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Respuesta  Mensaje 1 de 29 en el tema 
De: LUNASOL  (Mensaje original) Enviado: 30/03/2010 16:35

Enviado: 28/06/2009 21:20

 

El encuentro con la palabra de Dios nos lleva a reflexionar

sobre nuestra mision , comportamiento y fe,  aqui dejare unas reflexiones

sobre  ella, el estar cerca de el, el hacerlo dueno de nuestra alma

el que haya dejado a su hijo derramar su sangre , por nosotros

nos hace perdonar nuestras faltas

Espero , la conversion real autentica en la gracia de Dios

gracias mis gaviotas

 

 



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Respuesta  Mensaje 15 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 15/04/2010 09:27

“Dios amó tanto al mundo”

Jn 3, 16-21

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1.           DIOS, QUE ES RICO EN MISERICORDIA

“Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo.” (Éfeso. Ef 2, 4-10)

El amor eterno de Dios se ha manifestado siempre en la historia de la salvación, en la lectura de 2 Crón 36, 14-16, nos revela un amor asombroso, el busca el arrepentimiento y la conversión a través de la ira y luego por intermedio del castigo, pero con el propósito promover en los hombre a la transformación necesaria para que se vuelva a Dios.

La carta a los Efesios resalta por una parte nuestra falta de amor que causa la muerte, y el amor de Dios que nos hace retornar a la vida junto con Jesucristo. En todo y por encima de todo, el amor de Dios en Cristo Jesús.

Es éste el gesto extremo de la misericordia de Dios: en lugar de castigar en el hombre ingrato y reincidente sus pecados, los castiga en su Unigénito, a fin de que creyendo en Cristo Crucificado se salve el hombre.  “Por pura gracia estáis salvados —exclama san Pablo—. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios”.

Don absolutamente gratuito, que ninguna criatura habría podido nunca ni esperar, ni merecer. Y sin embargo, desde hace dos mil años este don ha sido otorgado a toda la humanidad, y para beneficiarse de él el hombre no tiene más que creer en Cristo, aceptando ser salvado por Cristo y adhiriéndose a su Evangelio. (Comentario de Intimidad Divina, Padre Gabriel de SMM ocd.)

2.           DIOS AMÓ TANTO AL MUNDO, QUE ENTREGÓ A SU HIJO ÚNICO PARA QUE TODO EL QUE CREE EN ÉL NO MUERA, SINO QUE TENGA VIDA ETERNA”

Dios, todo bueno y bondad en El, absolutamente misericordioso, lleno de amor por los hombres, y por el gran amor que nos tiene, sabiendo de nuestras faltas, fue tan bueno que nos trajo a Jesús, y nos ha hecho vivir con El. Pero no solo hizo eso, además, nos entrego a su propio hijo para que nos salváramos.

Si fuéramos capaces de poder entender bien lo que hizo Dios por nosotros, si pudiéramos sentir de verdad en nuestro corazón todo el amor que Dios nos tiene, sería entonces más sencillo darse cuenta de su amor infinito y su gran ideal de salvarnos. Para eso nos mando a Jesús, su buen Hijo, no para condenarnos, sino que todo lo contrario, para el que crea en El, no muera.

El evangelio nos esta diciendo con mucha claridad, el que desprecia el amor de Dios, se condena a si mismo, es decir Dios no tiene interés en condenarnos, por que El es puro amor, amor total, tan extremo, que llega a entregar a su hijo al mundo por ese amor. Ahora el resto esta en nosotros, si aceptamos o no ese amor, o si ante la luz que vino al mundo, preferimos la oscuridad y ocultarnos en ella. Si así fuera, el preferir la oscuridad, es detestar la Luz, esto es no querer recibir el verdadero amor que se nos ofrece, y por este motivo, ya estamos condenados, pero no por Dios, sino por nosotros mismos.

3.           SANTA TERESA DE JESUS

¡Oh, Señor mío! ¡Qué delicada y fina y sabrosamente sabéis tratar a quienes os aman! ¡Quién nunca se hubiera entregado a amar a nadie sino a Vos!

Y es Dios tan bueno que, cuando por lo que Su Majestad sabe por ventura para gran provecho nuestro quiere que esté seco el pozo, haciendo lo que es en nosotros como buenos hortelanos, sin agua sustenta las flores y hace crecer las virtudes. (V 9)

Fíe (confíe) de la bondad de Dios, que es mayor que todos los males que podemos hacer, y no se acuerda de nuestra ingratitud, cuando nosotros, conociéndonos, queremos tornar a su amistad, ni de las mercedes que nos ha hecho para castigarnos por ellas; antes ayudan a perdonarnos.

Acuérdense de sus palabras (39) y miren lo que ha hecho conmigo, que primero me cansé de ofenderle, que Su Majestad dejó de perdonarme. Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias; no nos cansemos nosotros de recibir.

Pues quiero concluir con esto: que siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene; que amor saca amor. Y aunque sea muy a los principios y nosotros muy ruines, procuremos ir mirando esto siempre y despertándonos para amar; porque si una vez nos hace el Señor merced que se nos imprima en el corazón este amor. (V22, 11)

Que el Señor nos conceda este amor, que sabe lo que mucho que nos conviene, por el amor que nos tuvo y por su glorioso Hijo, a quienes nos demostró su Amor, que tan caro le costó, amén..

Sea bendito para siempre, amén, y alábenle todas las cosas.

4.           DIOS, NO LE QUITABA SU MIRADA

“Parece, Señor, que probáis con rigor a quien os ama, para que en la mayor intensidad del sufrimiento se manifieste la mayor intensidad de vuestro amor” (Santa Teresa de Jesús).

En una ocasión, alguien me dijo que conocía algo de Dios, y que oía mucho que El nos amaba, pero no había creído que fuera para tanto, entonces el no quería acercarse a Dios, porque se reconocía un gran pecador, entonces si se dejaba ver mucho por Dios, pensaba que iba a ser castigado, en otras palabras, sus faltas eran un obstáculo para buscar recibir un poco de amor de Dios, pero luego en una situación de peligro, puso toda su fe en mirar al Señor, y sintió que Dios, no le quitaba su mirada, y que recibió tanta misericordia ante su necesidad, que descubrió que Dios solo sabe perdonar, y que el se castigaba a si mismo.

Nosotros debemos agradecer esta fineza del amor de Dios, y una gran forma de dar gracias, es aprovechar todo el cariño que nos ofrece, y amarlo del mismo modo que el nos ama. El por amor nos entrego a su propio hijo, nosotros por amor nos entregamos a El.

5.           LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES PREFIRIERON LAS TINIEBLAS A LA LUZ PORQUE SUS OBRAS ERAN MALAS

Dice Jesús, En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios. Las obras salen del corazón, si este es malo, solo salen obras malas y entonces se odia la luz para que no se vean, pero si el corazón es bueno y limpio, salen buenas obras y las buenas obras buscan luz.

A pesar de que siempre hay voces que “desprecian las acciones, las palabras y buscan poner en ridículo a sus profetas”, las buenas obras siempre se ven, Dios las ve en mucha gente, las ve en nuestro santo Padre Benedicto XVI y el mundo las ve, como también las vio en Juan Pablo II, por eso el mundo se conmovió ante un hombre bueno, entregado a Dios sin condiciones, sin restricciones ni limitaciones, total, hasta el último minuto. El entendió que es obligación de todo hombre, buscar siempre la verdad, ahondar en el conocimiento de la verdad y permanecer en ella, y darla a conocer, una de ellas, la proclamo aquí en mi país, “El Amor, es mas fuerte” (Abril 1987)

En efecto, el amor al Padre debe y tiene que ser total, así como el entregó a su Hijo único, nosotros, nosotros tampoco le ponemos limitaciones y nos entregamos sin restricciones.

6.           ORACION DE TERESA DE LISIEUX

¡Oh Dios mío, Trinidad santa!, yo quiero amarte y hacerte amar, y trabajar por la glorificación de la santa Iglesia salvando a las almas que están en la tierra y liberando a las que sufren en el purgatorio. Deseo cumplir perfectamente tu voluntad y alcanzar el grado de gloria que Tú me has preparado en tu reino. En una palabra, quiero ser santa. Pero siento mi impotencia, y te pido, Dios mío, que Tú mismo seas mi santidad.

Ya que me has amado hasta darme a tu Hijo único para que fuese mi Salvador y mi Esposo, los tesoros infinitos de sus méritos son míos; te los ofrezco gustosa, y te suplico que no me mires sino a través de la Faz de Jesús y en su Corazón abrasado de amor. (ORACION 6 Acto de Ofrenda al Amor Misericordioso)

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SANTA LIDUVINA, virgen 1380-1433

La Divina Providencia a cada uno le señala el camino en el que mejor puede realizar su vida y mediante ello alcanzar la meta de la salvación. Repasando las vidas de los Santos encontramos que la mayor parte de los hombres han tenido una misión más bien hacia fuera: misioneros, fundadores, obispos y papas, escritores, mártires... De las Santas no se puede afirmar lo mismo. La mayor parte de ellas han llevado una vida más bien escondida, entregada a la oración y penitencia y han alcanzado la meta de la perfección mediante el apostolado de la inmolación, ejercido de una o de otra forma. Un caso bien conocido y muy famoso es el de la Santa de hoy.

Eleva su juventud y su vida, inmóvil en el lecho de la enfermedad. Su nombre ha sido transformado en Ludovina y Luz divina.

La más paciente de todo el santoral, con una biografía terrible que espeluzna, y que movió al escritor francés Huysmans a darnos en 1901 uno de sus libros sombríos y refulgentes, con una impresionante mezcla de amor y dolor incomprensibles. Su vida ha de leerse como glosa y complemento de la de Job,

Había nacido en Schidam, de Holanda, muy cerca de la Haya, el Domingo de Ramos de 1380. Su padre era el sereno de la ciudad, eran pobres y tenía ocho hermanos.

A los quince años renuncia al matrimonio, porque desea consagrar su vida a sólo Dios. Poco después un día de fuerte helada, el 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor y Purificación de la Virgen María, sufre una violenta caída. A la fractura en el costado derecho, se añade una herida; que, al infectarse, convierte su cuerpo en una llaga viva, durante casi cuarenta años de sufrimiento incesante día y noche.

Los primeros cuatro años, una constante desolación interior ennegrece sus horizontes. Hasta que. un día, escucha de una de sus visitas: "Hasta ahora has meditado poco en la Pasión de Cristo; medita; y verás cómo el yugo del Señor es suave".

"Es imposible no sé lo que es meditación", repite algún tiempo. Pero poco a poco, sus sufrimientos se van uniendo en ella a los de Cristo, hasta construir un ideal redentor.

Un día al traerle la Comunión encuentra a Jesús, como los discípulos de Emaús, tardos de corazón: « ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?". Y en su corazón permanecerá ardiente su apostolado del sufrimiento misionero Con él puede repetir: «Señor, perdón por esos pecados que cometen, contra , los hombres".

Liduvina sabía que el dolor, unido al de Cristo, tiene valor redentor. En el museo de arte de Viena hay un hermoso lienzo titulado "Jesús en la Cruz". El autor es un pintor flamenco, Brueghel el Viejo. Sorprende el título, pues lo que el cuadro representa es un ramillete de hojas. Cada hoja es un medallón, donde se muestra un dolor humano. Allí están todos los dolores humanos. En uno de los medallones está Jesús en la Cruz. Ese medallón da sentido a todos. Todo dolor, unido a la Cruz, tiene valor redentor.

A la humilde casa de la hija del sereno de Schiedam llegaban noticias nada halagüeñas sobre el estado de la Iglesia. Nunca sufrió tanto, ya que estuvo en su tiempo dividida en dos y tres obediencias, con dos y tres Papas a la vez. Por ella, por la Iglesia, por el Papa y por los Obispos y Príncipes cristianos ofrecía generosa sus muchos dolores.

Su vida incorporada a Cristo, se hace una maravilla interior; que merecerá ser presentada, como ejemplo, por Tomás de Kempis.

Liduvina partió para unirse al Divino Crucificado el año 1432.

Sus reliquias están en santa Gúdula de Bruselas.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.


Respuesta  Mensaje 16 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 15/04/2010 09:28

“El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida”

Jn 3, 31-36

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

“Trataba  (hablaba) mucho de Dios, de manera que edificaba” (Santa Teresa de Jesús, V 6,2)

1.           EL QUE VIENE DE LO ALTO ESTÁ POR ENCIMA DE TODOS

Dice san Juan en el Evangelio; El que viene de lo alto está por encima de todos. Sólo puede hablar con verdadero conocimiento de lo que es el cielo y las cosas divinas el que viene del cielo, El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra, porque el que procede de la tierra es terreno, por eso habla de la tierra. Pareciera que san Juan, quisiera dejar en claro, cual es la situación de Jesús respecto por ejemplo a Juan Bautista, porque aunque este último, esta cumpliendo con una misión encargada por Dios, de algún modo quiere destacar la diferencia con respecto a él de Jesús, por eso el que viene de arriba, es decir del cielo, esta sobre todo.

2.           EL QUE DIOS ENVIÓ DICE LAS PALABRAS DE DIOS

También san Juan nos dice que: El que Dios envió dice las palabras de Dios. Jesús dijo en una ocasión, de la abundancia del corazón, habla la boca. Si se tiene a Dios en el corazón, se hablará de Dios, es decir si uno se preocupa de las cosas del Señor, hablará de las cosas del Señor, pero en cambio el que es terreno, es decir de la tierra, habla de la tierra.

Nos debe hacer pensar esta expresión “El que Dios envió dice las palabras de Dios.” Si nos sintiéramos discípulos de Jesús, nuestro espíritu y así lo manifestaría nuestros labios, demostrarían que nuestra boca esta llena de palabras del Señor y para que esto suceda, nuestro corazón debe también estar lleno del Señor.

3.           EL QUE RECIBE SU TESTIMONIO CERTIFICA QUE DIOS ES VERAZ

Jesús nos dice que da testimonio de lo que ha visto, manifestando que nada de lo que se decía de El era falso, sino todo verdadero. Como diciendo: yo necesito oír lo que El dice, porque ha venido de lo alto, anunciando las cosas que había visto y oído, esto es, lo que únicamente El conoce de una manera terminante. San Juan dice: Él da testimonio de lo que ha visto y oído, como explicando para que no fueran consideradas falsas las cosas que Jesucristo dijese, porque habían de ser pocos los que creerían. Por esto añade: pero nadie recibe su testimonio, esto es, pocos; pues tenía discípulos que recibían su testimonio respecto de lo que les decía. Más en esto se refería a los discípulos, que aún no creían en El. Y asimismo manifiesta la insensibilidad de los judíos, como se había dicho en el principio del Evangelio: Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron, porque especialmente los judíos eran los que le pertenecían.

Esto es, lo que demostró y añade: El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz, manifestando que no es de otra manera, ¿puede alguno dejar de creer en El?, sino llamando mentiroso a Dios que le envió, porque Jesús no habla cosa alguna que no corresponda al Padre.

4.           EL QUE DIOS ENVIÓ DICE LAS PALABRAS DE DIOS

Y esto es lo que añade: El que Dios envió dice las palabras de Dios. ¿Por qué se dice que Dios es veraz sino porque el hombre es mentiroso y Dios es veraz? Porque ninguno de los hombres puede decir qué es la verdad si no es iluminado por Aquél que no puede mentir. Luego, si Dios es veraz, Jesucristo es Dios.

Es bueno, que nos preguntemos si le tenemos aprecio a la palabra de Dios, es bueno que reflexionemos si la palabra de Dios nos cansa, también es necesario que pensemos si estamos preparados para transmitir la palabra de Dios, no el sentido que sepamos como decir las cosas, sino que en deseo de que nos gusta hablar por las cosas de Dios.

El resultado de esta reflexión debe ser si estamos descuidando en las conversaciones hablar de Dios, y si no hacemos nada constructivo para evangelizar, si así es, no estamos certificando que Dios es veraz, lo estamos descuidando y nuestra religiosidad esta vacía.

5.           PORQUE DIOS LE DA EL ESPÍRITU SIN MEDIDA

Luego Añade el Evangelio; porque Dios le da el Espíritu sin medida. Así, El promete enviarles el Espíritu, que les haría comprender con plenitud sus enseñanzas y, ya resucitado, les confirió el Espíritu Santo para perdonar los pecados (Jn 20:22).

San Juan nos relata dos capítulos antes (Jn 1:29-34) el segundo testimonio del Bautista sobre Jesús. Y en él proclama, como garantía de ser Jesús el Mesías, que vio descender el Espíritu y posarse sobre El. Y así supo que Jesús es el que bautiza en Espíritu Santo Así, por tener Jesús, dado por el Padre, el Espíritu sin medida, es por lo que dice el evangelista también en el prólogo, que de su plenitud recibimos todos gracia sobre gracia (Jn 1:16).

Y hasta parecería que, en el contexto, la razón que se da para enseñar que aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, es que el Padre no le dio el Espíritu con medida. Teniendo el Hijo la plenitud del Espíritu, tiene el que lo recibe la suprema garantía de la verdad, y, por su parte, el que recibe su testimonio pone su sello, atestiguando que Dios es veraz, es decir, que Dios revela y habla verdaderamente por Jesús.

El que tiene el mensaje de Jesús por verdadero, tiene a Dios por veraz, ya que Jesús, enviado, no hace otra cosa que hablar las palabras de Dios. Ningún comentario mejor a estas palabras de san Juan que las que él mismo dice en su primera epístola: “El que no cree en Dios le hace embustero, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo” (1 Jn 5.10).

6.           ÉL DA TESTIMONIO DE LO QUE HA VISTO Y OÍDO

Otra reflexión importante, es detenerse en la expresión Él da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. Es esta última frase algo triste, pero nadie recibe su testimonio. Porque los hombres, en lugar de aceptar este testimonio del Hijo y de rendir a Dios este homenaje de su creencia, sellando la verdad del Padre en la revelación del Hijo, no obraron así y rechazaron a Jesús, el mismo que dio su vida para que nos salváramos.

Le cantamos a Jesús la frase del salmo 119, “Tu palabra es una lámpara para mis pasos y una luz en mi camino. Yo aparto mis pies del mal camino, para cumplir tu palabra” (v101)

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN PEDRO GONZÁLEZ TELMO 1190-1246

(San Telmo)

Por su nombre y apellidos completos apenas se le reconoce, pero llamándole simplemente san Telmo en seguida se recuerda a un santo de gran devoción entre la gente del mar, que dicen ver su figura en las ráfagas luminosas que aparecen durante las tormentas sobre los mástiles.

Nació en la villa de Frómista, cerca de Palencia, por el año 1180 de padres muy cristianos y de familia distinguida. Fue bautizado en la parroquia de San Martín y le impusieron el nombre de Pedro González, aunque después será conocido por Telmo, ya que todos los que de una u otra manera trabajan en el mar lo tomarán como Patrón y poderoso Intercesor ante el Señor, y había que abreviar.

Hizo brillantes estudios en la universidad de Palencia y, bajo la protección de su tío el obispo, se ordenó sacerdote para ser al cabo de poco tiempo canónigo y deán.

Los historiadores más antiguos nos lo pintan como "mancebo gentil y donairoso, de recio temple y muy dado a la ostentación". Éstas eran buenas credenciales para medrar en la carrera eclesiástica que había abrazado y en cualquiera otra que se propusiera. El mundo y el porvenir, digamos también la suerte, le acompañaban.

Al parecer, un eclesiástico de rumbo, fastuoso y presumido hasta que un día de Navidad, cuando formaba parte de una cabalgata entre la admiración de los palentinos, su caballo resbaló en la nieve, y él, envuelto en sus galanos arreos, acabó en el fango en medio de la rechifla general.

Este episodio de vanidades humilladas, en el que la arrogancia y su lujo tienen una especie de camino de Damasco, le hizo reflexionar, ingresó en un convento de dominicos y, una vez convertido en el más humilde de los frailes, fue por obediencia un gran predicador itinerante de su orden.

