Ya en el siglo IV los cristianos
de Roma reverenciaban el símbolo del magisterio de san Pedro: una
silla de
madera usada por el primer papa. Jesús había dicho a Pedro cuando lo
confesó
Hijo de Dios: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia”. Pero
cuando Pedro intentó disuadirlo de ir a la muerte, lo llamó “satanás”. Y previendo su traición del viernes
santo, le
recomendó: “Y tú, cuando te conviertas, confirma a tus hermanos”.
Desconcertante la con-fianza y fidelidad de Jesús hacia Pedro, a quien
ratifica como príncipe de los apóstoles, cuando merecía el rechazo
total.
Pero Jesús sólo le había exigido el amor a él como condición esencial
para
guiar a su Iglesia: “Pedro, ¿me amas?” El único fundamento que asegura
la
perpetuidad de la Iglesia es el amor incondicional a su Fundador,
Cristo
Jesús, que es quien la guía infaliblemente por sus pastores a través
de los
siglos y del mundo desde la cátedra de Pedro: “Yo estoy con ustedes
todos los
días hasta el fin del mundo”.
ANTÍFONA DE ENTRADA Lc
22, 32
El Señor dijo a Pedro: Yo he
rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas
vuelto,
confirma a tus hermanos.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, no permitas
que ninguna tribulación nos perturbe, puesto que nos afirmaste sobre
la
piedra de la fe apostólica.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA 1Ped 5, 1-4
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.
Queridos hermanos: Exhorto a los
presbíteros que están entre ustedes, siendo yo presbítero como ellos y
testigo de los sufrimientos de Cristo y copartícipe de la gloria que
va a ser
revelada. Apacienten el rebaño de Dios, que les ha sido confiado;
velen por
él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un
interés
mezquino, sino con abnegación; no pretendiendo dominar a los que les
han sido
encomendados, sino siendo de corazón ejemplo para el rebaño. Y cuando
llegue
el Jefe de los pastores, recibirán la corona imperecedera de gloria.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Las
palabras van dirigidas especialmente a quienes tienen el rol de
gobernar al
pueblo de Dios. Ellos deben ser modelos para todos los creyentes, para
que
todos juntos, como Pedro, podamos vivir y profesar plenamente la fe en
Jesucristo.
SALMO Sal 22, 1-6
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me
puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a
las aguas
tranquilas y repara mis fuerzas: me guía por el recto sendero, por
amor de su
nombre. R.
Aunque cruce por oscuras
quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu
bastón
me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me
acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la casa del Señor, por
muy
largo tiempo. R.
ALELUYA Mt 16, 18
Aleluya. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia,
y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Aleluya.
EVANGELIO Mt 16,
13-19
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Mateo.
Al llegar a la región de Cesarea
de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué
dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ellos
le
respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y
otros,
Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes –les preguntó–,
¿quién dicen que soy?”. Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú
eres
el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti,
Simón, hijo
de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre,
sino mi
Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta
piedra
edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra
ella. Yo
te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la
tierra
quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará
desatado en el cielo”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Pedro
pronuncia la palabra de la fe. Él cree que Jesús es el Mesías
esperado, el
Hijo de Dios. También otros hacen esta profesión de fe a lo largo del
evangelio: el centurión que, al ver morir a Jesús, dice: --Este hombre
era
Hijo de Dios--; Marta de Betania que le comunica decididamente: --Sí,
Señor,
yo creo que tú eres el Mesías, el que iba a venir al mundo--. Como
rezamos
cada vez que se celebra un bautismo: --Ésta es nuestra fe, Ésta es la
fe de
la Iglesia--; la fe que se sigue afirmando desde aquellos primeros
discípulos
hasta hoy. Bienaventurados aquellos que, como Pedro, como Marta,
podemos
reconocer en Jesús a nuestro Mesías y creer firmemente en él.
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Señor, acepta las oraciones y
ofrendas de tu Iglesia, para que alcance la Vida eterna guiada por el
apóstol
san Pedro cuyo magisterio la mantiene en la integridad de la fe.
Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO DE LOS
APÓSTOLES,
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt
16, 16. 18
Pedro dijo a Jesús: Tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: Tú eres Pedro, y
sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Señor, que en esta celebración
del apóstol san Pedro nos alimentaste con el Cuerpo y la Sangre de
Cristo,
concede que esta participación en el misterio de nuestra redención,
sea para
nosotros sacramento de unidad y de paz.
