EL PADRE ACOMPAÑA, SOSTIENE Y SUSTENTA EL PEREGRINAR DEL HOMBRE A LO LARGO DE LA HISTORIA.
La liturgia actual nos invita a abandonar los esquemas habituales de pensamiento para asumir los pensamientos de Dios, que sobrepasan a los nuestros, como el cielo dista de la tierra (cf Is55,8ss). Cuántas veces, viendo que el mal quedaba impune, nos hemos preguntado: dónde está la justicia de Dios. Cuántas veces, al surgimos absurdas dificultades, hemos exclamado: “hasta cuándo...”.
La Palabra, hoy, nos muestra la paciencia de Dios y nos ayuda a comprender mejor la realidad de su Reino. Para nosotros, es fuerte quien supera cualquier dificultad, tiene éxito y está seguro. Para Dios, la fuerza está en el amor, hasta el punto de que el Omnipotente es, por decirlo así, el “Omni-paciente”. Espera, otra vez, de nuevo y siempre, a que cada uno de sus hijos se arrepienta: la puerta de la casa paterna siempre está entreabierta para todos hasta el día definitivo. Y aún más, no se limita a esperar, sino que sale al encuentro, haciéndose débil con los débiles, para conducir a la humanidad hacia la redención plena, la nueva creación, la realización del Reino.
A través de la cruz de Cristo y de los gemidos del Espíritu, que habita en nosotros, el Padre acompaña, sostiene y sustenta el peregrinar del hombre a lo largo de la historia. El enemigo nos obstaculizará, pero no podrá frustrar el plan de Dios. De nosotros depende apresurar el paso. ¿Cómo? Haciendo nuestro, en las situaciones concretas, el modo de actuar divino; evitando los inexorables juicios condenatorios, apagando el ferviente deseo de erradicar el mal con la fuerza.
Aprendamos a cosechar en las realidades más humildes e insignificantes las grandes ocasiones de caridad que se nos presentan. Entonces, el tiempo de los hombres fermentará con la levadura del amor de Dios; entonces, el Reino de los Cielos crecerá desmesuradamente en nuestra historia; entonces, el gemido del Espíritu se convertirá en canto de alabanza impetuosa de toda la creación.
Señor, tú eres bueno y siembras a la luz del día en el campo de la Iglesia, en cada uno de nosotros, amor, paz y alegría. Y después, viene el enemigo durante la noche y esparce la cizaña: pensamientos, deseos, sentimientos hostiles y traiciones ocultas que envuelven en tinieblas nuestro corazón.
Danos el espíritu de vigilancia y que no nos asalte el malvado; haznos fuertes en la tentación y humildes en la reprensión de nuestras caídas. Haz que no pretendamos de los otros una perfección que ni nosotros mismos tenemos; danos ojos que sepan ver, además de la cizaña, la buena semilla; concédenos un corazón que sepa amar como el tuyo, con humildad y paciencia, incansable.
SANTORAL (4)
BEATAS MÁRTIRES DE COMPIEGNE, vírgenes ( + 1794)
Conocemos a este ramillete de carmelitas contemplativas mártires como las DIECISÉIS CARMELITAS MÁRTIRES DE COMPIEGNE (Francia).Este Monasterio fue fundado el 1641 y pronto comenzó a llamar la atención de todos aquellos alrededores por la observancia regular y almas santas que allí abrazaban la vida carmelita contemplativa siguiendo el ejemplo de su santa Madre Teresa de Jesús. Al estallar la Revoluciónfrancesa casi todas las religiosas de la nación se vieron obligadas a abandonar sus hábitos religiosos. Pero las 16 que formaban esta fervorosa comunidad, de común acuerdo, decidieron seguir vestidas con aquel signo de consagración a Dios y de testimonio ante los hombres.
La Madre Priora era la Madre Teresade San Agustín. Cuando el 1792 los disturbios por las calles aumentaban y amenazaba una hecatombe, todas las religiosas carmelitas de la comunidad, por inspiración de la Madre Priora, se ofrecieron al Señor en holocausto "para aplacar la cólera de Dios y para que la paz divina, traída al mundo por su amado Hijo, fuese devuelta a la Iglesia y al Estado".
Cada día repetían este generoso y heroico acto de consagración al martirio. El gozo les inundaba por dentro y por fuera. Redoblaron su vida de oración y mortificación.
El día 14 de septiembre de 1792 fueron arrojadas de su Monasterio y se dividieron en cuatro grupos por distintas casas de Compiegne, pero siempre unidas en la fraternidad y en el género de vida que procuraban llevar como en el convento y bajo la vigilancia solícita y maternal de la Madre Priora, Teresa de San Agustín.
El Comité revolucionario dio con su paradero y a pesar de que sus vidas no tenían trascendencia externa, porque se dedicaban sólo a rezar y a hacer el bien, nada de política ni otra misión que podía perturbar el orden, las apresó y encerró el día 24 de junio de 1794 en lo que fuera Monasterio de la Visitación, Sainte-Marie, convertido ahora en cárcel.
Desde Compiegnelas dieciséis carmelitas fueron conducidas a París a donde llegaron el día 13 de julio. Fueron encerradas en la cárcel de Conciergerie, que estaba abarrotada de sacerdotes, religiosos y religiosas, condenados a muerte.
La llegada de las carmelitas fue como un maravilloso bálsamo de paz y alegría ya que ellas, con su ejemplo, serenidad y alegría ponían ánimos en aquellos amedrentados espíritus. Sería largo detallar las maravillas que aquellas valientes carmelitas realizaron durante aquel mes en la cárcel: cantaban, rezaban, ayudaban, vivían alegres y animaban a los más pusilánimes a confiar en el Señor y a prepararse para el holocausto.
Por fin, el 17 de julio, en un juicio en el que demostraron cuánta era su fe y su heroísmo... fueron condenadas a muerte, a la guillotina, por su "fanatismo", por su amor a Dios y a la Virgen... Mientraseran conducidas a la guillotina iban cantando el Miserere, la Salve, el Te Deum... Y al llegar al pie de la guillotina, una por una renovaba su profesión ante la M. Priora y cantando el Veni Creator... subían a ser decapitadas... La última fue la misma Madre Priora quien tan bien había infundido el amor a Dios y el valor cristiano a todas sus hijas. Era el 17 de julio de 1794. Fueron beatificadas por el Papa San Pío X el 1906. De todos es conocida la obra de Bernanos: Diálogos de Carmelitas...
“Un hombre que sembró buena semilla en su campo….su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue”.
Mt 13, 24-43
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. LA PALABRA DE JESÚS, ES SEMILLA DE BONDAD Y AMOR
Jesús propuso a la gente esta parábola: El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo. ¿Quien es el que vino a sembrar la buena semilla?, ¿que nos representa la semilla?, ¿Qué representa el campo? La palabra de Jesús, es semilla de bondad y amor, que sembrada en el corazón de un hombre bueno, halla el campo ideal de tierra fértil donde puede crecer y prosperar. Jesús es quien nos siembra su palabra y nosotros la atesoramos en su lugar preferido, el corazón, acogiéndola con fe y amor. Esta palabra transforma nuestra vida y se convierte en nuestra principal guía de vida.
Pero Jesús nos relata que; mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Si nos preguntamos porque algunas veces nacen de nosotros hermosos sentimientos de amor, y algunas veces sin darnos cuentas nos surgen sentimientos de odios, es porque los dos están habitando en nuestro corazón. En efecto, en el mismo lugar que siembra Dios, también siembra el Maligno en nosotros.
2. LA BUENA SEMILLA ES LA PALABRA,
Que gran diferencia, en la luz de Jesús, hemos recibido la buena semilla y en la oscuridad de la noche el maligno vino a sembrar la mala a fin de crear confusión. Como podemos observar, lo bueno siempre vine con la Luz y lo malo llega oculto en las tinieblas. Pero el producto de las semillas es infinitamente distinto, pues la semilla de amor produce frutos de amor y la semilla del mal produce maldad.
La buena semilla es La Palabra, esta convertida en presencia de Jesús dentro de nosotros, es fuerte, activa, eficaz, con una gran capacidad de fortalecernos, santificarnos y protegernos de la siembra del maligno. Porque la Palabra del Señor, si es aceptada y atesorada en nuestro corazón, si es incondicionalmente admitida, llevada con fe y esperanza, produce el amor que combate la maldad y no se deja asfixiar por la cizaña.
3. "SEÑOR, ¿NO HABÍAS SEMBRADO BUENA SEMILLA EN TU CAMPO?
Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: "Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?" Hay cizaña, porque los sembradores de esta nociva hierba están ahí al acecho para sembrarla, mezclarla entre la buena y confundirla. Dice el Señor: Esto lo ha hecho algún enemigo. Los enemigos de los valores y las enseñanzas de Cristo, son los opuestos del Reino Aquellos que impugnan la palabra del Señor, son los sembradores de la cizaña, aquellos que comparten sus ideales de irreverencia, son las cizañas que tratan de obstaculizar el crecimiento de la buena semilla. Pero lo más triste, son aquellos que se sienten felices de ser cizaña, y perversamente por el camino de la depravación, el vicio, el desenfreno, en nombre de un errático libertinaje, buscan a incautos e ingenuos para llevarlos a caminos destinados a la perdición.
4. AL ARRANCAR LA CIZAÑA, CORREN EL PELIGRO DE ARRANCAR TAMBIÉNEL TRIGO.
Los peones replicaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" "No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo. Somos concientes que en nuestro mundo convivimos buenos y malos. Dios permite esto para que los que van por mal camino tengan la oportunidad de arrepentirse aprendiendo de las bondades de las vidas ejemplares y de esta manera caminar por la senda del bien. Dios es paciente, “lento en el castigo y rico en misericordia”, pero el arrepentimiento y la reconciliación deben hacerse a tiempo. Esto quiere decirnos Jesús cuando en la parábola se dice que: Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero".
Sepamos distinguir que es lo verdadero y que es lo falso, esta diferencia se aprecia cuando se atesora la sabiduría de la palabra de Dios, transformada en fuente viviente de sapiencia, que estimula a ver con los ojos de Jesús desde el corazón, así se puede apreciar que verdadero es el buen trigo, falsa es la cizaña. Pongamos en nosotros un cedazo en lo que nos dicen, por que cizañeros intentaran convencernos de ideas de sectas religiosas confusas, conceptos u pensamientos que intentan justificarse con mensajes y frases sacadas de su verdadero contexto. Para ser más preciso me refiero a esas doctrinas revestidas de una apariencia seudo evangélica y que en el fondo no lo son. Es así, como tenemos que saber distinguir la mentira de la verdad, el verdadero evangelio es enseñanza de amor y produce el mismo fruto, y el falso siempre se presenta con conceptos que buscan producir la desunión, la confusión, la duda y el fruto es el odio. El corazón del hombre es un campo abierto, allí busca sembrar el Señor, simientes de bondad y de amor, pero del mismo modo el maligno quiere sembrar semillas de pasiones desordenadas. La oración y la contemplación, nos ayudara a estar vigilantes para que la cizaña no germine y nos ahogue.
