Tres motivos tenía yo,
eran las razones
que a ti me unían,
tus ojos,
que eran un mar de vida,
un cielo despejado para volar,
tu alma,
era la comunicación perfecta
entre tu y yo,
el entendimiento en una palabra,
tu voz,
que decir de lo que mis oídos
han oído, cada frase
alzaban al vientos,
brisas de mar,
esas son las razones
por las que esperándote estoy,
se repiten
como versos de una canción,
aunque se pierda
el silencio de tu voz,
queda la razón de tu mirada,
y así se perdiera tu mirada,
queda la razón de tu alma
a la mía impregnada,
no te ataca
ni se escarcha como la nieve,
repítelo como doble componente,
porque la vida
es repetición de otra vida,
es una búsqueda constante
mientras el mundo gira,
se unen las manos en el ecuador
un círculo que es amor,
es el equilibrio de una razón,
de los pasos
y la huella de un cayado,
cuando blancos y oscuros
son los universos
de los tristes sentimientos,
que tiempos aquellos
cuando las barbas eran largas,
y los cabellos
trenzas de enredaderas,
aun quedan pequeñas comarcas
las que permanecen pérdidas,
ante la civilización de un beso,
quedan sueños y esperanzas
en cada pensamiento,
que donde abunda la cordura
también existe locura,
pobre mi mente
se siente abatido,
sin razón porque te has ido
de lo más hondo de mi corazón,
me sumerjo en mares oscuros
donde no hay palabras,
y éstas están lejos de mi razón,
porque para decirte amor
me faltan palabras y las frases
ya no contiene sílabas,
así viva por ti, estoy muerto
como un susurro
que ha sido perdido en la distancia,
absurda es la vida
cuando con las lágrimas
se van formando ríos,
cuando no te tengo ni te siento,
y la realidad es como un trueno
que retumba en el cielo,
tan fuerte como el dolor
que siento en mi corazón.
El Caminante...