El rey Fernando III el Santo lo lleva como capellán castrense hasta Córdoba, durante tres años.

Predica en Castilla y León. Siendo prior del convento de Guimaraes en Portugal recibe como dominico a San Gonzalo de Amarante. Desde Asturias a Aragón y Galicia el pueblo acoge su apostolado, lo mismo en las rías gallegas, frente a una violenta tempestad, que en las orillas fluviales de la Ramallosa y Rivadavia.

Al fin se asentó en Tui, donde murió agotado y lleno de méritos el 15 DE ABRIL de 1246, lunes de la segunda semana de Pascua, cuando intentaba peregrinar a la tumba del Apóstol Santiago en Compostela.

Su tumba en la catedral de Tui obró infinitos milagros, y en la memoria popular este gran taumaturgo se permite aún la ostentación eléctrica de los resplandores con los que el santo se hace presente cuando corren peligro los que navegan.

Es patrono de la ciudad de Tui y de la Diócesis de Tui-Vigo, en donde se celebra su fiesta el lunes de la segunda semana de pascua.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.


Respuesta  Mensaje 17 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 21/04/2010 13:42

“Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados.”

Jn 6, 1-15

Comentario y estudio del Evangelio

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1.           JESÚS ATRAVESÓ EL MAR DE GALILEA, LLAMADO TIBERÍADES.

“Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?”. Jesús le respondió: “Háganlos sentar”.

El acontecimiento de la multiplicación de los panes y los peces, es constatado repetidamente en el Evangelio, ya porque fueron al menos dos veces las que el Señor realizo ese milagro y por la notable impresión que ese milagro causo en el las gentes. Jesús, no solo se preocupa de las necesidades espirituales de los que le siguen, sino que también lo hace de orden material. ¿Cómo aconteció ese instante que maravilló a unos 5.000 participantes.?

Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Jesús va a la otra parte del mar de Galilea o Tiberíades. San Juan precisa el lago con el nombre de Tiberíades para sus lectores étnicos, ya que después que Antipas fundó en honor de Tiberio, en el borde del lago, la ciudad de Tiberias, y puso en ella su capital, prevaleció este nombre en el uso griego.

San Juan no da el motivo de este retiro de Jesús con sus apóstoles, lo que dan los Evangelios sinópticos: un descanso a su pasada actuación apostólica - San Marcos 6:30 - y motivo de nuevas instrucciones. También influyó la orden que por aquellos días Antipas dio de decapitar al Bautista - San Mateo 14:12.13 - .

2.           LO SEGUÍA UNA GRAN MULTITUD, AL VER LOS SIGNOS QUE HACÍA SANANDO A LOS ENFERMOS.

Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Le seguía una gran muchedumbre a causa de los milagros que hacía y había hecho por aquella región ya antes. Pero los Evangelios sinópticos precisaron que, cuando Jesús llegó a aquella región, ya grupos de gentes se le habían adelantado - san Marcos -. El recorrido por el lago era la mitad que por tierra. Esto hace suponer, o en un retraso en el remar a causa del calor, o en un retraso por conversar con los apóstoles.

San Juan destaca aquí, y no al principio, que estaba cercana la Pascua, la fiesta de los judíos. Este dato, no lo dicen los otros Evangelios. Talvez san Juan, apunta a la Eucaristía - comunión, sacrificio -, que tendrá lugar en la Pascua siguiente.

3.           JESÚS DIALOGA CON FELIPE

Jesús, desde el montículo al que había subido, viendo la gran muchedumbre que había, va a realizar el milagro. Pero san Juan presenta el diálogo con Felipe. Notamos que san Juan gusta del diálogo, así nos muestra a Jesús hablando con Nicodemo, la samaritana, la vocación de los primeros discípulos y discursos del cenáculo. Y así presenta aquí lo mismo que dicen los evangelios con una estructura histórico-literaria de diálogo. A san Juan le interesa destacar aquí la presciencia de Jesús, ya que lo decía para probarle, pues sabía lo que iba a hacer. San Juan omite la escena de los evangelios sinópticos en la que los discípulos piden que despida a la gente para que puedan lograr provisiones. Igualmente omite la predicación de Jesús a la turba y los milagros hechos entonces. Basta el esquema que mejor le permita destacar la tipología eucarística.

Felipe, con su golpe de vista, calcula que no bastarán para abastecer aquella turba 200 denarios para que cada uno reciba un pedacito. El denario en la época de Jesús era el sueldo diario de un trabajador - San Mateo 20:2 - . Así, 200 denarios, repartidos entre 5.000 hombres, venían a corresponder a denario por cada 25 hombres. A los que había que añadir las mujeres y niños.

4.           ANDRÉS, EL HERMANO DE SIMÓN PEDRO

Interviene Andrés, el hermano de Simón Pedro. El que Jesús plantease el problema del abastecimiento a Felipe es que éste era de Betsaida y podía indicar soluciones. El citarse a Andrés como hermano de Simón Pedro, más que por ser un cliché literario, es por lo que Pedro significaba a la hora de la composición de los evangelios.

Andrés apunta la presencia de un muchacho, seguramente uno de esos pequeños vendedores ambulantes que siguen a las turbas, y que tenía ya solamente cinco panes de cebada y dos peces. Pero esto no era solución. El pan de cebada, matiz propio de San Juan, era el alimento de la gente pobre. Por peces pone el término diminutivo de, que significa, originariamente, un alimento preparado sobre el fuego y que luego se toma con pan, sobre todo de carne o pescado. De esta palabra vino por el uso a ser sinónimo de pescado, sobre todo en el contexto de San Juan - 21:9.10.13 - .

Estos pequeños peces acaso fuesen pescado seco en salazón (salados) o preparados ya para la venta. En esta época existía en Tariquea, al sur del lago, una factoría de salazón de pescado.

Todas estas preguntas y pesquisas tendían a garantizar más ostensiblemente el milagro, al comprobar la imposibilidad de alimentar a aquella multitud en el desierto. Y, una vez garantizado esto, el milagro se va a realizar de una manera nada espectacular, sino discretamente.

5.           HÁGANLOS SENTAR

Jesús le respondió: Háganlos sentar. Se da la orden de que se acomoden, lo que era recostarse o sentarse en el suelo. San Marcos-Lucas hacen ver que se acomodaron por grupos de 50 y de 100. Los colores vivos de sus vestiduras, bajo el sol palestino, daban la impresión de un jardín, al tiempo que facilitó luego el recuento y el servicio. La multitud de sólo hombres se valuó en 5.000. Las mujeres y niños contaban poco en la vida social de Oriente. No es inverosímil esta cifra. Bajo el procurador de Roma en Judea Félix - 52-60 d. C. - , un seudo-Mesías congregó en el desierto en torno suyo unas 30.000 personas y con ellas marchó al monte de los Olivos.

En la descripción del rito del milagro, San Juan la hace con claros rasgos tipológicos orientados a la Eucaristía.

San Juan omite un rasgo que los tres Evangelios sinópticos recogen: que Jesús elevó sus ojos al cielo antes de la bendición. Era gesto frecuente en Jesús en varias circunstancias de su vida. El mismo Juan lo relata en otras ocasiones - San Juan 11:41; 17:1 - . Al omitirlo aquí, se piensa que es omisión deliberada, ya que falta en los tres relatos sinópticos de la institución de la Eucaristía, lo mismo que en el relato de San Pablo en 1 Corintios, por influjo de la liturgia eucarística.

6.           JESÚS TOMÓ LOS PANES, DIO GRACIAS Y LOS DISTRIBUYÓ

Jesús tomó - en sus manos - los panes. Pudo haberse omitido este detalle o haber Jesús dado orden de repartirlos sin tomarlos en sus manos. Pero es gesto que está también en los relatos de la institución eucarística.

Dio gracias. Los tres evangelios sinópticos usaban el verbo bendecir. Los judíos, antes de la comida, pronunciaban una berekah o bendición. De esta divergencia de fórmulas se dudó si el rito de Jesús tuvo dos partes: una acción de gracias al Padre por la acción que iba a realizar - San Juan 11:41.42; cf. v.23 - , y en la que su humanidad imploraba el milagro, y luego una bendición ritual sobre el pan. Pero esta divergencia no es probativa, pues los mismos sinópticos en la segunda multiplicación de los panes usan indistintamente ambos términos como sinónimos. Debe de apuntar también tipológicamente a la Eucaristía, como ponen Lucas-Pablo. En cambio, los sinópticos dicen que dio el pan. San Juan dice en forma condensada, seguramente intencionada, que Jesús mismo distribuyó de los panes a los que estaban recostados, naturalmente sería a algunos; lo que suponía distribuir partiéndolos - cf. San Mateo 14:19; San Marcos 6:40 - . Rito usual que realizaba el paterfamilias en la cena pascual y que él mismo distribuía luego a los comensales. Los sinópticos dicen que Jesús entregó el pan los discípulos para que ellos lo distribuyesen a la gente. Este rasgo de San Juan, dentro de este amplio contexto tipológico, de la institución eucarística, debe de ser un rasgo más, deliberado y convergente, a la misma: en ella Jesús dio el pan eucarístico a los apóstoles.

7.           EL DIO EL PAN A LOS QUE ESTABAN RECOSTADOS.

La formulación conserva el relato de la institución eucarística, lo mismo que el tiempo aoristo en que están ambos puestos. A la hora de la composición de su evangelio era la evocación de la fracción del pan. El milagro de la multiplicación se hacía en las manos de los apóstoles. Lo contrario suponía un incesante ir y venir los discípulos a Jesús. Además es el único de los cuatro evangelistas que dice, en forma condensada, que El dio el pan a los que estaban recostados. Acaso sea valor tipológico de El dando la comunión en la última cena.

Omite la descripción de que El mismo repartió los peces, cosa que dicen los evangelios sinópticos - San Marcos-Lucas - . Es por razón del valor tipológico eucarístico. De ahí el no pararse casi nada en la descripción de la multiplicación de los peces. Toda su atención se centra en la multiplicación de los panes. En los sinópticos se da un relieve casi paralelo a la doble multiplicación - San Marcos 6:41-43 - .

8.           COMIERON TODOS, Y TODOS CUANTO QUISIERON

Los apóstoles no se cansaron de recorrer, repartiendo pan y pescado, a aquella enorme multitud. Terminado el reparto de aquella comida milagrosa, resaltan enfáticamente que comieron todos, y todos cuanto quisieron. No fue un expediente para salir del paso. Fue una perfección total, que causó una gran sorpresa. Recuerda la fórmula de saciarse del maná - Sal 78:29; 105:40 - .

Dijo Jesús, recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada. Una vez saciados, Jesús mandó a los discípulos a recoger los fragmentos que han sobrado, para que no se pierdan. Los evangelios sinópticos también consignan el detalle de esta orden. Y cómo los recogen en canastos, uso tan frecuente en los judíos.

Era costumbre de los judíos recoger, después de la comida, los pedazos caídos a tierra Había en esa costumbre un respeto religioso a Dios, dador del pan de cada día. El hecho de recogerse aquí las sobras del pan sobrante tiene una finalidad apologética, como se ve por referir este detalle los tres sinópticos: constatar bien y garantizar el milagro. Pero aquí, este recoger los restos podría responder a la tipología eucarística, tal como se lee en las Constituciones Apostólicas - 1.8 c.3 - : Cuando todos hayan comulgado, que los diáconos recojan lo que sobró y lo pongan en el pastoforia. (Habitación tipo sacristía)

Se recogieron doce cestos de sobras, que parecen corresponder a uno por cada apóstol. Pero San Juan destaca que estos fragmentos de pan eran de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido; es decir, la multiplicación prodigiosa era de la misma naturaleza que el otro pan. Se piensa que pueda ser otro rasgo tipológico de la Eucaristía: todos comen de un mismo pan - 1 Cor 10:17

9.           “ÉSTE ES, VERDADERAMENTE, EL PROFETA QUE DEBE VENIR AL MUNDO”.

Los evangelios sinópticos no recogen la impresión causada por el milagro sobre la multitud. Es sólo San Juan quien la relata. Es probablemente que, además del hecho histórico, San Juan destaca un segundo tema tipológico entroncado con el viejo éxodo.

La impresión de la turba fue tan profunda, que, viendo el milagro que había hecho, decían: “Éste es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo.” Y querían, por ello, proclamarle rey. En el Deuteronomio se anuncia un profeta para orientar en el curso de la vida de Israel, y al que han de oír como al mismo Moisés - Dt 18:15 - . Literariamente se anuncia un profeta, pero es, en realidad, como lo exige el mismo contexto, el profetismo, toda la serie de profetas que habrá en Israel, pero incluido el Mesías 12.

Los fariseos distinguían el Profeta del Mesías - San Juan 1:24 - . En ninguno de los escritos rabínicos se los identifica. Precisamente en los escritos de Qumrán se distingue explícitamente el Profeta de los Mesías de Aarón e Israel. Pero en el pueblo las ideas andaban confusas, y los evangelios reflejan esta creencia popular, que en unas ocasiones lo distinguían - San Juan 7:40.41 - , y en otras lo identificaban - San Juan 6:14.15 - 14.

Existía la creencia de que el Mesías saldría del desierto, que en El se repetirían las experiencias del Éxodo, y que el Mesías provocaría una lluvia prodigiosa de maná. Esta multiplicación de los panes, y en lugar desierto - cf. San Mateo 14:15 par. - les evoca todo esto, y quieren venir para arrebatarle, forzarle y hacerle rey.

10.       JESUS SE RETIRÓ OTRA VEZ SOLO A LA MONTAÑA.

Dice san Juan, se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Seguramente se habían congregado allí gentes de muchas partes de Galilea, como punto de cita para formar en las caravanas que iban a subir a Jerusalén para la inminente Pascua. Debían de pensar forzarle a ponerse al frente de sus caravanas y marchar en gran muchedumbre, triunfalmente a Jerusalén, para que allí, en el templo, recibiese la proclamación y consagración oficial mesiánica.

Pero todo aquel plan de precipitación y anticipación mesiánica fue desbaratado por Jesús. Ni aquel mesianismo material era el suyo, ni aquélla su hora. Se retiró El solo hacia el monte para evitar todo aquello y pasar la noche en oración. Los Evangelios sinópticos hacen ver que forzó a los apóstoles a subir a la barca y precederle a la otra orilla, y cómo El mismo despidió al pueblo. Posiblemente los apóstoles estaban en peligro de caer en aquella tentación, como las turbas. Así abortó y acabó con todo aquel prematuro movimiento mesiánico al margen de los planes del Padre.

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

SANTA ENGRACIA, virgen y mártir +304

En tiempos del emperador Diocleciano (285-305) fue cuando más sañudamente fue perseguida la religión cristiana. Por España se extendía de modo prodigioso y había que atajarla. Para ello envió como prefecto al cruel Daciano que regó de sangre inocente todas las tierras españolas.

Aunque hayan desaparecido las Actas Martiriales han llegado hasta nosotros noticias fidedignas de la heroicidad y martirio de Santa Engracia. El inspirado poeta Prudencio, en su Libro de las Coronas, himno IV, después de cantar maravillosamente el valor de estos mártires, les contempla llegando al cielo "donde serán presentados por un ángel, al mismo tiempo que la virgen Engracia...".

Han llegado hasta Zaragoza noticias de las barbaridades que por donde pasa realiza el impío Daciano. Ya se conocen los pormenores y valentía de Eulalia de Barcelona. Aquellos días se encontraba en Zaragoza la noble joven Engracia, que venía de Brácara y se dirigía hacia el Rosellón acompañada de un numeroso cortejo para encontrarse con su prometido y allí contraer matrimonio cristiano.

Al llegar a Zaragoza, coinciden con la venida de Daciano y sus órdenes de persecución contra los cristianos. Santa Engracia confiesa su fe y se atreve a defender a los seguidores de Cristo.

Su martirio ha quedado como uno de los más violentos y mereció uno de los mejores himnos de Prudencio. Después de ser arrastrada por las calles del tiro de unos caballos, es azotada con garfios hasta sacarle el hígado y dejar a la vista de todos, su corazón, para terminar atravesándole la cabeza con un clavo. el 16 DE ABRIL del año 304.

Engracia no iba sola. Le acompañaban como apuestos caballeros todos los pajes de su séquito dispuestos a correr la misma suerte que su Dama ya que era su misma fe la que profesaban. Eran éstos, para feliz memoria: Luperco, Optato, Suceso, Marcial, Urbano, Julio, Quintiliano, Publio, Frontón, Félix, Ceciliano, Evencio, Primitivo, Apodemio, Maturino, Casiano, Fausto y Jenaro. Zaragoza, impresionada, dedicó prontamente una cripta con su nombre, para albergar sus reliquias y las de los 18 acompañantes: Lupercio, Optato y Sucesio; Marcial, Urbano y Julio: Quintiliano. Publio y Froncio; Félix. Ceciliano y Evencio: Primitivo, Apodemo y Maturino; Casiano. Fausto y Jenaro; y también las "santas masas" de los llamados Innumerables Mártires.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

 


Respuesta  Mensaje 18 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 21/04/2010 13:43

"Soy yo, no teman".

Jn 6, 16-21

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Cuando leemos el Evangelio según San Mateo, la narración de este episodio es más extensa y detallada, además nos relata como Pedro camina sobre el agua hacia Jesús, ahora bien, si leemos a San Juan, es al contrario, más breve. Entendemos la omisión de Marcos, talvez se deba a la modestia de Pedro, a quien Marcos acompañó.

Según el relato de san Marcos, Jesús, después de la multiplicación de los panes, obligó a los apóstoles a embarcarse, y les ordena ir a la otra orilla, “hacia Betsaida.” Pero, según san Juan, Jesús les da la orden de ir hacia Cafarnaúm. Cafarnaúm y Betsaida no se encuentran en la misma ribera. Cafarnaúm se halla en la orilla occidental del Lago; Betsaida, en la parte nordeste del mismo. Una primera solución sería que fuesen más bien costeando, por lo cual, para ir a Cafarnaúm, tendrían que pasar en la dirección de Betsaida, que es marítima. Pero ellos van a la otra parte del mar. Y efectivamente llegaron a donde se dirigían y desembarcan “en Genesaret” (Mateo y Marcos), sin duda a la región que ocupa unos cinco kilómetros sobre el Lago. Esta doble orientación — Cafarnaúm-Betsaida — ha hecho que algunos interpretan la palabra hacia en sentido de enfrente de.

Pero también puede ser que san Marcos y san Juan citasen libremente, en el sentido que con ello sólo buscan orientar a los lectores un punto de referencia en general, quizás a san Marcos cita a Betsaida porque fuese mejor conocido para los mismos, ya que era la patria de Pedro (Jn 1:44).

Pero los que nos interesa es destacar la impresión que causa a los apóstoles la escena de Jesucristo caminando sobre el mar; los apóstoles quedaron en extremo estupefactos. San Marcos añade la razón: porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida.

No es que no se hubiesen dado cuenta de la multiplicación de los panes y peces, puesto que ellos reconocieron primero que no había más que cinco panes, y luego recogieron de sobras doce cestos, sino que no habían sacado la conclusión que de allí se había de deducir el mesianismo de Jesús. Ellos mismos habían recibido el poder de hacer milagros en su misión por Galilea, y así, siendo ellos hombres, no acababan de ver lo que significaba el poder que en propiedad tenía Jesús, por esos estaba su mente enceguecida.

En este fragmento del Evangelio, se nos muestra el poder que tiene Jesús sobre los elementos de la naturaleza, revelando así que El es Dios, al que toda las cosas están sujetas, es decir, este milagro de Jesús es otro signo de su divinidad.

Cuando leemos este pasaje en san Marcos, Jesús despide a los apóstoles para retirarse a la montaña a orar. Este es un buen ejemplo para nosotros, no debemos descuidar la oración, ella esta por encima de todo tipo de preocupaciones. En este ejemplo Jesús nos enseña que hay tiempo para el trabajo y también para orar. Es decir, hagamos tiempo para nuestra tarea apostólica, pero no descuidemos el tiempo para tratar a solas nuestras cosas con Dios.