5. EL REINO DE LOS CIELOS SE PARECE A UN GRANO DE MOSTAZA
Jesús propuso a la gente esta parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, ésta es la más pequeña de las semillas….
Jesús emplea este término que era usual en los judíos para comparar las cosas pequeñas, y lo hace así, para decir que el Reino de Dios comenzó modestamente y luego se expandió con gran vigor, igual que la semilla de mostaza o la levadura.
En las cosas sencillas y humildes siempre Dios pone la esperanza en sus hijos, y emplea medios sencillos para llegar hasta él, así fue también como eligió a una humilde y sencilla mujer para encarnar a su Hijo, y en un humilde pesebre fue a nacer, así también se nos hace presente Cristo en la Eucaristía, en pedacito de pan y en un poco de vino, signos de gran sencillez.
Sin embargo a los hombres nos gustan las cosas grandiosas, con exigentes preparativos, especialmente cuando no conocen bien a Dios. Sin embargo Dios no esta interesado en que emprendamos grandes obras para demostrarle nuestro amor, pero nos acoge con cariño con tan solo serle fiel en todo momento.
Una buena enseñanza es nuestra Iglesia, que nació modestamente, con hombres de condición humilde, que habían sido pescadores, y hoy esta por todo el mundo, y pueblos de diferentes costumbres, idiomas y razas la acogen y la engrandecen.
6. “LA LEVADURA FERMENTO TODO”
Luego Jesús nos enseña a través de un parábola hogareña, “la levadura fermento todo”, para que nosotros podamos ser como ella, corrompiendo lo que nos hace cómodo, lo que no nos hace crecer, y para que comprobemos la eficacia de los Evangelios, del mismo modo como la levadura fermenta la masa, el mensaje del Evangelio nos fermenta a nosotros, del mismo modo como la levadura penetra en la masa, lo hace el Evangelio en los hombres.
Del mismo modo como se transforma la semilla, también la Palabra del Señor es levadura para transformarnos, así nos quiere decir Jesús como es el Reino de Dios, con fuerza y vigor para extenderse y fermentar y transformar el mundo.
Innegablemente, la predicación de los Evangelios, Palabra de Dios, es la levadura capaz de transformar los hombres y todos de alguna forma estamos llamados a ser levadura, en nuestro lugar de trabajo, estudio, ambiente social o familiar, pero no esa levadura que corrompa, sino aquella que ayude a levantar la masa y fermente con el Evangelio.
7. EXPLÍCANOS LA PARÁBOLA DE LA CIZAÑA SEMBRADA EN EL CAMPO
Jesús se fue a su casa, allí se le acercan los discípulos y le dijeron: - Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo – Jesús le explica solamente a sus amigos más íntimos, como una instrucción especial, ya que estos se la piden expresamente. ¿No habían entendido con claridad lo que les manifestaba Jesús?, nos ocurre a veces que no entendemos las cosas de Dios.
En efecto, sucede que muchas veces no nos damos cuenta que Dios nos manifiesta algo, esto es porque no dejamos hacer en nosotros y porque no le prestamos la debida atención y además no nos acercamos lo suficiente a El.
Hemos lamentado muchas veces que si nos hubiéramos acercado al Señor, hubiéramos penetrado en su Espíritu, entonces nos hemos privado de muchos bienes por la falta de espiritualidad, los hemos perdido por ser superficiales. El mayor trato e intimo con el Señor, nos hará comprender de mejor forma lo que El quiere decirnos, busquémosle en la oración y hagamos de esta algo constante. El acercamiento al Dios, el amor a El, permitirá que nos haga confidentes de sus cosas.
8. "EL QUE SIEMBRA LA BUENA SEMILLA ES EL HIJO DEL HOMBRE”
Jesús nos aclara al responder que;"El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre”, que todo lo bueno viene de Dios, todo lo bueno de nosotros viene de El, es así, es El quien siembra en nuestros corazones, y cuando necesitemos algo bueno es a El a quien debemos pedir, pero estemos atentos, porque en nuestro campo, en nuestro corazón, del mismo modo como se siembra el trigo, que es el bien, se siembra la cizaña que es el mal, unas esparcidas con una mano amorosa y las otras con astucia para buscar lograr su oscuros propósitos.
Un aspecto interesante, es que en el Antiguo Testamento, en el Libro de Daniel se lee: Y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de hombre. Se dirigió hacia el Anciano y fue llevado a su presencia. A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás. (Daniel 7,13). Por otra parte, Jesús utiliza esta expresión “Hijo del Hombre”, ante los sumos sacerdotes del Sanedrín: “Y yo os declaro que a partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo. (Mateo 26, 64)
9. LA BUENA SEMILLA SON LOS QUE PERTENECEN AL REINO”
Luego Jesús prosigue; “el campo es el mundo”, precisamente porque sus enseñanzas no son exclusivas de algunos pocos, es para todos, es universal. Además esta expresión no puede recibir aquí el sentido restringido de Israel, sino que significa todo el mundo. Toda la alegorización se desenvuelve teniendo en cuenta el fin del mundo y el juicio de Dios sobre los seres humanos. Aquí se expresa la universalidad del reino.
También no dice que; “la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno”. Como explicación aparte, en arameo, no se conoce Maligno como sinónimo de Diablo. En arameo, el nombre de Diablo es “Satanás.” Los “hijos del Maligno” o del “Mal” lo son por cualidad suya.
Jesús nos hace saber que algunos somos partidario del Reino, y otros seguidores de Maligno. Nosotros estamos llamados a ser la buena semilla, entonces trabajemos por la construcción de un mundo nuevo y por apartarnos y oponernos a los que buscan el mal.
Es importante comprender como nos explica Jesús, especialmente cuando nos enseña que quien siembra la cizaña es Satanás, enemigo de Dios y de los hombres, enemigo del bien, de la verdad, del amor, de la bondad y de la misericordia, por tanto del Reino.
10. EL TIEMPO DE LA COSECHA ES EL FIN DEL MUNDO, Y LOS SEGADORES SON LOS ÁNGELES”
La cosecha es el término del siglo presente. En este juicio final los ángeles aparecen como ministros de la justicia divina. Esto es de la máxima importancia doctrinal. Cristo mismo enviará a sus ángeles para su obra de justicia. Se presenta a Cristo como dueño de los ángeles, siendo esto atributo de Dios, Cristo se equipara a Yahvé, que mandará a sus ángeles a que guarden los caminos del justo. (Sal 91:11; Heb 1:7).
Frente a la autosuficiencia de los grupos religiosos que pueden considerarse en línea directa con Dios, Jesús invita a sus discípulos a estar atentos y preparados, pues al final de los tiempos será el juez supremo quien hará la separación entre los verdaderos y falsos ciudadanos del reino. En todo caso, esta parábola, es un buen consejo para tener paciencia a causa de la coexistencia de la cizaña con el trigo, tomados estos términos en sentido de malos y buenos, coexistencia de fieles y pecadores.
Pero en el trasfondo se percibe en la necesidad de la exhortación a la paciencia hasta que llegue esta hora judicial de Cristo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. El “llanto” es metáfora que expresa dolor; “rechinar de dientes,” furor de la desesperación. ¿Porque?, porque los que son arrojados, perderán a Dios para siempre.
Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. Es decir, los justos, en contraposición, brillarán. La luz aparece en la Escritura como símbolo de gloria y felicidad ¿Por qué?, porque tendrán a Dios para siempre.
“El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él”
Mt 22, 1-14
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. "MI BANQUETE ESTÁ PREPARADO”
Jesús se dirige a los sumos sacerdotes y fariseos, diciendo esta parábola: El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. El rey, es Dios, y el Hijo es Jesucristo. El banquete esta preparado, es decir la alegría y felicidad del Reino. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados. Esto servidores son los profetas, y a quienes les van avisar como invitados es a los judíos, pero éstos se negaron a ir. De este modo fue como después envió a otros servidores, es este caso los apóstoles, con el encargo de decir a los invitados: "Mi banquete está preparado”, El banquete es la felicidad mesiánica.
2. NO TUVIERON EN CUENTA LA INVITACIÓN
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; Es decir, estos malagradecidos consideraron más importante que aceptar la invitación, dedicarse a sus asuntos económicos, preocuparse de su apego a lo material, sus cosas personales, sus propiedades, todo ello mucho más interesante que asistir a tan bella invitación. Así fue, como por preferir las comodidades, estos se hicieron indignos y no merecedores del Reino de los Cielos.
3. PERO LOS INVITADOS NO ERAN DIGNOS DE ÉL
También se acusa, que hubo otros que aumentaron su error, es decir quedaron en una situación que no podía ser peor, pues se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. En uno de estos caso es lo que le sucedió a Juan Bautista, quien fue decapitado por orden de Herodes Antipas a fin de complacer a su ilegal relación con Herodías y la hija de esta Salome. Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad y luego dijo a sus servidores, es decir los apóstoles: "El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren". Entonces, cumpliendo el mandato del rey, reunieron e invitaron a todo los que vivían en las cercanías, a los caminantes, a los gentiles y, a cuanta persona encontraron, siendo éstas personas buenas y también malas, y la sala de fiesta se llenó de una gran variedad de convidados.
4. "AMIGO, ¿CÓMO HAS ENTRADO AQUÍ SIN EL TRAJE DE FIESTA?"
Cuando el rey, Dios, entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta y le pregunto "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?". Lo que esta representando esta pregunta, es que este invitado no esta investido de la gracia, la piedad, la bondad, la justicia y la fe, y como este permaneció en silencio, entonces el rey, Dios, dijo a los guardias, es decir a los ángeles: "Átenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes". Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.
5. LA LLAMADA INSISTENTE DE DIOS A SU PUEBLO QUE AL PARECER ESTA SORDO
Este Evangelio relata una parábola que comienza con estas palabras, Jesús se dirige a los sumos sacerdotes y fariseos, es decir a lo judíos y lo hace de forma insistente, como es la llamada insistente de Dios a su pueblo que al parecer esta sordo. Para mayor gravedad, los judíos no solo parecen faltos de interés por el llamado de Dios, además no muestran provecho en oír a su Dios. Lo que hace Dios es de toda lógica, esto es, considerar que el primer pueblo que es invitado es Israel, y esto es natural, por que Dios primero cumple su promesa con su pueblo.
Sin embargo ante el rechazo de los judíos, Dios invita a todos, incluso a los pecadores a disfrutar de su reino, pero no basta aceptar la invitación e ir, además el invitado deberá entrar con las debidas disposiciones espirituales, es decir con una vida de gracia y rectitud.
6. JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR, NOS INVITA EN CADA EUCARISTÍA A SU BANQUETE
Jesucristo Nuestro Señor, nos invita en cada Eucaristía a su banquete, y a el debemos llegar con la gracia. Jesús, a todos quien lo acepta le da su consuelo espiritual, a todo quien responde a su llamado, a todo el que va a El y se entrega aceptando el llamado radical, incondicional, si reservas, esto es con todo el alma, dando todo de sí, El le tiene un buen sitio en el banquete, este es el festín del Reino de los Cielos.
Sin embargo lo triste es que de los invitados hay muchos que están muy preocupados de muchos problemas o situaciones que acaparan su atención o consideran que es más importante y con ello renuncian a la posibilidad de participar en la Vida Eterna.
