ESCUELA PARA PADRES: 74 Virtudes y valores humanos
que la madre debe aprender, practicar y enseñar a los hijos.
• La madre, además de sus obligaciones como cónyuge,
tiene también la dedicación como institutriz,
tutora, enfermera, nutricionista, chef,
administradora económica, profesora doméstica,
consejera sentimental, policía familiar, etc.
Construye, más amores sólidos con los hijos y más
sólidos los amores. No busca lo extraordinario,
sino hace extraordinario lo ordinario.
Actúa en el presente, para cambiar el futuro.
Asume la realidad que le toca vivir, pero siempre
está dispuesta a seguir luchando para mejorarla.
Ayuda a lograr un amor con una base sólida,
con puntos muy buenos, como el lograr sacar
provecho de los conflictos y capitalizarlos.
• Cuanto más educada esté una madre, mas
probabilidades de futuro éxito tienen sus hijos
y por sentido contrario, cuanto menos educada
esté la madre, más probabilidades de fracaso tienen
los hijos. Los hijos que sobresalen, en cualquier
ambiente, pobre o rico, son los que tienen una
madre bien educada, que ha transmitido con su
ejemplo y con buenas lecciones didácticas, lo que
sabían, sentían y aprendían.
• La madre tiene que tener bien presente, que
ante el desgraciado número de divorcios, cada día
en aumento, tendrá que prever la posibilidad de
que le ocurra a ella y de las soluciones que tiene
para poder seguir, con el mantenimiento y
educación de los hijos, que probablemente se
quedarán con ella. Por lo tanto, tendrá que
prepararse económica, profesional y socialmente,
para disminuir el gran choque que supone esa
nueva situación.
• La madre junto al padre, forman una unidad
de destino y ambos, tienen iguales funciones,
innegociables e irrenunciables, en sus obligaciones
de educar a sus hijos. Podrán ceder la tarea
de educar a sus hijos, pero nunca podrán ceder la
responsabilidad de hacerlo. Pueden tener
diferencias muy significativas en la forma,
pero no en el fondo, sobre la educación de los
hijos. Esas diferencias tienen que ser
complementarias, pero que nunca les eximan de sus
principales obligaciones. Algunas veces tendrá
que actuar, como el policía bueno y el policía malo,
pero siempre de común acuerdo entre ellos y en
beneficio de sus hijos.
• La madre no tiene que ser tan perfeccionista,
que avinagre la existencia de los hijos, por
sus continuas reprimendas ante cualquier caso,
por muy pequeño que sea. Debe tener el difícil
criterio de saber estirar y soltar, como en la
pesca de la trucha, hasta conseguir los objetivos,
que como madre se haya propuesto. Tienen en sus
genes la educación innata, para la crianza y para
enseñar a sus hijos desde que nacen, a abrirse
paso en la vida inculcándoles las virtudes y valores
humanos, que la madre conozca y practique.
• La madre debe aprovechar cada fallo de los hijos,
como ejemplo para conseguir dar un paso hacia
la perfección de ellos. Es más importante aprovechar
el fallo de los hijos, para intentar su mejora,
que para ponerles un castigo que algunas veces,
no lleva a que se den cuenta de las alternativas de
superación que podrían obtener con ese fallo.
Tiene que ser realista y que lo importante no es
mediar las veces que los hijos se caen, sino las
veces que ella ha contribuido, a que se levanten.
Las madres tienen que poner el listón de la
educación, en lo más alto posible, para que los
hijos traten de alcanzarlo. Si ponen bajas las
expectativas de éxito en la educación religiosa,
escolar, familiar y social, desgraciadamente es
casi seguro, que se cumplirán, aunque hubieran
podido llegar mucho más lejos si se lo hubieran
propuesto, y les hubieran guiado por el buen camino
de la disciplina y la responsabilidad.
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http://blog.micumbre.com/2010/06/29/
la-educacion-de-la-madre-y-su-reflejo-en-el-exito-o-
fracaso-de-los-hijos/
Informa: www.vidapositiva.com
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