Para todo, siempre debemos poner en primer lugar la oración, ante cualquier cosa es preciso hablar con el Padre, especialmente si hablaremos de Dios. Jesús no deja nunca de orar, los Evangelios nos muestran muchas situaciones donde El se retira a orar, y busca la soledad para hacerlo. Muchas veces hablamos mucho, somos inquietos, queremos hacer muchas cosas, pero la actividad mas importante es orar, es la mejor forma de utilizar el tiempo, y no se puede considerar como algo secundario.

Cuando planifiquemos la actividad del día, incluyamos unos minutos para la oración, y dejemos esos instantes para dedicarnos con constancia a comunicarnos con nuestro Padre y que nada nos aparte de esta intención.

Y cuando estemos solos, o cuando nos veamos solo, aprendamos a sentir la presencia del Señor, El siempre quiere estar con nosotros, lo hemos visto que no deja de preocuparse por sus apóstoles y esta justamente ahí, donde el peligro asecha, para animarnos y darnos confianza. Es lógico asustarse si no tenemos a Jesús junto a nosotros, es normal que nos sintamos solos si no tenemos su compañía. Pero ahí está Jesús dándonos tranquilidad y diciéndonos "Soy yo, no teman".

En muchas ocasiones perdemos la tranquilidad, y tenemos a nuestro alrededor una tormenta de preocupaciones y nos sucede que no identificamos la voz de calma que nos da el Señor o nos cuesta mucho reconocer su presencia, seguramente esto es porque estamos algo alejados de Dios, y entonces no hundimos en la inseguridad que esta bajo nuestros pies. Cuando esto suceda busquemos tomar la mano salvadora de Jesús que se extiende hacia nosotros, y hagámoslo poniendo mucho de nuestra parte.

En efecto, tenemos que poner mucho de nosotros y hacerlo en forma habitual cada día, ya que Jesús nos pide esfuerzo, y si damos todo de si, podemos confiar en la ayuda de Jesús. Frente al peligro, El nos extenderá cariñosamente las manos para salvarnos, pero nos hará ver la poca fe, nos echará en cara que si estuvimos en peligro y tuvimos miedo fue por no confiar en El o por que no hemos distanciados de El.

Todo volvió a la calma en el momento que Jesús se reunió con ellos. Todo es distinto cuando nosotros recibimos a Jesús, es cuestión de fe, esa fe que debe guiar nuestra vida, nuestro propósitos, nuestros planes, fe que debemos mantenerse viva, para que ilumine la fuente de energía que permite vivir en el amor del Padre, y para que no se apague y no descuidemos la oración.

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

BEATO BAUTISTA MANTUANO, presbítero   + 1516

"El Virgilio cristiano". "El Príncipe de los poetas latinos del cristianismo". "El humanista más santo y el santo más humanista"... Todo esto se ha dicho del Beato Bautista Spagnoli o Mantuano. De ambas formas se le conoce.

Nació el 17 DE ABRIL de 1447 en Mantua, hijo de Pedro Modover, de origen español y de Constanza Maggi, de Brescia. Hizo sus estudios primero en su ciudad natal y después frecuentó varias Universidades llamando en todas partes la atención por su inteligencia y, sobre todo, por su inspiración poética. Siendo muy joven ingresó en la Congregación Mantuana - que era una especie de Reforma pero dependiente del Padre General - de la Orden Carmelitana en la que hizo su profesión religiosa el 1464.

Por su inteligencia y por las virtudes que adornaban su alma pronto se ganó la confianza de sus superiores y por ello le encomendaron graves empresas. Sin haber cumplido los veinte años ya pronunció el discurso al Capítulo Provincial.

Terminados sus estudios, fue ordenado sacerdote en Bolonia y allí recibió de la universidad el Magisterio en Teología el año 1475.

Después desempeñó varios y delicados cargos como Prior de varios conventos, Maestro y definidor hasta que llegó al cargo de mayor responsabilidad en 1483 al ser elegido Vicario General de toda la Congregación, siendo después reelegido por cinco veces consecutivas hasta que el 1513 fue elegido Prior General de toda la Orden.

Mucho trabajó en favor de la Iglesia y de su Orden. Extendió la Orden y luchó para que la observancia regular se viviera en toda ella con gran florecimiento. Tomó parte en varias Comisiones y Empresas Pontificias y en el Concilio V de Letrán.

En favor de su Orden escribió un precioso tratado: Apología de la Orden Carmelita. En pro de la Iglesia escribió varios tratados y muchas poesías defendiendo a los Papas y la misma Iglesia, contra los que la atacaban.

Tuvo gran amistad con los hombres más famosos de su tiempo y se aprovechaba de esta amistad para atraer hacia Cristo a aquellos hombres a veces tan alejados de la fe. El famoso Juan Pico de la Mirándola--se dice que ha sido junto con Galileo Galilei el más sabio de todos los siglos--le tenía en una alta estima y decía que los versos de nuestro Beato "eran divinos y santísimos".

Escribió más de 50.000 versos y de las materias más diversas, siempre, es natural, para llevar almas a Cristo y para extender la doctrina del Evangelio y en defensa de la Iglesia. Fue sin duda alguna uno de los humanistas más ilustres y más conocidos de su tiempo y como alguien dijo "hizo servir a Cristo su prodigiosa vena poética".

La dedicación a sus delicados cargos y su trato con las personalidades más famosas de su tiempo no le distrajeron de la vivencia de su carisma o ideal carmelitanos, consistentes, sobre todo, en su vida de oración y de tierno amor a la Virgen María. Sobre su oración a la que dedicaba varias horas al día y nada ni nadie lograba posponerla, escribió, todavía novicio, a su padre que trataba de disuadirle de la vida que acaba de abrazar: "Si deseas saber qué es lo que hacemos y a qué dedicamos nuestro día te lo diré en una sola palabra: ORAMOS".

El futuro San Pío X, siendo Obispo de Mantua, en 1885, cuando el Papa León XIII beatificó a nuestro Mantuano, pronunció un precioso discurso. Entre otras cosas dijo: "Muchas y admirables fueron las cosas que el Bto. Mantuano obró por la Orden Carmelitana... Por él este Instituto del Carmelo llegó a su máxima gloria, poblando la Iglesia de santos y de habitantes el cielo...". Lleno de méritos murió en Mantua el 20 de marzo de 1416.

El papa León Xlll el 17de diciembre de 1885 aprobó su culto inmemorial.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.


Respuesta  Mensaje 19 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 21/04/2010 13:44

¿Me amas?”. Él le respondió: “Sí, Señor, sabes que te quiero”

Jn 21, 15-19

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1.      SE APARECIÓ OTRA VEZ A LOS DISCÍPULOS A ORILLAS DEL MAR DE TIBERÍADES

Sin decir más, san Juan sitúa a los apóstoles en Galilea, El que los apóstoles estén en Galilea, sin decirse más, es decir no expresa o no se dice formalmente, pero se supone una relación histórica de la narración de san Juan con los otros evangelios, los sinópticos. En éstos, Jesús primero les había anunciado según san Mateo 26:32; san Marcos 14:28 y luego les había ordenado por el ángel en san Mateo 28:7-10; y san Marcos 16:7 ir a Galilea después de su resurrección, en donde le verían. Alejados de los peligros de Jerusalén, tendrían allí el reposo para recibir instrucciones sobre el reino por espacio de cuarenta días.

Los apóstoles debieron de volver, de momento, a sus antiguas ocupaciones. Sin Jesús a junto a ellos, se encontraban desconcertados hasta recibir nuevas instrucciones. Es lo que se ve en esta escena. Pedro debió de volver a su casa de Cafarnaúm. San Juan, dice que estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos también apóstoles, ya que allí estaban conforme a la orden del Señor de volver a Galilea.

Como nota al margen, es extraño en este pasaje el que se diga de Natanael que era de Cana de Galilea, cuando ya antes lo expuso, con cierta amplitud san Juan 1:44, donde dice Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro.  Su presencia entre el grupo de los apóstoles se explicaría mejor admitiendo que también se le conoce como Bartolomé, así le llaman los otros evangelistas. También es notorio que san Juan, nunca había citado los hijos del Zebedeo, que son Juan y Santiago el Mayor de esta forma, cuyo silencio y anonimato confirma la tesis de ser él el autor del cuarto evangelio. Estas contradicciones, hace que algunos digan que la redacción de este capitulo no es toda de san Juan.

2.      MUCHACHOS, ¿TIENEN ALGO PARA COMER?.

Pedro aparece con la iniciativa, dice el Evangelio; Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Al anuncio de ir a pescar, se le suman también los otros, pues ellos le respondieron: Vamos también nosotros. Habían vuelto al trabajo. Debía de ser ya el atardecer cuando salieron en la barca, pues aquella noche no pescaron nada. La noche era tiempo propicio para la pesca. Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él. Ellos no lo conocieron, sea por la distancia, sea por su aspecto, como no le conoció Magdalena ni los peregrinos de Emaús. Talvez pensaron que era un espectador. Jesús se expresa como quien tiene gran interés por ellos, y les habla en tono animado. Les pregunta si tienen algo de pesca para comer. Jesús les dijo: Muchachos, ¿tienen algo para comer?. Acaso piensan en algún mercader que se interese por la marcha de la pesca para comprarla. A su respuesta negativa, les da el consejo Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán. Ante el fracaso nocturno, se decidieron a seguir el consejo.

Siempre había gentes experimentadas en las cosas del mar. En el Tiberíades también hay verdaderos. De suyo no suponía esto un conocimiento sobrenatural. Desde la orilla, un hombre en pie puede ver un banco de peces que no se perciben desde la barca. Echada la red, ya no podían arrastrarla por la multitud de la pesca obtenida. Esta sobreabundancia o plenitud es un rasgo en el que san Juan insiste en su evangelio: tal en Cana (2:6); en el agua viva (4:14; 7:37ss); en la primera multiplicación de los panes (6:11); en la vida abundante que da el Buen Pastor (10:10); lo mismo que en destacar que el Espíritu había sido dado a Jesús en plenitud (3:34).

3.      SIMÓN PEDRO OYÓ QUE ERA EL SEÑOR

En el Evangelio de San Lucas, 5:4-11 encontramos este relato; Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen las redes para pescar. Simón respondió: Maestro, por más que lo hicimos durante toda la noche, no pescamos nada; pero, si tú lo dices, echaré las redes. Así lo hicieron, y pescaron tal cantidad de peces, que las redes casi se rompían. Es fácil entonces, pensar si este relato de la pesca milagrosa de san Juan es sustancialmente el mismo de la pesca milagrosa que relata san Lucas. La confrontación de ambos hace ver puntos de contacto. Naturalmente que pueden ser escenas distintas. Pero para quien conoce los usos de los evangelistas y cómo las tradiciones se mezclan, se puede preguntar si no hay aquí una misma tradición que encontró dos expresiones diferentes. En este caso, retocadas, o san Lucas la habría adelantado para ponerla en función de las escenas de vocación de discípulos, o san Juan la retrasa o la mantiene en su situación histórica, como preludio a la importante aparición de Jesús, y destacándola con valor histórico-simbolista.

Ante esta aparición y en aquel ambiente de la resurrección, san Juan percibió algo, evocado acaso por la primera pesca milagrosa (Lc 5:1-11), y al punto comprendió que aquella persona de la orilla era el mismo Jesús. Esto fue también revelación para Pedro. El dolor del pasado y el ímpetu de su amor — el carácter y la psicología de Pedro — le hicieron arrojarse al mar para ir enseguida a Jesús. El peso de la pesca le hizo ver el retraso de la maniobra para atracar, Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua

San Juan hace una precisión, se ciñó la túnica. Estudiando las tradiciones de la época, dicen que en el lago de Genesaret el agua y el aire se conservan calientes en aquella estación del año aun durante la noche. Los pescadores suelen quitarse los vestidos ordinarios y echarse encima una especie de túnica ligera de pescador, sin ceñírsela con el cíngulo; de ese modo, en caso de necesidad, están dispuestos a nadar. Los pescadores entonces no tienen dificultad en dejar los vestidos ordinarios durante la faenas y evitan comparecer en traje de trabajo delante de los que no son iguales a ellos. Dice el Evangelio; que era lo único que llevaba puesto,  es decir, no completamente vestido, cuando san Juan le dijo: Es el Señor. Entonces podemos decir, que no sólo para nadar con más seguridad, sino también por cierto sentimiento de decencia, antes de echarse al agua se ciñó Pedro la túnica con el cíngulo.

4.      TRAIGAN ALGUNOS DE LOS PESCADOS QUE ACABAN DE SACAR.

Los otros discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red cargada de pesca, ya que no estaban lejos de la costa. Estaban como a unos 200 codos, sobre unos 90 metros. Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Pero, cuando ya están estos discípulos en tierra, Jesús les manda traer los peces que acaban de pescar. Jesús les dijo: Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar.

Para esto, Pedro, espontáneamente, acaso por ser el dueño de la barca, subió a ella y arrastró la red a tierra. Se hizo el recuento y habían pescado 153 peces grandes. Posiblemente se quiera decir con esto que, en el recuento global, éstas eran las mejores piezas. Preguntándome porque San Juan es tan preciso en la cantidad, no encontré mucha consistencia. Por eso me inclino  que tiene un valor simplemente representativo. El evangelista destaca, sin duda con este valor simbolista, el que, con ser tantos los peces capturados, no se rompió la red.

5.      JESÚS LES INVITA A COMER.

El mismo tomó el pan al que acaba de aludir, e igualmente el pez, y les dio ambas cosas para comer. ¿Qué significan este pan y este pez sobre esas brasas, que Jesús — milagrosamente — les preparara y que luego les da a comer? Se piensa en que tiene un triple sentido, como afectivo: Jesús muestra su caridad; O como apologético: Jesús quiere demostrar con ello la realidad de su resurrección, como lo hizo en otras ocasiones (Lc 24:41-43; Hech 1:4), en las que El mismo comió como garantía de la verdad de su cuerpo; aquí, sin embargo, el evangelista omitió que Jesús hubiese también comido, para destacar el aspecto simbolista; esa comida dada por su misma mano a ellos les hacía ver la realidad del cuerpo de Jesús. Era el mismo Jesús que había multiplicado, en otras ocasiones, los panes y los peces, como seguramente aquí también multiplicó un pez y un pan para alimentar a siete discípulos; como allí era realmente El quien les daba el pan y peces que multiplicó, aquí también era realmente El mismo; y finalmente es un sentido simbólico.

En todo esto destaca el autor que ninguno se atrevió a preguntarle quién era, pues sabían que era el Señor. Era un motivo de respeto hacía El, como ya lo habían tenido, en forma igual, cuando hablaba con la Samaritana (Jn 4:27), máxime aquí, al encontrarse con El resucitado y en una atmósfera distinta. Por eso no se atreven a profundizar más el misterio

San Juan aclara que ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció resucitado a sus discípulos, conforme al esquema literario del evangelio de san Juan. Las otras dos veces fue en Jerusalén, la tarde misma de la resurrección, y la segunda, en las mismas condiciones, a los ocho días (Jn 20:19-29).

6.      LOS SIMBOLISMOS DE ESTA NARRACIÓN

San Juan, como he comentado, nos acusa muchos simbolismos en sus narraciones, como por ejemplo en este capítulo, acusa en su estructuración toda una honda evocación simbolista, especialmente en torno a Pedro. Pedro se propone pescar. Suben a su barca otros discípulos. El número de los pescadores que van en la barca de Pedro es de siete, número de universalidad. Por sus solos esfuerzos nada logran en la noche de pesca. Pero Jesús vigila desde lugar seguro por la barca de Pedro y de los que van en ella, lo mismo que por su obra. Por eso, les dice cómo deben pescar. El mandarles tirar la red a la derecha pudiera tener acaso un sentido de orientación a los elegidos (Mt 25:33).

La barca de Pedro sigue ahora las indicaciones de Jesús; Pedro es guiado por Jesús. Jesús orienta la barca de Pedro en su tarea, en su marcha. Y entonces la pesca es abundantísima. La Iglesia es guiada por Jesús. La red es símbolo de la del reino (Mt 4:19 par.), de la Iglesia, como la pesca milagrosa fue ya símbolo de la predicación de los apóstoles (Lc 5:10). Terminadas sus faenas, en nombre de Jesús — faenas apostólicas — todos vienen a Jesús. Es a El a quien han de rendírsele los frutos de esta labor de apostolado.

7.      JESÚS MIRA POR LOS SUYOS, POR SUS TAREAS Y FATIGAS.

Pan y peces fue el alimento que El multiplicó dos veces. El les tiene preparado un alimento que los repara y los apostoliza. El mismo se lo da. Evoca esto la sentencia de Jesús: Venid a mí todos los que estéis cansados y cargados, que yo os aliviaré (Mt 11:28). El que El lo tomó γ se lo dio parecería orientar simbólicamente a la eucaristía. El que esté un pez sobre brasas indica la solicitud de Jesús por ellos al asarles así la pesca, encuadrado también en el valor histórico-simbolista de la escena. Si les manda traer de los peces que han pescado y unirlos al suyo, hace ver que todo alimento apostólico se ha de unir al que Jesús dispensa (Jn 4:36-38).

Acaso también se pudiera ver un simbolismo en la frase de no preguntarle quién era, sabiendo todos que era el Señor. En la tarea apostólica, el apóstol sabe que Jesús está con él, lo siente y lo ve en toda su obra. También se piensa si podría ser un rasgo simbolista el que no pesquen nada en la noche, sino en la mañana, a la luz de Jesús.

8.      ¿ME AMAS MÁS QUE ÉSTOS? 

Después de la aparición a la orilla del lago, Jesús resucitado dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Esta escena tiene lugar poco antes de subir Jesús al Padre, es muy conmovedora, Pedro pasa por un examen de amor, Jesús lo pone a prueba, y Pedro la pasa. Pedro experimenta una situación especial, Recordemos que Pedro había negado tres veces a Jesús, y lo hizo en público, sin embargo ahora Jesús mira con gran bondad a su discípulo.

Como vemos en este fragmento del Evangelio, antes de confiar a Pedro la misión pastoral de la Iglesia, Jesús le pregunta una triple confesión de amor. Pero para Pedro, es como una forma de rehabilitación, ante su triple negación durante la pasión del Señor.

Jesús, emplea dos formas amar y querer. El pregunta por dos veces ¿me amas? amor de caridad y misericordioso, que refleja en cierto modo el amor de Dios. Pedro responde humildemente Sí, Señor, sabes que te quiero, que es el verbo del afecto, de la amistad sincera. La tercera vez, sin embargo, Jesús pregunta Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?, así se pone a la altura de Pedro, condescendiendo amorosamente al nivel de Pedro. Entonces es cuando Pedro se entristece, al comprobar el amor inmenso del Maestro que no duda en ponerse a su misma altura.

Hermosa forma de establecer confianza, de comunión y de auténtico amor hacia Jesús. Luego le pasa a Pedro su misma misión: Apacienta mis ovejas.

9.      AMAR ES DARSE, PERO DARSE COMO JESÚS, SIN NINGUNA MEDIDA

El amor del apóstol se manifestará en su docilidad a los caminos de Dios en el servicio eclesial. El apóstol verdadero está siempre dispuesto a servir en cualquier circunstancia con obediencia y prontitud y sin olvidar que no hay amor más grande que dar la vida por sus amigos (Jn 15,13), como Jesús.

¿Como estamos nosotros para pasar la prueba? Si Jesús no examinara en esta materia, ¿la aprobaríamos? El cristianismo es amor, amar es darse, pero darse como Jesús, sin ninguna medida, porque el amor no tiene limites ni fronteras, menos tiempo de espera.

Pedro, respondió con generosidad y humildad, el estaba dispuesto a todo por Jesús. Pero el sabia que había negado al Maestro tres veces y en público y sin embargo el amor de Jesús, es inmenso, mira a su apóstol con ojos de infinita bondad, y estos hicieron surgir en su corazón sentimientos de sincera convicción; las lágrimas derramadas por Pedro le habían obtenido el perdón de Jesús. Pero para que el apóstol no abrigara ya ninguna duda del perdón y el recuerdo del pecado cometido no lo torturase más, quiso Jesús que públicamente le confesara su amor también tres veces.