Como los ojos de los servidores
están fijos en las manos de su señor, así miran nuestros ojos al Señor
nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros. Piedad, Señor, ten
piedad de
nosotros.
ORACIÓN COLECTA
Dios, Salvador nuestro,
conviértenos e instrúyenos con tus enseñanzas celestiales para que
sean
provechosas nuestras prácticas cuaresmales.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Is 55,
10-11
Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor: Así como la
lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber
empapado
la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la
semilla al
sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de
mi
boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo
quiero y
cumple la misión que yo le encomendé.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Tanto
la imagen de la tierra, como la del agua, sirven al profeta que
consuela a su
pueblo en el destierro, para hacer sentir a sus oyentes la fuerza
creadora y
salvadora del Señor. Su palabra no vuelve a la fuente sin haber
cumplido su
misión. Su misión es crear de la desesperanza del exilio un pueblo
nuevo. Lo
crea infundiendo sentido y razón de vivir a los que la reciben. Como
la
tierra que recibe la lluvia y queda fertilizada por ella, así quedarán
fecundadas nuestras vidas por la Palabra del Señor y darán frutos
abundantes
de gracia y santidad.
SALMO Sal 33, 4-7. 16-19
R. El Señor libra a los justos de sus angustias.
Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: Él me respondió y me
libró
de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán
resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre
invocó
al Señor: Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
Los ojos del Señor miran al justo
y sus oídos escuchan su clamor; pero el Señor rechaza a los que hacen
el mal
para borrar su recuerdo de la tierra. R.
Cuando ellos claman, el Señor los
escucha y los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca del
que sufre
y salva a los que están abatidos. R.
VERSÍCULO Mt 4, 4
El hombre no vive solamente de
pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
EVANGELIO Mt 6, 7-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que
por
mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre de
ustedes que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta,
antes de
que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que
venga tu
Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos
hoy
nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como
nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la
tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás,
el
Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás,
tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Cabe
expresar aquí que este pasaje evangélico se enmarca en las enseñanzas
del
Maestro para encontrar una piedad verdadera, basada en la autenticidad
de la
limosna, la oración y el ayuno. Respecto a la oración no sólo nos
advierte
contra la palabrería hueca y vacía, la hipocresía de pretender engañar
a
Dios, y la altanería de creerse buenos, sino que nos ofrece el qué y
el cómo
orar: “Ustedes recen así”. Y nos enseña la oración más hermosa,
fraterna,
universal y comprometedora de todos los tiempos: el Padre nuestro.
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Señor, que estas ofrendas, signo
de nuestra entrega, sean de tu agrado; que con tu gracia santifiquen
nuestra
vida y nos obtengan la misericordia de tu perdón.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt
25, 40. 34
Les aseguro que cuanto hicieron
con el más pequeño de mis hermanos lo hicieron conmigo, dice el Señor.
Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que fue
preparado para ustedes desde el comienzo del mundo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Señor, concédenos que la
recepción de este sacramento ayude nuestra alma y nuestro cuerpo, y
así,
salvados en todo nuestro ser, nos gloriemos de la plenitud del remedio
celestial.
Acuérdate, Señor, que tu
compasión y tu amor, son eternos: que nuestros enemigos no triunfen
sobre
nosotros. Dios de Israel, líbranos de todas nuestras angustias.
ORACIÓN COLECTA
Señor, mira con bondad el fervor
de tu pueblo, y que la práctica de las buenas obras renueve el
espíritu de
los que con sus privaciones se esfuerzan por dominar su cuerpo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Jon 3, 1-10
Lectura de la profecía de Jonás.
La palabra del Señor fue dirigida
por segunda vez a Jonás, en estos términos: “Parte ahora mismo para
Nínive,
la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré”. Jonás
partió para
Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad
enormemente
grande: se necesitaban tres días para recorrerla.
Jonás comenzó a internarse en la
ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: “Dentro de cuarenta
días,
Nínive será destruida”. Los ninivitas
creyeron en
Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde
el más
grande hasta el más pequeño.
