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Respuesta  Mensaje 1 de 11 en el tema 
De: LUNASOL  (Mensaje original) Enviado: 22/03/2010 20:29
 

 

 

 

Nuestro servicio religioso, durante el mes

de julio , la palabra de Dios y su presencia

dia a dia

Que el nos proteja y nos guie

 

 

 

 




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Respuesta  Mensaje 2 de 11 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 22/03/2010 20:30

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 55, 2

Misericordia, Dios mío, que me hostigan, me atacan y me acosan todo el día.

ORACIÓN COLECTA

Padre, que nos has enriquecido con bendiciones y gracias inefables, concédenos pasar de la antigua servidumbre del pecado a una vida nueva, de tal manera que nos preparemos como hombres nuevos a tomar parte en la gloria de tu Reino.

Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA Dn 13, 1-9.15-17.19-30.33-62

De la profecía de Daniel.

Había en Babilonia un hombre llamado Joaquín. Él se había casado con una mujer llamada Susana, hija de Jilquías, que era muy hermosa y temía a Dios, porque sus padres eran justos y habían instruido a su hija según la Ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un jardín contiguo a su casa. Muchos judíos iban a visitarlo, porque era el más estimado de todos. Aquel año, se había elegido como jueces a dos ancianos del pueblo. A ellos se refiere la palabra del Señor: "La iniquidad salió en Babilonia de los ancianos y de los jueces que se tenían por guías del pueblo". Esos ancianos frecuentaban la casa de Joaquín y todos los que tenían algún pleito acudían a ellos. Hacia el mediodía, cuando todos ya se habían retirado, Susana iba a pasearse por el jardín de su esposo. Los dos ancianos, que la veían todos los días entrar para dar un paseo, comenzaron a desearla. Ellos perdieron la cabeza y apartaron sus ojos para no mirar al Cielo y no acordarse de sus justos juicios. Una vez, mientras ellos aguardaban una ocasión favorable, Susana entró como en los días anteriores, acompañada solamente por dos jóvenes servidoras, y como hacía calor, quiso bañarse en el jardín. Allí no había nadie, fuera de los dos ancianos, escondidos y al acecho. Ella dijo a las servidoras: "Tráiganme la crema y los perfumes, y cierren la puerta del jardín para que pueda bañarme". En cuanto las servidoras salieron, ellos se levantaron y arrojándose sobre ella le dijeron: "La puerta del jardín está cerrada y nadie nos ve. Nosotros ardemos de pasión por ti; consiente y acuéstate con nosotros. Si te niegas, daremos testimonio contra ti, diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías hecho salir a tus servidoras". Susana gimió profundamente y dijo: "No tengo salida: si consiento me espera la muerte, si me resisto no escaparé de las manos de ustedes. Pero prefiero caer en las manos del Señor sin haber hecho nada, que pecar delante de él". Susana gritó con todas sus fuerzas; los dos ancianos también se pusieron a gritar contra ella, y uno de ellos corrió a abrir la puerta del jardín. Al oír esos gritos en el jardín, la gente de la casa se precipitó por la puerta lateral para ver lo que ocurría, y cuando los ancianos contaron su historia, los servidores quedaron desconcertados, porque jamás se había dicho nada semejante de Susana. Al día siguiente, cuando el pueblo se reunió en casa de Joaquín, su marido, también llegaron los ancianos con la intención criminal de hacer morir a Susana. Ellos dijeron en presencia del pueblo: "Manden a buscar a Susana, hija de Jilquías, la mujer de Joaquín". Fueron a buscarla, y ella se presentó acompañada de sus padres, sus hijos y todos sus parientes. Todos sus familiares lloraban, lo mismo que todos los que la veían. Los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y le pusieron las manos sobre la cabeza. Ella, bañada en lágrimas, levantó sus ojos al cielo, porque su corazón estaba lleno de confianza en el Señor. Los ancianos dijeron: "Mientras nos paseábamos solos por el jardín, esta mujer entró allí con dos servidoras; cerró la puerta y después hizo salir a las servidoras. Entonces llegó un joven que estaba escondido y se acostó con ella. Nosotros, que estábamos en un rincón del jardín, al ver la infamia, nos precipitamos hacia ellos. Los vimos abrazados, pero no pudimos atrapar al joven, porque él era más fuerte que nosotros, y abriendo la puerta, se escapó. En cuanto a ella, la apresamos y le preguntamos quién era ese joven, pero ella no quiso decirlo. De todo esto somos testigos". La asamblea les creyó porque eran ancianos y jueces del pueblo, y Susana fue condenada a muerte. Pero ella clamó en alta voz: "Dios eterno, tú que conoces los secretos, tú que conoces todas las cosas antes que sucedan, tú sabes que ellos han levantado contra mí un falso testimonio. Yo voy a morir sin haber hecho nada de todo lo que su malicia ha tramado contra mí". El Señor escuchó su voz: cuando la llevaban a la muerte, suscitó el santo espíritu de un joven llamado Daniel, que se puso a gritar: "¡Yo soy inocente de la sangre de esta mujer!". ¡Todos se volvieron hacia él y le preguntaron: "¿Qué has querido decir con esto?". De pie, en medio de la asamblea, él respondió: "¿Son ustedes tan necios, israelitas? ¡Sin averiguar y sin tener evidencia ustedes han condenado a una hija de Israel! Vuelvan al lugar del juicio, porque estos hombres han levantado un falso testimonio contra ella". Todo el pueblo se apresuró a volver, y los ancianos dijeron a Daniel: "Ven a sentarte en medio de nosotros y dinos qué piensas, ya que Dios te ha dado la madurez de un anciano". Daniel les dijo: "Sepárenlos bien a uno del otro y yo los interrogaré". Cuando estuvieron separados, Daniel llamó a uno de ellos y le dijo: "¡Hombre envejecido en el mal! Ahora han llegado al colmo los pecados que cometías anteriormente cuando dictabas sentencias injustas, condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables, a pesar de que el Señor ha dicho: "No harás morir al inocente y al justo". Si es verdad que tú la viste, dinos bajo qué árbol los has visto juntos". Él respondió: "Bajo una acacia". Daniel le dijo entonces: "Has mentido a costa de tu cabeza: el Ángel de Dios ya ha recibido de él tu sentencia y viene a partirte por el medio". Después que lo hizo salir, mandó venir al otro y le dijo: "¡Raza de Canaán y no de Judá, la belleza te ha descarriado, el deseo ha pervertido tu corazón! Así obraban ustedes con las hijas de Israel, y el miedo hacía que ellas se les entregaran. ¡Pero una hija de Judá no ha podido soportar la iniquidad de ustedes! Dime ahora, ¿bajo qué árbol los sorprendiste juntos?". Él respondió: "Bajo un ciprés". Daniel le dijo entonces: "Tú también has mentido a costa de tu cabeza: el Ángel de Dios te espera con la espada en la mano, para partirte por el medio. Así acabará con ustedes". Entonces toda la asamblea clamó en alta voz, bendiciendo a Dios que salva a los que esperan en él. Luego, todos se levantaron contra los dos ancianos, a los que Daniel por su propia boca había convencido de falso testimonio, y se les aplicó la misma pena que ellos habían querido infligir a su prójimo. Para cumplir la Ley de Moisés, se los condenó a muerte, y ese día se salvó la vida de una inocente.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