10.  SEÑOR, TÚ LO SABES TODO; SABES QUE TE QUIERO

Sin embargo, Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero. En esta respuesta Pedro ya esta cambiando, ya no presume y se entristece al llegar a la pregunta número tres, cargada de alusiones dolorosas.

En este examen de amor, por que cual Jesús nos examina día a día, tenemos que responder personalmente ante El, es a nosotros a quien corresponde responder, nosotros somos los preguntados, no podemos refugiarnos en las respuestas de los demás, nosotros somos los únicos que sabemos si podemos responder: Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero.

Es así como también el Señor conoce muy bien la debilidad de Pedro y conoce la nuestra, pero Pedro apela a ese conocimiento aun más profundo que Jesús tiene de él: sabes que te quiero. Pero al responder Pedro, con esta respuesta de amor, asume un gran compromiso, ya que amas a Dios, tienes la responsabilidad de ser pastor de los demás y conducirlos a verdes praderas. El primado de Pedro, su responsabilidad sobre sus hermanos, es una carga que Jesús le confió, y que se apoya en una profesión de amor: Jesús le ha pedido incluso ser superior en el amor, ¿me amas más que éstos?

En esta prueba del amor de Jesús, nadie debe tratar de sustraerse al interrogante que Jesús nos hace en la persona de Pedro. Nos encanta estar al lado del Señor, nos entusiasma ser amigos suyos, nos emociona tener fe, nos maravillamos al oír su palabra, nos gusta saborear las maravillas de su amor misericordioso, pero en pocas ocasiones nos habrá examinado Jesús tan a fondo como lo hace hoy preguntándonos por el grado de nuestro amor y por la seriedad de nuestros compromisos de vida. Entonces no desperdiciemos esta oportunidad que nos da hoy Jesús de provocar en nosotros mismos un cambio radical y un reencuentro con el Señor que sea fecundo en gracia.

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

BEATA MARIA DE LA ENCARNACIÓN, religiosa + 1618

Se llamó en el siglo Bárbara Avrillot y fue hija de los nobles Nicolás, señor de Champalsteurs y de María L'Huiller, muy buenos cristianos que al no tener descendencia prometieron consagrarlo al Señor si les daba fruto de su matrimonio. Éste llegó el 1 de febrero de 1566 y la consagraron al Señor y a la Virgen María vistiéndola de blanco hasta la edad de siete años. Desde esa fecha vivió interna entre las Hermanas Menores de la Humildad de Longchamp llamando la atención por su sencillez y piedad.

Cuando salió del convento a los catorce años, aunque ella hubiera querido consagrarse al Señor en la vida religiosa, sus padres la encaminaron hacia el matrimonio y a los dieciséis años se casó con el vizconde Pedro Acarie al que amó y sirvió con toda su alma como correspondía a una fidelísima esposa. El Señor les concedió seis hijos que educaron cristianamente.

Al salir del convento como interna, sus padres pusieron a su servicio a una joven, Andrea Levoiz, que era una maravilla por su gran piedad, honradez y caridad para con todos. Andrea y Bárbara, criada y señora, viven íntimamente unidas en el camino de la santidad. Se ayudan en su vida interior y ambas corren parejas hacia la meta. Andrea ayuda en la educación de los hijos de su señora y amiga, tres de los cuales se consagrarán al Señor en el mismo género de vida que lo hará su misma madre cuando se vea libre de las ataduras del mundo.

Todo parecía caminar viento en popa cuando vino a visitarle la prueba. Los enemigos de la Iglesia la atacan sin piedad. La herejía protestante se extiende cada día por Francia. El rey Enrique IV destierra al esposo de Bárbara y ella le sigue a todas partes. Es objeto de calumnias e ingratitudes pero todo lo soporta con valentía de espíritu. A todos perdona. Bárbara sostiene y ayuda a su marido en esta dura lucha. Ella misma es ayudada por su primo, el famoso cardenal Pedro de Bérulle, y por el mismo San Francisco de Sales.

Pasada la tormenta se extiende por toda Francia la noticia de las Carmelitas reformadas por Santa Teresa y se leen las maravillosas Obras de esta gran santa castellana. Es por el 1601. Bárbara Lee sus obras y el Señor va obrando maravillas en su alma. Pide consejo, ora mucho y se decide. Ella va a arreglar todas las cosas para que estas santas mujeres, las hijas de Teresa de Jesús, puedan venir a fundar también a Francia. Así obtiene el permiso del Papa Clemente VIII el 13 de noviembre de 1603 por el decreto "In supremo" para que sea una realidad, lo que sucede el 29 de agosto de 1604 que llegaban de España las seis primeras carmelitas descalzas al frente de las cuales iba Ana de Jesús y la conversa Beata Ana de San Bartolomé.

Seguidamente cooperó nuestra beata en la fundación de Pontoise de Digione y de Amiens en el que vio con alegría ingresar a tres de sus hijas. Por todos es considerada como la "Madre y fundadora del Carmelo Teresiano en Francia". Mientras, Bárbara sigue entregada a sus obras de caridad, de piedad y de maceración de su cuerpo, hasta que el 1616 muere su marido sin que ella durante su enfermedad le dejara ni un instante. Fue verdaderamente un modelo de esposa y de madre.

Rotas las ataduras que la ligaban al mundo sólo ansía ya entregarse al Señor en la vida religiosa. Podía hacerlo en los conventos que ella había fundado y donde sabía que tendría muchos deudos, pero quiso elegir el más pobre y más lejano, el de Amiens, al que solicitó, con gran humildad, que la recibieran como hermana de obediencia. Se entregó de lleno a la vida de oración, penitencia y servicio en los trabajos más humildes. Recibió muchas gracias del cielo y también hubo de sufrir no pocas incomprensiones y enfermedades que llevo con gran paz y hasta con alegría.

Por su delicado estado de salud, el 7 de diciembre de 1616 fue enviada al Carmelo de Pontoise, donde, confortada por el viático y por éxtasis y visiones celestiales, entregó su alma al Señor el 18 de abril de 1618.

El papa Pío VI la beatificó el 5 de junio de 1791.

Su cuerpo reposa en la capilla del convento de Pontoise.

"El Virgilio cristiano". "El Príncipe de los poetas latinos del cristianismo". "El humanista más santo y el santo más humanista"... Todo esto se ha dicho del Beato Bautista Spagnoli o Mantuano. De ambas formas se le conoce.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.


Respuesta  Mensaje 20 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 21/04/2010 13:45

"La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado"

Jn 6, 22-29

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Las gentes están impresionadas, maravilladas con Jesús, el milagro que él ha hecho multiplicando los panes es extraordinario, entonces no quieren separarse de El.

Después que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, despidió a la multitud después de la multiplicación de los panes. Esto fue la misma tarde, al embarcarse los discípulos. El Evangelio dice que: Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla, es decir un pequeño grupo se habría quedado allí, a la espera de Jesús, que no había embarcado, y que acaso ese a lo que alude san Juan, es decir, en la región de et-Batiha, donde multiplicó los panes.

Las gentes que se habían retirado, lo mismo que la que se había quedado, habían constatado esto: que Jesús no había embarcado con los discípulos, con eso queda ratificado que Jesús hizo su caminata milagrosa sobre las aguas, y que no había quedado allí más que una barca.

Dice el evangelio: Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan Pero al siguiente día de la multiplicación de los panes vinieron a este lugar diversas barcas procedentes de Tiberíades,  sin que se diga el motivo de esta arribada. Acaso en busca de Jesús, avisados por algunos de los que hubiesen retornado la víspera, o por el rumor de que se hallase allí. Tiberíades era capital y, situada en el lago, era el puerto principal de Galilea. Josefo, historiador judío, hace ver el gran movimiento de naves que en él había en ese lugar.

Como estas gentes que había quedado allí se dieron cuenta que no podían encontrar a Jesús, aunque no lo vieron embarcar; y como vieron que los discípulos se dirigieron a Cafarnaúm, aprovecharon la oportunidad de estas barcas que acababan de llegar de Tiberíades, se embarcaron en ellas, dice san Juan: subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.  Aquí lo van a encontrar, y en esta villa tendrá lugar el discurso sobre el “Pan de vida.”

Otro rasgo de tipología eucarística de este relato de San Juan está en cómo alude a la multiplicación de los panes: atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias. Su confrontación con los relatos de la institución eucarística lleva a esto (cf. Lc 22:20; 1 Cor 11:25). El sentido tipológico vale aunque sea interpolación.

Prestemos atención a parte del hermoso discurso sobre la diferencia y necesidad de un alimento espiritual, que Jesús hace al encuentro con las multitudes en la región de Cafarnaúm.

Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: Maestro, - cuándo llegaste - . La pregunta que le hacen con el título honorífico de Maestro, Rabí, lleva un contenido sobre el modo extraordinario como vino. Sabían que no se había embarcado ni venido a pie con ellos. Deben haber estado maravillados, al pensar como había venido Jesús. Era un volver a admitir el prodigio en su vida.

La respuesta de Jesús pasa por alto aparentemente la cuestión para ir directamente al fondo de su preocupación. No le buscan por el milagro como signo que habla de su grandeza y que postula, en consecuencia, obediencia a sus disposiciones, sino que sólo buscan el milagro como provecho, Jesús les respondió: Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Que busquen, pues, el alimento no temporal, aun dado milagrosamente, sino el inmortal, el que permanece para la vida eterna, y éste es el que dispensa el Hijo del hombre, por eso le dice Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; y cuya garantía es que el Padre, que es al que ellos llaman Dios, el Padre, marcó con su sello. La credencial del que lo envía, son los milagros, los signos.

En nuestra realidad de hoy, con cierta pena vemos como sucede que hay personas que buscan en la religión algo que les resulte conveniente, entonces buscan a Dios no por Dios, sino por la ayuda que pudieran conseguir de El, y además exigen rapidez, luego suceden que la respuesta les tarda en llegar, entonces, pierden la fe y le dan la espalda la Señor. No es el alimento material el que debemos buscar, sino el que permanece por siempre, hasta la Vida Eterna.

Hasta aquí las multitudes,  y sobre todo los que los guiaban, no tienen dificultad mayor en admitir lo que Jesús les dice, principalmente por la misma incomprensión del hondo pensamiento de Jesús. Por eso, no tienen inconveniente en admitir, como lo vieron en la multiplicación de los panes, que Jesús esté sellado por Dios para que enseñe ese verdadero y misterioso pan que les anuncia, y que es alimento que permanece hasta la vida eterna.

De ahí el preguntar qué - Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios - es decir, para que Dios les retribuya con ese alimento maravilloso. Piensan, seguramente, que puedan ser determinadas formas de sacrificios, oraciones, ayunos, limosnas, que eran las grandes prácticas religiosas judías.

Pero la respuesta de Jesús es de otro tipo y terminante. En esta hora mesiánica es que - Jesús les respondió: - La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado -  Fe que, en San Juan, es con obras (San Juan 2:21; cf. San Juan 13:34). La multitud comprendió muy bien que en estas palabras de Jesús no sólo se exigía reconocerle por legado de Dios, sino la plena entrega al mismo.

Esto es lo que nos dice con mucha claridad Jesús, no está Dios para servir al hombre, al contrario, el hombre esta para servir a Dios. Dios atiende nuestras plegarias y necesidades, todo esto por el gran amor que les tiene a los hombres, pero debemos estar siempre dispuestos a servirle, haciendo su voluntad, viviendo una vida y una conducta agradable a Dios, y a El le dejamos su misericordioso auxilio.

Jesús, le dijo a Catalina de Siena: Tu preocúpate de Mi, Yo me preocupare de   y de tus cosas

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN LEÓN IX, papa 1002-1054

Bruno de Egisheim-Dagsburg nació en Alsacia el año 1002 y fue hijo de los condes de aquella comarca. Al bautizarlo le impusieron el nombre de Bruno. Estaba emparentado con los emperadores alemanes. De muy niño frecuentó la escuela episcopal de Toul llamando la atención a maestros y compañeros por su ingenio y bondad nada comunes.
Como sacerdote destacó por sus virtudes hasta el punto de ser conocido como “el buen Bruno”, capellán de su primo el emperador Conrado II.
Llamado al lado del Obispo Hermann de Toul trabajó con todas sus fuerzas por la reforma de las costumbres especialmente entre los clérigos. Se entregó a la vez a cuidar de los más pobres y necesitados. Tanto progresó en la virtud en cuantas empresas ponía la mano, que era conocido por todos como "el buen Bruno".


Muerto el obispo Hermann fue elegido por el pueblo y por el clero para sucederle como obispo de Toul. Se entregó de lleno a la misión y no se arredraba ante dificultad alguna. Fue con el ejemplo de su vida, sobre todo, el arma con que más trabajó para atajar tanto mal como se había ido introduciendo entre el clero. Era intransigente con los abusos y, sobre todo, era duro consigo mismo no permitiéndose a sí ni a los suyos obra alguna que pudiera escandalizar. Eligió como norma de su vida aquel dicho: "Vencer el mal por medio del bien". Se dio cuenta clara de que el futuro de la Iglesia estaba en la reforma de las grandes Ordenes religiosas y que una vez reformadas éstas, no sería tarea difícil reformar al resto. Era muy grande el influjo que ellas ejercían entre el clero y el pueblo llano sin olvidar hasta los mismos príncipes. Muy activo y enérgico, peregrinó por media Europa para corregir vigorosamente los peores abusos (sobre todo la simonía y el concubinato de los clérigos), defendiendo la supremacía pontificia, impulsando la reforma de Cluny, sentando las bases de lo que será el derecho canónico, oponiéndose a herejías y llamando a su lado como canciller al gran Hildebrando.

Los Papas Clemente II y Dámaso II apenas pudieron hacer nada con la reforma que quisieron introducir porque sus pontificados fueron efímeros. Los reyes en esta época tenían un influjo casi totalitario en la designación de los Papas. Así Enrique III el Negro en diciembre de 1048 convocó la Dieta de Worms y propuso a Bruno de Toul como candidato a sucesor de la silla de San Pedro y fue gustosamente aceptado por todos. A pesar de su resistencia hubo de aceptar porque veía ser la voluntad de Dios.

Desde un principio se puso en contacto con los hombres más prestigiosos y santos de su época y los que eran más inclinados a cortar con los abusos que poco a poco se habían ido introduciendo en la Iglesia. Este fue su gran acierto, ya que ayudado de ellos, y formando a otros como sucesores suyos, pudo la Iglesia encontrar su verdadero rostro afeado especialmente durante las últimas décadas. Estos fueron los principales: San Hugo de Cluny, el arzobispo Halinard de Lyon, San Pedro Damián y sobre todo el futuro Papa Gregorio VII, el gran Hildebrando.

León IX hizo comprender a todo el mundo que el Papa era quien gobernaba y no sólo presidía. Dictó leyes muy importantes y las hizo cumplir, especialmente a los príncipes y clérigos, sobre estos dos puntos que tanta necesidad tenían de una tajante reforma.

Una trayectoria ejemplar de padre que defiende la pureza de la fe y de las costumbres, y la independencia de la Iglesia, interviniendo en la política mundial para poner paz con un talante de bondad evangélica que desarmaba a sus mismos enemigos.

En este misterioso nudo de lo humano y lo trascendente que es siempre la Iglesia y su cabeza visible parece como si desde nuestra perspectiva los esfuerzos más admirables y los éxitos clamorosos tuviesen que estar siempre empañados por la imprudencia, el fracaso y el error, como si todo gobierno, incluso el de los sucesores de Pedro, llevara un estigma de grave imperfección.

Tan santo pontífice, con grandes dotes para serlo, vio iniciarse la polémica con el patriarca de Constantinopla que conduciría después de su muerte al cisma de Oriente, y su desafortunada guerra defensiva contra los normandos en el sur de Italia concluyó con una derrota y con el cautiverio del propio León.

Murió el 1054 y fue muy llorado por los romanos por su gran bondad.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.


Respuesta  Mensaje 21 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 21/04/2010 13:47

"Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed".

Jn 6, 30-35

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

La gente preguntó a Jesús: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti?, Los que le preguntaban esto a Jesús, aún no están convencidos, en el capitulo anterior de este evangelio, había comentado que las gentes estaban impresionadas, maravilladas con Jesús, el milagro que él hizo multiplicando los panes fue extraordinario, entonces no querían  separarse de El. Sin embargo, estos que preguntan vienen, por una lógica insolente, a pedirle un nuevo milagro, y preguntan casi despectivamente: ¿Qué obra realizas?

En ellos, esta presente el hecho del Éxodo. El desierto, la multiplicación de los panes en él, contra el que evocará la multitud el maná y dicen a Jesús: Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo. La murmuración de estos judíos contra Jesús, como Israel en el desierto, y, por último, la Pascua próxima, es un nuevo vínculo al Israel en el desierto. Ya el solo hecho de destacarse así a Jesucristo es un modo de superponer planos para indicar con ello, una vez más, la presentación de Jesús como nuevo Moisés: Mesías.

Los judíos exigían fácilmente el milagro como garantía. La multiplicación de los panes les evocaba fácilmente, máxime en aquel lugar desierto en el que habían querido proclamarle Rey-Mesías, el milagro del maná. Y esto es a lo que aluden y alegan. Los padres en el desierto comieron el maná (Ex 16:4ss). La cita, tal como está aquí, evocaba, sobre todo, el relato del maná, pero magnificado en el Salterio, en el que se le llama pan del cielo (Sal 105:40; Neh 9:15; Sal 16:20). La cita era insidiosa. Pues era decirle: Si Moisés dio el maná cuarenta años, y que era pan del cielo, y a una multitud inmensamente mayor, pues era todo el pueblo sacado de Egipto, y, a pesar de todo, no se presentó con las exigencias de entrega a él, como tú te presentas, ¿cómo nos vamos a entregar a ti? Por lo que le dicen que, si tiene tal presunción, lo pruebe con un milagro proporcionado.

Estaba en el ambiente que en los días mesiánicos se renovarían los prodigios del Éxodo (Miq 7:15). El Apocalipsis apócrifo de Baruc dice: “En aquel tiempo descenderá nuevamente de arriba el tesoro del maná, y comerán de él aquellos años.”  Y el rabino Berakhah decía, en síntesis, “El primer redentor (Moisés) hizo descender el maná. E igualmente el último redentor (el Mesías) hará descender el maná.” 

Si el Mesías había de renovar los prodigios del Éxodo, no pasaría con ello de ser otro Moisés. ¿Por quién se tenía a Jesús? ¿Qué señal tenía que hacer para probar su pretensión? Pero la respuesta de Jesús desbarata esta argumentación, entonces respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo. Jesús es muy claro con ellos, así se los hace ver. En primer lugar, no fue Moisés el que dio el maná, puesto que Moisés no era más que un instrumento de Dios, así Jesús les dice: mi Padre les da el verdadero pan del cielo porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo. Es decir, aquel pan venía de otra realidad y no era el pan verdadero, porque sólo alimentaba la vida temporal; pero el verdadero pan es el que da la vida eterna; ni el maná tenía universalidad: sólo alimentaba a aquel grupo de israelitas en el desierto, mientras que el pan verdadero es el que desciende del cielo y da la vida al mundo.

¿A quién se refiere este pan que baja del cielo y da la vida al mundo? Si directamente alude a la naturaleza del verdadero pan del cielo, no está al margen de él su identificación con Jesús. Si la naturaleza del verdadero pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo, entonces es Jesucristo el que se identificará luego, explícitamente, con este pan. Los judíos, impresionados o sorprendidos por esta respuesta, tan categórica y precisa, pero interpretada por ellos en sentido de su provecho material, le piden que él les de siempre de ese pan, como la Samaritana (Jn 4:15).

Es así como ellos le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les respondió: Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed".