7. NO TODOS SERÁN ELEGIDOS
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados. Estos son los publícanos y pecadores, las gentes depreciables de Israel. Frente a los dirigentes, sabios y fariseos, que rechazaron su ingreso en el Reino a primera hora, que no fueron “dignos”. Los fariseos y los superiores religiosos de Israel — fueron los primeros invitados a ingresar en el reino; pero Dios es bueno con todos, y por eso abre también su reino para todos.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. ‘Amigo —le dijo—, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?. El traje de fiesta, es la disposición moral requerida para participar en el reino. La unión a él por la fe se supone en todos los convidados — incluso en el que no está con el “traje de fiesta” —, pero hacen falta otras disposiciones de lealtad y entrega. El bautismo cristiano se supone como “ingreso” a este banquete de boda mesiánico, pero se exigen condiciones de permanencia en él, con aceptación y cumplimiento de los preceptos del Señor.
También es importante considerar que a pesar de que la entrada sea gratuita y que todos tienen la posibilidad de participar, no es menos importante que los invitados lleven el traje de fiesta y la disposición correspondiente. Los cristianos deben “revestirse de Cristo” (Rom 13,14; Gal 3,27), tener sus mismos pensamientos y sentimientos (cf. F1p 2,5).
El final de aquel que participa en el banquete sin el traje de boda, permaneció en silencio y fue apartado como la cizaña que esta junto al buen trigo (Mt 13,42) y como los peces malos de los buenos (13,50). La frase terminante de la parábola es un delicada advertencia: “Son muchos los llamados, pero pocos los elegidos”
El misterio del rechazo y la tenacidad del amor. Hasta el castigo, Señor de la vida y de la luz, nace de tu amor, que quiere abrir con cada uno —persona o pueblo— el camino hacia la casa del Padre. Tú, Señor, nos guardas como el águila que protege a su nidada, nos enseñas a volar hacia lo alto para darnos la posibilidad de ver todo con ojos que la obra del Espíritu ha hecho penetrantes, nos atraes a ti con vínculos de amor, nos revelas quiénes somos y cuáles son los verdaderos destinos del mundo. Y, a pesar de todo esto, nuestros bienes, nuestros asuntos, nuestros pensamientos, nuestras verdades, las llamadas del consumismo y del hedonismo, nos resultan tan atrayentes que te damos la espalda. Es la ceguera de un Jefté que, aun con las mejores intenciones, sacrifica vidas humanas. Es la dureza del corazón modelado en el horno de los egoísmos colectivos. Es la luz fría que contamina las relaciones entre los hombres y con el orden creado.
Quisiera asir algo del secreto de tu amor, apoderarme de él y poder traducir yo también los gemidos del hombre en mi entrega por ellos, en el amor que se consuma al comunicar vida y esperanza.
Alberto Hurtado Cruchaga nacido en Viña del Mar, Chile, el 22 de enero de 1901, quedó huérfano de padre a la edad de 4 años. Su madre se vio obligada a vender en condiciones desfavorables su propiedad para pagar las deudas de la familia. Como consecuencia de ello, Alberto y su hermano debieron ir a vivir con parientes, y a menudo a transferirse de uno a otro de ellos. Así experimentó desde pequeño la condición de los pobres, sin casa y dependiendo de otros. Una beca le permitió estudiar en el Colegio San Ignacio de Santiago. Aquí se hizo miembro de la Congregación Mariana (lo que hoy son las Comunidades de Vida Cristiana, CVX) y como tal se interesó vivamente por los pobres, yendo a trabajar con ellos a los barrios más miserables todos los domingos por la tarde.
Terminados los estudios secundarios en 1917 quiso hacerse jesuita, pero le recomendaron postergar la realización de su deseo con el fin de que se pudiera ocupar de su madre y su hermano menor. Trabajando por las tardes, logró mantener a los suyos y al mismo tiempo estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica. En este período continuó dedicándose a los pobres, a quienes seguía visitando cada semana. El deber del servicio militar le hizo interrumpir sus estudios, pero luego pudo graduarse al inicio de agosto de 1923.
El 14 de este mes entró al Noviciado de la Compañía de Jesús en Chillán, Chile. En 1925 se trasladó a Córdoba, Argentina.
En 1927 fue enviado a España para realizar sus estudios de filosofía y teología. Sin embargo, la expulsión de los jesuitas de este país en 1931 le obligó a partir a Bélgica y continuar la teología en Lovaina. Allí fue ordenado sacerdote el 24 de agosto de 1933. En 1935 obtuvo el doctorado en Pedagogía y Psicología. Después de realizar la experiencia de Tercera Probación en Drongen (Bélgica), regresó a Chile en enero de 1936.
Una vez que volvió a su patria, su celo apostólico se fue extendiendo paulatinamente a todos los campos. Comenzó su actividad como profesor de Religión en el Colegio San Ignacio y de pedagogía en la Universidad Católica y el Seminario Pontificio. Escribió varios artículos sobre educación y acerca del orden social cristiano. Construyó una casa de Ejercicios Espirituales en un pueblo que hoy lleva su nombre. Fue director de la Congregación Mariana de los jóvenes del colegio, a quienes invitó a ser catequistas en medios populares. Dio Ejercicios Espirituales en incontables ocasiones. Fue director espiritual de muchos jóvenes, acompañando a varios en su respuesta a la vocación sacerdotal, y contribuyendo notablemente a la formación de muchos laicos cristianos.
En 1941 el Padre Hurtado publicó su libro más famoso: “¿Es Chile un país católico?”. En el mismo año se le confió el cargo de Asesor de la rama juvenil de la Acción Católica de la Arquidiócesis de Santiago, y al año siguiente, de toda la nación. Desempeñó el cargo con extraordinario espíritu de iniciativa, dedicación y sacrificio.
En octubre de 1944, mientras daba un retiro, sintió una imperiosa necesidad de llamar a la conciencia de sus auditores acerca de la necesidad que pasaban muchos pobres en la ciudad, y en especial muchos niños que vivían en las calles. Esto despertó una pronta reacción generosa. Fue el inicio de la iniciativa que ha hecho más conocido al P. Hurtado: se trata de aquella forma de actividad caritativa que ayuda a gente sin techo, dándole no sólo un lugar para vivir sino un verdadero hogar: el Hogar de Cristo.
A través de la contribución de benefactores y con la activa colaboración de laicos comprometidos, el Padre Hurtado abrió una primera casa de acogida para niños, luego una para mujeres y otra para hombres. Los pobres comenzaron a tener en el Hogar de Cristo un ambiente de familia en el cual vivir. Estas casas se fueron multiplicando y adquiriendo nuevas formas y características: en algunos casos se convirtieron en centros de rehabilitación, en otros, de educación artesanal y muchos otros. Todo se inspiraba en los valores cristianos, que empapaban la obra entera.
En 1945, el P. Hurtado viajó a Estados Unidos, y estudió cómo adaptar al país el movimiento «Boys Town». Los últimos años de su vida los dedicó al desarrollo de las varias formas en las que el Hogar de Cristo había llegado a existir y operar.
En 1947 fundó la Asociación Sindical Chilena (ASICH), con el objetivo de promover un sindicalismo inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia.
Entre el 1947 y 1950 escribió tres importantes libros: Sindicalismo, Humanismo Social y El Orden Social Cristiano en los Documentos de la Jerarquía Católica. En 1951 fundó la Revista Mensaje, conocida revista de los jesuitas chilenos dedicada a dar a conocer y explicar la doctrina de la Iglesia.
Un cáncer al páncreas terminó con su vida en pocos meses. En medio de los grandes dolores solía repetir: «Contento, Señor, contento».
Después de haber pasado su existencia manifestando el amor de Cristo a los pobres, fue llamado por Él el 18 de agosto de 1952.
Desde su regreso a Chile vivió solamente poco más de quince años: fue un tiempo de intenso apostolado, expresión profunda de su amor personal por Cristo y, precisamente por eso, caracterizado por una gran dedicación a los niños pobres y abandonados, por un celo ardiente por la formación de los laicos, y por un vivo sentido de justicia social cristiana.
1. “MAESTRO, ¿CUÁL ES EL MANDAMIENTO MÁS GRANDE DE LA LEY?”
“Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. Jesús le respondió con el mandamiento tomado del Deuteronomio: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu” y les asegura que: “este es el más grande y el primer mandamiento.” Y luego tomado de Levíticos 19,18 les amplía: “El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos eran mandamientos conocidos, pero muy tenidos en menos como los más importantes.
Aquí se busca conocer el pensamiento de Jesús, sobre un mandamiento de la ley, seguramente éste estaba en las habituales discusiones del ambiente rabínico, porque sabemos que era común de aquel tiempo discutir sobre la importancia de los preceptos. Sucedía que de todos los mandatos, una buena parte se consideraban como positivos y otros negativos, como del mismo modo se calificaban en graves y otros en leves. En este ambiente surge la pregunta que se le va a hacer a Jesús.
Los fariseos se caracterizaban por su rigor y austeridad en el cumplimiento de la letra de la ley y en la atención a los aspectos externos de los preceptos religiosos y los saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma, aquí en este Evangelio, el fariseo quiere probar la opinión de Jesús, con habilidad y astucia para conseguir algo con oscuros propósitos y así comprometerlo, en otras palabras, mediante una treta, busca perjudicar a Jesús.
2. UN SOLO MANDAMIENTO “EL AMOR” Y PARA TODOS LOS EFECTOS LA NOVEDAD ESTÁ EN UBICARLOS EN PRIMER LUGAR
Jesús, les declara que “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”, y lo que hace con esto, al relacionar esto dos preceptos, los transforma en uno solo, y nos enseña que la voluntad del Padre, se concentra en el doble precepto del amor a Dios y al prójimo. Entonces la novedad es que no es necesario ya para nosotros discernir cuáles cual es el mas grande de los mandamientos, porque nos quedamos con uno solo “el amor” y para todos los efectos la novedad está en ubicarlos en primer lugar, es así como el Señor insistirá en situar el precepto del amor a Dios sobre todas las cosas, en su lugar primero, absoluto y excepcional, “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu”. Y luego va a insistir y situar en su propio lugar otro mandamiento descuidado por el judaísmo y pospuesto a otros preceptos menores, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús da este segundo mandamiento sin que el doctor de la Ley se lo haya preguntado. ¿A qué se debe esta insistencia y la proclamación de su excelencia?
Moralmente, quizás a los judíos les sonaba bien esto como un valor moral, en este caso para Jesús es un mandato y se los anuncia con las palabras del Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19:18). Pero en su mismo contexto se ve que este prójimo de un judío es sólo otro judío, y a lo más el “peregrino” que morase con ellos. Los samaritanos, los publícanos y las gentes de mala vida no eran para ellos prójimo; los samaritanos y los publícanos eran positivamente odiados (Eclo 50:27.28).
