Alabado sea Jesucristo…
Hoy nos invade la alegría al conmemorar el primer año de la elección del Cardenal Jorge Bergoglio como Papa, el cual tomó el nombre de Francisco.
Pocas veces una persona ha hecho tanto en tan poco tiempo y ha impactado a todos de semejante manera. Su estilo austero y sencillo, siempre cercano a la gente y alejado de cualquier expresión de lujo, sumado a su personalidad carismática, no solamente lo ha transformado en "el hombre del año" (elección de periodismo no confesional) sino que también le ha permitido alcanzar niveles de popularidad como no se han conocido antes en un primer año de un Papa.
Su actitud de apertura de la Iglesia, su "salir a las periferias existenciales", su visión ecuménica, su rescate de los valores esenciales, sus profundas convicciones, su manera llana y simpática de acercarse a todos, han conquistado a católicos y a no creyentes.
Luego de la valiente renuncia del Papa Benedicto XVI (nunca suficientemente valorado en toda su grandeza), el Espíritu Santo nos ha dado a Francisco que ha venido a traer un soplo de aire fresco y primaveral a la vieja y eterna Iglesia que hace dos mil años Cristo asentó en la persona de Pedro, el primer Papa.
Hoy el representante de Cristo en la tierra es el Francisco. Recemos por él...!!!
¡Buenos días!
Conversión de un rey
Jesús comenzó a predicar a la gente diciendo: “El tiempo se ha cumplido. El reino de Dios ha llegado. Conviértanse y crean en la buena noticia”. Estas palabras que resonaron como una clarinada para convocar al pueblo de Dios, siguen señalando el camino de la salvación: volver al Señor, abandonar nuestros caminos equivocados, purificar el corazón… eso es conversión.
Cuando Clodoveo, rey de los francos, se preparaba para una difícil batalla, su esposa Clotilde, fervorosa cristiana, le dijo: “Si quieres obtener la victoria, invoca al Dios de los cristianos”. En lo más duro del combate, acosados los francos por todas partes, Clodoveo exclamó: “Oh Cristo, a quien mi esposa invoca como hijo de Dios. Creo en ti. Si hoy me salvas de mis adversarios, recibiré el bautismo y entraré a tu religión". Desde ese momento su ejército se sobrepuso y venció a los agresores. El rey al volver victorioso, saludó a su esposa con estas palabras: "Clodoveo venció a sus enemigos, y tú venciste a Clodoveo". San Remigio, obispo misionero, preparó y bautizó al rey de los francos. En la celebración le dijo estas memorables palabras: "Valiente guerrero: desde ahora quema lo que has adorado, y adora lo que has quemado".
Clodoveo fue invitado a poner a Dios en el centro de su vida, amándolo realmente con todo el corazón y con toda el alma. Esto implicaba seguirlo, temerlo y observar sus preceptos, escuchar su voz, servirlo y serle fiel. Ésta es la buena noticia: el Señor nos invita a convertirnos porque es misericordioso.
Padre Natalio