Cuba es un país de raigambre musical. Connotados músicos, destacadísimos intérpretes, orquestas y agrupaciones de pequeño y gran formato crecen silvestres en esta isla en permanente Clave de Sol.
De esta manera, la música instrumental o cantada: bailable o cantable; de corte lírico, trovadoresco, guarachero o al estilo de la mas trepidante conga santiaguera, se mezclan y pasan por el tamiz microscópico de un pueblo avezado en estas lides, que disfruta la música de su preferencia, ya sea la tradicional o folclórica, la sinfónica, los cantos a solo o varias voces, acompañados con guitarra, un piano o algún conjunto u orquesta de fondo.
Y si de orquestas se trata, hay una que se distingue por su modo interpretativo de representar la música cubana Algunos la llaman la Orquesta de siempre, otros le ponen el cuño y certifican la calidad de su nombre: ¡Orquesta Aragón!, la que por estos días celebra su cumpleaños 75 y se toma nuevos aires, si dejar de ser la orquesta charanguera que tantas veces nos ha representado por el mundo, llevando el mensaje fiel de nuestra música actual. Celebración que la llevará al Cienfuegos de sus raíces para recibir el homenaje de los cienfuegueros.
Como parte de los festejos se celebrara allí el coloquio Por los Caminos de la Música Cubana, dedicado al aniversario 75 de ese colectivo. Asimismo, se prevé un intercambio con los integrantes de la emblemática agrupación, encuentros, ponencias y presentaciones artísticas, entre otras actividades de homenaje.
Nacida en el centro sur del país, en Cienfuegos, el 30 de septiembre de 1939, la orquesta aun lleva el nombre de su creador: Orestes Aragón Cantero, un hombre que se caracterizó, según testimonio de sus músicos de entonces, por su austeridad y sentido de la disciplina. Rafael Lay, padre, ya fallecido, que asumió su dirección en 1948 y trabajo desde niño con Orestes Aragón, expresó alguna vez que éste comenzó con solo siete músicos, además de él, que era contrabajista. Los unía el interés de ganar prestigio y empezaron tocando en bailes populares, sindicatos y, gratuitamente, en dos emisoras de Cienfuegos y Santa Clara, respectivamente.
A finales de la década del 30 del pasado siglo, época de oro de las charangas, éstas adoptaron el nuevo ritmo, creado por Orestes López y devenida verdadera revolución en la música popular cubana; su aparición influyó en casi todas las formas posteriores. En 1951, con la aparición de La Engañadora, primer chachachá de Enrique Jorrín, casi todas las orquestas del país lo incluyeron en su repertorio. Para entonces, Rafael Lay le había pedido a Jorrín, que le diera algún tema y éste le entregó su repertorio para que lo copiara: ¡Treinta y cinco danzones y chachachás! Lay, quien había entrado en La Aragón a los 13 años, se fue para Cienfuegos a darle un nuevo aire a la orquesta. Violinista, compositor y arreglista, en el año 1953, grababa su primer disco; incluyó temas como El agua de Clavelito, Tres lindas cubanas, Nunca y Mentiras criollas.
La Engañadora se inspiraba en una muchacha de abundantes curvas que a su paso concitaba la admiración masculina, descubriéndose luego que sus formas eran puro relleno, y como dice un popular chachachá, hasta la reina Isabel bailó al compás de ese baile sin igual. Aunque quien verdaderamente lo bailoteó en La Habana, fue el príncipe de Gales, invitado de honor a una fiesta en la casona que hoy alberga al Museo de las Artes Decorativas
El chachachá trajo un retorno a lo nacional, estableciendo la comunicación entre la orquesta y el bailador. Contrato por medio, La Aragón entró en La Habana en 1955 y empezó a tomar auge. Amplió su nómina y se hizo de un nombre. Para Lay, existían DOS músicos geniales; Jorrín y Richard Egües, flautista de la agrupación por muchos años. “Eran genios, tanto el uno componiendo como el otro ejecutando”.
Mucho tuvo que ver Richard y su flauta maravillosa en el despegue de esta orquesta orgullo de Cienfuegos. Unido a la agrupación en 1953, el compositor y arreglista impuso su sello inconfundible con sus ejecuciones del instrumento que le diera fama y que él tocaba con mágica dulzura. Composiciones como El bodeguero, Sabrosona, El Cuini, El cerquillo, Bombón chá y Felicidades, Gladys, dedicada a los 15 años de su hija, hoy periodista de esta Editorial, sobresalen entre otras muchos números de impecable factura.
En infinidad de ocasiones la llamada Orquesta de siempre, ha representado a Cuba en todo el mundo. A la muerte de Rafael Lay la dirección de la agrupación la asumió su hijo Rafaelito.
Más de siete décadas de trabajo ininterrumpidos marcan la diferencia de un estilo defendido en todas las líneas. Con un público, hay que decirlo, mayoritariamente femenino, que sigue con fidelidad sus presentaciones y grabaciones, La Aragón se mantiene fiel a su estilo, el mismo que por años la ha identificado, si bien ha ido evolucionando, con un sonido mas contemporáneo. Temas como El bodeguero, considerada una pieza antológica en su género. Cero Codazos, Envidia y muchos otros de similar arraigo, le ponen el cuño entre los bailadores: ¡Es la Aragón!