Los cabellos débiles o que presentan dificultades para crecer, podrían recibir la ayuda de un aliado poco común para estos casos: el aceite de chile. ¿Te intriga? Te contamos de qué se trata.
Usos milenarios
Este uso del chile, por más novedoso que nos parezca, habría sido descubierto hace mucho tiempo. Los nativos americanos del suroeste, por ejemplo, lo habrían usado como ungüento capilar mezclado con yuca, para evitar la calvicie masculina, señala el libro The American Beauty Industry, de Julie Willett.
El secreto escondido en los chiles
Según parece, el uso de este ingrediente prevendría la caída del cabello y contribuiría a su crecimiento. ¿Por qué? Por la capsaicina que contiene, de acuerdo con el libro Indian Spices & Condiments as Natural Healers, de H.K. Bakhru. De hecho, muchos productos para promover el crecimiento capilar incluirían esta sustancia, porque estimularía la función de los folículos pilosos, apunta la revista española Muy Interesante.
Para utilizarlo, Bakhru recomienda hervirlo con aceite de coco, con la proporción de un chile cada 120 ml (unas 8 cucharadas) de ese aceite, y aplicárselo regularmente para lograr el efecto deseado. Además, ¡el cabello te quedaría más suave!
La receta
Al parecer, el aceite de chile estimularía la circulación, logrando que nuevos cabellos se asomasen, señala un tutorial del sitio The Beauty Reel, que enumera algunas instrucciones para aprovecharlo:
Ingredientes
- 3 cucharadas de tu aceite preferido (almendras, coco, ¡el que quieras!)
- 1 cucharadita de polvo de chile muy pero muy picante. Procura utilizar uno de calidad, que esté realmente molido de pimientos chile disecados, y que no contenga colorante.
Aplicación
Mezcla ambos ingredientes y distribúyelos en todo el cuero cabelludo, sección por sección. Debes presionar el aceite sobre el mismo, pero no fregar con demasiada fuerza, ya que inmediatamente comenzarás a sentir picazón (lo cual indicaría una mayor circulación sanguínea en la zona).
Déjatelo por al menos media hora, y hasta una o dos horas después, dependiendo de lo que puedas soportar. Lávate con tu champú habitual, y no te asustes si sigues sintiendo molestias o picazón.
Repite este procedimiento tres veces por semana.
De todas formas, consulta a un experto antes de iniciar un tratamiento, o si algún ingrediente te genera alguna reacción inesperada.
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