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Una pintura de Rembrandt el Devocional Hablado
En un museo de Munich (Alemania) está expuesto un cuadro del gran pintor holandés Rembrandt, que representa a Jesús en la cruz. En esa pintura, un hombre con una boina azul ayuda a levantar la cruz en la cual Cristo está clavado. Pero, sorprendente detalle, el hombre con la boina azul es el retrato del propio pintor.
Mediante este detalle, ¿qué quiso decir Rembrandt? Para entenderlo, es necesario saber que este hombre no sólo fue un pintor excepcional, sino también un ferviente cristiano. A través de este cuadro quiso expresar una profunda verdad del cristianismo. Jesucristo fue crucificado a causa de nuestros pecados. En cierto modo nuestras faltas lo clavaron en la cruz. Su muerte es la suprema demostración del amor de Dios, quien ofreció a su Hijo para expiar mis pecados y los suyos.
Este aspecto esencial de la muerte de Jesús debe ser un principio en toda vida cristiana. Al meditarlo somos guardados en humildad. Nosotros mismos no podemos purificarnos de nuestras faltas. Nuestras buenas obras y nuestras resoluciones siempre serán insuficientes. La muerte de Jesús era necesaria. Pensando en ello comprendemos la gravedad de nuestros pecados, que precisaron la muerte del Hijo de Dios. El Señor Jesús fue hasta el final, porque nos amaba. Hoy en día nos ama con ese mismo amor fuerte e inalterable.
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