Alabado sea
Jesucristo…
“Si uno quiere
salvar su vida, la perderá, pero el que la pierde por mí, la encontrará”.
Jesús no está hablando de un tema religioso. Está planteando a sus discípulos
cuál es el verdadero valor de la vida. El dicho está expresado de manera
paradójica y provocativa. Hay dos maneras muy diferentes de orientar la vida:
una conduce a la salvación, la otra a la perdición. Jesús invita a todos a
seguir el camino que parece más duro y menos atractivo, pues conduce al ser
humano a la salvación definitiva.
El primer camino consiste en aferrarse a la vida viviendo
exclusivamente para uno mismo: hacer del propio “yo” la razón última y el
objetivo supremo de la existencia. Este modo de vivir, buscando siempre la
propia ganancia o ventaja, conduce al ser humano a la perdición.
El segundo camino consiste en saber perder, viviendo como
Jesús, abiertos al objetivo último del proyecto humanizador del Padre: saber
renunciar a la propia seguridad o ganancia, buscando no solo el propio bien
sino también el bien de los demás. Este modo generoso de vivir conduce al ser
humano a su salvación.
Buscamos insaciablemente bienestar, pero ¿no nos estamos
deshumanizando siempre un poco más? Queremos “progresar” cada vez más, pero,
¿qué progreso es este que nos lleva a abandonar a millones de seres humano en
la miseria, el hambre y la desnutrición? ¿Cuántos años podremos disfrutar de
nuestro bienestar, cerrando nuestras fronteras a los hambrientos?
José Antonio Pagola
¡Buenos días!
Cómo llama Dios
La vida de todo
cristiano reclama ser vivida como “vocación”, como respuesta a un llamado. A
todos Jesús nos dice: ¡Sígueme! El cristiano es por definición un “llamado”,
llamado a seguir a Cristo, a estar con él, a compartir su estilo de vida y su
misión en favor de los hombres. Cada uno, en su vida concreta de casado,
soltero o célibe; rico o pobre…
Examina tu corazón, en el que arde quizá,
desde hace tiempo, el anhelo de algo grande. Piensa si no será Dios el que te
está hablando bajito, con las palabras de un amigo, tras la aparente monotonía
de la vida. Considera quién golpea suavemente tu alma. Quizás lleva tiempo
hablándote, y no lo has descubierto todavía, como les sucedió a aquellos dos
discípulos que caminaban con Jesús hacia Emaús. Jesús caminaba a su lado,
alejándose de Jerusalén, como un peregrino más. Cuando oraron con Él se dieron
cuenta de que habían estado junto al Señor sin saberlo. Mientras tanto, vive
alerta. Interroga los rostros y los sucesos. Ahí, entre la monotonía de los
días iguales, puede estar llamándote Dios.
Hay llamadas de
Dios que exigen un cambio fundamental en la vida, pero otras más sutiles sólo
significan una nueva orientación dentro de tus habituales ocupaciones. Lo
importante es vivir siempre alerta al Espíritu de Dios que nos hace llegar
inspiraciones y mociones para vivir una vida más plena y satisfactoria, más
generosa y entregada.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para
adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí
sólo busco, a tí sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es
conocerte y amarte. (Sol 1,1). La mies es mucha y pocos son los
obreros para recogerla. El Señor dijo: Vengan a mí los que están
cansados y agobiados, que yo los consolaré (Mt 11.28). Es la
palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo. Amén. Yo dibulgo cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la
Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y
no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en oración, que no
haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados terroristas,
ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el amor, en
todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón
de Jesús está conmigo. Casimiro López