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General: LA PALABRA DIARIA MES DE JUNIO
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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 01/06/2018 21:32 |
Respondo con confianza al llamado de ser amor.
La diferencia entre un reto y una buena experiencia está en nuestra actitud y perspectiva. Si alguien me dice: “Estás perdido”, mi respuesta es: “Estoy explorando”. Respondo con confianza al llamado de ser el amor de Dios y expresar más el poder infinito de Su amor en mí.
Me preparo para y tengo la intención de experimentar el bien. Veo mi vínculo con amigos o una discordia no anticipada como una bendición. Estas son oportunidades de profundizar amistades o lograr nuevas comprensiones para que el amor se exprese con más amplitud. El amor divino se expresa por medio de mí como guía, sabiduría y compasión, asegurando mi éxito.
¡Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob! Él nos guiará por sus caminos, y nosotros iremos por sus sendas.—Miqueas 4:2
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Me siento en casa en la paz y la presencia del Espíritu.
Cuando pienso en llegar a casa como un sentimiento sagrado de comodidad y seguridad, sé que puedo descansar y renovar mi espíritu dondequiera que esté. No necesito ir a un sitio determinado para encontrar paz. Ya estoy en casa. Estoy en casa en la paz y la presencia del Espíritu.
Centro la conciencia en mi corazón, sintiendo la fortaleza de la paz y el amor divinos que están siempre presentes y disponibles. Un sentido profundo de gratitud y seguridad me llena. Me siento en casa en la paz y la presencia del Espíritu. Sin importar dónde o con quién esté, siento una vibración de paz y amor. Irradio esos sentimientos cálidos a mi alrededor para bendecir a otros. Me siento en casa en la paz y la presencia del Espíritu.
Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.—1 Juan 4:16 | | | | |
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El orden del Espíritu siempre está en desarrollo.
El orden del Espíritu siempre está en desarrollo si tengo ojos para apreciarlo. Recuerdo que la oración no es una varita mágica, sino una manera de transformar cómo veo las cosas. Cierro los ojos y determino cambiar mi visión. Imagino un panorama mayor en el cual el Espíritu divino obra en mí y por medio de mí. Abro mi mente a nuevas revelaciones del bien de Dios.
La energía divina vive como yo con cada aliento que tomo. Me entrego con gratitud a la certeza espiritual de que mi vida está en orden divino. Como semillas creciendo en suelo fértil, los pensamientos de armonía y prosperidad echan raíces en mi mente. Veo con mayor claridad el orden que constantemente se desarrolla.
Tú cambias los tiempos y las edades, y a unos reyes los pones y a otros los quitas. A los sabios y entendidos les das gran sabiduría.—Daniel 2:21 | | | | |
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Mi luz interna me mantiene en la dirección correcta.
Cuando viajo de noche por un camino iluminado, es fácil ver por donde voy. Si no hubiera luz, tendría que aminorar el paso para no tropezar con un obstáculo. Mi vida es un viaje y, aunque puede que no sepa lo que está ante mí, sé que mi luz interna ilumina el camino. Cuando necesito claridad en el sendero que elija, acudo a mi luz divina interna y le permito resplandecer en mí y por medio de mí.
Mi práctica regular de oración me mantiene alineado con mi luz interna. Si no estoy seguro del próximo paso, tomo tiempo para la reflexión silenciosa, permanezco atento a la sabiduría divina. El silbo apacible y delicado me recuerda que yo soy una expresión de la luz divina. Yo soy dirigido a mi bien a medida que sigo mi guía interna. Viajo por la vida un paso a la vez.
Ustedes son la luz del mundo.—Mateo 5:14 | | | | |
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Cada aspecto de mi vida está en orden divino.
El cofundador de Unity Charles Fillmore creía que la cualidad espiritual del orden gobierna toda la creación. Puedo ver el principio organizativo en acción en toda manifestación de vida, especialmente en la naturaleza. Así como el día sigue a la noche, mi vida se desenvuelve en orden divino. Aun en medio del cambio o el caos, confío en que existe una fuerza subyacente para el bien.
En cualquier momento de cambio, hago una pausa para recordar que el orden divino es la base de todo en el universo. Al descansar en esta verdad, encuentro paz. Con una mente y un corazón claros, enfoco mis pensamientos en las posibilidades infinitas. Cualquier reto en mi vida es transformado en oportunidad. Avanzo con claridad y facilidad.
Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos.—Hebreos 13:8 | | | | |
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Expreso mi ser auténtico y llevo una vida de significado y propósito.
