Yo confío en el Señor. Tu amor
será mi gozo y mi alegría, porque tú miraste mi aflicción.
ORACIÓN COLECTA
Señor, que renuevas el mundo
con tus divinos sacramentos, concede que tu Iglesia se vivifique con
los
dones celestiales y no se vea privada de tu ayuda en sus necesidades
temporales.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Is 65,
17-21
Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor: Yo voy a
crear un cielo nuevo y una tierra nueva. No quedará el recuerdo del
pasado
ni se lo traerá a la memoria, sino que se regocijarán y se alegrarán
para
siempre por lo que yo voy a crear: porque voy a crear a Jerusalén
para la
alegría y a su pueblo para el gozo. Jerusalén será mi alegría, yo
estaré
gozoso a causa de mi pueblo, y nunca más se escucharán en ella ni
llantos
ni alaridos. Ya no habrá allí niños que vivan pocos días ni ancianos
que no
completen sus años, porque el más joven morirá a los cien años y al
que no
llegue a esa edad se lo tendrá por maldito. Edificarán casas y las
habitarán, plantarán viñas y comerán sus frutos.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
“Yo voy a crear un cielo nuevo y
una tierra
nueva”. Ante las asechanzas que se avecinan contra el Señor, no
podemos
olvidar que su plan es la salvación: un cielo nuevo y una tierra
nueva,
llena de vida, de gozo, de paz y prosperidad. Lo que en adelante
interesa
son los cielos nuevos y la tierra nueva. No volverá a recordarse el
pasado.
Es necesario juzgar el presente
desde el futuro y
no a partir del pasado. El futuro impulsa la creatividad; el recurso
exclusivo al pasado entraña inevitablemente el conservadurismo, que
frena
el crecimiento integral del individuo y de la sociedad.
SALMO Sal 29, 2. 4-6.
11-12. 13
R. ¡Te glorifico, Señor, porque me libraste!
Yo te glorifico, Señor, porque
tú me libraste y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. Tú,
Señor,
me levantaste del Abismo y me hiciste revivir, cuando estaba entre
los que
bajan al sepulcro. R.
Canten al Señor, sus fieles;
den gracias a su santo Nombre, porque su enojo dura un instante, y
su
bondad, toda la vida: si por la noche se derraman lágrimas, por la
mañana
renace la alegría. R.
Escucha, Señor, ten piedad de
mí; ven a ayudarme, Señor. Tú convertiste mi lamento en júbilo,
¡Señor,
Dios mío, te daré gracias eternamente! R.
VERSÍCULO Cf. Am
5, 14
Busquen el bien y no el mal,
para que tengan vida, y así el Señor estará con ustedes.
EVANGELIO Jn 4,
43-54
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Juan.
Jesús partió hacia Galilea. Él
mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su
propio
pueblo. Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque
habían
visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos
también, en efecto, habían ido a la fiesta. Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en
vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaún.
Cuando supo que Jesús había
llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le
suplicó que
bajara a sanar a su hijo moribundo. Jesús le dijo: “Si no ven signos
y
prodigios, ustedes no creen”. El funcionario le respondió: “Señor,
baja
antes que mi hijo se muera”. “Vuelve a tu casa, tu hijo vive”, le
dijo
Jesús. El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se
puso en
camino. Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y
le
anunciaron que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora se había
sentido
mejor. “Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre”, le
respondieron.
El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho:
“Tu
hijo vive”. Y entonces creyó él y toda su familia. Éste fue el
segundo
signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
“Creyó en la palabra de Jesús y se
puso en
camino”. Para observar la prohibición hecha a los judíos de entrar
en la
casa de un pagano, el Maestro sana a un enfermo a distancia por la
acción
de su palabra. El evangelista, con su maestría habitual nos da una
bella
catequesis de cómo llegar a la fe desde la vida con sus problemas.
Cuando,
como hoy, los problemas se solucionan, no parece tan difícil, aunque
muchas
veces, “si te he visto no me acuerdo”. El Evangelio rompe todos los
moldes
convencionales, incluso los aparentemente “revolucionarios”.
