La destacada revolucionaria argentina Tamara Bunke Bíder, más conocida como “Tania la Guerrillera” había nacido en la Argentina el 19 de noviembre de 1937. Su padre era alemán y su madre polaca, eran emigrantes que habían huido de la Alemania nazi.
Nadia Bunke la madre de Tamara nos cuenta la llegada a Buenos Aires: “Llegamos a la Argentina balbuceando español, íbamos aprendiendo el idioma en el barco. En la Argentina había muchos alemanes, se dice que el 10 ó el 12 por ciento de los argentinos son de origen alemán, aunque la colonia alemana tenía diferentes núcleos: una colonia capitalista; una de obreros calificados, maestros y profesionales diversos; y una colonia de refugiados de la Alemania fascista.
Teníamos parientes en la Argentina, entre ellos a mi abuela; ésas fueron nuestras primeras relaciones, luego fuimos conociendo a otros refugiados alemanes, pero ante todo mi marido hizo lo más pronto posible los contactos necesarios y obtuvo el ingreso en el Partido Comunista Argentino.
Seguimos trabajando clandestinamente, ahora en la Argentina; en ese ambiente nació y se crió Tamara.
Nosotros hacíamos comprender a nuestros hijos, con palabras simples como para niños, que estábamos luchando por el bien de la humanidad para el bien del pueblo argentino; les explicábamos sobre la Revolución de Octubre en la Unión Soviética, les decíamos que trabajábamos por una sociedad nueva como aquélla, pero que todo eso era un trabajo muy difícil y peligroso; les advertíamos que donde estábamos la policía perseguía a las personas que pensábamos de ese modo y que por ello había que actuar con discreción. Y los niños- Tamara y Olaf- tenían que guardar silencio y no contar a nadie que en nuestra casa celebraban reuniones con compañeros del Partido, porque era una organización clandestina.
En esa casa guardábamos material de propaganda y otras cosas comprometedoras; y los chicos lo sabían y comprendían que no se podía hablar sobre esas cosas sino con nosotros. Les hacíamos relatos sobre la persecución del fascismo; les explicábamos cómo surge la riqueza, cómo proviene de la explotación, y ellos entendían...”
Tamara o “Ita” como le llamaban en la familia, vive los primeros años en el barrio de Saavedra, para luego mudarse a Corrientes y Pasteur, un barrio típico de la colectividad judía. Luego se trasladaron a un departamento de la calle Sarmiento Nº 2106 y una temporada en la zona de Quilmes donde vivía la abuela de Nadia.
Ita cursa sus primeros estudios en la Escuela Cangallo Shule, un colegio privado que tenía al alemán como segunda lengua.
Los padres de Tamara, Nadia y Erich Bunke militaban en el Partido Comunista Argentino, en su casa se realizaban importantes reuniones clandestinas, inclusive se guardaban armas.
Aunque los padres intentaban que sus hijos no manejaran demasiada información sobre sus actividades políticas -por cuestiones de seguridad- en esa casa se respiraba un ambiente comunista.
Nadia nos cuenta: “Las reuniones mencionadas se efectuaban de noche, después de las nueve, cuando los niños ya llevaban durmiendo varias horas y, además, por razones obvias de vigilancia revolucionaria, debíamos tener el cuidado de que nada relacionado con estas reuniones llegara a conocimiento de nuestros hijos para evitar que ellos, sin darse cuenta, dejara escapar alguna alusión peligrosa en la escuela.”
Cuando Tamara empezó a estudiar en la Escuela Normal 9 se vinculó con la F.J.C. Federación Juvenil Comunista, donde milito durante una temporada. Siendo casi una niña hace sus aportes como militante, lleva mensajes, reparte propaganda clandestina, distribuye periódicos del partido.
El periodista Isidoro Gilbert también señala en su libro La Fede que fue colaboradora de la revista “Juventud” órgano de la FJC. Otro testimonio que aparece en el mismo libro es de Jorge Bergstein quien declaro: “Mis recuerdos sobre el Che están unidos al de una joven militante de la Fede. Se trata de Tamara Bunke, vivía en Quilmes, hija de una familia alemana, activista de la escuela secundaria de esa nacionalidad”.
En 1952, Tamara con 15 años emigró junto a sus padres a la República Democrática Alemana, siendo admitida dentro del Partido Socialista Unificado de Alemania en 1955, a los 18 años.
En Berlín Oriental estudió en la Facultad de Letras de la Universidad Humboldt, habiendo sido también instructora de tiro deportivo. Recibió con alegría el triunfo de la Revolución Cubana y conoció al Che Guevara en 1960, cuando este viajó a la Alemania Oriental al frente de una delegación comercial del gobierno revolucionario cubano.
A fines de los años 50 Tamara ya tenía decidido regresar a la Argentina para integrarse a la lucha política, dentro de las filas del Partido Comunista Argentino.
Nadia y Erich Bunke los padres de Tamara nos cuentan los proyectos de su hija para regresar a la Argentina:
“Ella tenía la idea de que estando en Cuba iba a aprender a fondo de la Revolución Cubana y que eso le serviría en su trabajo revolucionario, que ella se imaginaba desarrollaría luego en la Argentina. Si ella pensaba y sentía que su deber era luchar en América Latina, nosotros no teníamos ningún derecho a retenerla.
En 1958, Tamara había expresado en el seno del Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA), su deseo de regresar a la Argentina”.
La propia Tamara en una declaración que redacta el 4 de febrero de 1958 nos cuenta: “En la RDA fui educada y aprendí a pensar y actuar como una marxista leninista. Por eso para mí lo más natural es luchar toda mi vida, igual en un país que en otro, y bajo cualquier circunstancia en las filas de nuestro partido marxista leninista. Por esa razón ingrese como candidata en el PSUA.
Mi deseo más grande es volver a mi patria, la Argentina, y ofrecer allí al Partido todas mis fuerzas. Es natural que volvería a mi patria con el consentimiento del Partido”.
En distintas cartas a sus amistades en la Argentina, les trasmite su deseo de regresar.
En 1956 le escribe a un amigo y le pregunta “¿Podéis escribirme sobre el trabajo del Partido y en especial ´de la juventud´ allá en la Argentina?”. En 1957 señala por carta “me vuelvo a más tardar a comienzos del 59”. Para las fiestas de fin de año de 1958 escribe una carta muy melancólica y dice: “Estoy escuchando a Carlos Gardel cantando algunos de nuestros tangos más queridos, y te podrás imaginar qué nostalgia siento”.
En 1959 había preparado su salida para la argentina, sacó su pasaporte y obtuvo el permiso del Partido y del gobierno, quienes tuvieron mucha comprensión hacia su firme posición.
Ese mismo año trabaja en la preparación del VII Festival Mundial de la Juventud y de los Estudiantes, integrando la delegación argentina, por lo que se traslada a Viena, viviendo en esta ciudad todo el tiempo que dura ese trabajo.
El vínculo con el Che y la revolución Cubana le cambian los planes. Tamara Bunke decide viajar a Cuba, llegando a La Habana el 12 de mayo de 1961. En este país estudió periodismo en la Universidad de La Habana.
Había aprendido a tocar el piano, aunque la guitarra y el acordeón eran sus instrumentos preferidos, con ellos se acompañaba para cantar. Le gustaba mucho el tango y las canciones de Gardel. También era una enamorada del folclore argentino especialmente las zambas. A todas las fiestas que era invitada, siempre llevaba su acordeón. Le gustaba cantar “El arriero” y La Felipe Varela.