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Respuesta  Mensaje 1 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD  (Mensaje original) Enviado: 22/06/2011 14:35

Enviado: 28/06/2009 21:20

 

El encuentro con la palabra de Dios nos lleva a reflexionar

sobre nuestra mision , comportamiento y fe,  aqui dejare unas reflexiones

sobre  ella, el estar cerca de el, el hacerlo dueno de nuestra alma

el que haya dejado a su hijo derramar su sangre , por nosotros

nos hace perdonar nuestras faltas

Espero , la conversion real autentica en la gracia de Dios

gracias mis gaviotas

  

 

 

  



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Respuesta  Mensaje 2 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 14:37

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad”

Jn 16, 12-15

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

La acción del Espíritu Santo sobre los apóstoles continúa explicitándose ahora en una función reveladora.

Cristo quería completar su enseñanza sobre sus apóstoles, pero no puede ahora, porque no podrían comprender ni recibir útilmente estas enseñanzas sublimes. A pesar de tener el mejor Maestro, su rudeza, su estado de gentes sencillas e imbuidas en el ambiente judío, y, sobre todo, la sublimidad de las enseñanzas, no les permitía recibirlas entonces. Necesitaban una transformación radical, que estaba reservada, en el plan del Padre, a Pentecostés, como momento inicial de la acción del Espíritu en ellos.

Por eso, cuando venga el Paráclito, los conducirá a la verdad toda entera.

El término usado aquí para llevarlos o hacerles comprender es guiar en el camino: los llevará a la verdad toda entera.

La razón de esto es que les hacía falta la acción del Espíritu para comprender la plenitud de la enseñanza de Cristo; pues el Espíritu Santo no hablará de sí mismo, sino que hablará lo que oyere, porque tomará de lo mío y os lo dará a conocer.

El Paráclito les recordará todo lo que Yo os he dicho (Jn 14:26), es decir, tomará las enseñanzas de Cristo y se las hará comprender en la plenitud conveniente, llevándoles así a la verdad completa de su enseñanza.

Como una garantía trinitaria, final, dirá Cristo que toda su doctrina es del Padre. Todo cuanto tiene el Padre es mío, parece restringirse aquí al orden doctrinal; es toda la doctrina que el Padre le entregó para comunicarla en su mensaje. Por eso es una posesión mutua. Y, siendo su doctrina del Padre y llevándola a plenitud el Espíritu, la doctrina de Cristo es, en realidad, esa verdad toda entera.

El contexto del evangelio de san Juan sugiere que, mejor que a una revelación absolutamente nueva de verdades hecha por el Espíritu, se refiere a una mayor penetración de las verdades reveladas por Cristo a los apóstoles (Jn 15:15; 17:8.14; cf. Mt 28:19.20).

En esta acción iluminadora del Espíritu se destaca concretamente que les anunciará las cosas venideras. Encuadrado esto en las enseñanzas de Cristo, probablemente se refiere este sentido profético a que el Espíritu Santo les revelará el nuevo orden de cosas, que tiene su origen en la muerte y resurrección de Cristo.

Una última cuestión es saber si este llevar a la verdad toda entera se refiere sólo a los apóstoles o es promesa hecha aquí, en este pasaje, a la Iglesia. El paralelo con Jn 14:26 hace ver que esta frase forma parte de un contexto más amplio, que conduce, allí como aquí, a la valoración de un contenido más universal.

Es así, como el Espíritu, conducirá a los discípulos de Cristo por nuevos caminos, por ignorados horizontes, por situaciones  diversas, no exentas de dificultades, a muchos santos los llevo por cárceles, a otros por martirios, sin embargo en la historia del cristianismo el Espíritu Santo siempre se ha hecho presente.

Muchos corazones que siempre mostraron su docilidad al Espíritu Santo, recibieron de EL inspiraciones donde les fue revelado los secretos del amor del Padre. A  ejemplo de ellos, dejémoslo que sea nuestro guía, es decir, no le impidamos en nosotros sus impulsos, prestemos atención a su voz, seamos receptivos con El,  nos hablara a través de la Palabra, en la oración, en la contemplación y en muchas ocasiones para nosotros insospechadas.

Invocar al Espíritu Santo es de las más perfectas y bellas entre todas las solicitudes que se pueden realizar. Él es Dios, es el Santificador. Él ha de alumbrarnos, confortarnos, guiarnos, vigorizarnos, abrasarnos con el fuego del amor divino, el nos convertirá en santos apóstoles.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 


Respuesta  Mensaje 3 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 14:38

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

AQUELLOS QUE DEJAN HABLAR AL ESPÍRITU

El Espíritu prometido permitirá a los discípulos comprender las cosas de Dios tal como han sido reveladas por Jesús. El Espíritu hará la exégesis de las palabras del Señor para que puedan caminar a través de la historia con la «mente de Dios», con su modo de ver y de juzgar, de sentir y de obrar. También expresa la alteridad del discípulo y de la Iglesia respecto al mundo. El sentido de las cosas, de la historia, de los acontecimientos, está reservado a los que tienen el Espíritu. Ahora bien, es preciso que el Espíritu pueda hablar. La tradición ha hablado de la necesidad de disponer de un corazón «purificado» para comprender las cosas de Dios tal como son sugeridas por el Espíritu. El Oriente cristiano ha meditado largamente sobre la bienaventuranza: «Bienaventurados los puros de corazón, porque verán a Dios». La visión de Dios y de sus cosas, la comprensión de las palabras de Jesús, su actualización a las distintas situaciones en diferentes momentos de la historia personal o general, están reservadas a aquellos que dejan hablar al Espíritu, en un corazón purificado, progresivamente liberado de los apegos y condicionamientos mundanos. Las épocas más creativas para la fe han sido las épocas en las que se nos obligaba a la liberación interior, a la oración, a la santidad. Es en los santos donde las palabras del Señor se realizan al máximo. A ellos es a quienes se da la comprensión profunda de las cosas de Dios, así como una comprensión particular del momento histórico. Conocer la realidad según Dios es algo distinto al conocimiento necesario típico de la racionalidad: es dejar que el Espíritu hable en un corazón desalojado de las cosas demasiado terrenas.

ORACION (3)

 

Ayúdame, Señor, a liberarme de las demasiadas cosas que me impiden comprender «la verdad completa», comprender tu Palabra en el hoy, lo que me dices para mi hoy, lo que debo hacer aquí y ahora, sobre todo cómo debo ver mi vida y los acontecimientos que tienen que ver con mis hermanos, en la situación en que me encuentro. Purifica mi corazón para que mi ojo interior pueda ver tus caminos, para que mi oído interior pueda oír tu voluntad, para que mi instinto esté orientado hacia ti.

Las propuestas que se me hacen son múltiples. La comunicación me inunda hoy de mensajes multiformes y contradictorios. Con frecuencia no sé hacia dónde orientarme. Concédeme un corazón desprendido y vacío para dejarte hablar a ti; concédeme un corazón humilde para escuchar la voz de tu Iglesia, que me orienta. Sobre todo, haz que no esté condicionado de tal modo por las indicaciones del mundo, que siga tus indicaciones a su luz. Si quiero ser luz del mundo, debo juzgar las soluciones del mundo a la luz que viene de ti. Unas veces mediante el proceso de un delicado discernimiento; otras, con la obligada nitidez. Purifícame e ilumíname, Señor.


Respuesta  Mensaje 4 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 14:39

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo"

Jn 16, 16-20

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

En forma algún tanto velada Jesús les habla de su muerte y resurrección. Después de las enseñanzas que sobre esto les hizo en su vida pública, los apóstoles deberían haberlo comprendido, pero aparecen con la incomprensión con que se muestran en otras ocasiones, sobre todo ante el anuncio de grandes misterios. ¿Y qué significa: Yo me voy al Padre?, decían citando también como incomprensión el que anuncia su ida al Padre.

