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Respuesta  Mensaje 1 de 29 en el tema 
De: LUNASOL  (Mensaje original) Enviado: 30/03/2010 16:35

Enviado: 28/06/2009 21:20

 

El encuentro con la palabra de Dios nos lleva a reflexionar

sobre nuestra mision , comportamiento y fe,  aqui dejare unas reflexiones

sobre  ella, el estar cerca de el, el hacerlo dueno de nuestra alma

el que haya dejado a su hijo derramar su sangre , por nosotros

nos hace perdonar nuestras faltas

Espero , la conversion real autentica en la gracia de Dios

gracias mis gaviotas

 

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 01/04/2010 22:21

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

 

 

"No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás"

Comentario y estudio del Evangelio, Jn 13, 1-15

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

El capítulo 13 del Evangelio de San Juan narra las palabras de Jesús en el cenáculo. Aunque San Juan omite el relato de la institución eucarística, probablemente porque a la hora de la composición de su evangelio ya era de todos conocida, por vivida en a fractio pañis, pone, en cambio, una serie de discursos de Jesús de gran importancia dogmática.

1.           “PRÓLOGO” INTRODUCTORIO A LA PASIÓN

San Juan, antes de narrar la humillación de Jesús en su pasión y muerte, antepone un pequeño “prólogo” en el que destaca la grandeza de Jesús; cómo Él es el único consciente de todos los pasos que da; cómo va libremente a la muerte; cómo tiene el dominio sobre todas las cosas y cómo, por amor a Dios y a los seres humanos, “salió” de Dios y “vuelve” así, triunfalmente por su muerte redentora, a Dios.

Es característico de San Juan el anteponer estos prólogos a determinados acontecimientos de Jesús para dar el profundo significado de ellos. Tal es la grandeza divina, que Juan quiere destacarlo

“Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin”

Probablemente evocada por la Pascua y basada en un juego de palabras, está construida la frase introductoria: “sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre” precisamente “pascua” (pesah) significa tránsito o paso (Ex 12:11). Como, indudablemente, esta cena es la pascual, esta afirmación del Evangelio al decir “Antes de la fiesta de Pascua” crea una de las dificultades clásicas de la cronología de los evangelios, ya que resulta que Jesús celebraría la cena pascual con sus discípulos, no en la tarde del 15 de Nisán, la Pascua, sino el 14 de dicho mes.

2.           ÉL HABÍA VENIDO DE DIOS Y VOLVÍA A DIOS

“Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios”

Judas asiste a esta cena. Es decir la comida principal, hecha preferentemente hacia la noche. Precisamente la cena pascual comenzaba después de ponerse el sol del 14 del mes de Nisán, según el cómputo del día judío (Mt 26:20 par.). Por eso, cuando poco después Judas sale de allí, era de noche.

Judas tiene ya tramada la entrega y está comprometido en la pasión de Jesús. Con el cinismo del disimulo, para mejor lograr su objetivo, asiste a esta cena pascual; San Juan dice: “el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo” Al vincular esta obra al demonio no pretende el evangelista hacer una exclusiva referencia literaria personificada en Satán. Para San Juan, la pasión es un terrible drama entre el reino de Satán, las fuerzas del mal, y Jesús, con su reino de Luz. Los seres humanos son los instrumentos de ese mundo satánico. Pero toda esta triple conjura, satánica, sanedrítica y de Judas, contra Jesús no era oculta para El. Es lo que San Juan se complace en destacar y anteponer a esta tremenda tragedia.

“Sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos” que es el poder conferido a su humanidad sobre todo lo creado, por razón de su unión hipostática, ya que la frase no puede entenderse de la divinidad: poner en sus manos todas las cosas no es darle el poder de la divinidad, sino poder sobre todas las cosas. (San Juan 3:35; 17:2). Si todas las cosas están en sus manos, también lo está Judas. Y si El no lo permitiese, ni el traidor podría entregarle. El libremente (San Juan 10:18) permite que el traidor le entregue, para así cumplir los planes del Padre. Porque sabe que precisamente llegó su hora, la hora que tanto deseó y a la que amoldó sus planes (San Juan 7:6; 12:23).

Sabe también, como se complace en destacarlo San Juan, el evangelista, que “que él había venido de Dios y volvía a Dios” Esta expresión alude, no a la generación eterna, sino a que el había venido del Padre por la encarnación y volvía, por la muerte y resurrección, al Padre, para ser glorificado con la “gloria que tuve cerca de ti antes de que el mundo existiese” (San Juan 17:5-24).

3.           LOS AMÓ HASTA EL EXTREMO

Además, la obra que va a realizar en esta hora es una manifestación también de amor insospechado a los seres humanos. Su obra de encarnación y de enseñanza fue obra de amor. Pero ahora dice el evangelista que, “como hubiese amado a los suyos, que estaban en el mundo, al fin los amó hasta el extremo (v.1b). Los “suyos,” contrapuestos al mundo en este contexto, no pueden ser los judíos (San Juan 1:10:11), ni acaso sean solamente todos los cristianos de entonces (San Juan 6:37.39).

Valorados en este contexto literario del cenáculo, se debe referir a los apóstoles (San Juan 17:6-9). En todo caso, el evangelista no quiere decir que la obra redentora de Jesús afecte sólo a los apóstoles: los que ahora se consideran en su “prólogo.” Poco antes se expuso la doctrina en la que se habla de la muerte redentora de Jesús (San Juan 10:15), que abarca también a todos los que no son del redil de Israel, es decir, los gentiles (San Juan 10:16).

San Juan hace ver cómo la muerte de Jesús es una prueba de su amor desbordado por los hombres. “Los amó hasta el extremo. La prueba suprema de este amor extremado la da precisamente con la realización de su pasión y su muerte.

 

BEATO NUNO ALVARES DE PEREIRA + 1431

(Carmelita)

Nació en Sernache de Bomjardim (Portugal) el 24 de junio de 1360. Su padre fue un ilustre militar y gran caballero, Don Alvaro Gonçalves Pereira, Gran Prior del priorato de Crato de la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén.

La niñez de Nuño fue normal y la pasó entre los soldados que estaban a las órdenes de su padre y también, como correspondía en aquel entonces, entregado a la lectura de las gestas caballerescas.

A los trece años fue admitido en la corte del rey Fernando para que se adiestrase en la milicia y en ella dio muestras de gran valentía y exquisita destreza y por ello fue armado caballero, a pesar de su juventud, como escudero de la reina. Siendo muy joven - dieciséis años - su padre lo entregó en matrimonio a la noble Doña Leonor de Alvím, de la que tuvo tres hijos. Dos de ellos murieron pronto y Beatriz, la tercera, casó con D. Alfonso, el 1401, hijo del rey Juan I, que después fue cabeza de no pocas dinastías principescas europeas. 

Portugal y Castilla en aquella época de nuestro Beato estaban en continuos litigios bélicos y durante ellos Nuño demostró su gran valentía y destreza militar. El luchó con todas sus fuerzas por la independencia de su patria y por ello defendió la candidatura al trono de quien podía conseguirla. Famosas fueron las batallas de Aljubarrota y Valverde en las que salió victorioso.

A pesar de sus contiendas militares, no le estorbaban para su profunda vida cristiana que para él siempre fue lo primero. Era devotísimo del Santísimo Sacramento y de la Virgen María. Oía todos los días dos misas y los sábados y domingos, tres. Ayunaba en obsequio de la Virgen María todos los miércoles, viernes y sábados, así como todas las vigilias de Nuestra Señora. Comulgaba según la costumbre de la época en las fiestas más solemnes y se confesaba con mucha frecuencia. En su estandarte bélico llevaba las imágenes de Cristo crucificado, de la Virgen María y de los Patronos de las guerras: Santiago y San Jorge.

Antes de cada batalla exhortaba a sus soldados a confiar mucho en la ayuda del cielo y atribuía a la protección de la Virgen María cuantas victorias conseguía. En la famosa batalla de Valverde encontraron a Nuño de rodillas orando entre las rocas para alcanzar la victoria, como así fue.

Como gratitud a esta ayuda poderosa de la Virgen María, visitaba en peregrinación los más famosos Santuarios, igual que las más humildes ermitas dedicadas a la Virgen María y en su honor le levantó varios templos. Famoso fue el magnífico templo del Carmen en Lisboa que fue destruido por un incendio el 1755.

Después de la muerte de su esposa, acaecida el 1387, ya no quiso contraer nuevas nupcias y siempre fue exigente con la moralidad de sus soldados y más aún con la suya propia. Era un modelo para cuantos le contemplaban en todas las virtudes.

El 1423, mandó construir un grandioso templo que confió a los carmelitas.

Ante la admiración y estupor de todo Portugal el 15 de agosto de 1423 abandonaba todas sus posesiones y honores y vestía el hábito carmelita como hermano donado en el convento de Lisboa con el nombre de fray Nuno de Santa María. Ingresó en la Orden del Carmen, atraído especialmente por el culto que los carmelitas daban a la Virgen María y por lo bien que realizaban la liturgia. Fue para todos los religiosos un perfecto modelo de observancia y de todas las virtudes.

Pasaba largas horas ante el Santísimo Sacramento, rezaba todos los días el oficio divino y asistía a cuantas misas podía.

En el convento fue la admiración de todos por su gran humildad, servicio, caridad y piedad. Para más alejarse del mundo quiso irse a un convento lejos de donde le conocieran, pero no se lo permitieron.

Su última enfermedad fue breve y se vio rodeado del rey y de todos los magnates del reino, a quienes dirigió muy sentidas y edificantes palabras.

Murió tan santamente como había vivido el 1 DE ABRIL de 1431. En cuanto murió ya corrió la fama de santo en boca de todos los portugueses y aun fuera de Portugal. Fueron muchas las solicitudes de parte de los reyes y pueblo de Portugal hechas a la Santa Sede para que fuera declarado santo este gran Condestable . Por fin el Papa Benedicto XV, el 23 de enero de 1918, apoyaba el culto ya inmemorial que se le venía tributando en algunas partes de la Orden y en Portugal. Las gestas del Bto. Nuño han sido cantadas por el ilustre poeta portugués Camoens en Os Lusiadas (canto IV y Vlll).

 

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

 


Respuesta  Mensaje 3 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 01/04/2010 22:24

IMPRESIONES DE LA VIA DOLOROSA

(Comentario de mis impresiones del Vía Crucis)

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1.      JUDAS, ENTREGA JESUS AL SANEDRIN

Después de haber salido de una reunión secreta, se retiró por la puerta de atrás Judas, seguidor de Jesús por cerca de tres años. Seguidamente, los jefes de los sacerdotes y los fariseos reunieron rápidamente en una junta romana estacionada en el castillo de Antonia del templo vigía judío, juntos con oficiales del templo. Como consecuencia de esta reunión, si hizo regresar a Judas para que los guiara con el fin de apresar a Jesús.

Así, quien había gozado de una larga amistad de Jesús, encabeza una comisión que va a arrestar a Nuestro Señor Jesucristo. Al traidor, se le agregaron unos sirvientes y dependientes del sumo sacerdote, junto a una gran multitud de fanáticos y otras gentes de mal vivir con linternas y antorchas, con espadas y palos, y todo tipo de armas, por si encontraban resistencia. Al llegar  a donde estaba Jesús, Judas lo señalo con un beso en la mejilla. De esta manera fue capturado y por normas de seguridad fue amarrado y engrillado, y luego trasladado a la casa del sumo sacerdote.

Jesús fue juzgado ante un tribunal eclesiástico, en el juicio participó Anás, y Caifás, quien al parecer actuó como cabeza del Sanedrín en cada caso. La corte judía encontró a Jesús culpable de blasfemia, por tanto lo condena a muerte. Durante el juicio tuvo lugar la triple negación de Pedro. Jesús, fue insultado y objeto de diversas burlas. Sin embargo en todo momento el Señor se mostró tranquilo y sereno, especialmente entre la segunda y la tercera sesión y después de su condenación final. Sin embargo el testigo y acusador Judas se mostró muy desesperado y se esperaba cualquier reacción extrema de el.

2.      JESÚS, ES SENTENCIADO A MUERTE

Jesús se mostró integro, a pesar de tanto vejamen recibido, él fue puesto a disposición de la Corte Civil y el juicio consistió también de tres sesiones: la primera ante Pilatos, la segunda ante Herodes y la tercera otra vez ante Pilatos. Ante la corte de Pilatos no se acusó de blasfemia a Jesús; sin embargo, le acusan de alborotar al pueblo, de no querer dar tributo al César, y de ser rey. Pilatos ignoró los primeros dos primeros cargos y encontró inofensivo al tercero cuando ve que Jesús no reclama la realeza en el sentido romano de la palabra.

Sorpresivamente, y para no hacer que los líderes judíos se sientan molestos, Pilatos decidió enviar a Jesús, ante Herodes. Nuevamente, Jesús no cedió ante la curiosidad de Herodes, y recibió todo tipo de burlas y vejaciones. Luego fue enviado de regreso ante Pilatos y el procurador romano declaró inocente al prisionero por segunda vez, pero en vez dejarle libre, dio al pueblo la alternativa de escoger entre Jesús o Barrabás por tener que liberar a un prisionero debido a la celebración de la Pascua.

Pilatos declaró inocente a Jesús por tercera vez con la solemne ceremonia del lavado de sus manos; recurrió así a un tercer esquema para librarse a sí mismo de pronunciar una sentencia injusta contra su prisionero. Una de las medidas tomadas fue azotar drásticamente al cautivo, eliminando de ese modo, en la medida en que los medios humanos puedan hacerlo, toda esperanza de que Jesús haya podido lograr la dignidad real. Pero incluso este procedimiento falló, y Pilatos permitió que su ambición política prevalezca sobre su sentido de justicia, es así como condenó a Jesús a morir crucificado.

3.      JESÚS CARGADO CON LA CRUZ

Interiormente muy integro se la vio a Jesús cuado salio de su prisión, en la salida le esperaba un gran cruz de unos cinco metros de largo, se estima de un peso superior a los 100 Kg. Jesús levantó la pesada cruz, con una amorosa decisión, sin importarle el peso del madero y el peso que representa la cruz.

La gente con asombro vio caminar a Cristo con su pesada cruz, El en su cara no reflejó ningún rencor, muchos se impresionaron de este gesto pues había sido duramente castigado.

Todo el pueblo de Jerusalén se ha reunido en las calles, llama la atención el ver que algunos de los que están presenciando la cruel caminata, en otro momento vitorearon y recibieron con palmas y olivos a este mismo hombre hace algunos días atrás, esta actitud confunde a muchos, sin embargo el castigado Jesús, no pierde su tierna mirada, es sorprendente como observa con amor a los que lo insultan, y sigue caminando con la cruz a cuesta.

4.      JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

Imprevistamente algo le ocurre a  Jesús, cae por primera vez y no es para menos, casi no puede andar, el dolor de las heridas y peso de la cruz hace que caiga al suelo empujado por el verdugo que le lleva atado del cuello.

La escena es muy cruel, el camino de Jesús es doloroso, pero el se levanta a pesar del peso de la cruz y sigue caminando, con su cuerpo casi destrozado por tanto tormento, sin embargo hay algo en su interior por el cual acepta llevar esta pesada cruz.

5.      JESÚS ENCUENTRA A SU SANTÍSIMA MADRE

Jesús se encuentra con su Madre, una mujer muy dulce, su mirada es santísima, un manto de pureza la cubre, es una escena conmovedora la de este encuentro. Su amadísimo hijo la mira con mucho amor, en verdad esto que esta ocurriendo es una espada que atraviesa su alma, esto hará que se descubran los pensamientos de muchos corazones. Los que observan la escena, no pueden ser capaz de imaginar tanto dolor en lo más profundo del alma de María, así como no pueden comprender lo que siente este Jesús al ver sufrimiento de su Madre.

6.      SIMÓN DE CIRENE LLEVA LA CRUZ DE JESÚS

Es algo impresionante, no se podría creer que el hombre que fue sanado de la vista de manos de Jesús quisiera estar viendo esto, pues El esta siendo cruelmente castigado, y a ningún buen hombre le debe ser grato ver esta agonía.