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Señor, concédenos recibir el
fruto del sacrificio que te ofrecemos para que, purificados de la
antigua
servidumbre del pecado, nos renueve con la gracia de la Vida eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Ez
36, 27
Dice el Señor: Infundiré mi
espíritu en ustedes y les haré seguir mis preceptos, y que observen y
practiquen mis leyes.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Señor, te pedimos que tu
sacramento nos renueve y nos santifique dándonos nueva vida y nos
conduzca
al gozo eterno.
Ustedes, los sedientos, vengan
por agua, dice el Señor; los que no tienen dinero, vengan y beban
con
alegría.
ORACIÓN COLECTA
Señor, te pedimos que las
venerables prácticas de este tiempo de Cuaresma dispongan el corazón
de tus
fieles y así celebren dignamente el misterio pascual y proclamen el
mensaje
de tu salvación.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Ez 40,
1-3; 47, 1-9. 12
Lectura de la profecía de Ezequiel.
La mano del Señor descendió
sobre mí y me llevó a la tierra de Israel. Allí vi
a un hombre que por su aspecto parecía de bronce. El hombre me llevó
a la
entrada de la Casa del Señor y vi que
salía agua
por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la
fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por
debajo
del costado derecho de la Casa, al sur del altar. Luego me sacó por
el
camino de la puerta septentrional, y me hizo dar la vuelta por un
camino
exterior, hasta la puerta exterior que miraba hacia el oriente.
Allí vi
que el agua fluía por el costado derecho. Cuando el hombre salió
hacia el
este, tenía una cuerda en la mano.
Midió quinientos metros y me
hizo caminar a través del agua, que me llegó a los tobillos. Midió
otros
quinientos metros y me hizo caminar a través del agua, que me llegó a
las
rodillas. Midió otros quinientos metros y me hizo caminar a través
del
agua, que me llegó a la cintura.
Luego midió otros quinientos
metros, y ya era un torrente que no pude atravesar, porque el agua
había
crecido: era un agua donde había que nadar, un torrente
intransitable. El
hombre me dijo: “¿Has visto, hijo de hombre?”, y me hizo volver a la
orilla
del torrente. Al volver, vi que a la
orilla del
torrente, de uno y otro lado, había una inmensa arboleda. Entonces
me dijo:
“Estas aguas fluyen hacia el sector oriental, bajan hasta la estepa y
van a
desembocar en el Mar. Se las hace salir hasta el Mar, para que sus
aguas
sean saneadas. Hasta donde llegue el torrente, tendrán vida todos
los seres
vivientes que se mueven por el suelo y habrá peces en abundancia.
Porque
cuando esta agua llegue hasta el Mar, sus aguas quedarán saneadas, y
habrá
vida en todas partes adonde llegue el torrente. Al borde del
torrente,
sobre sus dos orillas, crecerán árboles frutales de todas las
especies. No
se marchitarán sus hojas ni se agotarán sus frutos, y todos los
meses
producirán nuevos frutos, porque el agua sale del Santuario. Sus
frutos
servirán de alimento y sus hojas de remedio”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El libro de Ezequiel está lleno de
imágenes y
símbolos. Es necesario, entonces, reconocer que en este texto, el
agua que
fluye es símbolo de vida. Esa agua la proporciona Dios, y se trata
de la
restauración del pueblo de Israel. Cuando el pueblo sea restaurado y
recupere la vida que Dios mismo le dará, entonces se transformará
también
él en fuente de vida para los otros pueblos.
SALMO Sal 45, 2-3. 5-6.
8-9
R. ¡El Señor está con nosotros!
El Señor es nuestro refugio y
fortaleza, una ayuda siempre pronta en los peligros. Por eso no
tememos,
aunque la tierra se conmueva y las montañas se desplomen hasta el
fondo del
mar. R.
Los canales del Río alegran la
Ciudad de Dios, la más santa Morada del Altísimo. El Señor está en
medio de
ella: nunca vacilará. Él la socorrerá al despuntar la aurora. R.
El Señor de los ejércitos está
con nosotros, nuestro baluarte es el Dios de Jacob. Vengan a
contemplar las
obras del Señor, él hace cosas admirables en la tierra. R.