Cuando la noticia llegó al rey de
Nínive, éste se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se
vistió
con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. Además, mandó
proclamar en
Nínive el siguiente anuncio: “Por decreto del rey y de sus
funcionarios,
ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán
probar
bocado: no pasten ni beban agua; vístanse con ropa de penitencia
hombres y
animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno
de su
mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. Tal vez Dios se
vuelva
atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no
perezcamos”. Al ver todo lo que los ninivitas
hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las
amenazas que les había hecho y no las cumplió.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
“¡Dentro
de cuarenta días Nínive será destruida!”.
Nínive
es en la Biblia el símbolo elocuente de todo lo opuesto al plan de
Dios. Un
enviado por el Señor lleva a la ciudad una amenaza, que quiere ser una
llamada a la conversión. La inmediata y sincera respuesta penitencial
de los ninivitas, desde el rey hasta el
último súbdito, los
salva del juicio. Desde ese momento los habitantes de Nínive pasan a
integrar
el pueblo de Dios. Éste no se circunscribe a una cultura, a una nación
o a
una institución. Está siempre naciendo entre los que responden a la
llamada
del Señor de la vida y de la historia.
SALMO Sal 50, 3-4.
12-13. 18-19
R. ¡Tú no desprecias un corazón
contrito, Señor!
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu
bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de
mi
culpa y purifícame de mi pecado! R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón
puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu
presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas: mi sacrificio es un espíritu
contrito, tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R.
VERSÍCULO Jl 12,
12-13
Vuelvan a mí de todo corazón,
porque soy bondadoso y compasivo.
EVANGELIO Lc 11, 29-32
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Lucas.
Al ver Jesús que la multitud se
apretujaba, comenzó a decir: “Ésta es una generación malvada. Pide un
signo y
no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para
los ninivitas, también el Hijo del hombre
lo será para esta
generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra
los
hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los
confines
de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay Alguien
que es
más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se
levantarán
contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron
por la
predicación de Jonás y aquí hay Alguien que es más que Jonás”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
En
todos los tiempos y en todas las culturas, el hombre ha buscado y
sigue
buscando hoy, signos y señales de lo sobrenatural, de lo trascendente,
de
Dios. Así, los contemporáneos de Jesús le exigían, como prueba de su
misión,
la realización de un “show” deslumbrante. El Maestro se resiste a ello
y
apela únicamente al “signo de Jonás”, es decir, al misterio de su
muerte y
resurrección, únicamente aceptable a través de un auténtico proceso de
fe. Es
el signo supremo del amor del Padre: ¡hasta la muerte y hasta la vida!
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Señor, te ofrecemos estos dones
que tú mismo nos diste, y así como los conviertes para nosotros en
sacramento, concede que sean también nuestro remedio eterno.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal
5, 12
Se alegrarán los que en ti se
refugian, Señor, y siempre cantarán jubilosos porque tú estás con
ellos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Señor, que no cesas de nutrirnos
con tus sacramentos, concédenos que este alimento recibido nos alcance
la
Vida eterna.
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos, oye mi clamor, mi Rey y mi Dios.
ORACIÓN COLECTA
Señor, concédenos tener siempre
pensamientos justos y llevarlos a cabo con prontitud, para que, los
que sin
ti no podemos existir, vivamos según tu voluntad.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Est 3, 6;
4, 11-12. 14-16. 23-25
Lectura del libro de Ester.
El rey de Persia firmó un
decreto, ordenando que todos los judíos fueran exterminados del país
por la
espada. Al enterarse, todo Israel clamaba con todas sus fuerzas,
porque veían
que su muerte era inminente. La reina Ester, presa de una angustia
mortal,
también buscó refugio en el Señor. Luego oró al Señor, Dios de Israel,
diciendo: “¡Señor mío, nuestro Rey, tú eres el Único! Ven a
socorrerme,
porque estoy sola, no tengo otra ayuda fuera de ti y estoy expuesta al
peligro.
Yo aprendí desde mi infancia, en
mi familia paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel entre todos los
pueblos,
y a nuestros padres entre todos sus antepasados, para que fueran tu
herencia
eternamente. ¡Y tú has hecho por ellos lo que habías prometido!