Mis pensamientos y acciones afectan cómo me siento acerca de mí mismo y de mi vida. Consciente de que tengo el poder para llevar a cabo cambios positivos, comienzo cada día con oración.
Centro mi atención y dejo ir las distracciones. En la quietud interna de la oración, presto atención a la inspiración que me guiará a ser la persona que deseo ser. Al reflexionar acerca de la inspiración que recibí, hago un inventario de mi vida. Me fijo metas: enriquecer mis relaciones personales, hacer el trabajo que disfruto, tomar parte en actividades con propósito, ayudar donde se necesite ayuda.
Al hacer estas cosas, experimento un sentimiento de propósito. Sé que estoy haciendo cosas buenas para los demás y para mí.
La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz.—Mateo 6:22 | | | | |
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Al vivir como un emisario del amor divino, yo soy un pacificador en mi mundo.
A lo largo de mi día, quizás sienta dolor o vea a personas afectadas por el dolor, la ira o la aflicción. Estos estados emocionales pueden hacer surgir el conflicto en casa y en el mundo. Mi corazón responde con compasión, buscando traer paz. Comienzo afirmando que no estamos separados, sino que somos uno en el espíritu de Dios. No hay lugar donde el espíritu divino no esté porque todo es Dios.
Existe una luz que nos rodea en toda circunstancia y un amor que vence todo temor. Consciente de esta verdad, veo al mundo a través de los ojos del amor divino. También escucho a quienes anhelan ser oídos, y ofrezco oraciones de amor y consuelo. Con mis pies doy pasos para ayudar a otros en momentos de necesidad. Yo soy un pacificador en mi mundo.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.—Mateo 5:9 | | | | | |
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Bendigo a todos los que han motivado mi crecimiento y aprendizaje.
En Estados Unidos y otros países, tradicionalmente hoy tomamos la oportunidad de demostrar aprecio por las influencias paternas. Ofrezco una oración de gratitud por los padres que ofrecen a sus hijos la guía, la fortaleza y el apoyo necesarios.
Bien hayamos tenido una figura masculina en nuestras vidas o no, es alentador darse cuenta de que el Espíritu vive, se mueve y tiene su ser en cada uno de nosotros. El Espíritu abarca tanto el aspecto masculino como el femenino. Aunque el amor asociado con una madre parece más suave, el rol de padre como mentor, guía y presencia de apoyo también es esencial para el cumplimiento de nuestro propósito espiritual. Doy gracias por quienes apoyan el crecimiento y el aprendizaje.
El hombre justo no se aparta de su integridad; ¡dichosos sus hijos, que siguen sus pasos!—Proverbios 20:7 | | | | | |
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La sabiduría divina es mi brújula.
A veces, puede que enfoque mi atención en una situación con miedo o incertidumbre. Mi respiración y el latido de mi corazón pueden verse afectados de manera adversa por la negatividad de mi enfoque.
Esto sucede porque mi cuerpo responde según los pensamientos que tengo en mi mente. Así que comienzo mi día afirmando: La sabiduría divina es mi brújula. Establezco la intención de enfocar mi atención en la presencia de Dios expresándose en mí, en toda expresión de vida y en toda situación. Estoy vivo con vida divina.
Estoy conectado a la sabiduría infinita que me faculta para pensar, sentir y actuar de maneras positivas. Vivo con la atención centrada en la vida divina en mí. Tengo una visión clara de lo que es ahora y de lo que es posible.
Pero dichosos los ojos de ustedes, porque ven; y los oídos de ustedes, porque oyen.—Mateo 13:16
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Yo soy el verdadero espíritu del perdón.
Me pregunto: ¿Hay alguien a quien necesito perdonar? Quizás piense que soy yo “quien no merece perdón”. Mas, ¿es esto cierto? La verdad acerca de mí es que soy un ser espiritual perfecto. ¿Expreso siempre mi naturaleza divina? Probablemente no. ¿Expresan otras personas su naturaleza divina? No siempre. Sin embargo, todavía veo y aprecio el bien en los demás y en mí. Cuando pierdo de vista mi divinidad es cuando creo que hay algo que perdonar.
Para perdonar, me aquieto y me alineo con esa presencia perfecta en mí. Centro mi atención en la paz y el amor. Desde este lugar afable, perdono y soy perdonado libremente. El Espíritu en mí sana cualquier dolor.
Yo soy el verdadero espíritu del perdón.
El que perdona el pecado, busca afecto; el que lo divulga, aleja al amigo.—Proverbios 17:9 | | | | |
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