Entonces, Jesús sitúa este precepto en el puesto que le corresponde, y lo reglamenta en función de Dios. Por eso se da aquí a este mandamiento dos características. Por una parte saca el concepto de prójimo de los estrechos límites judíos para darle la universalidad de lo “humano”; es la doctrina de Jesús. Por otra parte, El pone y destaca la gravedad e importancia del mismo, al ponerlo, por encima de todas las insignificancias y pequeñeces del amor de Dios, porque no hay otro mandamiento mayor que éstos. Precisamente el precepto del amor al prójimo es “semejante” al mandamiento del amor a Dios. “La semejanza está en la caridad, que no va al prójimo sino por amor de Dios.” Pero lo que aquí también se urge es la gran obligación semejante al primero, la práctica del amor al “prójimo”
El amor a Díos, y el amor al prójimo, sumados las dos recopilan y sintetizan toda la Ley, de estos preceptos las leyes restantes cobran mucho sentido.
3. “AMARÁS”, Y CON TODO EL CORAZÓN
Este es nuestro deber, “Amarás”, y con todo el corazón, sin ninguna restricción y con todo lo que te da la vida, con toda el alma, esto con el primer principio de nuestra vida, lo mas importante, la parte espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, y que, junto con el cuerpo, constituye su esencia humana, con toda la mente, con la capacidad intelectual humana, con el pensamiento, mas allá de toda imaginación y voluntad. Esto es amar con todo lo que hemos recibido de Dios, por tanto con todo lo que podemos acercarnos a Dios y estar con El.
Así es como Jesús, nos exige un amor total, El no aceptas un amor parcial o limitado, y lo mismo nos enseña y nos exige, la entrega y el amor, tanto a Dios como al prójimo. Eso quizás fue sorprendente para el fariseo, Jesús puso al mismo nivel los dos mandamientos, y así lo aclara el evangelio cuando diciendo “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".
Para nosotros, cristianos, seguidores de Jesús, debemos ser absolutamente contrarios a cualquier sentimiento acentuado de hostilidad, antipatía, rechazo y odio a los hombres, sin embargo es algo con lo que convivimos a diario, esta a la vista de cualquiera en la familia, en la amistad, con los vecinos, con los que piensan diferente, entre los políticos, entre las naciones y pueblos.
Esto es los que nos enseña Jesús, el hombre es imagen de Dios, y si tu amas a tu prójimo, amas a Dios, y si amas a Dios, lo amas en también en el prójimo.
Estos preceptos son nuestros fundamentos de la vida cristiana, ambos basados en el amor, y por amor a Dios y al prójimo, juntos el mandamiento más grande de la Ley
Jesús, con estas palabras, nos ha dado a toda la Humanidad otra de esas lecciones trascendentales. Es la lección de la caridad cristiana volcándose en la fraternidad de todos los seres humanos.
PREPARAR LA GENERACIÓN DE LA QUE HABRÍA DE NACER EL MESÍAS
El relato de Rut remite al Dios de Israel, que viene al encuentro de su pueblo. La iniciativa es suya y es gratuita, a fin de que la respuesta a la que invita sea una reciprocidad de amor en la libertad de la entrega. La vida de Rut se va construyendo a lo largo del camino de toda su existencia, a través de los acontecimientos normales de la vida diaria: en su decisión de formar una familia, en los sufrimientos de la pérdida de sus seres queridos, en su decisión de convertirse a su vez —como ya había sucedido con Noemí— en emigrante en tierra extranjera. Conoce el sufrimiento por la falta de un hijo y por la muerte prematura de su marido.
Dios está presente en su historia y obra en ella como lo hace en el pueblo y en los pueblos. Noemí, con su testimonio, se vuelve para Rut mediación de una llamada del Señor para que abandone sus propias tradiciones, su propia cultura, su propia gente, sus propios dioses, y se abra a una nueva vida desconocida para ella, pero que forma parte de un designio de amor de inmensos confines. Rut irá conociendo en su camino nuevas alegrías y nuevos dolores, la incomprensión, los conflictos, las incertidumbres y el sufrimiento íntimo de un pueblo que se ha convertido en el suyo. Rut cree, responde y va, es decir, sigue al Dios de la alianza, a quien ahora pertenece por haberse entregado a él.
El Señor la ha elegido, del mismo modo que ha elegido a otras mujeres de Israel y a mujeres de otros pueblos para preparar la generación de la que habría de nacer el Mesías. Rut tendrá un hijo, testimonio de que Dios provee a su pueblo, porque lo ama.
La respuesta de Jesús, narrada en la perícopaevangélica de Mateo, revela el mecanismo profundo del ser del hombre que le impulsa hacia Dios y hacia los hermanos. El hecho de haber unido de modo indisoluble los dos mandamientos del amor a Dios y del amor al prójimo significa que la raíz del hombre es el amor, porque Dios es amor. Significa que la totalidad del compromiso con Dios se convierte en amor sin reservas al prójimo. Significa, sobre todo, que el modelo de nuestra relación con los otros es el obrar del Dios- amor con el hombre. No se trata de una imitación moral, sino de la tensión de nuestro ser partícipes de la vida de Dios.
Hay una belleza que salvará al mundo: es la tuya, el más bello de los hijos del hombre, y es la de María, tu Madre y nuestra Madre. Al contemplar tu misterio, que hoy se ha hecho manifiesto en la vida y en la experiencia de Rut, brota la oración de nuestro corazón: es el Padrenuestro, la súplica que nos revela el camino para la belleza de la humanidad y de cada rostro.
Te pedimos vivirlo, no repetirlo como fórmula de rezo. Te pedimos que descubramos, al vibrar con las notas que lo componen, la belleza del grano de trigo que, al pudrirse, florece y madura en pan de vida. Pudrirse no es morir; es amarte a ti sobre todas las cosas y es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, o sea, es vivir, ohCordero de Dios, corazón del mundo, en nuestras propias carnes de hijos con tu pasión por el hombre, convertido, gracias a tu sangre redentora, en mi hermano.
He aquí las notas del cántico que la vida, al consumarse, eleva: venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, que todo hombre tenga su pan de cada día, venza al Maligno, encuentre la felicidad y desemboque en la belleza de su ser de hombre y de mujer, en la armonía con la creación. Eso es lo que te pido. Eso es lo que te pedimos.
1. “MAESTRO, ¿CUÁL ES EL MANDAMIENTO MÁS GRANDE DE LA LEY?”
“Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. Jesús le respondió con el mandamiento tomado del Deuteronomio: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu” y les asegura que: “este es el más grande y el primer mandamiento.” Y luego tomado de Levíticos 19,18 les amplía: “El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos eran mandamientos conocidos, pero muy tenidos en menos como los más importantes.
Aquí se busca conocer el pensamiento de Jesús, sobre un mandamiento de la ley, seguramente éste estaba en las habituales discusiones del ambiente rabínico, porque sabemos que era común de aquel tiempo discutir sobre la importancia de los preceptos. Sucedía que de todos los mandatos, una buena parte se consideraban como positivos y otros negativos, como del mismo modo se calificaban en graves y otros en leves. En este ambiente surge la pregunta que se le va a hacer a Jesús.
Los fariseos se caracterizaban por su rigor y austeridad en el cumplimiento de la letra de la ley y en la atención a los aspectos externos de los preceptos religiosos y los saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma, aquí en este Evangelio, el fariseo quiere probar la opinión de Jesús, con habilidad y astucia para conseguir algo con oscuros propósitos y así comprometerlo, en otras palabras, mediante una treta, busca perjudicar a Jesús.
2. UN SOLO MANDAMIENTO “EL AMOR” Y PARA TODOS LOS EFECTOS LA NOVEDAD ESTÁ EN UBICARLOS EN PRIMER LUGAR
Jesús, les declara que “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”, y lo que hace con esto, al relacionar esto dos preceptos, los transforma en uno solo, y nos enseña que la voluntad del Padre, se concentra en el doble precepto del amor a Dios y al prójimo. Entonces la novedad es que no es necesario ya para nosotros discernir cuáles cual es el mas grande de los mandamientos, porque nos quedamos con uno solo “el amor” y para todos los efectos la novedad está en ubicarlos en primer lugar, es así como el Señor insistirá en situar el precepto del amor a Dios sobre todas las cosas, en su lugar primero, absoluto y excepcional, “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu”. Y luego va a insistir y situar en su propio lugar otro mandamiento descuidado por el judaísmo y pospuesto a otros preceptos menores, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús da este segundo mandamiento sin que el doctor de la Ley se lo haya preguntado. ¿A qué se debe esta insistencia y la proclamación de su excelencia?
Moralmente, quizás a los judíos les sonaba bien esto como un valor moral, en este caso para Jesús es un mandato y se los anuncia con las palabras del Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19:18). Pero en su mismo contexto se ve que este prójimo de un judío es sólo otro judío, y a lo más el “peregrino” que morase con ellos. Los samaritanos, los publícanos y las gentes de mala vida no eran para ellos prójimo; los samaritanos y los publícanos eran positivamente odiados (Eclo 50:27.28).
Entonces, Jesús sitúa este precepto en el puesto que le corresponde, y lo reglamenta en función de Dios. Por eso se da aquí a este mandamiento dos características. Por una parte saca el concepto de prójimo de los estrechos límites judíos para darle la universalidad de lo “humano”; es la doctrina de Jesús. Por otra parte, El pone y destaca la gravedad e importancia del mismo, al ponerlo, por encima de todas las insignificancias y pequeñeces del amor de Dios, porque no hay otro mandamiento mayor que éstos. Precisamente el precepto del amor al prójimo es “semejante” al mandamiento del amor a Dios. “La semejanza está en la caridad, que no va al prójimo sino por amor de Dios.” Pero lo que aquí también se urge es la gran obligación semejante al primero, la práctica del amor al “prójimo”
El amor a Díos, y el amor al prójimo, sumados las dos recopilan y sintetizan toda la Ley, de estos preceptos las leyes restantes cobran mucho sentido.
3. “AMARÁS”, Y CON TODO EL CORAZÓN
Este es nuestro deber, “Amarás”, y con todo el corazón, sin ninguna restricción y con todo lo que te da la vida, con toda el alma, esto con el primer principio de nuestra vida, lo mas importante, la parte espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, y que, junto con el cuerpo, constituye su esencia humana, con toda la mente, con la capacidad intelectual humana, con el pensamiento, mas allá de toda imaginación y voluntad. Esto es amar con todo lo que hemos recibido de Dios, por tanto con todo lo que podemos acercarnos a Dios y estar con El.
Así es como Jesús, nos exige un amor total, El no aceptas un amor parcial o limitado, y lo mismo nos enseña y nos exige, la entrega y el amor, tanto a Dios como al prójimo. Eso quizás fue sorprendente para el fariseo, Jesús puso al mismo nivel los dos mandamientos, y así lo aclara el evangelio cuando diciendo “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".
Para nosotros, cristianos, seguidores de Jesús, debemos ser absolutamente contrarios a cualquier sentimiento acentuado de hostilidad, antipatía, rechazo y odio a los hombres, sin embargo es algo con lo que convivimos a diario, esta a la vista de cualquiera en la familia, en la amistad, con los vecinos, con los que piensan diferente, entre los políticos, entre las naciones y pueblos.
Esto es los que nos enseña Jesús, el hombre es imagen de Dios, y si tu amas a tu prójimo, amas a Dios, y si amas a Dios, lo amas en también en el prójimo.