VERSÍCULO Sal 50, 12. 14
Crea en mí, Dios mío, un
corazón puro, y devuélveme la alegría de tu salvación.
EVANGELIO Jn 5,
1-3. 5-18
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Juan.
Se celebraba una fiesta de los
judíos y Jesús subió a Jerusalén. Junto a la puerta de las Ovejas,
en
Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo “Betsata”,
que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de
enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos. Había allí un hombre que
estaba
enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y
sabiendo que
hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: “¿Quieres
sanarte?”.
Él respondió: “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina
cuando
el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes”.
Jesús le dijo: “Levántate, toma
tu camilla y camina”. En seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y
empezó a caminar.
Era un sábado, y los judíos
dijeron entonces al que acababa de ser sanado: “Es sábado. No te
está
permitido llevar tu camilla”. Él les respondió: “El que me sanó me
dijo: -
Toma tu camilla y camina -. Ellos le preguntaron: “¿Quién es ese
hombre que
te dijo: «Toma tu camilla y camina»?”. Pero el enfermo lo ignoraba,
porque
Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. Después,
Jesús
lo encontró en el Templo y le dijo: “Has sido sanado; no vuelvas a
pecar,
de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía”. El hombre fue a
decir a
los judíos que era Jesús el que lo había sanado. Ellos atacaban a
Jesús,
porque hacía esas cosas en sábado. Él les respondió: “Mi Padre
trabaja
siempre, y yo también trabajo”. Pero para los judíos ésta era una
razón más
para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía
igual a
Dios, llamándolo su propio Padre.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
La tradición popular otorgaba a las
aguas de la
piscina llamada «Betsata» propiedades
curativas,
por lo que mucha gente acudía a ella. Ante el hombre del relato,que no podía beneficiarse de esta agua
porque su mal lo tenía absolutamente atado, Jesús reemplaza el
ritual
popular con el poder de su palabra, que es también palabra de
salvación.
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Señor, te ofrecemos estos dones
que nos diste como testimonio de tu providencia para nuestra vida
mortal y
remedio eficaz de inmortalidad.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal
22, 1-2
El Señor es mi Pastor, nada me
puede faltar. En praderas cubiertas de verdor, él me hace descansar y
me
conduce a las aguas tranquilas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Señor, purifica nuestros
corazones y renuévalos con el sacramento celestial, de modo que
también
encontremos ayuda para nuestro cuerpo ahora y en el futuro.
Mi oración sube hasta ti,
Señor, en el momento favorable; respóndeme, Dios mío, por tu gran
amor,
sálvame, por tu fidelidad.
ORACIÓN COLECTA
Señor, que concedes al justo
el premio de sus méritos y perdonas al pecador que se arrepiente,
ten
piedad de los que te suplicamos, de modo que el reconocimiento de
nuestras
culpas nos obtenga tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Is 49,
8-15
Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor: En el
tiempo favorable, yo te respondí, en el día de la salvación, te
socorrí. Yo
te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, para restaurar el
país,
para repartir las herencias devastadas, para decir a los cautivos: «¡Salgan!», y a los que están en las tinieblas:
«¡Manifiéstense!». Ellos se apacentarán a lo largo de los caminos,
tendrán
sus pastizales hasta en las cumbres desiertas. No tendrán hambre, ni
sufrirán sed, el viento ardiente y el sol no los dañarán, porque el
que se
compadece de ellos los guiará y los llevará hasta las vertientes de
agua.
De todas mis montañas yo haré un camino y mis senderos serán
nivelados. Sí,
ahí vienen de lejos, unos del norte y del oeste, y otros, del país
de Siním. ¡Griten de alegría, cielos,
regocíjate, tierra!
¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, porque el Señor consuela
a su
Pueblo y se compadece de sus pobres! Sión decía: «El Señor me
abandonó, mi
Señor se ha olvidado de mí». ¿Se olvida una madre de su criatura, no
se
compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo
no te
olvidaré!
