6/7/2012
Jaque al sudor
y al mal olor
Una higiene correcta, emplear desodorantes y
antitranspirantes
y probar nuevas prendas
antisudor son algunas de las claves para combatirlo
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Sudar mucho no equivale
a ser una persona poco aseada ni a oler mal, aunque ese es el sambenito que
arrastran muchas de las personas que sufren exceso de sudoración; un problema
denominado hiperhidrosis y que afecta a 800.000 españoles y a 176 millones de
personas en el mundo, según la International Hiperhidrosis Society (IHS).
El sudor está compuesto por agua, sales minerales y otras
sustancias. Se segregan través de los cuatro millones de glándulas sudoríparas
situadas en el tejido subcutáneo, por debajo de la dermis. Sudar tiene distintas
funciones: la principal es regular la temperatura corporal. Gracias al sudor, la
piel se humedece, se evapora y así baja la temperatura. En condiciones normales
se suda un litro al día, pero se puede superar esa cantidad cuando se practica
ejercicio físico o hay altas temperaturas. Los deportistas de élite sudan más
(hasta cuatro o cinco litros por hora) y niños y ancianos menos; el grado de
madurez de las fibras nerviosas que regulan las funciones automáticas del
organismo, como la sudoración o el pulso, no está bastante desarrollado en la
infancia y se pierde a medida que se envejece. La transpiración guarda relación
con el sexo. Las glándulas apocrinas, un tipo de glándulas sudoríparas (junto a
las acrinas y las apoecrinas), liberan esencias que tienen olor. La mayoría se
encuentran en axilas, ingles y alrededor de los pezones, y son las productoras
del sudor sexual. Están relacionadas con las feromonas, el olor que segrega el
organismo y que provoca reacciones de comportamiento específicas en individuos
de la misma especie, sobre todo del sexo opuesto.
¿Por qué olemos mal?
Es habitual que se culpe al sudor como primer responsable del
mal olor que desprende nuestro cuerpo. Sin embargo, este proviene de la
colonización general de la piel por unas bacterias que se forman cuando se
secreta el sudor apocrino. El sudor en sí es inodoro, salvo que se haya tomado
algún alimento concreto, como el ajo o las sardinas, o determinados
medicamentos, como ciertos psicofármacos y antibióticos, que puedan alterar el
olor que se segrega.
Sudar más de la cuenta, una enfermedad social
El exceso de sudor es un problema que traumatiza a los
adolescentes, igual que el acné, repercute en la imagen social y supone un
problema en ciertas profesiones. El impacto del exceso de sudoración en la
calidad de vida es importante; provoca inseguridad, vergüenza e, incluso, puede
conducir a la depresión. Así, la misma IHS informa de que el 63% de las personas
con hiperhidrosis se declaran infelices o deprimidas y que el 74% tiene mermada
su autoconfianza.
Este problema puede ser generalizado, debido al embarazo, la
obesidad, la menopausia, la ansiedad, el consumo de alcohol u opiáceos,
enfermedades como el cáncer y las infecciones; o localizado en las palmas de las
manos (hiperhidrosis palmar), los pies, las axilas y la cara (craneofacial),
donde abundan las glándulas sudoríparas. Otras personas sufren sudor nocturno
-dejan empapadas las sábanas- que se relaciona con los sofocos de la menopausia,
infecciones y ciertos tumores que se acompañan con pérdida de peso.
Contra el sudor y el mal olor
• Desodorantes y antitranspirantes:
Los desodorantes (fragancia más alcohol y/o etanol) eliminan el
mal olor que desprenden las bacterias que colonizan las gotas de sudor. No
evitan la transpiración, sino que la encubren con su perfume. Pueden aplicarse
en determinadas zonas del cuerpo (axilas, pies...), sin efectos secundarios,
pero son poco efectivos ante el olor corporal muy fuerte. Los antitranspirantes
evitan el sudor taponando las glándulas con sales de aluminio. Aunque su efecto
es mayor (y útil ante sudor excesivo con olor intenso), está contraindicado
abusar de ellos porque pueden provocar taponamiento de los poros.
• Enjabonarse los 'rincones':
Enjabonarse las piernas, los brazos y la cabeza en cada ducha es
correcto, sin embargo, hay que esmerarse en la higiene de 'rincones corporales',
como las axilas o los genitales, más problemáticas en estos casos.
• Utilizar jabón líquido con clorhexidina en la ducha:
Es una opción si se sufre olor corporal fuerte o se suda en
exceso. Para combatirlos, es recomendable aplicar un compuesto de clorhidróxido
de aluminio después de la ducha.
• Probar las nuevas prendas 'antisudor':
En los últimos años, se ha elaborado ropa deportiva con
materiales sintéticos específicos para combatir el sudor, con propiedades que
superan las del algodón natural. Incluso hay camisetas que eliminan las manchas
de sudor. Además de una gran capacidad de absorción, el truco está en su
composición: dos capas de tejido, unidas entre sí por una nueva técnica que
permite una circulación de aire entre ellas capaz de evaporar el sudor para que
permanezca siempre seca.
• Evitar la oclusión en el calzado:
El calzado cerrado, igual que sucede con la ropa ceñida a las
axilas, contribuye a que aumente la sudoración y el mal olor. Cuando el clima lo
permita, se debe optar por un calzado ventilado y abierto, como unas alpargatas
o sandalias.
• Usar plantillas 'antiolor' y calcetines 'antisudor':
Conviene recurrir a las plantillas que absorben la humedad de
los pies, realizadas con materiales como el carbón o el silicio, o calcetines
antisudor, otro producto que ya se comercializa para mantener los pies secos.
• Recurrir a tratamientos médicos:
Cuando no se consigue controlar el sudor y el mal olor se pueden
utilizar los siguientes: antitranspirantes fuertes, que contienen entre un 10% y
un 15% de hexahidrato de cloruro de aluminio; fármacos anticolinérgicos, que
previenen la estimulación de las glándulas sudoríparas, aunque tienen efectos
secundarios; iontoforesis o aplicación de electricidad para cerrar temporalmente
las glándulas sudoríparas en manos y pies y la simpatectomía torácica
endoscópica, procedimiento mínimamente invasivo que suprime la señal que lleva
al cuerpo a sudar en exceso y que se aplica en las manos y la región
craneofacial.
Fuente: Ramon Grimalt, del Servicio de Dermatología del
Hospital Clínic de Barcelona, experto en hiperhidrosis y profesor de la
Universidad de Barcelona (UB) y de la Universidad Internacional de Cataluña
(UIC).
Fuente:
http://revista.consumer.es/
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