Jesús va sintiendo el peso que lleva encima, no es para menos, es grande la carga que lleva, pero  un hombre se acerca a Jesús para  ayudar cargar la cruz, se trata de Simón de Cirene, que venía del campo, y se ha dispuesto a ayudar a cargar la cruz.

7.      VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS

El camino por el cual camina Jesús es muy tortuoso, seguramente le eligieron una ruta muy cruenta y le rompe sus pies al caminar, por lo que va dejando una sangrada huella. El lleva tapado los ojos con la sangre que emana de las heridas de su cabeza producto de esa corona que le han puesto. Otra mujer se acerca a Jesús, lleva un pañuelo en la mano, es una mujer muy valiente, se trata de Verónica y se aproxima al Señor con un gesto de gran piedad. Esta mujer se acerca a limpiar el rostro de Cristo,  rostro que se observa muy desfigurado, así es como la piadosa Verónica, con gran cariño y dolor limpia el rostro sufrido de Jesús, luego algo inexplicable, el rostro de Jesús, esto es la imagen queda impresa en el pañuelo.

8.      JESÚS CAE, POR SEGUNDA VEZ


Respuesta  Mensaje 4 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 03/04/2010 03:55

¡JESÚS VIVE!

Comentario sobre la Resurrección y Apariciones de Jesús Resucitado

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1.      ¡JESÚS VIVE!

Dijo entonces Jesús: Aún estaré con vosotros un poco de tiempo, y me iré al que me ha enviado (Jn 7:33). También dijo: y Yo, si fuere levantado de la tierra, atraeré a todos a mí (Jn 12:32).

Los apóstoles, fueron lo primero en reconocer y hablar sobre la resurrección de Jesús, y así se lo hicieron saber a los primeros cristianos, Pedro en su discurso dice que a Jesús lo alzaron en la cruz: “Pero Dios, rotas las ataduras de la muerte, le resucitó”

San Pablo en la cartas a los Corintios, 15: 3-8  les dice: Pues, a la verdad, os he transmitido, en primer lugar, lo que yo mismo he recibido, que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado, que resucitó al tercer día, según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, luego a los Doce. Después se apareció una vez a más de quinientos hermanos, de los cuales muchos viven todavía, y algunos murieron; luego se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles;  y después de todos, como a un aborto, se me apareció también a mí.”

Jesús al enseñarnos el Padrenuestro, nos enseño que le pidamos Dios que se haga su voluntad aquí en la tierra como en el cielo. Así es como fue Jesús resucitado por la voluntad de Dios. Rezamos en el Credo: padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso, desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Esa es nuestra fe, así es nuestra vida espiritual, llena del amor de Dios y de la convicción que Jesús vive para los hombres, esa fe, nos hace sentir que ¡Jesús Vive!

2.      LA RESURRECCIÓN, NARRADA POR LOS EVANGELISTAS

Según san Mateo 28:2-7

De pronto se produjo un gran terremoto, pues el Angel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El Angel se dirigió a las mujeres y les dijo: « Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y ahora id enseguida a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis." Ya os lo he dicho. »

Según san Marcos 16:5-7

Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron. Pero él les dice: « No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo. »

Según san Lucas 24:2-7

Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: « ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba todavía en Galilea, diciendo: "Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite. "

Según san Juan 20: 11-14

Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: « Mujer, ¿por qué lloras? » Ella les respondió: « Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. » Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.

3.      LA TUMBA VACÍA

En los cuatro relatos, nos encontramos con la tumba vacía, san Mateo dice; “sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí, ha resucitado”, san Marcos dice: Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el sitio en que le pusieron,  san Lucas dice: y, entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús, san Juan dice: Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Y diciendo esto, se volvió para atrás y vio a Jesús que estaba allí.

4.      EL MENSAJE DE DIOS A TRAVÉS DE LOS ÁNGELES

Hemos aprendido que un ángel habla cuando se formula en palabras un mensaje de Dios, y ese mensaje en estos relatos en de la resurrección. San Mateo dice; El ángel, dirigiéndose a las mujeres, dijo: No temáis vosotras, pues sé que buscáis a Jesús el crucificado…. Id luego y decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos. San Marcos, no trae la palabra Ángel, pero los describe con las vestiduras que utilizaban los Ángeles, y lo relata así; vieron un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca. San Lucas, tampoco menciona la palabra ángeles, pero al igual que san Marcos da entender que si lo son, el los relata así: Estando ellas perplejas sobre esto, se les presentaron dos hombres vestidos de vestiduras deslumbrantes. San Juan lo narra de esta forma: y vio a dos ángeles vestidos de blanco, uno a la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. El mensaje de la resurrección, nos llega como un mensaje de Dios.

 

SAN RICARDO, obispo 1197-1253

La vida de nuestro protagonista San Ricardo no fue fácil desde que nació hasta su muerte. Le tocó vivir en una nación y en un tiempo en el que tanto la Iglesia como la misma sociedad atravesaba tiempos nada fáciles. Los obispos eran más bien como "lores" y amantes de las grandezas de este mundo. Los mismos monjes dejaban que desear ya que estaban entregados al lujo y a la vida fácil con el detrimento que esto lleva a la vida de oración y entrega al Señor y a los hermanos. Sin embargo el lema de Ricardo fue siempre éste: "Austeridad, caridad y energía". Sí, fue muy enérgico y nunca se casó con la injusticia.

Era campesino inglés, Richard Wych, nació en el año 1197 cerca de Worcester hijo de labriegos, que conoció muy bien la dureza de las tareas del campo.

Trabaja desde muy niño para reparar la hacienda arruinada de sus padres en Wyche, no lejos de Worcester, Inglaterra.

Y dejando en ella a su hermano mayor, marcha a estudiar a las universidades de Oxford, París y Bolonia.

Es posible que posteriormente estudiara en París y en Bolonia, el hecho es que volvió a su patria ya doctor y en 1235 fue nombrado canciller de su universidad, para convertirse muy pronto en el colaborador más intimo del arzobispo de Canterbury, su amigo Edmund Rich, es decir, San Edmundo.

Ambos hicieron frente a las pretensiones del rey Enrique III, que se apoderaba de los beneficios eclesiásticos vacantes, la pugna se enconó, juntos conocieron el destierro en   Pontigny, Francia, y allí, tras la muerte de san Edmundo, Ricardo fue ordenado sacerdote el año 1243.

A pesar de la oposición del Rey Enrique III, es consagrado Obispo de Chichester, por el Papa Inocencio V, el año 1245. Vuelto a Inglaterra, comparte preferentemente su vida con los pobres y los enfermos.

Es entonces cuando da toda la medida de su personalidad: es el prelado inflexible que combate con mayor energía la simonía y el nepotismo, luchando por limpiar de impurezas y bajos intereses la Iglesia de Inglaterra.

Y entre tantos obispos medievales que son comilones, imperiosos, cortesanos, arrogantes y amigos del lujo, él será la humildad y la austeridad personificadas, dejando el recuerdo de un hombre muy sencillo y bondadoso.

Tuvo también un constante amor a los pobres y murió, al iniciarse el mes de Abril de 1253, en un asilo de Dover que acababa de fundar. Ya agonizando hizo repetir a los que le rodeaban: «María, madre de Dios y madre de misericordia».

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.


Respuesta  Mensaje 5 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 06/04/2010 13:23

SAN BENITO DE PALERMO 1526-1589

Siciliano de nacimiento y negro de piel, hijo de unos esclavos africanos - tal vez nubios --que trabajaban en una propiedad cercana a Messina, el amos de sus padres le concedió la libertad al nacer y se sabe que de niño fue pastor.

Su amo le dio la libertad y a los veintitantos años se unió a un grupo de eremitas franciscanos, convirtiéndose a partir de entonces en un fidelísimo seguidor del ejemplo del santo de Asís. Después de que este grupo se dispersara hacia 1564, Benito fue aceptado como hermano lego en el convento de  santa María de Palermo, y como no sabia leer ni escribir se le confiaron las tareas de la cocina.

Un cocinero singular por su admirable piedad, por su humildad y por las curaciones milagrosas que prodigaba. A todo esto, ¿qué platos saldrían de sus manos, qué guisos angélicos prepararía ese fraile cito de color de carbón?.

Su singularidad se puso de manifiesto en 1578 cuando a pesar de ser sólo lego y analfabeto encima, se le eligió superior. Costó mucho convencerle de que aceptara, y luego tal vez más de un fraile se arrepintió de haberle convencido, porque impuso la interpretación más estricta y austera de la regla franciscana.

Más tarde fue maestro de novicios y, al parecer, otra vez cocinero, que era lo que él prefería, un santo literalmente entre pucheros, asediado por multitudes de enfermos que invadían la cocina conventual pidiéndole que les sanara con su infalible oración y su gesto taumatúrgico entre el vaho de las cacerolas.

Con  renombre taumatúrgico, que llegaría pronto hasta los hombres de color, lo mismo en África que en América. Esta muy extendida su devoción en Venezuela, y en Galicia se venera en la Parroquia de Santiago de Redondela.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.


Respuesta  Mensaje 6 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 06/04/2010 13:24

"No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán"

Mt 28, 8-15

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Las mujeres, que habían ido al sepulcro, después de oír el anuncio del Ángel, se alejaron rápidamente de allí, atemorizadas pero llenas de alegría. La redacción que hace San Mateo de este acontecimiento, es distinto a los otros evangelistas, observemos que dice, atemorizadas pero llenas de alegría. En el camino, les sale al paso Jesús. De pronto les sale al encuentro, debe haber sido una sorpresa inmensa, entonces Jesús les saluda sonriente, porque les dice, Alégrense.

Pero hay otras interrogantes, dice san Mateo, Las Mujeres, pero no dice cuales, luego dice que habían ido, pero no dice cuando fueron. Otra interrogante es, si el relato que hace san Marcos 16:9-11 y el que hace san Juan 20:11-18 se refieren a este mismo relato de san Mateo. Si el único evangelio fuera el de san Mateo, podríamos pensar que eran dos Las Mujeres. Es decir, María Magdalena y la otra María habían ido solas por la mañana a visitar el sepulcro y que se habían vuelto a comunicar la noticia a los apóstoles, y que en el camino se les había aparecido Jesús.

Pero si leemos a san Lucas 24:19 y a san Juan 20:2, podemos decir que habían ido con estas dos Marías otras varias mujeres.  También que Magdalena, si fue con ellas al sepulcro, no entró ni tuvo conocimiento del anuncio del ángel sobre la resurrección del Señor, sino que, tan pronto vio la piedra removida, pensó en un robo del cadáver y se volvió corriendo a comunicarlo a Pedro, como lo relata san Juan 20:1-2.

Por otra parte, a través del evangelio de san Marcos y san Juan se sabe también que Magdalena vio sola al Señor resucitado. Y hasta tal punto se dice esto, que la aparición del Señor resucitado a Magdalena, tanto en el evangelio de Juan como en el final deutero-canónico de Marcos, se narra esta aparición como algo personal, destacado y exclusivo de ella. San Marcos 16:9 llega a decir de las apariciones jerosolimitanas (en Jerusalén) del Señor que se apareció primero resucitado a María Magdalena.

Por otra parte, la narración de Mateo sobre la aparición del Señor a Magdalena y a la otra María no fue en el camino, a la vuelta del sepulcro, como parecería en una lectura superficial del texto. Y esto no sólo se deduce de lo que dice san Juan en 20:1-2, sino también porque las mujeres, a la vuelta del sepulcro, saben, después del anuncio del ángel, que el Señor ha resucitado. Y conforme a la orden del ángel, así lo manifestaron a los discípulos, aunque éstos no lo creyeron como dice san Lucas 24:10-11. Más no dicen que hayan visto al Señor.

Pero Magdalena, no habiendo asistido al anuncio del ángel en el sepulcro, ignoraba la resurrección del Señor; tanto que, al llegar ella a Pedro y al otro discípulo, (san Juan) piensa que han robado el cuerpo, san Juan 20:1.2.

También se sabe que, cuando las mujeres vienen del sepulcro a anunciar esto a los discípulos, no estaban con ellos Pedro y el otro discípulo, pues éstos salieron en seguida, san Juan 20:4, camino del sepulcro tan pronto como Magdalena les comunicó que habían robado el cuerpo del Señor.

A esto no se opone lo que se lee en san Lucas 24:12, el cual, después de relatar que las mujeres, entre las que cita la primera a Magdalena, vuelven del sepulcro, añade que dijeron esto a los apóstoles (la resurrección y el anuncio del ángel), y a continuación narra cómo Pedro fue corriendo al monumento.

Lucas sabía, aunque él explícita mente no lo relata, lo que había sido un tema muy destacado en la primera tradición cristiana: la aparición del Señor resucitado, privilegiadamente, a Magdalena. Y así la incluye globalmente en el grupo de las mujeres a las que se les comunicó la resurrección del Señor.

Más aún, según el mismo Lucas, cuando las mujeres fueron a comunicar la resurrección del Señor a los apóstoles no estaba entre ellas Magdalena. Pues los apóstoles dicen a los discípulos de Emaús que nos asustaron ciertas mujeres de las nuestras que, yendo de madrugada al monumento, no encontraron su cuerpo, y vinieron diciendo que habían tenido una visión de ángeles que les dijeron que vivía (san Lucas 24:22-23). Pero Magdalena no estaba con ellas durante esta aparición, como se ha dicho.

Por tanto, si Magdalena fue la que vio primera (Marcos) al Señor resucitado; y si las mujeres tuvieron también una aparición del Señor resucitado, que, en el contexto de Mateo, fue muy de mañana, pues la sitúan a la vuelta del sepulcro, del cual volvieron en seguida, y cuando fueron era muy de madrugada; esta coincidencia de horas y de otros rasgos literarios entre los relatos de Mateo y de Juan hacen ver que este relato de Magdalena está íntimamente relacionado en los dos evangelistas.

Para resolver esta dificultad de la aparición del Señor en el camino a las mujeres sin la presencia literaria de Magdalena, varios autores han supuesto un segundo viaje de las mujeres al sepulcro, y en el cual tiene lugar esta aparición de Jesús.

Así se salvaría que, en la primera vuelta del sepulcro para anunciar la resurrección del Señor a los apóstoles, Magdalena no podía estar entre ellas, pues lo ignoraba; y, como es citada expresamente en el contexto de Mateo, se explicaría que, estando citada y no habiendo visto a Jesús, esta aparición no pudo ser en la primera vuelta del sepulcro, sino en otra.

Pero en esta otra segunda visita, para excluir de ella a Magdalena, que tiene su aparición sola y peculiar junto al sepulcro (Juan-Marcos), se supone que las mujeres, después de transmitir el mensaje a los apóstoles, vuelven pronto de nuevo al sepulcro, mientras Magdalena ya estaba allí con Pedro.

Y en este intervalo, en este segundo viaje, pero ya de vuelta las mujeres el sepulcro, sería cuando tuvo lugar esta aparición del Señor y el mensaje a todas, incluida ya Magdalena, anunciando a los apóstoles la resurrección del Señor.

Esta solución, basada en un segundo viaje al sepulcro, aparte que no está dicho ni insinuado en el texto, no se ve, para justificarlo, ni necesidad exegética ni tiene tampoco una satisfactoria explicación. Supone muchas cosas y parece todo ello muy artificioso. De hecho, No explica a qué van estas mujeres al sepulcro cuando ya sabían que el Señor había resucitado. No explica los rasgos afines que hay entre el relato colectivo de Mateo y el personal de Magdalena de Juan-Marcos.