¡Acuérdate,
Señor, y manifiéstate en el momento de nuestra aflicción! Y a mí, dame
valor,
Rey de los dioses y Señor de todos los que tienen autoridad. Coloca en
mis
labios palabras armoniosas cuando me encuentre delante del león, y
cámbiale
el corazón para que deteste al que nos combate y acabe con él y con
sus
partidarios. ¡Líbranos de ellos con tu mano y ven a socorrerme, porque
estoy
sola, y no tengo a nadie fuera de ti, Señor! Tú, que lo conoces todo”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
“No tengo otro auxilio
fuera de ti,
Señor”.
Ester
hace suyo el sufrimiento de su pueblo, amenazado con el exterminio, y
arriesga todo para salvarlo. Antes de entrevistarse con Amán,
acude a su Dios y Señor, en una oración que incluye “acción de
gracias” por
los favores recibidos en el pasado; “humildad”, reconociendo su pecado
y el
del pueblo; y “confianza ilimitada” en la bondad del Señor para
escuchar sus
súplicas.
Luego,
acude al rey para interceder por su pueblo. De este modo pone en
práctica el
refrán que dice: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Hermoso ejemplo
para
nosotros hoy frente a tantas adversidades.
SALMO Sal 137, 1-3. 7-8
R. ¡Me respondiste cada vez que
te invoqué, Señor!
Te doy gracias, Señor, de todo
corazón, porque has oído las palabras de mi boca. Te cantaré en
presencia de
los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo. R.
Daré gracias a tu Nombre por tu
amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me
respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma.
R.
Tu derecha me salva. El Señor lo
hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de
tus
manos! R.
VERSÍCULO Sal 50, 12. 14
Crea en mí, Dios mío, un corazón
puro, y devuélveme la alegría de tu salvación.
EVANGELIO Mt 7,
7-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos:
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
Porque
todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se
le
abrirá. ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una
piedra? ¿O
si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos,
saben dar
cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en
el
Cielo dará cosas buenas a aquéllos que se las pidan! Todo lo que
deseen que
los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la
Ley y los
Profetas.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
“Pidan
y se les dará”. Antes de ayer, el Maestro nos enseñaba a orar con el
Padre
nuestro. Hoy nos enseña cuál debe ser nuestra actitud orante, porque
es el
Padre quien nos conoce y escucha. Pero también apunta a nuestra propia
disponibilidad y esfuerzo: “Busquen y encontrarán”. Además el Maestro
nos
abre a la colaboración con los demás en un doble sentido: “Llamen y se
les
abrirá”; y “traten a los demás como quieren que ellos los traten”. Una
oración así nunca falla. Si fallara, nos enseña san Agustín, es porque
“no pides
como debes o pides lo que no debes”.
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Señor, atiende los deseos de los
que te suplican y, al aceptar las oraciones y ofrendas de tu pueblo,
convierte a ti nuestros corazones.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt
7, 8
Todo el que pide, recibe; el que
busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Señor, Dios nuestro, te pedimos
que estos sagrados misterios que nos diste para consolidar nuestra
salvación,
sean nuestro remedio en el presente y en el futuro.
Señor, alivia las angustias de mi
corazón. Mira mi aflicción y mis fatigas y perdona todos mis pecados.
ORACIÓN COLECTA
Señor, concede que tus fieles se
preparen convenientemente a las celebraciones pascuales,
para que la penitencia corporal solemnemente iniciada, produzca en todos
nosotros frutos espirituales.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Ez 18,
21-28
Lectura de la profecía de Ezequiel.
Así habla el Señor Dios: Si el
malvado se convierte de todos los pecados que ha cometido, observa todos mis
preceptos y practica el derecho y la justicia, seguramente vivirá, y no
morirá. Ninguna de las ofensas que haya cometido le será recordada: a causa
de la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso deseo yo la muerte del
pecador –oráculo del Señor– y no que se convierta
de su mala conducta y viva? Pero si el justo se aparta de su justicia y
comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿acaso
vivirá? Ninguna de las obras justas que haya hecho será recordada: a causa de
la infidelidad y del pecado que ha cometido, morirá. Ustedes dirán: “El
proceder del Señor no es correcto”. Escucha, casa de Israel: ¿Acaso no es el
proceder de ustedes, y no el mío, el que no es correcto? Cuando el justo se aparta
de su justicia, comete el mal y muere, muere por el mal que ha cometido. Y
cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el
derecho y la justicia, él mismo preserva su vida. Él ha abierto los ojos y se
ha convertido de todas las ofensas que había cometido: por eso, seguramente
vivirá, y no morirá.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
“Dios
no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta y viva”. Solemos
justificar fácilmente nuestra iniquidad culpando a otros o amparándonos en
que “todos lo hacen”. Ezequiel carea a cada uno consigo mismo para que asuma
su propia responsabilidad ante la bondad o la maldad que cada uno ha
producido. Pero con la alentadora perspectiva de un Dios que quiere la
salvación del pecador; no su muerte; y al que le da la oportunidad de
convertirse.
