Eduard Punset: Heinrich... Me siento como estar delante de Galileo. Galileo fue el que desveló el mundo del Universo, de lo grande... y tú con Herder abristeis el mundo de lo invisible, de los átomos, con el STM Scanning Tunneling Microscope ¿es así? ¿es esta la forma correcta de describir tu trabajo?
Heinrich Rohrer: Yo diría que hicimos un avance importante hacia la apertura y comprensión del mundo de lo más diminuto. Desde luego el microscopio óptico ya existía, éste fue el primer paso al mundo de lo pequeño, y de hecho a partir del microscopio óptico también se desarrolló el telescopio, que fue lo que utilizó Galileo. Pero está claro que el primer paso al mundo microscópico fue cuando el microscopio descubrió las bacterias. Después del microscopio óptico vino el microscopio electrónico, y otra vez, éste penetró en el mundo de lo pequeño un poco más.
E. Punset: Quizá entonces se pudieron ver los virus.
H. Rohrer: Esto es: los virus, las células, y mucho más allá de lo que se veía con el microscopio óptico. Y creo que el microscopio de túnel, y lo que sea que vino después, digamos el microscopio de fuerza atómica, proporcionó un avance más en el mundo de lo muy pequeño. Los dos permitieron no sólo ver átomos, sino el poder llegar a trabajar en ésta escala tan microscópica.
E. Punset: Heinrich, es divertido, ya que le has recordado a la audiencia algo que tendemos a olvidar y es que lo primero no fue el telescopio y luego el microscopio, sino que fue al revés. Que el microscopio fue primero, y probablemente Galileo inventó el telescopio porque conocía el microscopio.
H. Rohrer: Bueno no, fue un holandés quien inventó el telescopio. Lo que pasa es que Galileo se enteró y rápidamente se dio cuenta de lo que significaba. Esto es una de las cosas más importantes en ciencia, percatarse de lo que es trascendente. No es la información o el descubrimiento por si mismo lo que es importante, sino apreciar el verdadero significado y relevancia de la información.
E. Punset: Vamos a ver una cosa, viajemos a este mundo de los átomos. Uno de tus predecesores, un americano, dijo “quiero llegar hasta el final, quiero llegar a mover los átomos y poder verlos.” Porque la idea es que si se sabe cómo se relaciona un átomo con otro átomo, y nosotros estamos formados de átomos -porque es lo que somos: átomos y moléculas - si conocemos esta relación de uno con el otro, sabremos de qué trata la naturaleza ¿es cierto? o seguimos sin saber de qué trata.
H. Rohrer: Creo que esto es muy complicado. Creo que la naturaleza es muchísimo más compleja y con sólo saber mucho sobre átomos no podemos entender completamente todas las operaciones de sistemas complejos, aunque estén formados de átomos. Pero claro que es un importante paso más allá, porque evidentemente creo que los átomos son básicos. Tenemos que comprender cómo se comportan bajo ciertas circunstancias y su estructura, y creo que este es el nuevo reto de la nanotecnología. Aprender más sobre sistemas hechos de átomos que se pueden utilizar para unos objetivos muy específicos. Pero éste es un gran salto, el pasar de los átomos a los sistemas que puedes observar en la naturaleza.
E. Punset: Heinrich, lo que tú dices ... parece ser que la microelectrónica está llegando a la frontera de la nanoelectrónica. Si estoy en lo correcto, si no me corriges, el ancho del componente más pequeño de un microcircuito, de un circuito integrado en un ordenador, se ha reducido de 10 a 0.7 o 0.3 o lo que sea...
H. Rohrer: Micras.
E. Punset: Sí, micras, y dices que podemos reducirlo todavía más...
H. Rohrer: Todavía podemos, y es posible conseguirlo en los próximos 10 años. En 10 o 15 años todavía podremos hacer lo que estamos haciendo ahora pero en mucho más pequeño. Si miras cómo funcionan las moléculas en nuestro cuerpo: una molécula reconoce a otra; no se reconoce a la otra molécula gracias a un equipamiento fantástico: se usa una molécula para reconocer a otra. Y yo diría que éste es uno de los principios básicos de la nanotecnología: reconocer lo que es pequeño por medio de lo que es pequeño. De hecho así es la como lo hace la naturaleza. Y es también lo que hace el STM, el Microscopio de Efecto Túnel. Con el STM un átomo reconoce a otro átomo que hay en la punta de una aguja si lo acercamos lo suficiente; éste es el principio del STM: reconocemos a un átomo por medio de otro átomo. Somos capaces de reconocerlo de varias maneras. Por medio de una corriente inducida, y eso es lo que se hace en el microscopio de túnel, o por ejemplo se puede coger una molécula de aquí y otra molécula de aquí y entonces se puede mirar cómo se juntan, ya que se juntan de manera diferente según los diferentes tipos de molécula. Y de esta forma se crea una sensibilidad molecular individual que podemos analizar. Éste es uno de los desarrollos clave de la nanotecnología.
E. Punset Cuéntame algo sobre el proyecto Milipide, un aparato de almacenamiento ¿estoy en lo correcto al pensar que estamos hablando de almacenar tanta información como un terabite, por ejemplo. Que tendrá una capacidad de almacenaje equivalente a 200 ordenadores, y dicen que 200 ordenadores es el equivalente de nuestra propia capacidad cerebral. ¿Hacia dónde vamos?