Estos preceptos son nuestros fundamentos de la vida cristiana, ambos basados en el amor, y por amor a Dios y al prójimo, juntos el mandamiento más grande de la Ley
Jesús, con estas palabras, nos ha dado a toda la Humanidad otra de esas lecciones trascendentales. Es la lección de la caridad cristiana volcándose en la fraternidad de todos los seres humanos.
PREPARAR LA GENERACIÓN DE LA QUE HABRÍA DE NACER EL MESÍAS
El relato de Rut remite al Dios de Israel, que viene al encuentro de su pueblo. La iniciativa es suya y es gratuita, a fin de que la respuesta a la que invita sea una reciprocidad de amor en la libertad de la entrega. La vida de Rut se va construyendo a lo largo del camino de toda su existencia, a través de los acontecimientos normales de la vida diaria: en su decisión de formar una familia, en los sufrimientos de la pérdida de sus seres queridos, en su decisión de convertirse a su vez —como ya había sucedido con Noemí— en emigrante en tierra extranjera. Conoce el sufrimiento por la falta de un hijo y por la muerte prematura de su marido.
Dios está presente en su historia y obra en ella como lo hace en el pueblo y en los pueblos. Noemí, con su testimonio, se vuelve para Rut mediación de una llamada del Señor para que abandone sus propias tradiciones, su propia cultura, su propia gente, sus propios dioses, y se abra a una nueva vida desconocida para ella, pero que forma parte de un designio de amor de inmensos confines. Rut irá conociendo en su camino nuevas alegrías y nuevos dolores, la incomprensión, los conflictos, las incertidumbres y el sufrimiento íntimo de un pueblo que se ha convertido en el suyo. Rut cree, responde y va, es decir, sigue al Dios de la alianza, a quien ahora pertenece por haberse entregado a él.
El Señor la ha elegido, del mismo modo que ha elegido a otras mujeres de Israel y a mujeres de otros pueblos para preparar la generación de la que habría de nacer el Mesías. Rut tendrá un hijo, testimonio de que Dios provee a su pueblo, porque lo ama.
La respuesta de Jesús, narrada en la perícopaevangélica de Mateo, revela el mecanismo profundo del ser del hombre que le impulsa hacia Dios y hacia los hermanos. El hecho de haber unido de modo indisoluble los dos mandamientos del amor a Dios y del amor al prójimo significa que la raíz del hombre es el amor, porque Dios es amor. Significa que la totalidad del compromiso con Dios se convierte en amor sin reservas al prójimo. Significa, sobre todo, que el modelo de nuestra relación con los otros es el obrar del Dios- amor con el hombre. No se trata de una imitación moral, sino de la tensión de nuestro ser partícipes de la vida de Dios.
Hay una belleza que salvará al mundo: es la tuya, el más bello de los hijos del hombre, y es la de María, tu Madre y nuestra Madre. Al contemplar tu misterio, que hoy se ha hecho manifiesto en la vida y en la experiencia de Rut, brota la oración de nuestro corazón: es el Padrenuestro, la súplica que nos revela el camino para la belleza de la humanidad y de cada rostro.
Te pedimos vivirlo, no repetirlo como fórmula de rezo. Te pedimos que descubramos, al vibrar con las notas que lo componen, la belleza del grano de trigo que, al pudrirse, florece y madura en pan de vida. Pudrirse no es morir; es amarte a ti sobre todas las cosas y es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, o sea, es vivir, oh Cordero de Dios, corazón del mundo, en nuestras propias carnes de hijos con tu pasión por el hombre, convertido, gracias a tu sangre redentora, en mi hermano.
He aquí las notas del cántico que la vida, al consumarse, eleva: venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, que todo hombre tenga su pan de cada día, venza al Maligno, encuentre la felicidad y desemboque en la belleza de su ser de hombre y de mujer, en la armonía con la creación. Eso es lo que te pido. Eso es lo que te pedimos.
“el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado”
Mt 23, 1-12
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. NO SE GUÍEN POR SUS OBRAS, PORQUE NO HACEN LO QUE DICEN
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Esta primera parte del discurso la dirige Jesús a las gentes que escuchaban y a sus discípulos. Una primera enseñanza que Jesús quiere destacar, a pesar de esta censura de los escribas y fariseos, es que éstos se sentaron en la cátedra de Moisés. Esta expresión tuvo un doble sentido. Conforme al uso de la expresión rabínica, estar sentado en la silla de alguno significa ser sucesor, tener el derecho de enseñar con su poder. En época posterior, la expresión cátedra de Moisés vino a significar la sede de mayor honor que había en las sinagogas, destinada al que presidía.
2. NO LOS IMITÉIS EN LAS OBRAS, PORQUE ELLOS DICEN Y NO HACEN.
Los escribas y muchos de los fariseos dedicados al estudio de la Ley eran los doctores oficiales de Israel. Tenían una larga preparación y lograban el título oficial de rabí en una ceremonia no bien conocida y mediante la imposición de manos. Así, ellos se creían llegar por esta cadena interrumpida hasta el mismo Moisés, de quien recibieron la tradición, la custodia de la Ley y el poder de enseñar. Considerados como los doctores oficiales de Israel, tenían un poder, y éste había que respetarlo. Por eso Jesús dirá de ellos, en cuanto transmisores de esta doctrina, no en cuanto alteradores de ella y de sus principios: Haced, pues, y guardad lo que os digan, pues es la doctrina de la Ley, pero no los imitéis en las obras, porque ellos dicen y no hacen.
3. ATAN PESADAS CARGAS, DIFÍCILES DE LLEVAR.
Dice Jesús: Atan pesadas cargas, difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Pero no sólo no cumplían lo que enseñaban, sino que hacían una obra perniciosa en la guarda o en la precaución por la observancia de la misma Ley en otros. La cargaban de una serie de minuciosidades y reglamentaciones preventivas, que hacían aborrecer la misma Ley: la hacían insoportable. Bastaba recordar sus prescripciones, ridículas, sobre las lociones de manos, vasos, alimentos, comidas y hasta de los mismos lechos del triclinio; o el camino del sábado, o sobre la pureza o impureza, diezmos, etc. La perspectiva en que se desenvuelve la primera parte de este pasaje es el poder que tenían de doctores; pero no se considera ni aprueba, por tanto, la equivocación en tantas cosas de su interpretación sobre la Escritura. Reconocido este poder, se va a poner al descubierto el espíritu ficticio y material que ponían en ciertas obras externas. La descripción de esas exterioridades farisaicas es dura.
4. ATAN PESADAS CARGAS, DIFÍCILES DE LLEVAR.
Dice Jesús: Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; Filacterias es traducción griega que significa custodias, mientras que en el arameo talmúdico significa oración, por el uso de estas filacterias, especialmente durante la oración. En el Pentateuco (Ex 13:9-16) se leía de los preceptos de la Ley: Átatelos a tus manos, para que te sirvan de señal; póntelos en la frente entre tus ojos (Dt 6:8). Y lo que era una recomendación metafórica, se hizo por los rabinos una realidad material. Se escribían las palabras de la Ley en membranas, se metían en pequeñas cajitas y se las ataban con tiras de cuero al brazo izquierdo, y se sujetaba también esta cajita en la frente. Se las usaba por los piadosos materialistas judíos, que las llevaban a veces a todas horas, pero especialmente en las horas de oración.
5. PARA APARENTAR SER MÁS PIADOSOS
Mas los fariseos, para aparentar ser más piadosos, llevaban estas filacterias mucho más anchas que los demás judíos, precisamente para llamar la atención sobre ellos y aparentar así ser más religiosos que los demás. Ni parece que fuese ajeno a ello cierto sentido de superstición, al venir a considerárselo con un cierto valor de amuleto. Por esto mismo alargan los flecos. Estos flecos, que el texto griego llama (extremidades). Se leía también en la Ley que se pusieran flecos en los bordes de sus mantos, y aten los flecos de cada borde con un cordón color de jacinto (Núm15:38), que se pondrían en las cuatro puntas del vestido (Dt 22:12), para que les recordase el cumplimiento de todos los mandatos de Yahvé. Esto que se consideraba una práctica piadosa, hacía que los fariseos, por hacer alarde de su piedad, las alargasen.
6. LES GUSTA OCUPAR LOS PRIMEROS PUESTOS.
También dice Jesús: les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas Otra de las ambiciones de los escribas y fariseos era la de gustar de los primeros asientos en los banquetes y de los asientos preferentes en las sinagogas Jesús contará en una parábola cómo no se deben buscar en un banquete los primeros puestos — reflejando, sin duda, este medio ambiente —, sino los últimos, no vaya a ser que, ante todos los comensales, sea uno invitado a dejar el puesto a otro más digno (Lc 14:7-11).
7. EN CUANTO A USTEDES, NO SE HAGAN LLAMAR MAESTRO.
También Jesús destaca que a estos les gusta: ser saludados en las plazas y oírse llamar mi maestro por la gente. Con esto destaca otro aspecto de la conducta ostentosa de los escribas. Este tipo de plaza o ágora, en la antigüedad, no era un lugar aislado, sino que era el centro social de la ciudad; allí iban para recibir los saludos de las gentes, que veían en ellos a los estudiosos de la Ley y los sucesores de Moisés. El Maestro dice además: En cuanto a ustedes, no se hagan llamar maestro, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. El título de rabí — maestro mío — era el título más codiciado por ellos y con el que los judíos solían llamar a sus doctores. Tal era el ansia que tenían de ser saludados con este título, que llegaban a enseñar que los discípulos que no llamaban a su maestro por el título de rabí provocaban la Majestad divina a alejarse de Israel. En otra ocasión les dirá Jesús: ¿Cómo vais a creer vosotros, que recibís la gloria unos de otros y no buscáis la gloria que procede del Único? (Jn 5:44). Nada era comparable para un escriba como el ser citado por otro rabí como una autoridad que fijase, en su cadena de autoridades, un punto o un elemento más de interpretación de la tradición y la doctrina Toda esta conducta farisaica, demasiado clara en su significado, queda terminantemente estigmatizada por Jesús en una frase terrible: Todas sus obras las hacen para ser vistos de los hombres (Mt v.5a).
8. JESÚS NUNCA ESTUVO AL LADO DE LA HIPOCRESÍA
Naturalmente, Jesús no condena a todos los escribas y fariseos, de los que varios son citados en el mismo Evangelio como personas rectas; se ataca a la corporación, al grupo, y, sobre todo, al espíritu que ordinariamente inspiraba a esta agrupación. Jesús nunca estuvo al lado de la hipocresía, y siempre nos advirtió contra la soberbia, y esas palabra de no se guíen por sus obras, las hace para ponernos alerta. Seguramente este Evangelio produce incomodidad a todos aquellos que utilizan la jerarquía o que se asumen como superiores frente a sus hermanos, como los que les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos. Nuestro Señor Jesús, es absolutamente claro, consecuente y coherente en todo, es así, como nos pide que seamos iguales y si predicamos algo practiquemos lo mismo, si hacemos lo contrario, le estamos haciendo un daño enorme a los que depositan su fe en nuestro Evangelio y las instituciones que decimos representar.
