El Señor la rodeó y la cuidó,
la protegió como a la pupila de sus ojos. Como el águila extendió sus alas,
la tomó y la llevó sobre sus plumas. El Señor sólo la condujo.
ORACIÓN COLECTA
Dios, que preparas tu Reino
para los humildes y los niños; ayúdanos a seguir confiadamente el camino de
santa Teresa del Niño Jesús, de manera que por su intercesión se nos revele
tu gloria eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Nehemías (8, 1-4. 5-6. 8-12)
En aquellos días, todo el
pueblo, como si fuera un solo hombre, se reunió en la plaza que está ante
la puerta del Agua y pidió a Esdras, el sacerdote y escriba, que trajera el
libro de la ley de Moisés, que el Señor había prescrito a Israel. Esdras,
el sacerdote, trajo el libro de la ley ante la asamblea, formada por los
hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de razón.
Era el día primero del mes
séptimo y Esdras leyó desde el amanecer hasta el mediodía en la plaza que
está frente a la puerta del Agua, en presencia de los hombres, mujeres y
todos los que tenían uso de razón. Todo el pueblo estaba atento a la
lectura del libro de la ley.
Esdras estaba de pie sobre un
estrado de madera, levantado para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la
vista del pueblo, pues estaba en un sitio más alto que todos, y cuando lo
abrió, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo entonces al Señor,
el gran Dios, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: “¡Amén!”,
e inclinándose, se postraron rostro en tierra. Los levitas leían el libro
de la ley de Dios con claridad y explicaban el sentido, de suerte que el
pueblo comprendía la lectura.
Entonces Nehemías, el
gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que instruían a
la gente, dijeron a todo el pueblo: “Este es un día consagrado al Señor,
nuestro Dios. No estén ustedes tristes ni lloren (porque todos lloraban al
escuchar las palabras de la ley). Vayan a comer espléndidamente, tomen
bebidas dulces y manden algo a los que nada tienen, pues hoy es un día
consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén tristes, porque celebrar al
Señor es nuestra fuerza”.
Y los levitas consolaban al
pueblo, diciéndole: “No lloren, porque este día es santo. No estén
tristes”. Y el pueblo entero se fue a comer y a beber, mandó comida a los
que no tenían nada e hizo grandes festejos, porque habían comprendido las
cosas que les habían enseñado.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
COMENTARIO
Las ceremonias y fiestas litúrgicas se celebraban
apenas terminado el verano y las faenas del campo, por lo que este relato
de Esdras se enmarca en ese contexto. Todo el pueblo reunido escucha la
lectura de la Ley que Dios había dado a Israel, luego ésta es explicada por
los levitas para su mejor comprensión y finalmente el pueblo alaba a Dios y
eleva su acción de gracias.
SALMO RESPONSORIAL SALMO 18
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta
del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y
hacen sabio al sencillo.
Tú tienes, Señor, palabras de
vida eterna.
En los mandamientos del Señor
hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor
para alumbrar el camino.
Tú tienes, Señor, palabras de
vida eterna.
La voluntad de Dios es santa y
para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y
enteramente justos.
Tú tienes, Señor, palabras de
vida eterna.
Más deseables que el oro y las
piedras preciosas las normas del Señor, y más dulces que la miel de un
panal que gotea.
Tú tienes, Señor, palabras de
vida eterna.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya. El Reino de Dios está cerca, dice el Señor;
arrepiéntanse y crean en el Evangelio.
Aleluya.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (10, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, designó el
Señor a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en
dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La
cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de
la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; los envío
como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni
sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren
en una casa, digan:
‘Que la paz reine en esta
casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se
cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo
que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de
casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que
les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes
el Reino de Dios’.
Pero si entran en una ciudad y
no los reciben, salgan por las calles y digan: ‘Hasta el polvo de esta
ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de
protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está
cerca’. Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos
rigor que esa ciudad”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
COMENTARIO
La misión de anunciar el Evangelio es compartida
por toda la comunidad. No sólo los doce apóstoles, sino un total de setenta
y dos discípulos son enviados por nuestro Señor y Maestro. Ellos son
enviados a comunicar un mensaje de paz, que no se sostiene por los recursos
económicos, es decir, la bolsa con dinero, sino en el poder del Reino que
llega.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, al proclamarte admirable
en santa Teresa, te suplicamos humildemente que, así como sus méritos
fueron de tu agrado, también lo sea el servicio de nuestro ministerio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 18,3
Dice el Señor: «Si no se
convierten y no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los
Cielos».
