosas que en 1898 fueron enviadas a China, a pedido de monseñor Francisco Fogolla, obispo coadjutor en Chan-Sí. Nació el 5 de mayo de 1864 en Belle-Isle-en-Terre (Bretaña, Francia). Hija de campesinos sencillos y pobres, la jovencita sabe de esos juegos limpios y serenos de las familias de los pueblos: correr por praderas y montañas, llevar flores a la estatua de la Virgen... Aprende las primeras letras con la maestra del pueblo, y también a tejer, cocinar, cuidar animales en su casa; aprende el catecismo y se prepara con esmero a su Primera Comunión. Poco después pierde a su madre, y la niña debe hacer frente a los trabajos de la casa, pero ya el ideal de entregarse a Dios más totalmente va haciendo camino en su corazón.
En 1887 llama a la puerta del noviciado de Francia, que recibe a la joven bretona de ojos azules, ojos que descubren su alma hasta el fondo. Trabaja ordeñando vacas en la granja, lava la ropa..., su alegría nace de esta convicción muy honda en ella: «Todo es grande para quien lo hace con grandeza de alma». Según ella, dos cosas le bastan para ser santa: unirse íntimamente a Dios y amar al cumplir los pequeños servicios cotidianos. Después del noviciado va a París donde se vive una ruda pobreza. María de Santa Natalia la vive con alegría. Sus hermanas la llaman «Fray León», en recuerdo del amigo entrañable de Francisco de Asís.
Su primera partida misionera fue a Cartago, en África del Norte, pero se enferma y debe volver a Italia. Poco a poco descubre el secreto de la Cruz, y escribe: «Estoy contenta de tener algo que sufrir. Cuando se sufre, uno se desprende de la tierra. Dios quiera que lo ame por encima de todas las cosas, puesto que Él fue tan generoso conmigo y me ha hecho tanto bien desde que estoy en el mundo».
En marzo de 1899 es destinada a la nueva fundación en Taiyuanfu. Poco después de la llegada a la misión, su salud será la gran preocupación de la comunidad. Varios meses en cama, con tifus; sufre sin quejarse, con una paciencia increíble, hasta que poco a poco puede recobrar las fuerzas.
No le falta trabajo a la misionera, pero con todas sus compañeras, el 9 de julio, la bretona de ojos azules, apretando su crucifijo entre los dedos, es decapitada. «No tenemos miedo..., la muerte es sólo Dios que pasa», había dicho varias veces.
Fue martirizada junto con sus seis compañeras, el 9 de julio de 1900, en Taiyuanfu (China) y beatificada el 24 de noviembre de 1946, en Roma, por el papa Pío XII.
| |
|
|
|
9 de julio BEATA MARÍA DE SAN JUSTO Mártir (1900)
a |
María de San Justo (Anne Moreau), fue una de las siete religiosas que en 1898 fueron enviadas a China, a pedido de monseñor Francisco Fogolla, obispo coadjutor en Chan-Sí. Nació el 9 de abril de 1866 en el pueblito de La Faye (Francia). Su padre, agricultor de buena posición, muy caritativo, era conocido en el pueblo por ayudar siempre a los necesitados. La pequeña Anne hereda estas virtudes familiares. Es sensible, valiente, aunque tal vez un poco callada, solitaria, seria. Prefiere estar con su madre a jugar con los demás niños, y así es la preferida y mimada de casa.
Siendo todavía joven pierde a su padre y debe tomar la responsabilidad en la venta de los productos del campo. Pero siente ya la llamada que la empuja a dejar su casa. «Me parece -le dice un día a su prima, que lo recordará después- que Dios me pide hacer algo grande. Quiero ir a China y dar mi vida por los chinos».
Su madre se opone, quiere casarla con un buen partido, pero Anne se mantiene firme y, sin despedirse de los suyos, se va al noviciado en 1890. Comienza con entusiasmo su vida religiosa, a pesar de que su corazón sangra todavía por el desprendimiento de haber dejado la familia. Después viene la prueba: duda de su vocación, no encuentra ya atractivo ni celo apostólico como sentía antes. El trabajo sencillo, «sin brillo», que se le pide, le parece insoportable.