Probablemente vuelve a ellos el pensamiento de que Cristo es el Mesías, y esperan de El nuevos prodigios. Pero ignoran en qué consistan, y no rebasan la esperanza de un provecho material. Pero ese pan, que aún no habían discernido lo que fuese, se les revela de pronto: Yo soy el pan de vida

Nosotros estamos con hambre de verdad, sed de felicidad. Jesús, hace que estas aspiraciones sean verdaderas. En efecto, solo en Jesucristo podremos saciar esta hambre, solo con El podremos calmar nuestra sed. Jesús no solo nos entrega la verdad, el mismo es la Verdad del Padre. Entonces si nuestro corazón busca con desesperación la verdad y la felicidad, no la busquemos en otro lugar más que en Jesús.

San Agustín, escribió: “Señor, nos hiciste para ti y nuestro corazón esta inquieto y sin sosiego, mientras no descasa en TI”

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SANTA INÉS DE MONTEPULCIANO 1268-1317

Agnese Segni forma con Catalina de Siena y Rosa de Lima el gran trío de las santas dominicas.

Nació por el año 1274 de unos padres bien acomodados y muy buenos cristianos en Gracciano Vecchio, cerca de Montepulciano (Italia). Llevó una niñez normal pero pronto se despertó en ella el deseo de llevar una vida entregada al Señor por completo y para ello solicitó de unas monjas de Montepupciano que le vistieran su hábito que llamaban "el saco" cuando apenas contaba nueve años de edad.

Cuando nada más contaba quince años abrazó la vida religiosa llamando la atención por su entrega sin límites a toda clase de sacrificios y a la más rigurosa vida de observancia regular. Pronto todas las monjas se fijaban en Inés y trataban de copiar sus virtudes. Era como una regla viva para todas. Ella, en compañía de Margarita, que había sido su maestra y guía en la vida monacal, dio comienzo a la fundación de un convento que pronto llamaría la atención por la irradiación de frutos de santidad que de él se desprenderían por toda aquella comarca. Fue el célebre convento de Proceno en el que a sus dieciocho años ya fue nombrada abadesa del mismo.

Como la fama de Proceno se extendía de día en día, los buenos hijos de Montepulciano quisieron que también allí, en su pueblo natal, hiciera otra fundación para que sirviera como de irradiación espiritual y saneamiento de costumbres. Sobre las ruinas de unas casas de lenocinio, en «un lugar de pecadoras», «sin nada, sólo contando con la Providencia», junto con dieciocho doncellas funda un monasterio en el que iba a vivir el resto de sus días.

Después de tener una visión en la que se le aparecieron tres naves con tres santos como capitanes - Agustín, Francisco y Domingo - invitándola a embarcar, se puso bajo la tutela de los dominicos, y llevó una mortificada vida que iluminaron éxtasis, visiones y milagros.

Raimundo de Capua nos ha contado el chorro de poéticos prodigios que se vinculan a su paso por la tierra: las flores que nacían donde ella se arrodillaba, el favor que le concedió la Virgen poniendo en sus brazos al Niño Jesús (antes de devolvérselo a su Madre, arrancó la crucecita que llevaba al cuello y la guardó como el más preciado de los tesoros).

Cae enferma. Tiene sólo cuarenta y tres años. Sufre mucho. Obra milagros en aquella misma hora de su muerte. Es el 20 de abril de 1317.

Santa Catalina de Siena, que era muy devota de esta santa, y que hizo una peregrinación a su tumba, en su Diálogo pone en boca de Jesucristo un conmovido elogio de Inés de Montepulciano: “La dulce virgen santa Inés, que desde la niñez hasta el fin de su vida me sirvió con humildad y firme esperanza sin preocuparse de sí misma”. Es difícil resumir en menos palabras el mejor programa de santidad.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de

Respuesta  Mensaje 22 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 21/04/2010 13:48

“El que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna y que yo lo resucite en el último día”

Jn 6, 35-40

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Jesús dijo a la gente: Yo soy el pan de Vida. Jesús comienza proclamándose Pan de vida. Y lo es, conforme a otros pasajes de San Juan, porque es el pan que confiere y nutre esa vida. Así nos dice luego: El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.

Es un pensamiento que expresa una misma realidad: la necesidad de creer en Jesús, pero fe con y entrega a El. La Sabiduría invita a los hombres a venir a ella, a incorporarse a su vida. Así Jesús se presenta aquí evocando la Sabiduría. Es Jesús la eterna Sabiduría a la que hay que venir, incorporarse y vivir de El (San Juan 15:5; 7:37.38).

Por eso, el que está creyendo en El en un presente actual y habitual, éste está unido a Jesús, Sabiduría y Vida, por lo que, nutriéndose de El, no tendrá ni más hambre ni sed, de lo que es verdadera hambre y sed del espíritu.

Esto no exige ni supone que no pueda haber progreso y desarrollo en esta vida que da al alma Jesús-Sabiduría. El mismo San Juan lo enseña en varios pasajes de su evangelio. Pues el agua de la gracia es fuente de buenas obras (San Juan 4:14), y Jesús exige el que se dé mucho fruto (San Juan 15:8).

Es el mismo pensamiento que, vinculando allí esta fe a la voluntad del Padre, como dice Jesús, mi Padre, que todo el que ve al Hijo y cree, tenga la vida eterna; por lo que es evocado con ella el que será resucitado en el último día por Jesús. Ésta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna y que yo lo resucite en el último día.

El pensamiento está expuesto con dos formas del presente: el que ve al Hijo y cree tiene la vida eterna. No basta ver al Hijo con el hecho de sus milagros y rúbrica divina es necesario creer en El, en que es el Hijo de Dios, y entregársele como a tal. El que, así viendo a Jesús, está creyendo en El, tiene la vida eterna. No dice que no pueda perderla. Habla en el supuesto de una fe actual y operante. Así posee la vida eterna. Lo que le evoca la plenitud escatológica de vida: ser resucitado en la resurrección final.

Más Jesús, al llegar aquí, dice a los judíos, en un paréntesis de amargura y reproche, que ustedes me han visto  — con el halo de sus milagros —  y sin embargo, no creen.

Si ellos se resisten en venir a Jesús, aparte de su culpa, han de saber que hay, en el fondo de ello, un misterio profundo. No les basta ser hijos de Abraham ni pertenecer al Israel carnal para pensar en salvarse, como se estimaba en ciertos medios judíos, de los que el mismo evangelio se hace eco (Mt 3:8-10; Lc 3:8). Es el plan del Padre. Es un misterio de predestinación: Todo lo que me da el Padre viene a mí.  Teológicamente no se trata de una “predestinación” definitiva, sino del hecho de venir o no venir a Jesús de los judíos, y esto según la naturaleza de las cosas. 

El  que está creyendo en Jesús, supone la hipótesis de mantenerse en esa fe actuante. Pero no quiere decir que no se pueda perder (San Juan 6:66), o que otros no la puedan adquirir, del mismo modo que San Juan se expresa en otros casos (San Juan 15:1-7). El pensamiento que aquí se destaca es que la gracia de la fe, por la que se llega a Jesús, Vía y Vida, aparece como la ejecución misericordiosa y gratuita de un designio providencial, de una gracia preveniente y gratuita.

Pero también se acusa la libertad y culpabilidad de los que, viendo a Jesús como al Hijo de Dios, no creen en El. Si así no fuese, no sería este el reproche que Jesús dirige por esto a los judíos ustedes me han visto y sin embargo, no creen ni podría ser reproche, sino excusa de ellos por una imposibilidad sobrenatural debida a que el Padre, sin culpa de ellos, no les concedía esta gracia. La gracia del Padre no falta — ven a Jesús —, Pero el plan del Padre es, pues, éste: que todo lo que ha de salvarse pase por Jesús. Todo lo que el Padre le dio a Jesús, con esta voluntad consiguiente, viene a Jesús para que se salve.

Pero ¿cuál es la actitud de Jesús ante estos que el Padre le envía? Esta es su enseñanza: al que venga a mí yo no lo rechazaré. Jesús da la razón profunda de su conducta frente a estos que el Padre le dio. La razón de su vida es obedecer al Padre y cumplir su obra (San Juan 4:34). Por eso El bajó del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y la voluntad del Padre, dice él mismo, es que no pierda nada de lo que me ha dado, sino que lo resucite en el último día.

Si la voluntad del Padre es que todo pase por Jesús, es también su voluntad que se pase por El para salvar a los que pone en sus manos. Y como esta fe en Jesús da la vida eterna, se evoca aquí, como complemento definitivo y plenario de la misma, la misión igualmente complementaria y plenaria de Jesús en esta obra de vida eterna: el que El mismo resucite a estos creyentes en El, y así lo dice la final de este hermoso y esperanzador evangelio que yo lo resucite en el último día.

Jesús dijo en una ocasión; -  Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra – (San Juan 4,34).  Dejemos que el Padre celestial lleve a cabo su tarea en nosotros, porque es seguro y cierto que el tiene un plan y un proyecto de realizar en nosotros, esa es la obra de nuestra santificación, porque quiere posesionarnos por su Espíritu, y seguro que todo lo bueno que El quiere surgirá en nosotros.

Santa Teresita del Niños Jesús escribió: Que cosas tan hermosas haría Dios en las almas, si las almas se dejaran hacer.

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN ANSELMO, obispo y doctor de la Iglesia 1033-1109

El ilustre historiador cardenal Baronio llamó a nuestro Santo "la lumbrera del siglo XI y la Estrella de Inglaterra".

Anselmo de Aosta, Anselmo de Bec o Anselmo de Cantorbery son los tres nombres que ha solido recibir aquel en quien se debe reconocer al iniciador del pensamiento medieval. El primero de ellos hace alusión a su nacimiento en el Piamonte (1033), el segundo, a su vida monástica en tierra normanda (1063-1090) y el tercero a su episcopado en Inglaterra (1093-1109).

Nació en la ciudad de Aosta, en el Piamonte italiano el 1033. Su padre se llamó Gondulfo y era ambicioso, apasionado. Su madre de origen quizá menos noble pero enriquecida con muchas dotes sobrenaturales y, sobre todo, muy buena educadora y una excelente cristiana. Ella fue quien mayormente influyó en la formación del pequeño como después lo recordará él mismo con gran alegría.

También los monjes benedictinos tendrán gran parte en la formación de su espíritu. Llegará a decir más tarde: "Todo lo que soy se lo debo a mi madre y a los monjes benedictinos".

Pidió ser admitido religioso y vistió el hábito a los veintisiete años en el Monasterio de Bec, en Normandía. Pocos años después era nombrado Prior y después Abad de aquel célebre Monasterio. El ejemplo que en todo daba Anselmo era maravilloso. Se entregó a servir a todos con gran caridad. Se sentía feliz entregado a la oración y al estudio.

Los años que pasó como Abad en Bec fueron verdaderamente fecundos. Se entregó de lleno a su misión de Padre bondadoso y de alentador de cuantas obras se realizaban en el Monasterio, pero aún le quedaba tiempo para escribir, y dar clases.

Era un profundo filósofo, teólogo y conocedor de las ciencias de su tiempo, llegando a ser uno de los Padres más importantes de la Edad Media. Amaba tiernamente a la Virgen María y sobre Ella, escribió preciosos tratados. Se le llamó "el segundo San Agustín", tan profundo era en sus escritos y en sus clases. Escribió el Proslogion, con el célebre argumento ontológico para demostrar la existencia de Dios.

A la muerte de su gran amigo y compatriota Lanfranco de Pavía, también procedente de Bec, le sucedió como arzobispo de Canterbury.

Las paradojas de su personalidad son profundas y sugestivas; así, el monje piadosísimo, dulce y humilde, será de hierro en la enconada pugna con los reyes ingleses Guillermo II y Enrique I por la cuestión de las investiduras, fue desterrado en dos ocasiones y, como alguien ha dicho, retrasó en varios siglos la separación de Roma.

Es una de las figuras más atractivas por su don de gentes, al mismo tiempo que uno de los obispos que, a lo largo de los siglos, ha luchado con mayor denuedo por arrancar a la Iglesia de las manos de los poderosos: "Dios – dice este contemporáneo del papa Gregorio VII - nada desea tanto como la libertad de su Iglesia».

Pero por encima de todo, el nombre de Anselmo es el de un hombre de Dios, de "ese Ser tan perfecto que no se puede concebir nada mejor que él". El niño que soñaba con escalar las más elevadas montañas para hallar a Dios en sus cumbres anunciaba ya al monje y al obispo cuyo empeño total consistiría en «intentar comprender lo que creía», investigando las profundidades de la sabiduría de Dios, no por satisfacer un hambre desmesurada de conocimientos, sino por descubrir el sabor inefable de la verdad: «Dios mío, te suplico que hagas que te conozca, te ame y encuentre mi felicidad en ti».

Teólogo que es todo sensibilidad y calidez afectiva, y que piensa a partir de la fe como quien basa un edificio en cimientos inconmovibles "Quiero comprender algo de la verdad que mi corazón cree y ama, no quiero comprender para creer, sino que creo para poder comprender".

Defendió también la Inmaculada Concepción de la Virgen, por lo cual es con san Bernardo uno de los «capellanes de Nuestra Señora».

Será el primero, abriendo el camino a la escolástica, que requiera el uso sistemático de la razón para completar la fe cristiana.

El místico es más duro que nadie cuando hay que serlo, el santo de las tiernas efusiones cordiales opina que es negligencia desdeñar las luces humanas, a las que así dignifica, y que también son dones de Dios, con el fin de iluminar la fe. Murió en Canterbury sobre un lecho de cenizas el 21 DE ABRIL de 1109.

Sus escritos filosóficos y teológicos le merecieron el título de Doctor de la Iglesia.

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Respuesta  Mensaje 23 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 25/04/2010 10:56

"Yo soy el pan vivo bajado del cielo”

Jn 6, 44-51

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Jesús dijo a la gente: Nadie puede venir a Mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y Yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: “Todos serán instruidos por Dios”.

Después de esta afirmación a gente, Jesús les hace ver con el testimonio de los Profetas, el evento de esta atracción del Padre y que habrá una acción instructiva de Dios en los corazones, para ello, cita un trozo de Isaías: “Todos serán instruidos por Dios”. (Is 54:13).

Según los profetas, hay una instrucción que se realiza precisamente en los días de Cristo-Mesías, de la “alianza nueva,” y que fundamenta en que Dios mismo enseñará a los hijos de la nueva Sión. Serán enseñados y por tanto atraídos por el mismo Dios. Del mismo modo con Dios le conversa a los hombres, así también puede moverlos eficazmente a sus fines. Es lo que Jesús quiere poner bien en claro, de este modo se notará la colaboración de ambos en la obra misma del Padre.

Pero también nos deja en claro, que no es necesario, ni factible ver al Padre. Porque nadie puede ver a Dios sin morir. Y sólo lo ha visto uno, “el que viene de Dios”. Jesús no se nombra pero claramente, se presenta (Jn 1:18) y garantiza con ello su verdad. Al estar “en el seno del Padre” (Jn 1:28), conoce sus planes y por eso “los dio a conocer” (Jn 1:18), que aquí es: “que nadie puede venir a El si no es traído por el Padre.”

Y en su discurso sobre Cristo “Pan de vida” se cierra y resume en una afirmación solemne: “Les aseguro que el que cree tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida”

Este discurso es claramente eucarístico “Yo Soy el Pan de Vida”. Es pan de vida, en el sentido que El causa y dispensa esta vida. Y le hace ver que sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero éste es el pan que desciende del cielo para que aquél que lo coma no muera. “Yo soy el pan vivo bajado del cielo.” El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo. Le habían discutido antes los judíos que con el prodigio del maná, que Dios hizo en favor de los padres en el desierto. Y ahora Jesús recoge aquella mención para decirles, una vez más, que aquel pan no era el pan verdadero. Era sólo un alimento temporal. Por eso, los padres “comieron el maná, pero “murieron.”

Sin embargo hay un pan verdadero: “pan vivo bajado del cielo” Y precisamente “para que aquél que lo coma no muera”. Y no morirá en el espíritu, ni eternamente en el cuerpo. Porque este pan postula la misma resurrección corporal.

Y dice Jesús: “Este es el pan” con lo que se acaricia muy de cerca la fórmula de la consagración eucarística: “Este es mi cuerpo.” Y este pan hasta aquí aludido encuentra de pronto su concreción: “Yo soy el pan vivo que bajó del cielo.” Y tiene en sí mismo la vida (Jn 5:26). Y la tiene, porque ese pan es el mismo Cristo, que “bajó” del cielo en la encarnación. Es el verbo que tomó carne. Y al tomarla, es pan “vivo.” Porque es la carne del Verbo, en quien, en el “principio,” ya “estaba la vida” (Jn 1:4) que va a comunicar a los seres humanos. Si ese pan es “viviente,” no puede menos de conferir esa vida y vivificar así al que lo recibe.

Y como la vida que tiene y dispensa es eterna, se sigue que el que coma de este pan “vivirá eternamente.”

“Y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo.” La carne de Cristo no como estaba en su nacimiento, sino en cuanto entregada a la muerte para provecho del mundo.  “Esto es mi cuerpo, que se da por vosotros (a la muerte)” (Lc 22:19; 1 Cor 11:24).  Aquí Jesús no habla de la entrega de su vida, sino de la entrega de su carne”, talvez porque se piensa en la participación del cuerpo y sangre en el banquete eucarístico. El pan que Cristo “dará” es la Eucaristía. Y ésta, para Jn, es el pan que contiene la “carne” de Cristo. En el uso semita, carne, o carne y sangre, designa el hombre entero, el ser humano completo. Aquí la Eucaristía es la “carne” de Cristo, pero en cuanto está sacrificada e inmolada “por la vida del mundo”

El tema del pan Eucarístico, es la enseñanza de todo el capitulo seis del Evangelio de san Juan, para enseñarnos que la Eucaristía comunica los creyentes la vida que el Hijo recibe del Padre. “Nadie puede venir a Mí, si no lo atrae el Padre que me envió”. Es el Padre el que debe producir en nosotros el deseo de ir a Cristo, de entregarnos a El, y porque escuchando al Padre se llega a Cristo.

Que maravilla, el Pan Eucarístico, Cristo se queda en la Eucaristía para ser nuestro alimento.

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN SOTERO,   papa  (+175)

Tiempos nada fáciles los que le tocaron vivir a San Sotero (166-175) Fue el sucesor en el pontificado del Papa Aniceto muerto el año 165. Había nacido en la Campaña italiana, en Fondi y su padre se llamaba Concordio.

Durante su pontificado se extendió la Iglesia ya que él mismo ordenó a bastantes diáconos, sacerdotes y obispos. En el terreno disciplinar dictó leyes sobre el lugar de las mujeres en la Iglesia y, sobre todo, atajó con gran valentía las herejías que se cernían sobre la Iglesia en aquellos tiempos iniciales del cristianismo.

En su tiempo se extendió la herejía de Montano que propugnaba un exagerado rigorismo de costumbres.

Suponiendo cercano el fin del mundo, había que exigir a todos una sublimidad irreal: renunciar obligadamente al matrimonio, buscar el martirio y cuidar de no caer en pecado grave - homicidio, adulterio o apostasía -, porque según Montano la Iglesia carecía de facultad para perdonarlos, la penitencia más rigurosa y la vida mas perfecta debían practicarla todos los cristianos. Esta doctrina que después defenderían Tertualiano y, sobre todo, Novaciano, fue condenada por la Iglesia en tiempos del Papa San Sotero.

Él defendió la doctrina que siempre se había predicado y defendido en la Iglesia desde Jesucristo, que para el pecador arrepentido no hay pecado alguno, por grande que éste sea, que no se le pueda conceder el perdón. Así desaparecía el clima de rigorismo y pesimismo que atormentaba a los cristianos tan en contradicción con la doctrina del evangelio que es de amor, perdón, alegría y esperanza...