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, el sacramento que
recibimos encienda en nosotros la fuerza de aquel amor que impulsó a santa
Teresa a entregarse enteramente a ti y a implorar tu misericordia para
todos los hombres.
Ángeles del Señor, bendigan al
Señor, alábenlo y glorifíquenlo eternamente.
ORACIÓN COLECTA
Dios, que en tu admirable
providencia envías a tus santos ángeles para custodiarnos, concédenos que
siempre seamos defendidos por su protección y gocemos eternamente de su
compañía.
Por nuestro
Señor Jesucristo.
LECTURA Éx 23, 20-23
Lectura del
libro del Éxodo.
Así habla el Señor: «Yo voy a
enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te
conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz. No
te rebeles contra él, porque no te perdonará las transgresiones, ya que mi
nombre está en él. Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que yo
te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios.
Entonces mi ángel irá delante de ti.
Palabra de Dios
COMENTARIO
Dentro de la religiosidad popular judía, los ángeles aparecen como
enviados de Dios a los hombres para acompañarlos en el viaje de la vida,
que se inicia en el aquí y ahora, rumbo a la eternidad. El autor de este
libro da testimonio de la promesa que el Señor hace a sus destinatarios de
enviarles un ángel para que los proteja y los conduzca al lugar que les ha
preparado. Así los ángeles tienen como misión proteger y conducir, además
son una señal de la presencia providente del Señor que nos protege y nos
conduce.
SALMO Sal 90, 1-6. 10-11
R. Él te
encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos.
Tú que vives al amparo del
Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: «Mi refugio y
mi baluarte, mi Dios, en quien confío». R.
Él te librará de la red del
cazador y de la peste perniciosa; te cubrirá con sus plumas, y hallarás un
refugio bajo sus alas. R.
No te alcanzará ningún mal,
ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque él te encomendó a sus ángeles
para que te cuiden en todos tus caminos. R.
No temerás los terrores de la
noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las
tinieblas, ni la plaga que devasta a pleno sol. R.
ALELUYA Sal 102, 21
Aleluya.
¡Bendigan al Señor, todos sus ejércitos, sus servidores, los que cumplen su
voluntad! Aleluya.
EVANGELIO Mt 18, 1-5. 10
Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
En aquel momento, los discípulos
se acercaron a Jesús para preguntarle:«¿Quién es el más grande en el reino
de los cielos?». Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo:
«Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no
entrarán en el reino de los cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño
como este niño, será el más grande en el reino de los cielos. El que recibe
a uno de estos pequeños en mi nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de
despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus
ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre
celestial».
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Estas palabras del Maestro son la fuente de donde brota la devoción
al Angel de la Guarda y su importancia en la vida de los niños. Que los
ángeles estén con templando continuamente el rostro del Padre, significa
que son importantes ante él. Los ángeles obedecen la voluntad del Tres
Veces Santo. El los envía para que guíen y acompañen a los hombres. Ellos
son los que guían los pasos de los pequeños y de todos los que se hacen
pequeños como los niños por amor al Reino de los cielos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, recibe los dones que te
presentamos en honor de tus santos ángeles, y concédenos en tu bondad que
su constante protección nos libre de los peligros presentes y nos lleve
felizmente a la Vida eterna.
Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 137,1
Te cantaré en presencia de los
ángeles, Dios mío.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, te pedimos que guíes bajo
la custodia de tus ángeles, por el camino de la salvación y de la paz, a
los que te dignas alimentar para la Vida eterna con tan admirable
sacramento.
El Señor, el Dios altísimo, te ha
bendecido a ti, Virgen María, más que a todas las mujeres de la tierra. El
ha engrandecido tanto tu nombre, que los hombres no dejarán de alabarte.