Dice Jesús: “Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo”

Jesús ha de subir al Padre y esta ausencia, le producirá tristeza a sus discípulos, sin embargo El les recuerda amorosamente que esta desolación y congoja se transformará en alegría. Precisamente san Lucas, describiendo la aparición de Jesús resucitado a los Once, dirá que casi no creían en fuerza del gozo Lc 24:41, o como los dice Mateo; “Partieron ligeras del monumento, llenas de temor y de gran gozo, corriendo a comunicarlo a los discípulos” Mt 28:8, y será tan profundo y definitivo, que tendrán una alegría que nadie les podrá quitar.

Y con gozo la visión clara de la fe del plan y de la persona de Jesús, al que ya poseerán en la plenitud de la fe total, fuerte e indestructible. En la vida de Jesús, encontramos la amargura que nos produce el recordar su muerte en Semana Santa, sin embargo nos llenamos de alegría, al amanecer del domingo de resurrección.

Jesús no les oculto la realidad por la cual pasarían sus discípulos, les dijo también ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría y, nadie les podrá arrebatar ese gozo.

Así es nuestra vida de cristianos, orientada a las alegrías pascuales, gratos sentimientos de gozo, como los que hemos sentido en las fiestas del nacimiento de Jesucristo, o cuando celebramos la fiesta en la que se conmemora la resurrección de Cristo o cuando percibimos los gozos de la venida del Espíritu Santo.

Decía San Alberto Hurtado hablando de la alegría cristiana: “Es nuestro rostro siempre una sonrisa ancha y brillante como el sol. Llenar de sol la vida de los demás. Crear siempre alegría a nuestro alrededor. La vida no es triste sino alegre. El mundo no es un destierro sino un jardín. El hombre no nace para sufrir sino para gozar. El fin de nuestra vida no es la muerte, sino la vida.”

La vida cristiana y la alegría son dos realidades íntimamente unidas, nuestro gozo y alegría tiene una gran opción, “Jesucristo”. Nuestro gozo es y debe ser fruto de una experiencia de fe en Dios y de comunión con Aquel que es Camino, Verdad y Vida, él nos muestra a nosotros cual es el sentido de nuestra vida en este mundo y la felicidad que nos promete con la vida eterna.

El Evangelio, es la Buena Noticia, es el mensaje de alegría, que nos invita a vivir en el amor del que nos amo primero. Y este amor, el mismo amor de Cristo, ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Por eso nos afirma San Pablo que “el fruto del Espíritu... es alegría”  Nuestra alegría testimonia la profundidad de nuestro compromiso con el Plan divino. Quien vive su fe con tristeza y abatimiento, no ha comprendido bien el sentido del mensaje Jesús.

Recordemos cuando el ángel invita a María a vivir la alegría: “Alégrate, llena de gracia...”.  María se llena de gozo en el Señor, pues el Mesías nacerá de Ella por obra del Espíritu Santo.

Recordemos el cántico del Magníficat, donde se expresa una hermosa palabra de alegría, María exulta de gozo “en Dios mi Salvador... porque ha hecho en mi favor grandes maravillas”. Así mismo luego María y José cuando presentan al niño en el Templo, tanto el anciano Simeón como Ana se gozan en el Espíritu ante la presencia del Reconciliador.

Recordemos el momento de la Transfiguración, cuando en ese encuentro íntimo con el Señor mueve a Pedro a exclamar: “Señor, bueno es estarnos aquí” Claro, sólo Jesús puede ofrecer la alegría que nadie nos podrá arrebatar. .

Sin embargo, nuestra vida no está libre de pruebas y dificultades, de incomprensiones y rechazo, de dolor y sufrimiento. Sin embargo, en medio de estas pruebas no nos dejemos abatir. San Pablo nos enseña que el cristiano se hace fiel seguidor del Maestro “abrazando la Palabra con gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones”. “Alegraos en la medida en que participáis de los sufrimientos de Cristo, para que también os alegréis alborozados en la revelación de su gloria”

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 

Respuesta  Mensaje 5 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 14:39

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

ESA TRISTEZA SE CONVERTIRÁ EN GOZO

El tiempo de la Iglesia es el tiempo en el que el discípulo se encuentra cogido entre dos gozos: el del mundo y el de Cristo. El gozo del mundo está ligado a la consecución de valores efímeros, como un saber puesto al servicio de intereses materiales; de una carrera social, científica; de la fama; de la rentabilidad económica de nuestras opciones. Sin tener en cuenta la exasperación de la sensualidad y de las sensaciones fuertes e impulsadas al extremo. Con estas cosas suele gozar el mundo.

El gozo que viene de Jesús deriva de ser sus discípulos, de saber que él está cerca en todo momento, que gastar la vida por él y por los hermanos es una inversión ventajosa y un honor grande; que lo único necesario es no perderle a él, sentir su proximidad, estar seguros de caminar hacia su posesión.

Nuestro corazón se encuentra cogido entre estos dos gozos: el primero es más inmediato, aunque fugaz: el segundo es más paciente, pero, sin embargo, no decepciona. A veces ambos gozos se enlazan; otras, se oponen. El corazón del discípulo debe estar orientado siempre hacia el «todavía no», hacia el decisivo «dentro de otro poco volveréis a verme», cuando el gozo, frecuentemente querido y creído, se volverá felicidad plena y sin sombras.

ORACION (3)

 

Te doy gracias, Señor, por tus visitas, que me llenan de alegría. Te doy gracias también por tus ausencias, que me hacen desear tu alegría. Bendito seas, ahora y siempre, porque sabes cómo gobernar mi corazón y atraerlo a ti.

Permíteme pedirte hoy que no me dejes demasiado solo a merced de los gozos de este mundo, para que no quede conquistado por ellos. Que no me dejes tampoco demasiado solo en las pruebas que el mundo me procura, para que no desespere de tu consuelo.

Sé que debería estar siempre alegre, «en todo tiempo», que siempre debería bendecirte y darte gracias. Sé que un discípulo tuyo no debería estar nunca triste. Pero tú socórreme cuando este mundo me parezca demasiado dulce, para que no me embriague, y también cuando me parezca demasiado amargo, para que no me aplaste. Ayúdame a buscar mi consuelo y mi gozo en ti. Y no dejes de hacerte sentir por este pobre corazón mío, tan frágil y titubeante.


Respuesta  Mensaje 6 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 14:55

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará”

Jn 16, 20-23a

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

Dice Jesús: “Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo”

Jesús, hace una referencia ilustrativa de la tristeza y gozo que van a tener por su muerte y resurrección, diciendo: La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora…. esta ilustración la hace con la comparación, tan usual en el Antiguo Testamento expresada en el Libro de Isaías, 66, 7.14, que dice: ¡Antes que estuviese de parto, dio a luz un hijo! ¡Antes que le viniesen los dolores, dio a luz un Varón!.... seréis traídos sobre la cadera, y sobre las rodillas seréis acariciados. Como aquel a quien su madre consuela, Así os consolaré yo a vosotros…… Vosotros lo veréis, y se Alegrará vuestro Corazón; vuestros huesos Florecerán como la hierba. Se Dará a conocer que la mano del Señor está con sus siervos, pero su Indignación está con sus enemigos.