Caben otras explicaciones sin recurrir forzosamente a ese segundo viaje. La solución hoy más seguida por los autores consiste en identificar la aparición personal de Juan (20:11-18) y Marcos (16:9-11) con la aparición colectiva que Mateo refiere de las mujeres a la vuelta del sepulcro (Mateo 28:9.10). Los fundamentos principales en que se basan para sostener esta identificación son: Magdalena, según Mateo, como se ha notado (Mateo 28:19), vio a Jesús resucitado. Según Marcos, Magdalena fue la primera que vio al Señor resucitado (Marcos 16:9), y ella fue quien lo anunció a los apóstoles, pero oyendo que vivía y que había sido visto por ella, no lo creyeron” (Marcos 16:10.11). En el evangelio de Juan, cuando Magdalena va al sepulcro con las otras mujeres y vuelve ella antes de la aparición de los ángeles, dice a Pedro que no sabemos dónde han puesto el cuerpo. Es decir, se incluye ella con otras. Es conocido, y muy usado en el evangelio de Mateo, el plural de categoría, por lo que se atribuye a un grupo o colectividad, por algún motivo real o literario, lo que sólo corresponde a una persona. Por lo que parece que Mateo haya utilizado aquí este procedimiento literario, en cuyo caso la aparición que pone de Jesús a las mujeres a la vuelta del sepulcro sería un plural de categoría. De hecho, él sólo cita a María Magdalena y a la otra María (Mateo 28:1:8), con lo que intentaría referir la aparición hecha sólo a Magdalena, de tan gran resonancia en la primitiva tradición y catequesis cristiana, aunque expresado por la categoría de aparición a mujeres.

Los rasgos afines que se hallan entre la narración de Mateo y la de Juan-Marcos: María Magdalena es la misma protagonista en ambas escenas. Jesús saluda en ambas apariciones, aunque en Mateo es un saludo vago y genérico  y en Juan es un saludo concreto y personal. En ambas narraciones, Magdalena abraza los pies del Señor. Por eso no hay oposición ninguna entre el pasaje de Juan: No me abraces, y el de Mateo cuando dice que las mujeres abrazaron los pies del Señor. Pues el texto de Juan supone que Magdalena le abrazó los pies, pero que Jesús le manda después que se retire.

En ambas narraciones, Jesús da el mismo encargo a las que lo escuchan: que vayan a los discípulos a transmitir un mensaje. Mateo destaca la aparición en Galilea; Juan, la próxima ascensión o vuelta al Padre, que tan acentuadamente está en el cuarto evangelio.

Así, puede concluirse: que Mateo 28:9.10 y  Juan 20:11-18 se refieren a lo mismo, es decir ambas apariciones deben de ser la misma. El texto de Mateo  no exige que la aparición de Jesús a las mujeres se realice en el camino, ya que puede ser muy bien una forma de redacción

Luego san Mateo nos dice que mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que había sucedido.

Según el relato, la guardia romana puesta en el sepulcro huye, ante el hecho del ángel aterrador y el sepulcro abierto, a comunicar la noticia y justificarse. Había que dar una explicación de alguna manera de aquel suceso. Hay una reunión de gentes sanedritas — Josefo habla del papel de estas reuniones de jefes judíos en esta época y de sus repercusiones — y se apela al dinero. Aquella soldadesca mercenaria aceptaba fácilmente aquella propuesta: mientras dormían, habían robado el cuerpo. Mas a quien lo pensase, no le parecería verosímil: ¿cómo dormir en una custodia, que era gravemente punible en el código militar? ¿Cómo atreverse nadie ante la tropa, máxime sus discípulos, a intentar violar un sepulcro? ¿Cómo no despertar ante el ruido de gentes y de instrumentos y del rodaje de la piedra sepulcral? Alguna explicación había de darse. Las gentes sanedritas se comprometían a apaciguar al procurador si la noticia llegaba a él. Si a ellos no les interesaba el asunto, menos había de preocuparle aquel enojoso asunto a Pilato. La “noticia se divulgó entre los judíos hasta el día de hoy” (Mateo). Se está reflejando el hecho polémico de judeocristianos, en la iglesia mateana, en la época de la composición del evangelio.

San Justino (t c.165), en su Diálogo con el judío Trifón, le dice:

“Vosotros, apenas supisteis que (Jesús) había resucitado de entre los muertos, no sólo no hicisteis penitencia, sino, como antes dije, escogisteis a hombres especiales y los enviasteis por toda la tierra que fueran repitiendo a voz de pregón que una secta sin Dios y sin ley se había levantado en nombre de un Jesús de Galilea, que fue un impostor. “Nosotros — decíais — le crucificamos; pero sus discípulos, habiéndole robado del sepulcro en que, desclavado de la cruz, fue colocado, engañan ahora al pueblo diciendo que ha resucitado de entre los muertos y subido al cielo.”

La afirmación de San Justino procede de una fuente distinta del evangelio de Mateo. La calumnia no sólo corrió por Palestina, sino por la Diáspora, es decir por la dispersión de la comunidad del pueblo judío.

La Paz de Cristo Resucitado

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN JUAN JOSÉ DE LA CRUZ 1654-1734

San Juan José de la Cruz, de la Orden Franciscana de San Pedro de Alcántara. Nace en 1654 en la isla de Ischia, frente a Nápoles, de una familia cristianísima, cuyos cinco hijos se consagran a Dios en la vida religiosa.

Lo mismo de maestro de novicios que de superior provincial y director de almas, San Juan José de la Cruz hace de su vida una Cuaresma de oración y penitencia, con ayunos, y cilicios en cruz, rigurosísimos.

Sobresaliente por su austeridad, insistió en una austeridad igual de estricta para los novicios a su cargo. Incluso tuvo la idea de edificar eremitorios fuera del edificio principal del monasterio, de modo que pudiese practicar una autodisciplina aún mayor. A pesar de su exacta observancia de las reglas de su orden, puso también un especial cuidado en que los novicios tuvieran tiempos regulares de recreo. Entendió, que lejos de ser un lujo, el recreo es una necesidad del espíritu humano.

En su amor a la pobreza, llega a ser llamado "el Padre Cien Remiendos". A su hábito lo considera como la túnica de Cristo, signo de su consagración a él.

Y hasta su muerte en Nápoles, con 80 años, el 5 de marzo de 1734, acata siempre la Providencia de Dios; persuadido de que un ser como el hombre, con poco más de tres dedos de frente, no puede abarcar los insondables designios divinos.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

 


Respuesta  Mensaje 7 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 06/04/2010 13:25

"Mujer, ¿por qué lloras?"

Jn 20, 11-18

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

María la llamaban Magdalena porque venía de un pueblecito de Galilea llamado Magdala. Ella ha sido identificada como una mujer pecadora según el Evangelio de Lucas (Lc-8,2) y (Lc 7,36-50), pero el mismo Lucas relata que Jesús le hizo saber que sus pecados fueron perdonados.

Es muy importante destacar, que ella acompaño a Jesús, lo atendió, lo escucho, le llegó al corazón y el mismo Jesús se enterneció con Maria Magdalena. Ella estuvo como testigo en la crucifixión y según este Evangelio es la única mujer que se acerca a la tumba donde sepultaron a Jesús. Luego ella fue la primera en conocer la noticia de la resurrección, y recibió de Jesús resucitado el encargo para anunciar a los apóstoles su resurrección.

Jesús le preguntó: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?. En efecto, no es para llorar, al contrario es para estar alegres por la resurrección, Ella, pensando que era el cuidador del huerto, le respondió: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo. Así María Magdalena nos muestra el gran amor por Jesús, no esta dispuesta a perderlo y si esta para buscarlo donde sea.

Podemos recoger muchas enseñanzas de María Magdalena, si ella fue pecadora, por el arrepentimiento recibió el perdón de Jesús, y todo los pecadores podemos tener fe en que Jesús nos perdona si nos arrepentimos, que si hemos sido perdonados y hemos confesado con dolor y sinceridad nuestra faltas recuperamos la gracia y la amistad con Jesús, aún más, si hemos recibido la gracias podemos conocer la resurrección. También aprendemos en este Evangelio, que si creemos que hemos perdido a Jesús y lo buscamos lo encontraremos junto a nosotros, como también tenemos que reconocer que el puede estar oculto en una persona humilde, como en el caso del cuidador del huerto.

Jesús le pidió a María Magdalena que fuera a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras. Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes. Así hemos de recibir el mensaje de Jesús y convertirnos en mensajeros de su victoria sobre el pecado y la muerte, entusiastas, como María Magdalena.

La aparición de Cristo resucitado a Magdalena nos deja una sensación muy profunda, a la partida de Pedro y Juan, Magdalena se queda allí, junto al sepulcro, llorando la desaparición del cuerpo del Señor. Entonces se asoma al sepulcro, como poco antes lo había hecho Juan  y vio dos ángeles vestidos de blanco.  Estos ángeles aparecen aquí sentados a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. A la pregunta que le hacen por su llanto, ella, sin inmutarse y del modo más natural, según la narración literaria, responde que por no saber dónde han puesto el cuerpo de su Señor. Al llegar a esta parte del diálogo, Magdalena se vuelve y ve a Jesús, que estaba allí como una persona cualquiera. Aunque Cristo no se le muestra en forma de hortelano, ella pensó, al verle allí, que fuese el encargado de aquel huerto. Su obsesión y su llanto se dirigen a El al punto, para hacerle participante de su inquietud y de su solicitud por ir a buscarle. No deja de ser extraña esta psicología, pero refleja el carácter, obsesivo é impetuoso, de esta impresión y deducción al ver corrida la piedra del sepulcro

Este es el momento de la gran aparición de Cristo. Sólo pronunció una palabra: ¡María! Pero en ella iba el acento y ternura inconfundibles de su voz. Y ella le dijo en hebreo, que es el arameo: ¡Rabboní!, que quiere decir: Maestro. Este detalle de la conservación aramaica de la expresión que se traduce puede ser un cierto índice de respeto de la escena, en el sentido que Magdalena también volcó en él su amor con esta palabra, porque normalmente se usaba “rabí,” como lo hace en los otros pasajes el mismo san Juan, pero dicho de esta manera Rabboni, es como decir Maestro mío.

Al pronunciar esta palabra, Magdalena se postró, se abalanzó a tierra y abrazó los pies de Cristo. Pero es cuando El le dijo la célebre frase “¡Poli me tanguee!,” que dio lugar a tan diversas interpretaciones, porque se traduce  No me retengas más, y la causa que da para esto es porque aún no he subido al Padre. ¿Qué relación hay entre este no Retener a Cristo, de María abrazada y acaso besando sus pies, y el no haber subido aún al Padre? Esta subida de Cristo es ciertamente la ascensión. Pero, evidentemente, la ascensión de Cristo no va a ser el motivo para que no se le pueda retener. La frase es demasiado densa y apretada. Porque aún no ha subido Cristo oficialmente al Padre; pero, teniendo ya una vida gloriosa y nueva, es por lo que ya no se pueden tener con El las relaciones del mismo modo que antes; la vida humana no puede tener con el cuerpo y vida gloriosa de Cristo un trato, aunque espiritual, igual al que anteriormente tenía (1 Cor 15:50ss).

Magdalena no debe retener a Cristo así, porque ha de llevar un mensaje a los apóstoles. Por eso la estructura de este pasaje parece que debería ser el motivo inmediato de abandonar Magdalena los pies de Cristo es el tener que llevar un mensaje a los apóstoles inmediatamente. Y esto no consiste sólo en anunciarles la resurrección de Cristo, sino también en anunciarle su próxima subida al Padre. Con ello alentaba a los apóstoles, al hacerles ver que, aunque iba a dejar pronto la tierra, aún no los había dejado. Era el anuncio implícito de los cuarenta días en que se les manifestaría antes de la ascensión. Pero su subida oficial, definitiva, iba a ser pronto, como les dijo en el Sermón de la Cena, para la gran misión del Espíritu Santo, del Padre y de El mismo, en una forma tan real como mística.

Luego Jesús dice Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes,  pareciendo señalar yo soy su hijo verdadero, y ustedes sus hijos adoptivos pero también son sus hijos y hacerles saber que uno mismo es el Dios y Padre de El y de ellos. A esto mismo parece llevar la fórmula en la que Cristo da el encargo a Magdalena: Ve a decir a mis hermanos.

María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.

Este mensaje es completamente diferente del que aparece en los sinópticos. En éstos,  es el aviso para su ida a Galilea. En el triunfo de su resurrección, san Juan pone en boca de Cristo la rúbrica igualmente triunfal del tema de su evangelio: ¡era lo que anunció el Hijo de Dios! Por eso sube triunfalmente a Dios, su Padre, por cuya revelación murió.

Los sinópticos recogen una parte que san Juan omite: los apóstoles no creyeron este mensaje que Magdalena y otras mujeres les transmitían, de haber visto al Señor resucitado, y la comunicación que para ellos tenían.

Esta aparición de Cristo a Magdalena, ¿es la misma que cuenta san Mateo (28:9.10) y san Marcos (16:9-11)? Se admite, generalmente, que es la misma: en san Juan esta descrita con amplitud y en san Mateo presentada desdibujada y en una categoría de mujeres, conforme al procedimiento usual de san Mateo, pero  aunque la escena está desdibujada, de la aparición de Cristo sólo a María Magdalena y a la otra María, son los mismos — el saludo de Cristo, el acercarse-postrarse de ellas, el retener sus pies, el mensaje de Cristo a sus hermanos — , se deduce, con toda probabilidad, que Cristo no se apareció resucitado a las mujeres en el camino: sólo se apareció junto al sepulcro a Magdalena. 

La Paz de Cristo Resucitado

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

SAN CELESTINO l, + 432

El Señor ha ido sembrando a lo largo de la historia de la Iglesia hombres que lucharon denodadamente por conservar incólume la doctrina del Evangelio. Los herejes, que no han faltado tampoco nunca a lo largo de la historia, parece que se empeñaban en ensuciar las aguas cristalinas que predicara Cristo y sus Apóstoles. Misión, sobre todo de la Iglesia, será siempre defender esta doctrina y presentarla así, sin mancha, a todos los fieles cristianos.

Uno de los hombres que hubo de luchar duro contra dos de estas herejías sobre todo, que serán las semipelagianas y arrianas, será el valiente San Celestino I, Papa. Parece que nació en el último cuarto de siglo IV en la Campania napolitana (Italia) de padres nobles y emparentados con reyes. Su padre, llamado Prisco, era familia del emperador Valentiniano. Sabemos muy pocas cosas de él, de su juventud y formación literaria, pero lo cierto es que hubo de crecer muy rápidamente en ciencia y en virtud ya que le vemos escalar rápidamente también por los escalafones de la carrera eclesiástica hasta llegar al grado supremo que es el Pontificado.

Renunció a proposiciones muy lisonjeras que le presentaban y tan sólo ansió consagrarse para siempre y del todo a la vida del espíritu. Parece ser que trató de retirarse al desierto para allá estar más alejado del mundo y disponer de mayor facilidad para entregarse al Señor... pero otros eran los caminos que le señalaba la Divina Providencia. Se ordenó sacerdote y vivió unos años entregado al cuidado de las almas hasta que muy pronto, ante la sabiduría y prudente santidad que brotaba de sus palabras y de sus obras, fue elevado al episcopado y enviado a Siria para que gobernase aquella iglesia. Allí se entregó de lleno al cuidado de su grey. Visitaba a los enfermos y educaba en la fe a todos los feligreses. No había mal que no tratase de remediarlo. Cuando no podía ir personalmente lo hacía por medio de sus preciosas "Cartas" que son todo un modelo de bondadosa solicitud a la vez que de dureza cuando el caso lo requería, con tal fuera conservar incólume la fe de las injerencias de sus enemigos.

El Papa Bonifacio I había dejado huérfana la diócesis de Roma como sucesor de San Pedro y aquella Iglesia solicitó la presencia de Celestino para regirla. Eran tiempos sumamente difíciles por la arbitrariedad y los gérmenes de herejía que se iban infiltrando en muchos ambientes. Los diecisiete años que gobernó la Iglesia, desde el año 422 al 439, fueron verdaderamente fecundos en todos los sentidos, sobre todo en el aspecto dogmático, en el litúrgico y pastoral. En el primero luchó denodadamente contra Nestorio que defendía que la Virgen era sólo Madre de Jesús en cuanto hombre y no en cuanto Dios, es decir: que María no era Dei genitrix, Madre de Dios. San Celestino luchó por sí mismo y por medio de San Cirilo de Alejandría para que en el Concilio de Éfeso, celebrado el 431, fuera proclamado el dogma de la Maternidad Divina de María. Todos los Padres conciliares repitieron las palabras del Papa: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte".

