- Ahora que ya nada es igual
ahora que el tiempo ya no es tiempo
has callado los pasos de tierra
como calla el vuelo
de una mariposa de lluvia,
y has cerrado los ojos
como las hojas arrancadas al viento,
y has besado el silencio
como un reo ante el cadalso,
en la penumbra de nuestra casa.
Una casa ya sin alma, como sin paredes
donde colgar los cuadros fantasmas
que no han sido pintados,
- que nunca serán pintados,
y hay un latido de hielo
que arrulla la soledad,
y las luces están encendidas,
pero de una luz ciega
como de una noche sin luna,
y has guiado los pasos por el silencio mudo,
como los soldados al frente
callando el miedo que quiere gritar,
y he sentido frío,
un frío que no puedes abrigar
y has acariciado el silencio
como se acaricia la nieve
que no puedes acariciar,
- que no quieres acariciar,
y te has mirado los ojos
que están aprendiendo a mirar,
que están aprendiendo a besar,
y te has mirado al espejo,
a ese espejo que estaba ahí,
que siempre estuvo ahí,
como un niño mira por primera vez
su asombrada inocencia,
y te has reconocido
y te has crecido
y has cruzado tus fronteras
como un viento nuevo,
como un calido viento.
Y la lluvia resbala
suavemente sobre los cristales
y el tiempo fluye encadenado
como la nieve a la rosa,
como la rosa a la arena,
como la arena a las cenizas
y te golpea en el hombro,
y te habla,
y te habla desde los ángulos de tu alma
donde todo esta como esperando
que no sea ayer,
que no sea antes que ayer,
que no sea mañana.
y la lluvia sigue cayendo,
sigue cayendo
sobre el diurno soplo del invierno.