Nos preguntamos sin en la frase de Jesús, puede haber sugerencias mesiánicas, él les dice ahora tienen dolor por el anuncio de su muerte; pero a la hora de la resurrección, pues se verán mutuamente en las apariciones siguientes a la resurrección, el gozo por efecto de la certeza de la misma será insospechado, en lo que significaba de afectivo y apologético. Precisamente san Lucas, describiendo la aparición de Jesús resucitado a los Once, dirá que casi no creían en fuerza del gozo -san Lucas 24:41; Mateo 28:8 -, y será tan profundo y definitivo, que tendrán una alegría que nadie les podrá quitar.

Y con gozo la visión clara de la fe del plan y de la persona de Jesús, al que ya poseerán en la plenitud de la fe total, fuerte e indestructible. En la vida de Jesús, encontramos la amargura que nos produce el recordar su muerte en Semana Santa, sin embargo nos llenamos de alegría, al amanecer del domingo de resurrección. Tal como nos dijo Jesús: También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría y, nadie les podrá arrebatar ese gozo.

Dice Jesús: Aquel día no me harán más preguntas. Estas son promesa que hizo Jesús y, son de optimismo. La revelación más clara de la promesa que les hace a los apóstoles es que será en aquel día. La frase es de tipo profético, y se refiere a un período, como se relata en Hechos 2,17 que dice: Sucederá en los últimos Días, dice Dios, que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. Vuestros hijos y vuestras hijas Profetizarán, vuestros Jóvenes Verán visiones, y vuestros ancianos Soñarán sueños. Este se inaugura en Pentecostés. No se refiere a los cuarenta días en que, después de resucitado, les habló del reino (Hech c.3; Jn 21:12). Es todo el período que comienza en Pentecostés, para continuarse indefinidamente.

Muchas veces, Jesús tuvo que hablar en forma figurada, en parábolas, que es todo tipo de lenguaje figurado o sapiencial. La grandeza del tema y la rudeza de ellos en algunos casos, hizo a Jesús utilizar este sistema pedagógico. Pero en aquel día ya les hablará claramente del Padre. El Espíritu Santo, que les enviará, les iluminará de tal manera que no necesitarán preguntarle nada, porque estarán suficientemente ilustrados, por las luces del Espíritu, para conocer óptimamente al Padre. Se cumple así lo del profeta: Vienen días en que no tendrán que enseñarse unos a otros, diciendo: Conoced a Yahvé, sino que todos me conocerán, desde los pequeños hasta los grandes - Jeremías 31:31-34 -.

Así es nuestra vida de cristianos, orientada a las alegría pascuales, pero antes, previamente, debemos pasar por tristezas y penas, los sufrimientos de Calvario. Jesús se los hizo saber a sus discípulos, se los repitió en diversas oportunidades y de distintas formas, es decir con distintas palabras, pero siempre con claridad, como en este fragmento del Evangelio: ustedes van a llorar y se van a lamentar; Ustedes estarán tristes, También ustedes ahora están tristes, pero del mismo modo, con mucha esperanza, nos promete la alegría, pero esa tristeza se convertirá en gozo; los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar.

El Evangelio, es la Buena Noticia, es el mensaje de alegría, que nos invita a vivir en el amor del que nos amo primero. Y este amor, el mismo amor de Cristo, ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo.

Seamos apóstoles alegres, no olvidemos que todos estamos llamados al anuncio del Evangelio en primera persona, según nuestras capacidades y posibilidades. Tenemos la convicción de que el Evangelio es un mensaje de alegría. El mismo Cristo es el Evangelio, la Noticia eficaz, la buena, la alegre que llena nuestras existencias.

Es así como nuestra tarea apostólica debe estar anunciada por la alegría. Un anuncio apagado, triste, sin vida ni entusiasmo, no es capaz de mostrar la esencia del mensaje cristiano. Es de este modo, como en nuestro apostolado debe brotar de la alegría profunda que nace del corazón convertido y entregado al servicio del Padre.

Recordemos a nuestra Santísima Virgen María cuando va a visitar a su prima Isabel, ella lo hace entusiasmada por el amor y el auxilio a su pariente que esta encinta y así de este modo se convierte en un gran testimonio de alegría, Isabel experimenta en su corazón la alegría que ve en María y le dice: Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le dijo de parte del Señor.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 


Respuesta  Mensaje 7 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 14:56

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

ESA TRISTEZA SE CONVERTIRÁ EN GOZO

Seguimos con la alegría. En las palabras que aquí pronuncia Jesús subyace la idea del sufrimiento misionero como condición necesaria y lugar privilegiado de la alegría eclesial. De esta alegría fue maestro y protagonista el apóstol Pablo. En medio de las persecuciones que le vienen a causa de la predicación del Evangelio, afirma: «Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones» (2 Cor 7,4). Siguiendo su ejemplo, los convertidos acogen «la Palabra con gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones» (1 Tes 1,6). Los ministros de la Palabra están «como tristes, pero siempre alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque todo lo poseemos» (2 Cor 6,10).

Hoy como ayer, quien se compromete en el inmenso y minado campo de la difusión de la Palabra, en la tarea misionera, seguramente encontrará grandes tribulaciones, pero tiene garantizada la alegría. Se trata de la alegría que procede de poner en el mundo un «hombre nuevo», de ver reconstruidas a personas destruidas, de volver a dar sentido y vitalidad a vidas marchitas y apagadas, de ver aparecer la sonrisa en rostros sin esperanza. Es la alegría de ver aparecer la vida allí donde sólo había ruinas. Ese es el milagro de la misión. ¿Por qué no superar el miedo al fracaso, para gozar de esta segurísima alegría, garantizada a los apóstoles generosos?

ORACION (3)

 

Hoy me doy cuenta, Señor, de que mi escaso compromiso con la misión puede proceder asimismo del temor al fracaso. Es preciso poner la cara, con el peligro de alcanzar resultados escasos e incluso irrisorios. Me doy cuenta también, Señor, de que no siento compasión por mi prójimo, que camina en su cómodo, aunque insano, cenagal. Y me pregunto si he experimentado de verdad tu amor, si conozco de verdad tu amor por mí, tu compasión por mí, lo que has hecho por mí. ¿Es ésa, Señor, la razón por la que me encuentro a menudo árido y triste? ¿Es ésa la razón de que no conozca las alegrías que proporciona ver reflorecer la vida? ¿Se debe a eso que me sienta cansado y resignado?

Concédeme, Señor, un corazón grande, lleno de compasión, que me mueva a llevar tu vida a mi prójimo. Muéstrame, más allá de tanto bienestar y despreocupación, la profunda necesidad que hay en tantas personas de algo más y mejor: la necesidad de ti. Ayúdame a superar mi aridez, para llevar un poco de alegría, para que también en mí vuelva a florecer tu alegría.


Respuesta  Mensaje 8 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 14:57

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

Reflexión Bíblica”

“Les aseguro "que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá”

Jn 16, 23b-28

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

En este hermoso Evangelio, Jesús no dice: Les aseguro "que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Es una promesa de mucho optimismo.

En el comienzo de este versículo, Jesús les decía: “en aquel día no me preguntaran nada, en verdad, en verdades les digo” El poder de su oración en aquel día. Cristo les invita también, “Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre”, así es como él nos motiva a que pidamos al Padre en “su nombre.” Todos han de rogar al Padre por la fe en Cristo, el Hijo de Dios encarnado. Hasta ahora los discípulos sabían el gran poder intercesor de Cristo (Jn 11:22). Pero no lo habían puesto a El como intercesor, no habían pedido en su “nombre” de Hijo de Dios encarnado.