En el campo pastoral escribe sus famosas Decretales que rezuman prudencia, sabiduría y entereza a la vez. Dice en ellas a los Obispos: "No permitamos sembrar en nuestra tierra otro grano que el que nos ha dejado en depósito el Divino Sembrador". También luchó muy duramente contra los herejes pelagianos y envió fervorosos misioneros a Inglaterra y a otras partes del mundo para extender el Evangelio. Introdujo en la celebración de la Misa varias partes importantes y abogó con energía a favor del pecador arrepentido en la hora de la muerte. Lleno de méritos expiró el 6 DE ABRIL del año 432. Lo enterraron en el Cementerio de Priscila y en su tumba escribieron: "Su alma santísima goza ya de la visión de Dios".

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

 


Respuesta  Mensaje 8 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 10/04/2010 17:23

¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!

Lc 24, 13-35

El primer día de la semana, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, el mismo día de la resurrección del Señor, en el cómputo judío el primer día de la semana, dos de ellos, de los discípulos que estaban reunidos con los apóstoles tuvieron que salir de camino de Jerusalén. Probablemente fuesen peregrinos que, cumplidos los primeros ritos pascuales, se volvían a su pueblo. Era ésta una aldea llamada Emaús.

Para nuestro conocimiento, Emaús, dista a sesenta estadios de Jerusalén. La topografía de esta aldea es dudosa, pues está sometida a un problema crítico. Hay dos lecturas del mismo: unos manuscritos ponen que estaba situada a sesenta estadios, esto son 11:5 km.; otros, a ciento sesenta estadios, es decir 30 km. Críticamente la primera lectura está mucho más sostenida por los códices. Los que defienden la primera lectura ponen la topografía en el actual El-Qubeibe, que está a esta distancia exacta; los otros lo sitúan a 32 kilómetros, en el actual Amwas.

En su caminar, preocupados por los acontecimientos, se les une en el camino, como un viajero más, Jesús. Pero ellos no le reconocieron. El texto dice: pero sus ojos estaban retenidos para no reconocerle. Algunos autores piensan que se trata de una acción sobrenatural que les impedía reconocer a Jesús. La frase no debe de exigir una acción de este tipo. Era sencillamente que la apariencia de Jesús resucitado, cuerpo glorioso, se les mostró en una forma no ya la ordinaria. Como fue en el caso de Magdalena, recordemos que ella piensa que es un hortelano y donde se dice que no le conoció, pero sin alegar una acción sobrenatural que se lo impidiese; o cuando Jesús resucitado se les aparece junto al Tiberíades, y de momento no le reconocieron los discípulos.

La conversación se inicia con la preocupación que les embaraza, por lo que pasó en Jerusalén. El impacto tuvo que ser muy grande en la ciudad, pues Jesús era muy conocido, los peregrinos de todo Israel estaban allí con motivo de la fiesta pascual y la crucifixión era siempre un acto espectacular. El nombre de uno de ellos, Cleofás, acusa la información histórica de san Lucas o su fuente.

Estos peregrinos hablan de Jesús Nazareno, nombre con que era conocido, pero como de un profeta. Sin embargo, con este nombre piensan en el Mesías, pues esperaban que rescataría a Israel. Estaban en la promesa mosaico-mesiánica. Y le reconocen poderoso en obras y palabras, estilo de Lc (Act 7:22), con el que los peregrinos proclaman la obra salvadora doctrinal de Jesús y su vida de milagros.

El desánimo en ellos está patente. Su esperanza no se ve. Esperaban que rescataría a Israel, y van tres días de su muerte. Reflejan estos peregrinos la concepción judaica de la escatología mesiánica de formas complejas o confusas, que ya aparece en la petición del buen ladrón (Lc), y según la cual se esperaba que el gran período mesiánico se inauguraría con la resurrección de los muertos. Y aunque aluden a la visita de las mujeres al sepulcro, y que no hallaron el cuerpo de Jesús, y que habían tenido una visión de ángeles, que les dijeron que vivía, y que algunos discípulos fueron al sepulcro y no hallaron el cuerpo del Señor, el desánimo y la desilusión se acusa en ellos. La cifra de tres días, tan anunciada por Jesús para su resurrección, estaba muy fija en ellos. El alma permanecía tres días sobre el cadáver y lo abandonaba al cuarto (Talmud).

Este es el momento en que Jesús les explica lo que en las Escrituras se decía de El: que por el sufrimiento entraría en su gloria. Hacía falta deshacer el concepto judío de un Mesías triunfante política y nacionalmente; había de sufrir. Por eso apeló al gran argumento en Israel: las Escrituras. Y comenzó por Moisés (Pentateuco) y los Profetas. No faltó en la exposición, de seguro, la profecía mesiánica del Siervo de Yahvé. Así era preciso que el plan del Padre, revelador de las Escrituras, se cumpliese. Y así el Mesías entraría en su gloria. Pronto van a ver parte de esta vida sobrenatural que tiene en su aparición a ellos, a pesar del desconocimiento que tienen de El y su misteriosa desaparición. A la hora en que san Lucas lo refiere, no debe ser ajeno a él, en la expresión su gloria, la plena irradiación de su divinidad a través de su humanidad.

En el resto del relato, Jesús esta la mesa con estos peregrinos, tiene la dificultad clásica de la pregunta que nos hacemos al inicio del comentario. Jesús, como invitado, tomó el pan (en sus manos), lo bendijo, lo partió y se lo dio. ¿Qué significa este acto? ¿Es la simple bendición del pan ritual en la mesa? ¿O es que Jesús realizó allí el rito eucarístico? Estos peregrinos le reconocieron en la fracción. Pero éstos no asistieron a la última Cena ni es fácil que hubiesen oído explicar este rito a los apóstoles. Más, por otra parte, esta expresión del relato parece una forma del rito eucarístico de la consagración del pan en los sinópticos Si el relato se considera histórico en todos sus detalles, se impone el sentido no eucarístico, ya que estos discípulos no habían asistido a la última Cena. Sería el rito ordinario de partir el pan y bendecirlo en la comida, hecho, como invitado de honor, por Jesús. Si la expresión viene a tener una coincidencia con la fórmula sinóptica eucarística, pudiera ser un Idea o expresión demasiado repetidas o tópicas con el que se expresaba el rito de la bendición de la mesa, de donde el mismo Jesús lo parece tomar para el rito nuevo eucarístico. Era una buena semejanza, basada en la misma naturaleza de las cosas.

Sin embargo recordemos que Jesús les dijo: ¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?. Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él, es decir, primero Jesús se detiene en la enseñanza de las Escrituras, que llevan a Jesús, y luego él, por la consagración eucarística, está ante ellos por su real presencia eucarística y resucitado.

Lo que aquí se intenta no es, como en las apariciones de Jesús a sus apóstoles, el hecho mismo de la aparición, el hecho que Jesús viene, se presenta, se muestra. Para los discípulos de Emaús no basta que Jesús esté allí; es preciso aún más: que se le reconozca. No es una narración con finalidad apologética, sino con un deliberado enfoque teológico. Dada esta enseñanza, Jesús desaparece.

Pero San Lucas a veces no explica en su evangelio expresiones muy judías (Lc 20:17). El evangelio procede, en parte, de una catequesis, donde las explicaciones habían de tener mayor volumen. Por eso, la síntesis evangélica puede omitir cosas supuestas. Además, es muy poco probable que los lectores de Lucas no conociesen este tipo de bendición judía de la mesa cuando el mismo ágape debió de tener su origen en los preludios judíos de la cena del Señor. Y esto suponía una explicación de lo mismo. Además, esta narración está situada entre hechos manifiestamente apologéticos de este capítulo de Lucas.

Si la frase fracción del pan, anterior a su específico uso cristiano, es aquí síntesis de tomó el pan, lo partió., ambas fórmulas son del rito judío. Y Jesús tenía su rito, como se ve en los sinópticos. De aquí que la forma usual y repetida de la bendición del pan en Emaús pudiese, por su uso eucarístico, revertir sobre la fórmula histórica primitiva de bendición de la comida, evocando a esta hora, en cierto sentido, la Eucaristía, pero sin exigir, por ello, el que fuese la Eucaristía este rito. Lo mismo que se lee, citado por San Jerónimo, en el apócrifo Evangelio a los Hebreos: Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y lo dio al Justo Santiago, y le dijo: Hermano mío, come tu pan, porque resucitó el Hijo del hombre de entre los muertos. Y no se trata de la Eucaristía.

Por último, la narración de la explicación que Jesús les hace de las Escrituras tiene un manifiesto valor apologético: les trata de hacer ver el verdadero mesianismo profético.

Pero este hecho me recuerda algo muy importantes en nuestra celebración litúrgica, primero se escucha a Jesús en la lectura y luego se entra en contacto con El por la Eucaristía.

Estos discípulos, conociendo a Jesús en el rito del pan, por ser característica suya la bendición, o el tono de voz, volvieron presurosos a Jerusalén. Allí encontraron a los Once y a sus compañeros. Fácilmente podemos imaginar con que alegría, detalles y viveza contaron su encuentro con Jesús. Estos les dijeron: Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón! Sin embargo  no les creyeron (Mc 16:13), al menos en un principio. Pero también ellos supieron que el Señor, el Kyrios, confesándose así la divinidad de Jesús, como lo hacía con este nombre la Iglesia primitiva, se había aparecido a Pedro. Sólo por san Lucas, en los evangelios, se sabe esta aparición. Acaso dependa de Pablo (1 Cor 15:5). Pero con ello se destaca a un tiempo el amor del perdón del Señor al Pedro negador y el prestigio de éste en la comunidad cristiana.

Los discípulos, se sintieron atrapados por las palabras y la compañía de Jesús, así es como le dijeron "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". Eso es lo que queremos decirle hoy a Jesús, eso es lo que le rogamos, que se quede, porque sin el la tarde se hace oscura, sin El queda vacía el alma, y El es Luz para la oscuridad, alegría y consuelo para el espíritu.

Jesús se dio a conocer a los discípulos cuando  estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron. Así hoy nosotros, es donde encontramos a Jesús, así se nos da a conocer en la Eucaristía de cada día, allí es donde debemos abrir los ojos y reconocer a nuestro Señor y donde nos arde nuestro corazón porque nos colma con su gracia.

La Paz de Cristo Resucitado

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

Santoral  7 de Abril

SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, presbítero   1651-1719

Nació el 1651 en Reims, sus padres se llamaron Luis y Nicolette. Él fue el primogénito de siete hermanos. Su padre fue un alto dignatario y muy buen cristiano, pero quien mayor impronta dejó en su alma fue, sin duda alguna, su santa madre.

Desde muy niño sintió inclinación hacia el sacerdocio cosa que no obstaculizaron sus cristianos padres, más aún, lo vieron como una gracia que el Señor derramaba sobre su familia.

Cursando todavía sus estudios en el Seminario de San Sulpicio, cuando no contaba más que quince años, el día 17 de enero de 1667, fue nombrado canónigo de la catedral de Reims. Hubo una gran fiesta. Desde ahora un jovencito bien apuesto se sentaría en el coro entre los ya maduros Monseñores para cantar las alabanzas al Señor.

Sus rezos corales los alterna con sus estudios a los que se entrega de lleno para su más digna formación sacerdotal. Todo iba viento en popa cuando llegó la primera y más dura prueba que mucho le ayudará a madurar en el sacrificio y disciplina.

En poco tiempo mueren su padre y su madre, y él, como hermano mayor, se ve obligado a abandonar su vida de seminario y volver al hogar familiar para tomar las riendas de la casa. Durante este tiempo se entrega totalmente al servicio de sus hermanos y a la custodia del patrimonio familiar. Es modelo para todos. Todos le obedecen y siguen sus orientaciones. Aquello marcha bien. El fruto más copioso será que la mitad de sus hermanos abrazarán la vida religiosa como él, arrastrados, sin duda, por su ejemplo.

El joven canónigo de veintiocho años que, en 1679, abría en su pueblo una escuela para los niños pobres, llevaba a cabo una obra de innovador.

Sin duda que la Iglesia no había esperado a que él llegara para dar una doctrina al pueblo, mas Juan Bautista de La Salle es quien pensó primero en Francia en ofrecer a los hijos del pueblo una enseñanza popular y no una simple copia de las humanidades grecolatinas.

Así, después de haber abierto unas escuelas en Reims, fue preciso pensar en continuar la tarea, primero en París (1688) y luego en Rouen (1705) y otras ciudades. Semejante obra suponía que los mismos maestros fueran formados a su vez en la escuela de Cristo. Renunciando a todos sus bienes, Juan Bautista de La Salle ideó, de conformidad con esa iniciativa, formar una agrupación: los Hermanos de las Escuelas Cristianas (1684). El fundador llevará una vida cada vez más austera, más penitente y con mayor oración, aplicándose ante todo a la paciencia y al amor. Mas la cruz más pesada que hubo de soportar, al correr de los años, le vino de sus propios hermanos. No se le escatimaron calumnias y defecciones. Pero supo sufrirlo todo en el silencio de Jesús en su pasión. Murió en Rouen el Viernes Santo, 7 DE ABRIL de 1719.

Los Hermanos de las Escuelas Cristianas son hoy en la Iglesia una de las Congregaciones religiosas que más trabajan en el campo de la educación de la juventud, y asimismo se cuenta entre las más numerosas. Este fue el fruto más sazonado de Juan Bautista de La Salle. Desde siempre fue el Dejad que los niños vengan a Mí, de Jesús, lo que llenaba el corazón de nuestro Santo.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

 


Respuesta  Mensaje 9 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 10/04/2010 17:24

"La paz esté con ustedes"

Lc 24, 35-48

Jesús ya ha resucitado, así se manifiesta a los discípulos, y los saluda con una palabra que será habitual luego en El, "La paz esté con ustedes". Los corazones de sus discípulos, están inquietos y alegres, llenos de gozo, Jesús esta en presencia de ellos, pero se resistían a creer.

En este relato, san Lucas, destaca el aspecto apologético del mismo, es decir, con este escrito, defiende y alaba la censura que hace Jesús a los discípulos porque no creyeron a los que se les había aparecido. En efecto, ellos creen ver un espíritu; pero El les demuestra que no lo es, mostrándoles y haciéndoles palpar sus manos y sus pies; los espíritus diciéndoles; ¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo. Y ante la duda aún de ellos, por fuerza del gozo y de la admiración, les da otra prueba. Pidió algo de comer, y ante ellos comió un trozo de pecado asado.

Resucitado Jesús, se apareció varias veces a los discípulos. Se apareció a los once cuando estaban reunidos, para que todos fuesen testigos, y refiriesen a todo el mundo lo que habían visto y oído. Al decir once, se designa a todo el colegio apostólico antes de que Matías ocupase el lugar de Judas. Y después de la ascensión ellos debían de predicar el Evangelio a gentes que debían creer sin haber visto a Jesús.

Antes de partir, increpó también el Señor a sus discípulos cuando iba a dejarlos corporalmente, para que sus palabras quedasen impresas más profundamente en sus corazones. Jesús Reprueba la incredulidad, para que la reemplace la fe; reprueba la dureza del corazón de piedra, para que le reemplace otro de carne lleno de caridad.

En la segunda parte del relato, sin conexión necesaria con el anterior, y en forma corporal, quiere responder, en su fondo, a las conversaciones de Cristo con los apóstoles; "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía” En su exposición hay una síntesis del kérigma (palabra griega que significa predicar, proclamar, llevar el evangelio): el cumplimiento, “Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos". el sufrimiento, "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día”,  junto con el arrepentimiento de los pecados, “Y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados”

Jesús, nos destaca como en las escrituras se ha anunciado, en tres partes, la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos, Y especifica especialmente los Salmos — quizá por su gran valor mesiánico, ya que, generalmente, sólo se citaban la Ley y los Profetas —, que el plan del Padre no era el mesianismo ambiental, nacionalista y político, sino que el Mesías había de morir y resucitar. Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día.

La frase de abrirles la inteligencia para que entendiesen las Escrituras, podría tener dos sentidos: o que Cristo les concede un carisma para que ellos penetren este sentido de las Escrituras, a diferencia de los de Emaús, recordemos que él abiertamente se las explicaba,  o que se trate de una frase fundamentalmente equivalente a la de los de Emaús, aunque la redacción literaria sea algo distinta, pues aquí mismo dice san Lucas que después de abrirles la inteligencia, que es hacer comprender, les dijo que Así estaba escrito, el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,Es decir, explicación hecha por él mismo. Probablemente este segundo sentido sea preferible.