En la historia de Susana, está encerrada la historia de tantas mujeres que sufren el prejuicio, las falsas acusaciones y la amenaza del castigo por el sólo hecho de ser mujeres. Susana, entonces, está en desventaja frente a sus acusadores, ancianos de prestigio. Su palabra no vale. La intervención de Daniel hará aparecer la justicia y la verdad.

SALMO Sal 22, 1-6

R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.

Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.

VERSÍCULO ANTES DEL EVANGELIO Ez 33, 11

Yo no deseo la muerte del malvado, sino que se convierta y viva.

EVANGELIO: Juan 8,12-20

En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar a los fariseos: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Le dijeron los fariseos: "Tú das testimonio de ti mismo, tu testimonio no es válido." Jesús les contestó: "Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es válido, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino que estoy con el que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me envió, el Padre." Ellos le preguntaban: "¿Dónde está tu Padre?" Jesús contestó: "Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre."

Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.

Palabra del Señor

COMENTARIO

"Yo soy la luz del mundo". La presente dialéctica entre Jesús y los fariseos tiene lugar en el atrio del templo llamado "de las mujeres", donde se encuentra el arca de las "ofrendas" (v. 20). Allí, durante la fiesta de las Tiendas se encendían enormes hachones capaces de iluminar toda la ciudad de Jerusalén. Jesús se inspira en esta realidad para revelar que él es la verdadera "luz del mundo" (v. 12), que los hombres deben seguir para tener vida (v. 12; cf. 1,4-5.9; Is 42,6s).

Los oponentes objetan la verdad de sus palabras (v. 13) o su origen divino y su intimidad con el Padre (vv. 14-15.19). Jesús responde sencillamente remitiéndoles a la ley invocada por ellos: ¿se necesitan dos testimonios para probar la verdad de una afirmación? Pues bien, sus palabras son convalidadas por el Padre que le ha enviado (v. 18). Pero ellos, que pretenden erigirse como jueces, juzgan "con criterios mundanos" (v. 15) y, por consiguiente, incapaces de conocer quién es él en verdad, porque ni siquiera conocen al Padre (v. 19).

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te pedimos, Padre, que quienes nos disponemos a celebrar esta Eucaristía, tengamos la alegría de poder ofrecerte, como fruto de nuestra penitencia un corazón renovado.

Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 8, 10-11

"Mujer, ¿alguien te ha condenado?". Ella respondió: "Nadie, Señor". Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete y no peques más en adelante.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Estos sacramentos que nos fortalecen, Padre, sean siempre para nosotros fuente de perdón; y siguiendo a Cristo, lleguemos hasta ti, que eres nuestra vida.

Respuesta  Mensaje 3 de 11 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 26/03/2010 00:14

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 14

Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.

ORACIÓN COLECTA

Señor, concédenos perseverar en el cumplimiento de tu voluntad para que, también en nuestro tiempo, el pueblo dedicado a tu servicio crezca en número y santidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA Núm 21, 4-9

Lectura del libro de los Números.

Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para bordear el territorio de Edóm. Pero en el camino, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!”. Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas.

El pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes”. Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: “Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un mástil. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará sanado”. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un mástil. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba sano.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

En el templo de Jerusalén fue venerada por mucho tiempo la serpiente de bronce, hasta el día en que se la consideró como un ídolo (Cf. 2Rey 18, 4). El episodio leído es la justificación que explica su origen. Pero esta leyenda no atribuye fuerza mágica al símbolo aunque se sirva de él. En efecto, se sirve de él para afirmar que el Señor perdona a su pueblo y lo defiende de la muerte. Pero cuando un signo de salvación acaba sustituyendo al Señor que crea, da vida y rige la historia, merece ser destruido, como ocurrió con el estandarte de la serpiente de bronce.

SALMO Sal 101, 2-3. 16-21

R. ¡Señor, escucha mi oración!

Señor, escucha mi oración y llegue a ti mi clamor; no me ocultes tu rostro en el momento del peligro; inclina hacia mí tu oído, respóndeme pronto, cuando te  invoco. R.

Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria: cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella; cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria. R.

Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor: porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra des de el cielo, para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R.

VERSÍCULO

La semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo; el que lo encuentra permanece para siempre.

EVANGELIO Jn 8, 21-30

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Jesús dijo a los fariseos: “Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir”. Los judíos se preguntaban: “¿Pensará matarse para decir: --Adonde yo voy, ustedes no pueden ir--?”. Jesús continuó: “Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: --Ustedes morirán en sus pecados--. Porque si no creen que yo soy, morirán en sus pecados”. Los judíos le preguntaron: “¿Quién eres tú?”. Jesús les respondió: “Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo. De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar.

Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo”. Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre. Después les dijo: “Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que yo soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó.

El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada”. Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

Los fariseos piensan que el Maestro se va a suicidar, pero él se identifica con el Dios de los patriarcas. El mismo que se reveló a Moisés como --Yo Soy-- (Cf. Ex 3, 14-15). En conclusión: nuestra fe no está en ningún símbolo, sino en Jesucristo, muerto y resucitado.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, te ofrecemos este sacrificio de reconciliación, para que por tu misericordia perdones nuestras culpas y dirijas nuestros corazones vacilantes. Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 12, 32

Dice el Señor: “Cuando yo sea levantado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios todopoderoso, concédenos que tendiendo constantemente a las realidades divinas, podamos acercarnos siempre más a los bienes del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.


Respuesta  Mensaje 4 de 11 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 26/03/2010 00:14

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 17, 48-49

Tú, Señor, me liberas de mis enemigos, me haces triunfar de mis agresores y me libras del hombre violento.

ORACIÓN COLECTA

Dios misericordioso, ilumina los corazones de tus hijos purificados por la penitencia, y ya que nos inspiraste el deseo de servirte, escucha piadosamente nuestras súplicas. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA Dn 3, 1. 4. 5-6. 8. 12. 14-20. 24-25. 28

Lectura de la profecía de Daniel.

El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, de treinta metros de alto y tres de ancho, y la erigió en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia. Y el heraldo proclamó con fuerza: «A todos ustedes, pueblos, naciones y lenguas, se les ordena lo siguiente: Ustedes deberán postrarse y adorar la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor. El que no se postre para adorarla será arrojado inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente». En ese mismo momento, se acercaron unos Caldeos y acusaron a los Judíos. Dijeron al rey Nabucodonosor: --Hay unos Judíos, Sadrac, Mesac y Abed Negó, a quienes tú has encomendado la administración de la provincia de Babilonia. Esos hombres no te han hecho caso, rey; ellos no sirven a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que tú has erigido--.

Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: --¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed Negó, que ustedes no sirven a mis dioses y no adoran la estatua de oro que yo erigí?

¿Están dispuestos ahora, apenas oigan el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, a postrarse y adorar la estatua que yo hice?

Porque si ustedes no la adoran, serán arrojados inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué dios podrá salvarlos de mi mano?». Sadrac, Mesac y Abed Negó respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: «No tenemos necesidad de darte una respuesta acerca de este asunto. Nuestro Dios, a quien servimos, puede salvarnos del horno de fuego ardiente y nos librará de tus manos.

Y aunque no lo haga, ten por sabido, rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú has erigido. Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed Negó. El rey tomó la palabra y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual.

Luego ordenó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed Negó, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente. El rey Nabucodonosor quedó estupefacto y se levantó rápidamente.

Y tomando la palabra, dijo a sus cortesanos: --¿No eran tres los hombres que fueron atados y arrojados dentro del fuego?--. Ellos le respondieron, diciendo: --Así es, rey--. Él replicó: --Sin embargo, yo veo cuatro hombres que caminan libremente por el fuego sin sufrir ningún daño, y el aspecto del cuarto se asemeja a un  hijo de los dioses--. Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: --Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed Negó, porque ha enviado a su Ángel y ha salvado a sus servidores, que confiaron en él y, quebrantando la orden del rey, entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a cualquier otro dios que no fuera su Dios--.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Los creyentes nos encontramos a diario frente a la misma opción en que se encuentran los jóvenes del relato: adorar a Dios o adorar a los poderosos que se presentan como dioses. La fe nos hace permanecer valientes y coherentes en nuestra opción.

SALMO Dn 3, 52-56

R. ¡A ti, gloria y honor eternamente!

Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu santo y glorioso Nombre. Alabado y exaltado eternamente. R.

Bendito seas en el Templo de tu santa gloria. Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo. R.

Bendito seas en el trono de tu reino. Aclamado por encima de todo y exaltado eternamente. R.

Bendito seas tú, que sondeas los abismos y te sientas sobre los querubines. Alabado y exaltado eternamente por encima de todo. R.

Bendito seas en el firmamento del cielo. Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo. R.

VERSÍCULO Cfr. Lc 8, 15

Felices los que retienen la Palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia.

EVANGELIO Jn 8, 31-42

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: --Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres--. Ellos le respondieron: --Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: “Ustedes serán libres”?-. Jesús les respondió: -Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto al Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre-. Ellos le replicaron: -Nuestro padre es Abraham-.

Y Jesús les dijo: -Si ustedes fueran hijos de Abraham, obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre-. Ellos le dijeron: -Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios-.

Jesús prosiguió: -Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió-.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

Los judíos que dialogaban con Jesús se sentían seguros de sí mismos: ¡somos hijos de Abraham! Vivían esta pertenencia al pueblo de la promesa como una garantía que su relación con Dios era la mejor.

También nosotros podemos caer en el error de creer que nuestra pertenencia a un grupo o a la Iglesia nos asegura que ya sabemos todo o hicimos todo lo que había que hacer. La presencia de Jesús implica un constante revisar nuestras seguridades, un continuo dejarnos interpelar por la novedad de su evangelio.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, vuelvan a ti los dones que nos concediste presentar en honor de tu nombre, para que nos sirvieran de remedio.

Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Col 1, 13-14

Nos hizo entrar en el Reino de su Hijo muy querido, en quien tenemos la redención y el perdón de los pecados.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, los sacramentos que hemos recibido sean medicina celestial que cure los vicios de nuestro corazón y nos proteja sin cesar. Por Jesucristo nuestro Señor.