ORACIÓN COLECTA
Señor, te pedimos, por la
intercesión de la santísima Virgen María que, quienes la veneramos en esta
gloriosa conmemoración, merezcamos participar también de la plenitud de tu
gracia.
Por nuestro
Señor Jesucristo.
LECTURA Bar 4, 5-12. 27-29
Lectura del libro de Baruc.
¡Animo, pueblo mío, memorial viviente de Israel! Ustedes fueron vendidos a
las naciones, pero no para ser aniquilados; es por haber excitado la ira de
Dios, que fueron entregados a sus enemigos. Ustedes irritaron a su Creador,
ofreciendo sacrificios a los demonios y no a Dios; olvidaron al Dios,
eterno, el que los sustenta, y entristecieron a Jerusalén, la que los crió.
Porque ella, al ver que la ira del Señor se desencadenaba contra ustedes,
exclamó: «Escuchen, ciudades vecinas de Sión: Dios me ha enviado un gran
dolor. Yo he visto el cautiverio que el Eterno infligió a mis hijos y a mis
hijas. Yo los había criado gozosamente y los dejé partir con lágrimas y
dolor. Que nadie se alegre al yerme viuda y abandonada por muchos. Estoy
desolada por los pecados de mis hijos, porque se desviaron de la Ley de
Dios». ¡Animo, hijos, clamen a Dios, porque Aquél que los castigó se
acordará de ustedes! Ya que el único pensamiento de ustedes ha sido
apartarse de Dios, una vez convertidos, búsquenlo con un empeño diez veces
mayor. Porque el que atrajo sobre ustedes estos males les traerá, junto con
su salvación, la eterna alegría.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El poder de las tinieblas es una continua amenaza para el hombre,
pero vivimos en la seguridad de que Dios no ha muerto. El texto compara a
Israel con un adolescente. En esa búsqueda de identidad ha olvidado Israel
a su Señor confiando más en sus propias posibilidades. Jerusalén es
comparada con una madre viuda abandonada de sus hijos. Evoca simbólicamente
tantos templos vacíos. A su puerta espera el Padre, que nunca olvida a sus
hijos, aunque sean pródigos.
SALMO Sal 68, 33-37
R. El Señor escucha a los pobres.
Que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos. R.
Que lo alaben el cielo, la tierra
y el mar, y todos los seres que se mueven en ellos. R.
El Señor salvará a Sión y volverá
a edificar las ciudades de Judá: el linaje de sus servidores la tendrá como
herencia, y los que aman su nombre morarán en ella. R.
ALELUYA Cfr. Mt 11,25
Aleluya.
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los
misterios del Reino a los pequeños. Aleluya.
EVANGELIO Lc 10, 17-24
Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Al volver los setenta y dos de su
misión, dijeron a Jesús llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos
someten en tu Nombre». El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como
un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y
para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se
alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más
bien de que sus nombres estén escritos en el cielo». En aquel momento Jesús
se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo mantenido ocultas
estas cosas a los sabios y prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí,
Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y
nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el
Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar». Después,
volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «Felices
los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y
reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes
oyen y no lo oyeron!».
Palabra del
Señor.
COMENTARIO
Los discípulos enviados por Jesús regresaron de su misión
apostólica radiantes y admirados de su poder: «Señor, hasta los demonios se
nos sometían en tu nombre». El Maestro escucha con satisfacción y entereza
la euforia y les dice: «Todo esto está bien, pero alégrense sobre todo que
sus nombres están escritos en el cielo». Ante el éxito de los enviados se
regocija el Maestro en el espíritu y da gracias al Padre por haber revelado
los misterios del Reino a los sencillos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, en esta conmemoración de
la Madre de tu Hijo, te ofrecemos, con alegría el sacrificio de alabanza, y
te pedimos que gracias a este sagrado intercambio, se aumenten en nosotros
los frutos de tu redención.
Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTÍFONA Cfr. Lc 1, 48
Me llamarán bienaventurada todas
las generaciones porque Dios miró con bondad la pequeñez de su servidora.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, después de haber recibido
los divinos sacramentos, te suplicamos humildemente que quienes veneramos a
la Virgen María en esta conmemoración, podamos participar del Banquete
celestial.