El futuro le da miedo, los escrúpulos le hacen sufrir, duda de la presencia de Jesús en la Eucaristía... ¿Qué hacer? ¿Abandonar este camino? ¿Volver a su casa?... ¡Esto sería lo más fácil! María de San Justo sufre. Reza. Abre su alma a María de la Pasión, su Superiora General: le revela su tortura con plena lealtad, y le dice: «¡No soy nada y antes no lo sabía!» Las palabras que María de la Pasión le pedirá que repita constantemente son las de Jesús: «¡Padre, que se haga tu voluntad y no la mía!»
Durante varios años, esta joven que no conoce el camino de los grandes místicos, continuará sufriendo... barro amasado por el alfarero. Ayudada por María de la Pasión no se volverá atrás y aprenderá a agarrarse a la cruz con todas sus fuerzas, con fe. Poco a poco, vencerá la tentación y la paz invadirá lo más profundo de su ser.
La muerte de su madre agrega dolor a su dolor, pero la voluntad de Dios se ha vuelto su fortaleza. En Vanves, aprende a manejar las máquinas de la imprenta y, además, hace zapatos para las hermanas, y mil pequeños trabajos que ayudan al sostenimiento económico de la comunidad.
Después de sus votos perpetuos es designada para China. Describe el viaje con mucho humor y, ya en la misión, pone todos sus talentos al servicio de la comunidad y de las niñas huérfanas. Escribe en una de sus cartas a María de la Pasión: «Me parece haber vivido siempre aquí. Se lo agradezco a la Virgen, a quien he rezado siempre, y es para mí un consuelo decirle a usted, Madre, que mis pruebas han terminado». Dios da la paz a su misionera, que pronto dará el testimonio supremo del Amor.
Fue martirizada junto con sus seis compañeras, el 9 de julio de 1900, en Taiyuanfu (China) y beatificada el 24 de noviembre de 1946, en Roma, por el papa Pío
| |
|
|
|
9 de julio BEATA MARÍA AMANDINA Mártir (1900)
a |
María Amandina (Pauline Jeuris), fue una de las siete religiosas que en 1898 fueron enviadas a China, a pedido de monseñor Francisco Fogolla, obispo coadjutor en Chan-Sí. Nació el 28 de diciembre de 1872 en Herk-la-Ville (Bélgica). Hija de padres pobres, cristianos valientes que trabajaron duro para sacar adelante a un hijo y seis hijas, cuatro de las cuales se consagraron a Dios.
A los siete años pierde a su madre, y su padre se ve obligado a emigrar a otro pueblo. Allí, una mujer buena acoge en su casa a las dos más pequeñas, y Paulina recibe cariño y protección. La niña, afectuosa y alegre, conquista a sus protectores.
A los quince años, Paulina entra en la Tercera Orden Franciscana. Su hermana Rosalía fue la primera en entrar al noviciado de las Franciscanas Misioneras de María en Amberes, y recibió el nombre de Marie Honorine. Sólo después que Marie Honorine partió como misionera a Ceylán (hoy Sri-Lanka), Paulina se decidió a entrar al noviciado, y poco después la siguió su hermana Matilde.
María Amandina era sencilla, alegre, generosa, verdadera franciscana. Su buen humor y su relación fácil atraía y creaba en torno a ella un ambiente fraterno de serenidad y gozo. Fue enviada a Marsella para prepararse a servir a los enfermos en el hospital de Taiyuanfu. De allí embarca para la misión. El barco pasa por Ceylán y, en Colombo, capital y puerto, se encuentra con su hermana Honorine. La alegría mutua fue bien grande, y luego la despedida: «¡Hasta la vista... en el cielo!»
En la misión, entrega lo mejor de ella misma en el dispensario. Así describe su trabajo a su Superiora General: «Hay 200 huérfanas, entre ellas muchas están enfermas; las cuidamos lo mejor posible. Los enfermos de fuera vienen también para curarse. Si usted viera a estos infelices se quedaría horrorizada. Es difícil imaginar las llagas que tienen, agravadas por la falta de higiene. Gracias a Dios pude aprender algo en Marsella y hago lo que puedo para darles alivio».