9. NO ACTUEMOS MISERABLEMENTE, JUZGANDO A NUESTRO PRÓJIMO
Sepamos aceptar este tirón de orejas, este consejo que no da Jesús, lo hace porque lo considera beneficioso, y si pecamos de soberbio, abramos nuestro corazón a las palabras del Señor y no le hagamos oídos sordos, no busquemos justificaciones, seamos coherente entre nuestra forma de pensar y nuestros actos para que no se dude de nuestra honradez y no busquemos justificación el la incoherencia de nuestros hermanos, no actuemos miserablemente, juzgando a nuestro prójimo, haciéndole críticas, si luego no queremos ser juzgados de la misma manera.
10. NO TIENEN MÁS QUE UN MAESTRO.
Dice Jesús: En cuanto a ustedes, no se hagan llamar maestro, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos, Esta es la afirmación que debemos tener siempre presente, solo El es nuestro Maestro, de El debemos aprender, a El le debemos obligación por sobre cualquier, a El debemos acudir, El es nuestra fuente, El es nuestro principio, no tenemos porque seguir otras reglas, El nos dejo el Evangelio, allí esta nuestra norma de vida. Tengamos esto muy presente, porque no faltará alguno que nos quiera exponernos ciertos principios adornados de moralidad y falsa prudencia en nombre de la fraternidad y la buena convivencia a fin de seducirnos con actitudes que no son otra cosa que cantos de sirenas, tengamos cuidado, y apretemos fuertemente a nuestro corazón el Evangelio y a todos su principios y enseñanzas, de esa forma estaremos siempre al lado de la verdad. Pero tengamos presente, que los Evangelios no se interpretan al gusto de cada uno ni se acomoda, se interpreta como Jesús los enseñó, El es el Maestro.
11. TODOS USTEDES SON HERMANOS.
Todos ustedes son hermanos, nos dice Jesús, y si todos somos hermanos, entonces somos iguales, nos une una misma caridad, que es el Amor de Dios, no une una misma fe, entonces nuestro trato debe ser hermanable. Es digno de respeto la nacionalidad de cada unos y el origen, así estamos organizados en la sociedad, pero no olvidemos la realidad de que todos somos hijos de Dios, por eso todos somos hermanos. Claridad absoluta en este concepto, el que busca ser servido, desvirtúa las enseñanzas y los ejemplos del Maestro, servir es nuestro gran propósito como cristianos, ese es nuestro lema, ese debe ser el actuar del que esta jerárquicamente más arriba, es el ejemplo que se debemos seguir si se nos ha encomendado un cargo superior, así los dice el Señor Jesús El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado. En esto, El Señor fue el ejemplo incomparable, como así lo relata San Juan; Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón porque lo soy. Si yo el Señor y Maestro, le he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado este ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes (Jn13,13-15) No busquemos ser ensalzado ante los hombres, dejemos que sea Dios el que nos apruebe. No olvidemos hacerle caso a nuestra propia conciencia, a lo que ella dictamine y obremos conforme con esa conciencia.
HEMOS DE ESCUCHARLE Y SEGUIRLE HASTA ENTREGAR LA VIDA COMO ÉL
Dios vela, está presente, obra y continúa preparando el futuro de su pueblo, abriéndolo a su realización final en los acontecimientos humanos. Éste es el mensaje que hemos recibido esta semana. En la narración de la historia de Israel en tiempos de los jueces, en la de Rut y en el “santo viaje” de Jesús hacia Jerusalén con los suyos, el Señor resucitado quiere abrir a la comunidad cristiana, que celebra la salvación, al misterio del obrar del Padre. Como personas y como Iglesia, necesitamos dejarnos penetrar por esta vivísima realidad para confirmar o para recuperar el vigor de nuestra fe. ¿Acaso no es la crisis actual una crisis de fe y de esperanza?
El Padre, en su diálogo amoroso con sus hijos (cf DV 21), ilumina su camino colmándolos del don de su Espíritu. A la luz que viene de lo alto, y “manteniéndose con él”, éstos comprenden el significado de la vida y de la historia según Dios. La nueva comprensión reconstruye la escala de valores y las relaciones, haciéndolos más verdaderos, creativos y cálidos. Cada creyente, como hijo en el Hijo, tiene una tarea propia como persona llamada por su nombre y como pueblo. El ministerio de la comunidad de los creyentes, esto es, el servicio de la autoridad y de todo el pueblo, es custodiar, celebrar, anunciar y transmitir la iniciativa del amor salvíficodel Dios-Trinidad a todas las generaciones, en todo lugar y cultura, para que se encuentren con él y lo acojan. Esta es su verdadera dignidad, muy alejada de la visión contaminada de la vida como poder y dominio.
El camino: poner en práctica la Palabra o, mejor aún, dejarse “hacer” por la Palabra. Al mismo tiempo, vigilar y orar para no caer en la trampa de un decir —también autorizado— vacío de testimonio personal y, por consiguiente, deslizarse hacia una hipocresía infeliz y enredadora o tejer en la comunidad relaciones exentas de vida y de aliento. Cristo Jesús es el único Maestro. Hemos de escucharle y seguirle hasta entregar la vida como él. Él es el Esposo de la Iglesia esposa y de la humanidad redimida.
Estas realidades llenan de alegría, de luz y de paz y se alimentan de la comunión de vida con Cristo, de la entrega a los hermanos en el amor mutuo, de una luminosa esperanza.
En Cristo, tu Hijo y nuestro Salvador, tú, Padre de todos, has vuelto a dar al mundo la esperanza y la vida. Haz que vivamos en el amor de Cristo y como él, que no dudó en hacerse siervo para que nosotros llegáramos a ser libres, hombres y mujeres que realizan la Palabra. Refuerza en nosotros la fe, la esperanza y la caridad que el Espíritu Santo ha difundido en nuestros corazones. Danos ojos para ver, en el desarrollo de la historia del hombre, tu presencia, que nos llama a cada uno de nosotros para que actuemos en el mundo y transformemos cada desierto en un jardín de vida.
Haznos comprender y vivir según tu Palabra, enséñanos a discernir tu voluntad, libéranos de la autosuficiencia del decir y del querer dominar a los hermanos imponiéndoles cargas y tradiciones que no son tuyos. Guíanos por el camino de la santidad, para que nuestro corazón busque siempre lo que es verdadero, bueno y justo y anuncie, con las palabras y las obras, las maravillas de tu amor. Que en nuestro servicio a los hermanos descubra el mundo tu fidelidad, tu misericordia, lo que esperas, tu perdón y la belleza vivificadora de la comunión contigo, que eres amor. Que te encuentre y te acoja.
SANTORAL (4)
SAN BERNARDO 1090-1153
La figura de San Bernardo emerge sobre el ambiente de su tiempo, imponiéndose tanto a los papas y grandes de este mundo como a las multitudes, a las que subyugaba. «Inflamado por el celo de la casa de Dios», fue, al igual que Juan Bautista, «lámpara ardiente y luminosa en medio de la Iglesia». El joven señor de Fontaines-lez-Dijon que, a sus veintidós años, llamaba a las puertas del Císter, pertenecía a la raza de los buscadores de Dios: lo había abandonado todo por seguir a Cristo bajo la regla de San Benito. Promovido enseguida a abad de Claraval (1115), se convertiría a su vez en un incomparable guía para enseñar a «crecer en el amor del Verbo encarnado». A pesar de sus ansias de soledad, en la que poder consagrarse a la oración y a la penitencia, se vio siempre impelido por el Señor a unirse a los hombres, a recorrer los caminos de Francia, Alemania e Italia hablándoles de paz y unidad y tratando de conquistarlos para la Cruzada(Vezclay, 1146). Era el amor el que le impulsaba hacia los hombres. Si llevó a cabo alguna obra entre los mejor dispuestos, fue ante todo la de conducirlos junto consigo mismo hacia esa soledad en la que su cántico de amor subía hasta Dios con la misma intensidad con que lo haría un día el de Juan de la Cruz: «Cuando Dios ama, no quiere más que una cosa: ser amado; y no ama sino para que uno le ame a él, sabiendo que el amor convertirá en bienaventurados a cuantos le amen.
El amor es algo maravilloso.» El amor de Dios, encarnado en Jesucristo, hizo nacer en Bernardo el amor a María, la Madre de Jesús: María no sólo es pureza, humildad, dulzura y delicadeza, sino que «es voluntad de Dios que obtengamos todo por María».
Cuando San Bernardo de Clairvaux se unió al monasterio fundado por San Esteban Harding, la norma era la de un estricto silencio. Sin embargo, pese a estar enclaustrado, Bernardo era constantemente consultado, tanto en persona como por carta. Con frustración, dijo: «¿Y dónde, pregunto yo, está el ocio, dónde la tranquilidad del silencio cuando uno está pensando, componiendo y escribiendo?...
A menudo, cuando tratamos de escribir algo importante, experimentamos el mismo clamor y los mismos empujones de que habla San Bernardo.
Bernardo fue el verdadero reformador de la vida religiosa y hasta cristiana de la Edad Media.La acción de Bernardo no se limitó a sus conventos, sino que llamó la atención a reyes, príncipes y Papas cuando vio que no iban por buen camino. Estos mismos jerarcas acudían a él sabedores de que siempre les diría la verdad.
Bernardo supo hermanar como pocos a María y Marta del Evangelio en sí mismo. Era contemplativo donde los haya y celoso apóstol como ninguno: predicó Cruzadas, dirigió batallas, pasó largas horas en oración. Amaba a Jesús con toda su alma: "Jesús es miel en la boca, melodía al oído y júbilo en el corazón". Amó tiernamente a María como pocos lo hayan hecho: El Acordaos, el final de la Salve, el "En las angustias invoco a María"... Cantor como pocos de las glorias de la Madre del cielo. Moría el 1153. Había nacido el 1090.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, ……¡Ay de ustedes, guías ciegos!
Mt 23, 13-22
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. ¡AY DE USTEDES, ESCRIBAS Y FARISEOS HIPÓCRITAS
En el Evangelio de hoy, como todos los de este capitulo 23 del Evangelio de san Mateo, Jesús condena fuertemente a los escribas, personas que copiaban textos o que los escribían al dictado y así también lo hace con los fariseos. Es una desaprobación de algo que el Señor considera malo y pernicioso. Jesús, y se los dice a la cara, los considera hipócritas, porque fingen cualidades, ideas o sentimientos contrarios a los que verdaderamente aparentan tener.
Reiteradamente nos hemos dado cuneta de la “calaña”, es decir de la calidad que son los fariseos, y sobre todo los escribas y doctores de la Ley, ellos además eran oficialmente los transmisores e intérpretes de la Ley, eran los que tenían la “llave” de la misma (Lc11:52). Como sabemos además, ellos no reconocían a Jesús como Mesías, al que señalaban las Escrituras, a las que El mismo para reconocerle les remitía, del mismo modo no reconocían sus milagros. Algo malo también era que las turbas, seguían ciegamente a los fariseos, como a sus dirigentes religioso. Como consecuencia, los seguidores de los fariseos venían a rechazar a Jesús como Mesías. Con su actitud, ellos cerraban, en lugar de abrir, como era su misión oficial, a las turbas su ingreso en el reino mesiánico de Jesús. Como sabemos luego estos fariseos, prepararon la muerte y movieron a las “turbas” a pedirla (cf. Mt 27:20-25).