Otra característica de San Sotero fue su ardiente caridad para con los necesitados. Él era todo para todos y quería que se viviera de acuerdo con lo que los Hechos de los Apóstoles expresan de los primeros cristianos, que "todo era común entre ellos" y que "todos eran un solo corazón y una sola alma"... San Sotero pedía limosnas a las Iglesias más ricas para distribuirlas entre las más pobres y se esforzaba "por tratar a todos con palabras y obras como un padre trata a sus hijos". Durante su pontificado el emperador Marco Aurelio (161-180), persiguió sañudamente a la Iglesia y durante este tiempo hubo abundantes mártires, entre ellos el mismo Papa que parece murió mártir el 22 DE ABRIL del 175.

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Respuesta  Mensaje 24 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 25/04/2010 10:58

“El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo”

 Jn 6,51-59

Comentario y Estudio

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Jesús, continúa el gran discurso pronunciado en Cafarnaúm, en el, nos explica cuidadosamente, en forma muy explicita, con una claridad admirable la eucaristía, se repiten algunos conceptos ya antes dicho, pero con un nuevo matiz, con un cambio notable, ya no dice el que cree, si no que El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna.

En el fragmento anterior de este Evangelio, (v48), Jesús se proclama a sí mismo: Yo soy el pan de vida. Es pan de vida, en el sentido que El causa y dispensa esta vida.

Ese pan es el mismo Jesús, que bajó del cielo en la encarnación, cuyo momento histórico en que se realizó esa bajada se acusa por la forma como los dice. Es el verbo que tomó carne. Y al tomarla, es pan vivo. Porque es la carne del Verbo, en quien, en el principio, ya estaba la vida (San Juan 1:4) que va a comunicar a los seres humanos.

Si ese pan es viviente, no puede menos de conferir esa vida y vivificar así al que lo recibe. Y como la vida que tiene y dispensa es eterna, se sigue que el que coma de este pan vivirá para siempre, porque tendrá Vida eterna.

Y aún se matiza más la naturaleza de este pan: el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo. 

Al hablarles antes del Pan de vida, que era asimilación de Jesús por la fe, se exigía el venir y el creer en El, ambos verbos en participio de presente, como una necesidad siempre actual (v.35); pero ahora este Pan de vida se anuncia que él lo dará en el futuro. Es, se verá, la santa Eucaristía, que aún no fue instituida. Un año más tarde de esta promesa, este pan será manjar que ya estará en la tierra para alimento de los seres humanos. Con ello se acusa la perspectiva eclesial eucarística.

Éste pan es, dice Jesús, mi carne, pero dada en favor y en provecho de la vida del mundo. Este pasaje es, doctrinalmente, muy importante.

Se trata, manifiestamente, de destacar la relación de la Eucaristía con la muerte de Jesús, como lo hacen los sinópticos y Pablo. San Juan utilizará el término más primitivo y original de carne.

Si la proposición vida del mundo concordase directamente con el pan, se tendría, hasta por exigencia gramatical, la enseñanza del valor sacrifical de la Eucaristía. Pero vida del mundo ha de concordar lógicamente con mi carne, y esto tanto gramatical como conceptualmente.

Pero ya, sin más, se ve que esta carne de Jesús, que se contiene en este pan que Jesús dará, es la carne de Jesús; pero no de cualquier manera, la carne de Jesús como estaba en su nacimiento, sino en cuanto entregada a la muerte para provecho del mundo,  mi carne para la Vida del mundo  es la equivalente, y está muy próxima de la de Lucas-Pablo: Esto es mi cuerpo, que se da por vosotros (a la muerte)” (Lc 22:19; 1 Cor 11:24).

Aquí Jesús no habla de la entrega de su vida sino de la entrega de su carne. Podría ser porque se piensa en la participación del cuerpo y sangre en el banquete eucarístico, o porque se piensa en la unidad del sacrificio eucarístico/Calvario.

El pan que Jesús dará es la Eucaristía. Y ésta, para San Juan, es el pan que contiene la carne de Jesús. En el uso semita, carne, o carne y sangre, designa el hombre entero, el ser humano completo. Aquí la Eucaristía es la carne de Jesús, pero en cuanto está sacrificada e inmolada por la vida del mundo Precisamente el uso aquí de la palabra carne, que es la palabra aramea que, seguramente, Jesús usó en la consagración del pan, unida también al el pan que yo daré,  es un buen índice de la evocación litúrgica de la Eucaristía que San Juan hace con estas palabras.

Ante la afirmación de Jesús de dar a comer un pan que era precisamente su carne, los judíos no sólo susurraban o murmuraban como antes, al decir que bajó del cielo (v.41), sino que, ante esta afirmación, hay una protesta y disputa abierta,  acalorada y prolongada entre ellos, como lo indica la forma imperfecta en que se expresa: ¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne? Esto sugiere acaso, más que un bloque cerrado de censura, el que unos rechazasen la proposición de comer ese pan, que era su carne, como absurda y ofensiva contra las prescripciones de la misma Ley, por considerársela con sabor de antropofagia, mientras que otros pudiesen opinar (San Juan 6:68), llenos de admiración y del prestigio de Jesús, el que no se hubiesen entendido bien sus palabras, o que hubiese que entenderlas en un sentido figurado y nuevo, como lo tienen en el otro discurso (San Juan 7:42.43; 10:19-21).

Preguntaban despectivamente el cómo podía darles a comer su carne. ¡El eterno cómo del racionalismo! Ante este alboroto, Jesús no sólo no corrige su afirmación, la atenúa o explica, sino que la reafirma, exponiéndola aún más clara y fuertemente, con un realismo máximo. La expresión se hace con la fórmula introductoria solemne de "Les aseguro que,  y liego les agrega; si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

La doctrina que aquí se expone es por una parte  la necesidad de comer y beber la carne y sangre de Jesús; por otra, porque sin ello no se tiene la vida eterna como una realidad que ya está en el alma (San Juan 4:14.23), y que sitúa ya al alma en la vida eterna, y finalmente y como consecuencia de la posesión de la vida eterna, que esta comida y bebida confieren, se enseña el valor escatológico de este alimento, pues exigido por él, por la vida eterna por él conferida, Jesús, a los que así hayan sido nutridos, los resucitará en el cuerpo en el último día.

La enseñanza trascendental que aquí se hace es la de la realidad eucarística del cuerpo y sangre de Jesús como medio de participar en el sacrificio de Jesús: necesidad absoluta para el cristiano. Sacrificio que está y se renueva en esta ingesta sacrificial eucarística.

Como verdadera comida y bebida que son la carne y la sangre eucarísticas de Jesús, producen en el alma los efectos espirituales del alimento. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.  Es una forma que aquí se usa para expresar esta presencia de Jesús en el alma, la unión de ambos, tiene en los escritos de San Juan el valor, no de una simple presencia física, aunque eucarística, sino el de una unión y sociedad muy estrecha, muy íntima. Este es el efecto eucarístico en el alma: así como el alimento se hace uno con la persona, así aquí la asimilación es a la inversa: el alma es poseída por la fuerza vital del alimento eucarístico.

Luego Jesús nos dice; Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.

Así como Jesús vive por el Padre, del que recibe la vida (San Juan 5:26), así también el que recibe eucarísticamente a Jesús vive por Jesús, pues El es el que le comunica, por necesidad, esa vida (San Juan 1.16; 15:4-7). El Padre es la fuente de la vida que el Hijo goza; esta vida, difundiéndose luego a su humanidad, constituye aquella plenitud de que todos hemos de recibir (San Juan 1:16) 46. Así el discípulo que se nutre del Pan de vida eucarístico se consagrará enteramente, por ello, a promover los intereses de Jesús. Con esta interpretación estaríamos en presencia de una noción nueva. Unido a Jesús en la Eucaristía, el fiel se consagraría enteramente a promover los intereses de aquel que se le da a él.

Finalmente, San Juan ha querido precisar donde se dijo este discurso con exactitud, Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaúm. Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaúm. Talvez los hace, para certificar que estas cosas se decían en reuniones públicas, no de una forma clandestina.

Los sacramentos nos comunican la gracia, la Eucaristía nos da a Jesucristo, el mismo autor de la gracia, es así como la Eucaristía nos produce un efecto admirable.

San Agustín, en una ocasión nos advierte: Al comer la carne de Cristo y beber su sangre, nos transformamos en sus sustancia

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

BEATA TERESA MARIA DE LA CRUZ

Carmelita Descalza

Teresa Adelaida Cesina Manetti nació de humilde familia en San Martino a Campo Bisenzio (Florencia-Italia), el 2 de marzo de 1846.

Familiarmente le llamaban todos "Bettina". Quedó huérfana de padre muy pronto y conoció lo dura que era la vida. A pesar de ello, ayudaba a los pobres privándose hasta de lo más necesario.

En 1872, junto con otras compañeras, se retiró a una casita de campo y allí "oraban, trabajaban y reunían a algunas jóvenes para educarlas con buenas lecturas y enseñarles la doctrina cristiana".

El 16 de julio de 1876 fueron admitidas a la tercera Orden del Carmen Teresiano y cambió su nombre por el de Teresa María de la Cruz.

El 1877 recibió las primeras huérfanas, cuyo número fue creciendo día a día. Aquellas niñas abandonadas "eran su mejor tesoro".

El 12 de julio de 1888 las 27 primeras religiosas vistieron el hábito de la Orden de Carmen Descalzo, a la que se habían agregado el 12 de junio de 1885.

El 27de febrero de 1904 el papa Pío X aprobaba el Instituto con el nombre de "Terciarias carmelitas de Santa Teresa".

Acudirán a ella toda clase de personas para que Madre Teresa María solucione sus más delicados problemas materiales y espirituales. Ella, con luces especiales que recibió de lo alto, tranquilizaba a aquellos espíritus atormentados, hacía las paces entre los encontrados y el Señor obraba milagros por su medio. Eran las "florecillas" de las que están llenos sus Procesos. La oración era su vida y tuvo el carisma de una perenne comunión con el Señor, hasta el punto de que, como asegura un testigo refiriéndose a una afirmación de la beata, "le daba lo mismo estar retirada en el convento, que tratar con las personas, porque doquiera se sentía unida con Dios".

Madre Teresa María vio con gran alegría extenderse el Instituto hasta Siria y el Monte Carmelo de Palestina.

Su gran vocación y su gran misión fue la Cruz. Sobre ella veía a Cristo, y con Cristo quería a toda costa estar crucificada. Quiso que su fiesta fuera el 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz.

Gozó siempre de muy poca salud y también su espíritu fue duramente probado, por ello le cuadraba muy bien su sobrenombre "de la cruz". Recorrió valientemente su "calvario", y con frecuencia, decía: "Tritúrame, Señor, exprímeme hasta al última gota".

En lo más arduo de la persecución o de la prueba, exclamaba, llena de gozo: "¡Viva la Cruz!'.

Su caridad no tenía Iímites. Se entregaba a todos y en todo, olvidándose siempre de sí misma. El obispo Andrés Casullo que la conocía bien a fondo, afirmaba de ella: "Se desvivía por hacer el bien".

Decía que los pobres y abandonados sean nuestros preferidos. que estemos dispuestos a arrastrar toda clase de sufrimientos por Cristo y por nuestros hermanos. Que la Eucaristía y María sean nuestros Maestros y nuestro consuelo, que la cruz sea nuestro mejor libro y maestro.

Devotísima del Santísimo Sacramento y del Sagrado Corazón de Jesús, solía decir: "Quisiera hacer de todos los corazones un solo corazón y mecerlo en el Corazón de Jesús".

El amor a Jesús la unía más íntimamente a la Sma. Virgen, a la que, como buena carmelita, trataba de amar e imitar siempre y en todo.

Después de pasar por noches oscurísimas de su alma, preparada por la gracia, le llegó la muerte en su mismo pueblo natal el 3 de abril 1910, mientras repetía una vez mas. "Oh Jesús mío, sí quiero padecer más..." Y murmuraba extática: "¡Está abierto!... ya voy".

El papa Juan Pablo II la beatificaba el 19 de octubre de 1986.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de  Vigo

 


Respuesta  Mensaje 25 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 25/04/2010 10:59

"Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo Dios".

Jn 6, 60-69

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Con el fragmento del Evangelio de Hoy, completamos el Capitulo 6 de san Juan, el que no ha acompañado durante ocho días. Las enseñanzas de Jesús, del mismo modo como a nosotros nos causa un efecto impactante, en aquel tiempo a los discípulos y los apóstoles, también les causo un efecto especial. San Juan siempre nos dice el efecto que le causaba el discurso de Jesús a la muchedumbre, pero ahora lo hace con estos casos concretos.

Después de escuchar la enseñanza de Jesús, muchos de sus discípulos decían: ¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo? Esta doble enseñanza de Jesús produce escándalo en los discípulos. Estos están contrapuestos a los apóstoles, y por este pasaje se sabe que eran muchos. En diversas ocasiones, los evangelios hablan de discípulos de Jesús. Para ellos era esta enseñanza dura, no de comprender, sino de admitir; pues por comprenderla es por lo que no quisieron admitirla. Era doble: que él bajó del cielo — su preexistencia divina — y que daba a comer su carne.

Jesús les responde con algo que es diversamente interpretado. Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: ¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? Si esto es escándalo para ellos, ¿qué sería si lo vieran subir a donde estaba antes? Por la forma como lo dice, hace ver su origen divino: donde estaba antes era en el cielo (San Juan 17:5.24), de donde bajó por la encarnación. Esta respuesta de Jesús, para unos vendría a aumentarles el escándalo, al ver subir al cielo al que, por lo que decía y exigía, venían a considerar por blasfemo. Para otros, estas palabras que se refieren a la ascensión, serían un principio de solución: verían un cuerpo no sometido a ley de la gravedad; por lo que a un tiempo demostraba, subiendo a donde estaba antes, que era Dios, y que podía dar a comer su carne de modo prodigioso — eucarístico — sin tener que ser carne partida y sangrante.

Jesús dice: El Espíritu es el que da vida, la carne de nada sirve. En la perspectiva literaria de San Juan, probablemente se refiere a ambas cosas. Para precisar más el pensamiento, les dice que el espíritu es el que da vida, mientras que la carne no aprovecha para nada. De esta frase se pueden dar dos interpretaciones:

Pudiera, a primera vista, parecer esta frase un proverbio, ya que Jesús no dice mi carne. Sin embargo, en la psicología judía, el principio vivificador de la carne, de la vida sensitivo-vegetativa — aunque no muy precisa —, no era el espíritu  sino el alma. Por eso, si la expresión procediese de un proverbio, éste estaría modificado aquí por Jesús, con objeto de que sobre él se aplicase esta sentencia.

Así como la carne sin vida no aprovecha, de nada sirve dice Jesús, pues el alma, el espíritu vital, es el que la vitaliza, así aquí, en esta recepción de la carne eucarística de Jesús, que no es carne sangrante ni partida, ella sola nada aprovecharía; pero es carne vitalizada por una realidad espiritual, divina, que es el principio vitalizador de esa carne eucarística, y, en consecuencia, de la nutrición espiritual que causa en los que la reciben. Sería una interpretación en función de lo que se lee en el mismo San Juan: Lo que nace de la carne, es carne; pero lo que nace del Espíritu, es espíritu (San Juan 3:6).

Jesús, contrapone el espíritu a la carne, que es materia, por eso dice que la carne no sirve para nada, mientras que es el espíritu el que da la vida, y las palabras que dice el espíritu también son palabras de vida.

La Eucaristía es la carne de Dios, que, por lo mismo, vivifica. Por eso, el concilio de Efeso condenó al que negase que la carne del Señor no sea vivificadora, pues fue hecha propia del Verbo poderoso para vivificar todas las cosas.

Otra interpretación está basada en que sólo se afirma con ello la imposibilidad humana de penetrar el misterio encerrado en estas palabras de Jesús. Carne o carne y sangre son expresiones usuales para expresar el hombre en su sentido de debilidad e impotencia (San Juan 1:14; Mt 16:17, etc.). Aquí la carne, el hombre que entiende esto al modo carnal, no logra alcanzar el misterio que encierra; sólo se lo da la revelación del Espíritu.

En función de la interpretación que se adopte está igualmente la valoración del versículo siguiente: Las palabras que les dije son Espíritu y Vida.

En el segundo caso, el sentido de éstas es: aunque el hombre por sus solas fuerzas no puede penetrar el misterio de esta enseñanza de Jesús si no es por revelación del Espíritu, éste, por Jesús, dice que estas palabras son espíritu y vida, porque son portadoras o causadoras para el ser humano de una vida espiritual y divina.

En el primer caso, el sentido es que las enseñanzas eucarísticas de Jesús — Las palabras que les dije — son vida espiritual, porque esa carne está vitalizada por una realidad espiritual y divina, que es el Verbo hecho carne (San Juan 1:14).

Pero estas enseñanzas de Jesús no encontraron en muchos de sus discípulos la actitud de fe y sumisión que requerían. Y las palabras que ellos llamaron duras, les endurecieron la vida, y no creyeron en El; Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. En un momento rompieron con El, retrocedieron, y ya no le seguían en sus misiones giradas por Galilea. Pero san Juan, conforme a su costumbre, destaca que esto no fue sorpresa para Jesús, pues El sabía desde el principio quiénes eran los no creyentes, lo mismo que quién le había de entregar. Es, pues, la ciencia sobrenatural de Jesús la que aquí destaca de una manera terminante. Este desde ese momento, hace ver que se trata del momento en que cada uno de ellos fue llamado por Jesús al apostolado.

Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. Jesús preguntó entonces a los Doce: ¿También ustedes quieren irse? Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo Dios.

San Juan, nos pone ahora la cuestión de fidelidad que Jesús plantea a los apóstoles. Jesús plantea abiertamente el problema de su fidelidad ante El, a causa de esto, a sus apóstoles. La partícula interrogativa con que se lo pregunta supone una respuesta negativa. No dudaba Jesús de ellos, pero habían de hacer esta confesión en uno de esos momentos trascendentales de la vida.

Y le confiesa que no pueden ir a otro, pues sólo El tiene palabras de vida eterna, porque la enseñan y la confieren, como relatan los evangelios. Y le confiesa por el Santo de Dios, que es equivalente al Mesías (Jn 10:36; Mc 1:24). No deja de ser un buen índice de fidelidad histórica, y del entronque de san Juan con los sinópticos, el que aquí, en este evangelio del Hijo de Dios (Jn 20:31), se conserve esta expresión. Y ante el Santo de Dios, el Mesías, no cabe más que oírle y obedecerle. Ya no bastan Moisés ni los profetas.

Aquí se contrapone acusadamente su fe en El por los apóstoles —Nosotros hemos creído y sabemos —, frente a la incredulidad ligera de los discípulos que le abandonaron (Jn 17:8).

La confesión de Pedro en nombre de todos era maravillosa, es modelo para cualquier creyente. Esta confesión, nace de una discusión entre Jesús y sus oyentes. Jesús expone sus enseñanzas sobre el Pan de Vida y sobre la necesidad de comer su carne y beber su sangre para tener vida, los oyentes se mostraron escépticos, entonces Jesús les repitió el mensaje con más fuerza y ellos encontraron duro el mensaje y se alejaron de El. Hoy sucede lo mismo, hay quienes se apartan del seguimiento de Jesús por lo exigente del mensaje, porque les compromete toda la vida y en todos los ámbitos. Entonces Jesús, sin ceder nos interroga ¿También ustedes quieren irse?, respondámosle igual que Pedro, resueltos a seguirle siempre, pues El, y solo El tiene palabras de Vida Eterna; Apartarse de Jesús, es ir a la muerte.

Juan Pablo II, escribió en la  CARTA APOSTÓLICA MANE NOBISCUM DOMINE : La “fracción del pan” —como al principio se llamaba a la Eucaristía— ha estado siempre en el centro de la vida de la Iglesia. Por ella, Cristo hace presente a lo largo de los siglos el misterio de su muerte y resurrección. En ella se le recibe a Él en persona, como “pan vivo que ha bajado del cielo” (Jn 6,51), y con Él se nos da la prenda de la vida eterna, merced a la cual se pregusta el banquete eterno en la Jerusalén celeste.

