El niño que soñaba
Ésta es la canción del niño que soñaba caminando por el salón penumbroso de brisa lenta que estremecía sus pequeñas alas, y oía, afuera, entre los árboles las arpas de la noche, y voces ¿por qué tantas voces en el silencio?
Y cuando ya en el lecho su estrella descendía y se quedaba temblando en un rincón como un sollozo, el niño salía por la ventana como un pajarillo pero su cuerpo muerto se estremecía en el sueño.
Y subía a las montañas y a la nieve lunar de las montañas. Veía landas sin luna, desiertos acuáticos y por fin hacia el final de las sombras, una ciudad desierta, iluminada y como en un relato de magnificencia y catástrofes, por las calles un solemne cortejo: un asno paso a paso y sobre su lomo entrañas humanas, entrañas: gruesos rubíes y topacios.
Y termina la canción porque el gallo canta y el sueño despierta el pequeño cadáver, y llega el alba sobre sus yeguas blancas.
Aurelio Arturo
Novato
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