Al decir Jesús “Les aseguro que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, El se lo concederá” nos garantiza el éxito de la oración así hecha al Padre y de “lo que pidan”. Como en otros relatos evangélicos, (Jn 14:13.14), por el “paralelismo” de estos contextos, es una enunciación de tipo de la sabiduría o relacionado con ella, que supone restricciones o condiciones con las que ha de entenderse. Tal es también su formulación sapiencial en los Evangelios sinópticos (Mt 7:7-11 par.). La misma conclusión de esta enseñanza: que pidan en su nombre “para que vuestro gozo sea cumplido,” hace ver que esta oración será escuchada dentro de la finalidad que aquí se establece: “para que su gozo sea cumplido.” ¿Cuál es éste? Esta frase aparece con perspectivas distintas en san Juan (Jn 15:11; 17:13). Pero si, “en aquel día,” ya iluminados por el nuevo estado de cosas, tendrán el gozo cumplido al ser escuchados por pedir en el nombre de Cristo, supone esto que lo que piden los apóstoles está en consonancia con este nuevo estado de cosas y con el Espíritu que entonces los moverá en su actuación.

Dice Jesús “Y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes” Y como nueva garantía, les dice que no necesitarán que El ruegue por ellos ante el Padre. No es que niegue la necesidad de su intercesión (Jn 15:5; Heb 7:25), lo que les quiere destacar es la confianza y seguridad con que deben hacer esta oración en su “nombre,” pues deben saber que ya el Padre los “amó,” porque han creído en que El “ha salido  de Dios.”

Nos asegura Jesús que todo lo que pidamos, nos lo concederá el Señor, el asunto ahora es como debe ser nuestra petición, esta ha de ser confiada, porque cuando nuestra confianza es débil, nos damos cuenta que no conseguimos lo que pedimos.

Dios es nuestro Padre, cuando nos presentemos a El, hagámoslo  del mismo modo cuando éramos pequeño y al pedir a nuestro padre pedíamos sabiendo lo que conseguiríamos, con confianza de hijos, con esa confianza en la maravillosa misericordia, la gran ternura y bondad que hay en nuestro Padre celestial.

Confiemos en Jesús y su promesa de oír nuestras oraciones y concedernos lo que le pidamos. Si bien es cierto que a veces no sucede, es por que pedimos mal y no es por la ineficacia de la oración.

Por eso la oración debe cumplir ciertos requisitos tales como la confianza de ser hijos de Dios y de amistad con Jesús. Además debe hacerse con humildad, porque estamos necesitados y delante del Padre somos indigentes y tenemos que reconocer que necesitamos mucho de El. Y no debemos dejar de lado la perseverancia, porque Jesús nos promete que nos oirá nuestras oraciones. Pero no nos dijo cuantas veces hemos de pedir. También estemos dispuestos al orar a recibir la voluntad del Señor y confiados que nuestro Padre siempre nos dará lo que es mejor para nosotros, incluso no coincidiendo a veces con lo que nosotros deseemos.

Luego Jesús les dice: Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Muchas veces tuvo que hablar en forma figurada, en parábolas. La grandeza del tema y la rudeza de ellos hizo a Cristo utilizar este sistema pedagógico. Pero “en aquel día” ya les hablará claramente del Padre. El Espíritu Santo, que les enviará, les iluminará de tal manera que no necesitarán preguntarle nada, porque estarán suficientemente ilustrados, por las luces del Espíritu, para conocer óptimamente al Padre. Se cumple así lo del profeta: “Vienen días. en que no tendrán que enseñarse unos a otros, diciendo: “Conoced a Yahvé,” sino que todos me conocerán, desde los pequeños hasta los grandes”

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 


Respuesta  Mensaje 9 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 14:57

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

TODO LO QUE PIDAN AL PADRE EN MI NOMBRE

La comunión de los discípulos con Jesús y con su misión les garantiza que el Padre escuchará su oración como escucha la del Hijo. Del mismo modo que las obras y las palabras de Jesús no son suyas, sino del Padre, tampoco las obras y las palabras de los discípulos son suyas, sino de Jesús, presente dentro de ellos: la omnipotencia de Jesús es la omnipotencia de los discípulos.

El gran mensaje contenido en esta página de Juan me provoca: ¿por qué obtengo tan poco? ¿Por qué soy tan poco eficaz? ¿Por qué mi alegría es tan raramente plena? Y aún: ¿por qué el misterio de la unión del Hijo con el Padre me atrae sólo de una manera débil? ¿Por qué siento tan pocas veces la omnipotencia de Dios en mi acción? ¿Y si estas preguntas estuvieran concadenadas? ¿No estarán por casualidad mis ojos demasiado vueltos a la realidad de este mundo y demasiado poco al misterio de Dios, al amor del Padre al Hijo y del Hijo a los discípulos? La mirada al mundo, aunque necesaria, no me ayuda ciertamente a salvarlo, a no ser que lo mire con los ojos y con el corazón del Padre, que ha dado al Hijo para la salvación del mundo y quiere implicarme en esta aventura decisiva, porque es una aventura que tiene que ver con la eternidad. El ojo de Dios me ayudaría a ver las necesidades —con frecuencia ocultas— de la gente, a encontrar el remedio «divino» y no sólo humano que debemos ofrecerles, la alegría plena que hemos de presentar, el amor que lo rescata todo. ¿Y si mi problema fundamental fuera la débil contemplación

ORACION (3)

 

¡Pedir en tu nombre, oh mi amadísimo Salvador, no sólo pronunciar tu nombre, sino hacer mía tu causa, perseguirla con tu corazón, ver el mundo con tus ojos, comprender tu alegría, querer entregarme como te entregaste tú! ¡Qué lejos estoy de todo esto! Por eso me quedo en ocasiones decepcionado en mi oración; por eso pierdo el ánimo en mi compromiso con tu servicio; por eso, ante a la escasez de resultados, me viene la tentación de abandonar.

Señor, mira con piedad mis veleidades al servirte, ven al encuentro de mis ilusorias esperanzas de gratificaciones, para sostenerme y purificarme. Forma en mí un corazón semejante al tuyo. Dame el impulso desinteresado de tu amor. Átame continuamente con el amor del Padre, para que pueda amar a mis hermanos como él los ama, como tú los amas, como yo quisiera amarlos. Y los amaré si vienes en mi ayuda. Ven, Señor, no me abandones. Envuélveme con tu luz y con tu amor.

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Respuesta  Mensaje 10 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 14:58

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

Mt 28, 16-20

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

1. LOS ONCE DISCÍPULOS FUERON A GALILEA, A LA MONTAÑA DONDE JESÚS LOS HABÍA CITADO

Los once discípulos, cumpliendo la orden del Señor que les transmitió mediante el ángel y las mujeres, van a Galilea, esto puede haber sucedido después de de las apariciones en Jerusalén. Lo que esta claro es los que dice el evangelio, “a la montaña donde Jesús los había citado”, y puede ser también que el mismo Señor, le hubiera dicho donde reunirse en alguna de sus apariciones en Jerusalén.

Y los cita a la montaña, ¿Cuál?, he leído a autores que suponen el Tabor, aunque el evangelio no lo dice. Sin embargo lo que hay que destacar que muchos sucesos interesantes en los evangelios suceden en la montaña, o el monte, lugar predilecto de Cristo para subir a orar.

2. AL VERLO, SE POSTRARON DELANTE DE ÉL

Relata Mateo: “Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron”. Entendemos que en cuanto apareció Cristo se postraron en señal de una profunda reverencia. Pero tenemos algo extraño en el relato: “algunos todavía dudaron”, y suponemos que solo estaban los once, que eran sus íntimos amigos y no otros, porque ellos fueron citados, ya sea por el mensaje de los ángeles a las mujeres o el de Cristo a la mujeres o finalmente porque el Señor solo a los once les había prometido antecederles allí en Galilea.