H. Rohrer: Digamos que un PC moderno tiene un disco duro magnético de unos 40 giga bites. Eso es probablemente 10 veces menos de lo que se puede hacer con un milipide muy muy pequeño. Pero este es sólo un aspecto milipede, ya que la idea, lo que realmente buscamos es tener una densidad de almacenaje mayor. No es sólo que necesitemos grandes almacenamientos. Lo que muchas veces se necesita es que, por ejemplo, 100 giga bites se almacenen en algo muy pequeño. Nos gustaría poder tener toda esta capacidad en nuestro teléfono móvil. Si se pudieran tener 100 giga bites en el móvil con un principio de almacenamiento diferente al que tenemos ahora, como podría ser el milipede, podemos imaginarnos estar hablando por móvil en un idioma y que la persona lo estuviera escuchando en otro idioma.
E. Punset: Sorprendente... una de las cosas que se ha dicho es que en esta carrera, o expedición, hacia el mundo invisible para nosotros, tendremos que enfrentarnos a problemas que no se podrán resolver, como son: la disipación de calor, en el sentido de que cuando se tienen millones de individuos juntos es difícil resolver problemas como éste. Pero el problema más complicado es el Principio de Heissenberg, es decir cuando se llega a esta escala, a éste límite, y se entra en el mundo cuántico, y las cosas se comportan de una manera muy diferente, es decir la misma partículas se mueva por caminos diferentes, y este tipo de cosas... Quiero decir ¿has pensado en esto? Quiero decir ¿crees que esto es un problema real o ....
H. Rohrer: Creo que esto es cierto, es un reto, pero por otra parte nos ofrece muchas posibilidades. En la actualidad ya estamos explotando el comportamiento cuántico de los átomos, aunque de una forma menos evidente de como lo hacemos con la macroescala. No cabe duda de que cada átomo se comporta de una manera cuántica, es decir que la mecánica cuántica es inherente en cualquier parte de la materia. Pero es un comportamiento muy poco obvio, el comportamiento y las propiedades de cualquier materia en su estado cuántico son muy diferentes. Si se toma una gran piedra y se lanza, se puede calcular con la mecánica clásica de Newton, la normal, no hace falta la mecánica cuántica. Pero en una escala muy pequeña, esta otra física tiene un rol muy importante.
E. Punset: Y esto ¿a dónde puede conducir? Una vez sabemos esto, por ejemplo como una molécula... ¿podemos aplicarlo a la biomedicina?
H. Rohrer: Se puede aplicar a cualquier campo. Por ejemplo puedo imaginarme llevar encima un sensor muy pequeño, y que dicho sensor inmediatamente perciba cuando alguien que está cerca a ti tiene la gripe: eso al final dejaría de ser un problema. Creo que seremos capaces de hacerlo, pero también habrá que pensar en las consecuencias. Ahora hablamos positivamente de toda esta información que somos capaces de reunir. Pero también alguien podría llegar a decir que la gente perderá su vida privada, porque lo sabemos todo acerca de las personas.
E. Punset: Sí: tú has dicho -yo lo he leído en algunos de tus trabajos- que la nanotecnología abre grandes perspectivas y grandes temores. Este es el tipo de pregunta en la que probablemente necesitamos reflexionar continuamente.
H. Rohrer: Pero por supuesto, a pesar de los temores, creo que deberíamos hacerlo porque tenemos que aprender a manejar bien las cosas. Y yo diría que, a fin de cuentas, si se observa el progreso que han hecho la ciencia y la tecnología en los últimos 200 años creo que el mundo todavía no ha sido destruido. Creo que la gente que proclama que el mundo será cada vez peor y que siente este temor de que se destruirá el mundo, el fin de la humanidad, de la raza humana, creo que exageran. Creo que también debemos tener confianza en que la gente no sólo se hace más inteligente sino también más sensata; es verdad que a veces nos asaltan las dudas, pero en fin...
E. Punset: Pero también tienes confianza de que en el momento en que podamos ver cómo funciona la naturaleza, es decir los átomos, y que nos podamos comunicar con ellos; y podamos descubrir por qué se ensamblan de ciertas formas, quizá tengamos que reflexionar sobre si son o no conscientes. Sabes que existe un debate en la biología sobre si las bacterias tienen conciencia o no. Y los átomos...
H. Rohrer: Mi colega Gerd Winig va un paso más allá y dice que “vale: lo que ahora llamamos las leyes físicas y tal, ¿puede ser también un signo de espíritu o de inteligencia?”, y creo que efectivamente no está muy claro. Ahora tenemos por separado: la inteligencia, la materia viva y la materia muerta. Y probablemente esta separación, a largo plazo, no será muy razonable. Y al igual que la nanotecnología – donde se une la biología, la física y la ingeniería – quizá algún día tendremos una perspectiva diferente sobre estas tres categorías: la inteligencia, la materia viva y la materia muerta.... y quizá si pudiéramos tenerlo todo un poco más confuso... una vez se confunde todo se puede tener una transición más razonable de uno al otro. ¿Quién sabe?
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