Se les capacitó para que tuviesen una visión nueva — la auténtica — del Antiguo Testamento. Que se predicase en su nombre, del Cristo muerto y resucitado, la penitencia para la remisión de los pecados. En su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto. Esta penitencia es cambiar el modo de ser, y de ver en El, con su mesianismo de cruz y de resurrección, al único Salvador que Dios puso para la salvación. En los Hechos de los Apóstoles dirá San Pedro ante el Sanedrín: “En ningún otro (Cristo) hay salud, pues ningún otro nombre (semitismo por persona) nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos” (Act 4:12). Con la conversión a este Mesías y a su doctrina, se tiene la remisión de los pecados.

Esta predicación de Cristo Mesías y la salvación,  unido a la fe, que depende y tiene una estrecha relación a su fe, es para todas las naciones. Es el universalismo de la fe (Mt 28:19.20). Pero en el plan de Dios será irradiada esta Buena Nueva comenzando por Jerusalén (Act 1:8). Era todavía la bendición del Mesías al pueblo que lo crucificó, y como gran beneficio, al tiempo que pasaba el privilegio de Israel a las gentes. El mismo San Pablo reconocerá estas primacías privilegiadas de Israel.

Dice Jesús, Ustedes son testigos de todo esto. En efecto, los apóstoles serán los testigos de toda esta verdad y enseñanza. La enseñanza es una cierta orden como dice san Mateo, de que se predique a todas las gentes la salvación en su nombre. Jesús dio y nos da la orden de predicar el Evangelio a todas las gentes. Se observa ya el universalismo cristiano en acción entre los gentiles. Este es el gran mandato, es decir la gran misión que nos dio el Señor, que debemos hacer con fidelidad en todos los tiempos y en todas las circunstancias.

Es así como Jesús, envía a sus apóstoles, por todo el mundo, a predicar a todas las gentes de todas las naciones, para que la predicación apostólica, que antes fue rechazada por la soberbia de los judíos, venga en nuestro auxilio. Cuando Jesús dice a  todas las naciones, esta diciendo a los creyentes e incrédulos. El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Porque no basta creer, porque el que cree y no está bautizado todavía, no ha alcanzado aún la salvación, sino imperfectamente.

Una bella enseñanza de Jesús, donde quiera que vayamos, debemos de llevar la paz, ofrecer la paz, la paz del Señor. Sin embargo no podemos hacerlo si no tenemos paz, si no vivimos en paz y si no vivimos la paz.

La Paz de Cristo Resucitado

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

SAN FRUCTUOSO DE BRAGA, monje y obispo +665

Las escuelas de los monjes eran palestra de ciencia y santidad. En los siglos primeros de la Iglesia tanto en Oriente como en Occidente se multiplicaron estos centros donde se forjaron hombres de recio temple que descollaron en la vida cristiana. Una de éstas fue la que dirigía el Obispo Conancio de Palencia.

Fructuoso pertenecía a una familia emparentada con algunos reyes visigóticos y su padre era un jefe del ejército. Pero a Fructuoso no era la vida militar la que le atraía. Desde muy niño dio indicios de que la vida monacal sería la que de mayor abrazaría, ya que sentía atracción, nada común a su tierna edad, a la soledad, al silencio y a la oración.

Siendo todavía muy joven renunció a sus posesiones y entregó a los pobres todo cuanto tenía para estar más libre para seguir a Jesucristo.

Pronto oyó el joven Fructuoso hablar del Obispo y pedagogo Conancio de Palencia a algunos jóvenes que se hacían lenguas elogiando su gran sabiduría y su extraordinaria santidad y por ello se encaminó hacia aquella escuela y rogó al Obispo y pedagogo Conancio que le admitiera entre sus discípulos. Pronto llamó la atención a maestro y compañeros por sus adelantos en ambas cosas: sabiduría y virtud... Pasado algún tiempo y viendo que tampoco aquel género de vida le llenaba del todo, se retiró a las soledades del Bierzo donde sus padres poseían una propiedad.

Pronto corrió la voz de la vida de austeridad y oración que llevaba Fructuoso y fueron agregándose jóvenes de aquellas comarcas o de lejanas tierras, que vagaban por aquellos contornos, y llegó a ser una familia numerosa. Todos admiraban la prudencia, la sabiduría y, sobre todo, la bondad, caridad y piedad de Fructuoso. Hasta familias enteras acudían a ponerse bajo su custodia y dirección.

En muchas ocasiones intentó alejarse de aquel género de vida porque eran ya tantos los que acudían a él que no le dejaban tiempo para entregarse a la oración, pero sus monjes se lo impedían y le obligaba a abrir nuevas fundaciones en el norte de España y Portugal, por Galicia y el Bierzo, sobre todo. Eran tantos los hombres que le seguían que hasta los reyes y jefes de aquellos contornos temían quedarse sin hombres y con el peligro de no poderse defender en caso de ser atacados por sus rivales.

A todos los que intentaban seguirle Fructuoso era tajante y claro: Había que someterse a su Regla y quien no fuera capaz de observarla que abandonara el monasterio. La Regla hacía hincapié, sobre todo, en dos cosas: La vida de comunidad que era el quicio de toda su vida monacal y el profundo sentido de obediencia. En estas dos cosas nadie podía flaquear.

Fue muy amante de hacer peregrinaciones a lugares sagrados en plan penitencial y parece que entre estos lugares hasta llegó a visitar Tierra Santa. Los biógrafos cuentan las maravillas que obraba durante estos viajes y cómo la Divina Providencia le sacó siempre de las más terribles dificultades. Acudían por todas partes que pasaba a oír sus palabras y a ver los milagros y prodigios que obraba arrastrando a muchas almas al buen camino.

San Braulio, el célebre Obispo de Zaragoza y gran amigo de San Isidoro de Sevilla, le llamó a Fructuoso "Brillante faro de la espiritualidad española". Por ello le obligaron a ordenarse sacerdote y fue nombrado obispo de Dumio y después metropolitano de Braga... Siguió su misma línea de piedad, austeridad y amor a la soledad, pero entregado también al cuidado de la grey que le encomendaron. El gran renovador de la espiritualidad en el siglo VII llegó a final de sus días y murió como había vivido, santamente, y llorado por sus discípulos el 665.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

 


Respuesta  Mensaje 10 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 10/04/2010 17:26

“El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor!”

Jn 21, 1-14

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

En el Evangelio de hoy, Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. San Juan nos dice, que Jesús se apareció otra vez, nuevamente El quiere compartir con sus discípulos, la escena pasa en Galilea y junto al mar de Tiberíades. Ésta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos. Este Evangelio nos trae mucho simbolismo, especialmente en torno a Pedro.

Sin decir más, san Juan sitúa a los apóstoles en Galilea, El que los apóstoles estén en Galilea, sin decirse más, es decir no expresa o no se dice formalmente, pero se supone una relación histórica de la narración de san Juan con los otros evangelios, los sinópticos. En éstos, Jesús primero les había anunciado según san Mateo 26:32; san Marcos 14:28 y luego les había ordenado por el ángel en san Mateo 28:7-10; y san Marcos 16:7 ir a Galilea después de su resurrección, en donde le verían. Alejados de los peligros de Jerusalén, tendrían allí el reposo para recibir instrucciones sobre el reino por espacio de cuarenta días.

Los apóstoles debieron de volver, de momento, a sus antiguas ocupaciones. Sin Jesús junto a ellos, se encontraban desconcertados hasta recibir nuevas instrucciones. Es lo que se ve en esta escena. Pedro debió de volver a su casa de Cafarnaúm. San Juan, dice que estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos también apóstoles, ya que allí estaban conforme a la orden del Señor de volver a Galilea.

Como nota al margen, es extraño en este pasaje el que se diga de Natanael que era de Cana de Galilea, cuando ya antes lo expuso, con cierta amplitud san Juan 1:44, donde dice Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro. Su presencia entre el grupo de los apóstoles se explicaría mejor admitiendo que también se le conoce como Bartolomé, así le llaman los otros evangelistas. También es notorio que san Juan, nunca había citado los hijos del Zebedeo, que son Juan y Santiago el Mayor de esta forma, cuyo silencio y anonimato confirma la tesis de ser él el autor del cuarto evangelio. Estas contradicciones, hace que algunos digan que la redacción de este capitulo no es toda de san Juan.

Pedro aparece con la iniciativa, dice el Evangelio; Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Al anuncio de ir a pescar, se le suman también los otros, pues ellos le respondieron: Vamos también nosotros. Habían vuelto al trabajo. Debía de ser ya el atardecer cuando salieron en la barca, pues aquella noche no pescaron nada. La noche era tiempo propicio para la pesca. Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él. Ellos no lo conocieron, sea por la distancia, sea por su aspecto, como no le conoció Magdalena ni los peregrinos de Emaús. Talvez pensaron que era un espectador. Jesús se expresa como quien tiene gran interés por ellos, y les habla en tono animado. Les pregunta si tienen algo de pesca para comer. Jesús les dijo: Muchachos, ¿tienen algo para comer?. Acaso piensan en algún mercader que se interese por la marcha de la pesca para comprarla. A su respuesta negativa, les da el consejo Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán. Ante el fracaso nocturno, se decidieron a seguir el consejo.

Siempre había gentes experimentadas en las cosas del mar. En el Tiberíades también hay verdaderos. De suyo no suponía esto un conocimiento sobrenatural. Desde la orilla, un hombre en pie puede ver un banco de peces que no se perciben desde la barca. Echada la red, ya no podían arrastrarla por la multitud de la pesca obtenida. Esta sobreabundancia o plenitud es un rasgo en el que san Juan insiste en su evangelio: tal en Cana (2:6); en el agua viva (4:14; 7:37ss); en la primera multiplicación de los panes (6:11); en la vida abundante que da el Buen Pastor (10:10); lo mismo que en destacar que el Espíritu había sido dado a Jesús en plenitud (3:34).

En el Evangelio de San Lucas, 5:4-11 encontramos este relato; Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen las redes para pescar. Simón respondió: Maestro, por más que lo hicimos durante toda la noche, no pescamos nada; pero, si tú lo dices, echaré las redes. Así lo hicieron, y pescaron tal cantidad de peces, que las redes casi se rompían. Es fácil entonces, pensar si este relato de la pesca milagrosa de san Juan es sustancialmente el mismo de la pesca milagrosa que relata san Lucas. La confrontación de ambos hace ver puntos de contacto. Naturalmente que pueden ser escenas distintas. Pero para quien conoce los usos de los evangelistas y cómo las tradiciones se mezclan, se puede preguntar si no hay aquí una misma tradición que encontró dos expresiones diferentes. En este caso, retocadas, o san Lucas la habría adelantado para ponerla en función de las escenas de vocación de discípulos, o san Juan la retrasa o la mantiene en su situación histórica, como preludio a la importante aparición de Jesús, y destacándola con valor histórico-simbolista.

Ante esta aparición y en aquel ambiente de la resurrección, san Juan percibió algo, evocado acaso por la primera pesca milagrosa (Lc 5:1-11), y al punto comprendió que aquella persona de la orilla era el mismo Jesús. Esto fue también revelación para Pedro. El dolor del pasado y el ímpetu de su amor” el carácter y la psicología de Pedro” le hicieron arrojarse al mar para ir enseguida a Jesús. El peso de la pesca le hizo ver el retraso de la maniobra para atracar, Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua

San Juan hace una precisión, se ciñó la túnica. Estudiando las tradiciones de la época, dicen que en el lago de Genesaret el agua y el aire se conservan calientes en aquella estación del año aun durante la noche. Los pescadores suelen quitarse los vestidos ordinarios y echarse encima una especie de túnica ligera de pescador, sin ceñírsela con el cíngulo; de ese modo, en caso de necesidad, están dispuestos a nadar. Los pescadores entonces no tienen dificultad en dejar los vestidos ordinarios durante la faenas y evitan comparecer en traje de trabajo delante de los que no son iguales a ellos. Dice el Evangelio; que era lo único que llevaba puesto, es decir, no completamente vestido, cuando san Juan le dijo: Es el Señor. Entonces podemos decir, que no sólo para nadar con más seguridad, sino también por cierto sentimiento de decencia, antes de echarse al agua se ciñó Pedro la túnica con el cíngulo.

Los otros discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red cargada de pesca, ya que no estaban lejos de la costa. Estaban como a unos 200 codos, sobre unos 90 metros. Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Pero, cuando ya están estos discípulos en tierra, Jesús les manda traer los peces que acaban de pescar. Jesús les dijo: Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar.

Para esto, Pedro, espontáneamente, acaso por ser el dueño de la barca, subió a ella y arrastró la red a tierra. Se hizo el recuento y habían pescado 153 peces grandes. Posiblemente se quiera decir con esto que, en el recuento global, éstas eran las mejores piezas. Preguntándome porque San Juan es tan preciso en la cantidad, no encontré mucha consistencia. Por eso me inclino que tiene un valor simplemente representativo. El evangelista destaca, sin duda con este valor simbolista, el que, con ser tantos los peces capturados, no se rompió la red.

Jesús les invita a comer. El mismo tomó el pan al que acaba de aludir, e igualmente el pez, y les dio ambas cosas para comer. ¿Qué significan este pan y este pez sobre esas brasas, que Jesús “milagrosamente” les preparara y que luego les da a comer? Se piensa en que tiene un triple sentido, como afectivo: Jesús muestra su caridad; O como apologético: Jesús quiere demostrar con ello la realidad de su resurrección, como lo hizo en otras ocasiones (Lc 24:41-43; Act 1:4), en las que El mismo comió como garantía de la verdad de su cuerpo; aquí, sin embargo, el evangelista omitió que Jesús hubiese también comido, para destacar el aspecto simbolista; esa comida dada por su misma mano a ellos les hacía ver la realidad del cuerpo de Jesús. Era el mismo Jesús que había multiplicado, en otras ocasiones, los panes y los peces, como seguramente aquí también multiplicó un pez y un pan para alimentar a siete discípulos; como allí era realmente El quien les daba el pan y peces que multiplicó, aquí también era realmente El mismo; y finalmente es un sentido simbólico.

En todo esto destaca el autor que ninguno se atrevió a preguntarle quién era, pues sabían que era el Señor. Era un motivo de respeto hacía El, como ya lo habían tenido, en forma igual, cuando hablaba con la Samaritana (Jn 4:27), máxime aquí, al encontrarse con El resucitado y en una atmósfera distinta. Por eso no se atreven a profundizar más el misterio

San Juan consigna que ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció resucitado a sus discípulos, conforme al esquema literario del evangelio de san Juan. Las otras dos veces fue en Jerusalén, la tarde misma de la resurrección, y la segunda, en las mismas condiciones, a los ocho días (Jn 20:19-29).

San Juan, como he comentado, nos acusa muchos simbolismos en sus narraciones, como por ejemplo en este capítulo, acusa en su estructuración toda una honda evocación simbolista, especialmente en torno a Pedro. Pedro se propone pescar. Suben a su barca otros discípulos. El número de los pescadores que van en la barca de Pedro es de siete, número de universalidad. Por sus solos esfuerzos nada logran en la noche de pesca. Pero Jesús vigila desde lugar seguro por la barca de Pedro y de los que van en ella, lo mismo que por su obra. Por eso, les dice cómo deben pescar. El mandarles tirar la red a la derecha pudiera tener acaso un sentido de orientación a los elegidos (Mt 25:33).

La barca de Pedro sigue ahora las indicaciones de Jesús; Pedro es guiado por Jesús. Jesús orienta la barca de Pedro en su tarea, en su marcha. Y entonces la pesca es abundantísima. La Iglesia es guiada por Jesús. La red es símbolo de la del reino (Mt 4:19 par.), de la Iglesia, como la pesca milagrosa fue ya símbolo de la predicación de los apóstoles (Lc 5:10). Terminadas sus faenas, en nombre de Jesús “faenas apostólicas” todos vienen a Jesús. Es a El a quien han de rendírsele los frutos de esta labor de apostolado.