SALMO Sal 129, 1-8
R. Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir?
Desde lo más profundo te invoco,
Señor. ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria.
R.
Si tienes en cuenta las culpas,
Señor, ¿quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que
seas temido. R.
Mi alma espera en el Señor, y yo
confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más que el centinela la
aurora. R.
Como el centinela espera la
aurora, espere Israel al Señor, porque en él se encuentra la misericordia y
la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados. R.
VERSÍCULO Ez 18, 31
“Arrojen lejos de ustedes todas las rebeldías, háganse un corazón
nuevo y un espíritu nuevo”, dice el Señor.
EVANGELIO Mt 5,
20-26
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Les
aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y
fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo
a los antepasados: “No matarás”, y el que mata, debe ser llevado ante el
tribunal.
Pero yo les digo que todo aquél
que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal, Y todo
aquél que lo insulta, merece ser castigado por el Tribunal. Y el que lo
maldice, merece el infierno. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el
altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu
ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces
vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu
adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te
entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no
saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
“Deja
tu ofrenda ante el altar y anda primero a reconciliarte con tu hermano”.
Hemos escuchado la llamada de Dios a la conversión. Le hemos respondido y
prometido que cambiaremos. Pero, ¿qué camino tomaremos? En el evangelio de
hoy, el Maestro nos da una doble enseñanza: cumplir la ley, pero de corazón y
con la amplitud de que su ley suprema es el amor; y volver al culto, pero
sabiendo que la reconciliación con el Padre exige la reconciliación con los
hermanos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, recibe con bondad este
sacrificio por el que quisiste ser aplacado y devolvernos con infinito amor,
la salvación eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Ez
33, 11
Juro por mi vida, dice el Señor:
No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que el alimento de tu
santo sacramento nos fortalezca para que, liberados de la antigua servidumbre
del pecado, podamos asociarnos al misterio de la salvación.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al
simple.
ORACIÓN COLECTA
Dios, Padre eterno, convierte a
ti nuestros corazones, para que, buscando siempre lo único necesario y
practicando obras de caridad, nos concedas dedicarnos a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Deut 26,
16-19
Lectura del libro del Deuteronomio.
Moisés habló al pueblo diciendo:
Hoy el Señor, tu Dios, te ordena practicar estos preceptos y estas leyes.
Obsérvalas y practícalas con todo tu corazón y con toda tu alma. Hoy tú le
has hecho declarar al Señor que él será tu Dios, y que tú, por tu parte,
seguirás sus caminos, observarás sus preceptos, sus mandamientos y sus leyes,
y escucharás su voz. Y el Señor hoy te ha hecho declarar que tú serás el
pueblo de su propiedad exclusiva, como él te lo ha prometido, y que tú
observarás todos sus mandamientos; que te hará superior –en estima, en
renombre y en gloria– a todas las naciones que
hizo; y que serás un pueblo consagrado al Señor, tu Dios, como él te lo ha
prometido.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
“Serás
un pueblo consagrado al Señor”. El Señor ha elegido a Israel como pueblo
suyo. Ha sellado con él una Alianza: “Yo seré tu Dios, tú serás mi pueblo”.
Dios ha empeñado su palabra y no fallará. Ahora le toca a Israel asumir su
compromiso de vivir como pueblo consagrado al Señor. Es lo que Moisés
recuerda en esta lectura. Él entiende la Alianza como oferta y compromiso de
ambas partes. Es una relación de pertenencia, de consagración y de comunión
en la que el pueblo de Dios se realiza y encuentra la salvación.
SALMO Sal 118, 1-2. 4-5. 7-8
R. ¡Felices los que siguen la ley del
Señor!
Felices los que van por un camino
intachable, los que siguen la ley del Señor. Felices los que cumplen sus
prescripciones y lo buscan de todo corazón. R.