Respuesta  Mensaje 5 de 11 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 26/03/2010 00:15

ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR

ANTÍFONA DE ENTRADA Heb 10, 5. 7

El Señor al entrar en el mundo dijo: “Aquí estoy, para hacer, Dios, tu voluntad”.

Se dice Gloria a Dios

ORACIÓN COLECTA

Señor, que quisiste que tu Hijo asumiera la naturaleza humana en el seno de la Virgen María; a los que creemos que nuestro Redentor es Dios y hombre verdadero, concédenos que merezcamos ser semejantes a él en su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA Is 7, 10-14; 8, 10

Lectura del libro de Isaías.

En aquellos días: El Señor habló a Ajaz en estos términos: “Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del abismo, o arriba, en las alturas”. Pero Ajaz respondió: “No lo pediré ni tentaré al Señor”. Isaías dijo: “Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la virgen está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel, que significa «Dios con nosotros»”.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

El profeta piensa, sin duda, en el nacimiento próximo del hijo de Ajaz y de una joven mujer del harén real, sin que, por lo mismo, los horizontes de su esperanza mesiánica se encierren en ello. Pero lo esencial de la profecía está en que el Emanuel está presente como el signo de la fidelidad de Yahvé, sobre la que reposa la fe. El futuro pueblo de Dios será de orden cualitativo: engendrado por la fe y no fundado ya sobre los falaces privilegios nacionales.

SALMO Sal 39, 7-11

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Tú no quisiste víctima ni oblación, pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: “Aquí estoy”.R.

“En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: Yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón”. R.

Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, tú lo sabes, Señor. R.

No escondí tu justicia en el fondo de mi corazón, proclamé tu fidelidad y tu salvación, y no negué ante la gran asamblea tu amor y tu fidelidad. R.

SEGUNDA LECTURA Heb 10, 4-10

Lectura de la carta a los Hebreos.

Hermanos: Es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados. Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: “Tú no has querido sacrificios ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: «Aquí estoy, yo vengo – como está escrito de mí en el libro de la Ley– para hacer, Dios, tu voluntad»”. Él comienza diciendo: “Tú no has querido nihas mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley”. Y luego añade: “Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad”. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

El que este pasaje de Hebreos se haya elegido para la fiesta de la Anunciación, nos invita a comprender lo que fue la vida de la Virgen María, a ejemplo y en continuidad profunda con el sacrificio espiritual de Cristo. Su “sí” inicial a un destino sacrificial del que la cruz descubrirá el secreto, cantado por el salmista: “¡Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad!” o en la respuesta de María: “He aquí la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”.

ALELUYA Jn 1, 14

Aleluya. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y nosotros hemos visto su gloria. Aleluya.

EVANGELIO Lc 1, 26-38

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!”.

Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y se le llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser esto, si yo no convivo con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y se lo llamará Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor; que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

El relato de la Anunciación está colmado de evocaciones bíblicas. Jesús es presentado con todos los títulos reales posibles (vv.31-33): es verdaderamente el Mesías.

En cuanto a María, Lucas la presenta como la figura de Jerusalén, heredera de las promesas de felicidad (vv. 27-28), dirigidas a la antigua ciudad abandonada por su esposo, la Jerusalén dolorosa, llamada a ser la copartícipe libre de una alianza nueva y definitiva. Su instrumento no será ya Jerusalén, sino una joven mujer sencilla y perteneciente a los “pobres de Yahvé”.

Se dice el Credo, (A las palabras “Se encarnó...”, todos se arrodillan)

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios todopoderoso, dígnate recibir esta ofrenda de tu Iglesia, y ya que reconoce su origen en la encarnación de tu Hijo, concédele alegrarse en esta solemnidad al celebrar sus misterios. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO

EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN

V/. El Señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo, Señor nuestro. Porque la Virgen María recibió con fe el anuncio celestial de que, por obra del Espíritu Santo, él iba a nacer entre nosotros y por nuestra salvación, y lo llevó con inmenso amor en sus purísimas entrañas. Así se cumplieron las promesas hechas al pueblo de Israel y se vio ampliamente colmada la esperanza de la humanidad.

Por él, adoran tu grandeza, la multitud de los ángeles que se alegran eternamente en tu presencia. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando alegremente:

Santo, santo, santo...

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Is 7, 14

Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre: Emmanuel, Dios con nosotros.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, confirma en nuestros corazones los misterios de la verdadera fe, para que, reconociendo en el Hijo de María al que es verdadero Dios y verdadero hombre, por el poder de su resurrección salvífica alcancemos la eterna alegría.

Por Jesucristo nuestro Señor.


Respuesta  Mensaje 6 de 11 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 26/03/2010 03:10

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 30, 10. 16.18

Ten piedad de mí, Señor, porque estoy angustiado; líbrame del poder de mis enemigos y de aquellos que me persiguen. Señor, que no me avergüence de haberte invocado.

ORACIÓN COLECTA

Señor, perdona las culpas de tu pueblo, y que tu amor nos libre de las ataduras del pecado contraídas por nuestra fragilidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA Jer 20, 10-13

Lectura del libro de Jeremías.

Dijo el profeta Jeremías: Oía los rumores de la gente: «¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!». Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: --Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza--. Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable. Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa. ¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida del indigente del poder de los malhechores!

Palabra de Dios.

COMENTARIO

El Señor se manifiesta como -fuerte soldado- . A pesar de ello, el profeta expresa su trágica situación personal a causa de la persecución que sufre por su pueblo y su propia familia. Pero, a pesar de esto y por encima de todo, mantiene firme su fe en el Señor. Así, las amenazas de los hombres se estrellan contra el muro de seguridad que ha puesto en el Señor.

SALMO Sal 17, 2-7

R. Invoqué al Señor y él me escuchó.

Yo te amo, Señor, mi fuerza, Señor, mi roca, mi fortaleza y mi libertador. R.

Mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos. R.

Las olas de la muerte me envolvieron, me aterraron los torrentes devastadores, me cercaron los lazos del Abismo, las redes de la muerte llegaron hasta mí. R.