Jesús mira por los suyos, por sus tareas y fatigas. Pan y peces fue el alimento que El multiplicó dos veces. El les tiene preparado un alimento que los repara y los apostoliza. El mismo se lo da. Evoca esto la sentencia de Jesús: Venid a mí todos los que estéis cansados y cargados, que yo os aliviaré (Mt 11:28). El que El lo tomó ³ se lo dio parecería orientar simbólicamente a la eucaristía. El que esté un pez sobre brasas indica la solicitud de Jesús por ellos al asarles así la pesca, encuadrado también en el valor histórico-simbolista de la escena. Si les manda traer de los peces que han pescado y unirlos al suyo, hace ver que todo alimento apostólico se ha de unir al que Jesús dispensa (Jn 4:36-38).

Acaso también se pudiera ver un simbolismo en la frase de no preguntarle quién era, sabiendo todos que era el Señor. En la tarea apostólica, el apóstol sabe que Jesús está con él, lo siente y lo ve en toda su obra. También se piensa si podría ser un rasgo simbolista el que no pesquen nada en la noche, sino en la mañana, a la luz de Jesús.

Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le respondieron: Vamos también nosotros. Es decir, los apóstoles siguieron a Pedro. Pedro es la cabeza de la Iglesia, como lo fue hasta hace poco Juan Pablo II y hoy Benedicto XVI. Con gran cariño recordamos a Juan Pablo II. La luz de Cristo se hizo presente por medio de él entre nosotros.

Paz de Cristo Resucitado

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SANTA CASILDA, virgen + 1074

Casilda, adaptación castellana del árabe "casida", eso es, cantar o poema, se supone hija del rey moro de Toledo Aldemón o Almamún, a quien se ha dado también otros muchos nombres, y era al parecer una princesa muy compasiva que se apiadaba de la suerte de los cautivos cristianos.

En un bello lienzo de Zurbarán la vemos entre majestuosos ropajes llevando rosas en el halda, ya que según la tradición daba de comer a los presos, y al sorprenderla su padre y preguntarle qué ocultaba en los pliegues de su vestido, ella dijo que rosas, y en flores se convirtieron las viandas, como también se atribuye a santa Isabel.

Los cristianos le hablaban de Jesucristo, de la Virgen, de su fe... y el Espíritu Santo seguía actuando en el alma de Casilda... Por fin la joven cae enferma, empezó a padecer un flujo de sangre que ningún médico acertó a curar; y le aseguran que no lejos de Burgos y muy cerca de Briviesca hay unas aguas llamadas "de San Vicente" que hacen prodigios y que seguramente allí podrá curarse. Pero la dificultad está en que aquellos "Baños" están en territorio cristiano...

Aldemón consintió en aquel viaje a los reinos cristianos, y Casilda, después de sanar de su mal tras bañarse allí, se bautizó e hizo construir una ermita en aquel mismo lugar donde vivió santamente hasta su muerte.

Llevó una vida de caridad, penitencia y oración. El Señor obró por su medio muchos prodigios. En cuanto murió fue venerada como santa. Era el 1074.

«La virgen mora que vino de Toledo», muy venerada en Burgos, reposa en aquel cerro que domina un valle, en el santuario actual, lugar de peregrinación durante siglos y que no deja de frecuentar la piedad de nuestros contemporáneos.

Se la invoca contra el flujo de sangre, y dicen que basta que una mujer pruebe sus aguas y eche una piedra al lago para tener asegurada la descendencia.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.


Respuesta  Mensaje 11 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 10/04/2010 17:26
Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación".

Mc 16, 9-15

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, San Marcos, destaca que la primera aparición fue a Magdalena. Al nombre de Magdalena se añade de la que había expulsado siete demonios. El número siete indica abundancia. La expulsión de demonios, conforme a la mentalidad de entonces, puede referirse a diversas curaciones o a una grave enfermedad. Ella es la única que aparece en escena comunicando el mensaje a los apóstoles, que no lo creen.

Dios sabe porque permitió que en un primer instante los apóstoles no creyeran, seguramente, para que ellos confirmaran que la resurrección no era imaginación, sino que fruto de un auto-convencimiento efectivo y real con los sucesivos hechos.

Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron. Esta aparición de Cristo resucitado a dos que iban de camino al campo, que san Lucas pone una aldea, y se les mostró en otra forma, alude indudablemente al pasaje de Emaús. Si pone en otra forma, distinta de la ordinaria, se refiere a las diversas con que se aparecía después de resucitado. Acaso en forma de caminante. Salvo que piense en las apariciones inmateriales con que se aparecía y desaparecía.

En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprocho su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. Resucitado Cristo, se apareció varias veces a los Once. En san Lucas 24:36-42 hay una escena que pudiera evocar esta. Pero allí los apóstoles, si no creen aún en el resucitado, es en fuerza del gozo y la admiración. Se piensa mejor en las primeras apariciones, en las que, al anuncio de las mujeres, no creyeron. Mc 24:10-11; Jn 20:25.

La fe de los apóstoles, esta basada en un experiencia directa, ellos son testigos y reciben el mensaje del Jesús resucitado para llevarlo por el mundo.

Luego se da la orden de predicar el Evangelio a todas las gentes, junto con el bautismo. Es la enseñanza que aparece en san Mateo. Se observa ya el universalismo cristiano en acción entre los gentiles.

Este es el gran mandato, la gran misión de Jesús a la que todos debemos ser fiel, por siempre, hasta el final de los tiempos. Esta tarea, que es muy urgente ante los profundos cambios que se van realizando en nuestra sociedad. Ciertamente, en la medida que a todos nos sea posible, con los medios que dispongamos y en el ambiente el cual vivimos, estamos invitados a evangelizar y a seguir con amor este mandato: Entonces les dijo: Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.

Paz de Cristo Resucitado

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN MACARIO, obispo + 1012

Dice el  Martirologio Romano,  "En Antioquía  San Macario, célebre por sus milagros y virtudes".

Nació en Armenia a mediados del siglo X de padres bien acomodados y buenos cristianos. Llevaban varios años sin tener descendencia a pesar de que con tanta insistencia se lo pedían al Señor cuando vino a alegrar aquel hogar este niño con quien tanto la gracia como la naturaleza fueron muy pródigas. Dicen sus biógrafos que era bondadoso, inteligente, agradecido, sencillo y humilde, trabajador y hombre de una profundísima fe. Para dar un significado a aquel hijo, durante tanto tiempo esperado, sus padres al bautizarle le pusieron por nombre Macario que en griego significa " bienvenido " .

Pronto aquellos buenos padres empezaron la gran obra de su educación en las virtudes humanas y espirituales. Ellos conocían muy bien que la educación de los hijos es la misión más sagrada de los padres y que ésta debe empezar antes ya de que tengan uso de razón...

Buena palestra la que encontró en los suyos el niño Macario. Cuando ya fue mayorcito fue enviado al lado del arzobispo de Antioquía que era su tío. A su vera fueron perfeccionándose aquellos tesoros que ya heredó y cultivaron sus padres. Llamaba la atención de cuantos le contemplaban por sus cualidades que raramente se dan cita tantas y de modo tan extraordinario en una sola persona.

Todos vieron tan natural que un día dijera a los suyos que el Señor le llamaba al sacerdocio y que no quería defraudarle. Tanto sus padres como su tío y demás familiares vieron la mano de Dios en aquella vocación... Trató en el seminario de crecer de día en día en sabiduría y santidad... El arzobispo de Antioquía se sentía viejo y achacoso... Debía ir pensando en un sucesor suyo. Y así fue. Cierto día llamó a los feligreses y les dijo con lágrimas en los ojos "que estaba para partir de este mundo, pero que les recomendaba a su sucesor, que era"... Cuando sus palabras llegaron aquí un gran griterío se levantó entre la muchedumbre que repetía el nombre de Macario, a pesar de su corta edad. Hasta tal punto fueron los gritos que no se llegaron a oír las palabras del ya casi moribundo arzobispo... El deseo del arzobispo era claro. El del pueblo también, pero no así el del candidato que puso cuantas dificultades pudo para evitar esta dignidad y seria responsabilidad... Al fin tuvo que aceptar.

Una vez sentado en aquella ilustre silla arzobispal, se entregó de lleno al cuidado de las almas y de los cuerpos de todos sus feligreses. Era un verdadero padre para todos. A todas partes llegaba su acción caritativa y apostólica. Era, según el lema de muchos santos "suave con los demás y duro consigo mismo". Llevaba una vida muy mortificada y entregada a la oración y servicio de caridad olvidándose de sí mismo. Sobre todo era débil con los leprosos que abundaban en su tiempo y eran sus preferidos. El Señor le dio el poder de obrar milagros que lo hacía en abundancia, pero la mayor parte fueron para devolver la salud a los afectados por esta terrible enfermedad.

Lleno de humildad y con ardientes deseos de una mayor entrega al Señor, renunció al arzobispado y a cuanto tenía y se convirtió en celoso misionero ambulante. Recorrió muchas naciones y países, derramando el Señor gracias por su medio. Los milagros, sobre todo de curaciones portentosas, le seguían por todas partes. Donde sabía que había una necesidad, allí se dirigía Macario para tratar de ayudarla; consolar al triste, dar comida al hambriento, curar al enfermo... era su delicia y su única misión. Atendía a los apestados, defendía a los maltratados, se ofrecía por ellos... Por fin encontró al Señor en Gante el 10 DE ABRIL de 1012

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

Respuesta  Mensaje 12 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 10/04/2010 17:27

Ahora crees, porque me has visto

Jn 20, 19-31

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1.      AL ATARDECER DEL PRIMER DÍA DE LA SEMANA

Estas apariciones a los apóstoles son destacadas en el Evangelio de San Juan para relatarnos su particular importancia, estos son hechos excepcionales. La primera aparición, sucede en la “tarde” del mismo día de la resurrección, cuyo nombre de la semana era llamado por los judíos como lo pone aquí San Juan, “el primer día de la semana.”

Los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Suponemos que los once apóstoles están juntos, sin embargo también se puede presumir que posiblemente hubiese con ellos otras personas, pero estas no se citan.

El relato evangélico no precisa el lugar donde sucedieron estos hechos, no obstante creíblemente podría ser en el cenáculo (Act 1:4.13). Los sucesos de aquellos días, siendo ellos los discípulos del Crucificado, les tenían temerosos. Esa es la razón por la cual se ocultaban y permanecían a puertas cerradas. Temía la intromisión inesperada de sus enemigos

2.      EL ESTADO “GLORIOSO” EN QUE SE HALLA CRISTO RESUCITADO

Pero la entrega de este detalle tiene también por objeto demostrar el estado “glorioso” en que se halla Cristo resucitado cuando se presenta ante ellos. Es así como inesperadamente, Cristo se apareció en medio de ellos. En el relato de Lucas, se comenta que quedaron “despavoridos,” pues creían ver un “espíritu” o un fantasma.

Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Con ello les dispensó lo que ésta llevaba adjunto (cf. Lc 24:36-43). San Juan omite lo que dice en evangelio de Lucas, sobre que no se turben ni duden de su presencia. Aquí, al punto, como garantía, les muestra “las manos,” que con sus cicatrices les hacían ver que eran las manos días antes perforadas por los clavos, y “el costado,” abierto por la lanza; en ambas heridas, mostradas como títulos e insignias de triunfo, tal así que Tomás podría poner sus dedos.

En evangelio de Lucas se relata que les muestra “sus manos y pies,” y se omite lo del costado, sin duda porque se omite la escena de Tomás. Ni quiere decir esto que Cristo tenga que conservar estas señales en su cuerpo. Como se mostró a Magdalena seguramente sin ellas, y a los peregrinos de Emaús en aspecto de un caminante, así aquí, por la finalidad apologética que busca, les muestra sus llagas. Todo depende de su voluntad. Esta, como la escena en Lucas, es un relato de reconocimiento: aquí, de identificación del Cristo muerto y resucitado; en Lucas es prueba de realidad corporal, no de un fantasma.

Bien atestiguada su resurrección y su presencia sensible, San Juan transmite esta escena de trascendental alcance teológico.

3.      COMO EL PADRE ME ENVIÓ A MÍ, YO TAMBIÉN LOS ENVÍO A USTEDES.

Jesús anuncia a los apóstoles que ellos van a ser sus “enviados,” como El lo es del Padre. Es un tema constante en los evangelios. Ellos son los “apóstoles” (Mt 28:19; Jn 17:18, etc.).

Jesucristo tiene todo poder en cielos y tierra y los “envía” ahora con una misión concreta. Los apóstoles son sus enviados con el poder de perdonar los pecados. Para ese tiempo, ese envío era algo insólito. En el Antiguo Testamento, sólo Dios perdonaba los pecados. Por eso, de Cristo, al considerarle sólo hombre, decían los fariseos escandalizados: Este “blasfema. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?” (Mc 2:7).

4.      AL DECIRLES ESTO, SOPLÓ SOBRE ELLOS Y AÑADIÓ: “RECIBAN EL ESPÍRITU SANTO”

El Espíritu Santo es el “don” por excelencia, infinito como infinito es Dios; aunque quien cree en Cristo ya lo posee, puede sin embargo recibirlo y poseerlo cada vez más. La donación del Espíritu Santo los Apóstoles en la tarde de la Resurrección demuestra que ese don inefable, indescriptible, está estrechamente unido al misterio pascual; es el supremo don de Cristo que, habiendo muerto y resucitado por la redención de los hombres, tiene el derecho y el poder de concedérselo. La bajada del Espíritu en el día de Pentecostés renueva y completamente este don, y se realiza no de una manera íntima y privada, como en la tarde de Pascua, sino en forma solemne, con manifestaciones exteriores y públicas indicando con ello que el don del Espíritu no está reservado a unos pocos privilegiados sino que está destinado a todos los hombres como por todos los hombres murió, resucitó y subió a los cielos Cristo. El misterio pascual culmina por lo tanto no sólo en la Resurrección y en la Ascensión, sino también en el día de Pentecostés que es su acto conclusivo.

5.      “LOS PECADOS SERÁN PERDONADOS A LOS QUE USTEDES SE LOS PERDONEN, Y SERÁN RETENIDOS A LOS QUE USTEDES SE LOS RETENGAN”.

Al decir esto, “sopló” sobre ellos. Es símbolo con el que se comunica la vida que Dios concede (Gen 2:7; Ez 37:9-14; Sab 15:11). Por la penitencia, Dios va a comunicar su perdón, que es el dar a los hombres el “ser hijos de Dios” (Jn 1:12): el poder de perdonar, que es dar vida divina. Precisamente en Génesis, Dios “sopla” sobre Adán el hombre de “arcilla,” y le “inspiró aliento de vida” (Gen 2:7) Por eso, con esta simbólica sopladura explica su sentido, que es el que “reciban el Espíritu Santo.” Dios les comunica su poder y su virtud para una finalidad muy concreta: “Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”.

Aquí el regalo del Espíritu Santo a los apóstoles tiene una misión de “perdón.” Los apóstoles se encuentran en adelante investidos del poder de perdonar los pecados. Este poder exige para su ejercicio un juicio. Si han de perdonar o retener todos los pecados, necesitan saber si pueden perdonar o han de retener. Evidentemente es éste el poder sacramental de la confesión.

Por otra parte, para no confundirse, esta no es la promesa del Espíritu Santo que les hace en el evangelio de Juan, en el Sermón de la Cena (Jn 14:16.17.26; 16:7-15), ya que en esos fragmentos se les promete al Espíritu Santo, que se les comunicará en Pentecostés, una finalidad “defensora” de ellos e “iluminadora” y “docente.” En este relato san Juan trata sólo del poder que se confiere del perdón de los pecados. “Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”.

6.      “¡HEMOS VISTO AL SEÑOR!”

En esta aparición del Señor a los apóstoles no estaba el apóstol Tomás, de sobrenombre el mellizo. Si aparece, por una parte, el hombre de corazón y de arranque que relata san Juan 11:16. En el capitulo 14:5 san Juan lo muestra un tanto escéptico. Entonces se diría que es lo que va a reflejarse aquí. No solamente no creyó en la resurrección del Señor por el testimonio de los otros diez apóstoles, y no sólo exigió para ello el verle él mismo, sino el comprobarlo. Es así como el necesitaba ver las llagas de los clavos en las manos del Señor, y aún mas, meter su dedo en ellas, lo mismo que su mano en la llaga del costado de Cristo, la que había sido abierta por el golpe de lanza del centurión. Entonces, sólo a este precio creerá.