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN MARCOS, evangelista S. I

Era un judío de Jerusalén, sin duda helenizado (además de su nombre hebreo, Juan, usaba el grecorromano de Marcos), que sin ser uno de los apóstoles pertenecía al círculo de los primeros seguidores de Jesús, lo mismo que su madre, una tal María, y su primo, el chipriota Bernabé.

Tanto los Hechos de los Apóstoles como las Cartas de San Pablo y de San Pedro, nos permiten entrever el puesto que ocupaba San Marcos dentro de la comunidad primitiva. Partiendo de Jerusalén, en donde Juan Marcos poseía una casa, podemos seguirle en sus viajes apostólicos, al lado de su primo Bernabé y de Pablo, y más tarde solo con Bernabé, a principios del año 52.

Diez años después, volvemos a hallarle en Roma, colaborando con Pablo, y luego con Pedro. A Marcos le gusto siempre, bien fuera por temperamento o por virtud, actuar en segundo plano, junto a una personalidad más relevante que la suya. Dentro de esta misma línea fue como compuso su Evangelio, recogiendo la catequesis romana de Pedro. Pero el estilo tan vivo, tan concreto y directo del evangelio de Marcos nos podría decir mucho sobre el alma de su autor.

El ilustre predicador Bossuet refiriéndose a lo bien que supo sintetizar la doctrina de Jesús predicada por San Pedro llamó a nuestro Santo "el más divino de los compendiadores".

Pedro amaba con cariño a Marcos. Le llama "mi hijo Marcos" (1 Pe 5, 13). El evangelista Marcos escribe con fluidez, sencillez, en estilo directo y sólido a la vez. Es el más breve de los Evangelios (16 capítulos) y se propone probar la Divinidad de Jesucristo.

Marcos se halla en Roma el año 67 cuando mueren los dos Apóstoles San Pedro y San Pablo.

Juan Marcos ha jugado un papel muy importante en la evangelización como lo demuestran estas palabras de San Pablo que el 62 dice a Timoteo: "Trae contigo a Marcos, pues lo necesito para el ministerio evangélico". Después parece que extendió el Evangelio por diversos países: Egipto, Aquilea, Cirene... Quizá expiró el año 68.

Ya desde el siglo III se le atribuía a San Marcos la fundación de la Iglesia de Alejandría y su tumba era venerada en las afueras de la ciudad. A partir de entonces, la Iglesia copta de Egipto se ha adherido siempre a la «Predicación de San Marcos. Unidos a ella saludamos hoy al que llama «el contemplativo de Dios, e imploramos al evangelista por todas las comunidades cristianas que conservan la fe en Jesucristo dentro de los piases del Islam compartiendo con sus hermanos de raza la adoración del Único Dios.

En el siglo IX unos mercaderes llevaron sus reliquias a Venecia, y la república de las aguas le hizo su patrón, le erigió una grandiosa basílica y paseó en triunfo por los mares su emblema del león alado (quizá por alusión a una de las primeras frases de su evangelio), prolongando su inquietud desde las antiguas huidas a los grandes viajes de misión.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de  Vigo


Respuesta  Mensaje 26 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 25/04/2010 11:01

Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen.

Jn 10, 27-30

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

1.      YA SE LO DIJE, PERO USTEDES NO LO CREEN

En los versículos anteriores, Juan 22 al 26, San Juan dice que los judíos rodearon a Jesús y le preguntaron un día de la fiesta de la Dedicación, “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso?”; como tratando de decir hasta cuando tendrás levantada nuestra alma, o hasta cuándo nos va a tener en incertidumbre sobre algo que nos interesa grandemente y luego le preguntan “si eres el Mesías, dilo abiertamente es decir claramente y con plena libertad.” Jesús les respondió: Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen.

La respuesta de Jesús es que ya se lo dijo repetidas veces, no tomando la misma palabra de Mesías, pero sí con las obras, que, hechas en nombre del Padre, dan, por lo mismo, testimonio de El. Pero, a pesar de todo, ellos no creen, así es como Jesús les dice; “Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen”, Además Jesús les da una profunda razón, “porque no son de mis ovejas”.

2.      “MIS OVEJAS ESCUCHAN MI VOZ”

Jesús les va a hacer una declaración terminante de su divinidad. “Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y Yo somos una sola cosa.”

San Juan, nos presenta en este fragmento del Evangelio, algunos interesantes puntos doctrinales. En la fe en Jesús, y, por tanto, en sus obras, que son signos. Si inmediatamente hay causas diversas, es por malas disposiciones, temor de la luz (Jn 3:19-21), espíritu terreno (Jn 8:23), en el fondo de ello existe una predestinación, porque ya se dijo, a propósito de la incredulidad en Jesús, que nadie puede venir a mí si el Padre no le trae (Jn 6:44). Jesús se presenta con un conocimiento sobrenatural y universal de sus ovejas. Con un oficio de Pastor que llama a sus ovejas de modo real, aunque misterioso, porque aquéllas oyen su voz; con un poder vitalizador, pues les da la vida eterna, así es como dice: “Yo les doy Vida eterna”, entonces se presenta dotado de un poder trascendente, pues nadie puede arrebatar de su mano estas ovejas, por eso dice Jesús: “nadie las arrebatará de mis manos”.

3.      EL BUEN PASTOR LES DA “LA VIDA ETERNA

Jesús se presenta una vez más a sí mismo como “buen pastor” (Jn 10,11) que conoce y ama a sus ovejas, por ende, como alguien que espera encontrar en las ovejas escucha, obediencia y seguimiento confiado.

El buen pastor les da “la vida eterna”: ésa es la obra esencial para la que ha venido Jesús (Jn 17,2), y la vida eterna es precisamente el conocimiento-comunión de amor con Dios y con su Enviado (Jn 17,3). Es así con este fragmento del Evangelio se expresa la intensidad de la pertenencia: las ovejas – los creyentes, los discípulos – que reciben la vida de Jesús están siempre en sus manos, “Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado” (Jn 17,12), y por eso gozan de una seguridad eterna. El mismo Padre se las ha confiado, y como nadie es mayor que Dios, nadie se las puede arrebatar. Se trata de afirmaciones que alientan a la comunidad cristiana, que sigue estando sometida a prueba por la persecución y sigue estando asediada por las herejías.

Pertenecer a Jesús significa pertenecer a Dios mismo, para siempre. Del mismo modo que el Hijo pertenece al Padre y el Padre pertenece al Hijo, en la unidad del amor que es el Espíritu Santo.

4.      MI PADRE, QUE ME LAS HA DADO

Todo este rebaño espiritual es un don del Padre a El. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos. Es decir Dios es lo más grande, lo más precioso. Jesús dice me las ha dado, le ha dado la naturaleza divina, el poder divino, que el Padre le había comunicado, tanto para hacer milagros como para conducir las ovejas y darles la vida eterna.

Las ovejas que oyen su voz y la garantía de que las ovejas que oyen su voz no perecerán, es porque nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. Porque es un don que le dio el Padre, el cual don es más bello que todas las cosas. Nada es comparable a la vida eterna, que Jesús dispensa (Jn 17:1-4). El mismo lo dijo en otra ocasión en tono de pregunta: - ¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? – (Mt 16:26; Lc 9:25) .

5.      EL PADRE Y YO SOMOS UNA SOLA COSA

Finalmente Jesús afirma: El Padre y yo somos una sola cosa. Entonces, de la misma manera que nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre, que aquí son las ovejas, así tampoco se las puede arrebatar de las suyas. Porque, en definitiva, “Yo y el Padre somos una sola cosa.” Directamente se expresa esta unidad entre el Padre y el Hijo en el poder. El Padre y el Verbo encarnado son una sola cosa. Pero lo son no sólo como un profeta, en el plan, conocimiento y actividad de Jesús para su obra salvadora. Sino también, por razón de la persona divina, tiene una unión ontológica divina con el Padre. Esta expresión encuentra su clarificación en la oración sacerdotal, en la que Jesús pide al Padre que le glorifique con la gloria que tuve cerca de ti antes de que el mundo existiese – (Jn 17:5.24), lo mismo que en el prólogo, en el que se enseña abiertamente que el Verbo, que se va a encarnar, era Dios.

Jesús nos habla de su misma e idéntica naturaleza con el Padre, Hay una naturaleza divina, un solo Dios, naturaleza única en tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las palabras de Jesús, prueban la consustancialidad con el Padre y por lo tanto, su divinidad.

San Agustín, escribe en el Libro I de la Confesiones: Dios es el más grande. Dios es el más íntimo. Dios es el más presente. Dios es el más trascendente. Hacia el debe orientarse el hombre. En el se debe vivir

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN MARCOS

Fue el primer Evangelio en ser escrito.  La fecha exacta de cuando fue escrito no se tiene con certeza.  San Ireneo, uno de los Padres de la Iglesia, en su libro "Contra las Herejías" escribió que el evangelio de San Marcos fue escrito después de la muerte de San Pedro y de San Pablo. San Clemente de Alejandría pensaba que se escribió antes de la muerte de San Pedro, muerte que ocurrió en el año 64 d.c.  El capítulo 13:5-17, conocido como el "pequeño Apocalipsis" indica el conocimiento de eventos que llevaron a la guerra de los Judíos contra los Romanos (66-77 d. c.), pero no muestra un claro conocimiento de la caída de Jerusalén en el año 70 d.c.  La mayoría de los estudiosos piensan que el evangelio fue escrito poco antes de la caída de Jerusalén y probablemente entre los años 65-75 d.c. 

Este evangelio fue escrito para cristianos gentiles; así lo demuestra al traducir vocablos arameos y explicar costumbres Judías.  El uso de latinismos y de la alusión a Rufo y Alejandro (15:21) indica que los destinatarios fueron los cristianos gentiles de Roma, siendo así que ese Rufo es probablemente el citado en la Carta a los Romanos 16:13. También se deja entrever que los destinatarios de este evangelio pertenecen a una comunidad amenazada por la persecución, lo cual cuadra con la Roma de los tiempos de Nerón.

BIOGRAFIA DE SAN MARCOS

Autor del segundo Evangelio (el primero en escribirse), San Marcos es judío de Jerusalén. A veces el Nuevo Testamento lo llama Juan Marcos (Hechos 12,12). Acompañó a San Pablo y a Barnabás, su primo, a Antioquia y en el primer viaje misionero de estos. (Hechos 12, 25).  Se separó de ellos en Perga y regresó a su casa.  (Hechos 13,13). No sabemos las razones por las que San Marcos de esa separación pero si sabemos que causó una separación posterior entre San Pablo y Barnabás, cuando San Pablo rehusó aceptar a San Marcos como compañero en el segundo viaje misionero.  Barnabás se enojó tanto que rompió su asociación misionera con San Pablo y se fue a Chipre con Marcos (Hechos 15,36-39). Años mas tarde San Pablo y San Marcos volvieron a unirse en un viaje misionero.

San Marcos también se unió estrechamente con San Pedro, posiblemente siendo su intérprete. Juntos fueron a Roma. San Pedro por su parte se refería a San Marcos como "mi hijo"  (1P 5,13).

La mayor contribución de San Marcos es el segundo Evangelio. Se debate la fecha de su origen, quizás fue en la década 60-70 AD. San Marcos escribió en griego con palabras sencillas y fuertes. Por su terminología se entiende que su audiencia era cristiana. Su Evangelio contiene historia y teología.

Evangelizó y estableció a la Iglesia en Alejandría, fundando allí su famosa escuela cristiana.

Murió mártir el 25 de abril del 68 AD aprox. en Alejandría y sus reliquias están en la famosa catedral de Venecia.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de  Vigo


Respuesta  Mensaje 27 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 28/04/2010 15:58

“Jesús, es el buen pastor que da la vida por sus ovejas

Jn 10, 11-18

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1.     JESÚS ES LA PUERTA DEL REDIL

La comparación del Buen Pastor es muy querida para los antiguos profetas, muchos de ellos vivían en el ambiente pastoril, como también es muy amada por los pastores de la Iglesia de hoy, que se emocionan cuando predican sobre este tema del evangelio, seguramente muchos hemos podido comprobar esto en las homilías de ayer IV domingo de Pascua.

En San Juan 10,1-10, Jesús es la Puerta del redil, en una parábola que es una alegoría, en una vida pastoril, Puerta para ir, en la hora mesiánica, al pueblo, y el único Pastor al que han de seguir todos, como rebaño, para salvarse. Jesús comienza identificándose, alegóricamente, con la puerta del redil. Este es Israel  El es la puerta de las ovejas. Pero el contexto exige que se refiera no a las ovejas, Israel, que entren o salgan por él, sino a los pastores que se acercan o quieren regir, religiosamente, a Israel y que boicotean el ingreso del pueblo en la fe de Jesús Mesías — en el redil cristiano de Israel — Mientras que el ladrón del rebaño (los fariseos), no entra por la puerta del redil, porque entra clandestinamente para perjudicar, así aquí, en cambio, siendo El la puerta, el que entra en el rebaño de Israel por medio de Jesús, que es con su fe y autoridad, ése será salvo, irá y vendrá, y encontrará pasto,  el buen pasto espiritual, para su rebaño.

2.     JESÚS, ES EL BUEN PASTOR QUE DA SU VIDA POR SUS OVEJAS.

En segunda parte, el Evangelio de hoy, Jesús presenta, alegorizando la parábola base, el anunciarse El como el Buen Pastor. El se presenta como el Pastor, el bueno. Con ello quiere decir que en El se encuentran las condiciones eminentes de un pastor; es decir, de un pastor espiritual digno de este nombre.

Jesús, es el buen pastor que da su vida por sus ovejas. Si en absoluta exigencia moral no se exigiese tanto, con ello se expresa la solicitud del Buen Pastor, Jesús, apuntándose con ello elementos alegóricos. Acaso esté inspirado en lo que David, tipo del Mesías, cuenta de sí mismo cuando era pastor: que perseguía al león o al oso que le había robado una oveja, hasta quitársela de sus fauces (1 Sam 17:34-36; cf. Ez 34:23; Is 31:4).

3.     EL ASALARIADO, EN CAMBIO, QUE NO ES EL PASTOR.

Pero frente al buen pastor está el pastor asalariado, que no puede tener, naturalmente, esta estima por el rebaño. Y así, al ver venir al lobo, que es el enemigo tradicional de las ovejas, (Vayan, pero sepan que los envío como corderos en medio de lobos, san Lucas 10,3), abandona el rebaño, poniéndose a salvo, y el lobo las arrebata y las dispersa.

Leyendo a san Agustín, me doy cuenta que pensaba que en el pastor asalariado se representaba a los fariseos, y en el lobo las arrebata y las dispersa, las ovejas, se significaba al diablo. Tratándose fundamentalmente de una parábola alegorizante, se ve ya que no todos los elementos exigen una interpretación alegórica. Aunque en el Νuevo Testamento, se usa la imagen de lobos rapaces para indicar las infiltraciones heréticas (Hech 20:28ss), aquí parece ser un elemento más para la descripción del tipo, como no pasan, probablemente, de serlo los osos y los leones que David mataba (1 Sam 17:34-36). No lo es, en cambio, el ver en la pintura del pastor asalariado, no un simple recurso literario,  sino una alusión intencionada a los malos pastores de entonces en Israel, los fariseos, ya que instintivamente se piensa en ellos por la estructura del pasaje.

4.     YO SOY EL BUEN PASTOR: CONOZCO A MIS OVEJAS, Y MIS OVEJAS ME CONOCEN A MÍ

Frente a estos malos pastores, que huyen ante los peligros de su rebaño, Jesús es para su rebaño de Israel el buen pastor, que de tal manera lo vigila y apacienta, que hasta llega a dar su vida en provecho de sus ovejas. Lo que aquí dice, sapiencialmente, como condición de todo buen pastor, con el que se identifica, como los indica en este evangelio. Es la enseñanza y profecía de la muerte redentora de Jesús.

Dice Jesús; Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí. También Jesús, nos enseña un segundo aspecto de su obra de buen pastor, es el conocimiento que El tiene de sus ovejas, lo mismo que el que ellas tienen de El. Y esto en su doble aspecto, es decir  las ovejas de Israel y  las de los gentiles.

5.     PADRE ME CONOCE A MÍ Y YO CONOZCO AL PADRE

Luego Jesús agrega: -como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- Entre Jesús y sus ovejas hay un conocimiento recíproco. Pero el conocimiento universal y sobrenatural de Jesús a las ovejas de su rebaño está muy acusado. No es por alguna señal externa, sino por algo más íntimo, más profundo y auténtico, basado en una semejanza de como el Padre y el Hijo se conocen, que no es solamente por un conocimiento intelectual, sino por un conocimiento a la vez intelectual y amoroso.

No se trata aquí de las relaciones metafísicas del Padre y el Verbo, sino de las relaciones mutuas del Padre y el Hijo encarnado — conocimiento y amor recíproco de ambos (Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo,  san Mateo 11:27) —, que es el tema del evangelio de San Juan, y cómo podrá el Hijo dar su vida por las ovejas. San Juan dice en otro pasaje, suponiendo este conocimiento amoroso: Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.  El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.1 San Juan 4, 7.8;). Calcado este conocimiento y amor en el conocimiento amoroso del Padre y del Hijo encarnado, se sigue que, en sus ovejas, este conocimiento es sobrenatural, y este amor es de caridad. Estas ovejas aman a Jesús como al Hijo de Dios encarnado.

6.     LA TERNURA CON QUE JESÚS CONOCE Y AMA

Si en el fondo de todo este conocimiento amoroso hay una predestinación (San Juan 6:44.65), lo que resalta inmediatamente es la ternura con que Jesús conoce y ama. Y son las ovejas que conocen su voz (v.3c), y El va delante de ellas en su vida y las llama por su nombre. Así llamó a sus apóstoles e incluso materialmente a Pedro, cambiándole el nombre y preguntándole un día por su amor, Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? San Juan 21:15), lo mismo que llamó por su nombre a María Magdalena (San Juan 20:16).

Pero, diciendo aquí que conoce a sus ovejas, y que éstas, y no habla de otras, le conocen, al modo amoroso que indica, hace ver que se refiere a sus discípulos. Es ya un conocimiento amoroso actual. Por tanto, saben quién es El — el Hijo de Dios — ; y así le aman. Y amándole como a tal, le siguen: son sus discípulos.

7.     UN SOLO REBAÑO Y UN SOLO PASTOR

Dice Jesús: Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Un aspecto de gran importancia, de este Buen Pastor, es que tiene que extender su solicitud a la universalidad del rebaño,  Por eso lo proclama con el ansia del verdadero Buen Pastor. Las otras ovejas, contrapuestas a las que ya tiene en el redil del cristiano Israel, el redil que estaba bajo la conducción del Pastor divino, son los gentiles. 

Dice Jesús: El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre. Para esta obra, Jesús tiene un mandato del Padre. Jesús en toda su obra no hace más que obedecer el plan del Padre. El mismo dirá, valorando este mandato recibido: Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor, san Juan 15,10.  Es la doctrina que el Νuevo Testamento enseña sobre Jesús: su obediencia a los mandatos del Padre. Y así, por esta obediencia y sumisión total a los planes del Padre, por todo esto, Jesús está siendo también siempre amado por el Padre (San Juan 5:20).

8.     LA IGLESIA ES EL REBAÑO A QUE SE REFIERE JESÚS

Muriendo por todos, pero en el sentido de ser necesario, como es tan frecuente en San Juan, por ser los planes de Dios, que a todos los tenga en su rebaño; que oigan, eficazmente, su voz,  que le conozcan amorosamente, como las ovejas cristianas del otro redil, a fin de que El las conduzca como rebaño único, que El guía a la vida eterna, que abundantemente les da. Y así no habrá más que un Pastor, el único, el Buen Pastor, que conduce al cielo, a la vida, a un único rebaño, compuesto de los fieles de Israel y de todo el mundo. Es a un tiempo la enseñanza de la vocación universal de las gentes y la profecía de su incorporación al rebaño de Jesús. Es el tema que Juan se complace en destacar.