Llama la atención esto de la duda, porque ya habían visto en otras ocasiones al Señor Resucitado, recordemos que además con cierta pruebas, como mostrarles las manos, los pies con los agujeros de los clavos, en incluso tocarle y comer con ellos.

3. PERO EN UN PRIMER INSTANTE, ¿NO ESTUVIERON SEGUROS QUE ERA EL SEÑOR?

Puede suceder también que el relato nos quiere decir que en un primer instante no estuvieron seguros que era el Señor quien se le aparecía, esto también sucede en otros relatos, como por ejemplo después de la multiplicación de los panes, cuando a la noche estaban remando en el lago, vino el Señor “a ellos andando sobre el mar.” Pero ellos, “viéndolo andar sobre el mar, se turbaron y decían: Es un fantasma.” “Y después que El les dijo quién era, todavía Pedro le dijo: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas” (Mt 14). Otros caso se presenta por ejemplo en el relato de los peregrinos de Emaús o también lo que le sucedió a Magdalena, que pensó que era el hortelano (Jn 20:15). Y en el mismo lago de Genesaret, mientras estaban pescando, se les apareció el Señor y los llamó, pero “los discípulos no se dieron cuenta que era Jesús” (Jn 21:4) hasta posteriormente, y sólo Juan fue el primero en caer en la cuenta (Jn 21:7).

¿No sucede hoy a nosotros lo mismo?, ¿porque dudamos que sea Cristo quien se dirige a nosotros?, En un momento, a los apóstoles no les fue fácil creer en la resurrección de Jesucristo, pero los hechos les dieron mayor firmeza, al comprobar directamente la realidad de los sucesos que estaban presenciando. Ojala que nos demos cuenta siempre de la presencia del Señor en nuestras vidas y para ello, hay que orar siempre para que tengamos mucha fe.

4. “YO HE RECIBIDO TODO PODER EN EL CIELO Y EN LA TIERRA”

“Acercándose, Jesús les dijo: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.” El Señor, nos esta manifestando algo muy grande, El ha recibido toda la autoridad del cielo, dada por el Padre, con plenitud de poder, en el cielo y en la tierra, en el cielo sobre lo celestial y en la tierra sobre toda la humanidad. El evangelista San Juan relata que el Padre le dio poder sobre toda carne, para que (a todos los que Tú le diste) les dé la vida eterna” (Jn 17:2). Cristo Jesús, ejerce poderes divinos, ya que tiene el poder de Dios autoridad sobre todo lo creado y que terminará ejerciéndola en el juicio final (Mt c.25).

Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, les dice el Señor, es una exigencia las que nos hace también hoy Cristo Jesús, ir a predicar el evangelio, y a instruir a todo el mundo sobre sus enseñanzas, para que se hagan sus discípulos.

5. “VAYAN Y BAUTICEN”.

Y el Señor dice Bautizar no es solo sumergir, es además lavar, purificar. Es el Bautismo cristiano, que hace nacer de él y del Espíritu y sin él “no se puede entrar en el reino de los cielos” (Jn 3, 3.5.6.7), y San Pablo enseña que el bautismo hace “convivir” con Cristo (Rom 6:4; 6:1-11). Y agrega que este bautismo debe ser en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Algo importante en el encargo que les hace el Señor: “y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado”. ¿Y que nos ha mandado el Señor?: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros. (Jn 13, 34-35)

6. YO ESTARÉ CON USTEDES TODOS LOS DÍAS HASTA EL FIN DEL MUNDO

Y también el Señor nos va a asistir, y en forma constante, “yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”, es decir siempre contamos con su ayuda y su protección para que llevemos adelante la misión que el nos encomienda

Con la orden de Cristo de ir a todos los pueblos, a predicar el Evangelio a todas las gentes, junto con el bautismo, se observa ya el universalismo cristiano en acción entre los gentiles. Este es el gran mandato, es decir la gran misión que nos dio el Señor, que debemos hacer con fidelidad en todos los tiempos y en todas las circunstancias.

Es así como Jesús, envía a sus apóstoles, por todo el mundo, a predicar a todas las gentes de todas las naciones, para que la predicación apostólica, que antes fue rechazada por la soberbia de los judíos, venga en nuestro auxilio. Cuando Jesús dice a todos los pueblos, esta diciendo a los creyentes e incrédulos. Porque el que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Porque no basta creer, porque el que cree y no está bautizado todavía, no ha alcanzado aún la salvación, sino imperfectamente.

Así se dirá tal vez cada cual a sí mismo: Yo seré salvo porque he creído. Y así será en efecto, si une las obras a la fe; porque la verdadera fe consiste en que no se contradiga la obra con lo que dice la palabra. “Pero el que no creyere será condenado”. (Mc 15-16)

7. EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO

Nos pide Nuestro Señor Jesucristo: “sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado”. El Espíritu Santo, es el que nos hará hablar, predicar y enseñar a cumplir los que nos ha mandado Jesucristo, el mismo Espíritu Santo que habló por los profetas, el que hace escribir y escuchar y dar gracias, el que nos llena de gozo, el que nos da fuerza, luz, consuelo, El que está lleno de bondad, dulce huésped del alma y suave alivio de los hombres.

¡OH mis Tres, mí Todo, me abandono a vuestro amor!.... ¡Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro! Ayúdame a olvidarme totalmente de mí para establecerme en Vos, inmóvil y tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mí paz, ni hacerme salir de Vos, Oh mi Inmutable, sino que cada momento me sumerja más íntimamente en la profundidad de vuestro misterio.

Pacificad mi alma; haced de ella vuestro cielo, vuestra morada predilecta, el lugar de vuestro descanso. Que nunca os deje allí solo sino que permanezca totalmente con Vos, vigilante en mi fe, en completa adoración y en entrega absoluta a vuestra acción creadora. (Beata Isabel de la Trinidad)

 El Señor les Bendiga

 Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 


Respuesta  Mensaje 11 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 15:00

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

Mt 28, 16-20

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

1. LOS ONCE DISCÍPULOS FUERON A GALILEA, A LA MONTAÑA DONDE JESÚS LOS HABÍA CITADO

Los once discípulos, cumpliendo la orden del Señor que les transmitió mediante el ángel y las mujeres, van a Galilea, esto puede haber sucedido después de de las apariciones en Jerusalén. Lo que esta claro es los que dice el evangelio, “a la montaña donde Jesús los había citado”, y puede ser también que el mismo Señor, le hubiera dicho donde reunirse en alguna de sus apariciones en Jerusalén.

Y los cita a la montaña, ¿Cuál?, he leído a autores que suponen el Tabor, aunque el evangelio no lo dice. Sin embargo lo que hay que destacar que muchos sucesos interesantes en los evangelios suceden en la montaña, o el monte, lugar predilecto de Cristo para subir a orar.

2. AL VERLO, SE POSTRARON DELANTE DE ÉL

Relata Mateo: “Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron”. Entendemos que en cuanto apareció Cristo se postraron en señal de una profunda reverencia. Pero tenemos algo extraño en el relato: “algunos todavía dudaron”, y suponemos que solo estaban los once, que eran sus íntimos amigos y no otros, porque ellos fueron citados, ya sea por el mensaje de los ángeles a las mujeres o el de Cristo a la mujeres o finalmente porque el Señor solo a los once les había prometido antecederles allí en Galilea.

Llama la atención esto de la duda, porque ya habían visto en otras ocasiones al Señor Resucitado, recordemos que además con cierta pruebas, como mostrarles las manos, los pies con los agujeros de los clavos, en incluso tocarle y comer con ellos.