7.      “TRAE AQUÍ TU DEDO: AQUÍ ESTÁN MIS MANOS.”

Pero a los ocho días se realizó otra vez la visita del Señor. Estaban los apóstoles juntos, probablemente en el mismo lugar, y Tomás con ellos. Y vino el Señor otra vez, cerradas las puertas. San Juan relata esta escena muy sobriamente. Y después de desearles la paz "¡La paz esté con ustedes!", se dirigió a Tomás y le dijo: Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos y le mandó que cumpliese en su cuerpo la experiencia que él exigía diciéndole: Acerca tu mano, métela en mi costado. En adelante, no seas incrédulo, sino hombre de fe.

No dice explícitamente el relato si Tomas llegó a introducir el dedo en las llagas para cerciorarse, al contrario lo exceptúa al decirle Cristo: Ahora crees, porque me has visto. La evidencia de la presencia de Cristo había de deshacer la obstinación de Tomás.

8.      ¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO!

Tomas exclamo: ¡Señor mío y Dios mío! Esta exclamación encierra una riqueza teológica grandiosa y hermosísima. Esta es un reconocimiento de Cristo, es un afirmación de quién es El. Es, además, esta enunciación, uno de los pasajes del evangelio de san Juan junto con el prólogo, en donde explícitamente se proclama la divinidad de Cristo. Dado el lento proceso de los apóstoles en ir valorando en Cristo su divinidad hasta la gran clarificación de Pentecostés, sin duda la frase es una explicitación de san Juan a la hora de la composición de su evangelio. Pero supone el acto de fe de Tomás.

9.      “AHORA CREES, PORQUE ME HAS VISTO.”

Tomás fue reprochado, no porque el ver para creer sea malo, sino por haber rechazado el testimonio de los otros apóstoles que vieron. Para creer hay que verlo directamente, como los apóstoles, o indirectamente, como nosotros, que nos apoyamos en el ver y en la predicación solemne y pública de los apóstoles.

La fe es un don de Dios, pero tiene también sus bases humanas, como es el estudio y el testimonio de los testigos.

Este Evangelio nos enseña una lección de fe y, nos invita a no esperar signos visibles para creer. Pero también es comprensible que Tomás quisiera experimentar por si mismo, del mismo modo como nos gusta a nosotros experimentar por nosotros mismos, por que a Cristo se le debe experimentar en primera persona. Es cierto que la ayuda de los amigos como los consejos de nuestro director espiritual son validos, pero al final solo depende de nosotros mismos dar ese gran paso a la fe, y entregarnos con toda confianza a los brazos del Señor.

El Señor permite a Tomás esta experiencia, se aparece a los apóstoles e inmediatamente le habla, me imagino la emoción de Tomás al verle, tal vez entristecido por haber dudado, pero al mismo tiempo agradecido por este actitud de Cristo y, así, el hace ese hermoso reconocimiento a la divinidad de Jesús con esta hermosa oración de alabanza: “Señor mío y Dios mío.”

10.  ¡FELICES LOS QUE CREEN SIN HABER VISTO!

Dice el Señor: ¡Felices los que creen sin haber visto! La respuesta de Cristo a esta confesión de Tomás acusa el contraste, se diría un poco irónico, entre la fe de Tomás y la visión de Cristo resucitado, para proclamar bienaventurados a los que creen sin ver. No es censura a los motivos racionales de la fe y la credibilidad, como tampoco lo es a los otros diez apóstoles, que ocho días antes le vieron y creyeron, pero que no plantearon exigencias ni condiciones para su fe, ya que ellos no tuvieron la actitud de Tomás, que se negó a creer a los testigos para admitir la fe si él mismo no veía lo que no sería posible verlo a todos, ni por razón de la lejanía en el tiempo, ni por haber sido de los elegidos por Dios para ser testigos de su resurrección (Act 2:32; 10:40-42). Es la bienaventuranza de Cristo a los fieles futuros, que aceptan, por tradición ininterrumpida, la fe de los que fueron elegidos por Dios para ser testigos oficiales de su resurrección y para transmitirla a los demás. Es lo que Cristo pidió en la Oración Sacerdotal: No ruego sólo por éstos (por los apóstoles), sino por cuantos crean en mí por su palabra” (Jn 17:20).

Cristo es "nuestra paz" (Ef 2, 14), la Paz de Cristo Resucitado para todos

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

SAN ESTANISLAO, obispo y mártir 1030-1079

Polonia, la mártir de Europa, tiene en la figura de san Estanislao la mejor imagen del martirio intrépido por la fe; por la fe y la necesaria verdad, sobre todo cuando ésta es difícil, incómoda, peligrosísima, hasta el punto de que un cristiano se juega la vida en su proclamación.

Llevaban casados sus padres Wileslaw y Bogna nada menos que treinta años sin tener hijos cuando Estanislao nació. Se puede imaginar la alegría que trajo  sobre aquel hogar que ya había perdido las esperanzas de sucesión. Nació en Szczepanow, cerca de Cracovia el 26 de julio de 1030. Sus padres que gozaban de muy buena reputación por su honradez y vida cristiana le educaron en las virtudes cristianas y humanas. Terminados sus estudios en su pueblo, fue enviado a ampliarlos a Cracovia, Lieja (Bélgica) y a París donde consiguió graduarse.

Así lo pinta uno de los mejores historiadores polacos: "Era de carácter dulce y humilde, pacífico y púdico; era muy cuidadoso de reprimir sus propias faltas antes de hacerlo con sus prójimos; era un alma que jamás mostró soberbia ni se dejó llevar por la ira; muy atento, de naturaleza afable y humano, de gran ingenio y sabiduría y dispuesto siempre a ayudar a quien necesitaba ayuda alguna. Odiaba la adulación e hipocresía, mostrándose siempre sencillo y de corazón abierto".

Pasó a ser canónigo de Cracovia. En 1702, a fin de satisfacer el deseo del clero, del rey Boleslao II y del pueblo el papa Alejandro II le nombró obispo de Cracovia, el 2 de julio de 1071 y, aunque solamente la gobernó por espacio de ocho años, dejó huellas indelebles en ella y en toda la nación polaca, como ningún otro prelado antes ni después de él había hecho. Supo identificarse con los valores espirituales de Polonia y por ellos no dudó hasta derramar su sangre.

Estanislao hombre de oración y penitencia, emprendió un entusiasta trabajo para la cristianización de su pueblo y la reforma del clero. Al principio, la colaboración entre el obispo y el rey careció de nubes pero surgió la tormenta entre ambos con ocasión de la campaña que Boleslao llevó a cabo contra los rusos, y que había de concluir con la conquista de Kiew (1075-1077). Las razones de tal conflicto siguen todavía sin estar claras. ¿Se debió única mente a la crueldad y desenfrenos cometidos por Boleslao? Es algo que está en discusión. En cualquier caso, el obispo conminó al rey con la excomunión,

Cuando Boleslao fue excomulgado,   dio la orden de que mataran al insolente que desafiaba al poder, parece que nadie se atrevió a cumplir los deseos del rey, y por fin él mismo dio muerte al prelado.

Estanislao murió ante el altar celebrando misa en la iglesia de San Miguel de Cracovia, su cadáver, lleno de sangre y despedazado a golpes de espada, se expuso como escarmiento en plena calle, pero el asesino tuvo que partir para el destierro, donde murió, y el mártir, nueve siglos después, permanece en la memoria de los polacos como símbolo de la verdad indomable que no se silencia y que hace libres a los que la proclaman.

Hay hombres que representan a una nación porque han sabido asimilar su espíritu y lo han encarnado en su vida de cada día. Si de alguien se pudiera afirmar esto no hay duda de que de San Estanislao habría que decir que supo conocer, y, sobre todo, vivir, el temperamento y las virtudes que encarnaba su pueblo, Polonia, y que, por vivirlas y transmitirlas a los suyos, murió mártir.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

 


Respuesta  Mensaje 13 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 15/04/2010 09:25

“Lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del Espíritu, es espíritu.”

Jn 3: 1-8

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1.           JESÚS NO HABLA DE ESA VIDA NUEVA QUE EL NOS TRAE

Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar. Impresionado por las obras de Jesús, Nicodemo acude a El como a un Maestro, que enseña algo nuevo para esos tiempo y le pide que le enseñe con ese titulo de Maestro.

Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios. Así es, renacer de lo alto, nacer a la vida del Espíritu, nacer de nuevo razonando con el Espíritu, no con la mente cerebral, como lo hacia hasta ese minuto Nicodemo. Jesús no habla de esa vida nueva que El nos trae, la de la gracia, que se expresa en las virtudes de la fe, de la esperanza y la de la caridad.

2.           HABÍA UN FARISEO LLAMADO NICODEMO

Entre el grupo de personas jerosolimitanas vivamente impresionadas por los milagros de Cristo, con que termina el capitulo segundo (Jn 2:23), pero con fe imperfecta, se hallaba un tal Nicodemo. Su nombre vine del griego, estaba en uso en la época, como  Andrés y Felipe.

Nicodemo -vencedor del pueblo-, con nombre sugestivamente simbólico, era un hombre muy importante en Israel. El evangelista dice de el que era magistrado o príncipe de los judíos -v.1- y, además, maestro o rabí -ν. 10.; también formaba parte del Sanedrín (Jn 7:50). De el se hablara dos veces mas en el evangelio: una defendiendo a Cristo, como miembro del Sanedrín (Jn 7:50), y luego prestando su concurso personal para el embalsamamiento y sepultura de Cristo (Jn 19:39.40).

Nicodemo era fariseo. Aunque en el Sanedrín predominaban los saduceos, también se componía de algunos fariseos. Esto da un interés especial a esta visita que hace Nicodemo. El fariseo tenía un sentido excesivo y falso de su ortodoxia. Era un idolatra de la letra del texto sagrado, y daba excepcional importancia a las tradiciones de los mayores. Cristo mismo tuvo que decirles: ¿Por que traspasáis vosotros el precepto de Dios por vuestras tradiciones? (Mt 15:3- 1).

Vivamente impresionado por los milagros que Cristo hace, y que eran rubrica divina -v.2-, pero que chocaba fuertemente con el tradicionalismo farisaico, Nicodemo quiere escuchar la doctrina de aquel cautivante profeta.

3.           FUE DE NOCHE A VER A JESÚS

Para ello viene a visitarlo por la noche. Se sabe que no eran infrecuentes los diálogos con los rabinos por la noche. Me inclino por pensar que Nicodemo desease una larga conversación con Cristo, y esta fuese la hora más oportuna (Jn 1:38.39), aparte que Cristo dedicaba el día al ministerio. Pero también podemos pensar que por todo el conjunto de ser fariseo, doctor y miembro del Sanedrín, parece que hubiese elegido esta hora furtivamente por precaución y timidez (Jn 19:38; cf. Jn 12:42). Lo que no debe estar al margen del intento simbolista del evangelista es destacar esta hora de la noche (Jn 13:30) desde la que Nicodemo viene a la enseñanza de Cristo-Luz.

Llama la atención, que el dialogo es introducido de improviso, sin los cortesía o saludo inicial, algo que es típico en lo preludios orientales. Pero, si se tiene en cuenta que Nicodemo era rabí, maestro, y la estima en que se tenían a si mismos los doctores, se puede comprender la actitud respetuosa con que Nicodemo venia a esta visita. No venia solo a conocer por erudición una doctrina; el estaba impresionado por los milagros de Cristo, y que les hacia saber que venia como maestro de parte de Dios -v.2-, quería conocer aquella doctrina así rubricada por Dios. Esto mismo se acusa en el titulo que da a Cristo: Rabí -v.2-.

4.           MAESTRO, SABEMOS QUE HAS VENIDO DE PARTE DE DIOS, COMO MAESTRO

Por la forma como se expresa Nicodemo, nos damos cuenta que viene a Cristo reflejando, además, la inquietud de otras personas, es decir que representa a algunos mas, pues le dice que sabemos que has venido como maestro de parte de Dios  y que es causa de sus milagros. Me pregunto, ¿Quienes son estos? Acaso fariseos de las muchas personas que creyeron en El o un grupo de doctores o sanedritas o grupos de gentes, que, ¿vivamente impresionados por los milagros que hacia Jesús? (Jn 2:23), y entonces deseaban conocer su doctrina, pero que tenían reparos en venir al mismo.

Dice Nicodemo pues nadie puede hacer esos signos que tu haces si Dios no esta con el. La exposición que hace Nicodemo es esta: confiesa que el y otros están impresionados a causa de los milagros que hace. Por ello reconocen que viene como maestro de parte de Dios. Esa puede ser la razón de que quieren escucharle. ¡Que hable! ¡Que enseñe su doctrina!

5.           ENTRAR EN EL REINO DE DIOS

Jesús le dijo a Nicodemo: En verdad te digo que quien no naciere de arriba no podrá entrar en el reino de Dios. Y la enseñanza de Cristo es esta: para ver, es decir, para experimentar, para ingresar -v.5- en el reino, es necesario nacer de arriba.

El reino de Dios o reino de los cielos -Mt- es la frase usual en los evangelios sinópticos. Jn solo la usa aquí -v.35-, y en forma de solo reino en otros dos pasajes (Jn 18:36.37). Para ver este reino hace falta un nuevo nacimiento. La expresión ver tiene aquí el valor de visión experimental, disfrute del mismo, posesión de el (Lc 2:26; Act 2:27; 1 Pe 3:10); es decir, ingreso en el reino, como dice aquí el mismo Jn -v.5-.

Este nacimiento que hace falta tener para el ingreso y vida en este reino ha de ser de arriba nacer de arriba, nacer de nuevo.  Ante esta afirmación de Cristo, Nicodemo, mas que sorprenderse, parece que con su pregunta busca saber mas precisiones en este punto. La frase ¿Acaso puede el hombre entrar de nuevo en el seno de su madre y volver a nacer? no tiene un sentido irónico. Es más sutil de lo que parecería. Nicodemo, por lo que ya sabemos no puede pensar en el absurdo de un renacimiento humano.

6.           LO QUE NACE DE LA CARNE, ES CARNE; PERO LO QUE NACE DEL ESPÍRITU, ES ESPÍRITU.

Jesús le expresa a Nicodemo: “Quien no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de los cielos”. La razón es que lo que nace de la carne, es carne; pero lo que nace del Espíritu, es espíritu. Y la vida nueva es vida espiritual. Y la carne y la sangre no pueden poseer el reino de Dios (1 Cor 15:50). La carne, el hombre de abajo, esta limitado a sus solas fuerzas naturales; pero este nacimiento es de tipo superior a la carne y sangre, es nacimiento del Espíritu, que constituye a los hombres en hijos de Dios (Jn 1:12), por lo que nacen de Dios (Jn 1:13).De aquí la necesidad y la enseñanza terminante de nacer del Espíritu.

También Jesús se anticipa y dice: No te maravilles porque te he dicho: Es preciso nacer de arriba  ¿En que podía estar esta extrañeza de Nicodemo al saber que era preciso nacer de arriba?

Nicodemo, como doctor, conocedor de las Escrituras, sabia que las almas, como estaba anunciado por los profetas, deberían experimentar un cambio moral, que era una regeneración (Ez 11:20). Entre los rabinos se decía que el que salía de un vicio o había purgado ya sus pecados era creado de nuevo, o nacido de nuevo, o regenerado, lo mismo que se admitía este cambio en los prosélitos. Si estas expresiones no estaban ya totalmente en uso, al menos salieron de la enseñanza rabínica tradicional. Y, de hecho, en el Ν. Τ. aparecen expresiones equivalentes al llamar al bautizado nueva criatura (Gal. 6:15; 2 Cor 5:17).

Por eso, esta extrañeza de Nicodemo no se refiere a este anuncio de regeneración moral, sino o al modo del mismo -v.9-, al ver que este renacimiento trascendía al efecto de los bautismos de el conocidos, o al escepticismo que este anuncio causaba en aquel rabí -v.12-. ¿En que consistiría aquel nuevo renacimiento moral? O ¿como controlar la realidad regeneradora de aquella enseñanza? ¿Podría un rabí aceptar aquel anuncio tan vago? Nicodemo entonces debió de quedar escéptico -v.12-.