El trabajo era grande y continuo. Vida de sacrificio, sin descanso, aceptada con una fortaleza alegre.
«La Hna. Amandina es, por temperamento, la más joven entre nosotras -escribe María Herminia-, canta y ríe todo el día. No está mal. Al contrario, la cruz de una misionera debe ser llevada con gozo». Los chinos la llaman «la hermana europea que ríe siempre».
Pasó noches y días velando a María de Santa Natalia durante su enfermedad; y siguió con el trabajo constante con los enfermos hasta que, al final, también ella cae enferma, grave... No hay muchos medios, pero poco a poco, su naturaleza sana se rehace, y continúa su servicio.
En una de sus últimas cartas, María Herminia cuenta: «María Amandina decía esta mañana que ella no pedía a Dios que salve la vida a los mártires, sino que les dé fortaleza». Y ella, en efecto, continuaba preparando sus medicinas, cantando como siempre. Su alegría admiraba a los que estaban encarcelados con ella. Con toda seguridad, cantó el «Te Deum» hasta el final, porque el Señor le había regalado la alegría franciscana, alabanza al Señor Dios, Sumo Bien, todo Bien, único Bien, según la oración de Francisco de Asís.
Fue martirizada junto con sus seis compañeras, el 9 de julio de 1900, en Taiyuanfu (China) y beatificada el 24 de noviembre de 1946, en Roma, por el papa Pío XII.
| |
|
|
|
9 de julio BEATA MARÍA ADOLFINA Mártir (1900)
a |
María Adolfina (Anne Dierkx), fue una de las siete religiosas que en 1898 fueron enviadas a China, a pedido de monseñor Francisco Fogolla, obispo coadjutor en Chan-Sí. Nació el 8 de marzo de 1866 en Ossendrecht (Holanda). Hija de un hogar pobre, pierde pronto a su madre, y los seis huerfanitos son recogidos por los vecinos. Anne pasa a vivir con un matrimonio de obreros, más ricos de caridad que de dinero. En la escuela, atenta al estudio, piadosa en la oración, es la primera en el juego, alegre y comunicativa.
Al terminar la escuela primaria, comprende que debe ayudar a su familia adoptiva y se emplea como obrera en la fábrica del pueblo, como empaquetadora de café. Más tarde, pasa a servir en una familia con más posibilidades, y luego, va a la ciudad de Amberes para hacer el mismo trabajo. La joven va madurando su personalidad y su fe: comprende que la alegría verdadera viene de un manantial que no se seca, y que este gozo se obtiene solamente al precio del sufrimiento. Comienza a entrever que un AMOR enorme la llama, y su corazón encuentra paz en el deseo de servir a una fraternidad sin fronteras.
En 1893 entra al noviciado de las Franciscanas Misioneras de María de Holanda, en Amberes. A la pregunta: «¿Cuál es la razón de su deseo de ser religiosa?», responde: «El deseo de sufrir por Nuestro Señor».
Como la mujer fuerte de la Escritura, María Adolfina se entrega sin quejas inútiles a los trabajos más humildes y duros. Derramar su sangre por la fe... Adolfina no se cree digna de ello, pero ¡parte hacia China! «María Adolfina es una hermana a quien se le puede pedir todo», dice su superiora, María Herminia. La propia Adolfina escribe: «Ojalá Jesús me dé la gracia de atraer a su amor a mis ayudantes chinas, pero para ello es necesario que cumpla mi misión como verdadera víctima, entregada totalmente a Dios y a las almas». Y Dios escuchó su deseo. María Adolfina no faltó a la cita con el testimonio de la entrega total de su vida por la fe en Jesús.
Fue martirizada junto con sus seis compañeras, el 9 de julio de 1900, en Taiyuanfu (China) y beatificada el 24 de noviembre de 1946, en Roma, por el papa Pío XII.
| |
|
|
|
9 de julio BEATA JUANA SCOPELI Virgen (1491)
a |
Juana Scopelli nació en Reggio Emilia en 1428. En 1480, muertos sus progenitores, se unió con otras mujeres, constituyendo una comunidad. En 1485, en su ciudad natal, obtuvo la casa y la iglesia de los "Umiliati" que transformó en monasterio, vulgarmente llamado "Le Bianche" y afiliado a la Congregación Mantovana. Allí ejerció como priora, con una comunidad compuesta por 20 monjas. A esta beata, dotada de gran piedad mariana y animada de intenso espíritu de penitencia, se le atribuyen hechos extraordinariosi. Murió el 9 de julio de 1491. Su culto litúrgico fue aprobado por el Papa Clemente XIV en 1771.
| |
|
|
|
9 de julio LAS MÁRTIRES DE ORANGE[*] (1794 p.c.)
a |
En la época de la Revolución Francesa había dos conventos en el pueblecito Bollène: uno de ursulinas y otro de la adoración perpetua del Santísimo Sacramento. Esta última congregación había sido fundada en Marsella por el Venerable Antonio Le Quien, en 1639. En abril de 1794, las religiosas de ambos se negaron a prestar el juramento republicano que les exigían las autoridades, pues tanto los cristianos como los no cristianos atribuían a dicho juramento una significación antirreligiosa. A consecuencia de ello, veintinueve de las religiosas fueron encarceladas en la prisión de Orange, junto con otras muchísimas mujeres. Las religiosas continuaron en la prisión su vida regular, en cuanto fuera posible. La jornada empezaba a las siete de la mañana con el rezo del oficio parvo.
La primera víctima fue la beata María Rosa Deloye, benedictina, condenada a muerte el 6 de julio por haber intentado "destruir la República con su fanatismo y superstición". La Beata Ifigenia de Gaillard de Lavaldène, de la congregación de las adoradoras, fue condenada al día siguiente. El día 9 del mismo mes, fueron ejecutadas las dos primeras ursulinas: la Beata Melania Guilhermier y la Beata Ángela de Rocher. Casi todos los días del mes se llevaron a cabo otras ejecuciones. En total, perecieron en la guillotina treinta y dos religiosas, de las cuales dieciséis eran ursulinas, trece adoratrices, dos bernardinas y una benedictina.
Según el testimonio de una religiosa que escapó con vida, las supervivientes rezaban cada día en la cárcel las oraciones por los agonizantes para encomendar a Dios a las víctimas y cantaban el "Te Deum" para darle gracias. La Beata Pelagia Bes, cuando recibió la noticia de que había sido sentenciada, compartió con su compañeras de prisión una caja de bombones, diciendo que había que celebrar "sus nupcias". La Beata Teoctista Pélissier compuso un himno en el que cantaba su deseo de morir en la guillotina. La Beata Marta Cluse, una hermanita lega que era muy hermosa, se negó a contraer matrimonio con uno de los verdugos, lo cual le hubiese permitido escapar con vida. "Estos angelitos mueren con la sonrisa en los labios", comentó uno de los guardias .
Las treinta y dos mártires fueron beatificadas en 1925. Después de la caída Robespierre, los miembros del tribunal de Orange fueron condenados a su vez. Dos de los jueces y el abogado del tribunal se reconciliaron con la Iglesia antes de la ejecución. En 1802, se abrió nuevamente el convento de las Adoratrices de Bollène. Dichas religiosas inauguraron un nuevo convento en Taunton, en 1863.
Véase Redon, Les trente-deus réligeuses guillotinées á Orange... ; H. Leclercq, Les Martyrs, vol. XII, (1913). Hay un resumen de los hechos en Baudot y Chaussin, Vies des Saints, vol. VII (1949), pp. 209-215.
| |
|
|
|
9 de julio BEATA MARÍA ROSA DELOYE, Mártir (1794 p.c.)
a |
María Rosa Deloye nació en Sérignan (Vaucluse) el 4 de febrero de1741. Entrò en la abadía benedictina de Caderousse, donde profesó en enero de 1762. Allí vivió treinta años practicando todas las virtudes monásticas, vivendo en la poobreza y obediencia, preparándose, sin saberlo, al martirio. En septiembre de 1792, habiendo sido cerrado su monasterio por los revolucionarios, sor María Rosa volvió a la casa de su familia en Sérignan dedicándose a las obras de caridad y al apostolado.
En mayo de 1974, fue arrestada y, el 6 de julio del mismo año, trasladada a la prisión de Orange. El tribunal la acusó de querer destruir la república y la intimó a prestar el juramento prescripto por la ley. La sor María Rosa se rehusó firmemente a hacerlo declarando que consideraba ese juramento como una apostasía. Inmediatamente fue condenada a muerte. Su ejecución se llevó a cabo esa misma tarde, a las dieciocho horas y ella subió al patíbulo con gran valentía.
Su ejecución fue la primera de la serie de masacres que continuarían durante tres semanas. Fue beatificada por S. S. Pío XI, el 10 de mayo de 1925. Sufiesta se celebra el 9 de julio
Ver también en este Sitio: "Las Mártires de Orange"
| |
|
|
|
9 de julio BEATA MARTA CLUSE, Virgen y Mártir (1794 p.c.)
Marta Cluse nació en Bouvante (Drome) el 5 de dicembre de 1761; admitida como hermana lega en el convento de las Sacramentinas de Bollene, hizo su profesión religiosa el 4 de noviembre de 1783. El 22 de abril de 1794, por haberse rehusado a hacer el juramento de libertad e igualdad, fue arrestada junto con sus hermanas de religión. El 12 de julio las trasladaron a la prisión de Orange. Uno de los carceleros, prendado de su belleza, le propuso matrimonio, pero ella le respondió: "haz tu tu oficio, que esta noche yo quiero cenar con los ángeles". Ese mismo día fue ajusticiada. Tenía treinta y dos años y fue la más joven de las religiosas martirizadas.
Fue beatificada por S. S. Pío IX el 10 de mayo de 1925. Su fiesta se celebra el 9 de julio.
Ver también en este Sitio: "Las Mártires de Orange"
| |
|
|
|
9 de julio BEATA JUANA DE REGGIO,[*] Virgen (1491 p.C.)
a |
Juana Scopelli nació en 1428 en Reggio. Muy pronto manifestó deseos de abrazar la vida religiosa; como sus padres no se lo permitiesen, se vistió el hábito y empezó a practicar la vida ascética en su propia casa . A la muerte de sus padres, decidió fundar un convento de carmelitas en Reggio, pero se negó a emplear en ello su herencia, pues quería que la fundación fuese obra de las limosnas de los cristianos. A los cuatro años de trabajo incesante por parte de Juana, se inauguró el monasterio de Nuestra Señora del Pueblo, del que ella fue elegida superiora. A pesar del tiempo que empleaba en el gobierno de su comunidad y en el canto del oficio, Juana consagraba invariablemente cinco horas diarias a la oración privada. A las austeridades de regla, añadía el ayuno constante; desde el día de la Santa Cruz hasta el de Pascua, vivía a pan y agua. Sus mortificaciones eran realmente asombrosas.
Se cuenta que obró muchos milagros por la oración. Así, por ejemplo, curó a una noble dama, llamada Julia Sessi, a quien los doctores habían desahuciado. También convirtió a un joven llamado Agustín. Dicho joven profesaba algunas opiniones albigenses y otras herejías. Su madre, muy desconsolada, le llevó a ver a la Beata Juana, la cual empleó toda clase de argumentos para convencerle, pero todo fue inutil. Cuando Agustín y su madre partieron, la Beata oró fervorosamente y el corazón del joven se abrió a la gracia. También se atribuye a Juana de Reggio el milagro que se cuenta de Santo Domingo y de otros santos: un día, a la hora de comer, las religiosas encontraron la mesa sin viandas, pues la despensa del convento estaba vacía. Pero la Beata se puso en oración y, a los pocos momentos había en la despensa pan suficiente para toda la comunidad. Juana murió en 1491, a los sesenta y tres años de edad, después de haber exhortado a sus religiosas al amor de Dios, a la caridad fraterna y a la estricta observancia de la regla. Su culto fue confirmado en 1771
En Acta Sanctorum, Julio, vol. II, hay una traducción latina de la biografía, relativamente larga, escrita en italiano por el padre Benito Mutti.
| |
|
|
Primer
Anterior
29 a 43 de 43
Siguiente
Último
|