Es a estos, que Jesús habló diciendo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
2. NO TEMAMOS DECIR LAS COSAS CON MUCHA CLARIDAD
Jesús dice las cosas con gran claridad, es de este modo es como debiéramos decirla nosotros frente a la hipocresía, porque esta actitud de fingimiento de los hombres no tiene cabida en ninguno de los hijos de Dios, por tanto en ningún discípulo de Jesús. Entonces no temamos decir las cosas con mucha claridad. Si nos sentimos apóstoles, debemos mostrar coherencia, y ésta, está en la sencillez, en la humildad, pero al mismo tiempo en la actitud recta y honesta en la defensa de la verdad. La hipocresía es absolutamente contraria a nuestros principios, especialmente por que ella pretende disimular la falta de franqueza, y también para ocultar lo que verdaderamente somos y así, intentar que los demás no se den cuenta de la falta de inclinación para hacer el bien que se manifiesta en nuestro corazón.
Jesús consecuentemente, nos advierte, que la hipocresía es maligna en nosotros los cristianos si queremos ser evangelizadores, y si queremos ejercitar el apostolado, porque no es posible ocultar o encubrir por mucho tiempo la falta de virtud, la desidia y la poca participación y el nulo sacrificio, como la falta de amor a Dios y a los hombres.
3. LA CENSURA DE LA OBRA DELAPOSTOLADO DE LOS FARISEOS
Jesús dice: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno del infierno que ustedes!
Es la censura de la obra del apostolado de los fariseos. No sólo impedían el ingreso en el reino mesiánico, sino que ellos se dedicaban a ejercer un apostolado de “prosélitos”, es decir de partidarios y seguidores fuera del judaísmo. Con ese proselitismo, lo que lograban los fariseos era hacer de hecho “hijo de la gehenna” (infierno) al que se incorporaba al judaísmo farisaico. El fariseo que ganaba a un “prosélito” y le infundía su espíritu lo abocaba al infierno al separarlo de Jesús Mesías. Y esto sin tener en cuenta que la mayor parte de los “prosélitos” eran conversiones aparentes, que traían al judaísmo gentes pésimas. El mismo Talmud llega a decir que los “prosélitos” eran una enfermedad en Israel. Y los presenta como un obstáculo a la venida del Mesías.
4. “AY DE USTEDES, GUÍAS CIEGOS”
Pero aquí también Jesús nos deja una lección. En efecto, gran daño le hacemos a aquellos que se sienten atraídos por nuestras palabras, por nuestra prédica, si luego no damos autentico testimonio de una vida recta, de una permanente actitud de vida honesta, y de conciencia limpia a toda prueba, porque nunca será suficiente el convertir, y motivar nuestra fe, es necesario también motivar a los que se han acercado al Señor y a toda su fe, a que la mantengan, la refuercen y la perfeccionen.
Jesús condena diciendo luego una tercera censura, llama a los fariseos:” ¡Ay de ustedes, guías ciegos” No en vano la censura va a ellos como jefes y directores espirituales del judaísmo popular.
¿Va esto para nosotros también?, estamos hablando de ser honestos. En efecto, resulta que queremos ser Luz y sin embargo podemos ser tinieblas, y en vez de llevar a nuestros hermanos por el buen camino, los llevamos por el despeñadero, empujados por nuestra mala actitud y malos ejemplos, y así nos transformamos en ciegos, guiando a otros ciegos por caminos peligrosos, y esto porque nosotros no somos capaces de ver cual es el verdadero camino, que conduce a la santidad, al Reino de los Cielos.
5. LA CENSURA CONTRA EL ABUSO DEL “JURAMENTO”
Jesús sigue diciendo: "Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale"! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?
Esta censura va contra el abuso del “juramento” y sobre las diversas fórmulas acerca del mismo. Se juraba por todo; por Dios, por el cielo, por el Poder (el Todopoderoso), por el templo, por el altar, por el servicio del templo, etc. ¿hacemos esto hoy de jurar por todos, como buscando una forma que nos crean? En aquel tiempo esto se prestaba a grandes abusos y a la irrespetuosidad más flagrante. Como con el principio que para ellos regía esta práctica, se metía la práctica de la vida en una red de complicaciones que la hacían imposible, luego para salir de ellas se inventaban unos códigos sutiles de dispensas.
Es en este ambiente en que Jesús va a censurar a los fariseos por sus métodos y su moral del juramento y de los votos. Se utilizaban como juramentos: “Sea para mí como el cordero (probablemente del sacrificio cotidiano), como las cámaras (del templo), como las maderas (del templo), como los fuegos (de los sacrificios del templo), como el altar. Así, el que jurase “por el templo,” o “por el altar” de los holocaustos, o “por el cielo,” no quedaba obligado a nada.
6. LES HARÁ VER EL MATERIALISMO RITUALISTA
Pero si jura “por el oro del templo,” sí. Por el oro del templo podría entenderse el oro que revestía el “sancta sanctorum,” o el candelabro de oro, o la mesa de oro de los “panes de la proposición,” en cuanto estaba más directamente al servicio de Dios, aunque podrían ser también exvotos dados al templo, en cuanto que eran cosas consagradas directamente a Dios. O si se jura “por la ofrenda que está sobre el altar” de los holocaustos, entonces el voto hecho tenía validez, pues, siendo cosas consagradas a Dios, quedaba incluido en ellas el mismo Dios. Y así la promesa se hacía al mismo Dios.
Por eso les hará ver el materialismo ritualista y circunstancial de esta actitud rabínica, que ahoga y va en contra del mismo espíritu del juramento o voto y de la misma ley natural.
Dice el Señor: ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? Ustedes dicen también: "Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar". Es por lo que son “hipócritas,” porque, si vale el juramento hecho “por el oro del templo” o “por la ofrenda que está en el altar,” tiene que valer el juramento hecho “por el templo” y “por el altar” o “por el cielo,” porque son precisamente el templo y el altar los que hacen ser “santos” a ese oro que decora el templo y a esa ofrenda que se pone sobre el altar, que es, por su misma naturaleza, santo. Lo mismo que el que “jura por el templo, jura por él y por quien lo habita.” Lo mismo que el que jura “por el cielo — que es “el trono de Dios” (Mt 5:34) — jura por el trono de Dios y por el que en él se sienta.”
7. NO NOS DEJEMOS CONDUCIR POR CIEGOS, SEAMOS LUCES VERDADERA
Hasta esta sutileza de laxismo (En sentido general se trata de una actitud y de un comportamiento moral poco responsables y poco atento al valor de las normas morales), llegaba la casuística de los escribas y fariseos, quienes así jugaban con el “espíritu” más santo en las cosas sagradas, y podían ejercer ellos, como intérpretes de la particularidad por ellos establecida, el monopolio de las conciencias y de su influencia y prestigio. Y tan divulgado estaba, que llegó a trascender, a los paganos, con el consiguiente desprecio para ellos.
Entonces Jesús les hecha en cara: ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él. Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita. Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
Esa es la claridad que nos pone Jesús en el Evangelio de Hoy, esta por condenarnos si actuamos soberbiamente, si nos resistimos a la verdad y si arrastramos a otros por nuestro error. Tratemos entonces de cumplir con la obligaciones de vida apostólica que el Señor nos haya encargado, hagámoslo con consecuencia, con coherencia, pero no solo hoy, debemos hacerlo siempre y en todo lugar, es nuestra tarea como cristiano que estamos siendo llamados por Dios todos los días, no hagamos oídos sordos, no nos dejemos conducir por ciegos, seamos luces verdadera, demos todo de sí, para dar testimonio y ejemplo, para que mas hombres se hagan cristianos, y muchos cristianos católicos, de ese modo, creo que nuestro mundo andará mejor.
Hay un modo refinado de manipular las conciencias, un modo de hacer violencia camuflado de justificaciones religiosas. Jesús habla de él de una manera general en el sermón de la montaña: «Tened cuidado con los falsos profetas; vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mt7,15). Y ahora repite la exhortación con una clara referencia a los maestros de la Leyy los fariseos hipócritas. Dios se fía de nosotros, frágiles seres humanos, y nos ha encargado a nosotros el anuncio de su Reino. Podemos entrar en él y facilitar la entrada a los otros, aunque, desgraciadamente, podemos hacer también lo contrario: negarnos a entrar nosotros y alejar a los otros, como hacen los hipócritas. Estos tienden a transformar a los otros en «copias» de sí mismos, imponiéndoles su propia imagen y semejanza, su egoísmo y su falsedad. Se trata de una especie de «donación espiritual» que conduce a la masificación de las personas. Por desgracia, a lo largo de toda la historia y todavía en nuestros tiempos hay por todas partes «guías ciegos» y ciegos que se dejan guiar, convirtiéndose en personas sin rostro, encuadrados, nivelados, homologados por las ideologías vigentes, sofocadospor las etiquetas.
La evangelización está muy lejos del proselitismo opresor. El que anuncia el Evangelio tiene conciencia de ser un vaso de arcilla que contiene un tesoro (cf. 2 Cor4,7), y el que lleva este tesoro al corazón de los otros es como Moisés ante la zarza que ardía. Ante él tiene un terreno sagrado: antes de acercarse, debe quitarse las sandalias, por temor a profanarlo.
Señor Dios, dicen que nadie va al cielo sin atraer a alguien, ni nadie va al infierno sin arrastrar a otros con él. ¿Es verdad? Nunca nos has dicho nada de manera explícita al respecto, pero nos hiciste comprender algo cuando te declaraste dispuesto a perdonar a la ciudad de Sodoma en consideración a los únicos diez justos (cf. Gn18,16-33). Ahora, en el evangelio, tu Hijo unigénito nos ha puesto ante los ojos la posibilidad de cerrar la puerta del Reino a los otros. Haz que esto no suceda nunca a los discípulos de Jesús. Es difícil pensar que entre nosotros los cristianos haya quien se empeñe de modo intencionado en sacar fuera a las ovejas de tu redil, aunque es posible pecar por omisión y faltar de mil pequeños modos.
OhCristo, haznos dignos testigos de ti y de tu Reino. Haz que estas palabras del profeta Zacarías puedan hacerse realidad para los cristianos de hoy: “En aquellos días, diez extranjeros agarrarán a un judío por el manto y le dirán: "Queremos ir con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros" (Zac 8,23).
"¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera”.
San Mateo 23, 23-26
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. PAGAN EL DIEZMO DE LA MENTA, DEL HINOJO Y DEL COMINO, Y DESCUIDAN LO ESENCIAL DE LA LEY.
Continuando con el Capitulo 23, 13-22, vemos en este fragmento como Jesús hace la cuarta censura dirigida a los fariseos por su hipocresía en hacer que se paguen diezmos por cosas tan mínimas como la menta, el hinojo y el comino, y descuidan en cambio, de lo más grave y esencial e la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad o de otra forma la buena fe.