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El canto del profeta
es de alegría, porque puede observar que Dios no se olvida de su
pueblo. Y
la atención del Señor es compadecerse de los pobres de este pueblo.
Son los
que más han sufrido los que esperan este momento. La imagen del amor
maternal de Dios hacia sus hijos nos ayuda a comprender que este
amor
supera cualquier tipo de afecto conocido, aún el amor materno.
SALMO Sal 144, 8-9.
13-14. 17-18
R. El Señor es bondadoso y
compasivo.
El Señor es bondadoso y
compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es
bueno
con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
El Señor es fiel en todas sus
palabras y bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los
que
caen y endereza a los que están encorvados. R.
El Señor es justo en todos sus
caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquéllos
que lo
invocan, de aquéllos que lo invocan de verdad. R.
VERSÍCULO Jn 11,
25. 26
Yo soy la
Resurrección
y la Vida. El
que cree en mí no morirá jamás.
EVANGELIO Jn 5,
17-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Juan.
Jesús dijo a los judíos: --Mi
Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo--. Pero para los judíos
ésta
era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado,
sino que
se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre. Entonces Jesús
tomó la
palabra diciendo: --Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por
sí
mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre,
lo
hace igualmente el Hijo. Porque el Padre ama al Hijo y le muestra
todo lo
que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes
queden
maravillados. Así como el Padre resucita a los muertos y les da
vida, del
mismo modo el Hijo da vida al que él quiere. Porque el Padre no
juzga a
nadie: Él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, para que todos
honren
al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al
Padre
que lo envió. Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en
Aquél que
me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino
que ya
ha pasado de la muerte a la
Vida. Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha
llegado,
en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la
oigan,
vivirán. Así como el Padre tiene la vida en sí mismo, del mismo modo
ha
concedido a su Hijo tener la vida en sí mismo, y le dio autoridad
para
juzgar porque Él es el Hijo del hombre. No se asombren: se acerca la
hora
en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán de
ellas:
los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan
hecho
el mal, resucitarán para el juicio. Nada puedo hacer por mí mismo.
Yo juzgo
de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que Yo
busco no
es hacer mi voluntad, sino la de Aquel que me envió--.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
En el Evangelio de
Juan, Jesús se presenta en una relación especial con Dios Padre. Por
momentos lo llama Padre, o mi Padre, revelando que se trata de algo
totalmente distinto de lo que los judíos pensaban en esos tiempos.
Jesús,
al hablar de mi Padre, está revelando que participa de la misma
naturaleza
divina. Y esto es justamente aquello de lo que sus adversarios lo
acusan.
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Señor, te pedimos que la
eficacia de este sacrificio nos purifique de nuestros pecados y
acreciente
en nosotros tu gracia salvadora. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn
3, 17
Dios no envió a su Hijo para
condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, al recibir tus dones
celestiales, te rogamos que no sea causa de condenación lo que en tu
providencia nos diste como remedio de salvación. Por Jesucristo
nuestro
Señor.
Que la alegría llene el corazón
de los que buscan al Señor. Busquen al Señor y serán fuertes,
busquen
siempre su rostro.
ORACIÓN COLECTA
Señor, imploramos tu
misericordia para que, purificados por la penitencia y ejercitados
en la
práctica de las buenas obras, nos hagas perseverar en el sincero
cumplimiento
de tus mandamientos y llegar bien dispuestos a las fiestas de
Pascua.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Éx 32,
7-14
Lectura del libro del Éxodo.
El Señor dijo a Moisés: “Baja
en seguida, porque tu pueblo, ése que hiciste salir de Egipto, se ha
pervertido.
Ellos se han apartado rápidamente del camino que yo les había
señalado, y
se han fabricado un ternero de metal fundido. Después se postraron
delante
de él, le ofrecieron sacrificios y exclamaron: «Éste es tu Dios,
Israel, el
que te hizo salir de Egipto»”. Luego le siguió diciendo: “Ya veo que
éste
es un pueblo obstinado. Por eso, déjame obrar: mi ira arderá contra
ellos y
los exterminaré.