La Iglesia es el rebaño a que se refiere Jesús, nosotros podemos pensar en verdad que somos las ovejas del rebaño de Jesús, el Buen Pastor, por tanto, podemos tener confianza y esperanza, estas, fundadas en la palabras y promesas del Buen Jesús, el nos cuida y nos cuidará, nos dará en las verdes praderas, buenos pastos espirituales, nos defenderá de nuestro enemigos, nos ayudará en nuestros cansancios y nos permitirá descansar junto a El.

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN ISIDORO, obispo y doctor de la Iglesia 560-636

Dante, el mayor poeta de todos los tiempos, dice en el canto X del Paraíso que ve “llamear el espíritu ardiente de Isidoro”, y así, flamígero, hombre de fuego en la palabra y en la acción, ha pasado a la historia como una gran luminaria de piedad y de saber en los siglos oscuros.

"El Doctor de las Españas". "Doctor egregio de nuestro tiempo, esplendor recentísimo de la Iglesia Católica; el último de los predecesores en edad, mas no inferior a ellos en doctrina, y, lo que sobrepasa a todo, el más docto de nuestro siglo". Así calificaba a nuestro Isidoro el VIII Concilio toledano.

También se le ha llamado "el último Padre de Occidente". El Martirologio Romano así lo presentaba: "Insigne en santidad y doctrina, ilustra a España con su celo en favor de la fe católica y su observancia de las disciplinas eclesiásticas".

España se honra de haber dado a luz a una familia de santos en los hermanos Leandro, Fulgencio, Isidoro y su hermana Florentina. Sus padres fueron los mejores educadores de sus hijos. Se llamaron Severiano y Túrtura.

Leandro, el mayor, que fue obispo de Sevilla (hacia el año 580), educó a su hermano menor Isidoro, nacido entre el 560 y el 570. Fue monje y luego abad de un monasterio, llamando la atención por un afán de ciencia - siempre ávido de lectura, ansioso por acumular libros y escribirlos - que le caracteriza. Alrededor del año 600 sucede a su hermano en la sede sevillana y casi eclipsa a tan ilustre antecesor.

A la muerte de Leandro (601), le sucedió Isidoro quien continuó con brillantez la organización de la Iglesia de España en el reino visigodo emprendida por su hermano. Leandro había tenido en Toledo un importante concilio en el año 586, Isidoro prosiguió su influjo por medio de numerosos sínodos y, en especial, con el célebre IV Concilio de Toledo (633). A lo largo de un episcopado de treinta y cinco años, se consagró a la formación del pueblo cristiano no sólo a través de la predicación, sino por la instrucción de los jóvenes.

Sus seminarios, su bellísima liturgia coordinada, sus cánones para religiosos y fieles, y su manual de teología y liturgia dieron un gran esplendor a la Iglesia española visigótica.

Fundó un colegio en el que quiso enseñar él mismo. Tal preocupación era algo completamente innovador en su tiempo. Esto fue lo que motivó, al menos en parte, la producción literaria de Isidoro que forma una especie de inventario del conjunto de los conocimientos humanos, a lo que el autor proporcionó una aportación original.

En sus Etimologías, con los veinte libros enciclopédicos  del saber antiguo que tanto se manejó en la Edad Media (se conservan más de un millar de códices), los conocimientos se acumulan sin ningún afán de originalidad ni exhibicionismo, como un valioso, difícil y humilde pedestal de sabiduría humana que ha de acercarnos un poco más a las alturas del secreto de Dios.

Por primera vez en 4 decenios, durante la Semana Santa del año 636 no puede atender y lavar los pies a los pobres, ni celebrar la noche del Sábado Santo al Domingo de Pascua. Pero realiza el rito penitencial, en la Basílica de San Vicente. Se hace cortar el pelo y poner sobre la ceniza, y confiesa en público sus faltas todas, mientras el pueblo implora perdón por ellas. Recibe el Santo Viático. Y a tres días de su muerte en abril, se despide de sus cristianos: "guardad la caridad entre vosotros; no devolváis mal por mal; que el lobo no devore a ninguno de vosotros; y que la oveja errante vuelva al redil a hombros del buen pastor".

Toda la Edad Media se formó en su escuela. Su cuerpo reposa en León desde el siglo XI.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de  Vigo

 


Respuesta  Mensaje 28 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 28/04/2010 15:59

“El Padre y yo somos una sola cosa”

Jn 10, 22-30

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

En mucha ocasiones, Jesús les había dicho a los judíos que El era Hijo de Dios, se lo había manifestado de diversas formas, lo había probado con sus milagros a la vista de ellos, les había demostrado como las profecías del Antiguo Testamento se cumplían en El. Sin embargo los judíos se resistían en creerle, no aceptaban sus palabras, pero no podían contradecirlo. Entonces, van donde Jesús, a presionarlo, para forzarle una respuesta, la pregunta de los judíos es: Si eres el Mesías, dilo abiertamente.

San Juan comienza diciendo que: Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. El relato que trae San Juan a continuación responde a un tiempo donde va a tener lugar la fiesta de la Dedicación o de las Encenias. Investigado sobre esta fiesta, encontramos que se celebraba en el mes de Kasleu, que es noviembre-diciembre. La escena ocurre en Jerusalén. Esta fiesta tenía por objeto conmemorar anualmente la purificación del templo por Judas Macabeo, en el año 148 de los Seléucidas, que corresponde al 165 a.C., después de la gran profanación que de él había hecho Antíoco IV Epífanes - 1 Mac 4:36-59; 2 Mac 1:2-19; 10:1-8 -.

Comenzaba esta festividad el día 25 del mes de Kasleu, La fiesta duraba ocho días - 2 Mac 10:6 -. Tenía un ceremonial calcado en el de la fiesta de los Tabernáculos -2 Mac 1:9; 10:6 -. Más tarde vino a caracterizarse por las luminarias -2 Mac 1:19-22 -, tanto que se la llamó, por antonomasia, la fiesta de las Luminarias. Pero no tanto por las luminarias cuanto por la luz de la libertad, según Josefo, historiador judío.

Para la fiesta de la Dedicación no era obligatoria la peregrinación a Jerusalén, como en las otras tres grandes fiestas de Pascua, Pentecostés y Tabernáculos.

La escena tiene lugar cuando Jesús se paseaba en el templo, por el llamado Pórtico de Salomón. Así se llamaba a una sección del pórtico oriental. Estaba situado este pórtico en la parte exterior oriental del templo y dominaba un profundo valle, el Cedrón; sus muros medían 400 codos - sobre 200 metros -, y estaba construido con blanquísimas piedras de sillería, cada una de las cuales medía 20 codos de largo -sobre 10 metros - y seis de alto -unos tres metros; era la obra del rey Salomón, y el pórtico más antiguo de los conservados.

El Evangelio dice que era invierno, probablemente, al referir que se estaba en invierno y que se paseaba Jesús por este pórtico, es que sería lugar acogedor en esta estación del año. Es además una indicación que hace San Juan para los lectores de la gentilidad, para precisarles la época de esta fiesta.

San Juan dice; Los judíos lo rodearon y le preguntaron. En este escenario, un día de la fiesta de la Dedicación, los judíos, que son indudablemente, por su argumentación, los fariseos, lo rodean, lo estrechan así en un círculo para forzarle a una respuesta. ¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso ?; como tratando de decir hasta cuando tendrás levantada nuestra alma, o hasta cuándo nos va a tener en incertidumbre sobre algo que nos interesa grandemente. Por eso concluyen: Si eres el Mesías, dilo abiertamente es decir claramente y con plena libertad.

Jesús les respondió: Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. La respuesta de Jesús es que ya se lo dijo repetidas veces, no tomando la misma palabra de Mesías, pero sí con las obras, que, hechas en nombre de mi Padre, dan, por lo mismo, testimonio de El. Pero, a pesar de todo, ellos no creen, así es como Jesús les dice; Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, Además Jesús les da una profunda razón, porque no son de mis ovejas. Al mismo tiempo, Jesús les va a hacer una declaración terminante de su divinidad. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa.

San Juan, nos presenta en este fragmento del Evangelio, algunos puntos doctrinales interesantes. En la fe en Jesús, y, por tanto, en sus obras, que son signos. Si inmediatamente hay causas diversas, es por malas disposiciones, temor de la luz - Jn 3:19-21 -, espíritu terreno - Jn 8:23 -, en el fondo de ello existe una predestinación, porque ya se dijo, a propósito de la incredulidad en Jesús, que nadie puede venir a mí si el Padre no le trae - Jn 6:44 -. Jesús se presenta con un conocimiento sobrenatural y universal de sus ovejas. Con un oficio de Pastor que llama a sus ovejas de modo real, aunque misterioso, porque aquéllas oyen su voz; con un poder vitalizador, pues les da la vida eterna, así es como dice: Yo les doy Vida eterna, entonces se presenta dotado de un poder trascendente, pues nadie puede arrebatar de su mano estas ovejas, por eso dice Jesús: nadie las arrebatará de mis manos.

Todo este rebaño espiritual es un don del Padre a El. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos. Es decir Dios es lo más grande, lo más precioso. Jesús dice me las ha dado, le ha dado la naturaleza divina, el poder divino, que el Padre le había comunicado, tanto para hacer milagros como para conducir las ovejas y darles la vida eterna. Las ovejas que oyen su voz y la garantía de que las ovejas que oyen su voz no perecerán, es porque nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. Porque es un don que le dio el Padre, el cual don es más precioso que todas las cosas. Nada es comparable a la vida eterna, que Jesús dispensa - Jn 17:1-4 -. El mismo lo dijo en otra ocasión en tono de pregunta: - ¿ Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma ? - Mt 16:26; Lc 9:25- .

Finalmente Jesús afirma: El Padre y yo somos una sola cosa. Entonces, de la misma manera que nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre, que aquí son las ovejas, así tampoco se las puede arrebatar de las suyas. Porque, en definitiva, Yo y el Padre somos una sola cosa. Directamente se expresa esta unidad entre el Padre y el Hijo en el poder. El Padre y el Verbo encarnado son una sola cosa. Pero lo son no sólo como un profeta, en el plan, conocimiento y actividad de Jesús para su obra salvadora. Sino también, por razón de la persona divina, tiene una unión ontológica divina con el Padre. Esta expresión encuentra su clarificación en la oración sacerdotal, en la que Jesús pide al Padre que le glorifique con la gloria que tuve cerca de ti antes de que el mundo existiese - Jn 17:5.24 -, lo mismo que en el prólogo, en el que se enseña abiertamente que el Verbo, que se va a encarnar, era Dios.

Jesús nos habla de su misma e idéntica naturaleza con el Padre, Hay una naturaleza divina, un solo Dios, naturaleza única en tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Las palabras de Jesús, prueban la consustancialidad con el Padre y por lo tanto, su divinidad.

San Agustín, escribe en el Libro I de la Confesiones: Dios es el más grande. Dios es el más íntimo. Dios es el más presente. Dios es el más trascendente. Hacia el debe orientarse el hombre. En el se debe vivir

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

Santo Toribio de Mogrovejo, obispo

Nace en Mayorga, León-España, en 1538. A sus 40 años, siendo aún laico, doctor en filosofía y derecho, el rey de España, Felipe II lo propone al Papa Gregorio XIII como segundo arzobispo de Lima. En 1579 es ordenado sacerdote en Granada, donde preside del tribunal de la Inquisición, haciendo de este un instrumento de amor, piedad y salvación; y al año siguiente es consagrado obispo en Sevilla con destino a Lima, adonde llega en 1581. Visita los innumerables poblados de su inmensa diócesis. Celebra 13 sínodos y convoca el III Concilio Limense, de 1582 a 1583, en el cual se elabora una legislación en defensa de los derechos de los indígenas, a los que llamaba “las nuevas plantas del Evangelio”, que él defiende contra los explotadores; y se redacta el Catecismo, el primer libro impreso en América en tres idiomas: castellano, quechua y aymara. En 1591 funda en Lima el primer seminario de América Latina, y luego varios más. Es contemporáneo y conciudadano de Santa Rosa de Lima y de San Martín de Porres. A los 25 años de fecunda labor pastoral, en la última visita a su archidiócesis, el 23 de marzo de 1606, pasa a la gloria en Zaña (Lambayeque). Es canonizado por Benedicto XIII en 1726; y en 1983 Juan Pablo II lo proclama patrono del episcopado latinoamericano. Es elprimer santo de América Latina.

 


Respuesta  Mensaje 29 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 28/04/2010 16:00

"Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas"

Jn 12, 44-50

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Nuevamente Jesús, nos da testimonio de que El no habla por sí, sino porque “el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar” así como también nos dice que: “El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió”, de este modo es como Jesús quiere tengamos una profunda conciencia que el responde al Padre, así es como no deja de repetirnos la intima y estrecha unión que El tiene con el Padre. Jesús quiere hacernos ver que el vino hacer la misión que el Padre le ha encomendado.

Jesús nos dice el que cree en mi, como también el que me ve, cree en el que le ha enviado, ya que El se presenta como Enviado del Padre (Jn 1:18; 13:20). De este modo  además, porque Jesús está en el Padre (Jn 10:38; 14:10; 17:21). Por eso, el que ve a Jesús ve en El al Padre (Jn 14:7.9), ya que, donde está el Hijo, está el Padre, que le comunica su divinidad y le envía al mundo. Ver a Jesús con fe es ver al Padre en el Hijo.

Dice Jesús Yo soy la luz, porque  vino al mundo como luz para que se pueda ver la verdad y no perezca el que crea en El (Jn 1:4; 3:19; 8:12; 9:5; 12:34); es la luz que llena y da la vida moral. A Los hombres no nos gusta vivir en las tinieblas, entonces buscamos con desesperación la luz, porque vivir en las tinieblas es vivir en el error y no divisar ningún resplandor, entonces el buen Jesús ha venido al mundo para que todo el que crea en El no permanezca en las tinieblas. Como cristianos, queremos ser hijos y hermanos de la luz, caminar juntos y en la luz, recibir y dar la luz, es decir recibir con alegría la afirmación que nos hace Jesús para no permanecer en las tinieblas y aplicarla a nosotros mismos.

Dice Jesús: El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día. Entonces el nos expone cómo la palabra de El, en otras palabras el Evangelio, va a juzgar, y condenar al que no la reciba, pues hay que hacer la verdad, esto es,  su verdad, (Jn 3:21). En el último día, escatología final, al que rechazó el mensaje de Jesús, su palabra, que es su verdad, la Buena Nueva será la que le juzgue y condene. La razón por que lo hará la palabra y no El, es porque no vino a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.  En contraposición a lo que decían algunos judíos, que no veían en el Mesías más que un juez que, tomando al mundo tal como lo encontraba, sin hacerle intervenir en su salvación, lo juzgaba y condenaba, San Juan destaca en Jesús Mesías su misión salvadora.

Esta enseñanza judicial de la palabra no va contra otras enseñanzas en el evangelio de San Juan, en donde se dice que el que juzga es Jesús, puesto que el Padre le entregó a El todo el poder judicial sobre los seres humanos (Jn 5:22). Jesús no condena sin más, pues vino a salvar. Pero es verdadero Juez del mundo. Si aquí se destaca la condenación por hacerse el juicio ante la palabra, es porque se quiere destacar el valor de ésta y lo que ésta significa para Jesús. Entonces es lo que expone el evangelista en el último grupo de ideas. La razón última de todo esto es como Jesús nos dice;  Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó. Así, El no condena por sí mismo, sino por la palabra y ante su código, que es la voluntad del Padre. De aquí le viene este gran poder a la palabra (Jn 7:17; 14:10).

Se destaca, por último, el valor del testimonio del Padre: El sabe, presciencia de Jesús,  que su precepto,  es decir la palabra, es vida eterna, como ya lo había dicho anteriormente en Jn 3:15.16.36; 5:24.40; 10:10.28. Así, este discurso de Jesús parece ser una síntesis de sus enseñanzas fundamentales. Este discurso es un programa esquemático, por qué se será condenado. Es la lucha entre la Luz y la ceguera voluntaria de los dirigentes de Israel.

Nosotros, desde muy pequeño hemos aprendido de donde venimos, y que somos de Dios, es decir venimos de Dios y vamos a Dios, en nuestro corazón de cristianos hemos atesorado esta verdad que nos ha hecho vivir con tranquilidad y paz, eso nos ha venido de la luz que nos ha traído Jesucristo, eso es obra del amor.

San Juan de la Cruz, nos ha enseñado que quien ha llegado a saborear la presencia de Dios en su interior y vive habitualmente en oración o atención amorosa, percibe en su vida los efectos de la obra que Dios va realizando en nosotros, porque muchas cosas suele Dios decir, enseñar y prometer, no para que entonces se entiendan ni se posean, sino, que cuando se consiga el efecto de ellas, porque es Dios el que va realizando la obra en el Alma.

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN LUIS MARIA GRIGNION DE MONTFORT

Nació de padres cristianos en Montfort (Bretaña francesa) el año 1673. Fue el segundo de dieciocho hermanos. Su padre era muy autoritario y de un temperamento un tanto brusco. Quizá de él heredó nuestro Santo este mismo temperamento contra el que luchó durante toda su vida.

Pasó su infancia con una señora muy buena cristiana que, al no poderle educar su madre, le confió para que lo alimentara y formara en los principios de la fe. Esta buena mujer dejó huellas también muy hondas en su espíritu que nunca olvidará.

Fue enviado al colegio de los padres jesuitas de Rennes donde pasó ocho años entregado a los estudios de humanidades. Aquí trabó gran amistad con los padres carmelitas de esta ciudad que gozaban en aquel entonces de una bien merecida fama de santidad y de profunda y filial devoción a la Virgen María. Entre aquellos religiosos carmelitas que pertenecían a la célebre reforma Turonense, aprendió sin duda la doctrina que después extendería y haría famosa en la Iglesia de hacerlo todo En María, Con María, Por María y Para María.. .

Recibe la ordenación sacerdotal, el 5 de junio de 1700  y desde entonces se entregó de lleno a su misión evangelizadora. Él pidió ser enviado a las misiones para allí gastarse por Cristo enseñando su doctrina, pero los superiores le hicieron ver que su puesto estaba en su misma patria para que trabajara en defensa de la fe cristiana, que aquellos días estaba tan duramente atacada por la herejía de los jansenistas y calvinistas, que amenazaban inficionarlo todo con sus corrosivas doctrinas. Y a ello se entregó en cuerpo y alma nuestro Santo.

Al bautizarle le fue impuesto el nombre de Luis y cuando recibió la Confirmación, él mismo por su gran afecto hacia la Santísima Virgen añadió el de MARIA a su nombre de bautismo.

Fue capellán de grandes hospitales y a todos atendía, consolaba y ayudaba con medios materiales y espirituales.

Es el santo de tribulaciones muy amargas, a menudo en pugna con prelados, sacerdotes y autoridades que se decían cristianísimas, en una Francia que entendía las luces como un sucedáneo de Dios. Con su crucifijo y una estatuilla de la Virgen, "Reina de los corazones", acorazado en su paciencia, volvió a encender la fe en miles de almas como una lamparilla que no se apaga en la tormenta.

Como le acompañaban un grupo de amigos en sus apostolados misioneros y marianos... con ellos, y a petición de los mismos, fundó la Congregación de Sacerdotes de la Compañía de María o Montfortianos, hoy extendidos en todas partes.

Entre sus fundaciones de vida de perfección se cuentan también los Hermanos de San Gabriel y las Hijas de la Sabiduría. que han difundido su entrañable espiritualidad mariana, vivida en consagración personal a la Virgen.

Aquel hombre que había recorrido toda Francia y otras naciones llevando el mensaje de Jesucristo y de María... a los cuarenta y tres años estaba extenuado y partió al cielo el 27 DE ABRIL de 1716. A su entierro acudieron más de cien mil personas...

Se difundieron sus escritos en numerosas ediciones e idiomas especialmente su Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de  Vigo

LINK DE INTERES

TRATADO DE LA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN

San Luis María Grignon de Monfort

EL SECRETO ADMIRABLE DEL SANTÍSIMO ROSARIO

San Luis María Grignon de Monfort

 



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