La Ley preceptuaba el pago de los diezmos de los animales y de los productos de la tierra (Lev 27:30-33; Dt 14:22ss). Los rabinos llevaban esto con ostentación escrupulosa. Se dice en el Talmud: Si alguno desgrana una espiga de cebada, puede comer los granos uno a uno sin 'diezmo'; pero si los recoge en su mano, debe pagar el diezmo; añadiéndose: Todo lo que se come, y conserva, y crece en el suelo, está sometido a diezmos. Así pagaban o diezmaban escrupulosamente la menta, el hinojo, el comino, la ruda (Lucas) y todas las legumbres (Lucas).
2. HAY QUE PRACTICAR ESTO, SIN DESCUIDAR AQUELLO
Dice Jesús! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. La enseñanza doctrinal de Jesús es clara: ante esta menudencia para cosas tan mínimas, debería ello ser exponente de una escrupulosidad mayor para las cosas fundamentales. Pero no era así en los fariseos. Hacían estas cosas para ser vistos de los hombres (Mt v.5). Por eso omitían lo que era esencial, pero que podía pasar más inadvertido a los ojos de los hombres. Y esto era descuidar lo más grave de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Lo cual Lucas lo sistematiza en que descuidan la justicia y el amor de Dios.
3. JESÚS, ESTA DE ACUERDO EN LA OBSERVANCIA DE LA LEY
Jesús, esta de acuerdo en la observancia de la Ley, pero que esta no sea por el mero legalismo, por eso denuncia la falta de veracidad, y del mismo modo la falta de honestidad moral. En otras palabras, El no enseña a no callar ni a silenciar aspectos importantes de la voluntad divina, como la justicia, como la misericordia y la fe. Son estos tres puntos, donde debemos poner mucho cuidado. Es en estos aspectos donde debemos ser exigentes con nosotros mismos.
4. LA FE SUPONE LA ACEPTACIÓN INCONDICIONAL DE LA PALABRA DE DIOS
Jesús nos ha pedido y nos ha mostrado, que la fe supone la aceptación incondicional de la Palabra de Dios, sin tener que refutar o impugnar esta Palabra, porque la Palabra de Dios, no tiene porque responder a nuestros deseos terrenos, porque por la fe, aceptamos a Jesús tal como es, y no podemos amoldar y acomodar al Señor a nuestra manera o a nuestro gusto.
También, no indica Jesús que no debemos descuidar la fidelidad. Si la fe es incondicional, seremos fieles a la Palabra de Dios, a su voluntad, a su planes, y lo fundamental, aprenderemos a no estar triste por lo que Dios nos da, el no ama y quiere lo mejor para sus hijos.
5. TODA LEY ES VÁLIDA SI ES JUSTA
Es bueno que nos fijemos también en el otro punto que indica Jesús, la Justicia, porque toda Ley es válida si es justa, respetuosa de lo esencial, la vida y los derechos de todo hombre, pero ante todo, que cumpla los derechos de Dios, que indudablemente, están por encima de todos.
La práctica de sus diezmos era, pues, pura hipocresía. Bien sería hacer aquello, pero sin omitir esto (Mt-Lc). Por eso les refuta otra vez el pensamiento, pero variando sólo la forma: ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! Es una especie de proverbio, ya que el mosquito se tomaba usualmente por término comparativo de las cosas pequeñas. Comparaciones semejantes se encuentran varias en las escrituras rabínicas. Así decía, sobre el año 90, rabí Eliécer: Quien en sábado mata un piojo, es como si matase un camello.
6. ¡AY DE USTEDES, ESCRIBAS Y FARISEOS HIPÓCRITAS
Jesús continua amonestando duramente a los fariseos: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! Es la quinta llamada de atención y reproche de hipocresía, ahora va contra las purificaciones que hacían de las copas y platos. Para no contaminarse con alguna impureza legal, los rabinos y los mayores habían elaborado un código de prescripciones minucioso e insoportable. San Marcos, recoge una alusión a esto y hace una explicación de estas costumbres. Dice de los fariseos y judíos que de vuelta de la plaza (Mercado), si no se lavan, no comen, hablando del lavado de las ollas, de las copas, de las bandejas (Mc 7:2-4). El Talmud recoge todo un verdadero código de prescripciones y minuciosidades sobre estas purificaciones.
El pensamiento de Jesús se desarrolla en toda una línea armónica de censura a la hipocresía farisaica. Escrupulosamente limpiaban por fuera los utensilios para comer, pero no se ocupaban tanto de lo que iban a poner dentro del plato. Estos, purificados por fuera, iban a estar por dentro llenos de rapiña e intemperancia. Esta expresión se usa preferentemente para denominar sensualidades y también un apetito desordenado de las cosas ajenas. Es decir, no se preocupaban de comer unas cosas que fuesen producto de sus injusticias, rapiña o con las que tendían, no ya a alimentarse, sino a mantener su incontinencia.
7. ¡FARISEO CIEGO! LIMPIA PRIMERO LA COPA POR DENTRO, Y ASÍ TAMBIÉN QUEDARÁ LIMPIA POR FUERA.
Y dice el Señor: ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera. Y lo que aquí se formula directamente de los utensilios que se limpian por fuera y los productos reales que se le ponen dentro, pero implicando indirectamente el estado de su vida moral, San Lucas, lo interpreta directamente del estado moral: Limpiáis la copa y el plato por fuera, pero vuestro interior está lleno de ratería y de maldad. Por eso, frente a esta actitud de una moralidad tan doble, les pide que limpien primero lo de dentro de la copa y el vaso, tantas veces proveniente en ellos de aprovechamiento, robo, que es lo que verdaderamente está manchado, por injusticia, lo que supone su devolución o su justificación a quien se lo hayan quitado o aprovechado. Y que luego, si quieren por su código de purificación artificiosa y farisaica, que limpien el plato o copa por fuera.
Jesús, siempre claro, usa como es habitual un lenguaje metafórico, para que se entienda en los oídos de todos, “el que tenga oídos que oiga” y de este modo, pone al descubierto la falta de sinceridad de los fariseos, los que siempre buscan solo las apariencias exteriores y descuidan lo interior, el corazón, el alma, que es algo que no debemos descuidar.
Ahora elijamos entre preferir ser de verdad, a aparentar que somos, ahí esta la diferencia, y Jesús se da cuenta de esto.
CIERRAN” EL CAMINO AL REINO DE LOS CIELOS CORTANDO EL PASO CON PRECEPTOS COMPLICADOS E INÚTILES.
Observar las más pequeñas prescripciones de la Ley puede ser más sencillo que vivir según el espíritu del evangelio. Por muy compleja que sea, la aplicación de los dictámenes del judaísmo farisaico responde a una especie de “geometría religiosa” que no exige la adhesión incondicionada del corazón, la vigilancia de la conciencia sobre cada palabra y cada acción realizadas en nombre del Señor
Esto es lo que se exige a quien se hace portador del Evangelio de Cristo: ser un testigo, no un simple maestro. Ser testigo implica acompañar el mensaje proclamado con el ejemplo de una vida dispensada en la entrega incondicionada a Dios y al prójimo o, mejor aún, a Dios a través del prójimo. “Ama y haz lo que quieras”, decía san Agustín, dando a entender que el amor cristiano —el auténtico— está de por sí lejos de todo camino de mentira: es hacerse pequeño con los pequeños, sencillo con los ignorantes, comprensible y disponible para todos. Todo lo contrario de lo que hacen los que “cierran” el camino al Reino de los Cielos cortando el paso con preceptos complicados e inútiles.
El aviso de la liturgia de hoy va dirigido sobre todo a esos pocos que cargan con la responsabilidad del camino de muchos: a guías, pastores, catequistas, formadores, animadores, maestros y padres..., a fin de que no olviden que no hay otro modo de anunciar el Evangelio que el inaugurado por Jesús. Recorrer de nuevo cada paso suyo, siguiendo la cruz, es garantía de un testimonio auténtico, el más alejado posible de toda hipocresía.
Señor, a nosotros nos resulta fácil condenar la hipocresía de los maestros de la Ley y de los fariseos, y mucho más difícil tener la certeza de no haber caído nosotros en ella. Indícanos el camino que se mantiene alejado de todo camino de mentira.
Con el apóstol nos respondes: « . .Sufrir. Padecer ultrajes. Anunciar el Evangelio en medio de muchas luchas... sin ningún tipo de engaño, ni movidos por motivos poco limpios, ni usando medios extraños al Evangelio. No buscando agradar a los hombres, sino a Dios. Sin recurrir a la adulación, ni buscar ganancia alguna. No por la gloria humana, sin hacer pesar de ningún modo la autoridad derivada de nuestro ministerio. Con el amor de una madre que se entrega a sí misma para alimentar y cuidar de sus hijos. Deseando por encima de todo dar la vida por los propios amigos».
Amén, así sea.
SANTORAL (4)
SAN FELIPE BENICIO
Confesor
(+ 1285)
Nació en Florencia, año de 1224, donde estudió con grande aprovechamiento. En Padua recibió la borla de doctor en medicina. Por inspiración de 1a Santísima Virgen pretendió el hábito de los siervos de esta gran Señora. Fue tal su capacidad y sus virtudes que, sin dar oídos a la resistencia de su humildad ni a sus lágrimas, le elevaron a los sagrados órdenes, llegando a poco tiempo a ser padre general.
Por muerte del papa Clemente IV fue elegido para el pontificado; pero se escondió hasta que nombraron a Gregorio X. En el desierto, faltándole agua, sacólacon abundancia hiriendo la tierra con el báculo, y formando un estanque que hoy se llama los baños de San Felipe. Hizo varios viajes por Italia y Francia, donde obró prodigiosas con versiones. Pacificó las ciudades de Pistoya y Florencia, despedazadas por los bandos de güelfos y gibelinos; pero, no pudiendo sufrir los rebeldes sus sermones, le desnudaron y azotaron, entregando su alma al Señor el día 22 de Agosto de 1285.
También Natanael, como otros apóstoles antes que él, llega al descubrimiento de Jesús no sin una cierta fatiga. En su caso, debe superar, en primer lugar el handicap de su excesivo conocimiento veterotestamentario. Es justamente verdad —como leemos en el Eclesiastés— que el saber excesivo engendra dolor: sólo cuando haya alcanzado a la sencillez y a la transparencia del encuentro personal, podrá reconocer Natanael en Jesús al Hijo de Dios.
En segundo lugar, Natanael debe superar asimismo una especie de desconcierto, el que provocó en él su primer encuentro con Jesús, quien demuestra conocerle muy bien. Mas Natanaeltiene necesidad de entablar un diálogo con aquel que le sorprende y, al mismo tiempo, le cautiva. Sólo el diálogo interpersonal es la vía segura para el conocimiento recíproco, el conocimiento que lleva a la experiencia y a la entrega de nosotros mismos en el amor.
Ahora bien, yo diría que Natanaeldebe superar también la mediación del amigo Felipe, respecto a la cual, de primeras, muestra cierto escepticismo. Sólo cuando haya tomado la decisión de ir al encuentro del Nazareno, le reconocerá por lo que Jesús es verdaderamente. La amistad puede ser, a buen seguro, una gran ayuda para el descubrimiento de la verdad, pero, cuando la verdad es Alguien, sólo el encuentro personal puede satisfacer la búsqueda.