7.           HAY QUE NACER DEL AGUA Y DEL ESPÍRITU.

Pero la enseñanza que aquí se hace es de una claridad indiscutible y excepcional: la necesidad del bautismo cristiano.

El rito de las purificaciones bautismales en el agua era algo que estaba en el medio ambiente; era cosa usual. Tal el bautismo de Juan; las purificaciones en agua de los esenios y el mismo bautismo que, en vida de Cristo y en su misma presencia, administraban los discípulos de Cristo (Jn 4:1.2). Era, pues, este un rito que estaba en uso. El bautismo de Cristo en agua, por no poder interpretarse metafóricamente a causa de la contraposición al del Bautista, que era superficial y no purificaba el alma, y por ser además un rito usual, el contexto lleva a hacer ver que en esta enseñanza se trata de un verdadero rito en agua, pero que, al mismo tiempo, hay una acción inmersiva en el Espíritu Santo.

Precisamente la fuerza de la construcción de la frase lleva a esto mismo. Pues hay que nacer del agua y del Espíritu. El del indica el origen de esta generación. Y puesto en principio de la frase afecta por igual a los dos elementos, que además están unidos por la letra  y. A esto se añade que a la hora de la composición del evangelio de Jn no se podía interpretar por lectores cristianos sino del bautismo cristiano. Esto lo sabía bien el evangelista, y, sin embargo, no lo corrige ni lo matiza, para evitar que se lo entiendan así. Precisamente se lee en San Pablo que Cristo nos salvo mediante el baño de la regeneración y renovación en el Espíritu Santo (Tit 3:5; Ef 5:26; cf. Mt 28:19). Además, este relato parece, aparte de lo histórico, que es reflejo de una catequesis bautismal. Acaso proceda de alguna tradición (haggadah) bautismal.

8.           JESÚS SANO A MUCHOS TAN SOLO POR CREER EN EL

La impresión que me queda, es que la conversación de Nicodemo es profundamente sincera, el esta realmente impresionado, por las obras que realiza Jesús, por ese motivo el siente la necesidad de ir a donde Jesús, e ir como a un Maestro, que le puede enseñar cosa nuevas, por eso le pide que le enseñe, por esa razón le da el titulo de Maestro.

Jesús como verdadero Maestro, comparte sus enseñanzas, que por medio de nuestro nacimiento natural, pertenecemos a este mundo, y para pertenecer al otro mundo, el del Espíritu, es decir para ser hijos de Dios y herederos de su Reino, necesitamos poseer otra vida, sobre natural y de la gracia.

Pero también hay algo mas, Jesús acogió con amabilidad a Nicodemo, hablo largo rato con el, le dijo las cosa tal cual son, Nicodemo creyó en El, pero no se entregó a Jesús, ¿Por el que dirán los demás? Que a nadie le suceda esto, Jesús sano a muchos tan solo por creer en El, así reza en muchos evangelios, “Tu fe te ha salvado”

Cristo es "nuestra paz" (Ef 2, 14), la Paz de Cristo Resucitado para todos

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Fuentes: Algunas referencias están tomados de la Biblia Nacar-Colunga

 

SAN SABAS EL GODO + 372

Una carta sobre su martirio escrita muy poco después de su muerte fecha con notable exactitud los sucesos, que debieron de tener por escenario las tierras del norte del Danubio, posiblemente Tirgoviste, en la actual Rumania.

Sabas, al parecer lector en la iglesia, no debía de ser considerado como una lumbrera, y es significativo que de él se nos diga que “no era elocuente en las palabras”; cantaba y decía los oficios del culto divino, pero su elocuencia para incitar a todos a vivir bien residía mucho más en el ejemplo que en la voz.

En el curso de una persecución fue prendido y soltado al poco tiempo por juzgársele persona insignificante; no valía la pena ensañarse con un infeliz como él, quizá de cortas luces o de muy escasa instrucción, en cualquier caso un don nadie en la comunidad cristiana de aquella turbulenta Gotlandia.

Prendido por segunda vez, “le llevaron desnudo por lugares ásperos y espinosos, dándole muchos palos y azotes”, y al ver que su actitud era de mansedumbre y de alegría, una fe tan elocuente exasperó a sus verdugos, que le torturaron hasta dejarle por muerto. Una piadosa mujer le desató de noche y le llevó a su casa, pero volvió a caer en manos de sus perseguidores.

Entonces se le exigió que comiese manjares sacrificados a los ídolos, dando así un testimonio público de apostasía. Es improbable, como sugiere algún hagiógrafo, que en esta ocasión se le desatara la lengua, no era hombre de grandes discursos. Tal vez sólo dijo no o hizo un gesto negativo con la cabeza, aceptando el martirio. Se le ató a un tronco y murió ahogado en el río Buzau.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.


Respuesta  Mensaje 14 de 29 en el tema 
De: LUNASOL Enviado: 15/04/2010 09:26

“es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto”

Jn 3, 7-15

Reflexión y estudio del Evangelio

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1.      NICODEMO VA DONDE JESÚS, PARA TENER UN INTERESANTE COLOQUIO

Nicodemo va donde Jesús, para tener un interesante coloquio, es una conversación, especial, animada y distendida, entre dos, es además un debate y discusión organizada para intercambiar información, ideas y opiniones. San Juan en su evangelio de la importancia a esta conversación nocturna, es así como se no hace interesante saber algo mas de Nicodemo.

Entre el grupo de personas jerosolimitanas intensamente impresionadas por los milagros de Jesús, con que termina el capítulo segundo (2:23), pero con fe imperfecta, se hallaba un tal Nicodemo. Este nombre, griego, sugestivamente simbólico, significa vencedor del pueblo. Nicodemo era un hombre importante, magistrado, príncipe de los judíos, maestro y formaba parte del Sanedrín. El Evangelio lo menciona dos veces más, defiende a Jesús como miembro del Sanedrín y luego en el embalsamamiento y sepultura de Jesús.

2.      “USTEDES TIENEN QUE RENACER DE LO ALTO”.  

En esta introducción responde Jesús a un problema no planteado abiertamente por Nicodemo. Sea porque falta aquí el enlace literario, por lo esquemático del discurso, sea porque Jesús aparece ya respondiendo al fondo de la cuestión. Y la enseñanza de Jesús es esta: para ver, es decir, para experimentar, para ingresar en el reino, es necesario nacer de lo alto.

El reino de Dios o reino de los cielos como escribe san Mateo, es la frase usual en los sinópticos. Sin embargo san Juan, solo la usa en forma de solo reino en otros dos pasajes Normalmente Juan expresa este concepto bajo la expresión de vida eterna, con lo que destaca el concepto de la realidad espiritual e íntima del mismo en el alma. Es el reino de la gracia. Para ver este reino hace falta un nuevo nacimiento. Este nacimiento que hace falta tener para el ingreso y vida en este reino ha de ser de arriba.

Ante esta afirmación de Jesús, Nicodemo, más que sorprenderse, parece que con su pregunta busca saber más precisiones en este punto. Como es posible todo esto, le volvió a preguntar Nicodemo.

3.      TE ASEGURO QUE NOSOTROS HABLAMOS DE LO QUE SABEMOS

Jesús, le dice a Nicodemo; Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Repetidamente nos dice Jesús, y lo hace con mucha claridad, que el no habla por su cuenta, dice lo que ha visto junto al Padre, transmite las palabras y las enseñanzas del Padre, El es la misma palabra del Padre.

La palabra de Jesús, es la palabra de Padre, y El nos pide creer en ella, permanecer y atesorarla, esto es guardarla con fidelidad, así seremos fieles apóstoles de nuestro hermano Jesús. Para que todos los que creen en el tengan vida eterna. Así es, Jesús es testimonio de la verdad, y nos da testimonio de nuestro Padre Dios, amando, aceptando, conociendo a Jesús, amamos, aceptamos y conocemos al Padre Dios, nuestra fe en Jesús, nos llevara a la vida eterna.

Nuestra fe, consiste en recibir a Jesús, en conocerlo y en El conocer al Padre, en conocer en El al enviado del Padre. Jesús mismo nos dice al finalizar este fragmento del evangelio, para que todos los que creen en el tengan vida eterna.

4.      ¿CÓMO CREERÁN CUANDO LES HABLE DE LAS COSAS DEL CIELO?

El mensaje de Jesús — revelación — es muy amplio y muy sublime. Por eso, Jesús, ante esta perspectiva de la revelación total, y al ver la reacción ante las cosas más accesibles, le dice que si, Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo?

Ya el autor del libro de la Sabiduría, aunque en un orden más inferior de conocimiento, había hecho esta comparación: “Pues si apenas adivinamos lo que en la tierra sucede y con trabajo hablamos lo que está en nuestras manos, ¿quién rastreará lo que sucede en el cielo?” (Sab 9:16).

Pues aquí se trata de misterios profundos de la fe. No se trata del modo de expresar estas verdades, que se expresan al modo de los hombres, sino del mismo contenido real de las mismas.

Y de éstas, unas pueden ser “terrenas,” no porque no sean verdades de revelación y contenido sobrenatural, y, por tanto, objeto de fe, sino porque esos misterios se realizan o están en la tierra. Así, se acaba de hablar del bautismo, que se administra a los hombres “sobre la tierra,” y no sólo se ve su rito, sino que hasta se pueden “experimentar” de alguna manera sus efectos en el que lo recibe (Jn 7:17; 4:14).

Pero hay también otras realidades totalmente inaccesibles y celestiales. Son las que aquí se dice que están, etimológicamente, “sobre los cielos.” Son los misterios de la vida íntima de Dios, el misterio trinitario, etc. Pero aquí, sobre todo, el misterio que está en situación es el misterio del origen divino del Hijo del hombre y la gloria que por ello le corresponde” (Jn 6:62; 8:23).

Mas la enseñanza de estas verdades inaccesibles al hombre está bien garantizada. Nicodemo quizás se preguntase cómo podía conocer Jesús estas verdades. Pues, aunque lo consideraba, al menos, como un profeta (Jn 3:2), ¿podría un profeta sondear los mismos misterios de Dios? A esto previene la respuesta y enseñanza de Jesús (Hech 1:24).

5.      NADIE HA SUBIDO AL CIELO, SINO EL QUE DESCENDIÓ DEL CIELO

Jesús reivindica para sí un conocimiento único y excepcional: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo”.

El Hijo del hombre, que “subió” al cielo en la “ascensión” y que “bajó” del cielo en la “encarnación,” no por eso dejó jamás de estar “en el cielo,”

Jesús le está diciendo a Nicodemo que su morada es el cielo, por lo que El penetra los misterios más profundos y “supercelestiales.” Jesús no manifiesta esta revelación al estilo del oficio de los ángeles, puesto que vincula su conocimiento a pertenecer a una esfera totalmente trascendental. La divinidad de Jesús se está manifestando aquí a través de procedimientos convincentes.

En el libro de Baruc hay un pasaje que ambienta hasta con exactitud literaria este pasaje. Se lee, entre otras cosas, lo siguiente: “¿Quien subió al cielo y se apoderó de ella y la hizo descender de las nubes? (Bar 3:29). No hay quien conozca sus caminos ni quien tenga noticia de sus senderos; pero el que sabe todas las cosas la conoce,  y con su inteligencia la descubre. (Bar 3:31). Este es nuestro Dios, ninguno otro cuenta a su lado para nada” (Bar 3:36).

Me imagino que el pensamiento del evangelista es claro. Pero ¿habrá hablado Jesús a Nicodemo con esta claridad? El evangelista, sin duda, explica aquí la doctrina. Se está en teología de Juan.

6.      ES NECESARIO QUE EL HIJO DEL HOMBRE SEA LEVANTADO EN ALTO

De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto.

Pero en esta revelación que Jesús está haciendo, no sólo se presenta El como objeto de fe, sino también de vida. Y precisamente esta vida la presenta huyendo de su misma muerte redentora.

La enseñanza se hace con la referencia a la escena de la serpiente de bronce en el desierto. A la protesta de los hijos de Israel en el desierto de Faraón. Dios envía contra ellos serpientes venenosas, cuyas mordeduras eran cáustico-febriles y causadoras de muerte. Reconociendo el pueblo su pecado, pide perdón. Y Yahvé ordena a Moisés hacer una serpiente de bronce y ponerla bien a la vista, sobre un asta. Y todos cuantos, habiendo sido mordidos, la mirasen, sanarían (Núm 21:5-9).

Pero ya el autor del libro de la Sabiduría comentaba: “El que se volvía a mirarla no era curado por lo que veía, sino por ti, Salvador (Yahvé) de todos” (Sab 16:7). Por eso, el mismo autor llama a aquella serpiente de bronce “símbolo de salvación” (Sab 16:6).

El pecado fue introducido por la seducción de la gran serpiente (Gen 3:1ss), que es el diablo (Jn 8:44). Los hombres se encuentran “mordidos” por la serpiente, y están condenados a la muerte. Pero Dios dispone el plan salvador de ellos. Similarmente a la serpiente de bronce, levantada en alto, así “es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto”

Por eso, esta “elevación” de Jesús queda redactada en forma elíptica, por el evangelista para dejar la sugerencia amplia de la necesidad de “ver” a Jesús “elevado,” que es “verle” como Hijo de Dios. El mismo dijo: “Cuando levantéis (vosotros) al Hijo del hombre (en la cruz), entonces conoceréis que soy yo” (Jn 8:28), por la gloria de su resurrección, el Mesías-Hijo de Dios. Es decir, por la “elevación” de El a la cruz conocerán la “elevación” de El donde estaba antes “de la creación del mundo” (Jn 17:24), que es de donde El “bajó” (Jn 3:13), del “seno del Padre” (Jn 1:18).

7.      PARA QUE TODOS LOS QUE CREEN EN ÉL TENGAN VIDA ETERNA”.

Es, por tanto, a Jesús, así “elevado” en la cruz, como es necesario “verle” y “creer” en El para tener la “vida eterna.” Para Juan, “ver” y “creer” son sinónimos (Jn 6:40). A la “visión” de la serpiente de bronce corresponde aquí otro modo de visión, que es la “fe” en El. Sólo esta fe en ver a Jesús elevado en la cruz y muerto como Mesías e Hijo de Dios da la “vida eterna.” Es éste un misterio esencial.

Naturalmente, esta fe que se exige no exime de las obras. Si la expresión tiene aquí sentido afirmativo, no lo tiene exclusivo. No puede ponerse nunca a Jesús en contradicción consigo mismo, ni tampoco al evangelista, el cual dice en el v.21 de este mismo capítulo que “el que obra la verdad viene a la luz,” pues esas obras “están hechas en Dios.”

La alegría de Jesús resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

SAN MARTÍN I, papa y mártir +656

De Todi, servía a la Iglesia en Roma como Diácono. Designado Papa el año 649, reúne un Concilio en Letrán.; y condena la herejía favorecida en Bizancio por el Emperador romano de Oriente. Constancio II. Se llamaba monotelismo, por negar la voluntad humana en Cristo atribuyéndole solamente la divina.

El emperador reaccionó de modo brutal,  acusó al papa de complicidad en una revuelta política, y ordenó su arresto y conducción a Constantinopla (653). Durante el viaje, y más tarde en tarde en la prisión, hubo de sufrir el pontífice malos tratos sin cuento. Después de haber sido condenado a muerte y públicamente degradado en presencia del emperador, o éste no se atrevió a hacer ejecutar la sentencia. El papa fue deportado a Crimea, en donde soportó en silencio sufrimientos y humillaciones; en particular, hubo de pasar por el rápido olvido del clero romano que en oposición a sus deseos, no esperó a su muerte para designarle un sucesor. Martín murió de miseria en Cherson (Sebastopol) el 13 DE ABRIL del 656. También la Iglesia bizantina honra en este mismo día al último de los papas mártires.

Al coincidir su día con el de los Santos Cornelio y Cipriano, quedó su conmemoración universal el 13 de abril, fecha ya acostumbrada en la liturgia bizantina.

Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.



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