Tú promulgaste tus mandamientos
para que se cumplieran íntegramente. ¡Ojalá yo me
mantenga firme en la observancia de tus preceptos! R.
Te alabaré con un corazón recto,
cuando aprenda tus justas decisiones. Quiero cumplir fielmente tus preceptos:
no me abandones del todo. R.
VERSÍCULO 2Cor 6, 2
Éste es el tiempo favorable, éste
es el día de la salvación.
EVANGELIO Mt 5,
43-48
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así
serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre
malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a
quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No
hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el
Padre que está en el cielo”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
“Sean
perfectos como su Padre del cielo es perfecto”. Durante los días ya vividos,
el Maestro ha venido invitándonos a superar el conformismo, la mediocridad e
incluso la hipocresía de quien se contenta con cumplir los mínimos detalles
legales. En cambio nos ha ido abriendo a un nuevo modo de entender la ley, la
moral o la religión. La clave de esta dinámica está en el amor. Cuando se
goza de un Dios que es Padre y nos ama hasta el extremo, no caben tacañerías.
Luego, la meta es la santidad, porque él es santo. Y no sólo se nos pide amar
al amigo, sino también al enemigo. ¿O es que comportándonos tantas veces como
enemigos de Dios, no hemos recibido de él un amor incondicional y fiel?
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, te pedimos que estos
sagrados misterios nos renueven y nos hagan dignos de recibirlos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt
5, 48
Dice el Señor: “Sean perfectos
como es perfecto el Padre que está en los Cielos”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, a quienes renuevas con tu
divino sacramento e instruyes con tu doctrina celestial, acompáñalos siempre
con tu gracia y el consuelo de tu salvación.
Mi corazón sabe que dijiste:
busquen mi rostro. Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí.
O bien: Cf r. Sal 24, 6.2.22
Acuérdate, Señor, de tu compasión
y de tu amor, que son eternos: que nuestros enemigos no triunfen sobre
nosotros. Dios de Israel, líbranos de todas nuestras angustias.
ACTO PENITENCIAL
— Tú perdonas nuestros pecados. Señor, ten piedad.
— Tú nos llamas a hacer
penitencia. Cristo, ten piedad.
— Tú nos invitas a compartir tu
gloria. Señor, ten piedad.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Padre santo, que nos mandaste
escuchar atu Hijo amado, alimenta nuestro espíritu
con tu Palabra, para que, después de haber purificado nuestra mirada
interior, podamos contemplar gozosos la gloria de su rostro. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
II. LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Gn
15, 5-12. 17-18
Hacer
alianzas era común entre los pueblos de los tiempos bíblicos, como sucede hoy
en día con los tratados que se firman entre los países. Estas alianzas se
realizaban a través de diversos ritos. Uno de ellos era que quienes firmaban,
pasaran en medio de animales descuartizados, como signo de que su alianza era
hasta la muerte y que preferían morir antes de romperla. En este relato quien
pasa entre los animales muertos no es Abraham, sino Dios, porque la Alianza
es desproporcionada. Abraham sólo puede aceptarla porque es totalmente
beneficiosa para él. Es Dios quien, entonces, se ha comprometido, por toda la
eternidad, a mantener la alianza con su pueblo.
Lectura del libro del Génesis.
Dios dijo a Abrám:
“Mira hacia el cielo y, si puedes, cuenta las estrellas”. Y añadió: “Así será
tu descendencia”. Abrám creyó en el Señor, y el
Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación. Entonces el Señor le dijo:
“Yo soy el Señor que te hice salir de Ur de los
caldeos para darte en posesión esta tierra”. “Señor, respondió Abrám, ¿cómo sabré que la voy a poseer?”. El Señor le
respondió:
“Tráeme una ternera, una cabra y
un carnero, todos ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de
paloma”. El trajo todos estos animales, los cortó por la mitad y puso cada
mitad una frente a otra, pero no dividió los pájaros. Las aves de rapiña se
abalanzaron sobre los animales muertos, pero Abrám
las espantó. Al ponerse el sol, Abrám cayó en un
profundo sueño, y lo invadió un gran temor, una densa oscuridad. Cuando se
puso el sol y estuvo completamente oscuro, un horno humeante y una antorcha
encendida pasaron en medio de los animales descuartizados.
Aquel día, el Señor hizo una
alianza con Abrám diciendo: “Yo he dado esta tierra
a tu descendencia”.
