Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos.

1 Timoteo 2:5-6.

 


Una Propaganda Inútil
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       Esto ocurrió en los años 60, cuando Kruschow estaba al mando de la Unión Soviética. Una joven rusa llamada Irina estudiaba en un colegio en Odessa.

       Se aburría muchísimo porque allí se enseñaba el ateísmo. Irina se decía: –Si fuese cierto que Dios no existe, bastaría que nos lo dijeran dos o tres veces, y punto. Pero si tienen que repetirlo siempre y con tanto odio, entonces debe haber un Dios, y él debe ser fuerte. Estaba enojada a ese respecto, pues si no hubiese un Dios, ella no tendría que estar sentada tantas horas oyendo propaganda ateísta.

       Irina empezó a orar al Dios que no conocía. Lo buscó leyendo las obras de escritores rusos, pero esto no le ayudó. En esa época recibió una Biblia, la leyó y aprendió a conocer al Señor Jesús, mediante el cual halló la puerta abierta para ir hacia Dios.

       Hoy en día tenemos muchas más facilidades. Cualquiera puede comprar o pedir prestada una Biblia y leerla. Vivimos en países donde se permite hablar abiertamente de Dios, compartir con otros nuestra búsqueda, experiencias y ayudarnos mutuamente a conocer al Señor Jesús. Él se deja encontrar por los que le buscan sinceramente.

       Dios existe. Él es nuestro Creador y quiere llegar a ser nuestro Salvador personal. Por eso envió a su Hijo Jesucristo como hombre a la tierra, a fin de que nos volvamos a él y creamos que Jesús murió en la cruz cargando con nuestros pecados.