3. PERO EN UN PRIMER INSTANTE, ¿NO ESTUVIERON SEGUROS QUE ERA EL SEÑOR?

Puede suceder también que el relato nos quiere decir que en un primer instante no estuvieron seguros que era el Señor quien se le aparecía, esto también sucede en otros relatos, como por ejemplo después de la multiplicación de los panes, cuando a la noche estaban remando en el lago, vino el Señor “a ellos andando sobre el mar.” Pero ellos, “viéndolo andar sobre el mar, se turbaron y decían: Es un fantasma.” “Y después que El les dijo quién era, todavía Pedro le dijo: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas” (Mt 14). Otros caso se presenta por ejemplo en el relato de los peregrinos de Emaús o también lo que le sucedió a Magdalena, que pensó que era el hortelano (Jn 20:15). Y en el mismo lago de Genesaret, mientras estaban pescando, se les apareció el Señor y los llamó, pero “los discípulos no se dieron cuenta que era Jesús” (Jn 21:4) hasta posteriormente, y sólo Juan fue el primero en caer en la cuenta (Jn 21:7).

¿No sucede hoy a nosotros lo mismo?, ¿porque dudamos que sea Cristo quien se dirige a nosotros?, En un momento, a los apóstoles no les fue fácil creer en la resurrección de Jesucristo, pero los hechos les dieron mayor firmeza, al comprobar directamente la realidad de los sucesos que estaban presenciando. Ojala que nos demos cuenta siempre de la presencia del Señor en nuestras vidas y para ello, hay que orar siempre para que tengamos mucha fe.

4. “YO HE RECIBIDO TODO PODER EN EL CIELO Y EN LA TIERRA”

“Acercándose, Jesús les dijo: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.” El Señor, nos esta manifestando algo muy grande, El ha recibido toda la autoridad del cielo, dada por el Padre, con plenitud de poder, en el cielo y en la tierra, en el cielo sobre lo celestial y en la tierra sobre toda la humanidad. El evangelista San Juan relata que el Padre le dio poder sobre toda carne, para que (a todos los que Tú le diste) les dé la vida eterna” (Jn 17:2). Cristo Jesús, ejerce poderes divinos, ya que tiene el poder de Dios autoridad sobre todo lo creado y que terminará ejerciéndola en el juicio final (Mt c.25).

Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, les dice el Señor, es una exigencia las que nos hace también hoy Cristo Jesús, ir a predicar el evangelio, y a instruir a todo el mundo sobre sus enseñanzas, para que se hagan sus discípulos.

5. “VAYAN Y BAUTICEN”.

Y el Señor dice Bautizar no es solo sumergir, es además lavar, purificar. Es el Bautismo cristiano, que hace nacer de él y del Espíritu y sin él “no se puede entrar en el reino de los cielos” (Jn 3, 3.5.6.7), y San Pablo enseña que el bautismo hace “convivir” con Cristo (Rom 6:4; 6:1-11). Y agrega que este bautismo debe ser en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Algo importante en el encargo que les hace el Señor: “y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado”. ¿Y que nos ha mandado el Señor?: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros. (Jn 13, 34-35)

6. YO ESTARÉ CON USTEDES TODOS LOS DÍAS HASTA EL FIN DEL MUNDO

Y también el Señor nos va a asistir, y en forma constante, “yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”, es decir siempre contamos con su ayuda y su protección para que llevemos adelante la misión que el nos encomienda

Con la orden de Cristo de ir a todos los pueblos, a predicar el Evangelio a todas las gentes, junto con el bautismo, se observa ya el universalismo cristiano en acción entre los gentiles. Este es el gran mandato, es decir la gran misión que nos dio el Señor, que debemos hacer con fidelidad en todos los tiempos y en todas las circunstancias.

Es así como Jesús, envía a sus apóstoles, por todo el mundo, a predicar a todas las gentes de todas las naciones, para que la predicación apostólica, que antes fue rechazada por la soberbia de los judíos, venga en nuestro auxilio. Cuando Jesús dice a todos los pueblos, esta diciendo a los creyentes e incrédulos. Porque el que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Porque no basta creer, porque el que cree y no está bautizado todavía, no ha alcanzado aún la salvación, sino imperfectamente.

Así se dirá tal vez cada cual a sí mismo: Yo seré salvo porque he creído. Y así será en efecto, si une las obras a la fe; porque la verdadera fe consiste en que no se contradiga la obra con lo que dice la palabra. “Pero el que no creyere será condenado”. (Mc 15-16)

7. EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO

Nos pide Nuestro Señor Jesucristo: “sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado”. El Espíritu Santo, es el que nos hará hablar, predicar y enseñar a cumplir los que nos ha mandado Jesucristo, el mismo Espíritu Santo que habló por los profetas, el que hace escribir y escuchar y dar gracias, el que nos llena de gozo, el que nos da fuerza, luz, consuelo, El que está lleno de bondad, dulce huésped del alma y suave alivio de los hombres.

¡OH mis Tres, mí Todo, me abandono a vuestro amor!.... ¡Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro! Ayúdame a olvidarme totalmente de mí para establecerme en Vos, inmóvil y tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mí paz, ni hacerme salir de Vos, Oh mi Inmutable, sino que cada momento me sumerja más íntimamente en la profundidad de vuestro misterio.

Pacificad mi alma; haced de ella vuestro cielo, vuestra morada predilecta, el lugar de vuestro descanso. Que nunca os deje allí solo sino que permanezca totalmente con Vos, vigilante en mi fe, en completa adoración y en entrega absoluta a vuestra acción creadora. (Beata Isabel de la Trinidad)

 El Señor les Bendiga

 Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 


Respuesta  Mensaje 12 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 15:00

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

EL MISTERIO DE LA ASCENSIÓN, TAN BELLO Y GOZOSO

La atmósfera de la liturgia de la ascensión está penetrada siempre por una atormentadora nostalgia, porque nos pone en una fuerte tensión hacia el Cielo, verdadera patria del cristiano, y nos hace experimentar con mayor intensidad el deseo de la eternidad que también deberíamos sentir todos los días. En efecto, deberíamos consumirnos verdaderamente con la esperanza de contemplar sin velos el rostro de Dios. Sin embargo, con excesiva frecuencia advertimos que el peso de las realidades materiales nos mantiene pegados al suelo, nos despunta las alas, suscita en nosotros cansancio y duda. Así se plantea un interrogante: ¿cómo llegar a gozar de realidades que no son terrenas, que escapan a la experiencia sensible? Necesitamos un gusto especial suscitado en nosotros por el Espíritu Santo.

La “santa alegría” que el Espíritu suscita en nosotros es muy diferente de la que se nos pasa de contrabando como tal. Es la alegría de las bienaventuranzas, fruto del sufrimiento, porque brota de la muerte y resurrección de Cristo. Se trata de una alegría santa, porque, en Cristo ascendido al cielo, nuestra humanidad ha sido ensalzada, elevada, mucho más allá de nuestros estrechos horizontes. Es preciso que nos dejemos educar para ver lo invisible. ¿Cómo? Se ve creyendo, se siente esperando, se conoce amando. El misterio de la ascensión, tan bello y gozoso por el hecho de que nos presenta a Cristo vuelto de nuevo al seno del Padre, nos colma al mismo tiempo el corazón de sentimientos de humildad y bondad: Jesús permanece entre nosotros hasta el fin del mundo. Sólo ha cambiado de aspecto: lo encontramos en el pobre y en el que sufre. Por ahora no lo vemos glorioso. Lo conseguiremos sólo si antes lo reconocemos con verdadero amor en su humillación, acogiéndonos los unos a los otros.

