Adivinaba cuál era el lugar,
quién se esconde en su interior,
cómo se llega sin planificar,
cuál su mejor forma exterior,
porqué se halla al sólo escuchar.
Intentaba eludir su mirada,
su necesidad de calma encontrar,
la sensación siempre cultivada,
la compañía dada sin demandar,
su riqueza cual regalo anhelar.
Y, desde él cada despertar,
cada cual en él con total libertad,
llegando sin prisas sin buscar,
siendo el amor su mejor realidad,
hallándolo sin tener que demandar.
Y, sin poder su mirada apartar,
sosiego cada vez al tener armonía,
con el fruto dulce de saber amar,
ambos a la par en buena sintonía,
cariño y amor cual mejor forjar.
Y, con su actividad resurgir,
sin saber jamás cuándo su acudir,
aprovechando cada nuevo evento,
para con él sentir su sustento,
mas, con su latir, su fundamento,
mas, con el amor, su alimento.
Buscaba … y no hallaba …
tan lejos … tan despistada ….
y está en cada uno … sin ir más lejos.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester.