El Sacrificio
Al hacer sacrificios, debemos hacerlos
con alegría, ya que es por amor
a Dios. Si no lo hacemos así,
causaremos lástima y compasión
y perderemos la recompensa de la
felicidad eterna. Dios es el que ve
nuestro sacrificio desde el cielo
y es el que nos va a recompensar.
“Cuando ayunéis no aparezcáis tristes,
como los hipócritas que desfiguran
su rostro para que los hombres vean
que ayunan; en verdad os digo, ya
recibieron su recompensa.
Tú cuando ayunes, úngete la cabeza
y lava tu cara para que no vean los
hombres que ayunas, sino Tu Padre,
que está en lo secreto: y tu padre que
ve en lo secreto, te recompensará.
“ (Mt 6,6)”
El sacrificio, es preciso dulcificarlo con
un amor grande a Dios.
El dolor nos engrandece cuando
sabemos sobrellevarlo.
La Virgen María en su vida tuvo que
llevar a cabo mucho sacrificios y lo
hizo con mucha alegría y
amor a Dios.
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