ORACION (3)

 

Jesús, quisiéramos saber qué ha sido para ti volver al seno del Padre, volver a él no sólo como Dios, sino también como hombre, con las manos, los pies y el costado con esa llaga de amor. Sabemos lo que es entre nosotros la separación de las personas que amamos: la mirada los sigue todo lo que puede cuando se alejan...

El Padre nos concede también a nosotros, como a los apóstoles, esa luz que ilumina los ojos del corazón y que nos hace intuir que estás presente para siempre. Así podemos gustar ya desde ahora la viva esperanza a la que estamos llamados y abrazar con alegría la cruz, sabiendo que el humilde amor inmolado es la única fuerza adecuada para levantar el mundo.


Respuesta  Mensaje 13 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 15:01

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Les digo esto para que encuentren la paz en mí”

Jn 16, 29-33

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

A la hora de pasar de este mundo al Padre, los discípulos le dijeron a Jesús: "Por fin hablas claro y sin parábolas. Pero ¿cuál fue la comprensión entonces de los apóstoles? Ahora dicen que habla claramente y no en parábolas. ¿Habrían podido comprender entonces la altura de este misterio? Es verdad que hay grados en ello. Pero algo les impresionó, hasta el punto de creer que habían penetrado el misterio. Mas esta plenitud de inteligencia estaba prometida para más tarde, para la gran iluminación que comenzaría en Pentecostés. Así dice San Agustín: ¿Por qué dicen ellos: Ahora hablas con claridad y no dices parábolas (que se les volvían a ellos enigmas), sino porque sus palabras son parábolas para quienes no las entienden, hasta el extremo de no entender que no las entienden?

Este pasaje es extraño. Los apóstoles creen, gozosamente, comprender este lenguaje que no es en parábolas, cuando el lenguaje es, fundamentalmente, el mismo que usó antes, en estos capítulos de san Juan 13:36; 14:2.5.19.27.30; 16:5, y que los apóstoles dicen que no entendían, san Juan 16:17.18. ¿Hay en ello algún intento del evangelista? Parece insistir en la necesidad de la venida del Espíritu Santo.

Por eso, ante esta actitud, Jesús les dice: ¿Ahora creen? ¿Cuál es el significado de esta frase?, ¿será una exclamación de júbilo? Talvez se encontraría ante una profesión de fe en su filiación divina; o se daría por satisfecho con esta profesión de los Once. Quizás esto le bastaba por ahora; el Espíritu Santo acabaría de glorificarle en ello. Sin embargo, no parece esto lo más probable. Primero porque esta revelación sería la luz pentecostal y porque la contraposición que inmediatamente se hace, anunciándoles el abandono que harán de El, así es como les dice: “me dejarán solo”, no parece orientar la interpretación de la frase en este sentido.

Ante la creencia de haber comprendido la enseñanza, debieron de tener, con aquel gozo, un fondo y presunciones humanas, como en otras ocasiones. Así la frase de Jesús está matizada de blanda ironía e impregnada de compasiva tristeza. Y les anuncia su abandono de El, lo que se cumple en Getsemaní.

Jesús les dice; Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo.

Ellos le abandonarán cuando los poderes de la tierra le prendan, sin embargo El está en la verdad, El no queda solo: se queda garantizándole el Padre, que está con El. Y Jesús se los dice: Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo. En boca de Jesús, estas palabras llevan toda la trascendencia de la filiación divina.

Dice Jesús; Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo, tendrán que sufrir; pero tengan valor: Yo he vencido al mundo. El se refiere a todo lo anteriormente dicho, enlazándose, sobre todo, con los pasajes anteriores en que se habla de persecuciones. El horizonte se amplía: en el mundo malo, no sólo en su ambiente judío, tendrán persecuciones por causa de Él. Pero que no se alteren ni teman haber perdido la partida. Se lo avisa para que se gocen con su verdad y en la esperanza que les abrió. Se lo avisa diciéndoles: “para que encuentren la paz en mí”.

La paz que ya antes les prometió: mi paz, que no es como la del mundo - Jn 14, 27 -. La paz, que, para los hebreos, incluye todo tipo de venturas, es sinónimo de la más amplia felicidad. Que aquí es que se sepan unidos a Él; morando en ellos, y sabiendo que El y el Padre los aman. Y que tengan, en su derrota, la certeza de su victoria, Y para que tengan valor, Jesús le dice: porque Yo he vencido al mundo malo. Se ven ya actuar las persecuciones contra la Iglesia naciente.

Con estas palabras, Jesús, completa su discurso previo a la Pasión y, advierte a todos los que habrán de ser sus discípulos sobre la experiencia del sufrimiento, pero nos deja una palabra de aliento, para que tengamos fuerza y no desfallezcamos, a sí mimo se pone como ejemplo: “Yo he vencido al mundo”.

El dolor es una etapa amarga, pero como discípulos de Jesús, habremos de comprender que solo es una etapa, luego vendrá la gloria que se ha merecido por el dolor sufrido. Podremos sufrir por nuestros defectos, por incomprensión, en algunas ocasiones humillaciones, es decir nos hará sufrir el prójimo, disgustos, sinsabores, molestias en el trabajo, molestia con nuestros propios hermanos de fe. Pero por mucho que sean nuestros sufrimientos, Jesús, sufrió más que nosotros y está junto a nosotros y, está sobre todo cuando sufrimos. Esto último, tengámoslo presente, las penas así se llevan con más suavidad, es decir en medio del dolor, no nos alejemos del Señor, al contrario, busquemos su compañía, aprendamos de El, recordemos que Jesucristo venció el dolor al darle un sentido de redención de si mismo y de los hombres.

El Señor les Bendiga

 Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 

Respuesta  Mensaje 14 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 15:02

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

TENED ÁNIMO, YO HE VENCIDO AL MUNDO

La solidez de la relación con Dios emerge en la hora de la prueba, cuando nos encontramos solos ante Dios y, de improviso, se diluyen los apoyos humanos y las grandes ilusiones. Entonces es cuando se manifiesta dónde está apoyado de verdad tu corazón: en tus propias seguridades o en la Palabra del Señor, en el abandono total en él. La fe se purifica en las pruebas y en la soledad, y nos introduce en el camino de Jesús, que afirma: “Yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo”, y nos hace considerar seriamente las palabras de Jesús: “Tened ánimo, yo he vencido al mundo”.

La prueba y las tribulaciones pertenecen también a un proceso de maduración, porque nos hacen entrar en nosotros mismos, desear el silencio; nos sumergen en la soledad, allí donde siempre podemos descubrir nuestra vocación de estar “solos con el Solo”, de anclarnos en aquel que nunca nos abandonará, con aquel a quien, juntos, aclamamos en los Salmos a menudo como nuestra roca, nuestro refugio, nuestra defensa, nuestro baluarte, nuestro consuelo. En esos momentos estas palabras asumen una verdad, una evidencia y una fuerza particular, y nos sentimos crecer en la comprensión del misterio de la vida y de nuestra íntima relación con Dios.

ORACION (3)

 

Ilumina, Señor, mis noches con la luz discreta de tu presencia. No me abandones en mis soledades, cuando todo parece hundirse a mi alrededor y cuando las presencias más familiares se me vuelven extrañas y son incapaces de consolarme. Tú también sabes, Jesús mío, lo terrible que es la soledad, cuando hasta el Padre se te hacía imposible de encontrar y te sentiste abandonado por él. Por esta terrible desolación por la que pasaste, ven en ayuda de mis desiertos, no me abandones cuando me siento abandonado por los otros.