De ti, en cambio, suscitaré una
gran nación”. Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas
palabras:
“¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que Tú
mismo
hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? ¿Por qué
tendrán
que decir los egipcios: «Él los sacó con la perversa intención de
hacerlos
morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la
tierra»? Deja
de lado tu indignación y arrepiéntete del mal que quieres infligir a
tu
pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a
quienes juraste por ti mismo diciendo: «Yo multiplicaré su
descendencia como
las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que
hablé, para
que la tengan siempre como herencia»”. Y el Señor se arrepintió del
mal con
que había amenazado a su pueblo.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Moisés aparece en las dos lecturas
que hoy nos
ofrece la liturgia de la Palabra. Aquí, aparece haciendo oración de
intercesión por el pueblo que ha caído en la idolatría. El Señor
escuchó la
oración de Moisés y «se arrepintió de la amenaza que había
pronunciado
contra su pueblo» como una forma de demostrar la inagotable
misericordia
del Señor.
SALMO Sal 105, 19-23
R. ¡Acuérdate de tus promesas,
Señor!
En Horeb se fabricaron un
ternero, adoraron una estatua de metal fundido: así cambiaron su
Gloria por
la imagen de un toro que come pasto. R.
Olvidaron a Dios, que los había
salvado y había hecho prodigios en Egipto, maravillas en la tierra
de Cam y portentos junto al Mar Rojo. R.
El Señor amenazó con
destruirlos, pero Moisés, su elegido, se mantuvo firme en la brecha
para
aplacar su enojo destructor. R.
VERSÍCULO Jn 3,
16
Dios amó tanto al mundo, que
entregó a su Hijo único; para que todo el que crea en él tenga Vida
eterna.
EVANGELIO Jn 5,
31-47
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Juan.
Jesús dijo a los judíos: Si yo
diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría. Pero hay
otro que
da testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero.
Ustedes
mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la
verdad. No
es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para
la
salvación de ustedes. Juan era la lámpara que arde y resplandece, y
ustedes
han querido gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo
tengo es
mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a
cabo.
Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado. Y
el
Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han
escuchado su
voz ni han visto su rostro, y su palabra no permanece en ustedes,
porque no
creen al que él envió. Ustedes examinan las Escrituras, porque en
ellas
piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí, y sin
embargo,
ustedes no quieren venir a mí para tener Vida. Mi gloria no viene de
los
hombres. Además, yo los conozco: el amor de Dios no está en ustedes.
He
venido en nombre de mi Padre y ustedes no me reciben, pero si otro
viene en
su propio nombre, a ése sí lo van a recibir. ¿Cómo es posible que
crean,
ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la
gloria que
viene del único Dios? No piensen que soy yo el que los acusaré ante
el
Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto
su
esperanza. Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él
ha
escrito acerca de mí. Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo
creerán
lo que yo les digo?
Palabra del Señor.
COMENTARIO
En la discusión entre Jesús y los
judíos, éstos
recurren a Moisés y la escrituras, en cambio el Maestro cita a
Moisés como
testigo contra la autosuficiencia y obcecación de quienes pretenden
apoyarse en él, pero no creen en Aquel que ha venido a traer la
salvación
preparada en la era mosaica. Jesús desenmascara el orgullo de los
«creídos»
y ofrece el testimonio más valioso para los creyentes, que consiste
en sus
obras en nombre de Dios, llenas de salud, perdón y vida en
abundancia.
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Dios todopoderoso, concédenos
que la ofrenda de ese sacrificio fortalezca nuestra debilidad y la
defienda
contra todos los males.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jer
31, 33
Dice el Señor: “Pondré mi ley
en su interior, la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos
serán
mi pueblo”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Señor, por el sacramento que
hemos recibido purifícanos y líbranos de todo pecado, para que nos
gocemos
con la plenitud de tu ayuda quienes estamos agobiados por el peso de
nuestra conciencia.
Este es el administrador fiel y previsor puesto por el Señor al frente de su familia. Se dice Gloria a Dios
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, que confiaste a la fiel custodia de san José las primicias del misterio de la salvación humana, te pedimos, por su intercesión, que tu Iglesia lo conserve siempre hasta que se realice plenamente. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA 2Sam 7, 4-5. 12-14. 16
Lectura del segundo libro de Samuel.
