El Karma es esa Ley de Causa a efecto que juega un papel por todo y en todo. Esa concepción oriental (raíz pali, que significa acción) es muy poderosa, ha dado lugar a numerosos comentarios, ha motivado estudios profundísimos entre los más eruditos investigadores. El sentido derivado de ese término sería: acción y resultado adecuado al acto. El Karma opera, pues, sobre todos los planos de la existencia; aparece en la esfera moral como Ley de la Ética, según la causación a través de la cual el hombre construye su carácter, hace su destino y trabaja para su salvación. El Karma no está limitado por el tiempo o el espacio, permanece estrictamente personal en sus consecuencias. Existe igualmente el Karma familiar, nacional, racial, etc. La Doctrina de la reencarnación es naturalmente el paralelo esencial al Karma, pero ese destino que aun queda sujeto a la individualidad, también deja, sin embargo, una parte de Libre Arbitrio.