Tú que sudaste sangre, alivia mis heridas. Tú que has resucitado, haz fecunda de vida la sensación de inutilidad y abandono. Por tu santa agonía, por tu gloriosa lucha contra el sentido de la derrota, llena mis momentos terribles, las horas y los días de vacío, para que yo pueda experimentarte como mi dulce salvador


Respuesta  Mensaje 15 de 30 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 22/06/2011 15:03

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Padre, ha llegado la Hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti”

Jn 17, 1-11ª

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

1.     JESÚS LEVANTÓ LOS OJOS AL CIELO

A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, orando así. Jesús aparece frecuentemente en los evangelios orando ante los momentos trascendentales. Y éste es culminante. Esta es la oración resumen de su vida pasada, de su muerte, de su glorificación, del futuro de su Iglesia. Juan la redacta — como parte de un todo — con plenitud de teología cristiana pospentecostal. Es la gran oración introductoria a su pasión.

Jesús ora dirigiéndose directamente a su Padre. Ninguna invocación mejor en labios de Jesús, en esta oración, que invocar a su Padre, por cuya revelación da su mensaje. El vino al mundo y va ahora a la muerte. Y Jesús, como hombre, pudo llamar a Dios, en sentido propio, su Padre

El motivo de dirigir esta oración es que llegó la hora. Varias veces en su vida alegó para obrar de determinada manera que aún no había llegado su hora (Jn 7:30-8:20). Esta es la hora de su muerte, como se ve por el contexto, la hora que él había deseado tanto ( Lc 12:50).

2.     JESÚS VA A ORAR COMO HOMBRE.

En este sentido, él podía pedir al Padre que le concediese lo que era donación divina. La oración de Jesús en esta primera parte es la siguiente:

Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ¿Qué glorificación pide aquí Jesús?, Así la dice luego; la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera. Jesús pide esta glorificación suya para así glorificar El al Padre. Esta gloria que Jesús pide ahora e inminentemente es su resurrección, cuerpo glorioso irradiando la divinidad, había de estar tres días en el sepulcro. Y que esta glorificación que pide aquí es principalmente la resurrección, aunque con lo que ésta llevaba agregado, es lo que El mismo dice al salir Judas del cenáculo: Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre, y Dios ha sido glorificado en El. Si Dios ha sido glorificado en El, Dios también le glorificará a El, y le glorificará en seguida (Jn 13:31-32) -. El Padre es glorificado en el homenaje de la muerte de Jesús, y le glorificó en seguida con su resurrección. Pues con ella verán que el mensaje de Jesús era verdad. Así lo comentaba San Agustín: Resucítame, para que seas manifestado a todo el mundo por mí.

3.     EL HIJO GLORIFICA AL PADRE DANDO LA VIDA ETERNA 

Jesús invoca el poder que el Padre le dio sobre todos los hombres. Jesús, por razón de su unión hipostática y su misión redentora, tiene este poder, dado por el Padre, sobre todo el género humano. Y es lo que ahora invoca para poder cumplir su misión: que el Padre le glorifique, para que, acreditado ante los hombres en su resurrección, pueda El cumplir su finalidad redentora: para que él diera vida eterna.

Y ésta va a darla a todos los que tú les has dado refiriéndose a todos los hombres, dice que Jesús llevó a cabo la obra que el Padre le encomendó: Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste, anunciar el Evangelio. Unos lo aceptaron y otros no. Pero él no se limitó a exponerlo sólo a los judíos predestinados. A esto mismo lleva la invocación que hace Jesús Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad poder que el Padre le dio sobre todos los hombres, Sería incongruente hacer esta invocación de un poder universal para luego limitarse sólo a darlo — con voluntad antecedente — a solos los predestinados. Le hace falta su glorificación en la resurrección, para dar a todos la vida eterna.

4.     ¿QUÉ SE ENTIENDE POR VIDA ETERNA EN EL EVANGELIO DE SAN JUAN Y EN ESTE PASAJE?

Los sinópticos presentan el reino de los cielos o reino de Dios como el reino instituido por Jesús, pero destacando preferentemente el aspecto externo y de organización social del mismo. En cambio, en San Juan, tanto en su evangelio como en su primera epístola, el reino se presenta bajo el concepto de vida eterna, con lo que se acusa preferentemente el aspecto interno y vital del mismo en el alma, vinculado a la fe, junto con sus repercusiones religiosas sobre el mismo cuerpo - San Juan 6:40 - . Concepto que aquí se expresa bajo un doble acto de fe en el Padre y en Jesús.

Dice Jesús: Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo. Este conocimiento que aquí se dice constituir la vida eterna, es, en la enseñanza de San Juan, un conocimiento vital, íntimo y amoroso, no abstracto; es un conocimiento que es vida - San Juan 3:14-21; 8:55; 10:15; 16:3 -

5.     LUEGO JESÚS ORA AL PADRE POR LOS APÓSTOLES.

Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, Comienza su oración presentando a los apóstoles, que, aun siendo de este mundo el Padre, por una elección, se los dio. Y El les manifestó su nombre, que está por persona, es decir, les enseñó el misterio de que, en aquel monoteísmo cerrado del Antiguo Testamento, había un Padre verdadero, del cual El es su Hijo.

Esta presentación tiene por objeto destacar los motivos que los recomiendan a la benevolencia del Padre en la oración que Jesús le va a dirigir por ellos.

Eran tuyos. Como criaturas y como piadosos israelitas que esperaban el Mesías. Y también lo eran por una elección que el Padre hizo de ellos para su misión apostólica - San Juan 6:37.44.65 -. Y me los diste. Estos hombres que así pertenecían privilegiadamente al Padre, se los dio a Jesús para que recibiesen de El su mensaje y fuesen sus apóstoles: los continuadores de su obra.

6.     DICE JESÚS: Y ELLOS FUERON FIELES A TU PALABRA.

Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste: Guardaron tu palabra. El mensaje de Jesús. Por eso Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, La frase quiere decir que todo lo que el Padre le dio: su filiación, su misión, sólo puede venir de El. Ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Este salí de ti no es ni la procesión eterna ni el simple venir como Mesías, sino, en el contexto de San Juan y en el de este mismo capítulo, es el salir del Padre por la encarnación.

Terminados los motivos que recomiendan al Padre a los apóstoles, por los que Jesús va a orar, comienza la oración propiamente dicha: Yo ruego por ellos, pero se añade que no ruego por el mundo, No es que lo excluya de su oración, pues por él muere - San Juan 3:16 -, sino que va a tener una oración exclusiva por sus apóstoles. Y alega también los motivos por los que ha de ser escuchada su oración, porque son tuyos, del Padre. Es el celo de Jesús en mirar con la solicitud máxima por todo lo que es del Padre. Y añade una frase que tiene una gran portada y un nuevo motivo para rogar por ellos: Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío.

7.     DICE JESÚS: Y EN ELLOS HE SIDO GLORIFICADO.

El maestro es glorificado en los discípulos al reflejar éstos las enseñanzas recibidas. Tales son los apóstoles, máxime frente a la indiferencia u hostilidad del mundo y la deserción de sus enseñanzas de muchos discípulos (Jn 6:66)

Dice Jesús: Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; Él va a la cruz; tan inminente, y yo vuelvo a ti, será que ya se considera fuera del mundo. Muy poco después será preso en Getsemaní. Pero ¡ellos se quedan huérfanos de su Pastor!

Jesús ha rezado por nosotros, para que tengamos éxito en esta santificación propia, la oración de Jesús, será oída por el Padre, por tanto, no nos faltará la gracia, y con la gracia, todo resulta más fácil. Porque Jesús, pide que sus discípulos seamos santos, y ser santos, es pensar y amar como Jesús, y es vivir una lucha constante contra las inclinaciones que nos llevan al mal.

El Señor les Bendiga

 Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 



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