En aquellos días, la palabra del Señor llegó a Natán en estos términos: “Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: «Cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres, yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza. Él edificará una casa para mi nombre, y yo afianzaré para siempre su trono real. Seré un padre para él, y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y tu trono será estable para siempre»”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
La palabra del profeta Natán legitima una dinastía y enraíza en ella un símbolo mesiánico. El Señor no estuvo sólo con David para salvar a su pueblo, sino también con su sucesor y todos sus descendientes.
La profecía de Natán halla su cumplimiento en la persona del Mesías. El rol de José fue el de asegurar el eslabón de la descendencia, por pertenecer a la casa de David.
SALMO Sal 88, 2-3. 4-5. 27. 29
R. Su descendencia permanecerá para siempre.
Cantaré eternamente el amor del Señor, proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. Porque tú has dicho: “Mi amor se mantendrá eternamente, mi fidelidad está afianzada en el cielo”. R.
Yo sellé una alianza con mi elegido, hice este juramento a David, mi servidor: “Estableceré tu descendencia para siempre, mantendré tu trono por todas las generaciones”. R.
Él me dirá: “Tú eres mi padre, mi Dios, mi roca salvadora”. Le aseguraré mi amor eternamente, y mi alianza será estable para él. R.
SEGUNDA LECTURA Rom 4, 13. 16-18. 22
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: La promesa de recibir el mundo en herencia, hecha a Abraham y a su posteridad, no le fue concedida en virtud de la Ley, sino por la justicia que procede de la fe. Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe. Porque él es nuestro padre común, como dice la Escritura: “Te he constituido padre de muchas naciones”.
Abraham es nuestro padre a los ojos de aquél en quien creyó: el Dios que da la vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen. Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado: “Así será tu descendencia”. Por eso, la fe le fue tenida en cuenta para su justificación.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
La promesa hecha a Abraham de una paternidad universal y próspera, se ve cumplida a lo largo de las generaciones y de tantos que se han visto justificados a causa de su fe. José está entre aquellos que han visto colmadas sus esperanzas.
VERSÍCULO Sal 83, 5
¡Felices los que habitan en tu casa, Señor, y te alaban sin cesar!
EVANGELIO Mt 1, 16. 18-21. 24
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. Jesucristo fue engendrado así: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de todos sus pecados”. Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado.
Palabra del Señor.
O bien: Lc 2, 41-51
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre y, acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Jesús les respondió: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?”. Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
José aceptó el misterio de la Encarnación, movido por su profunda fe en el cumplimiento de las promesas del Señor. Así, superando sus temores y dudas, es capaz hacerse parte en el plan de Dios y asumir la misión encomendada.
Se dice el Credo
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, te pedimos que así como san José sirvió con amor y entrega a tu Hijo único, nacido de la Virgen María, también nosotros podamos servirte en tu altar con un corazón puro. Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA
LA MISIÓN DE SAN JOSÉ
V/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la Solemnidad de san José.
Él es el varón justo que diste como esposo a la Virgen Madre de Dios, y el servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu familia, para que haciendo las veces de padre, cuidara a tu único Hijo, concebido por obra del Espíritu Santo, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, todos los ángeles celebran tu grandeza, la adoran las dominaciones, se estremecen las potestades; los cielos y las virtudes celestiales unidos a los gloriosos serafines la celebran en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza: Santo, santo, santo...
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 25, 21
Bien, servidor bueno y fiel, entra a participar en el gozo de tu Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, protege siempre a tu familia que hoy se alegra en la solemnidad de san José, y, después de haberla saciadon el sacramento del altar, conserva bondadosamente en ella tus dones. Por Jesucristo nuestro Señor.
Me envolvieron las olas de la muerte y me cercaron los lazos del Abismo; pero en mi angustia invoqué al Señor, y él escuchó mi voz desde su templo.
ORACIÓN COLECTA
Señor, te rogamos que la iniciativa de tu misericordia dirija nuestros corazones, porque sin ti no te podemos agradar.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Jer 11, 18-20
Lectura del libro de Jeremías.
