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Reflexiones: Profetas de calamidades
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De: conmariano  (Mensaje original) Enviado: 08/06/2010 12:53
Profetas de calamidades
(San Pablo On Line)

Una de las características que más define a la historia de la civilización, que estamos atravesando, es la era de la depresión. Esta “depresión” no se trata de una afección característica del mundo contemporáneo, porque, en todas las épocas, ha habido guerras cruentas, hambrunas, catástrofes, tragedias y cataclismos, aún más graves que las que han ocurrido en nuestros tiempos; sino de la actitud negativa generalizada de los que se empeñan en creerse víctimas de su pasado, de sus padres, de sus educadores, del medio, de las circunstancias, etcétera, percibiendo a la realidad como algo tenebroso, incierto, inseguro, amenazante que obliga a mantenerse constantemente a la defensiva, como a la espera de algún apocalipsis.
El paradigma actual es el siguiente: “ser es tener”. El que se adhiere a esa forma de pensar entra dentro de los parámetros culturales establecidos (en una sociedad marcadamente neoliberal), pero puede sufrir depresión. Acostumbrados a que los medios de comunicación nos sirvan la información “en la mano”, permitimos que invadan nuestras mentes y la intimidad de nuestros hogares con todas las malas noticias que circulan por el mundo. Además, las charlas cotidianas, de la mayoría de la gente, se centran en propagar desastres. Hoy abundan los “profetas de calamidades”, que tienen por vocación publicitarlas y diseminarlas como reguero de pólvora, por todos lados, lo más rápido posible.
Los seres humanos buscamos trascender, tendemos a la infinitud. Entonces, no se entiende cómo nos hemos sumergido en una vida tan sensacionalista y enfrentada constantemente a la desaparición del ser.
Heidegger, el filósofo más importante del siglo XX, afirmaba que el hombre, cuando no acepta vivir una vida auténtica –la vida auténtica sería aceptar que vamos a morir–, intenta escaparse de esa verdad y cae, entre otras posibilidades, en la “avidez de novedades”, es decir, en la necesidad de llegar primero con la última noticia como una posesión muy preciada. Instintivamente buscamos escaparnos de esta idea: de que somos seres finitos. Esto inevitablemente aumenta las sensaciones negativas de estrés, hostilidad, miedo y frustración, cada vez más frecuentes en nuestra ciudad y también en nuestros ámbitos familiares.
Aristóteles sostenía que “la única verdad es la realidad”. Pero esta realidad no siempre es la que nos dibujan los medios. Él consideraba que una manera de sanear nuestras mentes y hogares puede ser el olvidado ejercicio de “usar la conciencia”. ¿Qué quiere decir esto? A través de la conciencia, nos conectamos con la realidad que nos rodea, con el fin de volver a “tomar las riendas” de nuestras vidas y proteger la de nuestros seres queridos. Las urgencias nos han sumergido en la inconsciencia de la vida, se nos pasan los días, también la semana, con una rapidez que da vértigo. ¿Cómo usar la conciencia?, dándonos tiempo para pensar, sobre lo que vivimos y hacemos, de tal modo que las cosas de la vida no nos sobrepasen y ahoguen. Sócrates decía que “una vida que no es examinada, no es plenamente vivida”.


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