Testimonio
Mi madre padece la enfermedad desde hace más de catorce años; cabe mencionar que los especialistas tardaron unos dos años en confirmar el diagnóstico.
Para mí lo más difícil de la enfermedad fue superar el dilema entre atender a mi propia familia o cuidar de mi madre enferma. Y es que parecía que ambas tareas fueran incompatibles.
Por ejemplo, no sólo dejé mi trabajo para atender a mi madre, quien por entonces se ocupaba de cuidar de uno de mis hijos, sino que además me enfrentaba a situaciones como ver a mi hija pequeña llorando porque no le dedicaba tiempo. Sin embargo, esos "malos momentos" se superan dialogando con el fin de aceptar la nueva situación y poder planificar, de manera que no se tenga la sensación de pérdida de libertad. Así, nos hemos organizado y toda la familia se ha implicado. Se hace más llevadero cuando todos participan.
Gracias al diálogo y a la comprensión, a la planificación, y al esfuerzo -mucho esfuerzo- y participación de toda la familia -de mis hermanas y sus respectivas familias, de mi marido, de mis hijos, he salido adelante.
Marian Díaz