Pero en mi angustia invoqué al Señor, grité a mi Dios pidiendo auxilio, y él escuchó mi voz desde su Templo, mi grito llegó hasta sus oídos. R.

VERSÍCULO Cfr. Jn 6, 63. 68

Tus palabras, Señor, son Espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna.

EVANGELIO Jn 10, 31-42

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Los judíos tomaron piedras para apedrear a Jesús. Entonces Jesús dijo: -Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?-. Los judíos le respondieron: -No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios-. Jesús les respondió:--¿No está escrito en la Ley de ustedes: ‘Yo dije: Ustedes son dioses’? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra – y la Escritura no puede ser anulada – ¿cómo dicen: ‘Tú blasfemas’, a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: ‘Yo soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre. Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan Bautista había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: -Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad-. Y en ese lugar muchos creyeron en él.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

-No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia-. La divinidad de Jesús es molesta porque su mensaje no puede ser interpretado desde las limitadas medidas humanas. La dificultad máxima de la fe, estriba en reconocer al Padre en el Hijo, descubrirlo en la vida, amarlo en el prójimo, interpretarlo en los acontecimientos, adorarlo en espíritu y en verdad. En palabras de san Pablo: al que cree de verdad, todo lo lleva a obrar el bien, y por tanto todo lo lleva a Dios.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios de misericordia, concédenos acercarnos a este sacrificio siempre con dignidad, y que por su frecuente participación alcancemos la Vida eterna.

Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1Ped 2, 24

Jesús llevó a la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Gracias a sus llagas, fuimos curados.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, que no nos falte la continua protección del sacrificio en el que hemos participado y aleje siempre de nosotros todos los males. Por Jesucristo nuestro Señor.

 


Respuesta  Mensaje 7 de 11 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 27/03/2010 15:28

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 21, 20. 7

Señor, no te quedes lejos; tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme. Yo soy un gusano, no un hombre, la gente me escarnece y el pueblo me desprecia.

ORACIÓN COLECTA

Señor, tu salvas a los hombres en todo tiempo; sin embargo, ahora alegras a tu pueblo con gracias más abundantes; mira con bondad a tus elegidos y protege con tu ayuda a los que van a renacer por el bautismo y a los que ya hemos renacido. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA Ez 37, 21-28

Lectura de la profecía de Ezequiel.

Así habla el Señor: Yo voy a tomar a los israelitas de entre las naciones adonde habían ido; los reuniré de todas partes y los llevaré a su propio suelo. Haré de ellos una sola nación en la tierra, en las montañas de Israel, y todos tendrán un solo rey: ya no formarán dos naciones ni estarán más divididos en dos reinos. Ya no volverán a contaminarse con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeldías. Los salvaré de sus pecados de apostasía y los purificaré: ellos serán mi Pueblo y Yo seré su Dios. Mi servidor David reinará sobre ellos y todos ellos tendrán un solo pastor. Observarán mis leyes, cumplirán mis preceptos y los pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que di a mi servidor Jacob, donde habitaron sus padres. Allí habitarán para siempre, ellos, sus hijos y sus nietos; y mi servidor David será su príncipe eternamente. Estableceré para ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna. Los instalaré, los multiplicaré y pondré mi santuario en medio de ellos para siempre. Mi morada estará junto a ellos: Yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. Y cuando mi santuario esté en medio de ellos para siempre, las naciones sabrán que Yo soy el Señor, el que santificó a Israel.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

“Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.”El profeta del destierro recoge las promesas que animaron el pasado, desde la era patriarcal hasta la monarquía y mira por ellas hacia adelante. Este relato es un compendio de las principales aspiraciones del Señor con su pueblo Israel: unidad, conversión, santidad, alianza eterna. Lo esencial del mensaje profético, reside en la afirmación de que para restaurar la unidad del pueblo es necesario, ante todo, purificar las actitudes religiosas e impedir que el poder político se erija en absoluto y ponga la fe a su servicio.

SALMO Jer 31, 10-12. 13

R. El Señor nos cuidará como un pastor.

¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor, anúncienla en las costas más lejanas! Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo cuidará como un pastor a su rebaño». R.

Porque el Señor ha rescatado a Jacob, lo redimió de una mano más fuerte que él. Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R.

Entonces la joven danzará alegremente, los jóvenes y los viejos se regocijarán; Yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.

VERSÍCULO Ez 18, 31

Arrojen lejos de ustedes todas las rebeldías y háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo.

EVANGELIO Jn 11, 45-57

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: “¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación”. Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: “Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?”. No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.

Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: “¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?». Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

“Les conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca toda la nación”. El drama que Juan nos ha venido narrando llega a su fin. Pero, antes que culmine deja bien asentadas dos ideas: que el Maestro muere voluntariamente para cumplir la voluntad del Padre, cuando llega su hora; y que él muere por la nación y para reunir a los hijos de Dios dispersos. En Cristo se cumplen todas las profecías de salvación, anunciadas desde antiguo, resumidas hoy por Ezequiel en la primera lectura y sintetizadas en la expresión de Caifás en el relato evangélico. La muerte de Cristo es paso a la resurrección: hemos llegado al misterio pascual.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios todopoderoso y eterno, que por la confesión de tu nombre en el sacramento del bautismo nos renuevas para la Vida eterna, recibe las ofrendas y anhelos de tu pueblo para que, los que en ti esperan, vean satisfechos sus deseos y perdonados sus pecados.

Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 11, 52

Cristo se entregó a la muerte, para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, humildemente te pedimos que así como nos alimentas con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos hagas también partícipes de la naturaleza divina. Por Jesucristo nuestro Señor.