Palabra de Dios.
SALMO SaI 26, 1.
7-9. 13-14
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi
salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién
temblaré? R.
Escucha, Señor, yo te invoco en
alta voz, apiádate de mí y respóndeme! Mi corazón
sabe que dijiste: “Busquen mi rostro”. R.
Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes
de mí. No alejes con ira a tu servidor, Tú, que eres mi ayuda; no me dejes ni
me abandones, mi Dios y mi salvador. R.
Yo creo que contemplaré la bondad
del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten
valor y espera en el Señor. R.
SEGUNDA LECTURA FIp
3, 17—4, 1
El
cristiano vive en este mundo comprometido con su historia. Pero sabe que la
historia, en su devenir, nos lleva a lo absoluto del Reino eterno del Padre.
Así como conciudadanos del cielo, sabemos que nuestro compromiso es con lo
relativo a la historia, pero preñándola de lo absoluto de la eternidad.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de
Filipos.
Hermanos: Sigan mi ejemplo y
observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo les he dado. Porque
ya les advertí frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se
portan como enemigos de la cruz de Cristo. Su fin es la perdición, su dios es
el vientre, su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza, y no
aprecian sino las cosas de la tierra. En cambio, nosotros somos ciudadanos
del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor
Jesucristo. El transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante
a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo
su dominio. Por eso, hermanos míos muy queridos, a quienes tanto deseo ver,
ustedes que son mi alegría y mi corona, amados míos, perseveren firmemente en
el Señor.
Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN Mt 17,
15
Desde la nube resplandeciente se
oyó la voz del Padre: “Este es mi Hijo amado; escúchenlo”.
EVANGELIO Lc 9,
28-36
Contemplar
al Maestro puede llevarnos a querer estar inmovilizados, en una actitud de
tal pasividad que en nada es acorde con el mensaje evangélico. La nube que
envuelve al monte, signo de la presencia divina nos invita a escuchar al
Hijo, quien nos envía al mundo a predicar, a trabajar por el Reino, a
seguirle hasta la cruz y hacia la Pascua.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús tomó a Pedro, Juan y
Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de
aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos
hombres conversaban con El: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de
gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y
vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con El. Mientras
éstos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: “Maestro, qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y
otra para Elías”. El no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube los
cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de
temor. Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: “Este es mi Hijo, el
Elegido, escúchenlo”. Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los
discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que
habían visto.
Palabra del Señor.
EL CREDO
Creo en Dios
Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su
único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día
resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha
de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a
los muertos.
Creo en el
Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el
perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Danos
deseos de escucharte, Señor.
·Para que la Iglesia en Mundo siga transformando
en alegría la tristeza de los hermanos necesitados. Oremos.
·Para que el esfuerzo de todos los que influyen
en la sociedad se oriente a transformarla en más justa y solidaria. Oremos.
·Para que los que viven sin esperanza puedan
descubrir en la vida de los creyentes, el verdadero rostro de Dios. Oremos.
·Para que todos nosotros pasemos de la
oscuridad a la luz de la fe, y del desaliento a la confianza en la gloria
final. Oremos.
III. LITURGIA EUCARÍSTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que este
sacrificio borre nuestros pecados y santifique el cuerpo y el alma de tus
fieles, para que podamos celebrar dignamente las fiestas pascuales.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el
Señor.
V. Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo, después de anunciar su
muerte a los discípulos, les reveló el esplendor de su gloria en la montaña
santa, para mostrar, con el testimonio de la Ley y los Profetas, que por la
pasión, debía llegar a la gloria de la resurrección.
Por eso, con los coros
celestiales, te alabamos en la tierra llenos de alegría, cantando sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor...
RITO DE COMUNIÓN
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga
a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.
LA PAZ
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi
paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia,
y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén.
CORDERO
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt
17, 5
Éste es mi Hijo muy querido, en
quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después de haber recibido estos
gloriosos misterios, Padre, te damos gracias porque, aun viviendo en la tierra,
ya nos haces partícipes de los bienes del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
IV. RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN
Canto
final
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
(facultativa)
Señor, bendice a tus fieles y protégelos
constantemente; haz que se identifiquen detal modo con el Evangelio de tu
Hijo, que anhelen siempre aquella gloria con laque se mostró a los Apóstoles,
y puedan alcanzarla felizmente.