Señor, tú me has hecho ver las intrigas de este pueblo. Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí sus maquinaciones: “¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!”. Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, ¡que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa!
Palabra de Dios.
COMENTARIO
-Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes-. Con esta imagen se da a entender que tanto los vecinos como los familiares del profeta han tramado su muerte.
Jeremías, profundamente marcado por su destino, se vuelve al Señor para confiarse a Él. Su oración nos ofrece ciertos rasgos característicos del -siervo sufriente- del que nos habla Isaías, a través del tema del complot y del cordero llevado al matadero.
SALMO Sal 7, 2-3. 9-12
R. ¡Señor, Dios mío, en ti me refugio!
Señor, Dios mío, en ti me refugio: sálvame de todos los que me persiguen; líbrame, para que nadie pueda atraparme como un león, que destroza sin remedio. R.
Júzgame, Señor, conforme a mi justicia y de acuerdo con mi integridad. ¡Que se acabe la maldad de los impíos! Tú que sondeas las mentes y los corazones, tú que eres un Dios justo, apoya al inocente. R.
Mi escudo es el Dios Altísimo, que salva a los rectos de corazón. Dios es un Juez justo y puede irritarse en cualquier momento. R.
VERSÍCULO Cfr. Lc 8, 15
Felices los que retienen la Palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia.
EVANGELIO Jn 7, 40-53
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Algunos de la multitud, que habían oído a Jesús, opinaban: “Éste es verdaderamente el Profeta”. Otros decían:“Éste es el Mesías”. Pero otros preguntaban:
“¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?”. Y por causa de él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él. Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y éstos les preguntaron: “¿Por qué no lo trajeron?”. Ellos respondieron: “Nadie habló jamás como este hombre”. Los fariseos respondieron: “¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita”. Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a Jesús, les dijo: “¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?”. Le respondieron: “¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta”. Y cada uno regresó a su casa.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
-Nadie habló jamás como ese hombre--. Para Juan está claro que no se puede lograr la personalidad del Maestro, argumentando sobre las escrituras. Acercarse a su misterio implica situarse en el plano del encuentro personal, y los –pequeños- están más y mejor preparados para ello. Todos chocan con quienes se creen sabios intérpretes de las Escrituras: -De Galilea no surge ningún profeta-. A menudo solemos oír expresiones similares, desacreditando a quienes no piensan, no sienten, como la mayoría o son de otros pueblos, culturas o mentalidad.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, por estas ofrendas muéstrate propicio con nosotros, y haz que se someta a ti aún nuestra rebelde voluntad.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1Ped 1, 19
Fuimos rescatados con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que tus sacramentos nos purifiquen y por su acción eficaz nos hagan agradables a ti.
Hazme justicia, Señor, y defiende mi causa contra la gente sin piedad: líbrame del hombre falso y perverso, Señor, porque tú eres mi Dios, mi fortaleza.
ACTO PENITENCIAL
-Tú borras nuestras culpas. Señor, ten piedad.
-Tú eres bondadoso y compasivo. Cristo, ten piedad.
-Tú no viniste a condenar sino a salvar. Señor, ten piedad.
No se dice Gloria a Dios.
ORACIÓN COLECTA
Señor y Dios nuestro, te rogamos que tu gracia nos conceda participar generosamente de aquel amor que llevó a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
II. LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Is 43, 16-21
Lectura del libro de Isaías.
El profeta recuerda las hazañas que el Señor hizo en el pasado para exhortar al pueblo a seguir creyendo en lo que el Señor hará por ellos. Aunque sea imposible que un río brote en el desierto, Dios puede hacerlo. Y seguirá haciendo maravillas para dar vida al pueblo.
Así habla el Señor: el que abrió un camino a través del mar y un sendero entre las aguas impetuosas; el que hizo salir carros de guerra y caballos, todo un ejército de hombres aguerridos; ellos quedaron tendidos, no se levantarán, se extinguieron, se consumieron como una mecha. No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas; Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta? Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa. Me glorificarán las fieras salvajes, los chacales y los avestruces; porque haré brotar agua en el desierto y ríos en la estepa, para dar de beber a mi Pueblo, mi elegido, el pueblo que yo me formé para que pregonara mi alabanza.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 125, 1-6
Frente a esta acción renovadora del Señor, el salmo nos invita a cantar nuestra alegría. Participamos de esta oración, aclamando: Grandes cosas hizo el Señor por nosotros.
R. ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía que soñábamos: nuestra boca se llenó de risas y nuestros labios, de canciones. R.
Hasta los mismos paganos decían: «¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!» ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros y estamos rebosantes de alegría! R-
¡Cambia, Señor, nuestra suerte como los torrentes del Négueb! Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre canciones. R.
El sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las gavillas.
R. ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!
(El Negeb, la parte más meridional de Palestina, árida y seca, sólo productiva por el agua que desciende de los torrentes que bajan desde Bersabé hasta Cades en los montes de Judá, hasta los valles que limitan con el mar Mediterráneo. )
SEGUNDA LECTURA Flp 3, 8-14
Pablo tiene una certeza plena en la salvación que Dios ha realizado en Cristo. Por Cristo y no por nuestros propios méritos al cumplir la ley, Dios actúa con su poder para darnos la resurrección. Una vez que hemos conocido a Cristo y el poder salvador que Dios manifiesta en la resurrección, todas las demás cosas se vuelven secundarias.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.
Hermanos: Todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él, he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él, no con mi propia justicia –la que procede de la Ley– sino con aquella que nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe. Así podré conocerlo a él, conocer el poder de su resurrección y participar de sus sufrimientos, hasta hacerme semejante a él en la muerte, a fin de llegar, si es posible, a la resurrección de entre los muertos. Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi carrera con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN Jn 12, 12-13
Vuelvan a mí de todo corazón, porque soy bondadoso y compasivo, dice el Señor.
EVANGELIO Jn 8, 1-11
Los escribas y fariseos traen a una mujer sorprendida en adulterio, para apedrearla, argumentando que así lo manda la ley de Moisés. Sin embargo, la ley ordenaba juzgar a ambos adúlteros, mujer y hombre. Estos acusadores sólo traen a la mujer, y quieren usarla como un medio para verificar si el Maestro es fiel cumplidor de las cláusulas de la ley dadas por Moisés. El Maestro plantea un argumento que supera la ley. Él apela a la conciencia de cada uno. Si se condena el pecado, debe condenarse todo pecado, no sólo el de adulterio. Él no vino a condenar sino a dar a toda la humanidad, hombres y mujeres, la oportunidad de una vida nueva.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles. Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?» Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: «Aquél de ustedes que no tenga pecado, que arroje la primera piedra». E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado?» Ella le respondió: «Nadie, Señor». «Yo tampoco te condeno le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante».
Palabra del Señor.
EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Ayúdanos a convertirnos de todo corazón.
·Para que la Iglesia siga siendo el signo de la compasión y el perdón de Dios. Oremos.
·Para que aquellos que tienen por oficio juzgar a los demás lo hagan con justicia y caridad. Oremos.
·Para que todos los que sufren el peso de sus pecados pasados recurran a la compasión del Señor. Oremos.
·Para que los que, en esta Cuaresma, se prepararon para el bautismo encuentren acogida y amor fraterno en la comunidad. Oremos.
(Añadir y/o sustituir intenciones dando lugar a otras que reflejen las necesidades del momento y/o de la comunidad).
III. LITURGIA EUCARÍSTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Escúchanos, Dios todopoderoso, y por este sacrificio purifica a estos hijos tuyos que has iniciado en la fe cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DE CUAREMA
RITO DE COMUNIÓN
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
LA PAZ
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
CORDERO
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 8, 10-11
«Mujer, ¿alguien te ha condenado?». Ella respondió: «Nadie, Señor». «Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete y no peques más en adelante».
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, concédenos que podamos contarnos siempre entre los miembros de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre hemos recibido. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
IV. RITO DE CONCLUSIÓN
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Padre, bendice a tu pueblo que espera en tu misericordia y concédele que obtenga lo que desea por tu inspiración.