RIKA
1.- Temperatura suave, gente paseando, niños que corren, brincan, y se llaman a gritos al jugar. Son las últimas luces del atardecer, un poso desvaido de color melocotón mancha el cielo azul claro primaveral y le ha despertado ganas de comer piruletas, su particular vicio. Se siente como una pluma.
La casa es vieja y pequeña, pero acogedora.Cada elemento en ella transpira paz y sosiego.
- Que tranquilidad, no se oye un alma aquí dentro.
- Por cuatro perras. Llevaba razón Ernesto, es super guapo el lugar.
- Mañana lo recorremos a fondo si quieres, hoy estoy petada... ¿tienes hambre?
- Sí, ¿hacemos la cena ya?.
- Venga, yo después me voy a la cama.
Ángela es su mejor amiga, han compartido momentos casi desde recién nacidas. Sus madres, buenas amigas también, paseaban a la par a sus hijas en sendos carricoches mientras disertaban sobre su estrenada maternidad. Han jugado y peleado, cada una conoce los secretos más íntimos de la otra, incluso se han copiado exámenes en el colegio, pero Ángela es sobre todo quien más ha protegido y cuidado a Rika, por eso la tiene un cariño especial. A veces cuando se siente extraña en la ruidosa residencia de estudiantes donde vive, la echa de menos a ella incluso más que a Alberto, su novio.
Terminan de cenar, Ángela recoge los platos y los lleva a fregar, cuando vuelve se despide:
- Mañana ¿a las nueve entonces?
- Vale, a las nueve.
- Que descanses.
- Tú también.
Ángela, a punto de quedarse dormida en el sofá, apaga la tele y se va a la cama al cabo de media hora.
Cae en la cuenta en mitad del sueño de que está tiritando en pleno mes de mayo. La habitación es muy fría, quiere ir en busca de su saco de dormir, pero al levantarse rompe en un agudísimo grito de dolor. Se derrumba y el vacío la engulle.
2
Rika entra y cierra la puerta, después ve a Alberto comiendo en la cocina.Deja el bolso sobre la mesa:
-Me han llamado de Efe-, exclama emocionada, su sonrisa consume el aire en rápidos intervalos. Resollando se acerca a Alberto y le da un enérgico beso.
Alberto, esperanzado, sosteniendo el tenedor:
- ¿Qué te han dicho?.
Rika, quitándose el abrigo:
- ¡Tengo una prueba el lunes!.
Alberto, volviendo a los macarrones:
- No me esperaba menos, Rika.
Se acerca de nuevo y comienzan a besarse despacio, la tenue luz invernal le da un sentido aún más íntimo a la escena. Pequeños copos de nieve descienden parsimoniosos frente a la ventana. Alberto posa sus manos en las caderas de Rika y la atrae hacia sí, Rika se sienta sobre sus piernas. Los besos ganan en intensidad, Alberto acaricia sus senos y la despoja del jersey, luego la tumba en el suelo y le quita los vaqueros. Empieza a frotarse contra su sexo despacio, la toma casi de forma sutil, su amor es un constante impulso de todo su ser hacia ella.
Un flamante lunes Rika camina calle abajo apresurada, tiene ganas de llegar a casa para contarle a Alberto que la han contratado como auxiliar en la redacción de noticias locales de la agencia Efe; ha alcanzado una de sus metas y se siente dichosa.
Busca entre la multitud alguna pista que la oriente para volver porque acudió a la cita tan ensimismada en sus expectativas que ha olvidado por donde vino. Aunque la gratitud que siente salda con creces todas las vueltas en círculos que ha dado, empieza a exasperarse. La misma avenida, las mismas paradas de autobús, los mismos comercios atestados de gente, una vez más. El corazón bombea, el pecho palpita con rapidez, decide sentarse a descansar en uno de los bancos que delinean la acera pero sin embargo sigue hacia adelante, inhalando y exhalando con fuerza, una y otra vez, sin parar. Llega al final de la avenida, dobla a la izquierda dos veces, sube la paralela y alcanza otra vez el comienzo de la avenida. Se ahoga, se ahoga y no siente latir su corazón, pero aún así, continua. Sus piernas no la obedecen, no puede parar, la visión le empieza a fallar, se oscurece la consciencia poco a poco, quiere gritar pero no lo hace porque no dispone de aire para expulsar y al final desaparece todo.
3
Parece ser que ha dejado de tomar la medicación hace días.
Su historial psiquiátrico dice que padece una especie de esquizofrenia catatónica que a veces da paso a violentos episodios de histeria con tendencia suicida.Vive sola, según la cuidadora tiene un hermano,pero nunca viene a visitarla.
Sus brazos,llenos de cortes, están vendados, le han puesto collarín y ventilación asistida. Esta vez a punto ha estado de lograr su propósito, casi se rompe el cuello. En la U.V.I del hospital Ramón y Cajal nadie cree que vaya a salir con vida, pero Rika cree haber olido un perfume de hombre en la habitación. Le gustaría tener novio, una amiga inseparable, y ser periodista.
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