15/2/2012
«Alimentación consciente»,
una práctica que suma seguidores
Ya es motivo de estudio
en las universidades y
Harvard la
está probando en Google
Por Jeff Gordinier | The New York Times
NUEVA
YORK.-
Intente hacer el siguiente
ejercicio: llévese a la boca un tenedor repleto de la comida que más le gusta y
vuelva a dejar el tenedor sobre el plato. Esto puede ser mucho más difícil de lo
que imagina porque ese primer bocado fue muy sabroso y el impulso es comer otro.
Tiene hambre.
El experimento, ahora, consiste
en tomar conciencia de esa necesidad de atacar el plato. Resista. Deje el
tenedor sobre el plato. Mastique lentamente. No hable. Concéntrese en la textura
de la comida, el sabor, el color y el aroma de esa comida humeante.
Repita esos pasos durante toda la
comida y logrará experimentar los placeres y las frustraciones de una práctica
que se conoce como alimentación consciente, un concepto que proviene de las
enseñanzas del budismo. Muchos maestros budistas alientan a sus discípulos a
meditar mientras comen, ampliar el estado de la conciencia mientras prestan
mucha atención a la sensación que les produce cada bocado. Un ejercicio común es
darle a un alumno tres pasas de uva o una mandarina para que pase 10 o 20
minutos observando, sosteniendo y masticando cada bocado pacientemente.
Ahora, ese tipo de experimentos
con la mente y la boca se trasladó a un ambiente más secular: de la Facultad de
Salud Pública de Harvard al campus de la empresa Google en California, donde los
empleados pueden utilizar una hora para almorzar a conciencia. Para algunos
expertos, actos tan simples como comer lentamente y disfrutar plenamente de cada
bocado serían la solución para la creciente epidemia de obesidad, frente a la
que ninguna dieta parecería poder frenar la estampida.
La alimentación consciente no es
una dieta ni consiste en dejar de comer uno u otro alimento. Se trata de
disfrutar la comida más intensamente, en especial, el placer que proporciona.
Una persona puede comer una hamburguesa a conciencia, si quiere. La disfrutará
mucho más. O, también, puede darse cuenta a la mitad de que el organismo ya
ingirió suficiente y necesita un poco de ensalada.
'Es la antidieta', aseguró la
doctora Jan Chozen Bays, pediatra, maestra de meditación y autora de Mindful
Eating: A Guide to Rediscovering a Healthy and Joyful Relationship with Food
(Comer a conciencia: una guía para redescubrir la relación saludable y divertida
con la comida). 'El problema está en que comemos de manera inconsciente.'
La doctora Lilian Cheung, de
Harvard, comenzó a estudiar los beneficios de esta práctica. La semana pasada,
se reunió con integrantes del equipo de la Fundación Pilgrim de Atención de la
Salud, que depende de la misma universidad, y les pidió que le dedicaran algo de
tiempo a una almendra cubierta de chocolate.
'El ritmo con el que vivimos es
cada vez más rápido, de modo que ya no tenemos la misma capacidad de
introspección -dijo Cheung-. Por eso, alimentarse a conciencia es cada vez más
importante. Necesitamos preguntarnos si nuestro cuerpo necesita ciertos
alimentos, por qué comemos uno u otro alimento o si sólo lo hacemos porque
estamos tristes y estresados.'
Para muchos, comer rápido
significa comer más. La alimentación consciente apunta a poder reconocer por qué
sentimos el deseo intenso de comer y qué factores refuerzan el hábito de
llenarnos la panza. Es justamente un efecto secundario de la práctica, su
capacidad de construir una barrera psicológica contra la sobrealimentación, lo
que genera tanto entusiasmo entre los nutricionistas como Cheung, que sugieren
comenzar de a poco. 'No se exija demasiado -aconsejó Cheung-. No se trata de
presionar un botón para activar la alimentación consciente y, así, cumplirla a
la perfección. Es algo que demanda constancia.'
Fuente: www.lanacion.com
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