 


Respuesta  Mensaje 8 de 11 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 30/03/2010 16:25

DOMINGO DE RAMOS

La pasión del Señor

Lc 22, 7.14—23,56

El relato de la pasión según san Lucas –que hemos de releer y meditar– quiere llevarnos a mirar a Jesús para aprender de Él a ser verdaderos discípulos. La traición de Judas, uno de los Doce, nos pone en guardia frente a nosotros mismos, que también podemos traicionar al Señor. Y lo mismo ocurre con la negación de Pedro, que desenmascara la tentación que aparece en cada corazón: no querer cuentas con el Maestro que se abaja hasta este punto. Sin embargo, la mirada de Jesús, que se vuelve hacia él, alcanza su conversión, y las lágrimas de Pedro, pecador arrepentido, indican la manera como el discípulo debe participar en la pasión del Salvador.

San Lucas insiste más que ningún otro evangelista en la inocencia de Jesús, para sacar así la lección de que los discípulos no deben extrañarse de que sean arrastrados a los tribunales por su fidelidad a la voluntad de Dios. Más aún, siendo inocente, Jesús muere perdonando a sus asesinos y confiando en el Padre, en cuyas manos se abandona totalmente. También los cristianos deberán seguir este doble ejemplo, asociándose de cerca a la pasión de su Salvador.

Finalmente, san Lucas subraya la eficacia del sacrificio de Cristo: la cruz de Jesús transforma el mundo produciendo la conversión de los corazones y abriendo a los hombres el Paraíso. Junto al buen ladrón, cada uno de nosotros es invitado a considerar los sufrimientos de Jesús y a hacer examen de conciencia –“lo nuestro nos lo hemos merecido, pero éste nada malo ha hecho”– para poder oír de labios del mismo Jesús: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. (FGD)

 

Este domingo de los Ramos, iniciamos la Semana Santa, una semana solemne en la que queremos vivir con Cristo, su Pasión, Muerte y Resurrección. Hoy la Iglesia recuerda la entrada victoriosa de Cristo en Jerusalén para consumar su misterio pascual. La liturgia de este domingo consta de tres momentos: 1) La bendición de los ramos; 2) La procesión en honor a Cristo Rey; 3) La celebración de la Eucaristía.

I. RITOS INICIALES

BENDICIÓN DE LOS RAMOS

ANTÍFONA Mt 21, 9

¡Hosanna al Hijo de David! Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel. ¡Hosanna en las alturas!

El sacerdote saluda al pueblo de la manera acostumbrada; luego hace una breve monición, en la que invita a los fieles a participar activa y conscientemente en la celebración de este día. Puede hacerlo con estas palabras u otras semejantes:

Queridos hermanos: Después de haber preparado nuestros corazones desde el comienzo de la Cuaresma, por medio de la penitencia y las obras de caridad, nos congregamos hoy para prepararnos en unión con toda la Iglesia, a la celebración del misterio pascual de nuestro Señor, de su Pasión y de su Resurrección, que él quiso realzar con la entrada a la ciudad de Jerusalén. Por eso, con toda fe y devoción, recordemos esta entrada que nos trajo la salvación y roguemos al Señor que, al participar por la gracia en los méritos de su cruz tengamos también parte en su vida y resurrección.

ORACIÓN DE BENDICIÓN

Padre todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición + estos ramos, y, a cuantos vamos a acompañar a Cristo, aclamándole con cantos, concédenos, por él, entrar en la Jerusalén del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

(Y en silencio rocía los ramos con agua bendita)

En seguida el diácono (o el sacerdote) proclama el evangelio del ciclo correspondiente.

EVANGELIO Lc 19, 28-40

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: «¿Por qué lo desatan?», respondan: «El Señor lo necesita»”. Los enviados partieron y encontraron todo como él les había dicho. Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron: “¿Por qué lo desatan?” Y ellos respondieron: “El Señor lo necesita”. Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar. Mientras él avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino. Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto. Y decían: “¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”.

Palabra del Señor.

Después del Evangelio, si se cree oportuno, puede tenerse una breve homilía.

PROCESIÓN Y ENTRADA AL TEMPLO

El celebrante u otro ministro idóneo, invita a comenzar la procesión, con estas palabras u otras semejantes: Queridos hermanos: como la muchedumbre que aclamaba a Jesús, acompañemos también nosotros con júbilo al Señor.

Y comienza la procesión hacia la iglesia en la que se celebrará la Misa. La bendición de los ramos y la procesión reemplazan hoy a los ritos iniciales de la misa. Por eso el sacerdote reza ya la “Oración colecta”. La misa continúa en la forma acostumbrada.

M I S A

Después de la procesión o entrada solemne, el sacerdote comienza la Misa con la Oración.

ORACIÓN COLECTA

Padre todopoderoso y eterno que para ofrecer a los hombres un ejemplo de humildad, quisiste que nuestro Salvador se hiciera hombre y muriera en la cruz; te pedimos la gracia de guardar las enseñanzas de su pasión para que podamos participar de su resurrección.

Por nuestro Señor Jesucristo.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA Is 50, 4-7

Escuchamos la proclamación del libro de Isaías, llamado «tercer cántico del Siervo de Yahvé», que sometido al dolor expresa su confianza en Dios. Isaías nos habla del siervo que se entrega al servicio de todos nosotros. Jesucristo es el siervo fiel que sufrió para salvarnos. Leemos: «El Señor me ha abierto el oído». Que el Señor el corazón para recibir el mensaje que él nos quiere revelar a través de su profeta.

Lectura del libro de Isaías.

El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo. El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.

Palabra de Dios.

Pablo nos transmite un antiguo himno que sintetiza el misterio de la Encarnación. Cristo se humilla hasta la muerte de cruz y el Padre lo exalta sobre todo lo creado. Él es el servidor que se ha despojado de todo poder, incluso siendo Dios. Así comparte la condición de todos los despojados, de todos los que no tienen poder ni dominio sobre nadie. En la humildad de la cruz lo proclamamos nuestro Salvador. Y después de la consagración podemos aclamar diciendo «Por tu cruz y resurrección, nos has salvado, Señor».

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.

Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: “Jesucristo es el Señor”.

Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN Flp 2, 8-9

Cristo se humilló por nosotros hasta aceptar por obediencia la muerte, y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre.

EVANGELIO Lc 22, 7.14—23,56

Hoy, más que nunca, Lucas continúa siendo el evangelista del amor y de la misericordia. Su relato trata de poner en claro el amor del Padre por su Hijo y por la humanidad entera. No subraya, como Marcos o Mateo, los cargos que pesan contra los discípulos, contra la multitud, los soldados o el sumo sacerdote. El Maestro mira a Pedro después de su traición. Herodes y Pilatos se estrechan, por primera vez, la mano... A lo largo del relato, la reconciliación aflora por todas partes, y el amor del Padre brota sin cesar en relación a su Hijo. Por desconcertante que sea la prueba es también presencia de Dios. La cruz se hace signo de la misericordia divina, y el poder de perdón que ella tiene se empieza a extender ya a todos.

Para la lectura de la Pasión no se llevan cirios ni incienso, se omite el saludo y la signación del libro. La lectura está a cargo de un diácono o, en su defecto, del mismo sacerdote. Puede también ser encomendada a lectores laicos, reservando al sacerdote, si es posible, la parte correspondiente a Cristo.

Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

III. LITURGIA EUCARÍSTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Por la pasión de tu Hijo concédenos, Padre, tu reconciliación; no la merecemos por nuestras obras pero prevenidos por tu gracia esperamos obtenerla por la acción de este sacrificio. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO

V/. El Señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque Cristo nuestro Señor, siendo inocente, se entregó a la muerte por los pecadores, y aceptó la injusticia de ser contado entre los criminales.

De esta forma, al morir, destruyó nuestra culpa, y, al resucitar, fuimos justificados. Por eso, con todos los ángeles, te alabamos, cantando alegremente:

Santo, Santo, Santo...

RITO DE COMUNIÓN

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

CORDERO

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 26, 42

Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Hemos comido y bebido el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, Padre; así como has afianzado nuestra fe y nuestra esperanza con su muerte, también nos concedas, por su resurrección, llegar a la patria adonde nos dirigimos. Por Jesucristo nuestro Señor.

IV. RITO DE CONCLUSIÓN

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Padre, dirige tu mirada sobre esta familia tuya, por la cual nuestro Señor Jesucristo no dudó en entregarse a las manos de los verdugos y sufrir el suplicio de la cruz. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

BENDICIÓN

Canto final


Respuesta  Mensaje 9 de 11 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 30/03/2010 16:26

ANTÍFONA DE ENTRADA

Defiéndeme, Señor contra los que me atacan, protégeme contra los que me hacen guerra; levántate y ven en mi auxilio, Señor Dios, mi fuerte Salvador.

ORACIÓN COLECTA

Padre todopoderoso, que los méritos de la pasión de tu Hijo nos hagan recobrar la vida que habíamos perdido a causa de nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA Is 42, 1-7

Del libro de Isaías.

Así habla el Señor: Éste es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. Él no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley. Así habla Dios, el Señor, el que creó el cielo y lo desplegó, el que extendió la tierra y lo que ella produce, el que da el aliento al pueblo que la habita y el espíritu a los que caminan por ella. Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

La Semana Santa nos ofrece la lectura de los cuatro "cantos del Siervo de Yahvé", del libro de Isaías. Estos poemas fueron escritos en tiempo de dolor y desesperanza, causados por el exilio. Los textos afirman, que a pesar de todo, el Señor sigue acompañando y dando vida a su pueblo. No sólo a Israel, sino a todas las naciones de la tierra, porque este servidor es luz para todas las gentes. Los cristianos vemos en Jesús a este siervo, que no actúa con violencia, no apaga lo que todavía queda de rescoldo, sino por el contrario, con su muerte y resurrección trae luz y vida a todos.

SALMO 26, 1-3.13-14

R. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? R.

Cuando se alzaron contra mí los malvados para devorar mi carne, fueron ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropezaron y cayeron. R.

Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle una guerra contra mí, no perderé la confianza. R.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor, en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor. R.

ACLAMACIÓN

¡Salve, Rey nuestro! Sólo tú te has compadecido de nuestros errores.

EVANGELIO Jn 12, 1-11

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: "¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?". Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella. Jesús le respondió: "Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre". Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado. Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

María amaba y admiraba a Jesús y lo manifestó con el gesto de lavarle los pies derrochando un frasco de perfume. Ella realizó el gesto que luego usó el Maestro para expresar el amor en el servicio: ponerse a los pies, lavar y secar. Pero María no usó agua, sino perfume. Su amor no era calculador, entregaba todo y se expresaba ella en este gesto. Ella puso todo su cuidado en el cuerpo del Maestro, ese cuerpo que pronto conoció la oscuridad del sepulcro.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Padre, mira con bondad la ofrenda de estos sagrados misterios que tu misericordia destinó para reparar nuestros males y haz que produzcan en nosotros frutos de vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR, II

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 101, 3

No me ocultes tu rostro, Señor, el día de la desgracia. Inclina tu oído hacia mí; cuando te invoco, escúchame en seguida.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre, visita a tu pueblo; defiende con tu acostumbrada bondad nuestros corazones, santificados por los sacramentos que hemos recibido; y así podremos guardar con tu protección los dones de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.


Respuesta  Mensaje 10 de 11 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 30/03/2010 16:26

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 12

No me entregues, al odio de mis adversarios, porque se levantan contra mí testigos falsos que respiran violencia.

ORACIÓN COLECTA

Padre todopoderoso y eterno, concédenos celebrar de tal manera los misterios de la Pasión del Señor, que merezcamos alcanzar tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA Is 49, 1-6

Del libro de Isaías.

¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. Él hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. Él me dijo: Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré. Pero yo dije: En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza. Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el vientre materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. Él dice: Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

En este segundo canto el Siervo de Yahvé, manifiesta que ha sido elegido desde el seno materno. Ha sido llamado por su nombre y en su boca está la Palabra del señor. Por la actuación de este siervo, la salvación de Dios llegará a todas las naciones. Del mismo modo Jesús, que habla las palabras que escuchó del Padre, nos hace llegar la salvación.

SALMO Sal 70, 1-4a.5-6ab.15.17

R. Mi boca anunciará tu salvación, Señor.

Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca tenga que avergonzarme!

Por tu justicia, líbrame y rescátame, inclina tu oído hacia mí, y sálvame.

R. Mi boca anunciará tu salvación, Señor.

Sé para mí una roca protectora, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza. ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío!

R. Mi boca anunciará tu salvación, Señor.

Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el vientre materno fuiste mi protector.

R. Mi boca anunciará tu salvación, Señor.

Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, aunque ni siquiera soy capaz de enumerarlos. Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas.

R. Mi boca anunciará tu salvación, Señor.

ACLAMACIÓN

Salve, Rey nuestro, obediente al Padre; fuiste llevado a la crucifixión, como un manso cordero a la matanza.

EVANGELIO Jn 13, 21-33.36-38

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: Les aseguro que uno de ustedes me entregará. Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: Pregúntale a quién se refiere. Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: Señor, ¿quién es?. Jesús le respondió: Es aquél al que daré el bocado que voy a mojar en el plato. Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: Realiza pronto lo que tienes que hacer. Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: Compra lo que hace falta para la fiesta, o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche. Después que Judas salió, Jesús dijo: Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos:

'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'. Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas?. Jesús le respondió: Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás. Pedro le preguntó: ¿Señor, por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti. Jesús le respondió: ¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

El evangelio nos ofrece hoy distintas actitudes de los discípulos de Jesús. La de Simón Pedro, que está entre las preguntas, la incomprensión y el arrebato entusiasta. La de Judas, alejado del Maestro en su corazón, apartándose también físicamente, deja al Maestro y a la comunidad. Y también la actitud del discípulo amado, que tiene la confianza y la familiaridad suficientes para llegar al diálogo íntimo con el Maestro, al cual los demás no se atreven.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Padre, mira con bondad las ofrendas de tus hijos; junto con hacerlos participar de los regalos de tu misericordia, haz que lleguen a alcanzarlos plenamente. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Rom 8, 32

Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros.

ORACIÓN DEPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre, que nos alimentas con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, concédenos que este mismo sacramento, que nos fortalece en la vida presente, nos lleve a participar de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

 


Respuesta  Mensaje 11 de 11 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 30/03/2010 16:27

ANTÍFONA DE ENTRADA Flp 2, 10. 8. 11

Al nombre de Jesús, doble la rodilla todo cuanto hay en el cielo, en la tierra y en los abismos, porque el Señor se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso, el Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre.

ORACIÓN COLECTA

Señor, que quisiste que tu Hijo sufriera por nosotros la muerte de cruz, para librarnos del poder del demonio; concede a tus servidores alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA Is 50, 4-9

Lectura del libro de Isaías.

El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo.

El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.

Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí! Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar?

Palabra de Dios.

COMENTARIO

“No retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían”. Este tercer canto del Siervo de Yahvé, que ya meditamos el Domingo de Ramos, bien puede llamarse “canto de la pasión”, porque relata detalladamente los sufrimientos del Mesías. Es un poema de confianza y de victoria. El Siervo, en su misión de consolar al abatido, está continuamente a la escucha de la palabra que anima y fortalece. Por eso, la iglesia proclama este canto dentro de los acontecimientos pascuales como patrimonio de ellos y, por la dimensión de “pasión gloriosa”que incluye.

SALMO Sal 68, 8-10. 21-22. 31. 33-34

R. ¡Señor, Dios mío, por tu gran amor, respóndeme!

Por ti he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro; me convertí en un extraño para mis hermanos, fui un extranjero para los hijos de mi madre: porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian. R.

La vergüenza me destroza el corazón, y no tengo remedio. Espero compasión y no la encuentro, en vano busco un consuelo: pusieron veneno en mi comida, y cuando tuve sed me dieron vinagre. R.

Así alabaré con cantos el nombre de Dios, y proclamaré su grandeza dando gracias; que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor: porque el Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos. R.

ACLAMACIÓN

¡Salve, Rey nuestro! Sólo tú te has compadecido de nuestros errores.

O bien:

¡Salve, Rey nuestro, obediente al Padre! Fuiste llevado a la crucifixión, como un manso cordero a la matanza.

EVANGELIO Mt 26, 14-25

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: ¿Cuánto me darán si se lo entrego?

Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo. El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: ¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?

Él respondió, vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: ‘El Maestro dice, se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’.

Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: Les aseguro que uno de ustedes me entregará.

Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: ¿Seré yo, Señor? .

Él respondió: El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ése me va a entregar.

El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ay de aquél por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!. Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: ¿Seré yo, Maestro?. Tú lo has dicho, le respondió Jesús.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

“Les aseguro que uno de ustedes me entregará”. Nos encontramos ante la misma confesión que el Maestro hizo ayer, según la narración de Juan. El Maestro vuelve a anunciar a los suyos la traición de Judas en el marco de la cena pascual. Así, manifiesta desde ese momento que los acontecimientos de la pasión no escapan a su conocimiento. Este anuncio se da en un contexto de amistad y participación que, en realidad era también un gesto de comunión con Dios. El Maestro no condena a Judas, sino que es él quien se juzga al separarse de la comunión que se le ofrece en ese momento particularmente significativo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, recibe los dones que te presentamos, y dígnate concedernos que seamos consecuentes en nuestra vida con la Pasión de tu Hijo celebrada sacramentalmente. Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 20, 28

El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios todopoderoso, concédenos experimentar la plena convicción de que nos has dado la Vida eterna por la muerte temporal de tu Hijo significada en estos sagrados misterios. Por Jesucristo nuestro Señor.

 



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